Indice de la edición cibernética ¿Qué es el anarquismo? de Federica MontsenyPrimera parteTercera parteBiblioteca Virtual Antorcha

¿Qué es el anarquismo?

Federica Montseny

SEGUNDA PARTE



EL ANARQUISMO ENTRE LA REVOLUCIÓN RUSA DE 1917 Y LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA DE 1936

Los primeros años del siglo XX, hasta llegar a 1917, fueron ricos y fértiles para el anarquismo mundial. En Rusia los anarquistas tomaron parte activa en la revolución frustrada de 1905. En Estados Unidos, Pedro Esteve, emigrado de España, en unión de otros compañeros consiguió crear un fuerte movimiento anarquista de habla española. Después del movimiento libertario judío y a la par del italiano, el español constituyó uno de los conjuntos étnicos más importantes. Se publicaron diversos periódicos y revistas en español, y se crearon numerosos centros.

En lo que se refiere al movimiento libertario americano, después de la tragedia de Chicago se reconstituyó lenta y difícilmente. A él llegaron, un poco más tarde, ya en el siglo XX, a aportarle su sangre joven y su dinamismo, muchos refugiados rusos, alemanes y polacos. Emma Goldmann y su compañero Berkmann realizaron una labor incansable y fructífera, interrumpida por persecuciones, expulsiones y diversos percances.

En 1907, se celebró en Amsterdam, uno de los primeros y más importantes Congresos internacionales anarquistas (Véase, haciendo click aquí, Varios, El Congreso Anarquista de Amsterdam de 1907, México, primera edición cibernética, mayo 2006, Biblioteca Virtual Antorcha, Traducción, captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés). En él, Enrique Malatesta defeñdió por primera vez en un Congreso libertario, la necesidad de la actuación de los anarquistas en el movimiento obrero, así como la conveniencia de la estructuración de una organización anarquista. Para no extendernos demasiado en este estudio, nos abstendremos de dar textos sobre los diferentes enunciados de ese Congreso, uno de los más interesantes celebrado por el anarquismo internacional.

En el capítulo anterior nos hemos referido largamente a lo que fueron, grosso modo, esos años para el movimiento en España. Lo reducido de este volumen y la necesidad de tratar lo más esencial en lo que se refiere a la historia, las finalidades y los militantes más activos del anarquismo, hace que pasemos sin mencionar períodos enteros de actuación seguida, por ser el resultado normal de una trayectoria de propaganda y de acción nunca interrumpida.

Sin embargo, antes de llegar a la Revolución rusa, que tanto eco universal alcanzó, preciso es referirnos a la perturbación producida en las filas libertarias por la primera guerra mundial. En efecto, en aquellos días el anarquismo internacional se dividió profundamente. El llamado Manifiesto de los 16, por el que un grupo de anarquistas de diversos paises se proclamaban partidarios del triunfo de los aliados, conslderándolo un mal menor frente a lo que representaban en la época los llamados imperios centrales -Austria y Alemania- produjo una honda conmoción en numerosos paises. Encabezaba el Manifiesto Pedro Kropotkin y a su posición se sumaron, en Francia, Carlos Malato, Juan Grave, entre otros militantes, y en España, Federico Urales, Ricardo Mella y Fernando Tarrida del Mármol. Amistades entrañables, como eran la de Kropotkin y Malatesta y la de Tarrida y Lorenzo se resquebrajaron, ya que Malatesta y Lorenzo sostuvieron la tesis de la absoluta neutralidad de los anarquistas frente a los dos bloques, juzgando el conflicto una guerra más desencadenada por el capitalismo mundial para resolver sus contradicciones internas. Esta fue la actitud mayoritaria dentro del anarquismo mundial. Los 16 fueron duramente juzgados y sólo poco a poco, al producirse otros acontecimientos, como fue la revolución rusa, ese episodio fue olvidado y los militantes, que por sí mismos se relegaron al ostracismo, volvieron a ocuparse de los problemas vitales que la duración de la guerra y el estallido de la Revolución en Rusia hacía emerger del general maremagno.

Resulta difícil dar hoy una idea de la Inmensa esperanza, de la conmoción profunda que produjo en el mundo el estallido de la Revolución de 1917. Durante el período de Kerenski todas las esperanzas nos fueron permitidas. En Rusia los anarquistas jugaron un papel muy importante (Véase, haciendo click aquí, Archinoff, Pedro, Historia del movimiento machnovista, México, primera edición cibernética, mayo de 2005, Biblioteca Virtual Antorcha, captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés). Los sindicatos estaban todos más o menos orientados por los anarco-sindicalistas. Lenin y Trotski consiguieron convencer a los libertarios que actuaban en los sindicatos y a todos los anarquistas rusos en general de que, para hacer dar a Rusia un salto en adelante y salvarla del destino que le preparaban Kerenski y sus amigos, no había más remedio que ir al golpe de Estado, a la toma del Poder circunstancial, comprometiéndose a destruirlo tan pronto como la revolución habría creado los órganos reguladores de la producción y la distribución que asegurasen la supervivencia del nuevo orden establecido. El grito: ¡Todo el poder a los Soviets!, equivalía al ahora actual izado de ¡Todo el poder a los Consejos!, que propagan en Francia y otros países ciertos sectores más o menos próximos del movimiento libertario.

La toma del poder por el partido bolchevique se hizo pues, en Rusia, gracias a la ayuda de los anarquistas, de los anarco-sindlcalistas y de los socialistas revolucionarios. Los comunistas eran minoritarios, aunque se llamasen bolchevlques, mayoritarios, frente a los menchevlques que seguían más o menos a Kerenskl y que representaban el ala socialista moderada del marxismo. Una vez dueños del Poder, todos sabemos lo que se produjo. Primero, la destrucción de los mencheviques, de los socialistas revolucionarios; luego, la de los anarco-slndicalistas y anarquistas. Por último, las terribles purgas del año 1936, ya bajo el poder de Stalin.

Pero antes de llegar a este resultado, internaclonalmente la mayoría de los trabajadores y de los anarquistas vivieron momentos de euforia y de entusiasmo. Pedro Kropotkin, Emma Goldmann, Alejandro Berkman, entre muchos otros rusos emigrados regresaron a Rusia. La C.N.T. española se adhirió a la III Internacional. creada por los rusos frente a la II, socialdemócrata.

Pronto vino, sin embargo, la desilusión. Emma Goldmann tuvo que huir de Rusia, publicando un libro que hizo sensación: Dos años en Rusia. Pestaña, enviado por la C.N.T., regresó a su vez publicando otro libro: Sesenta días en Rusia: Lo que yo he visto. Se multiplicaron las delegaciones de obreros franceses, españoles, italianos, alemanes, ingleses, que visitaron Rusia y que regresaron. dando informaciones desoladoras. Algunos no pudieron regresar, desapareciendo para siempre.

Se produjo la rebelión de los marinos de Kronstadt, reprimida despiadadamente por Trotski. Mackno, Archinof y los campesinos de Ukrania declararon un movimiento insurreccional contra el centralismo de Moscú que duró bastante tiempo y que fue al fin ahogado en sangre, logrando salvarse casi milagrosamente Archinof, Voline, Schapiro, Mackno y algunos, pocos, de sus amigos.

Los testimonios directos de todos estos hombres, cuyas narraciones se iban sucediendo. abrieron los ojos de los libertarios y de los trabajadores en general, sobre todo en los países donde la clase obrera estaba fuertemente influenciada, sea por los anarquistas, sea por lo ssocialistas demócratas.

En España la C.N.T. se separó de la Tercera Internacional, adhiriéndose en 1922 a la Internacional de Berlín, reconstituida como continuación de la Primera Internacional y de la que fueron secretarios sucesivos diferentes destacados militantes anarco-sindicalistas y anarquistas internacionales, como Fritz Kater, Rudolf Rocker, Armando Borghi. Plerre Besnard, etc.

Pero otro de los efectos de la Revolución rusa fue peneralizar el pánico entre las clases pudientes y la burguesía dominante. El hecho de que hubiera sido posible la revolución en un país sometido a la dura férula de los zares y su legión de sicarios aterró al capitalismo y determinó la organización internacional de regímenes fascistas y la floración de dictaduras militares.

En España se vivió el trágico período de la represión de Anido y Arlegui en Cataluña, del conde de Salvatierra en Levante, de Regueral en Vizcaya. La C.N.T. fue puesta fuera de la ley, los militantes libertarios encarcelados, asesinados. En Italia, las ocupaciones de fábricas justificaron el fascismo y la marcha sobre Roma. La Dictadura militar de Primo de Rivera en España, de Irigoyen en la Argentina, de Machado en Cuba, las tentativas de putsch en diversos países, la aparición de movimientos militarmente organizados de las derechas, como los camelots du rol en Francia, fueron la respuesta internacional de las clases poseedoras a la revolución rusa. ¡Lástlma que ésta, a su vez, por la política despótica y personal de los hombres del partido bolchevique malograron todas las esperanzas puestas en ella y forzaron a los anarquistas, perseguidos por el fascismo y las dictaduras, a enfrentarse también con los que, en Rusia, habían monopolizado la revolución y ejercían la dictadura de un partido contra el pueblo!

La confusión y el caos se establecieron en todas partes y se generalizaron. Frente a la organización mundial del capitalismo contra la revolución rusa y el poder establecido, numerosos intelectuales y algunos libertarios tomaron partido prefiriendo el comunismo al fascismo. Fue necesario llegar al descubrimiento de lo que se ha dado en llamar crímenes de Stalin, para que la reacción se produjese y muchos ojos se abrieran.

En lo que respecta a los anarquistas, no necesitaron esperar tanto para darse cuenta de una realidad que estaba subrayada por la desaparición de miles de nuestros compañeros, fusilados o deportados a la Siberia por los zares rojos.

Pero entre las divisiones ocasionadas por la Revolución rusa y las represiones internacionales de los regímenes fascistas y dictaduras militares, nuestro movimiento se debilitó considerablemente. La propaganda comunista puso en circulación mucho dinero y supieron maniobrar y jugar con las cartas que les ponía en manos la propia burguesía. Si antes se citaba al anarquismo como el movimiento y la idealidad colocados más a la izquierda, se dió paso al comunismo como el non plus ultra de las ideas avanzadas. Cuando, en realidad, no era más que una de las muchas transflguraciones del principio de autoridad y otra de las mutaciones de la idea del Estado.

Por otra parte, los emigrados libertarios rusos que habían sentido cruelmente la falta de una organización anarquista, que les hubiera quizá permitido defenderse y resistir mejor a la ofensiva del partido bolchevique, plantearon con carácter de urgencia la necesidad de una plataforma de organización. Hubo polémicas apasionadas entre anarquistas partidarios de la organización y anarquistas que consideraban que toda forma organizativa era un lazo en que se encasillaba al anarquismo. Los libertarios rusos fueron quizá demasiado lejos en su concepción casi militar de la asociación libertaria. Por esta causa la mayor parte de los anarquistas italianos, franceses, españoles, ingleses, alemanes, holandeses, belgas, se enfrentaron con ellos.

Pero el problema que planteaban era real y algunas de sus observaciones no cayeron en saco roto. Esas polémicas y la luz que ellas pudieron aportar debieron contribuir a la creación de la Federación Anarquista Ibérica, que se constituyó en 1927, en plena dictadura y con la intención de aunar mejor los esfuerzos de los anarquistas dirigidos, en España, a un doble objetivo: hacer más eficaz y sincronizada la acción de ataque y de defensa frente al capitalismo y al Estado y, de otra parte, prepararse mejor para la lucha contra las tentativas reformistas que se perfilaban dentro de la C.N.T.

Un terrible drama social y humano sacudió la conciencia universal con tanta extensión y fuerza como la había sacudido, en 1909, el asesinato de Francisco Ferrer Guardia. Nos referimos al proceso, condena a muerte y ejecución de los compañeros italianos Bartolomé Vanzetti y Nicolás Sacco, sentenciados a muerte y ejecutados en 1927 después de siete años de aplazamientos de la ejecución y pese a las protestas mundialmente producidas. Eran inocentes del crimen de que se les acusaba -un atraco en el que hubo una o dos víctimas-. Más tarde se conocieron los verdaderos responsables del hecho, unos gangsters no desconocidos por la policía. Ésta, al servicio de la plutocracia americana que, como en 1886, quería buscar pretexto para hacer un escarmiento entre los emigrados políticos italianos, se cerró en banda y no intentó descubrir otros autores del hecho que los dos italianos que tenía detenidos, uno de los cuales, Vanzetti, era propagandista activo.

Hubo un escándalo internacional, manifestaciones de centenares de miles en todas las capitales del mundo, incluida Nueva York. Pero todo fue inútil: Sacco y Vanzetti fueron electrocutados. El mensaje dejado por los dos mártires aún hoy ha encontrado eco en millares de hombres y mujeres, que han llorado presenciando el film Sacco y Vanzetti, y escuchando la canción a ellos dedicada por Joan Báez (Véase, haciendo click aquí, Sacco y Vanzetti. Sus vidas, sus alegatos, sus cartas, México, segunda edición cibenética, enero de 2012, Biblioteca Virtual Antorcha, captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés).

El fascismo se había instalado sólidamente en Italia y el nacional-socialismo avanzaba en Alemania. Numerosos compañeros italianos debieron huir de Italia y trasladarse a la América del Sur o a la América del Norte. Otros se instalaron en Francia y en España. No tardó mucho en llegar el turno a los compañeros alemanes. Los que pudieron salvarse de los campos de concentración, ganaron ellos también la América del Norte, Inglaterra o Francia, Rocker fue a Estados Unidos. Nettlau se trasladó a Austria, de donde también tuvo que huir, al llegar el momento del Anschlus, que devoró a lo que quedaba de libertades en Viena. Se trasladó a Holanda, a Amsterdam, donde debía morir en 1945, pocas semanas antes de la victoria contra el nazismo. Otros compañeros, como Erich MOsham, menos afortunados, murieron bajo la bota de los nazis. Como en los años que preludiaron al triunfo del nazismo, había muerto Gustav Landauer, asesinado como Rosa Luxemburgo, Carlos Liebchnecht, Kurt Eisner y tantos otros de diferentes partidos y organizaciones de izquierda.

Frente al fascismo que se veía avanzar en la mitad de Europa, mientras en América del Sur se multiplicaban los golpes de Estado militares y las dictaduras; las fuerzas de izquierda se organizaron en diferentes formas. Fue la hora del Frente Popular en Francia y en España. Gracias a él la clase obrera obtuvo en el país galo ciertas ventajas, arrancadas al capitalismo y al Estado. Y en España la unión de las fuerzas políticas en otra forma de Frente Popular, permitió la instalación de la segunda República. Ello no hubiera sido posible, sin embargo, sin la serie de levantamientos y de acciones insurreccionales que la precedieron, en los que tomaron parte activa los anarquistas, desde la tentativa abortada de levantamiento de los cuarteles en la que pagaron el tributo de sus vidas dos anarquistas: Llácer y Montejo hasta la sublevación de Jaca, sofocada y a consecuencia de la cual fueron fusilados los capitanes Fermín Galán y García Hernández, pasando por la tentativa de invasión de España por grupos armados catalanistas y anarcosindicalistas en Prats de Molió dirigida por Maciá, pero de la cual fue alma inspiradora nuestro compañero Francisco Ascaso.

La caída de la Monarquía en España y el advenimiento de la República, el 14 de abril de 1931, suscitó grandes esperanzas entre los trabajadores, que habían luchado por ella y que de ella esperaban transformaciones más profundas que las que suponía la proclamación simple de un régimen republicano, sustituyendo a un sistema monárquico. Pronto la desilusión se hizo sentir, al ver que no se acometían las reformas prometidas y esperadas, y al ver que, de hecho. el Poder era exclusivamente monopolizado por socialistas y republicanos, sin que éstos acometieran las labores más urgentes, como eran la desmantelación del ejército, iniciada por Azaña, la supresión de latifundios y de la llamada rabassa morta, en Cataluña, comprendida en los proyectos de reforma agraria; la nacionalización de las bancas. a fin de evitar la evasión de capitales y otras muchas cosas que el pueblo esperaba y que no se hacían, perdiendo el tiempo en interminables debates parlamentarios, sin eficacia alguna.

En aquellos días, la C.N.T., la F.A.I. y el movimiento libertario en su conjunto vivieron horas muy difíciles. Y el que resistieran victoriosamente a la ofensiva combinada de la reacción y de los socialistas, que querían imponer la U.G.T. en detrimento de la C.N.T., demuestra el arraigo profundo que tenía nuestra organización en la conciencia del pueblo. Además, era la única organización independiente, no ligada a ningún partido y que pudo, con las manos libres, identificarse con los anhelos y las necesidades populares. La República no regateó las persecuciones contra la F.A.I. y la C.N.T. En la memoria de todos hay todavía las deportaciones a Bata y a Río de Oro, la represión desencadenada después de los sucesos de Figols y un año después de Casas Viejas y, más tarde, en 1934, las atrocidades cometidas contra los trabajadores, esta vez todos unidos, cenetistas, ugetistas, socialistas, comunistas y anarquistas en Asturias, después de la insurrección abortada y en pleno bienio negro. Allí demostró ya sus dotes de estratega y lo implacable de su carácter, un joven general republicano llamado Francisco Franco. Digo republicano, porque Franco, como Queipo de Llano, Yagüe, Cabanellas, Varela, López Ochoa y tantos otros, habían jurado fidelidad a la República.

Quizá fueron los anarquistas españoles los que mejor y más clara visión tuvimos de lo que se preparaba en el mundo. El fascismo italiano y el fascismo alemán proyectaban la anexión de Europa, sea por acciones políticas, utilizando las propias armas del sufragio universal, sea por golpes de Estado, sea por medio de un conflicto bélico. De ahí que, a partir de octubre de 1934, la idea de la necesidd de un frente antifascista se hubiese hecho para nosotros imperativo de la hora. Pero un frente que rebasase los límites electorales del llamado Frente Popular y que preparase a las izquierdas para oponerse al peligro fascista que veíamos cada vez más cercano. De ahí también que fuese tomando cuerpo la idea de la Alianza Sindical CNT-UGT, que había ya empezado a practicarse en la base, en Asturias, por acción espontánea de los trabajadores cenetistas, socialistas e incluso comunistas.

Aparecieron, en ese período y en España, una nueva legión de hombres que fueron sucediendo a la vieja guardia de fines y principios de siglo. Para no citar más que los que mayor renombre adquirieron, en la actuación orgánica, en el seno de la organización obrera, en la Prensa, en la tribuna, en huelgas y conflictos, citemos a Angel Pestaña, a Salvador Seguí, a Eusebio C. Carbó, a Juan Peiró, a Eleuterio Quintanilla y a Pedro Sierra, discípulos y amigos de Ricardo Mella, que prepararon y realizaron la primera edición de Ideario, del pensador anarquista; a Avelino González Mallada, a A. González Entrialgo, a Manuel Buenacasa, a Sebastián Oliva, a José Villaverde, al Dr. Pedro Vallina, continuador de la obra y el pensamiento de Salvochea, a José Sánchez Rosa, a José Viadiu, a Juanonus, a Tomás Herreros, a Evelio Boal, a Hermoso Plaja (Véase, haciendo click aquí, Plaja, Hermoso, Charla con las juventudes libertarias, México, tercera edición cibernética, enero del 2003, Biblioteca Virtual Antorcha, captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés). Un poco más tarde aparecieron los hermanos Alcrudo, de Zaragoza, los hermanos González Inestal, de Madrid, Ramón Acín, R. Abós, Felipe Aláiz excelente periodista, A. García Birlán, conocido con el seudónimo de Dionisios, Germinal Esgleas, Cipriano Mera, Valerio Mas, Francisco Esgleas, J. Garcia Oliver, Buenaventura Durruti, Francisco Ascaso, Manuel Pérez, Sinesio García, conocido bajo el seudónimo de Diego Abad de Santillán (Véase, haciendo click aquí, López, Chantal y Cortés, Omar, Presentación al documental ¿Por qué perdimos la guerra? México, primera edición cibernética, diciembre de 2008, Videoteca Virtual Antorcha, presentación, captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés), de los hermanos Cano Ruiz, Santana Calero, Vicente Ballester, Bernardo Pou, entre otros muchos.

Varias mujeres marcaron también este período con su presencia en huelgas, en conflictos, en la Prensa. Libertad Ródenas, Lola Ferrer, Aurora López, Rosario Dulcet, Balbina Pi, la maestra Antonia Maymón, la doctora Amparo Poch, Lola Iturbe, que usaba el seudónimo de Kyra Kyralina, María Riu, Lucía Sánchez Saornil, excelente poetisa, y la que esto escribe, aportaron su concurso al movimiento confederal y anarquista, siempre estrechamente unidos.

Mención aparte merecen, por su destino singular y triste dos hombres, uno de los cuales parece medio olvidado y el otro cuyo fin rubricó trágicamente el esfuerzo de toda su vida. Nos referimos a Valeriano Orobón Fernández, traductor predilecto de Nettlau, escritor y trabajador infatigable, que consumió su vida en las privaciones y el estudio, pues murió a comienzos de 1936 cuando aún no tenía treinta años, destruido por la tuberculosis. El otro es el doctor Isaac Puente que popularizó el seudónimo Un médico rural, escribiendo muchos y muy interesantes estudios. Era médico de Maeztu, localidad en la que fue fusilado en 1936 por él crimen de haber contribuido poderosamente a la difusión de la idea del comunismo libertario por medio de un folleto que trazaba las grandes líneas de lo que los campesinos y los obreros españoles realizaron con el nombre de colectividades.

En el resto del mundo, pese a un relativo eclipse bajo la avalancha de la moda comunista, la obra de esclarecimiento y de definición del anarquismo se marca con el apogeo del poderoso pensamiento de Rocker, con los estudios de Ernestan, con la producción del profesor Gille, con el aporte científico del doctor Pierrot en Bélgica y Francia, con los trabajos literarios e idelógicos de Herbert Read, por la obra editorial de La Protesta de Buenos Aires, las Ediciones de La Revista Blanca, de Barcelona, de Estudios, de Valencia, entre otras muchas actividades de carácter internacional entre las que debe destacarse la persistente aparición de la excelente publicación Freedom, de Londres, donde aparecieron los trabajos de otro compañero inglés conocido y celebrado, G. Woodckock.

Sebastián Faure inició en París la redacción y la publicación de la monumental Enciclopedia Anarquista, en la que colaboraron las mejores plumas del anarquismo internacional y de la que se ha hecho recientemente en México una edición en español del único tomo aparecido, completada y modernizada. Es de lamentar que Faure no pudiese pasar de la letra A, pues se trata de realmente de una obra de interés extraordinario.

En esos años, Faure escribió y publicó dos obras que podemos considerar funqamentales: El Dolor Universal y Mi Comunismo, definiendo lo que es el comunismo libertario en oposición al comunismo de Estado. También intervino en la edición de La Revue Internationale Anarchiste. Sebastián Faure, como orador y como escritor, realizó una obra difícilmente comparable a la de ningún otro propagandista. Su espíritu lógico y polémico lo hacía invencible en la discusión sobre temas políticos y religiosos.

En otro orden de trabajo literario, el filósofo y poeta Han Ryner colocó el pensamiento anarquista entre los mejores exponentes de la cultura francesa en esa primera mitad del siglo XX.

La Editorial La Protesta, de Buenos Aires, editó La Alianza y la Internacional en España, de Max Nettlau, así como los tomos de la traducción española de las Obras Completas de Bakunin, anotadas por Nettlau. Fue en este período que apareció gran parte de ta producción de este historiador, calificado por Rocker de Herodoto de la Anarquía. Editado también en Buenos Aires por la Editorial Argonauta apareció la hermosa obra de Rudolf Rocker Artistas y rebeldes, así como la traducción española de El alba de la anarquía, de Max Nettlau y Dictadura y revolución, de Luigi Fabbri. Las Ediciones de La Revista Blanca publicaron, de Nettlau también, la biografía de Eliseo Reclus.

En el Brasil existió un movimiento anarquista de habla portuguesa muy importante. Alrededor primero de A Plebe y después de Acao Directa se reunieron excelentes escritores. Cabe destacar al Dr. Fabio Luz. Al terminar la revolución y la guerra civil en España, llegó a Europa Manuel Pérez sumándose a este movimiento, en el que dejó honda huella de su paso.

Cabe mencionar el nombre de una mujer que, por su posición intelectual. consiguió influir poderosamente en la opinión brasileña, abordando temas de libertad sexual y de liberación de la mujer, mucho antes de que de ello se hablase universalmente. Nos referimos a María Lacerda de Moura.

El anarquismo, entre las dos revoluciones y las dos guerras, no cesó de proyectarse y de interesar grandes capas de opinión. Aquellos que no fueron deslumbrados por los fuegos de la propaganda comunista y que, por otra parte, buscaban explicaciones y perspectivas fuera de la vulgar crítica burguesa al comunismo de Estado, una vez más volvieron los ojos hacia el anarquismo y en la lectura de nuestros teóricos enriquecieron su pensamiento y formaron su conciencia.

Pero de ello no tomaban nota los historiadores sin espíritu analítico y aún menos los periodistas sujetos al atractivo vocinglero de la actualidad. Por ello cuando, el 19 de julio de 1936, supo el mundo que en España el pueblo había hecho frente al fascismo y además había llevado a cabo una revolución social, inspirada y animada por las ideas anarquistas, el estupor fue grandioso. ¿De dónde habían salido esos anarquistas cuya presencia no sospechaban los enviados de las agencias, polarizados por lo que era el pretexto agitado por Franco; para anticiparse a un golpe de Estado comunista en España, parecido al de octubre rojo en Rusia se habían ellos, los militares, levantado en armas?

Hubo, sin embargo, enviados de agencias, como Bumett Bolloten, que se dieron inmediatamente cuenta del error cometido y de la realidad española. Y ha habido historiadores honestos, como Southword, que han escrito la verdad más tarde. Basta leer El mito de la Cruzada de Franco de este americano que comprendió como pocos el drama y lo que era la realidad española, para saber a qué atenerse sobre el tema.

No puede decirse que las colectivizaciones efectuadas por los obreros españoles fuesen integralmente anarquistas. Pero, espontáneamente, a la hora de tomar en manos la producción y la distribución, los trabajadores de la ciudad y del campo tomaron como base prácticas y principios libertarios, siendo el más fundamental de todos la organización de la sociedad al margen del Estado, prescindiendo del Estado y rehusando tanto como les fue posible la intervención de éste en el control de la economía.

Fue, la Revolución española, algo más avanzado e importante, por el alcance de sus realizaciones, que la revolución rusa de 1917. Y fue éste su gran pecado, la causa principal que las democracias abandonaran a España, prefiriendo el triunfo del fascismo en nuestro país que la extensión de una revolución peligrosa para los intereses capitalistas, y fue también por esa causa por lo que los rusos, al no poder conformar la revolución española dentro de los cánones del comunismo de Estado, la abandonasen también. Todo tenía que hacerse dentro de la concepción autoritaria. Un pueblo rebelde, que osaba practicar la autogestión libertaria, que prescindía del Estado y demostraba con hechos que era posible vivir, trabajar, organizarse local, comarcal y regionalmente por el principio federativo y oponiéndose a todo centralismo y a toda burocracia estatista, a toda nueva casta dirigente, no debía prosperar (Véase, haciendo click aquí, López, Chantal y Cortés, Omar, Presentación al documental Vivir la utopia, México, primera edición cibernética, abril de 2008, Videoteca Virtual Antorcha, presentación, captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés). Ellos también preferían el triunfo del fascismo franquista: al peligroso ejemplo dado al proletariado mundial por los obreros españoles.

No está en mi ánimo, dado lo reducido de este volumen, hacer un largo análisis de la Revolución española. Se ha escrito ya mucho sobre ella. Críticos y exégetas han proyectado su linterna sobre cuánto vivió España entre el 18 de juio de 1936 y el 5 de marzo de 1939. Aún no hemos terminado de dar explicaciones sobre los errores o los aciertos de aquellos días. Los que deseen documentarse sobre lo realizado, deben leer Colectivizaciones: La obra constructiva de la Revolución española, de la que se han hecho varias ediciones y seguramente se harán muchas más.

Eh todo caso, lo ocurrido en España en 1936 y años siguientes marca un hito importante en la historia universal del anarquismo. Fue la primera vez que las ideas de Proudhon y de Bakunin pasaron por la prueba del fuego de la práctica y no fracasaron, pese a la cantidad de obstáculos que se pusieron a ese ensayo y a la cantidad de enemigos que tuvieron esas realizaciones en las propias filas del antifascismo español. Y cabe decir, también, que esas realizaciones no tan sólo no significaron dificultad para la lucha contra el fascismo, sino que es gracias a ellas que este combate pudo sostenerse. Baste, como sólo ejemplo, entre mil, la organización de las Industrias de Guerra, que paliaron a la imposibilidad de adquirir material bélico destinado a la República española. Las democracias fueron los artífices de la no Intervención y Roosevelt -no podremos olvidarlo nunca- el que decretó el embargo de todas las armas destinadas a la España antifascista, mientras nada se hacía para evitar el abastecimiento en material bélico por parte de Italia y Alemania, que no regatearon su ayuda a Franco y los suyos.

Podríamos escribir mucho en torno a este tema, pero la necesidad de sintetizar nos obliga a ser breves y concisos.
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