Índice de Manifiesto político y social de la democracia pacífica de Victor ConsiderantAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

Segunda parte.

I. Análisis de las grandes divisiones de la democracia moderna.

1.- Universalidad del espíritu democrático en Francia; el Partido Legitimista Democrático.

Esta organización es la misión de la democracia moderna. Conocidos el estado de cosas y las profundas necesidades de la época, los problemas a resolver y el precepto de la solución pacífica y organizadora, nos será fácil comprobar el estado de los espíritus, hacer conocer la naturaleza y el valor de las diversas categorías de la gran opinión democrática y determinar la función de la que representamos.

Tomemos nota, en primer lugar, de un hecho: nuestro época, como nuestra constitución, es democrática; en otros términos, la palabra Democracia está destinada a representar y abrazar en estos tiempos a los sentimientos, principios y derechos universalmente aceptados en la actualidad en teoría y por el triunfo de los cuales nuestros padres han afrontado los horrores de la primera revolución.

Desde hace algumos años, sobre todo desde que el motín no arroja más tumulto sobre las ciudades y el partido revolucionario fue vencido en sus expresiones más brutales y la calma permite a las ideas reconquistar el imperio que les corresponde, la palabra democracia se reviste rápidamente de la significación amplia, general y comprensiva que está destinada a recibir volviéndose la expresión del pensamiento fundamental del siglo.

La doctrina antidemocrática de la desigualdad de las razas, el dogma de los privilegios legales y el espíritu del viejo régimen, en una palabra, han desaparecido. El mismo partido legitimista, en la hora actual, profesa (y, en general, estamos convencidos, lo profesa francamente) los principios liberales y democráticos. Abandona y condena todos los abusos y todos los privilegios del antiguo régimen. Un Memorándum recientemente publicado por el Comité central de ese partido se expresa sobre los principios del modo más formal. Y si la prensa realista no aprueba en su conjunto tal Memorándum, no es porque se halle hondamente imbuída en las ideas liberales de nuestro siglo, o porque rinda homenaje a los derechos de la nación, al régimen representativo, al principio de la igualdad de los ciudadanos en el Estado y que compruebe el abandono de las vetustas ideas del derecho feudal y del derecho divino. Al contrario, ciertos órganos de este partido censuran vivamente al referido Memorándum porque no lo encuentran suficientemente democrático. Los partidos más ligados al pasado tienen mucho que hacer; son siempre de su tiempo y la magna corriente de las ideas de la época los arrastra a su pesar. Si Enrique V, por ventura, volviera a las Tullerías, no temeríamos por la suerte de los derechos de la nación, ni por las libertades públicas, ni por el régimen representativo, pues, en adelante, su gobierno ampliaría su esfera más bien que intentar restringirla.

Los herederos del viejo partido feudal y de la antigua aristocracia nobiliaria aceptan hoy, pues, el espiritu democrático. Reconocido esto, demostraremos que el gran partido moderno o democrático, en su conjunto, se divide en tres categorias, formando una serie regular, cuyas tres ramas se clasifican convenientemente bajo el nombre de:

Democracia retrógrada -opinión revolucionaria.

Democracia estática -opinión doctrinaria.

Democracia progresiva -opinión pacífica y organizadora.

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