Indice de Los seis libros de la República de Jean BodinLIBRO SEGUNDO - Capítulo primeroLIBRO SEGUNDO - Capítulo tercero.Biblioteca Virtual Antorcha

Los seis libros de la República
Jean Bodin

LIBRO SEGUNDO
CAPÍTULO SEGUNDO
De la monarquía señorial.


Hemos dicho que la monarquía es una forma de República en la cual la soberanía absoluta reside en un solo príncipe. Es necesario ahora aclarar esta definición. Dije en uno solo, porque así lo exige la palabra monarquía, ya que, si decimos dos o varios, ninguno es soberano. Es soberano quien, no pudiendo ser mandado por otro, puede mandar a todos; si hubiera dos príncipes iguales en poder, ninguno de ellos tendría poder de mando sobre el otro, ni aceptaría ser mandado por su compañero, pues, en tal caso, dejarían de ser iguales. Debe, pues, afirmarse que en una República en que existan dos príncipes iguales en poder y señores, los dos, de un mismo país proindiviso, ninguno de los dos es soberano. En tal caso, puede decirse que ambos ostentan a la vez la soberanía del Estado, lo cual cae bajo el nombre de oligarquía y, propiamente, se llama diarquía, que durará tanto como los dos príncipes actúen de acuerdo, como Rómulo y Tacio ... Si los dos príncipes no están de acuerdo -como es casi imposible que lo estén cuando gozan de igual poder soberano-, el uno acabará siendo destruido por el otro. Para evitar tales discordias, los emperadores dividían el Estado en dos: uno era emperador de Oriente, otro de Occidente; uno tenía su sede en Constantinopla, otro en Roma. En verdad, se trataba de dos monarquías, aunque los edictos y ordenanzas eran publicados de común consentimiento por ambos príncipes para servir a uno y otro imperio. Pero tan pronto como se presentaba una disputa, los dos imperios se dividían realmente en leyes, en potestad y en Estado... He aquí el argumento más serio que puede oponerse a los maniqueos, quienes afirman la existencia de dos dioses iguales en poder, uno bueno y otro malo. Si así fuese, su oposición se resolvería en la destrucción de uno de ellos o en una guerra perpetua que turbaría sin cesar la dulce armonía y concordia que contemplamos en este gran mundo ... Mucho más fácilmente se tolerarían tres príncipes que dos, porque el tercero puede unir a los otros dos o, uniéndose a uno, forzar al otro a vivir en paz. Así, mientras vivieron Pompeyo, César y Craso, a quienes llamaban el monstruo de tres cabezas, gobernaron pacíficamente el Imperio romano, que sólo dependía de su poder ... Nos atenemos, pues, a la conclusión de que la monarquía solo puede existir con un solo príncipe.

Toda monarquía es señorial, real o tiránica. No significa tal clasificación diversidad de Repúblicas, sino que procede de los diversos modos de gobernar la monarquía. Debe diferenciarse claramente entre el Estado y el gobierno, regla política que nadie ha observado. El Estado puede constituirse en monarquía y, sin embargo, ser gobernado popularmente si el príncipe reparte las dignidades, magistraturas, oficios y recompensas igualmente entre todos, sin tomar en consideración la nobleza, las riquezas o la virtud. La monarquía estará gobernada aristocráticamente cuando el príncipe solo dé las dignidades y beneficios a los nobles, a los más virtuosos o a los más ricos ... Esta variedad de gobernar ha inducido a engaño a quienes confunden las Repúblicas, sin advertir que el Estado de una República es cosa diferente de su gobierno y administración, pero de esta materia trataremos en su lugar.

La monarquía real o legítima es aquella en la que los súbditos obedecen las leyes del monarca y el monarca las leyes naturales, gozando los súbditos de la libertad natural y de la propiedad de sus bienes. La monarquía señorial es aquella en la que el príncipe se ha hecho señor de los bienes y de las personas por el derecho de las armas y en buena lid, gobernando a sus súbditos como el padre de familia a sus esclavos. La monarquía tiránica es aquella en la que el monarca, menospreciando las leyes naturales, abusa de las personas libres como de esclavos y de los bienes de los súbditos como de los suyos propios. La misma diferencia se da en los estados aristocrático y popular, cada uno de los cuales puede ser legítimo, señorial o tiránico ...

Trataremos, en primer lugar, de la monarquía señorial, por haber sido la primera que existió entre los hombres ...

Esta monarquía señorial no debe ser confundida con la tiranía. Es razonable que un príncipe soberano, tras haber vencido a sus enemigos en buena y justa guerra, se convierta en señor de sus bienes y personas, en virtud del derecho de guerra, y gobierne a sus súbditos como a esclavos, del mismo modo que, en virtud del derecho de gentes, el padre de familia es señor de sus esclavos y de sus bienes y dispone de ellos a su voluntad. Por el contrario, el príncipe que, mediante guerra injusta, o cualquier otro medio semejante, convierte a hombres libres en sus esclavos y se apodera de sus bienes, no es monarca señorial, sino verdadero tirano ... Por lo que se refiere al resto de Europa (es decir, excepto Tartaria y Moscovia) y a los reinos de Berbería, no existe, que yo sepa, monarquía señorial ... A quien me diga que cualquier monarca europeo pretende tener el dominio directo de todos los bienes de sus súbditos, todos los cuales reconocen haberlos recibido de su príncipe soberano, responderé que eso no basta para afirmar que el monarca es señorial. En realidad, el príncipe reconoce al súbdito como verdadero propietario con derecho de disposición sobre sus bienes, reservándose sólo el dominio directo ...

Príncipes y pueblos, dulcificados poco a poco de humanidad y buenas leyes, solo han conservado la sombra e imagen de la monarquía señorial, tal como se practicaba antiguamente en Persia y en toda el Asia superior ... Los pueblos de Europa, más altivos y guerreros que los de Asia y Africa, no toleraron nunca las monarquías señoriales, desconocidas para ellos hasta la invasión de los húngaros ... Después que alemanes, lombardos, francos, sajones, borgoñones, godos, ostrogodos, ingleses y otros pueblos de Alemania gustaron de las costumbres de los húngaros asiáticos, comenzaron a conducirse como señores, pero no de las personas, sino de las tierras de los vencidos. Poco a poco, se dieron por satisfechos con el dominio directo, la fe y homenaje y con algunos derechos que, por esta causa, son llamados señoriales, para mostrar que se conserva la imagen de las monarquías señoriales, si bien muy disminuida ... Sea como quiera, los atributos de las monarquías señoriales han perdurado más en Alemania y en el Norte que en otras partes de Europa ...

Quizá se diga que la monarquía señorial es tiránica. puesto que va directamente contra la ley natural, que asegura a cada uno su libertad y el dominio de sus bienes ... Si se mezcla y confunde estado señorial y tiránico, no podrá tampoco distinguirse entre el Justo enemigo y el ladrón, entre el príncipe justo y el bandolero, entre la guerra justamente declarada y la fuerza injusta y violenta, llamada por los antiguos romanos bandidaje y robo ...
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