HISTORIA SEXUAL DE LA HUMANIDAD
Eugen Relgis




PRESENTACIÓN


Corría el año de 1973 época en que editábamos la revista Antorcha, la cual habiamos inscrito en el sindicato internacional de publicaciones independientes, que en aquellos años agrupaba a muchas revistas y periódicos de la llamada prensa underground, y fue precisamente a raíz de nuestra pertenecia a esa organización gremial internacional que entramos en contacto con Eugen Relgis, nombre que, después lo descubrimos, tratábase de un pseudónimo de Eugen Sigles, nacido en Rumania un 2 de mayo de 1895 y muerto en Montevideo, Uruguay el 22 de marzo de 1987, quien a lo largo de su existencia adquiriría renombre por su trabajo en pro de la difusión del humanitarismo, participando activamente en diversas agrupaciones europeas y editando no pocas publicaciones, que arribaría a Uruguay allá por el año de 1947.

El compa Relgis editaba pequeños folletos y libros tanto de literatura como de filosofia. Con precisión no recuerdo la fecha exacta de nuestro primer intercambio epistolar, aunque podría ubicarla acudiendo al archivo que mi ahora fallecida compañera Chantal y yo celósamente conservamos a lo largo de los años, pero eso es punto menos que imposible porque el tan sólo escudriñar entre tantísimos documentos me hace aflorar muchos recuerdos que lo único que en mi producen es una infinita tristeza y un dolor enorme, por lo que prefiero evitar tan traumática experiencia, además, viendolo bien, no es tan importante el dato como para comprometer mi salud en ello.

En sí la manera en cómo entramos en contacto partió del intercambio de publicaciones, ya que nosotros enviábamos nuestra publicación a todos los miembros de la organización gremial, y a manera de intercambio recibiamos, igualmente, las publicaciones de los demás agremiados. En la mayoría de los casos el contacto no pasaba de ese simple intercambio, y en casos muy particulares sí llegábamos a entablar contactos epistolares de duración variable. Lo que nos movió a escribirle al compa Relgis es que él tenía una particular manera de entablar la relación de intercambio de publicaciones ya que, en una ocasión, nos envió un par de folletos dedicados de su puño y letra, lo que, por supuesto, nos conllevo a escribirle unas líneas, y de ahí pa´l real hubo un breve intercambio epistolar que por cierto no duró mucho.

Lógicamente quizá la principal razón de la brevedad de nuestro contacto, se debió a la enorme disparidad de edades. En aquellos años, el compa Relgis ya era una persona de edad avanzada y nosotros, unos jóvenes atarantados excesivamente ideologizados con el rollo anárquico, no muy proclives que digamos a las tesis humanitaristas divulgadas y defendidas por Eugen. Asi que no fue de extrañar lo breve de nuestros intercambios epistolares.


Ahora, a cuarenta y dos años de aquellos intercambios, he decidido incluir en la sección de filosofía de la Biblioteca Virtual Antorcha la obra de Eugen, escrita en la década de 1950, Historia sexual de la humanidad.

Cabe precisar que hace algunos años, en vida aún de mi compañera, discutimos en torno a la posibilidad de colocar esta obra en los estantes de nuestra Biblioteca Virtual Antorcha, y decidimos no hacerlo porque en esta obra el compa Relgis se avienta unos rollazos, sumamente discutibles, que Chantal y yo preferimos, en aquel entonces -mediados del 2009-, evitar. Por supuesto que en la actualidad veo el panorama bastante diferente a como hace seis años lo veíamos Chantal y yo, por lo que, sin dejar de precisar que hay opiniones y sentencias sumamente discutibles en este trabajo de Relgis, mismas que trataré de esbozar en esta presentación, doy el paso decisivo para colocar la obra en la Biblioteca Virtual Antorcha.

Ahora bien, es necesario y conveniente el precisar que esta obra, además del apartado referente propiamente a la Historia sexual de la humanidad, esta compuesta por otros dos partes, tituladas, Humanismo y eugenesia, y, Entre dos guerras mundiales -1914-45-. Los regímenes totalitarios. Además, se incluyen también unos Anexos, en los que se abordan temas como la vasectomia y la emancipación femenina.

En la parte referente al tema Humanismo y eugenesis, Eugen Relgis se muestra partidario nada más y nada menos que de la eugenesia, disciplina esta que tiene sus orígenes modernos en las tesis de Sir Francis Galton, el que, basándose en las investigaciones de Charles Darwin, formuló una particular visión del mundo señalando que las bases de la selección natural, cimentada en las investigaciones de Darwin, patéticamente naufragaban en el entorno de las sociedades humanas al enfrentar enormes resistencias basadas en criterios éticos, bajo los cuales permitíase y protegíase la proliferación de elementos indeseables y contraproducentes para el sano desarrollo de las colectividades humanas, ya que tolerábase la reproducción de seres débiles, que en un entorno natural no deberían subsistir.

Basándose en todo este rollerío, el compa Relgis no tiene inconveniente en reventarse afirmaciones como la siguiente:

Cuando una especie animal -afirma-, comienza a degenerar, hállase condenada a desaparecer. En la especie humana, la perpetuación de los degenerados, se ha hecho posible por la ciencia médica y por la doble moral social, que proteje a los débiles y sostiene a los estropeados e incluso a los tarados, incurables. Así, el tipo humano inferior se reproduce y su multiplicación es una causa de degeneración de la especie humana. La selección natural, atemperada por el hombre, es por tanto disgénica.

Téngase en cuenta que Eugen Relgis proclamábase partidario del humanitarismo y ardiente defensor del pacifismo e incluso del anarquismo, asi pues como que es dificil entender los rollos que llegaba a aventarse. Ciertamente la base de esos exhabruptos no era otra que su aceptación tanto de las ideas neomalthusianas asi como del eugenismo, en pocas palabras a la influencia que en su pensamiento ejercieron autores como Manuel Devaldés, con su obra La maternidad consciente, publicada en 1927; Victor Margueritte, y su obra Tu cuerpo es tuyo, Roberto Briffault con su obra La madre, además, claro está, de Georg Friedrich Nicolai, con su obra Biología de la guerra. Del coctel que en su cerebro hizo Eugen revolviendo los rollos, tesis y vaciladas de estos autores, devienen sus apreciaciones en tanto defensor a ultranza del eugenismo como medio para purificar la especie humana.

Ahora bien, si no supiésemos y existiesen muchas evidencias de la militancia antifascista de Eugen, sus temerarios rollos bien podrían ubicarse dentro del terreno fascistoide, porque para nadie es un secreto que en la Alemania Nazi, la eugenesia no sólo se practico, sino que se legisló al respecto. Asi que, a Eugen Relgís sálvalo de que se le pudiera considerar filonazi su probada militancia antifascista, pero eso lo sabemos quienes nos hemos preocupado por conocer sus antecedentes, no sucediendo igual con las personas en general, las que, sin lugar a dudas pueden llegar a confundirse seriamente, al leer rollos como este:

Los espartanos se mostraban sin piedad -sin falsa piedad- cuando arrojaban a un precipicio a los niños deformes o idiotas. Hoy, con la ayuda de la ciencia, los degenerados podrían ser aniquilados por eutanacia; por una muerte mansa, sin dolor. Sería preferible, sin embargo, que los degenerados no naciesen y, mejor aún, que no fuesen concebidos. Esto es posible gracias a la ciencia; por medio de la esterilización de cuantos manifiesten caracteres patológicos o sufran enfermedades incurables. Este es un medio radical, mediante el cual se supimiría el mal en su raíz.


Por supuesto que lo sumamente discutible de todo este desbarajuste disfuncional ideologizante, es precisar quién o quiénes serían los que determinarán quién es apto y quién no para vivir. El compa Eugen ni de broma se plantea la posiblidad de que alguien pudiese decir que él mismo era un engendro del averno, y que por lo tanto, por higiene, lo más conveniente era suprimirlo del mapa. En pocas palabras, el compa Eugen jamás previó que todo ese rollerio podría, como de hecho acabo ocurriendo, dar bases para que surgieran los camisas pardas, negras y azules, y llevaran a cabo sus bestiales crímenes. Aunque ciertamente él, al igual que muchos de los proeugenistas combatieron firmemente a la bestialidad fascista, ello no les exime de su error en sus apreciaciones.

El mismo Eugen llega a precisar en uno de los trabajos que conforman la presente obra, lo siguiente:

En el Tercer Reich, la ley eugénica del 1° de enero de 1934, consideraba la castración como una pena accesoria a la condena, y la esterilización como una simple medida de orden público destinada a reforzar una buena higiene de la raza. Se crearon pretendidos tribunales eugénicos, que juzgaban cada caso, dictando sentencia susceptibles de casacion. Funcionaban 205 tribunales eugénicos y 26 Cortes de casación; se había preparado un personal técnico y jurídico en escuelas especiales. Los motivos de esterilización eran la debilidad mental, la demencia precoz, los estados de mania depresiva, la enfermedad de Huntington (el baile de San Vito), el alcoholismo excesivo, las deformidades corporales, así como la epilepsia, la ceguera y la sordera hereditarias. En 1934 se intentaron 86256 procesos de esterilización, más de la mitad de esos procesos fueron seguidos de la desvirilización efectiva.

Argumenta el compa Relgis que todo ese rollo bajo el Tercer Reich tenía como base la locura de la protección a la raza superior y de darles en la torre a los inferiores. Afirmación esta que nadie podrá poner en duda, pero lo que si llama a la reflexión es de dónde supone el compa Relgis que surgirían los vigilantes de la fortaleza humana, y bajo qué criterios llevarían a cabo sus actos de higiene. Sobre todo esto último: ¿cómo puede demostrar el compa Relgis que los criterios que se seguirían para la eliminación de los tarados e idiotas difirieran completamente de los que la bestialidad nazi-fascista llevó a la práctica?

Insisto en que cuando uno se expresa como lo hace el compa Relgis, siempre parte del supuesto de que el idiota o el tarado es otro, y nunca, ni de broma, llega a inmiscuirse como probable idiota o tarado que en bien de la humanidad debería de desaparecer del mapa. ¡Que desaparezcan los otros porque yo, ni de broma!, tal es el argumento que al respecto se esgrime. Y tal era el argumento que el compa Relgis esgrimia sin darse cuenta de ello.


Hay también otros rollos que rayan en la homofobia, expresados por Relgis, cuando alude al hecho de que la degeneración nazi era patente por el montón de homosexuales que hacían legión en sus filas, argumentación que, permítaseme decirlo, es una aberrante estupidez, y máxime si proviene de alguien que dicese afín con el ideario libertario.

Buscando fortalecer su opinión, Relgis recurre al ejemplo de la matanza producida por Hitler en Alemania conocida como la noche de los cuchillos largos, cuando mandó ponerles en la torre a sus propios partidarios. Eugen sostiene que esa acción fue realizada para exterminar a uno de los muchos sectores homosexuales existentes en las estructuras del partido nazi. La eliminación de los cuchillos largos sólo puede entenderse, según el compa Relgis, como un acto de canibalismo homosexual. Y así afirma:

La mayoría de los invertidos -señalaba Relgis-, adoran la adulación y el bizantinismo, ceden fácilmente a sus guías, hombres llenos de energía que no toleran la menor resistencia. En su fanatismo por sus jefes son tanto más manejables cuanto más fácilmente se despedazan entre ellos, y sólo se sienten tranquilos y seguros cuando gozan por igual de los favores de su amo. Pero habitualmente surgen ambiciosos, adversarios intrigantes, con frecuencia asimismo anormales sexuales, que envidian a los mignons su situación privilegiada. Si los medios directos no les dan satisfacción, estos envidiosos se sirven de alusiones envenenadas que no erran nunca el blanco: descubren secretos de alcoba, representando el papel de indignados; calumian para que nadie perciba que ellos ocupan el mismo sitio, engañan a la multitud sirviéndole historias de complots y de peligros, hasta que ella cree realmente que es un abceso purulento lo que ellos han abierto, cuando efectivamente es todo el cuerpo del Estado el que está enfermo.

(...)

El doctor Magnus Hirschfeld cree, pues, que lo que ocurrió en 1934 en el Tercer Reich, cuando las secciones de asalto y la guardia personal de Hitler se asesinaron entre sí, no tiene nada de extraordinario. Como tampoco es nueva la difamación de los adversarios caídos en desgracia, poniendo en evidencia sus vicios y depravaciones. La ferocidad y la amplitud de la masacre no constituyen asimismo, un hecho inédito en la historia alemana. Pisoteando los cadáveres de los jefes de la juventud homosexual, Hitler se creo un nuevo grupo de adversarios, el de los uranianos, enrolados en el partido nazi, engañados por la tolerancia que mostraba al principio el Führer con relación a Roehm.

Y profundizando sobre el hecho de las juventudes hitlerianas, señala:

... recordemos a la juventud alemana a esta Hitlerjugend que sobrepaso en mucho al famoso movimiento llamado Wandervogel (pájaros de paso) formado por grupos de adolecentes alemanes de los dos sexos, que se iban de excursión siempre que la ocasión se presentaba, viviendo una vida sana, libre y amistosa. Los principios educativos, éticos, deportivos, etc., de estos grupos no son los de los scouts en la víspera de la Primera Guerra Mundial, tales como los han conocido Inglaterra, Francia y América. Estos grupos son militarizados. Su disciplina está subordinada a una ideología política, de partido, que prepara los cuadros de miembros fanáticos, de combatientes prestos a realizar, por orden de sus jefes, no importa que acciones heróicas, que no difieren en nada de los atentados cometidos por las cuadrillas de bandidos de gran camino o los asesinos a sueldo dispuestos a perpetrar los atropellos más abyectos.

Existe, en este dominio, una rica literatura. Algunas novelas, verdaderas crónicas basadas en una abundante documentación ideológica, psicológica y táctica, son extremadamente instructivas. recordemos la gran novela de Shalom Asch, Der Krieg geht weiter (La guerra continua), consagrada en gran parte al periodo de postguerra de la Alemania vencida y revanchista (1920-1932) y a los síntomas raciales que debían conducir a la masacre de los judíos (1939-1945). La juventud hitleriana está ahí representada por los tipos más significativos, no solamente en el plano político y ultranacionalista, sinto también en su concepción de la vida social y erótica. Una escena reveladora es la de la iniciación de un adolecente a la mística del amor masculino, en el curso de una noche sombría, en un bosque: uno de los jefes da al fin al tembloroso novicio el beso viril, apasionado, bestial y hasta sangriento.

Esta Hitlerjugend llevó hasta el extremo las prácticas anormales del antiguo Wandervogel, sobre el cual Hans Bluecher escribió en 1912 un libro que lo expresa todo en su título: El movimiento Wandervogel como fenómeno erótico. Contribución al estudio de la inversión sexual.


El recorrido histórico que realiza Eugen sobre el desarrollo sexual de la humanidad es interesante al abarcar los diferentes periodos historicos. Sobre esto recuerdo haber leído hace ya tiempo -no menos de veinticinco años-, una obra del escritor anarquista francés E. Armand, de la cual no recuerdo, por más esfuerzo que hago, su título, en la que también se abordaba el desarrollo sexual de la humanidad de manera similar a como lo hace el compa Relgis. Desgraciadamente no tuve el cuidado de fotocopiar aquella edición que muy probablemente me hubiese servido muchísimo en estos momentos.

Algunos anecdotas le dan cierto sabor al texto, volviéndole, por supuesto, muchísimo más agradable, que la parte dedicada al rollo eugenésico.

Ahora bien, como ya viene siendo en mi costumbre, he colocado el índice de la obra, separando los archivos de acuerdo al capitulado con el objeto de volver esta edición cibernética más manejable y sobre todo accesible a cualquier persona interesada en su consulta.

Espero que con los comentarios que he hecho en relación al asunto de la eugenesia, logre atemperar los exhabruptos del compa Relgis y sobre todo, aclarar el asunto a todo aquel que se acerque a hojear la presente edición virtual.

Agosto de 2015
Omar Cortés

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CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

I. ¿Predomina solamente lo económico?
II. Educación sexual integral

PRIMERA PARTE

HUMANISMO Y EUGENESIA

CAPÍTULO I. La eugénica, ciencia de la regeneración
CAPÍTULO II. La esterilización
CAPÍTULO III. La raza de los pobres
CAPÍTULO IV. La superpoblación y la guerra
CAPÍTULO V. La moral de la maternidad consciente
CAPÍTULO VI. La acción eugenésica

SEGUNDA PARTE

HISTORIA SEXUAL DE LA HUMANIDAD

CAPÍTULO I. La prehistoria
CAPÍTULO II. El Oriente antiguo
CAPÍTULO III. Grecia
CAPÍTULO IV. Roma
CAPÍTULO V. La Era Cristiana
CAPÍTULO VI. La Edad Media
CAPÍTULO VII. El Renacimiento
CAPÍTULO VIII. La Época Moderna
CAPÍTULO IX. La Época de los Enciclopedistas
CAPÍTULO X. Después de la Revolución Francesa, hacia una nueva moral sexual
CAPÍTULO XI. América

TERCERA PARTE

ENTRE DOS GUERRAS MUNDIALES -1914-45- LOS REGIMENES TOTALITARIOS

CAPÍTULO I. Eros en el Tercer Reich
CAPÍTULO II. Después de la Revolución Rusa

ANEXOS

anexos
I. ¿Qué es la vasectomía?
II. La patologia mental en el erotismo religioso.
III. La Liga Nacional Sueca para la educación sexual.
IV. Ciertas mujeres de dictadores y reyes.
V. La emancipación de la mujer.