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RELACIONES ENTRE LA IGLESIA Y EL ESTADO
y otros artículos

Ponciano Arriaga

Selección de Chantal López y Omar Cortés

LOS BIENES DE LA IGLESIA



Tenemos en el Estado, Religiosos de las órdenes de los Franciscanos, los Mercedarios, los Agustinos, y los Carmelitas con casas abiertas o sean Conventos.

Los Franciscanos se mantienen de la providencia, y se auxilian con los curatos de Tlascalilla y Charcas, los que pertenecen a la provincia de Zacatecas, y los del Santo Evangelio poseen el Curato de Rio Verde y algunas misiones en pueblos civilizados donde ya no existen neofitos. Rio Verde no es de los Curatos que se dejaron a las provincias, y quedó como por gracia durante la voluntad de los monarcas españoles. Los Religiosos Franciscanos, en nada molestan, para subsistir desempeñan su Ministerio prestandose a toda clase de servicio sacerdotal; no se mezclan en cuestiones políticas; no buscan partido por la superstición o mitotes, y asisten bien sus Curatos, esto es los de la Provincia de Zacatecas pues con dolor no podemos decir lo mismo con los del Santo Evangelio que viven anegados en escandalos, sosteniendo concubinas, hijos y comercios reprobados.

Los Mercedarios tienen conventos de nombre, hay dos Religiosos y su vida y ejercicio es clerical con mezcla de aquella clase de misiones de los religiosos de Propaganda que ya no ejercen por las luces del dia y la satira del Padre Izla en su gerundio.

Los Agustinos se encierran también en dos y por toda regla les ha quedado el mango ancho del habito.

Los Carmelos, son el prior, un loco y un lego ochentón; poseen bienes los Mercedarios aunque muy cortos y reducidos a unas cuantas fincas urbanas; los Agustinos tienen a mas de las fincas urbanas una hacienda en el departamento de Rio Verde nombrada el Ojo de Agua de Solano; esta Hacienda es regular, pero se halla destruida, y si el ejecutivo del Estado no hubiese impedido que la desamueblaran ya estaban los ganados herrados con fierros de otras personas y quedaba solo el casco; los Carmelos son poderosos y diremos algo de la adquicisión de sus bienes y obligaciones anexas a ellos.

Un rico sin hijos y que se hizo poderoso por las minas del Cerro de San Pedro tuvo la ocurrencia de legar su caudal para traer Carmelitas al Estado y fundar un Colegio donde se educasen niñas con la precisa condicion de que jamás habia de convertirse en convento de profesas; construyó el convento del Carmen dió ornamentos y vasos sagrados y edificó la casa de las educandas, dejando en seguida las grandes haciendas del Pozo, Peotillos y Coronado con sus anexas para manutención de los establecimientos; puso por condicion a los Carmelos, para que pudiesen adquirir, el que debian mantenerse en el convento ocho religiosos con la precisa obligación de servir de Ministros en el curato y ser el Carmen como una ayuda de Parroquia, y es claro que faltando el legatario a las condiciones que le impone el legador deja de ser dueño de la cosa, y esta vuelve al dominio señalado por las leyes en el modo de suceder y recuperar ¿quién dirá que los Carmelitas poseen legítimamente? ¿Desde cuándo no cumplen las obligaciones con que adquirieron? ¿Cuánta responsabilidad tienen encima? ¡Horroriza el contemplarlo!

No sólo es esto, quedaron las haciendas a medias para el Carmen y Colegio de niñas; quisieron apropiarse de todo sin dar nada para la educación de la juventud; sostuvieron pleito con las infelices, y a buen conseguir para un establecimiento tan útil, transaron quedandose con las haciendas y dando setenta y tantos mil pesos por la parte del Colegio; reconocieron estos a reditos, y cuando la consolidación se apresuraron a entregarlos al gobierno español para que las jovenes en S. Luis no tuviesen auxilio alguno en la precisa educación de los primeros años.

El dueño del caudal dejó las haciendas a medias ¿por qué fue a consolidación la parte que correspondia a niñas educandas? Dejamos la respuesta á los lectores.

Las haciendas de los Carmelos en nuestro Estado hasta el año 32 pasaban de cuarenta mil pesos anuales sus rendimientos libres, en el de 33 resultan arrendadas a los Señores Neri del Barrio y Fagoaga en 12000 pesos cada año ¿por qué tanta baja? Ya se entiende.

Nos encargarémos de otra cosa que ha llamado nuestra atención, y es un parrafo del Fenix de 23 de Marzo del presente año. Los Sres. Editores, dando credito a siniestros informes, dicen que tienen la circular impresa que el Sr. Romero expidió para consultar la opinion de los Ayuntamientos sobre la ley número 60, pero no tienen las cartas particulares ni las instrucciones al visitador, suplicamos a los Señores del Fenix mejoren de concepto en la política de nuestro Ejecutivo, que no es tan torpe ni baja, para pedir la opinión franca y libre y negociar para coartarla, pues bien conocen que estos actos desmoralizan a los Gobiernos y les quitan prestigio con los pueblos y da lugar a que digan con razón, este es un pícaro, dice una cosa en público y nos sugiere que hagamos lo que él quiere, quedando él bien y comprometiéndonos; no Sres., más alto piensa el Sr. Romero, ninguna carta se ha escrito ni se ha indicado palabra a los funcionarios directa ni indirectamente; menos se pueden dar instrucciones al visitador que no se ha nombrado ni sabemos cuando se nombrará.

(De El Yunque de la Libertad, San Luis Potosí, Núm. 99, del 2 de abril de 1834)

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