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LA JOVEN EUROPA

Instrucción general para los iniciadores

I

La Giovine Europa es la asociación de todos aquellos que, creyendo en un futuro de libertad, de igualdad y de fraternidad para todos los hombres, quieran consagrar sus pensamientos y sus obras a fundar ese futuro.

Principios generales

II

Un solo Dios; un solo dueño, su ley; un solo intérprete de esa ley, la humanidad.

III

Constituir la humanidad de modo que pueda acercarse lo más rápidamente posible, y en progreso continuo, al descubrimiento y a la aplicación de la ley que debe gobernarla; tal es la misión de la Giovine Europa.

IV

El bien consiste en vivir conforme a la propia ley. Lo único que puede producir el bien es el conocimiento y la aplicación de la ley de la humanidad. El bien de todos será la consecuencia del cumplimiento de la misión de la Giovine Europa.

V

Toda misión constituye un vínculo de deber.

Todo hombre debe consagrar sus fuerzas a su cumplimiento. Él encontrará en el profundo conocimiento de aquel deber la norma de los propios actos.

VI

La humanidad no puede alcanzar el conocimiento de su ley de vida si no es con el desarrollo libre y armónico de todas sus facultades.

La humanidad sólo puede llevar ese conocimiento a la esfera de los hechos con el desarrollo libre y armónico de todas sus fuerzas.

La asociación es el único medio para conseguir ambas cosas.

VII

N o hay verdadera asociación sino entre hombres libres e iguales.

VIII

Por la ley dada por Dios a la humanidad, todos los hombres son libres, iguales y hermanos.

IX

La libertad es el derecho que tiene cada ser humano de ejercer sin obstáculos ni restricciones sus propias facultades en el desarrollo de la propia misión especial y en la elección de los medios que mejor pueden conducir a su cumplimiento.

X

El libre ejercicio de las facultades individuales no puede en ningún caso violar el derecho de los demás.

La misión especial de cada uno de los hombres debe mantenerse en armonía con la misión general de la humanidad.

La libertad humana no tiene otros límites.

XI

La igualdad exige que derechos y deberes sean uniformes para todos; que nadie pueda sustraerse a la acción de la ley que la define; que cada hombre participe, según su trabajo, del goce de los productos que son resultado de todas las fuerzas sociales puestas en actividad.

XII

La fraternidad es el amor recíproco, la tendencia que conduce al hombre a hacer para los demás lo que él quisiera que sus semejantes hicieran para él.

XIII

Todo privilegio es violación de la igualdad.

Toda arbitrariedad es violación de la libertad.

Todo acto de egoísmo es violación de la fraternidad.

XIV

Siempre que el privilegio, la arbitrariedad, el egoísmo se introduzcan en la constitución social, es deber de todo hombre que comprenda su misión combatir contra ellos con todos los medios que estén en su mano.

XV

Todo lo que es cierto para un individuo en relación con los restantes que forman parte de la sociedad a la cual él pertenece, es igualmente verdad para cada pueblo con respecto a la humanidad.

XVI

Según ley dada por Dios a la humanidad, todos los pueblos son libres, iguales y hermanos.

XVII

Todo pueblo tiene una misión especial que coopera al cumplimiento de la misión general de la humanidad. Esa misión constituye su nacionalidad. La nacionalidad es sagrada.

XVIII

Todo dominio injusto, toda violencia, todo acto de egoísmo ejercido en daño de un pueblo, es violación de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad de los pueblos. Todos los pueblos deben prestarse ayuda para que desaparezca.

XIX

La humanidad no llegará a su completa constitución sino cuanto todos los pueblos que la componen, habiendo conquistado el libre ejercicio de su soberanía, se asocien en una federación republicana para dirigirse, bajo el imperio de una declaración de principios y de un pacto común, al mismo fin: el descubrimiento y la aplicación de la ley moral universal.

Las dos actas fueron firmadas por L. A. Melegari, Giacomo Ciani, Gaspar Rosales, Ruffini, Ghiglione y yo en nombre de los italianos, firmando también los representantes de los polacos y de los alemanes. Luego, varios de nosotros nos alejamos en diversas direcciones. Dispersándonos, lográbamos alejar la tempestad y disminuir temores y molestias al gobierno central.

El ideal de la Giovine Europa era la organización federada de la democracia europea, bajo una única dirección, para que la insurrección en un país encontrase a los restantes dispuestos a secundarle con hechos o al menos con una poderosa acción moral que impidiera la intervención a los gobiernos. Pero estatuímos que se constituyera un Comité Nacional en el cual se concentrarían poco a poco todos los elementos del progreso republicano, y que todos estos comités estuvieran enlazados mediante una correspondencia regular con nosotros, como Comité Central provisional de la asociación.

Dictamos normas secretas para la afiliación de los miembros; determinamos las fórmulas de juramento para los iniciados; elegimos, como símbolo común a todos, la hoja de hiedra; tomamos, en fin, todas las medidas que son necesarias para el funcionamiento de una sociedad secreta.

Es cierto que no podía ilusionarme con que se difundiese regularmente y alcanzara un grado de fuerza compacta capaz de acción. La esfera de la asociación era demasiado vasta para poder obtener resultados prácticos y la necesidad de una verdadera fraternidad europea exigía tiempo y severas lecciones para madurarse entre los pueblos. Tan sólo me proponía construir un apostolado de ideas diversas de las entonces corrientes, dejando que fructificase donde y como pudiera.

Giuseppe Mazzini

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