Indice de Los seis libros de la República de Jean BodinLIBRO PRIMERO - Capítulo décimoLIBRO SEGUNDO - Capítulo segundo.Biblioteca Virtual Antorcha

Los seis libros de la República
Jean Bodin

LIBRO SEGUNDO
CAPÍTULO PRIMERO
De las diferentes clases de República en general, y si son más de tres.


Una vez que hemos tratado de la soberanía y de sus derechos y atributos, es necesario ver ahora quiénes son los que, en la República, ostentan la soberanía, para que podamos saber cuál es su estado. Si la soberanía reside en un solo príncipe, la llamaremos monarquía; si en ella participa todo el pueblo, Estado popular, y si la parte menor del pueblo, estado aristocrático. Usando estos términos, evitaremos la confusión y oscuridad producidas por la variedad de gobernantes buenos y malos, lo que ha sido ocasión para que algunos autores hablen de más de tres clases de Repúblicas. Si esta opinión fuese aceptable y las formas de República se midiesen por las virtudes y los vicios, habría multitud de ellas. Es evidente que, para lograr en cualquier problema su verdadera definición y esclarecimiento, no hemos de fijarnos en los accidentes, que son innumerables, sino en las diferencias esenciales y formales. De otro modo, nos perderíamos en un laberinto sin fin, no susceptible de conocimiento científico ...

Puesto que la calidad no altera la naturaleza de las cosas, afirmamos que solo hay tres Estados o tres clases de República, que son: la monarquía, la aristocracia y la democracia. Se denomina monarquía cuando la soberanía reside, como hemos dicho, en una sola persona, sin que participe en ella el resto del pueblo; democracia o Estado popular, cuando todo el pueblo o la mayor parte, en corporación, ostenta el poder soberano; aristocracia, cuando la parte menor del pueblo ostenta en corporación la soberanía y dicta la ley al resto del pueblo, sea en general o en particular. Todos los antiguos convinieron en afirmar que, al menos, había tres clases, pero algunos añadieron una cuarta, compuesta de las tres primeras. Platón añadió otra cuarta, a saber: cuando los hombres de bien ostentan la soberanía, lo cual, hablando en propiedad, constituye la aristocracia pura; no aceptó como forma de República la combinación de las otras tres. Aristóteles admitió la forma propuesta por Platón y la compuesta, resultando cinco clases. Polibio enumeró siete formas, tres loables, tres viciosas y una compuesta de las tres primeras ... Si no fuera porque la razón me ha forzado a sostener lo contrario, pudiera ser que la autoridad de tan grandes personajes me hubiera convencido. Por ello me será preciso demostrar, mediante razones convincentes, el error en que incurren, valiéndome de los mismos argumentos y ejemplos que ellos aducen ...

Si se admite que de la combinación de las tres se puede hacer una, es evidente que esta será por completo diferente, del mismo modo que la proporción armónica, compuesta de la proporción aritmética y geométrica, es totalmente diferente de una y de otra, o, igual que, en la mezcla de cosas naturales, la compuesta de dos simples tiene una propiedad especial y distinta de las simples que la integran. Mas la mezcla de las tres Repúblicas en una no produce una especie diferente. El poder real, aristocrático y popular combinados, solo dan lugar al Estado popular, salvo que se diese la soberanía, en días sucesivos, al monarca, a la parte menor del pueblo y a todo el pueblo, ejerciendo por turno, cada uno de ellos, la soberanía ... En tal caso, habría tres clases de República que, además, no durarían mucho, al igual que una familia mal gobernada ...

En realidad, es imposible, incompatible e inimaginable combinar monarquía, Estado popular y aristocracia. Si la soberanía es indivisible, como hemos demostrado, ¿cómo se podría dividir entre un príncipe, los señores y el pueblo a un mismo tiempo? Si el principal atributo de la soberanía consiste en dar ley a los súbditos, ¿qué súbditos obedecerán, si también ellos tienen poder de hacer la ley? ¿Quién podrá hacer la ley, si está constreñido a recibirla de aquellos mismos a quienes se da? Es necesario, pues, concluir que cuando ninguno en particular tiene poder de hacer la ley, sino que tal poder corresponde a todos, la República es popular ...

Para probar lo que he dicho, tomemos los mismos ejemplos que Polibio, Contarini y otros nos han propuesto ... Han puesto como ejemplo a Roma, cuyo Estado, según afirman, estaba compuesto de poder real, popular y aristocrático. En Roma se ve -dice Polibio- el poder real en los cónsules, la aristocracia en el senado, la democracia en los Estados del pueblo ... ¿ Qué poder real puede haber en dos cónsules que no tenían autoridad para hacer la ley, ni negociar la paz, ni declarar la guerra, ni instituir los oficiales, ni otorgar gracia, ni retirar un céntimo del tesoro público, ni siquiera condenar a un ciudadano a la pena de azotes, salvo en campaña? Un poder tal siempre ha sido conferido a cualquier capitán general, a quien habría que llamar, por consiguiente, rey, con mayor razón aún que a los cónsules, ya que estos ejercían el poder por turno y solo por un año ... ¿Cómo puede decirse que los cónsules tenían autoridad real, cuando cualquier tribuno del pueblo los podía hacer prender? Así, el tribuno Drusio hizo que un alguacil agarrase por el cuello al cónsul Filipo y le puso preso por haberle interrumpido mientras hablaba al pueblo. Su poder consistía en conducir los ejércitos, convocar al senado, recibir y presentar a este las cartas de los capitanes y aliados, conceder audiencia a los embajadores ante el pueblo o el senado, congregar los grandes Estados, pedir el parecer del pueblo sobre la creación de los oficios o publicación de las leyes, hablando siempre de pie y abatiendo las mazas en señal de sumisión, delante del pueblo que escuchaba sentado. En ausencia de los cónsules, el primer magistrado que se hallaba en Roma gozaba de igual poder. Además, solo tenían poder durante un año ...

En cuanto al senado, afirman que estaba constituido como poder aristocrático. En realidad, estaba lejos de ello y nunca ha existido consejo privado que no haya gozado de tanto poder como aquel. No tenía poder de mando sobre los particulares, ni sobre los magistrados, y ni siquiera se podía reunir legalmente si no era con el beneplácito de los cónsules. Así, César, durante el año de su consulado, solo convocó al senado un par de veces, acudiendo al pueblo para todo lo que deseaba obtener. No constituía una novedad que el cónsul obrase a su capricho en contra del parecer del senado. Durante la época en que este gozó de mayor autoridad, leemos que, habiendo el senado rogado a los cónsules que se nombrase un dictador, en razón a que la República se encontraba en peligro, los cónsules no quisieron hacer nada ...

Polibio se equivoca al decir que el senado administraba las provincias y gobiernos según su voluntad, pues dice Tito Livio en el libro XXVIII: Q. Fulvius postulavit a consule, ut palam in senatu diceret, permitteretne Senatus, ut de provinciis decernere, staturusque eo esset quod censuisset, an ad populum laturus: Scipio respondit, se quod e Republica esset facturum. Tum Fulvius, a vobis peto Tribunipl. ut mihi auxilio fitis. De donde se deduce que el senado solo tenía poder por tolerancia de los tribunos y del pueblo. Ahora bien: quien tiene por tolerancia, nada tiene, como hemos dicho anteriormente. En suma: todas las deliberaciones y resoluciones del senado solo tenían fuerza y vigor si el pueblo lo ordenaba o el tribuno del pueblo lo consentía ... No hay duda de que Roma, una vez que fueron expulsados los reyes, constituyó siempre un Estado popular, excepto durante los dos años en que los diez comisarios instituidos para corregir las costumbres trocaron al Estado popular en aristocracia, o, si hablamos propiamente, en oligarquía ...

Algunos han dicho, y aun escrito, que el reino de Francia está también compuesto de tres Repúblicas (1): el Parlamento de París representaría la forma aristocrática, los tres Estados, la democracia, y el rey, el Estado real. Esta opinión no solo es absurda, mas digna de pena capital, porque es delito de lesa majestad hacer de los súbditos pares del príncipe soberano. ¿Qué apariencia de Estado popular puede haber en la asamblea de los tres Estados, si se considera que cada uno en particular, y todos en general, hincan las rodillas ante el rey para dirigir humildes ruegos y súplicas que el rey acepta o rechaza a su voluntad? ... Tal asamblea, en vez de disminuir el poder de un príncipe soberano, acrece y exalta su majestad, ya que el príncipe no puede ser encumbrado a más alto grado de honor, poder y gloria que cuando un número infinito de príncipes y grandes señores, una multitud compuesta por hombres de toda clase y condición, se postran a sus pies y rinden homenaje a su majestad ... Menor será aún el carácter aristocrático que puede hallarse en la Corte de los Pares, o en la asamblea de todos los oficiales del reino, si se tiene en cuenta que la presencia del rey hace cesar el poder y autoridad de todos los colegios y corporaciones y de todos los oficiales, tanto en general como en particular ...

Llegamos así a la conclusión de que no hay ni jamás hubo República compuesta de aristocracia y de Estado popular y, mucho menos, de las tres Repúblicas, sino que, por el contrario, solo hay tres clases de República, como ya dijo Herodoto antes que nadie, y aún mejor Tácito: Cunetas nationes et urbes populus, aut primores, aut singuli regunt. ¿No es posible que exista una República donde el pueblo designe los oficiales, disponga del tesoro y conceda gracia -que son tres atributos de la soberanía-, la nobleza haga las leyes, ordene la paz y la guerra y distribuya las contribuciones e impuestos -que también son atributos de la soberanía- y, además, haya un magistrado real, elevado sobre todos, a quien el pueblo en general, y cada uno en particular, rinda la fe y homenaje ligios y que juzgue en última instancia sin apelación ni recurso alguno? Si ello fuera posible, los derechos y atributos de la soberanía estarían repartidos, y se constituiría una República aristocrática, real y popular a la vez. Respondo que tal República nunca ha existido y que no se puede realizar y ni siquiera imaginar, dado que los atributos de la soberanía son indivisibles. Quien tenga poder de dar ley a todos, es decir, de mandar y prohibir lo que quisiere, sin que nadie pueda apelar u oponerse a sus mandatos, prohibirá a los demás hacer la paz o la guerra, establecer contribuciones o dar la fe y homenaje a otro sin su licencia, y aquel a quien sea debida la fe y homenaje ligios obligará a la nobleza y al pueblo a no prestar obediencia a ningún otro. En tal caso, habría que acudir constantemente a las armas, hasta que la soberanía vaya a manos de un príncipe, de la parte menor del pueblo o de todo el pueblo ... Por eso decía Herodoto que solo hay tres clases de República y que las otras son Repúblicas corrompidas, expuestas constantemente a los vientos de la sedición civil, hasta que la soberanía no se asiente por completo en unos u otros ...


Notas

(1) Alude, sin duda, a la opinión sustentada en general por los monarcómacos. según la cual la monarquía francesa constituye un régimen mixto y, en particular, por Du Haillan en su obra De restat et succez des allaires de France.
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