Índice de Historia de la conquista de México. Población y progresos de la América Septentrional conocida con el nombre de Nueva España de Antonio de SolísPresentacion de Chantal López y Omar CortésSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

AL REY NUESTRO SEÑOR.

Señor,

LLamó la venerable Antigüedad libros de Reyes a las Historias, o porque se componen de sus acciones y sucesos, o porque su principal enseñanza mira derechamente a las Artes del reynar; pues se colige de la variedad de sus exemplos lo que puede rezelar la prudencia, y lo que debe abrazar la imitación. De cuyo principio nace, que la noble osadía de los Escritores que dedican sus obras a los grandes Reyes, sea menos culpable, o más generosa en los Historiadores, que sin disputar su estimacion a las demás Facultades, tienen por suyo el magisterio de los mayores oyentes.

Estas congruencias, Señor, me han sido necesarias para vencer el miedo reverente con que pongo a los Reales pies de V. M. esta primera Conquista de la Nueva España, que andaba obscurecida o maltratada en diferentes Autores: siendo una empresa de inauditas circunstancias, que admiró entonces al mundo, y dura sin perder la novedad en la memoria de los hombres: hallándose tan aplaudida, o tan satisfecha de su fama, que se atreve hoy a no desmerecer la Real protección de V. M. como no desmereció entonces los favores del cielo, que alguna vez dispensó en su defensa los fueros del poder ordinario, mitigando, al parecer, lo imposible con lo milagroso.

Los sucesos de que se compone su narración, dan motivo a diferentes reflexiones políticas y militares. Una Conquista que importó a V. M. no menos que un Imperio, y se consiguió dexando a la posteridad varios exemplos de lo que pueden contra las dificultades el valor y el entendimiento: una Monarquía de Príncipes bárbaros, que se dilató sin otro derecho que el de la guerra, y se perdió a fuerza de tiranías: cuya desolación, mirada como castigo de atrocidades, inclina la voluntad a las virtudes contrarias; pues habla también con los Reyes justos la ruina de los tiranos. Y no faltan motivos que inducen a la imitación para mayor exercicio de la prudencia: pues hallará V. M. en la Historia de Nueva España un campo muy dilatado en que seguir las huellas de sus gloriosos Progenitores, que miraron siempre la conservación de aquellos Indios, y la conversión de aquella gentilidad como la principal riqueza que se pudo esperar de las Indias.

Pero no es mi ánimo que V. M. se digne de conceder el oido a las advertencias de una lección que habrá perdido parte de su grandeza en las negligencias de mi pluma: solo aspiro a que V. M. me permita su nombre, para ilustrar la frente de mi libro; y no sin algún título, que da bastante razón a mi disculpa; pues se debe a V. M. quanto escriben sus Cronistas; y yo pago con este corto caudal de mis estudios la deuda de mi profesión: deuda, en cuyo reconocimiento desea manifestarse mi humildad, y puede mal encubrirse mi ambición; pues busco para su desempeño la gloria de tan alto patrocinio, y hallo en la sombra de V. M. todo el esplendor que falta en mis escritos.

Guarde Dios la Real Católica Persona de V. M. como la Christiandad ha menester.

DON ANTONIO DE SOLÍS.

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