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EN POS DE LA LIBERTAD

Enrique Flores Magón

NUESTROS CIVILIZADORES



Los imbéciles patrioteros americanos quieren ir a México a civilizarnos, siendo que ellos son los que necesitan ser civilizados por estar aún en estado semi-bárbaro, hasta el punto de que el país más atrasado del mundo entero, se sentiría ofendido si se le comparase, por ejemplo, con Texas, uno de sus Estados.

Porque en Texas abundan salvajes que bailan al derredor de la hoguera en que un ser humano es quemado vivo por ellos, como es el caso de Antonio Rodríguez en Rock Springs. Hay otros que cazan a sangre fría a los proletarios negros, mexicanos y otros extranjeros, por vía de práctica en el tiro al blanco o para calar la escopeta nueva, o porque el trabajador reclama lo que se le adeuda. También ahí se niega agua o pan a los extranjeros sedientos o con hambre, por ser extranjeros, y las autoridades y esbirros se ceban en las víctimas que caen en sus garras, para poder cobrar un tanto por cada desventurado que envían a la cárcel o a la horca.

Ultimamente, las autoridades texanas, respetando sus libracos y preceptos legales, han emprendido una campaña de persecución contra Regeneración, al que odian a muerte porque dice la verdad, llegando en su estupidez a prohibir su circulación en algunos lugares y, en otros, como en Carrizo Springs, hasta a amenazar a los camaradas si continúan recibiendo el periódico.

¡Si serán imbéciles! Y aún tienen descaro de hacerse el bombón llamándose civilizados.

Esa es la clase de civilización que quieren llevar a México; la del látigo y el garrote.

Estados Unidos, como cualquier otra nación en el mundo bajo el presente sistema capitalista, dista mucho de ser civilizado. No puede ser civilizado un país en que el dolar es el dios de las multitudes; en que hay millones y más millones de seres humanos que mueren de hambre y de frío porque la codicia de unos cuantos les ha arrebatado hasta el más pequeño terrón en que reclinar la cabeza; en que los niños de tierna edad son forzados a ocuparse en sucias fábricas por largas horas del día en trabajos aniqullantes, cuando su constitución de pequeños seres necesita que sus cuerpecitos se muevan al aire libre como les plazca, para su mejor desarrollo; en que las mujeres pierden sus gracias juveniles y su salud, igual que los niños, en esos mismos antros de explotación; en que muchas jóvenes, a punto de perecer de hambre se ven forzadas a entregarse a cualquier rufián que no sienta dolor en su corazón al estrujar entre sus brazos de bestia en brama a la desventurada que tiene que vender sus caricias para vivir en medio de una civilización que le niega el derecho a la vida y la libertad de entregarse amorosamente a quien su naturaleza y sus sentimientos le dicten; en que hombres y mujeres de avanzada edad, a pesar de que han pasado sus vidas produciendo riquezas se ven en la necesidad de implorar la denigrante caridad pública para poder arrastrar hacia la tumba sus pobres huesos doloridos y maltrechos por la inicua explotación del hombre por el hombre; en que ... más ¿para qué seguir?

¿Para qué continuar enumerando las miserias y los dolores que cobija bajo su manto la mentida civilización americana?

Baste anadir que aquí no solamente se lincha, o por codicia se manda a la horca a un hombre, sino que también existe prácticamente el mismo estado de peonaje, de esclavitud, que hiciera al pueblo mexicano, al indio inculto o incivilizado, levantarse en armas y enseñar a los llamados civilizados a ser hombres dignos; que prefieren la muerte o el exterminio a seguir soportando condiciones odiosas de esclavitud parecidas a las que existen en los minerales, campos madereros, algodoneros, de Lapulo, etc., etc., en este país, y contra las cuales el civilizado no se atreve aún a rebelarse.

La esclavitud, la explotación, la tiranía y el robo con guante blanco, son la única civilización que Estados Unidos o cualquier otra nación puede llevar a México, y, por consiguiente, la intervención de cualquiera serviría solamente para ahogar en sangre los esfuerzos y las aspiraciones por ser libres de los mexicanos.

De ahí que vea con pena que en esta semana solamente Land and Liberty, de Hayward, California, The Public de Chicago, Ill, The Melting Pot, de Saint Louis, Mo., The Guardian, de Middleton, Inglaterra, Unión Obrera de Mayaguez, Puerto Rico, y The Dally Labor Telegram, de Vancouver, B.C., Canadá, sean los únicos periódicos que encuentro en el canje de esta semana que se ocupan de presentar a los trabajadores la cuestión mexicana en su verdadero aspecto económico y social, tendiendo a hacer atmósfera contra la interferencia de naciones extranjeras en dicha lucha.

Me da pena porque la ignorancia en que se conserva a los obreros de otras regiones acerca del verdadero carácter de la revolución mexicana, sirve para facilitar al enemigo común el amacizar en México el reinado de la civilización burguesa, aplastando impunemente a los proletarios mexicanos que luchan con heroísmo por ser libres, conquistando Tierra y Libertad.

(De Regeneración, del 11 de julio de 1914. N° 195).
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