Indice de En pos de la libertad de Enrique Flores Magón Carranza es otro DíazVamos en pos de la libertad y de la vidaBiblioteca Virtual Antorcha

EN POS DE LA LIBERTAD

Enrique Flores Magón

LA PUBLICIDAD



La preocupación dominante de los tiranos, aparte de la de retener el poder y el mando que han logrado acaparar, es la de ocultar su lepra moral.

La mano del tirano obra en la sombra para clavar el puñal que destroce el corazón de la libertad, rehuyendo la luz del día que denunciaría su crimen.

Valiéndose de sus vanales subalternos, el tirano acogota a la verdad y a sus defensores, para poder simular, cuando sus movimientos son descubiertos, completa ignorancia de lo que hacían sus perros de presa que él mismo azuzo.

Con una mano, enguantada de blanco, sostiene sobre su rostro la máscara hipócrita del jesuita que engaña al pueblo, mientras que por la espalda oculta en la otra mano las cadenas que remachará al pie del mismo pueblo en la primera oportunidad que se presente.

Todos sus actos malos los oculta cuidadosamente del dominio público; y cuando se halla sorprendido al ir a cometer uno de ellos, diplomáticamente evita exhibirse y deja su intento fracasado sin pretender llevarlo adelante, porque teme a la publicidad.

Gracias al aviso oportuno de nuestros amigos, hemos podido sorprender al gobierno de Wilson intentando cometer un atropello contra Regeneración y de nuestras personas; lo hemos sorprendido con la masa en la mano, pretendiendo coartar nuestra libertad de pensar y de escribir, y hemos dado el grito de ¡alerta! a tiempo, en momentos oportunos para evitar el golpe.

En nuestros amigos, en nuestros simpatizadores y compañeros, en los que comprenden la necesidad colectiva de solidarizarse para contener los desmanes de los tiranos y defenderse de ellos, está salvarnos, está la salvación de nuestro querido Regeneración, está el triunfo de la verdad, de la justicia y de la libertad. Que ellos cumplan con su deber de agitar y de hacer extensamente público el atentado que contra nuestro periódico y sus editores pretenden cometer las autoridades postales americanas.

Los tiranos temen la publicidad de sus malos actos. ¡Demos publicidad amplia, amplísima, a este nuevo atentado con que el gobierno de Wilson quiere hacernos nuevamente sus víctimas, y lo desarmaremos!

Wilson está en connivencia, de acuerdo con Carranza para suprimir los enemigos de éste en territorio americano y ayudarlo en cuanto sea posible, como lo estuvo con Madero; al que complació reteniéndonos en la penitenciaría de la Isla de McNeil hasta que cumplimos nuestra sentencia a pesar de que la misma ley que Wilson dice respetar, nos daba derecho a haber gozado de libertad preparatoria desde que cumplimos seis meses de portar el odioso uniforme del presidio, a pesar de que le probamos a Wilson haber sido sentenciados por medio de testigos falsos y de documentos falsificados.

Wilson está en connivencia con Carranza, porque este viejo embaucador ha prometido a aquél favorecer a los capitalistas americanos en México; es decir, Carranza ha prometido a Wilson entregar al pueblo mexicano atado de pies y manos a la misma plutocracia rapaz americana a la que Díaz lo tuvo esclavizado.

Y es preciso hacer público, extensamente público, este cúmulo de enjuagues de los bribones políticos de éste y del otro lado del Río Bravo, para que una vez descubierto su juego, una vez hecha la publicidad de sus sucias maquinaciones como la causa de que se atente nuevamente perseguirnos, Wilson, como todo político y todo tirano, teme la publicidad de sus malos actos, se vea forzado a contener la jauría y dejar de molestarnos.

Para que Wilson sepa que sus planes tenebrosos han sido descubiertos, es necesario también que se continúe haciendo una amplia agitación para que hasta del último rincón de los Estados Unidos y, si es posible, del mundo entero, le lluevan cupones de protesta a nuestro favor.

Ante la publicidad, Wilson tendrá que batirse en retirada.

Siento no tener ya espacio para dar detalles de las numerosas protestas que en los días de esta semana pasada han sido enviadas al tirano de la Casa Blanca; pero lo haré la próxima.

¡Adelante, camaradas! ¡A impedir que vuestro periódico sea suprimido por la mano arbitraria de la autoridad y que sus redactores seamos sepultados en la cárcel porque no prestamos nuestras plumas más que al servicio de la verdad y de la causa humana!

(De Regeneración, del 18 de diciembre de 1915. N° 217).
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