Índice de Artículos políticos 1914 de Ricardo Flores MagónAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

ARTÍCULOS POLÍTICOS 1914

Ricardo Flores Magón

Selección de Chantal López y Omar Cortés

LA SITUACIÓN



Las conferencias de paz en el Niágara siguen en suspenso, y tal vez no se reanudarán hasta que Carranza y Villa ajusten sus diferencias; Carranza y Villa continúan mostrándose los dientes; para arreglar sus querellas, lacayos de ambos celebran conferencias de paz en la ciudad de Torreón, conferencias que no han dado resultado práctico hasta este momento, pues ambos bandidos quieren ser presidentes, y uno y otro desean su ruina; Carranza, para pararle los pies a Villa, envía sus fuerzas a San Luis Potosí y Querétaro, esperando tomar esas ciudades en el camino de la ciudad de México, antes de que Villa pueda hacerlo. Villa, indignado porque Carranza no le facilita armas y municiones deja una guarnición en Zacatecas y comienza la movilización de su ejército hacia la ciudad de Chihuahua, guarneciendo de paso las ciudades de Jiménez, Parral y otras, indicando ese movimiento hacia atrás, que, al menos por algún tiempo, su tan pregonada marcha hacia la ciudad de México ha sido suspendida; el enojo entre Carranza y Villa ha tenido el efecto de una racha de aire en un fuego incipiente: ha avivado las ambiciones de los jefes carrancistas de menor cuantía; Pablo González, un papanatas, quiere emprender por su cuenta, también, una marcha sobre la ciudad de México con el propósito de ser presidente; el famoso pederasta Antonio I. Villarreal, el protagonista de aquellos negros amoríos con un bardero de Lampazos, también quiere ser presidente, y por lo pronto declara que él no permitirá que una influencia extraña a la suya predomine en el Estado de Nuevo León, cuyos infortunados habitantes tienen la vergüenza de sufrir la tiranía de un individuo sin sexo; Villa, por su parte, se propone erigirse en señor de horca y cuchillo en los Estados de Chihuahua, Durango, Zacatecas y Aguascalientes; en Sonora, el gobernador Maytorena y el soldadón Elías Calles rivalizan en dominar el Estado, no siendo remoto que en cualquier momento haya un choque entre sus respectivos borregos; en Cananea, los mineros se declaran en huelga, y las fuerzas constitucionalistas vuelan al lugar del conflicto obrero a resguardar las propiedades de la Cananea Consolidated Copper Company, amenazadas por los viriles y dignos trabajadores, demostrando con ese hecho el constitucionalismo que el gobierno, cualquiera que sea su forma, es, el perro del capital; en la costa del Pacífico, Alvaro Obregón, carrancista, quiere igualmente ser presidente y se anuncia que obrará independientemente si la ruptura entre Villa y Carranza es definitiva; Huerta da patadas de ahogado; el horizonte es tan negro para él, como para Carranza y para Villa; acosado por el norte, por el sur, por el este y por el oeste, el viejo buitre se refugia entre los peñazcos de Chapultepec, desafiador y altanero; los bancos se niegan a recibir otra clase de depósitos que no sean oro o plata; las monedas villistas y carrancistas alcanzan precios irrisorios, de diecinueve a veintitrés centavos oro por el peso; preparando, quizá, para Wilson, nuevos quebraderos de cabeza, Huerta ordena que se hagan nuevas elecciones con el resultado de que todos los electores son huertistas; los trabajadores, siguiendo su buena costumbre se abstuvieron de votar; en Tamaulipas, Coahuila y Chihuahua ocurren nuevos levantamientos contra el constitucionalismo y el huertismo; la línea del ferrocarril entre Laredo y Monterrey y la de Piedras Negras a Torreón han sido cortadas en varios tramos por esas nuevas fuerzas revolucionarias; en medio de todo ese movimiento que debilita al principio de la autoridad, los nuestros y los afines a los nuestros, los zapatistas, se aprovechan para continuar la práctica de lo que solamente existía en libros, folletos y periódicos: la expropiación; Zapata deja la tierra libre a los proletarios y fusila autoridades, burgueses y curas; Salgado ordena a los burgueses que salgan de sus quintas y palacios, para que los ocupen los pobres y pone en mano de éstos la tierra y los útiles de trabajo. así como todo lo que hay almacenado; en el Yaqui, los nuestros tienen a raya a los constitucionalistas y viven en comunismo; en la sierra de Chihuahua, los nuestros se reorganizan con entusiasmo; hay menos creyentes, en todo el país, en lo que se decía que era sagrado, como el derecho de propiedad individual; el principio de autoridad está próximo a entrar en franca agonía; la revolución social avanza; esparcidos los nuestros por todo el país, constituyen la levadura de la catástrofe final que debe coronar, que tiene que coronar a la convulsión actual, y que no es otra que la destrucción total del sistema capitalista: sólo los cíegos no ven ese fin; sólo los sabios y los envidiosos y los obstruccionistas y los despechados y los canallas, no pueden ver que el porvenir de ese hermoso movimiento es la muerte del sistema capitalista.

(De Regeneracíón, N° 195 del 11 de julio de 1914)

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