Índice de Manifiesto político y social de la democracia pacífica de Victor ConsiderantAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

Las dos soluciones del problema social.

1.- La comunidad de bienes: principio o medio revolucionario.

Frente a semejante estado de cosas y a la formidable cuestión social, dos principios de solución, dos ideas y dos medios pueden ser y son en realidad propuestos.

Uno de estos medios -medio violento, expoliador, revolucionario y, además, ilusorio- consiste en atacar a la propiedad individual en su origen, negarla en su derecho, despojar a los ricos, por la fuerza o por la ley, en provecho de los pobres, a los propietarios en beneficio de los proletarios e imponer, en fin, la igualdad de condiciones y la comunidad de bienes.

Esta idea -que por la influencia del rápido desenvolvimiento del proletariado, del pauperismo y de la nueva Feudalidad ha eclosionado en el seno de una sociedad toda ella impregnada aún del flúido revolucionario- se propaga desde hace algunos años entre las poblaciones obreras, sobre todo en los grandes focos industriales, en Francia, en Inglaterra y aun en Bélgica, en Suiza y en Alemania. Seduce y enardece a las masas. Tiene a su favor la inmensa ventaja de su extremada simplicidad. Basta de propiedad y de propietario, basta de explotación del hombre por el hombre, basta de herencia; la tierra para todos. Fórmulas simplísimas y muy inteligibles para las masas famélicas y despojadas, a quienes no podrán parecer, por otra parte, sino perfectamente justas, mientras la sociedad les niegue el derecho al trabajo, aun más sagrado que el derecho de propiedad que de él deriva.

Semejante solución, negativa y revolucionaria en su esencia, es una reacción exclusivista y violenta, como todas las reacciones fuertes, contra la invasión social y la dominación tiránica del capital. El comunismo no nacería jamás en un estado de cosas en que el dinero y la propiedad, gozando de todos sus legítimos derechos, no ejercieran una preponderancia exclusiva. Estas doctrinas de abolición de la propiedad son, pues, protestas contra la Feudalidad industrial, protestas ligadas a su desarrollo y que no puede sino crecer en intensidad hasta la explosión, como ya lo hemos señalado, a medida que crece la presión social -o más bien antisocial- del dinero sobre las masas.

Estos fenómenos no son solamente previsiones de la ciencia, aunque a los ignorantes les esté permitido tratarlos con ligereza o negarlos. Son hechos en curso de cumplimiento. El cartismo, el comunismo y las doctrinas saintsimonianas sobre la ilegitimidad de la herencia avanzan a grandes pasos en Europa.

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