PERIÓDICO SUPLEMENTO DE LA PROTESTA


AÑO DE 1924

PRESENTACIÓN






En el año de 1924, cuando la ciudad de Buenos Aires, dícese que contaba con más de dos millones de habitantes, mientras que la ciudad de México apenas si llegaba al medio millón, en Argentina, las corrientes políticas que se disputaban el poder eran las de los socialistas y los radicales, tocándole a los primeros el haber salido ganones en aquel año, el mismo en que murió Lenin y accedió Stalin al poder en la Unión Soviética, mientras que en México, el manco de La Trinidad, el general Alvaro Obregón, presidente entonces en funciones, enfrentaba su prueba de fuego al buscar contener la rebelión armada de los seguidores de Adolfo de la Huerta, los que, manchándose de oprobio, fusilaban en Yucatán a Felipe Carrillo Puerto.

Aquel año de 1924, que nació un martes, presentaba condiciones idóneas para que en la Argentina, el movimiento anarquista diese grandes pasos en su propaganda, con la edición del Suplemento de La Protesta, fundado dos años atrás.

Cruzaba Argentina entonces por un particular proceso de avances legislativos en los aspectos laborales, al buscarse regular el trabajo femenino y de menores, y en el terreno cultural, la aparición de revistas como Martín Fierro y Proa, ponían de manifiesto la existencia de un considerable público interesado en el arte y sus manifestaciones, lo que el Suplemento de la Protesta sabría también, y de excelente manera, encaminar,

En aquel 1924, cuando en México Plutarco Elías Calles entraba al quite haciéndose del poder presidencial, mientras que en los Estados Unidos la hermosa y sexy Lupita Velez alcanzaba gran notoriedad como artista de cine, y en Rusia la ciudad de Petrogrado, cambiaba su nombre por el de Leningrado, en honor al recién fallecido lider bolchevique, al tiempo que el Boca Juniors alcanzaba la gloria del bicampeonato de futbol, coronándose como ínvicto, el Suplemento de la Protesta, editado semanalmente, se difundía, y muy bien, en muchas ciudades y poblados argentinos.

Asi, en su edición del N° 103, correspondiente al 7 de enero, bajo el título Dos años, los editores festinaban el aniversario de su publicación, escribiendo:

Dos años de vida, que son dos jalones clavados en nuestro camino de ascención, cumple hoy este Suplemento.

Los que observan la trayectoria seguida por La Protesta desde su aparición hasta culminar la posición actual, tienen motivos para apreciar en todo su valor el esfuerzo colectivo que esta obra ha demandado.

Y como expresión de la voluntad anarquista, a nadie puede ser extraña la sensación íntima que ella produce, ya que lo que más alto habla de la virtud de un ideal, son los hechos que a través de su realización ofrecen aquellos que de verdad lo aman. Esta publicación es, sin duda, una muestra elocuente de lo que valemos los anarquistas de esta parte de América como fuerza y espiritualidad, pues que estas páginas nos expresan en ambas faces. Ellas significan espíritu emprendedor, constancia y optimismo, por lo que se refiere a superar obstáculos; honda pasión y anhelo de belleza, en cuanto a lo que en ese sentido reflejan.

Porque nada se ha descuidado para satisfacer ese sentimiento, que, como cultores de una nueva idealidad, nos es propio. Repudiando las manifestaciones de ese arte vulgar, que es la consecuencia de añejas concepciones morales y no transpone los umbrales de un estrecho convencionalismo, quisimos que estas páginas propendiesen, en cuanto nos fuese posible, a la difusión de la nueva cultura, que sintetiza anhelos superiores, siguiendo el ritmo del pensamiento colectivo en pos de realidades sociales de mayor justicia. Si no hemos logrado todos los afanes puestos en la obra, no ha sido por pereza o carencia de sentido ecléctico: otras causas influyeron para que no hayamos llegado a la meta.

Ellas son, en primer término, las que oponen un ambiente en exceso mercantilizado, donde la pasión por lo bello tiene escasos cultores desinteresados. El monopolio todo lo corrompe y lo pervierte, destacándose, por sobre todo, la moral del interés que impide las manifestaciones de una estética libre, no subyugada por móviles materialistas.

No deja de tener en ello su influencia la orfandad de nuestras publicaciones, en cuanto a caudal artístico. Hay exceso de prensa anarquista, pero se carece de prensa anarquista buena, que en el vasto radio en que está llamada a proyectarse, despierte en el lector, más o menos inclinado a la belleza, facultades dormidas, determinándolo a brindarle esfuerzos.

Por eso la labor del Suplemento resulta doblemente estimable, ya que tiende a esas finalidades.

En medio de tantas deficiencias, no tenemos por qué no experimentar la satisfacción de haber llenado en parte esta noble aspiración del alma anarquista. Estas páginas vienen reflejando, desde hace dos años, el pensamiento del anarquismo universal por medio de sus pensadores más ilustres. Fueron palestra de discusión y crisol de las más variadas opiniones sobre métodos de acción y criterios sobre el futuro, sin desviarse de la concepción fundamental de nuestras doctrinas.

Como complemento de las múltiples actividades colectivas, es un esfuerzo que sintetiza toda la voluntad progresista y creadora de que somos poseedores.

Ya se habrá notado que no nos atribuímos este triunfo a nosotros solos, a los que alentamos, como podemos, nuestras hojas de propaganda, derramando en ellas el común pensar. Es el fruto de todos; y por lo lozano y vigoroso, demuestra la persistencia de una virtud que nos niegan adversarios de todos los matices, traducida en estas tres expresiones efectivas: fuerza, capacidad e iniciativa.

Este segundo aniversario, no es, pues, una etapa, una meta definitiva para contemplar desde su cima el camino andado, sino un exámen de la labor cumplida y un augurio de prolongarla hacia lo eterno, hacia donde sea dable proyectarla para apresurar el advenimiento de la sociedad soñada. Significa una inquietud que deberá traducirse en nuevas conquistas para el acervo común.

No nos explicamos bien por qué tiene enemigos esta obra, producto indudable de aspiraciones trascendentales, como no sea por efectos de la humana maldad, consecuencia de factores históricos que la perpetúan en muchas conciencias. Hay seres a quienes cohibe la luz de los ideales que, dicen amar, obligándolos a plegar sus propias pupilas por efecto de la claridad radiante que las envuelve. A no ser de ese modo, entre las mil miserias de la vida actual podrían hallar las emociones más gratas del alma, que suponían el haber trillado una senda escabrosa, donde todo se refleja como un sol. Es lástima grande eso, pero no hemos de pedir al árbol frutos que no puede dar.

Cultivamos nuestros propios jardines como diligentes y esforzados gañanes, y no nos preocupa en demasía la pereza ajena. Nos conformaríamos con que no se arrojaran piedras sobre las plantas en flor, y para detenerlas, es que muchas veces nos erguimos contra el vecino travieso, en el afan de defender los tallos fecundos contra pecaminosas intenciones. Bien que nos duele perder el tiempo en parar las pedradas aviesas.

Con todo, conservamos el fecundo entusiasmo por la faena que nos hemos impuesto y nos halaga contemplar nuestros predios ubérrimos y verdegueantes, agitados por las brisas suaves de cada estación.

Hasta hoy no se nos ha marchitado una rosa, pese a los que viven consagrados a la despreciable tarea de estropear cultivos.

Solacémonos los anarquistas en la labor creada y tomémosla cada vez más fructuosa. La impaciencia ha de sernos condición la más apreciada. Ni un momento de quietud, ni una mirada atrás, sino para observar si la siembra queda bien hecha, los campos bien fertilizados.

El pasado no puede llamarnos a su seno; fue demasiado sombrío, excesivamente cruel. Nada nos debe, a nada le somos acreedores. Ni siquiera a enseñanzas, si ellas quieren repetirse.

Y que se repite lo evidencia el tesón que algunos ponen en que les seamos reverentes, tornando a representar viejas tendencias de opresión reveladas en conceptos de dictadura para imponer al futuro, como si una maldición persiguiera las almas para condenarlas a no prosperar.

Vano empeño en traicionar la vida, que palpita en el corazón anarquista por encima de la opinión y el vivir vulgar, estrechado en el círculo asfixiante de la historia.

Renovación en todo: en los espíritus, en la moral y en la acción. Jamás un paso retrospectivo o fuera de la senda.

Caminos rectos; no vericuetos curvados y confusos.

La imaginación que retorna es negativa. El pensamiento se verifica avanzando.

No fue otra nuestra conducta en este periodo de consagraciones al propósito que animamos, y de ahí que nos sea dable ofrecer hoy los frutos óptimos de la común perseverancia, de la fe optimista y de la pasión noble por el ideal de la revolución, que brilla más diáfano cuanto más se intenta deprimirlo con amaños y transgresiones extrañas a sus objetivos.

Por supuesto que esta editorial con la que el grupo editor del Suplemento de La Protesta, festejaba sus dos primeros años de labor, no ha de haber caido muy bien en algunos sectores del movimiento ácrata, sobre todo por esa parte en la que expresaban que hay exceso de prensa anarquista, pero se carece de prensa anarquista buena, frase que, de seguro, ha de haber inoportunado a más de uno, puesto que, admítase o no, su contenido ofensivo es evidente.

Pudiese quizá argüirse que no fue tal la intención de los editores, aunque si nos concretamos a la lectura de la editorial del N° 120 correspondiente al 5 de mayo, titulada Propaganda de reflejo, bien podemos percatarnos de que los compas editores del Suplemento de La Protesta, andaban metidos en bronquillas y sectarismos muy claros.

En esa editorial, se avientan de lleno a censurar, atacar y denostar a los editores del periódico El Libertario, al igual que a los editores del periódico La Antorcha, a los cuales ponen prácticamente como cola de cochino. Los argumentos -si es que así pueden llamarse el montón de diatribas sin sentido y francamente de un infantilismo supremo-, tienden a centrarse en que ellos, los editores del Suplemento de La Protesta, son los meros meros, y que fuera de ellos ... el diluvio.

Asi pues, si tomamos en cuenta que en aquel año de 1924, el anarquismo aún mantenía una presencia muy considerable en la Argentina, notoria resultaba la existencia de varias corrientes o sectores que, igual que los editores del Suplemento de La Protesta, mantenían sus publicaciones y luchaban por distribuirlas y alcanzar, obviamente, sus propios objetivos, por lo que editoriales como las señaladas, en nada abonaban ni a la posible distensión de un probable ambiente harto tenso que hubiera podido existir en el seno del movimiento ácrata, ni mucho menos a mantener un clima propicio para un intercambio de opiniones, llamémosle, civilizado.

Desgraciadamente, y no fue sólo el caso de la Argentina, el movimiento anarquista, en casi todas las regiones del mundo, estuvo muy marcado por constantes y desgastantes pleitos o grillas internas que mucho, pero mucho mal le hicieron.

Podriamos, incluso, aventurarnos a señalar que existía un altísimo grado de conflicto perpetuo entre tendencias y corrientes, lo que, por supuesto, favorecia a las posturas políticas ajenas o, de plano, contrarias al anarquismo. En pocas palabras, ese clima de desasosiego permanente, ese ambiente de constante irritabilidad, en nada ayudaba al desarrollo y proliferación de las alternativas libertarias.

Entiéndasenos, nadie está pidiendo o sugiriendo el entronamiento de la limpidez o pureza en una alternativa sociopolítica, como lo es anarquismo, bajo estandares de aliniamiento a determinada corriente o práctica uniforme, sino simplemente señalando que hay maneras de enfocar las diferencias, e incluso los antagonismos, y en definitiva ese tipo de comentarios, como el que estamos analizando, resultaban bastante contraproducentes, aunque, y hay que reconocerlo, gracias a ellos podemos entender que el actuar del grupo editor del Suplemento de La Protesta, desarrollábase en un marco de fortísima competencia entre corrientes y sectores pertenecientes, todos, al campo ácrata.


Mediante la atenta lectura de esta editorial del N° 103, nos será posible comprender mejor dos escritos de opinión que en sí marcaron los objetivos tácticos que el grupo editor perseguia. Me refiero a los artículos Puntos de divergencia y, Sindicato y partidos políticos. El primero de Emilio López Arango y, el segundo, de Luigi Fabbri.

Los puntos expresados por Emilio López Arango, son, de suyo, super interesantes, aunque los mismos, resulta evidente, generaban bastantes roces con otras visiones tácticas anarquistas.

En este escrito, Arango señalaba:

No consideramos como tiempo perdido el que gastamos en insistir sobre tópicos un tanto debatidos y casi agotados para nosotros, pero que en realidad no perdieron por eso su importancia para la propaganda anarquista. Y un tema viejo que está de actualidad para los compañeros de Europa, es el que se refiere a la concepción del sindicalismo y a las relaciones que con nuestra propaganda debe guardar el movimiento obrero revolucionario.

De la interpretación del sindicalismo depende en grado sumo la potencia de nuestro movimiento revolucionario. Los anarquistas no podemos substraernos a las luchas del proletariado -aun cuando muchas veces no interpreten ideales superiores-, ni negar nuestro esfuerzo a toda acción que suponga un debilitamiento de la burguesía y del Estado. Pero la propaganda anarquista, en todos los campos de actividad, debe estar dirigida de manera que no llegue a confundirse con el oportunismo revolucionario de los partidos políticos y de los secuaces del marxismo que hacen del sindicato el campo de sus correrías.

Según nuestra manera de apreciar esa cuestión táctica -que involucra a la vez un concepto teórico determinante de la actividad anarquista-, no está en discusión si el sindicato ofrece o no un escenario propicio a la propaganda de las ideas. El prejuicio antiorganizador no puede ser sostenido por un comunista anárquico, excepto en el caso de que toda la organización obrera estuviera viciada por los políticos y constituyera en sí un atentado al derecho y la libertad de las minorías. Cabe, pues, definir la posición del anarquista en el movimiento obrero, el papel que debe representar en esos órganos de trabajo creados para la lucha contra el capitalismo.

¿Debe ver un anarquista, en las organizaciones proletarias, un campo de acción propicio a la propaganda revolucionaria y compatible con sus ideas? ¿O, por el contrario, ha de participar en las luchas gremiales como simple componente de sindicatos que rechazan toda definición ideológica por creerla incompatible con la llamada lucha de clases?

Nosotros hemos hecho escuela del divisionismo ... Aceptamos como lógica la existencia de fracciones doctrinarias en el movimiento obrero, que si bien actúan en un mismo escenario, muchas veces plantean agrias cuestiones y agitan ideales antagónicos. Consecuentes con esos ideales de intransigencia a todo lo que conspire contra nuestro derecho a propagar el anarquismo a los trabajadores, nos esforzamos en crear un movimiento sindical independiente de las corporaciones gremiales adversas a toda ideología. Y el mismo derecho reconocemos a todas las demás fracciones políticas que diluyen su propaganda electoral en el movimiento obrero.

El rechazo de la neutralidad sindicalista de hecho nos coloca en un plano de acción propicio a toda clase de antagonismos. No creemos que sea posible esa neutralidad defendida por la mayoría de los compañeros europeos como un recurso que permita la cohesión de las fuerzas organizadas en los sindicatos obreros. Por el contrario, nos esforzamos en precipitar el inevitable choque de ideas, en provocar los antagonismos que surgen necesariamente en todo conglomerado social, en precisar los puntos de divergencia que nos separan de los elementos marxistas que militan en las organizaciones obreras. Y como es la realidad, no tenemos empeño alguno en contrariarla.

Si hacemos teoría con una cosa tan materialista como es el sindicalismo, si hablamos de lo que debiera ser y no de lo que es el movimiento obrero, si cerramos los ojos a la realidad y atribuimos al adversario en ideas la buena fe que quisiéramos sirviera de norma a toda discusión de principios, ¿no seguiríamos perpetuando el engaño y alimentando esa ficción unitaria que sólo favorece a los profesionales de la política y a los burócratas del gremialismo reformista?

Consideramos un grave error la teoría neutralista defendida por los orientadores del anarquismo europeo. La neutralidad ideológica es un mito. El movimiento obrero es el campo propicio a todos los choques de ideas y a todos los antagonismos, tanto políticos como económicos. Y sólo a costa de un completo renunciamiento a las ideas propias, pueden los anarquistas armonizar su acción con las tendencias marxistas y neomarxistas que hacen efectivos sus ideales de dominio y domesticación del proletariado.

Se pretende hacer un argumento del supuesto neutralismo de las fracciones reunidas en un bloc para hacer frente al capitalismo. Pero esa cohesión orgánica, si bien puede ser determinada por un interés común de defensa, desaparece en cuanto se ponen en beligerancia los principios que impulsan y orientan la acción del proletariado. La crisis sobreviene al producirse el choque de opiniones, al surgir los antagonismos ideológicos que palpitan en el alma colectiva, y únicamente afianzando la prevalencia de una de las fracciones en lucha e impidiendo a la mayoría la autoridad de los jefes, puede subsistir la unidad orgánica quebrantada por la disparidad de criterios. Y en ese poder de una mayoría disciplinada está la muerte de toda autonomía individual, el fracaso del neutralismo y la condenación de toda propaganda que atente contra la disciplina del sindicato. ¿Qué papel representan los anarquistas en organizaciones que consideran un delito la propaganda de ideas, y un atentado a la unidad de clase toda crítica a los procedimientos de los jefes y a las orientaciones particulares que imponen, con la aquiescencia de una mayoría sin opinión, a los sindicatos sometidos a su égida?

Con llamar revolucionario al sindicalismo -en oposición a los sindicatos dirigidos por los social-demócratas- no se libra al proletariado de la influencia reformista. El germen degenerativo del movimiento obrero está en las tendencias autoritarias que incursionan en los sindicatos y ganan para su causa a los obreros activos. La neutralidad supone de hecho la aceptación de toda clase de elementos en el sindicalismo. Y los profesionales de la política, los burócratas y los oportunistas de todo pelaje, saben muy bien aprovechar esa coyuntura para introducirse en las organizaciones proletarias y realizar en su seno propagandas que conspiran contra la tan cacareada unidad de clase.

No hay posición más contradictoria que la del anarquista partidario de la organización específica -en partido doctrinario, que en realidad se transforma en partido político- y del sindicalismo neutro. Divide su actividad en dos campos distintos y vive en perpetua lucha consigo mismo. Como anarquista procede en la agrupación doctrinaria. Pero en el sindicato obra como sindicalista: es un obrero organizado para la lucha de clases ...

De esas contradicciones entre la teoría anarquista y la práctica del sindicalismo sobreviene un paulatino debilitamiento de la energía y la acción revolucionaria de los militantes del anarquismo. En realidad malogran sus esfuerzos en ese perenne antagonismo mantenido por su doble personalidad y terminan por adaptarse al medio a fuerza de hacer concesiones a las tendencias reformistas que van tomando, a la sordina, la iniciativa de la orientación del movimiento obrero.

Un caso curioso de reacción contra el reformismo sindicalista -que es hecho a su imagen y semejanza- nos lo ofrecen los compañeros de España. Constatan hoy que el sindicalismo es impotente para plantear y solucionar problemas revolucionarios. Y llegan a la conclusión de que los anarquistas no fueron, en los sindicatos, todo lo intransigentes y consecuentes que seria de desear para la pureza de nuestras ideas y del mismo movimiento obrero revolucionario.

No encuentran, sin embargo, la causa de esa degeneración. No constatan que el error está en sus alegatos neutralistas, en su prescindencia ideológica, en la tontería de suponer que el sindicalismo tenía bastante con pegarle la etiqueta de revolucionario. Y hoy, decepcionados por el fracaso de la revolución sindicalista -que ya la creían segura-, se hacen reflexiones de este tenor:

Existe en la conciencia de muchos hombres la creencia de que el sindicalismo es un poderoso auxiliar de la filosofía anarquista. Lo primero que habría que hacer es ponerse de acuerdo sobre el significado de la palabra sindicalismo. Según la interpretación que nosotros le damos (que concuerda exactamente con los estudios de los teóricos del sindicalismo), ni doctrinariamente adaptable al medio, el ambiente sindicalista no es ni puede ser auxiliar de la filosofía anarquista. Doctrinariamente es contrario a las teorías anarquistas; como medio de lucha el anarquismo no lo necesita.

Y agregan aún:

Tiene el sindicalismo más inconvenientes que ventajas para tomarlo como expresión sine qua non de propaganda anarquista. Inconvenientes porque, siendo el hombre social de hoy, en general, fácilmente adaptable al medio, el ambiente sindicalista absorbe con demasiada frecuencia el elemento anarquista, hasta el extremo de borrar en él todos los caracteres anárquicos que pudiera haber tenido. Y no queremos decir con esto que el anarquista tenga que huir del medio sindicalista; no. Queremos significar que el medio sindical hay que mirarlo con la misma prevención con que miramos todo medio de corrupción. No se olvide que hay corrupción física y corrupción moral.

Y repitiendo el viejo error neutralista, creyendo salir del pantano del reformismo, llegan a esta conclusión:

El anarquista en el medio sindical debe estar como está en la sociedad actual. Ha de ser elemento inadaptado y de reacción constante, para modificar atavismos morales que los componentes del sindicalismo llevan consigo. La mansedumbre que el cristianismo nos legara, la tendencia a la autoridad que la sociedad capitalista ha depositado en nosotros; reglamentaciones, prejuicios y prácticas que cada día vemos desenvolverse a nuestro alrededor, son otras tantas causas que motivan que dentro del sindicato obrero se vaya borrando nuestra personalidad anarquista hasta desaparecer. Nos entregamos demasiado al obrerismo.

Téngase en cuenta que estas afirmaciones se hacen en Solidaridad Obrera, órgano máximo del sindicalismo español. ¿Es posible, se dirá, que los sindicalistas pregonen hoy el fracaso del sindicalismo llamado revolucionario? Sí. Pero lo hacen no para rectificar la táctica de los anarquistas que crearon en España esa modalidad gremial, sino más bien para salir con una nueva edición de neutralismo ideológico.

Se constata la degeneración reformista del sindicalismo. Mas se elude el estudio de las verdaderas causas de esa degeneración, porque para ello habría que confesar el error táctico de los anarquistas partidarios de la unidad de clase, de la prescindencia ideológica en los sindicatos y del anarquismo organizado en partido político al margen del movimiento obrero, o por abajo o por arriba del sindicalismo.

He ahí otra serie de cuestiones que analizaremos en un próximo artículo. Por hoy terminamos afirmando la necesidad de la beligerancia doctrinaria en todos los campos de la actividad social. Y como el movimiento obrero es el más vasto y propicio para la propaganda revolucionaria, a los sindicatos debemos llevar los anarquistas los antagonismos que surgen necesariamente de las diversas interpretaciones del rol histórico que el proletariado representa frente al capitalismo y al Estado.

Por supuesto que Arango tuvo que haber estado bien consciente del fangoso terreno en el que se adentraba. Sus opiniones y tesis, a las que por cierto ya me he referido en las respectivas presentaciones de las colecciones de periódicos del Suplemento de La Protesta de los años 1922 y 1923, constituían, por aquellos tiempos, una de las corrientes prevalecientes en el seno del movimiento anarquista internacional, que llegaron a manifestarse en fuertes, e incluso, en algunos casos, bastante agrias disputas tácticas-ideológicas en congresos ya regionales e internacionales. No eran pues, estas ideas, asuntos de completa novedad, sin embargo, dada su proclividad en pro de un amplio pluralismo, bastantes roces tenían con las concepciones más tendientes al unitarismo a toda costa.

El aceptar no sólo la presencia de corrientes al interior del movimiento ácrata, sino, incluso, de una fortísima lucha entre las mismas, buscando defender sus respectivas posturas tácticas e ideológicas, no era, para nada, bien visto por aquellas tendencias proclives a manifestar un criterio unitario excesivamente centralizado.

Técnicamente estamos frente a una manifestación de pugnas entre los conceptos orgánicos unitaristas, federalistas y confederalistas.

Quizá a algunos sorprenda la afirmación de López Arango cuando señala, como postura muy contradictoria, la del anarquista partidario de la organización específica -en partido doctrinario, que en realidad se transforma en partido político- y del sindicalismo neutro. Sin embargo esta apreciación de Arango alcanzaría, catorce años más tarde, su manifestación práctica, cuando, la Federación Anarquista Ibérica, organización 100% específica, decidiera convertirse en un partido político durante el movimiento social revolucionario español. Desgraciadamente, asuntos como éste no han sido, no digamos superficialmente abordados, sino que pareciera que algo de incómodo hay en ellos que, dentro de los medios libertarios, se busca ocultarlos o darles la vuelta, cosa que evidentemente no sólo es un error, sino algo sumamente perjudicial.

Es dificil entender el por qué de tal actuar, ya que si bien resultaria un poco arriesgado enfocarse en asuntos como este de la conversión de la mítica F.A.I. en partido político, puesto que muy probablemente conduciría a tener que dar la razón a las corrientes contrarias al anarquismo, sobre ciertos tópicos en los cuales, todo parece indicar que, de plano, la mayoría de los militantes y simpatizantes ácratas, no desea ceder ni un milímetro; por otro lado también es cierto que, como sabiamente señala un dicho, no es posible tapar el sol con un dedo.

En fin, es de esperar que conforme los simpatizantes y/o militantes libertarios tomen consciencia de la apremiante necesidad de afrontar los asuntos, por espinosos que éstos sean, que se han generado dentro del devenir histórico del anarquismo en cuanto alternativa social y política, mejor será para retomar sendas y clarificar objetivos.


Ahora bien, en cuanto al artículo de Luigi Fabbri, se decía:

He dicho ya otras veces cómo el movimiento obrero es una necesidad no sólo para la educación de los trabajadores en la escuela de la solidaridad, sino también para la preparación material de la revolución. El método de la organización sindical es y permanece un medio indispensable y de los más importantes para revolucionar la sociedad en que vivimos. Fuera de él, la propaganda revolucionaria y las revueltas más heróicas de individuos y de grupos, resultarían estériles o casi; esto es, no ejercerían una influencias suficiente para cambiar, para transformar el ambiente social. Es, por decirlo así, el medio universal, sin el cual los otros métodos, subordinados y auxiliares, perderían gran parte de su valor, -el cual naturalmente no excluye, sino que más bien las comprende, todas las otras formas de actividad que pueden ser desenvueltas por los singulares grupos y que tal vez (como el terrorismo económico) no serían compatibles con las grandes organizaciones públicas.

Y ya que la revolución social, si será prevalentemente obrera, sí deberá resolver ante todo el problema económico, no será solamente una revolución económica, sino que deberá emancipar a la humanidad de todas las diversas formas de esclavitud -de la política contra el Estado, de la moral contra las otras instituciones jurídicas, sexuales, religiosas, etc.- se comprende por qué los anarquistas que quieren una tal revolución integral no se contenten con la obra desenvuelta en el seno de la organización económica y por esta solamente, y por tanto no renuncien a su razón de ser combatientes por una idea superior de libertad y de justicia para todos.

Las ideas tienen bien su importancia en el mundo, en la evolución social. Y es un hecho contra el cual sería vano rebelarse, este de que los obreros tengan ideas políticas distintas, aun teniendo intereses económicos comunes. Nosotros podremos desear que esto no sea, es decir, querer que todos los obreros piensen como nosotros; pero ya que esto no es, nada más natural que los obreros se agrupen, según sus propias ideas, en partidos distintos.

Esta desunión, natural en otros campos, no debe ser llevada al seno de la organización sindical. Lo deplorable, en el fondo, no es que los obreros se dividan sobre el terreno político para seguir éste o aquel partido, sino que las disensiones de partido sean llevadas al seno de la organización obrera donde, al contrario, debería haber la máxima concordia. La discordia es originada precisamente por el hecho de que cada partido quiere hacer servir a sus fines políticos especiales la organización; pero desaparecerá o se atenuará hasta volverse imperceptible, cuando la organización sea autónoma y excluya de su seno toda intromisión extraña de los partidos o de los poderes políticos.

En suma, la pretensión de ciertos sindicalistas de que la organización sindical deba o pueda hacer inútiles los partidos y sustituirlos en su actividad, es desde cualquier punto de vista que se considere, insostenible. Creo haber demostrado suficientemente el derecho a la existencia de la organización sindical independiente y autónoma frente a los partidos; pero también los partidos tienen su razón de ser, que no podrá ser eliminada mientras los obreros tengan un cerebro para pensar y por consiguiente un motivo cualquiera de desacuerdo ideal, espiritual o político.

Tengo ya sobre la conciencia el cargo de haber aburrido bastante al público que me lee, con este asunto de las relaciones entre partidos y sindicato obreros.

En dos opúsculos editados por la Librería Sociológica de Paterson (Se refiere a La organización obrera y la anarquía, editada en 1906 y a Cuestiones urgentes, editada en 1907), me he ocupado, desde hace más de quince años atrás de las funciones de los partidos frente al movimiento obrero. Tratando precisamente de la política en las organizaciones obreras en el primero de esos opúsculos (La organización obrera y la anarquía), decía que, funciones que no deben ser descuidadas, pero que son de incumbencia de los partidos, son la propaganda de ideas, el movimiento especial de parte, la discusión y la resolución de los problemas que dividen las conciencias modernas, etc. Y más largamente he insistido sobre esta tecla en el segundo opúsculo (Cuestiones urgentes) hablando de los peligros del sindicalismo y criticando la conocida fórmula el sindicalismo se basta a sí mismo.

Me parece, por lo demás, haber vuelto en más de uno de los precedentes capítulos, sobre estas páginas. Puedo, por consiguiente, ahorrarme el trabajo de extenderme demasiado sobre este especial asunto, sobre el cual creo haberme explicado bastante.

Los partidos no son inútiles, sino inevitables; y pueden ser también (y lo son por cierto) útiles y necesarios cuando, como los anarquistas, no tiendan a conquistar el poder, sino a hacer la revolución. Son dañosos cuando pretenden someter a ellos y a sus fines especiales la organización obrera. Cierto es que en la práctica a eso tienden sólo los partidos reformistas y autoritarios, en tanto que los anarquistas no tienen ninguna necesidad de ello para sus fines, que no se concretan en algún interés partidario.

Pero cuando digo que la organización obrera debe ser autónoma, esto es, substraida a toda intromisión y dominación de partidos, para recoger en sus filas a todos los trabajadores que tienen el interés y el deseo de luchar contra el capitalismo que los explota, debo agregar que también los partidos han de evitar el ser arrastrados a remolque de la organización sindical y el sufrir demasiado la influencia de los intereses materiales inmediatos de que la organización misma es el exponente.

Ya he precedentemente señalado los daños que en Italia ha acarreado al movimiento obrero el estar uncido o éste o a aquel partido político. Pero el daño no ha sido sólo del movimiento obrero: el mismo movimiento político, de los partidos, lo ha sufrido. Por ejemplo, el Partido Socialista Italiano, en los años 1919-20, tuvo en cierto momento la probabilidad de arrastrar al pueblo a la revolución; y no lo hizo, entre otras razones, también porque la influencia de sus jefes era en parte neutralizada por los jefes más reformistas de la Confederación del Trabajo. La cual constituyó verdaderamente para el Partido Socialista, que parecía más decidido a la acción, una especie de bola en el pie; o por lo menos le dió el pretexto más plausible para no hacer seguir los hechos a las palabras y para substraerse, en parte, a la responsabilidad de su incierta política.

Tampoco los anarquistas pueden escapar del todo a este peligro de ver subordinar su propio fin ideal a contingentes intereses de categoría, cuando ellos se dejen absorber demasiado por el movimiento obrero, acepten sin mucha cautela los puestos de dirigentes y funcionarios y confundan el movimiento anarquista con el movimiento sindical. Se trata de un daño proporcionalmente mucho menor que para los otros partidos, al menos en lo que se ha podido constatar hasta ahora, pero el daño que no ha sido o fue de poca importancia en el pasado, podría ser mayor en adelante si los anarquistas no se ponen en guardia contra las tentaciones de una excesiva practicidad y si no defienden a su vez la autonomía e independencia absoluta del movimiento anarquista de todos los otros movimientos más o menos afines, colaterales o coincidentes.

Entre los anarquistas que más se dedican al movimiento y a la organización del proletariado en el terreno de clase, hay una tendencia -aún poco acentuada, pero que encuentra ya notables secuaces en Rusia, en Alemania, en América, etc. -que quisiera hacer del movimiento anarquista y del movimiento sindical una cosa sola. Algunos secuaces de tal tendencia se complacen en llamarse anarco-sindicalistas.

Muy largo sería discutir esta tendencia, para mí errónea, en la doctrina en que deriva y en todos sus varios aspectos. Mas a mí me parece que cae en el mismo defecto en que han caído hasta aquí los socialdemocráticos. Pero con esta diferencia: que mientras los socialdemocráticos convertían a la organización obrera en sierva de su partido, con sacrificio y daño para la organización, los anarquistas, al contrario, corren el riesgo de sacrificar sobre el altar de la organización sindical, vale decir por sus intereses materiales inmediatos, las propias razones ideales y el porvenir del propio movimiento. Los partidos autoritarios y reformistas, constituyendo una organización de intereses políticos, pueden, en efecto, llegar casi siempre a imponerse o por lo menos a asociarse los intereses económicos de los sindicatos. El partido anarquista, en vez, un poco por su defecto de escasa organización y sobre todo por sus intereses exclusivamente morales y adveniristas, puesto en el terreno de los intereses materiales inmediatos no puede dejar de advertir el contraste de éstos con aquéllos; y si los segundos, como a menudo sucede, prevalecen, la misma razón de ser del anarquismo resulta ofuscada y disminuida.

Este contraste entre la razón de ser del anarquismo, desinteresada y totalmente dirigida al porvenir, y la razón de ser del sindicato, del todo contingente y basada en intereses materiales -plenamente legítimos, cierto, pero siempre tendencialmente reformistas- es un contraste que se advierte antes o después también en el seno del movimiento obrero con orientación revolucionaria y con tendencias libertarias. Tal contraste es determinado automáticamente por el choque natural entre el espíritu utilitario que impulsa también a los trabajadores evolucionarios a estar lo mejor que pueden, y el espíritu idealista que los impulsa a ir más allá, por sobre las contingencias del momento, hacia una aspiración futurista de conquista integral.

En los movimientos y organizaciones guiadas por revolucionarios, este contraste es quizá menos evidente que entre los otros; pero, como veremos cuando tengamos ocasión de hablar de las deficiencias de la organización obrera, el hecho mismo de que la organización se basa sobre los intereses la empuja insensiblemente, a pesar de las afirmaciones en contrario, a dar una prevalencia a las consideraciones utilitarias sobre las consideraciones revolucionarias y adveniristas. Por eso, no sólo no es mal, sino que es bien, y es necesario, que haya algo entre los trabajadores que persistentemente los reclame a la aspiración ideal hacia una revolución libertadora para todos de todas las formas de dominación y de explotación. Este algo puede ser el partido de ideal. No importa que se trate de un partido formalmente organizado o de una colectividad que se mantiene unida solo por un conjunto de ideas y de métodos de lucha. Lo importante es que los trabajadores tengan también esa llama ideal que los anime, que los eleve por encima de los intereses específicos individuales o de categoría; y tanto mejor si esta aspiración ideal consigue ser tan fuerte que los impulse a sacrificar alguna utilidad momentánea, a menudo solamente aparente y caduca, a un fin más revolucionario y menos inmediato.

Por eliminación, yo encuentro que el único partido que puede mantener viva la llama revolucionaria, el partido que solo entre todos se preocupa de abrir entre la clase trabajadora los caminos del porvenir, es el partido anarquista. Los otros partidos, aunque en el pasado tuvieron un ideal animador que supieron afirmar no del todo inútilmente, hoy están reducidos a organismos más utilitarios todavía que la organización obrera, obedientes a un utilitarismo político que no tiene nada que hacer ni siquiera con la utilidad momentánea de los trabajadores.

Pero para que el partido anarquista pueda ejercitar eficazmente su misión liberatriz y no sea distraído por intereses utilitarios inmediatos, es necesario que cumpla por sí esta misión suya, con organizaciones y fuerzas propias, con sus medios, independientemente y por encima de la organización proletaria, la cual es una cosa del todo diversa, con caracteres muy diferentes, sea por su composición o por el cometido específico a que debe su existencia.

Los anarquistas, no teniendo intereses inmediatos que hacer triunfar, no tienen ninguna necesidad de imponerse a la organización obrera. Les basta con poder vivir dentro de ella, desarrollando su propia actividad revolucionaria; es decir, les basta que tenga una constitución que no los obligue a transacciones en sus ideas. Para esto es suficiente que la organización obrera no adopte ninguno de los métodos políticos propios de cada partido, y tenga por base la mayor autonomía posible de los individuos y de los grupos (secciones, cámaras del trabajo, federaciones, etc.) que la componen.

Fuera de esto los anarquistas no ambicionan ejercer sobre el movimiento obrero otra influencia que la que deriva de su predicación ideal y revolucionaria, y del ejemplo de su acción personal; influencia que también los hombres de otros partidos tienen derecho a ejercer, ya que no consiste en una imposición desde arriba, o desde afuera, sino en una irradiación de la propia fe por medio de la propaganda con la palabra y con los hechos. Ella tiene por resultante, no el sometimiento de las fuerzas proletarias a los fines políticos particulares de éste o aquel partido, sino el formarse en la masa de un nuevo espíritu, de un estado de ánimo con un dado sello ideal -que podrá también disgustar a los adversarios, pero que no podrá ser motivo de reproche desde el momento que no viola la conciencia de los disidentes.

En lo que se refiere de especial modo a los anarquistas, si éstos lograsen dar en su sentido una orientación revolucionaria y libertaria a la organización proletaria, eso no significaría absolutamente un sometimiento de ésta a los fines partidarios, sea porque tal orientación debería ser la expresión libre de la conciencia de las masas organizadas, siempre cambiable o revocable, sea porque se trataría de una orientación en estrecha relación con el último objetivo tendencial de toda organización de clase y de toda la lucha obrera: la liberación del proletariado de la esclavitud del salario.

Estas que he venido exponiendo, me parecen las bases esenciales para la constitución y una necesaria vitalidad proficua de una organización sindical a vasta base, que pueda recoger en sus filas toda la clase trabajadora de un pueblo, de una nación, de la entera internacional.

La condición principal de una verdadera unidad suya (nunca será bastante repetido) es que ningún partido político y ningún poder extraño llegue, directa o indirectamente, a subyugarla, a explotarla, a hacer de ella escabel para sus hombres. Es el punto de partida, éste, para un movimiento proletario y sindical útil al bienestar y a la libertad de todos los trabajadores, y, por rebote, de toda la población en cuyo medio tal movimiento se desarrollará.

Después de lo cual, no todo será estado perfecto; es evidente. Yo no soy sindicalista en el sentido de los que ven en el desarrollo de la lucha obrera el alfa y el omega del progreso humano. Otras fuerzas nobilísimas, otros coeficientes políticos y morales contribuyen a hacer la historia. Diré más: me parece más interesante, más bella, más alta la lucha por la idea, dirigida hacia el porvenir, que la lucha por los intereses -aunque justos, de naturaleza contingente-, de los cuales la organización sindical tiene la función.

Pero el movimiento sindical y obrero sigue siendo indispensable para el progreso social hacia el fin de la libertad y de justicia, en la paz y en el trabajo, a que tiende con desesperado deseo, hoy más que nunca, la cansada humanidad. Es indispensable, como la nutrición para todo organismo pensante y productivo; como el terreno sólido para la más bella de las construcciones; como una condición material de vida, sin la cual sería imposible al pueblo toda superior elevación espiritual.

No hay ideal alguno de progreso y de civilización que pueda ahora separarse de la causa de los trabajadores; y por eso el esfuerzo que éstos hacen, a través de su organización de clase, para conquistar una mayor suma de libertad y de bienestar, merece ser seguido y ayudado con intelecto de amor por todos los que combaten por su fe en un mejor porvenir humano.

Cuando Fabbri nos habla de partido esta claramente haciendo referencia a la idea de un conglomerado de personas que tienen preferencias y objetivos comunes, esto es, no se está refiriendo a la idea del partido político tradicional, o sea, aquella institución que, según sus mismos conformantes, no puede tener más objetivo que el de tomar el poder. Esta evidente distorsión del significado del vocalo partido, débese más a elucubraciones y tonterias de personas desubicadas, que al lenguaje en sí. Por desgracia, ha prevalecido el significado generado por los locos, esto es, por aquellos para quienes la finalidad de un partido no puede ser otra que la toma del poder.

La verdadera razón de ser de un partido no es otra que la de satisfacer los intereses, anhelos y deseos de quienes lo conforman, y si éstos no tienen el menor deseo de tomar el poder, no por ello pierde el organismo que establezcan la categoría de partido. El partido se forma por el deseo de los partidarios de tal o cual cosa. Asi pues, no debemos poner el grito en el cielo porque Fabbri habla, y habla bien, en favor de la existencia de un partido anarquista, el cual, por ende, englobaría las ambiciones y objetivos de los anarquistas que así lo decidieran, entiéndase bien, de los que así lo decidieran, lo que no quiere decir que quien deseara desarrollarse como anarquista tuviera que, forzosamente, ser miembro o partícipe de ese organismo.

El real problema existente en los medios libertarios de la actualidad, es que tercamente tan sólo conciben la existencia de un partido en el sentido de un organismo cuya finalidad debe, forzosamente, ser la toma del poder, cuando la historia misma demuestra con miles de ejemplos que ello no es así. Y para muestra, baste un botón: aquí en México, existió el Partido Liberal Mexicano, encabezado por Ricardo Flores Magón, y da la casualidad que ese partido, o mejor dicho, sus miembros, jamás se pusieron como objetivo la toma de ningún poder, ¿dejaba por ello de ser partido ese organismo?

Si aterrizamos la propuesta central de Luigi Fabbri, nos percataremos que él está abordando el tema de la organización anarquista bajo el criterio, que posteriormente se generalizaría en los medios libertarios del mundo, del grupo de afinidad, cuyos objetivos se encuentran diferenciados de las tendencias directrices de los grupos específicos. Una de las diferencias, en mi opinión fundamental, entre el grupo de afinidad y el grupo específico, sería que, mientras el primero se convierte en un organismo que irradia su influencia en razón directa de la labor que desarrolla, el segundo se convierte en un organismo que impone su dirección en razón directa de la fuerza que manifiesta.

Cabe precisar que en la editorial correspondiente al número 139 del 16 de septiembre, intitulada El anarquismo en los grupos de afinidad, escrita por Diego Abad de Santillán, existe, a mi parecer, una confusión por parte de don Diego, quien no distingue lo propio del grupo específico, de lo propio del grupo de afinidad. Claro está que en aquel año de 1924, aún no quedaba muy clara la distinción entre ambos conceptos orgánicos, habida cuenta de que todavía no concretábase la idea base de los grupos específicos que, en lo que corresponde a la zona de infuencia del anarquismo de habla hispana, nace con la creación o instauración de la Federación Anarquista Ibérica, la cual encarnaría, por completo, el concepto mismo de la especificidad en el terreno anarquista.

En fin, la refrescante postura de Fabbri quizá pueda parecer en demasía idealista, ya que si bien él considera que los anarquistas se comportaban o debieran comportarse como él lo apreciaba, en la realidad ello no era asi. Había, ciertamente, anarquistas que se comportaban dentro de los parámetros señalados por Fabbri pero, igual, habia otros cuya acción nada tenía que ver con la postura de Luigi, porque, y necio sería negarlo, en aquellos tiempos también en el anarquismo se cocían habas, esto es, había cada fichita que ... mejor ahí la dejamos ...


Y mientras en el número 103 del Suplemento de La Protesta, correspondiente al 7 de enero de 1924, el grupo editor, además de fijar su respectiva posición de cara a su segundo aniversario y colocar los artículos de López Arango y Luigi Fabbri en lo que, de hecho, abria puertas al debate libertario, en la lejana Unión Soviética el fallecimiento del máximo lider bolchevique, Lenin, generaba una situación particular que, por supuesto, no habría mucho de tardar extendiéndose a todo el mundo en el seno de las organizaciones revolucionarias. La pugna por la sucesión al mando de la Unión Soviética generaría no precisamente un choque de trenes sino un auténtico terremoto internacional.

En aquel año de 1924, mientras el mundo se preparaba en la celebración de los juegos olímpicos a realizarse en París, Trotsky y Stalin se daban hasta con la cubeta disputando la herencia revolucionaria. Stalin, quien fungía, a la muerte de Lenin, como Secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, aprovechando su posición, fue capaz de tejer una política tal que prácticamente le permitió controlar los puntos neurálgicos del poder soviético, haciéndose, en los hechos, del poder. Por supuesto que en su política, bien preveía la presencia de molestos elementos que podrían contrarrestar sus ambiciones, por lo que, ni tardo ni perezoso, púsose a generar las condiciones que le permitieran nulificar cualquier oposición a sus objetivos. Entre los opositores de más peso, encontrábase León Trotsky, quién no siendo precisamente un infante ingenuo, igual trataba de mover sus piezas en el tablero, buscando dar un traspie a Stalin. Y esa enconada lucha rápidamente extendiose a lo largo y ancho del mundo revolucionario.

En el campo libertario, la desilusión de los resultados de la revolución bolchevique -que no de la revolución rusa-, ya habíase manifestado de años atrás, con obras y acciones, por lo que no sería precisamente el fallecimiento de Lenin lo que, para los libertarios, complicaría la situación; sin embargo, la actitud de Stalin que no se concretó tan sólo a buscar controlar los organismos y movimientos revolucionarios en Rusia, sino que sus miras alcanzaban el mundo entero, sí constituyó una variante, en la confrontación entre libertarios y autoritarios.

Los editores del Suplemento de La Protesta, estaban plenamente conscientes de lo que acaecía, pero, paralelamente, carecían de las básicas herramientas para prevenir contingencias mayores, por lo que el jaleo generado por la política implementada por José Stalin en mucho les complicaba el futuro.

En el número 107, correspondiente al 4 de febrero, encontramos una interesante editorial referente al pleno celebrado en la ciudad austriaca de Insbruck los días 2, 3 y 4 de diciembre de 1923.

En ella se dice:

En la reunión del pleno de la Asociación Internacional de los Trabajadores, efectuada los días 2, 3 y 4 de diciembre pasado, en la ciudad de Insbruck, Austria, quedaron solucionadas ciertas cuestiones de orden táctico que dejara pendientes el Congreso de Berlín. Desaparecen así, por fuerza de las circunstancias y en parte gracias al ejemplo de nuestra propaganda contra las vacilaciones de los sindicalistas revolucionarios, los obstáculos que atravesó en el camino del movimiento obrero internacional el bolcheviquismo ruso con su política de la unidad obrera y del frente único para la revolución.

Un breve lapso de tiempo bastó para aclarar los puntos de divergencia que llevó la F.O.R.A. al Congreso de Berlín. Fracasada la táctica prescindente de los sindicalistas franceses, no quedaba otra salida que aceptar la beligerancia contra el bolcheviquismo, pregonada como una necesidad por la delegación de la Argentina en el Congreso Constituyente de la Asociación Internacional de los Trabajadores. Después de la experiencia sufrida por los camaradas de Francia, sancionada la subordinación de la C.G.T.U. al Partido Comunista en el Congreso de Bourges y eliminada la influencia anarquista gracias a los agentes de Moscú, ¿cabía abrigar la esperanza de encontrar el medio que facilitara un entente con los explotadores del pueblo ruso y sus lacayos introducidos en el movimiento obrero?

Conviene precisar que, además de la editorial señalada, en ese número del periódico, también se incluye el Informe de los países adherentes y resoluciones. Y es, precisamente en este interesantísimo documento, en el que encontramos una información que atañe directamente a México, región que, según puede interpretarse de lo reseñado, estuvo representada por la delegación de la F.O.R.A.

Veamos lo que al respecto se informaba:

El delegado de la F.O.R.A. -se decía-, informa sobre la situación de las organizaciones obreras mexicanas y expone el pedido de la C.G. de los T. (Confederación General de los Trabajadores), de considerar la organización de Gompers entre las instituciones a quien es preciso combatir lo mismo que a Amsterdam y a Moscú. Explica como la F.A. of Labour representa en los países de Centro América y en México, el papel absorbente del capitalismo norteamericano, cuyos planes secunda. En México existe una organización sostenida moral y materialmente por el gobierno de Obregón y lleva un nombre parecido a la organización adherente a Berlín. Los camaradas de la C.G.T. de México son declaradamente anarquistas y constituyen la única fuerza activa y combativa de México. A mediados de este mes celebrarán un Congreso Nacional y pide que se les envíe un telegrama de salutación. Es adoptada por unanimidad la siguiente resolución:

El pleno del Bureau administrativo de la A.I.T., toma conocimiento en su sesión de Insbruck de los informes enviados por la C.G. de Trabajadores de México y afirma que la American Federation of Labor, es tan peligrosa en los países de Centro América y en México para la causa de la revolución social y para los intereses de la clase obrera como la Internacional de Amsterdam y la I.S.R. de Moscú. El proletariado revolucionario es prevenido contra esos organismos y es incitado a rechazarlos y combatirlos.

Otros documentos relacionados con México, serán los escritos de José Cayetano Valades. Concretamente su análisis histórico referente a los sucesos de Chalco en 1869, y, otro, publicado en tres partes, de contenido muy discutible, llamado: Desde México. Después de catorce años de revolución, en el que Cayetano, de plano, se pasa de raya y expone un rollerío que francamente no es posible tomar en serio.

Muy dificil resulta el entender cuál o cuáles fueron las razones para que el grupo editor diera luz verde a ese escrito y lo publicara, pero alguna razón ha de haber existido. En fin, lo repito, en ese artículo don Cayetano se ve muy mal, puesto que es evidente la carencia de objetividad en lo por él escrito.

Un escrito más de José Cayetano Valades, publicado, lo fue, Sublevaciones de la Nueva España, incluído en el número 141 correspondiente al 29 de septiembre de 1924.

También durante ese año de 1924, publicose en el Suplemento, el libro de Diego Abad de Santillán, Ricardo Flores Magon. El apostol de la Revolución Social Mexicana, utilizándose íntegramente el número 149, y, de manera parcial, esto es, incluyendo continuaciones, los números 150, 151 y 152.

Realmente es enorme la cantidad de material incluido en 1924 dentro de las páginas del Suplemento de La Protesta. Escritos como el de la hija de Tolstoi en el que relata los últimos momentos de vida de su padre, realmente valen muchisimo la pena leerlos. Por fortuna, al poseer la colección íntegra de este año, me ha sido posible colocarla completa, pero, por desgracia, no todos los números pudieron alcanzar un nivel óptimo de calidad al digitalizarlos, habiendo varios en lo que realmente el interesado habrá de esforzarse por consultarlos, ya que presentan diversos problemas para su lectura, y ello no obstante que busque la mejor manera de que la digitalización fuese óptima, pero ... pues no me fue posible el lograrlo, por lo que, de antemano, pido tanto disculpas, como comprensión.

De todas maneras, y como bien señala el dicho: peor es nada, y por favor no se vaya a pensar que me guío bajo el criterio de que a caballo dado no se le ven los dientes. ¡No! ¡De ninguna manera! Sinceramente espero que una combinación de comprensión y esfuerzo por parte de quienes se adentren en la consulta del material que aquí pongo a su disposición, logren mitigar los lamentables errores de digitalización existentes.

Para finalizar esta ya muy larga presentación, tan sólo me queda señalar que, como lo he venido haciendo en los últimos periódicos que he colocado en la sección de la Hemeroteca Virtual Antorcha, añado el índice temático de cada uno de los periódicos con el objeto de que el interesado puede acceder, de manera directa, a los temas o asuntos de su interés.

Octubre de 2015
Omar Cortés

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Indice

SUPLEMENTO DE LA PROTESTA

Suplemento semanal anarquista editado en Buenos Aires, Argentina


N° 103

7 de enero de 1924

Contenido

  • Dos años de vida.
  • Puntos de divergencia. Autor: Emilio López Arango.
  • Sindicato y partidos políticos.
  • Antisemitismo y pogrom contra los judios. Autor: Rudolf Rocker.
  • Gaugin. Autor: Eugenio Carriere.
  • La voluntad del barroco. Autor: Ortega y Gasset.
  • Bibliografia.
  • Reseña de la historia del movimiento anarquista en Estados Unidos hasta 1900. Informe presentado al Congreso Anarquista Internacional de París (1900). (Conclusión). Autor: William Holmes.
  • La macknovtchina. Esbozo sumario del movimiento macknovista. (Continuacion). Autor: P. Archinof.

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N° 104

14 de enero de 1924

Contenido

  • Acción gremial y propaganda anarquista. Autor: Emilio López Arango.
  • Robert Bodansky.
  • La educación solidaria y los sindicatos. Autor: Luigi Fabbri.
  • Algunos precursores del anarquismo moderno. Ernest Courderoy. Autor: Max Nettlau.
  • La madre del asesino. Autor: Marino Moretti.
  • La pintura en Perú. Autor: At.
  • La Patria y otras entelequias.
  • Martín Fierro y Juan Crusao. Autor: Enrique Nido.
  • El espíritu socialista desaparece. Autor: Jorge Herzig.
  • La macknovtchina. Esbozo sumario del movimiento macknovista (Conclusión). Autor: P. Archinof.
  • Lenin. Autor: Gaston Leval.

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N° 105

21 de enero de 1924

Contenido

  • Reformismo apolítico. Autor: Emilio López Arango.
  • El anarcobolchevismo y su rol en la revolución rusa. Autor: P. Archinof.
  • Valor moral de la organización sindical. Autor: Luigi Fabbri.
  • A propósito del último Salón de Otoño en París. Autor: Wildemar George.
  • Steinlen. El pintor de la miseria ha muerto.
  • Algunos precursores del anarquismo moderno. Ernest Courderoy. Autor: Max Nettlau.
  • Primera juventud de Malatesta en Santa María Capna Vetere (1853-1870). Autor: Max Nettlau.

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N° 106

28 de enero de 1924

Contenido

  • Política y acción directa. Sobre el acto individual. Autor: Dostoievsky.
  • Tendencias egoistas de la organización obrera. Autor: Luigi Fabbri.
  • Las bibliotecas en la Rusia de los soviets.
  • Por la historia de la actividad parlamentaria en el moderno movimiento obrero. Autor: Rudolf Rocker.
  • David (1748-1825). Autor: Elie Faure.
  • La esclavitud y el cristianismo. Autor: Y. Guyot - S. Lacroix.
  • Propiedad y familia. Autor: Errico Malatesta.
  • Algunos precursores del anarquismo moderno. Ernest Courderoy. Autor: Max Nettlau.
  • La belleza. Autor: Santiago Rusiñal.
  • Comunidades y jacquerias. Autor: Pedro Kroporkin.

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N° 107

4 de febrero de 1924

Contenido

  • La A.I.T. en Insbruk. Definiendo el movimiento obrero internacional.
  • Conferencia plenaria de la Asociación Internacional de los Trabajadores en Insbruck (Austria). Celebrada del 2 al 4 de diciembre de 1923. Informe de los países adherentes y resoluciones tomadas.
  • Los progresos morales de la Asociación Internacional de los Trabajadores. Discurso de clausura pronunciado por Rudolf Rocker.
  • Para la historia de la actividad parlamentaria en el moderno movimiento obrero. Autor: Rudolf Rocker.

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N° 108

11 de febrero de 1924

Contenido

  • Orientación del sindicalismo.
  • Otras tendencias malsanas de la organización obrera. Autor: Luigi Fabbri.
  • De la Conferencia de Insbruk. Informe sobre la situación italiana.
  • El centenario de J.H. Fabre. Autor: George Vidal.
  • Una carta de Sofia Kropotkin.
  • La muerte de Antonio José de Avila.
  • La formación del mundo ideal. Autor: E. Gruculler.
  • Para la historia de la actividad parlamentaria en el moderno movimiento obrero. Autor: Rudolf Rocker.
  • Algunos precursores del anarquismo moderno. Ernest Courderoy. Autor: Max Nettlau.

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N° 109

18 de febrero de 1924

Contenido

  • Antagonismos doctrinarios.
  • El ideal anarquista animador del movimiento obrero. Autor: Luigi Fabbri.
  • Antimilitarismo y revolución. Autor: B. de Ligt.
  • La pareja. Autor: S. Schneur.
  • Jack London. Su vida. Su obra. Autor: P. Vigné d´Octon.
  • Nietzsche y el anarquismo. Autor: C.B.
  • La ciencia que salva.
  • Por la historia de la actividad parlamentaria en el movimiento obrero. Autor: Rudolf Rocker.
  • Propaganda revolucionaria. Autor: Carlos Pisacane.

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N° 110

25 de febrero de 1924

Contenido

  • Teoría y práctica del movimiento obrero.
  • Breviario de la contrarreacción. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Conclusión. Autor: Luigi Fabbri.
  • Los grandes artistas. El Greco (1545-1614). Autor: Elie Faure.
  • Recuerdos y notas de Luisa Michel. Autor: Sebastian Faure.
  • Jack London. Su obra. Autor: P. Vigné d´Octon.
  • Para la historia de la actividad parlamentaria en el moderno movimiento obrero (Conclusión). Autor: Rudolf Rocker.
  • Nietzsche y el anarquismo (Conclusión).Autor: C. B.

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N° 111

3 de marzo de 1924

Contenido

  • Internacionalismo del movimiento anarquista.
  • El nacionalismo y la reacción moderna. Autor: Rudolf Rocker.
  • El ascetismo como autoeducación. Autor: C.B.
  • Una visita al taller de Villard. Autor: Helios.
  • Página de vida anarquista italiana. Autor: Virgilia D´Andrea.
  • Crimen. Autor: José Francés.
  • Breviario de la contrarreacción. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Jack London. Su obra (Conclusión). Autor: P. Vigné d´Octon.

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N° 112

10 de marzo de 1924

Contenido

  • Movimiento sindicalista.
  • Una palabra más sobre la tolerancia mutua y la convivencia. Autor: Max Nettlau.
  • Un martir de las prisiones rusas. Aaron Baron.
  • El público y los cuadros. Autor: Abel Bonnard.
  • La nueva inquisición. Autor: Miguel de Unamuno.
  • El problema del amor. Autor: Rizieri.
  • Ideal y realidad. Autor: Errico Malatesta.
  • La farsa macabra. Consejo de reformados. Autor: Brutus Marcereau.
  • Páginas de historia. Autor: Y. Guyot - S. Lacroix.
  • Breviario de la contrarreacción. Autor: Diego Abad de Santillan.

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N° 113

17 de marzo de 1924

Contenido

  • Unidad anarquista.
  • El nacionalismo y la reacción moderna. Autor: Rudolf Rocker.
  • La idea anarquista. Su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.
  • Los poemas sinfónicos de Claudio Debussy. Autor: Jaques Riviere.
  • Páginas de historia. El hermoso tiempo antiguo. Autor: Y. Guyot - S. Lacroix.
  • Versos de la calle. Autor: Alvaro Yunque.
  • La Comuna frente a los anarquistas.
  • Los anarquistas chinos y el Congreso Anarquista Internacional.
  • A los electores obreros. Autor: Georges Serzig.

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N° 114

24 de marzo de 1924

Contenido

  • Obrerismo y nacionalismo.
  • Las luchas sociales en Alemania. Autor: Agustín Souchy.
  • Luis Buchner. Autor: Victor Dave.
  • Eugenio Carriére y el Salón de Otoño. Autor: Frantz Jourdain.
  • J.F. Raffaelli. El pintor de motivos de arrabal, ha muerto.
  • Notas sobre Raffaelli. Autor: Georges Vidal.
  • Versos de la calle. Autor: Alvaro Yunque.
  • Diálogo filosófico. Autor: Han Ryner.
  • Un San Vicente de Paul laico que, a su vez, necesita ayuda.
  • Bibliografia.
  • Mi opinión sobre la tolerancia mutua y la convivencia. Autor: Helios.
  • Primeros principios del universo. Autor: Georgio Ravasine.
  • El bohemio. Autor: Eugenio Carriere.

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N° 115

31 de marzo de 1924

Contenido

  • Internacionalismo de la calumnia.
  • ¿Qué es la anarquía? Autor: Luigi Fabbri.
  • El anarquismo como movimiento social histórico. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • El artista y el asno. Autor: Max Nordeau.
  • Eugenio Carriére y el Salón de Otoño. Autor: Frantz Jourdain.
  • El ahorcado. Autor: Sahara Raysin.
  • El mujik y los funcionarios. Autor: M.J. Saltikov (Schedrin).
  • La ciudadana Sorgue ha muerto. Autor: R. Broutchoux.
  • Sobre el teatro, el arte dramático, la canción popular, etc. Autor: E. Armand.
  • Luis Buchner. Autor: Victor Dave.
  • Un martir libertario. G. Brocher.

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N° 116

7 de abril de 1924

Contenido

  • Individualismo y libertad.
  • Justicia y moralidad. Conferencia de Pedro Kropotkin.
  • Vladimir Ilyitsch Ulganof Lenin.
  • Eugenio Carriére y el Salón de Otoño. Autor: Frantz Jordain.
  • Leon Tchorni. Autor: G. Brocher.
  • Medio siglo de luchas obreras en Italia. Autor: Alibrando Giovannetti.
  • La caida del estado de sitio. Autor: Agustin Souchy.
  • Los sibaritas. Autor: César Jicarros.
  • Luis Buchner. Autor: Victor Dave.
  • Los prudentes. Autor: Rafael Barret.

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N° 117

14 de abril de 1924

Contenido

  • La acción política del socialismo.
  • Los flanqueadores del fascismo. Autor: Luigi Fabbri.
  • Fernando Pelloutier.
  • Cosas de todos los días. Autor: Alvaro Yunque.
  • Eugenio Carriére y el Salón de Otoño (Conclusión). Autor: Frantz Jourdain.
  • Nekrasof. Autor: Pedro Kropotkin.
  • Pueblo y burguesia en Italia. Autor: J. Guyot - S. Lacroix.
  • Luis Buchner (Conclusión). Autor: Victor Dave.
  • Justicia y moralidad. Conferencia de Pedro Kropotkin.

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N° 118

21 de abril de 1924

Contenido

  • Bolcheviquismo y burocracia.
  • El anarquismo y los movimientos separatistas. Autor: Enrique Nido.
  • La revolución no es una cuestión de clase. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Joseph Hemard. Autor: Leon Moussinne.
  • Empleado modelo. Autor: Alvaro Yunque.
  • Un sueño de Sócrates. Autor: Han Ryner.
  • Michelet, hombre de corazón. Autor: Jorge Vidal.
  • Máximo Gorki. Autor: Pedro Kropotkin.
  • Justicia y moralidad. Conferencia de Pedro Kropotkin.

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N° 119

1° de mayo de 1924

Contenido

  • De mayo a mayo. Exponentes de la reacción internacional. El proletariado y sus luchas. Gestos heróicos.
  • La reacción en Bulgaria.
  • El golpe cuartelero en España. La condena de Mateu y Nicolau.
  • Los crímenes del fascismo japonés.
  • Resumen biográfico de los mártires de Chicago. Autor: Pierre Ramus.
  • Una historia de infamias.
  • Kurt. G. Wilckens.
  • Por la libertad de los revolucionarios presos en Rusia.
  • Los problemas del anarquismo. Autor: Emilio López Arango.
  • La acción infinita. Autor: José N. Ochoa.
  • Nos han escamoteado el 1° de mayo. Autor: Hector Marino.
  • Para una interpretación federalista de la historia.
  • El 1° de mayo. Autor: Rudolf Rocker.
  • El pensamiento anarquista. Autor: Helios.
  • Los hermanos revolucionarios. Autor: Alvaro Yunque.
  • De la historia del anarquismo en México. La insurrección de Chalco (Mayo 1869). Autor: José C. Valadez.
  • El presidiario. Autor: W.C. Morrow.
  • ¡Hermanito obrero! Autor: M.F.D.
  • La vaca. Autor: Ardengo Sofice.
  • El origen oficial del 1° de mayo.
  • El avance individual y el avance colectivo. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Nuestra crítica artística. Autor: Zero.
  • La juventud. Propagandas contraproducentes. Autor: José de Cores.
  • Balance del año 1923=Mayo=1924.

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N° 120

5 de mayo de 1924

Contenido

  • Propaganda de reflejo (Polémica con La Antorcha).
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.
  • Joseph Hemard. Autor: León Moussinac.
  • La prensa limeña.
  • El movimiento anarquista en Bulgaria. Autor: G.G.
  • La nada. Autor: Leonidas Andriev.
  • Justicia y moralidad (Conclusión). Conferencia de Pedro Kropotkin.

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N° 121

12 de mayo de 1924

Contenido

  • Consideraciones. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • A propósito de una encuesta. Autor: Enrique Nido.
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.
  • Johan Most, la vida de un rebelde.
  • Sifo. Un iniciador inolvidable del movimiento revolucionario chino. Autor: X.X.
  • Pensamiento de Ibsen.
  • Sobre la síntesis. Autor: Volin.
  • La Revolté contra la Societe des gens de Lettres. Documentos inéditos. Autor: Jean Grave.

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N° 122

19 de mayo de 1924

Contenido

  • De la crítica a la ley.
  • De la idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.
  • El movimiento anarquista en Bulgaria. Autor: G.G.
  • Amar la libertad. Autor: Nadaud.
  • Los desastres de la guerra. Autor: Juan de la Encina.
  • Marginalia sobre Villaespesa. Autor: At.
  • La Revolte contra la Societé des gens de Lettres. Documentos inéditos (Conclusión). Autor: Jean Grave.
  • Bibliografia.
  • Las primeras organizaciones obreras en Italia.
  • Los comunistas de la Primera Internacional y los de hoy. Autor: A.G.
  • El sentimiento revolucionario. Autor: Luis Bertoni.

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N° 123

26 de mayo de 1924

Contenido

  • Internacionalismo.
  • Las armas de la guerra. Autor: Rudolf Rocker.
  • La integración de la Internacional. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • El arte en España. Ribera - Zurbaran. Autor: Elie Faure.
  • La tortura por la esperanza. Autor: M. Villiers de Lule Adam.
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.
  • Una carta de Pedro Kropotkin a Lenin.
  • Reminiscencias. Autor: Heymerr.
  • Un medio de propaganda: el Congreso.
  • Pensamientos de Ibsen.
  • La revolución rompe los obstáculos. Autor: E. Courderoy.
  • ¿Por qué somos revolucionarios? Autor: Eliseo Reclús.

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N° 124

2 de junio de 1924

Contenido

  • Monroismo gremial.
  • Sobre el periodo de transición. Autor: Pierre Ramus.
  • Las luchas proletarias en Alemania antes de la era capitalista. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • El arte en España. Ribera - Zurbaran (Conclusión). Autor: Elie Faure.
  • El civismo de Anatole France. Autor: Anatole France.
  • El oficio del hombre. Autor: Roger Devigne.
  • Las armas de la guerra. Autor: Rudolf Rocker.
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.

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N° 125

9 de junio de 1924

Contenido

  • Subasta de brazos. Autor: Liebkneckt.
  • Los problemas del futuro. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Shakespeare y sus obras. Autor: Civis.
  • Pietro Gori. Autor: Virgilio d´Andrea.
  • Curso de esgrima. Autor: Pedro Veber.
  • El oficio de hombre (Conclusión). Autor: Roger Devigne.
  • Las armas de la guerra (Conclusión). Autor: Rudolf Rocker.
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.

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N° 126

16 de junio de 1924

Contenido

  • 1923 - 16 de junio - 1924 - Kurt Wilckens. El caso Kurt Wilckens.
  • De la tragedia de la Patagonia a la muerte del Teniente Coronel Varela.
  • Kurt G. Wilckens. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • ¡Wilckens! Autor: S.M.O.
  • Desobedecer. Autor: Max Nettlau.
  • La tragedia del 16 de junio de 1923.
  • Se intentó asesinar a Kurt Wilckens.
  • La Federación Obrera Regional. Huelga general.
  • Los trágicos y sangrientos sucesos de ayer.
  • Argentina declara el paro en la capital.
  • Después del violento choque entre la policía y los huelguistas.
  • Wilckens fue cobardemente agredido hoy en la prisión nacional.
  • Ante el crimen.
  • El asesinato de Wilckens y el proletariado del interior de la República.
  • Ecos del asesinato de Wilckens en el proletariado internacional.
  • Dos cartas de Wilckens.
  • El gesto. Autor: Hector Marino.
  • Los crímenes del Estado y los atentados individuales. Autor: Helios.
  • Kurt G. Wilckens en la carcel. Autor: M. González.
  • Sentido homenaje de una madre, a la memoria de Kurt Wilckens. Autor: José de Cores.
  • Kurt Wilckens. Impresiones de la carcel.

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N° 127

23 de junio de 1924

Contenido

  • Internacionalismo de liquidación.
  • La abolición de la lucha de clases. Autor: Luigi Fabbri.
  • Breviario de la contrarreacción. Los medios de defensa del proletariado. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Shakespeare y sus obras. Autor: Civis.
  • Losovski levanta el telón. Autor: Emma Goldman.
  • Los grandes artistas de España. Velazquez. Autor: Elie Faure.
  • Versos de la calle. Autor: Alvaro Yunque.
  • Señor Jesucristo. Autor: Raúl González Tuñón.
  • Colonias libertarias. Autor: Carlos Molachi.
  • A todos los antimilitaristas, anarquistas, librepensadores del mundo entero. Autor: F. Domela Nieuweniuis.
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.

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N° 128

30 de junio de 1924

Contenido

  • El problema de las Internacionales.
  • El sentimiento de la responsabilidad en las masas. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Bibliografia.
  • Shakespeare y sus obras. Autor: Civis.
  • Los grandes artistas de España. Velázquez (Conclusión). Autor: Elie Faure.
  • Legia se divierte. Autor: At.
  • Nuestro teatro. Autor: Alvaro Yunque.
  • Degas y los genios.
  • Mayo enlutado. Autor: Virgilia d´Andrea.
  • La idea anarquista: su pasado, su presente. Autor: Max Nettlau.

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N° 129

7 de julio de 1924

Contenido

  • Colaboracionismo internacional.
  • La juventud en la anarquía. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Después de catorce años de revolución. Desde México. Autor: José C. Valades.
  • Ideales y realidad en la literaura rusa. Dostoievski. Autor: Pedro Kropotkin.
  • Las hogueras del odio. Historia vulgar. Autor: César Juarros.
  • El árbol. el pájaro y la Venus. Autor: Raimundo Acedo.
  • Bibliografía.
  • Shakespeare y sus obras. Autor: Civis.
  • Las herejias. Autor: Ives Guyot y Segismundo Lacroix.
  • Rodin y los premios.
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.

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N° 130

14 de julio de 1924

Contenido

  • La Argentina y sus grandezas.
  • Contradicciones y realidad. Autor: Luigi Fabbri.
  • Desde México. Después de catorce años de revolución. Autor: José C. Valades.
  • Arte y reclame industrial.
  • Oscar Wilde. Autor: Salvadora Medina Onrubia.
  • Bibliografía.
  • Curso de pintura. Autor: Pedro Veber.
  • Shakespeare y sus obras. Autor: Civis.
  • Ideas y realidad en la literatura rusa. Dostoievski (Conclusión). Autor: Pedro Kropotkin.
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.

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N° 131

21 de julio de 1924

Contenido

  • Teoría y práctica del movimiento obrero.
  • Sobre las causas de la derrota del anarquismo en la revolución rusa. Autor: Volin.
  • El problema de la procreación y la prevención de la maternidad. Autor: M. Winkler.
  • El prendedor de Nina. Autor: Alvaro Yunque.
  • Un juicio de Kropotkin. Sobre la tragedia de Ginebra.
  • La luciérnaga. Autor: Trilusia.
  • El libro de Rudolf Rocker sobre Most. Autor: Pierre Ramus.
  • Nobleza de artistas.
  • Pensamientos.
  • El pollino monárquico y el asno republicano. Autor: Trilusia.
  • Shakespeare y sus obras. Autor: Civis.
  • Desde México. Después de catorce años de revolución. José C. Valades.
  • La obra de Ricardo Flores Magón.
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.

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N° 132

28 de julio de 1924

Contenido

  • Origen común de las dictaduras.
  • Proudhon. Estudio de George Sorel.
  • Los comunistas y Mackno. Autor: P. Archinof.
  • Los grandes artistas de España. Desde Velázquez a Goya. Autor: Elie Faure.
  • El arte moderno. Autor: Guerra Junqueiro.
  • Las hogueras del odio. Los dos viejos. Autor: César Juarros.
  • Bibliografía.
  • Shakespeare y sus obras. Autor: Civis.
  • El movimiento anarquista en Suecia. Autor: Haakon Lerouge.
  • El problema de la procreación y la prevención de la maternidad. Autor: Max Wintler.
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Netlau.

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N° 133

4 de agosto de 1924

Contenido

  • Posibilismo anarquista.
  • Caco político. Autor: Gracian.
  • Socialismo, liberalismo, anarquismo. Autor: Luigi Fabbri.
  • Shakespeare y sus obras. Autor: Civis.
  • Muerte de Menier. Autor: Georges Duhamel.
  • De Guerra Junqueiro.
  • Versos de la calle. Autor: Alvaro Yunque.
  • De carta a carta. Patriotismo y caldo gordo. Autor: At.
  • El problema de la procreación y la prevención de la maternidad. Autor: Max Winkler.
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.

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N° 134

11 de agosto de 1924

Contenido

  • Los campesinos y la revolución.
  • Educación y revolución. Autor: Luigi Fabbri.
  • Sobre la síntesis. Autor: Volin.
  • Los grandes artistas de España. Goya. Autor: Elie Faure.
  • Dos clases de ladrones. Autor: Victor Hugo.
  • Bibliografia.
  • ¿Qué es la anarquía? Autor: Jean Grave.
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.
  • El problema de la procreación y la prevención de la maternidad. Autor: Max Winkler.

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N° 135

18 de agosto de 1924

Contenido

  • Proclamas de paz.
  • Evolución del movimiento obrero en Alemania. Stephian Borns y la Arbeiterverbrüderung (1748). Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Ojeada general sobre el movimiento anarquista revolucionario de Italia desde 1914 hasta hoy. Autor: Hugo Trene.
  • Páginas íntimas. Carta de Eliseo Reclús a su hermana Luisa.
  • Borrón. Autor: Alvaro Yunque.
  • Gandhi y el problema de la mujer. Autor: Martha Steinstz.
  • Un poco de ciencia. Soles gigantes. Autor: H. A. Turner.
  • Bibliografia.
  • ¿Qué es la anarquía? (Conclusión). Autor: Jean Grave.
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.
  • Pensamientos. Autor: Gracian.
  • Necios ensalzados.

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N° 136

25 de agosto de 1924

Contenido

  • Democracia y capitalismo.
  • El desconcierto. Autor: Jean Grave.
  • Anotaciones.
  • Idealismo y revolución. Autor: Luigi Fabbri.
  • Charlando sobre el arte y los artistas. Exposiciones de artistas argentinos.
  • Páginas íntimas. Carta de Eliseo Reclús.
  • Cálculo exacto. Autor: F. M. Dostoievski.
  • Ojeada general sobre el movimiento anarquista revolucionario de Italia desde 1914 hasta hoy. Autor: Hugo Trene.
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir. Autor: Max Nettlau.

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N° 137

1° de septiembre de 1924

Contenido

  • Partidos y programas.
  • Evolución del movimiento obrero en Alemania. De Lasalle a la Ley contra los socialistas (1863-1878). Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Páginas íntimas. Carta de Eliseo Reclús a M. de Gerando.
  • Charlando sobre el arte y los artistas. Exposiciones de artistas argentinos. Autor: Zero.
  • Pensamientos. Autor: Gracian.
  • Cosas de la vida. Autor: Alvaro Yunque.
  • Cuento de primavera. Autor: At.
  • La idea anarquista: su pasado, su porvenir (Conclusión). Autor: Max Nettlau.
  • La eterna comedimela de la Liga de las Naciones.
  • Bombos y palos. Más palos que bombos. Las perogrulladas de Leonardo da Vinci.
  • Bibliografia.

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N° 138

8 de septiembre de 1924

Contenido

  • Cinco días en el presidio de Ushuaia.
  • M. A. Bakunin. Un esbozo biográfico. Autor: Max Nettlau.
  • Un poco de teoría. Autor: Errico Malatesta.
  • Evolución del movimiento obrero en Alemania. Bajo la Ley contra los socialistas (1878-1890). Autor: Diego Abad de Santillán.
  • La decoración del libro. Autor: At.
  • Las manos. Autor: Rafael Barret.
  • Florida. Autor: Luis Sánchez Abal.
  • Psicología del gobernante. Autor: Alfredo Nistal.
  • Ciencias. Psicología integral. La cobardía. Autor: Racso.
  • Sobre teatro. Variaciones sobre el plagio.
  • Bibliografia.
  • Bombos y palos. Más palos que bombos.

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N° 139

15 de septiembre de 1924

Contenido

  • El anarquismo en los grupos de afinidad. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Capitalistas y ladrones. Autor: Errico Malatesta.
  • Dictaduras providenciales. Autor: J. Dejacque.
  • Las artes plásticas en el extranjero. Marginalia sobre Pablo Picasso. Autor: At.
  • Por los Salones.
  • Páginas íntimas. Carta de Eliseo Reclús a Richard Heat.
  • Canción a la juventud. Autor: José Galvez.
  • M. A. Bakunin. Un esbozo biográfico. Autor: Max Nettlau.
  • Evolución del movimiento obrero en Alemania. Los localistas. (1881-1897). Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Bibliografia.
  • Bombos y palos. Más palos que bombos.

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N° 140

22 de septiembre de 1924

Contenido

  • Corruptio optimi pessima. Autor: B. de Ligt.
  • La situación actual en Rusia.
  • Definición de la inmoralidad. G. Bernard Shaw.
  • La decadente. Autor: Anibal M. Jiménez.
  • Las artes plásticas en el extranjero. Un escultor provocativo. Autor: At.
  • Por los Salones. Exposición Macaya: Salón Witcomb.
  • M. A. Bakunin. Un esbozo biográfico. Autor: Max Nettlau.
  • Calambres. Autor: Alvaro Yunque.
  • Evolución del movimiento obrero en Alemania. Desde el primer Congreso de los localistas hasta el ensayo de unificación con las Uniones Centrales. (1897-1902). Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Bibliografía.
  • Otra escuela nueva.
  • Bombos y palos. Más palos que bombos.
  • Comentarios resfriados.

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N° 141

29 de septiembre de 1924

Contenido

  • El gran crimen. Autor: Rudolf Rocker.
  • Sublevaciones de la Nueva España. Autor: José C. Valades.
  • Atravesé antaño una ciudad populosa. Autor: Walt Whitman.
  • Los científicos. Autor: Jean Grave.
  • Sed compasivo con los animales.
  • El desnudo en la pintura moderna. Autor: F.C.
  • Ud. y yo. Autor: Trisina.
  • Crepúsculo en una plaza de barrio. Autor: Juan Guijarros.
  • El arte revolucionario. Autor: Raymond Duncan.
  • Por los Salones. Autor: Wynne Apperley.
  • Malharro. Sus ideas sobre la enseñanza del dibujo. Autor: Martin Malharro.
  • La música. Autor: Romain Rolland.
  • M. A. Bakunin. Un esbozo biográfico. Autor: Max Nettlau.
  • Evolución del movimiento obrero en Alemania. Fracaso del ensayo unificacionista y repudio del parlamentarismo (1903-1906). Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Los Borgias de la democracia.
  • Bombos y palos. Más palos que bombos. Los jóvenes de la izquierda.

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N° 142

6 de octubre de 1924

Contenido

  • La ley garrote.
  • Representantes de la canalla dorada.
  • Aquellas señoras.
  • Veinticinco años. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Proudhon y la Voix du peuple. Autor: Alejandro Hersen.
  • El placer de crear. Autor: José Sánchez Rojas.
  • Salón de Primavera.
  • Arbol - Taller. Autor: Eduardo Gonzalez Lanuza.
  • El desalojo. Autor: A. Negri.
  • Argucia de un rechazado.
  • Banville. Autor: Antoine.
  • M. A. Bakunin. Un esbozo biográfico. Autor: Max Nettlau.
  • Diálogos de la guerra. Examen de conciencia. Autor: Han Ryner.
  • Bibliografia.
  • Psicología integral. El ambiente pesimista. Autor: Racso.

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N° 143

13 de octubre de 1924

Contenido

  • 1909 - El asesinato de Ferrer - 1924. I: El crimen. II. Los móviles del crimen. III. La premeditación. IV. Los asesinos. Autor: Auguste Bertrand.
  • Sobre la esencia del militarismo. Autor: Rudolf Rocker.
  • Bibliografía.

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N° 144

20 de octubre de 1924

Contenido

  • Anatole France.
  • Estadísticas.
  • La revista naval de Spithead.
  • ¿Puede hacerse la revolución por etapas? Autor: Jean Grave.
  • Cartas de Italia. ¿República o revolución? Autor: C.L.F.
  • Muñequita de caoba. Autor: Anda.
  • La tragedia rusa.
  • Salón de Primavera (Conclusión). Autor: At.
  • Los últimos dias de Tolstoi. Relato indédito de su hija Alejandra. Autor: Alejandra Tolstoi.
  • Anatole France en la intimidad. Autor: M. Corda.
  • ¡Pobres gentes!
  • Evolución del movimiento obrero en Alemania. En lucha contra el Partido Socialdemócrata. Independencia ideológica de la F.V.D.G. (1906-1912). Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Los diputados se baten.
  • Bibliografía.

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N° 145

27 de octubre de 1924

Contenido

  • El biribi francés y el biribi argentino.
  • Los congresos científicos y los niños.
  • Pedagogia oficial.
  • La humanidad libre y el nacionalismo. Autor: Nemo.
  • La ley.
  • Nueva proposición para la supresión de la era cristiana. Autor: Eliseo Reclús.
  • Su majestad el botón. Autor: Anda.
  • Kisling. Credo estético del artista. Autor: Fels.
  • La estadistica. La fama. Autor: Traducia.
  • El mal hombre. Autor: Lucien Descaves.
  • Un plebiscito literario.
  • Cuatro dias. Autor: Vievol Garchine.
  • Evolución del movimiento obrero en Alemania. La lucha contra el Partido Socialdemócrata. Independencia ideológica de la F.V.D.G. (1906-1912). Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Los números cantan.
  • Los últimos días de Tolstoi. Relato inédito de su hija Alejandra. Autor: Alejandra Tolstoi.
  • Actividades electorales.

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N° 146

3 de noviembre de 1924

Contenido

  • Noticias policiales.
  • El Rasputin italiano.
  • Los infantes rusos.
  • Karl Kautsky y Johann Most. Autor: Max Nettlau.
  • Las sorpresas de una polémica. Autor: Luigi Fabbri.
  • Por los Salones. Exposición Pettoruti. Autor: At.
  • Lautrec. Autor: Theodore Duret.
  • Los últimos días de Tolstoi. Relato inédito de su hija Alejandra. Autor: Alejandra Tolstoi.
  • La humanidad libre y el nacionalismo. Autor: Nemo.
  • La paz. Autor: Anda.
  • El sindicalismo revolucionario en Alemania. El Congreso Internacional de Londres. 1913. La guerra mundial (1813-1918). Autor: Diego Abad de Santillán.

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N° 147

10 de noviembre de 1924

Contenido

  • El músico ciego.
  • Danza macabra.
  • Androgenismo social.
  • El porvenir del anarquismo. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Los políticos.
  • Accidentes de trabajo.
  • Muertos y santos.
  • Las sorpresas de una polémica (Conclusión). Autor: Luigi Fabbri.
  • La decadencia del arte humorista en Francia. Autor: Joaquin Pera.
  • Divulgaciones científicas. De cómo el espacio es curvo. Autor: Jaime Sattiel.
  • Rabindranath Tagore.
  • Poemas. Simplicidad. Las flores.
  • Los últimos días de Tolstoi. relato inédito de su hija Alejandra. Autor: Alejandra Tolstoi.
  • La humanidad libre y el nacionalismo. Autor: Nemo.
  • Cómo el ejército español recluta y trata a sus mercenarios. Autor: Raymond Laubier.
  • Bibliografía.
  • El perfecto ciudadano. Autor: Anda.

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N° 148

17 de noviembre de 1924

Contenido

  • Ensalada rusa.
  • Negocio de compra y venta.
  • Como la cuerda.
  • El fracaso bolchevista. Autor: Jean Grave.
  • Anarquía.
  • El hombre de genio. Autor: Adolfo Padovan.
  • La revolución.
  • Ideales y realidad en la literatura rusa. Literatura política. Crítica de arte. Novelista del último periodo. Autor: Pedro Kropotkin.
  • Poeta de la calle.
  • David Kogan.
  • Por los Salones. Exposición Fader. Autor: At.
  • Páginas íntimas. Carta de Eliseo Reclús a su hermano Elias.
  • Kees Roovers.
  • Las injusticias del mundo. Autor: Tradusia.
  • Dante no vio nada. Yo no soy Ivan Vassili. Autor: Albert Londres.
  • Biribi. Autor: Rafael Barret.
  • Las tragedias modernas. Autor: Saturnino Ximénez.
  • Para los niños pobres ... Autor: Anda.
  • El sindicalismo revolucionario en Alemania. La revolución alemana. Resurgimiento del movimiento sindicalista. (1918-1920). Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Bibliografía.

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N° 149

24 de noviembre de 1924

Contenido

  • Ricardo Flores Magón. El apóstol de la revolución social mexicana. Autor: Diego Abad de Santillán.

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N° 150

1° de diciembre de 1924

Contenido

  • Van inmigrantes al sur.
  • Música fascista.
  • Mesianismo.
  • Del autoritarismo.
  • La Ley del Talión. Autor: Luigi Fabbri.
  • La idea anarquista desde el punto de vista de su realización práctica. Autor: Pedro Kropotkin.
  • La caridad.
  • Votar es gobernar. Autor: Anda.
  • Por los Salones. Exposición Benito Quinquela Martin. Autor: At.
  • Una asamblea de los Artistas independientes franceses. Autor: Taraband.
  • Esculturas de Claret.
  • Poetas persas. Autor: H.G.
  • Ideales y realidad en la literatura rusa. Literatura política. Crítica de arte. Novelistas del último periodo. Autor: Pedro Kropotkin.
  • El sindicalismo revolucionario en Alemania. Periodo de propaganda y organización. La cuestión rusa. Congreso de Dusseldorf (1920-1922). Autor: Diego Abad de Santillán.
  • El movimiento anarquista. Autor: I.A.
  • Ricardo Flores Magón. El apóstol de la revolución social mexicana. Autor: Diego Abad de Santillán.

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N° 151

8 de diciembre de 1924

Contenido

  • Club de madres.
  • Crimen y alcohol.
  • La unidad contra la naturaleza. Autor: Enrique Nido.
  • El socialismo en China cinco siglos antes de Cristo. Autor: Luigi Fabbri.
  • Civilización y barbarie.
  • Antoine Villard.
  • Por los valores. Exposición Alonso. Autor: At.
  • Conceptos de arte. Autor: Martin Malharro.
  • Divulgaciones científicas. Cómo y por qué suceden los terremotos. Autor: Paul Besquerol.
  • El almendro en el desierto. A la memoria de Rafael Barret. Autor: At.
  • Del autoritarismo. Autor: Anda.
  • Atentado contra la salud pública.
  • El sindicalismo revolucionario en Alemania. (1922-1924). Autor: Diego Abad de Santillán.
  • Ideales y realidad en la litaratura rusa. Literatura política. Crítica de arte. Novelistas del último periodo. Autor: Pedro Kropotkin.
  • Páginas íntimas. Carta de Eliseo Reclús a Richard Heat.
  • Ricardo Flores Magón. El apóstol de la revolución social mexicana. Autor: Diego Abad de Santillán.

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N° 152

15 de diciembre de 1924

Contenido

  • ¡Consumatum est!
  • Los derechos a la alegria.
  • Es justicia ...
  • Se alquila ...
  • La iniciativa individual. Autor: Jean Grave.
  • ¡No los olvidemos! Autor: Rudolf Rocker.
  • Apólogos. Autor: At.
  • Roland Chavenon.
  • Por los Salones. Exposición de pintores argentinos. Autor: At.
  • Conceptos de arte. Autor: Martin Malharro.
  • Psicología integral. El fantasma del insomnio. Autor: Racio.
  • Anecdota y meditación.
  • La ciudad.
  • El caporalismo. Autor: Manuel González Prada.
  • Bibliografía.
  • Germinal. Autor: I.K.
  • Ideales y realidad en la literatura rusa. Literatura política. Crítica de arte. Novelistas del último periodo. Autor: Pedro Kropotkin.
  • Ricardo Flores Magón. El apóstol de la revolución social mexicana (Conclusión). Autor: Diego Aba de Santillán.

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N° 153

22 de diciembre de 1924

Contenido

  • Pan y circo.
  • Aventuras de Tartarin.
  • El amor libre en la sociedad actual. Autor: Luigi Fabbri.
  • ¡Treinta dineros!
  • Por los Salones. Primer Salón Libre. Autor: At.
  • Conceptos de arte. Autor: Martin Malharro.
  • Yuyos entre las piedras. Autor: Alvaro Yunque.
  • Las dos madres. Autor: Abel Rodriguez.
  • Los prisioneros de Solovietzki nos escriben la verdad sobre las masacres del 19 de diciembre. A la Internacional Anarquista.
  • Ideales y realidad en la literatura rusa. Literatura política. Crítica de arte. Novelistas de último periodo. Autor: Pedro Kropotkin.
  • Verdad científica microscópica.
  • Trotzki.

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N° 154

29 de diciembre de 1924

Contenido

  • Cristos negros.
  • El abrazo de Vergara.
  • La guerra y la paz.
  • Anarquismo profesional y anarquismo proletario. Autor: Diego Abad de Santillán.
  • De hombre a hombre. Autor: Helios.
  • Variaciones sobre el mismo tema. Autor: Valenti.
  • Tríptico.
  • Louis Lozowick, pintor de ciudades. Autor: At.
  • Reniego de ti ciudad. Autor: Arturo Conte.
  • Momias de trance en ultrafuturismo.
  • La campaña antifascista en Francia. Autor: Virgilia d´Andrea.
  • La significación del arte. Autor: Alejandro Asveherus.
  • 11509390325 m/n. Autor: Anda.
  • Ideales y realidad de la literatura rusa. Literatura política. Crítica de arte. Novelistas del último periodo. Autor: Pedro Kropotkin.
  • La feria de navidad.
  • J.H. Fabre.

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