Manuel Payno

EL FISTOL DEL DIABLO

PRESENTACIÓN



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La obra que ahora colocó en los estantes de la Biblioteca Virtual Antorcha, El fistol del diablo de Manuel Payno, es una novela costumbrista, escrita entre los años de 1846 y 1847, y publicada por entregas, método éste que resultaría el causante de que la trama de la novela quedase inconclusa, al haber suspendido Payno su elaboración a raíz de la invasión norteamericana a México.

Las entregas que llegaron a publicarse, dieron como resultado una obra de extensión considerable (más de setecientas páginas divididas en cuarenta y nueve capítulos), y en la que el autor logra conjugar diversas temáticas, jugando con cada uno de los personajes centrales de la trama.

En sí, y aunque al principio pareciese que los personajes centrales se reducirían a tres: Arturo, un joven veinteañero deseoso de echar relajo y enamorar a todas las chicas que se pudiera; Aurora, una chamacona diecisiachera, bella hasta decir ¡basta! y, por ende, coquetona y vaciladora; y, Rugiero, quien se supone que personifica al diablo, y atiende a los ruegos calenturientos de Arturo, quien compromete su alma con tal de que se le presente una oportunidad para conchabarse algunas chamaconas.

Aparentemente esos serían los tres personajes principales pero, conforme se desarrolla la trama, comienzan a aparecer otros que, aunque a primera vista, pareciesen personajes secundarios, no siempre resulta así. Por ejemplo, el caso de Teresa, una linda muchacha a la que el calenturiento del Arturo le echa el ojo en el baile al que le lleva Rugiero, adquiere, también, carácter de personaje principal; al igual que el capitán Manuel, un cuate perdidamente enamorado de Teresa que, en sus celos, llega a retar a un duelo a muerte a Arturo, resultando de ello una amistad que perdurará durante todo el desarrollo del trama. También tenemos a D. Pedro, un viejo jijo de la guayaba, tutor de Teresa que se la pasa haciendo puras maldades, y, finalmente, la figura de Celeste, un auténtico caramelito, que no obstante su pobreza, hechiza sin querer queriendo, a cuanto macho se le acerca.



Ya he señalado que al desarrollarse la temática, emergen una pluralidad de historias unidas a cada uno de los personajes, por lo que esta novela puede ser abordada desde diversos ángulos, dependiendo ello de que personaje se parta.

Por lo general, y esto es entendible, tiéndese a tomar como punto de partida a Rugiero y Arturo, otorgándosele cierta importancia al famoso fistol de Rugiero, esto es, al fistol del diablo, el cual, siguiendo el desarrollo de la novela, tan solo causa penas y sufrimientos a su poseedor. Sin embargo, yo he optado por centrarme en un personaje, éste sí de evidente carácter secundario, el padre Anastacio y su relación con Celeste.

La relación entre el padre y el caramelito de azucar de Celeste, nos conlleva al enamoramiento de un sacerdote quien, sin ser seducido por Celeste, ve en la chica el retrato mismo de un amor de juventud, Esperanza, una muchacha con la que iba a casarse y que trágicamente, el mismo día del casamiento, chupa faros, esto es, se muere.

Cuando el cura, se topa por casualidad con Celeste, el recuerdo se le viene encima y ... ¡zaz! ... se enamora del caramelito de azucar. En uno de los diálogos relacionados con este asunto, Arturo, conversando con su cuate el capitán Manuel, señala:

- ... aunque no entiendo una palabra en materias religiosas, creo que los eclesiásticos serían mejores, si se les permitiera el casarse ...

Tómese en cuenta que esto fue escrito en 1846-47, por lo que ese comentario, publicado en una novela por entregas, resultaba, sin duda, enormemente subversivo y contrario, sin duda, al pensar del creyente católico medio. De hecho, no pocos católicos pudieron haber tachado eso como producto de desvíos protestantes del autor.

Y por si fuera poco lo señalado, en otro de los diálogos, se pone en boca del capitán Manuel, lo siguiente:

- ¡Qué diablos, padre! si no estuviera usted envuelto en ese pedazo de sayal negro, el remedio era muy sencillo: se casaba usted con Celeste, y no había más que pensar, pero mientras no venga un concilio bastante sensato para conocer que los hombres no podemos vivir sin las mujeres, y permita el matrimonio de los eclesiásticos, lo cual evitaría multitud de escándalos y de crímenes, es menester que un hombre de educación y de juicio se abstenga de cometer faltas, que pesarían eternamente sobre su conciencia ...

Desconozco si esos diálogos hicieron alguna mella en el México de mediados del siglo XIX, pero por lo menos a mí me parecen bastante interesantes, incluso ahora a más de ciento sesenta años de haber sido escritos. En fin, considero que el abordar esta novela por medio de la relación entre el padre Anastacio y Celeste, constituye un buen ejercicio que incluso es capaz de situarnos en la actualidad. Ahora bien, cada quien, de acuerdo a sus particulares opiniones podrá abordar El fistol del diablo prácticamente desde el punto que más le acomode o más llame su atención, puesto que Payno nos permite el hacerlo debido a la amplia gama de historias que conforman la novela.

Conviene el que señale que para la captura, diseño y digitalización de esta edición virtual me llevé un tiempo considerable, ya que siendo bastante extenso el texto, pues tan solo el capturarlo me llevo cerca de dos meses, dedicándole diariamente alrededor de tres horas por la noche. Puse realmente mucho empeño en evitar errores tipográficos y ortográficos, sin embargo, he de precisar que muy probablemente en más de una ocasión, se me han de haber cruzado los cables y, con toda seguridad, habré, como se dice comunmente, metido la pata. Si ello sucedió pido de antemano disculpas.

La obra realmente es muy divertida, y si bien hay capítulos o escenas en las que el autor de plano se azota, ello no demerita en lo absoluto el contenido general. Quien se adentre en su lectura la va a pasar muy bien, sobretodo porque el estilo de Payno es un estilo muy accesible, muy digerible. Además las referencias de barrios, calles y costumbres del México de mitad del siglo XIX le dan mucha vida a las narraciones.

Finalmente tan sólo me queda el desear una muy buena y gratificante lectura.

Febrero de 2016
Omar Cortés



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EL FISTOL DEL DIABLO

INDICE

PRESENTACIÓN de Omar Cortés.

CAPÍTULO PRIMERO
Visita misteriosa.

CAPÍTULO SEGUNDO
Gran baile en el Teatro de Vergara.

CAPÍTULO TERCERO
Una cáliga y un desafío.

CAPÍTULO CUARTO
Fin de un baile.

CAPÍTULO QUINTO
La pobre familia.

CAPÍTULO SEXTO
Recuerdos. Amor y Esperanzas.

CAPÍTULO SÉPTIMO
Explicaciones.

CAPÍTULO OCTAVO
Un buen consejo.

CAPÍTULO NOVENO
Aventura nocturna.

CAPÍTULO DÉCIMO
Miseria.

CAPÍTULO DÉCIMOPRIMERO
El juez de paz.

CAPÍTULO DÉCIMOSEGUNDO
Viaje a Veracruz.

CAPÍTULO DÉCIMOTERCERO
El vómito prieto.

CAPÍTULO DÉCIMOCUARTO
Las dos diligencias.

CAPÍTULO DÉCIMOQUINTO
Los ladrones son robados.

CAPÍTULO DÉCIMOSEXTO
En el Lencero.

CAPÍTULO DÉCIMOSEPTIMO
En Jalapa.

CAPÍTULO DÉCIMOCTAVO
Apolonia.

CAPÍTULO DÉCIMONONO
La cárcel de la Acordada.

CAPÍTULO VIGÉSIMO
El tinterillo.

CAPÍTULO VIGÉCIMOPRIMERO
El Angel de la Guarda.

CAPÍTULO VIGÉCIMOSEGUNDO
Un jovencito del gran tono.

CAPÍTULO VIGÉCIMOTERCERO
Las novelas de Rugiero.
El famoso Argentón.

CAPÍTULO VIGÉCIMOCUARTO
Las novelas de Rugiero.
Una noche de bodas.

CAPÍTULO VIGÉCIMOQUINTO
Las novelas de Rugiero.
El robo de Elena.

CAPÍTULO VIGÉCIMOSEXTO
Las novelas de Rugiero.
Elena y Margarita.

CAPÍTULO VIGÉCIMOSEPTIMO
Cartas de la Habana.

CAPÍTULO VIGÉCIMOCTAVO
Un buen sacerdote.

CAPÍTULO VIGÉCIMONONO
Acto de contricción.

CAPÍTULO TRIGÉCIMO
D. Pedro cede el campo al capitán.

CAPÍTULO TRIGÉSIMOPRIMERO
Esperanza.

CAPÍTULO TRIGÉSIMOSEGUNDO
Junta revolucionaria.

CAPÍTULO TRIGÉSIMOTERCERO
Segunda sesión.

CAPÍTULO TRIGÉSIMOCUARTO
El Palacio y la Plaza Mayor.

CAPÍTULO TRIGÉSIMOQUINTO
El Ministerio de la Guerra.

CAPÍTULO TRIGÉSIMOSEXTO
Ruinas y desgracias.

CAPÍTULO TRIGÉSIMOSEPTIMO
Santiago Tlatelolco.

CAPÍTULO TRIGÉSIMOCTAVO
En la cumbre de la sierra.

CAPÍTULO TRIGÉSIMONONO
Visiones y fantasmas.

CAPÍTULO CUADRAGÉSIMO
Secretos del corazón.

CAPÍTULO CUADRAGÉSIMOPRIMERO
Combate entre un perro y un hereje.

CAPÍTULO CUADRAGÉSIMOSEGUNDO
Escenas de familia.

CAPÍTULO CUADRAGÉSIMOTERCERO
Aventuras de Josesito.

CAPÍTULO CUADRAGÉSIMOCUARTO
El Jorobante.

CAPÍTULO CUADRAGÉSIMOQUINTO
El Sol Mexicano.

CAPÍTULO CUADRAGÉSIMOSEXTO
Las dos pordioseras.

CAPÍTULO CUADRAGÉSIMOSEPTIMO
Las citas a media noche.

CAPÍTULO CUADRAGÉSIMOCTAVO
Elevación y caída de D. Francisco.

CAPÍTULO CUADRAGÉSIMONONO
D. Francisco vende sus amores por un plato de lentejas.

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