Indice de Memorias de un socialista revolucionario ruso de Boris SavinkovLIBRO CUARTO - capítulo segundo - Sexta parteLIBRO CUARTO - Capítulo segundo - Octava parteBiblioteca Virtual Antorcha

Memorias de un socialista revolucionario ruso

Boris Savinkov

LIBRO CUARTO
CAPÍTULO SEGUNDO
SE DESCUBRE LA TRAICIÓN DE AZEV
SÉPTIMA PARTE


En febrero se formuló en la Duma de Estado una interpelación sobre el asunto Azev. El diputado Pokrovski, en nombre de la fracción social demócrata; el diputado Bulat, en nombre de los trudoviki, y el diputado Pergamen, por el partido constitucional demócrata, apoyaron dicha interpelación. Bulat leyó en la sesión de la Duma la siguiente carta de Azev, dirigida a mí:

10 de octubre de 1908.

Amigo mío:

Gracias por tu carta, qUe respira calor y afecto. Gracias, amigo mio. Pasando dIrectamente al asunto, te diré que ahora seguramente es ya tarde para renunciar al tribunal contra B. (Burtsev). Hoy he recibido una carta de V. (Chernov), que me ha llegado con un retraso de dos días, pues estaba certificada, y para recibirla era necesario visar el pasaporte, en la cual me dice que hoy, sábado, empleza el tribunal y me pide le comunique por telégrafo si estoy conforme con que tú seas el tercer representante del Comité Central.

Hoy te he telegrafiado ya expresándote mi deseo en este sentido. Pero aun en el caso de que se pudiera evitar el tribunal contra B., yo más bien sería contrario de ello. Comparto mucho de lo que dices en tu carta, pero no todo. Me parece, querido amigo, que exageras la impresión que puede producir lo que diga B. Naturalmente, tú haces la suposición de que mi biografía es desconocida de los jueces y de que se puede dar crédito a Bak (Bakai). Esta suposición, a mi juicio, es superflua: mi biografía puede ser conocida de los jueces, y en cuanto a que se pueda dar crédito a Bak., es posible que su biografía (la cual, según mi parecer, debe ser un poco más completa de la que da Burtsev en El Pasado, y en la cual dice que Bak, sirvió en la policía de un modo casual, que dicho servicio le repugnaba, pero que siguió prestando servicios por inercia) no era muy indcada para suscitar una confianza especial. No te enojes si hablo de mi biografía al lado de la de Bakai, Comprendo que esto es indigno de mi y de todos nosotros, pero es evidente que se puede crear esta situación. Aun colocándome en el punto de vista de esta suposición, es decir, de que a mí no se me conoce y de que Bakai, que indicó una serie de provocadores entre los socialistas polacos, es digno de confianza, me parece que lo que pueda decir Bak. no es susceptible de producir ninguna impresión en su favor. Naturalmente, ignoro lo que puede decir B. Lo único que sé es lo que me comunicó durante nuestra entrevista, y esto, a mi juicio, no resiste ninguna crítica. Procuraré demostrarlo. Es posible que yo sea subjetivo, pero, en todo caso, no lo soy conscientemente, pues me esfuerzo en ser lo más objetivo posible. La base es la carta de agosto de 1905 sobre Tatarov y sobre mí. Bak. dice, valiéndose, según parece, de manifestaciones de Peterson, que dicha carta fue escrita por Kremenitski, el cual quería sembrar la cizaña entre uno de los jefes y Raschkovski, y fue castigado por ello con el traslado de Piter, donde era jefe de la Okrana, a Siberia, donde desempeñó el mismo cargo. Toda persona que piense de un modo objetivo no creerá que un hombre que haya cometido un crimen tal sea objeto de una sanción tan leve: desenmascarar a dos pájaros tales como los que se indican en dicha carta, y como castigo, Tomsk en vez de Piter y con el mismo cargo. Es lo mismo que si a Tatarov le hubiéramos quitado el trabajo en Piter para dárselo en otra región. Pero para dar más visos de verisimiliud a la cosa se ha inventado el argumento de que entonces había Constitución, y se desconcertaron. ¿Qvé te parece eso de que Rachkovski se desconcertara? Además, la carta apareció en agosto, y la Constitución, en octubre. Por otra parte, ¿cómo pudían saber lo que Klemenitski había escrito o contado a su jefe? Me parece que convendría dejáramos establecido el hecho, basándonos no sólo en las palabras de B. o de Bak., de si en efecto se efectuó el traslado de Kremenitski, y, en caso afirmativo, en qué fecha precisa. No está descontado que Kremenitski se hallara en Siberia antes de la aparición de la carta mencionada o que hubiera sido trasladado mucho más tarde, cuando en general no se podía ni tan siquiera hablar del desconcierto producido por las jornadas de octubre. Seria importante dejarlo sentado. Acaso esto ejercería una influencia sobre el mismo B., el cual vería que se le está engañando. Pero, ¿cómo hacerlo? Es posible que no sea difícil, pues cuando aparecen nuevos jefes de policía el püblico se entera de ello, aunque, el diablo lo sabe, es posible que no sea fácil. Esa carta es para mí un enigma. Hay que decir, de paso, que, además de Kremenitski, hay otro agente de la Okrana en Odesa que también afirmaba ser autor de la carta mencionada. Recordarás que esto era a fines de 1906. En Odesa se presentó al Comité Central un agente de la Okrana que me indicó a mi, diciendo que era él quien había escrito la carta y que se había terminado con uno y al otro no se le tocaba. Resulta que dos agentes de la Okrana escribieron una carta idéntica y que ambos quieren saivar al partido librándole de mi. Me parece que no ando equivocado en lo que se refiere al policía de Odesa. Esto me fue relatado entonces ..., esto es, hace dos años. Aun admitiendo que Bak. no mienta y que obre honradamente, resulta que todo esto lo ha oído decir a Peterson, y éste a Rachkovski o a Guróvich, o al uno y al otro. Hay que pensar que si en las esferas superiores de la policía, por motivos que ellos saben, pusieron en circulación mi nombre en la carta mencionada, es natural que resulte ventajoso para ellos seguir hablando de dos provocadores y de que uno, gracias a Dios, está intacto. En la historia de la provocación -dice H.- no se ha dado el caso de que para comprometer a un miembro del partido se desenmascarara a un verdadero provocador. Yo la historia la ignoro. ¿Pero es que la historia de la policía registra el caso de que un jefe de Okrana desenmascare a provocadores importantes para causar perjuicio a sus jefes? Se puede decir que esto sucede cuando resulta ventajoso, pero en realidad, esto, hasta ahora, no ha tenido lugar. ¿Es que en la historia de la provocación se ha dado el caso de que un confidente fuera colaborador de El Pasado? Sin embargo, este caso, ahora, se ha dado.

¿Crees que contar lo que se dice en la carta puede contribuir a que alguien suponga que B. tenía un derecho moral cualquiera a hablar de mí con tanto aplomo? Y no es preciso conocer mi biografía para decirle a B.; esto es muy poca cosa, y en caso de conocerla, a B. se le puede incluso escupir al rostro. ¿Qué dirá cuando tÚ le des a conocer mi biografía? No renunciará a su idea, sino que aún insistirá en ella, y dirá: el asunto Plehve es una cosa real, pero llevada a cabo de acuerdo con Rachkovski. Este fue separado del servicio por Plehve. Y, por rencor, Rnchkovski imaginó todo un plan. Crear la Organización de Combate. Matar a Plehve. Yo soy amigo de Rachkovski y no puedo dejar de matar a su enemigo. He aquí cómo fue creada la Organización de Combate. Muy sencillo; pero ¿por qué al historiador no se le ocurre otra idea? Rachkovski ha sido separado del servicio. En Piter, el departamento y la Okrana existen (y, naturalmente, ignoran el plan trazado por Rachkoski y por mí), pero pueden tener la vista fija en la labor de la Organización de Combate y, en fin de cuentas detenerme a mí, que preparo el atentado contra Plehve. Yo, hombre venal (así soy conceptuado, naturalmente, por Ruchkovski), marcho tranquilamente a la horca en aras de la amistad con Rachkovski y me abstengo absolutamente de decir que hahía obrado por orden de mi jefe y que a éste debían también ponerle la corbata de Murayiey (el verdugo). Y bien, Rachkovski está dispuesto asimismo a ir a la horca como miembro e inspirador principal de la Orgnnización de Combate. O bien, Rachkovski podia suponer que a consecuencia de ello no harían más que trasladarle a Siberia o que no le denunciaré y que iré a la horca, por amistad con él, sin decir esta boca es mía. Finalmente, Rachkovski dice que no tiene nada que ver con la cosa, y yo, aunque hombre venal, arriesgaré mi vida como un tonto por Rachkovski, el cual, dicho sea de paso, ha sido separado del servicio. Me repugna hablar de todo esto. Pero, al mismo tiempo, me hace reír. Resulta grotesco ese B. montando esta hipótesis y aun aludiendo a la historia. Segón él, en la historia este caso se ha dado ya. Sudeikin quería matar a Tolstoi. Pero no hacía más que quererlo. Lo único que conocemos es la conversación con Degáiev (y ¿quién puede afirmar su veracidad histórica?) Pero ¿por qué Sudeikin no lo hizo? Acaso porque tenía miedo a la horca, lo cual no sucede con Rachkovski. No hay que olvidar que a Sudeikin le era más fácil hacerlo. Estaba en funciones activas y todos los asuntos los tenía en sus manos. Entonces era él quien reinaba. Desde el punto de vista de la vigilancia de las organizaciones revolucionarias estaba fuera de toda concurrencia y de todo control. Pero Rachkovski está separado del servivio y, sin embargo, parece ser que es él quien ha creado la Organización de Combate.

En cierta ocasión tu diiste que B. es el único historiador de la revolución y de la provocación. Sí, el único, y por esto temes de que esto pueda perjudicar. A mi me parece que no hay nada que temer. Afortunadamente es el único historiador, los que se reunirán en tribunal no serán historiadores.

La Organización de Combate fue iniciada naturalmente no por Rachkovski, sino por Guerchuni. Con respecto al atentado contra Sipliag, solamente unos días después del acto me enteré de que era cosa de G.; éste vino pronto a verme, y nos pusimos de acuerdo sobre la labor común. El plan de campaña contra Plhebe existía ya entonces, en abril-mayo 1902. Existía también un plan contra Obolenski. En junio-julio de 1902 me marché a Piter y Guerchuni se fue al sur de Rusia. No quiero extenderme; diré únicamente que tenía participación, no sólo en el asunto Sipiaguin, sino también en todos los demás; esto es, con el de Obolenski y aun de un modo más inmediato, en el de Ufa, adonde mandé gente. En todo caso hay que suponer que todos estos asuntos (con excepción del de Sipiaguin) se realizaban con la bendición de la superioridad. Y es sabido que en aquel tiempo el regicidio no estaba todavía ni mucho menos a la orden del día, y por esto no había por qué estipular un trato con la superioridad. Esta autoriza a matar a todo el mundo, excepto al zar y a Stolypin, y por lo que se refiere a los hechos acaecidos después del 15 de julio, ya estás enterado de todo. Diré solo unas palabras a propósito de Sergio. No; antes que otra cosa. Llega el 15 de julio. Plehebe no existe. Rachkovski está contento, su enemigo ha sido muerto. Rachkovski no es obsequiado con la corbata de Muraviev. Conoce la composición de la organización y los pasaportes utilizados por la misma; sabe que se ha dividido en tres partes, en Moscú, en Piter y en Kiev; sabe que estás en Moscú; en una palabra, sabe todo lo que sabemos tu y yo, y como resultado se mata a Sergio. B. dice que no hubo tiempo para proceder a las detenciones; que el atentado fue cometido por negligencia de las autoridades. Esto es, durante tres meses o más conocían el pasaporte con que vivías, los pasaportes con que todos se marcharon de Paris; sabían cuándo atravesaron la frontera con dinamita, con qué fin vivían en Moscú; estaban enterados de la eXistencia de los cocheros; en una palabra, estaban al corriente de todo lo que se hacía durante tres meses y permitieron que se matara a Sergio, y después del atentado no detienen a nadie y dan a todo el mundo la posibilidad de marcharse, y a ti, si no recuerdo mal, con el mismo pasaporte con que vivías. Dora sigue viajando de un sitio a otro aún durante mucho tiempo. No resulta un mal tipo ese Rachkovski. No estaría mal que el partido contara con algunos hombres como él, La historia le dice a Burtsev que las autoridades habían sido advertidas, pero que no tuvieron tiempo de detener a la gente, y gracias a ello se realizó el atentado. ¡Qué le vamos a hacer! La Okrana se mueve lentamente. Aunque lo sepa todo desde el principio con respecto a la labor de la 0rganización y a los pasaportes con que viven los organizadores, lo dejará hacer todo: en la historia de B. es posible suceda así.

Ahora algo acerca de la visita de Varsovia. El relato de Bak. es el siguiente: Desde Piter se le comunica, en su calidad de agente de la Okrana, que sale para allí el importante provocador Raskin, el cual tiene que visitar a una persona indeterminada: suprimid la vigilancia de esta última persona, a fin de evitar que los agentes vean a este importante provocador. Según B., el que visitó a la persona mencionada era yo. Me es indiferente saber en virtud de qué consideraciones ha podido llegar a afirmar esto y si, en general, es posible dejar establecido el hecho. Durante toda mi actuación estuve únicamente una vez en Varsovia y visité a una persora, de cuyo apellido ahora no me acuerdo. Pero esto era en enero ... Fuí a verla por encargo de Mij Raf (Mijail Rafailwich), si no ando equivocado, para tratar asuntos relacionados con el envío de literatura. He olvidado completamente de qué procedimientos se podía servir la mencionada persona para expedir la literatura. Lo que hay es que me presenté, y ese individuo me dijo que no sabia nada ni quería saberlo. Entonces me marché, y los agentes de Varsovia podían muy bien dejar pasar el desconocido sin que se dieran cuenta de ello. Además, ¿no resulta absurdo que el departamento de policía, diera la orden de retirar a los agentes para que no me vieran a mí, provocador? Por otra parte, ¿es que cada vez que los provocadores van a un sitio u otro se retira a los agentes? En este caso no habrían tenido poco que hacer conmigo, puesto que antes visitaba a mucha gente, y seguramente por curiosidad, querrían ver al famoso Raskin. Pero esto se refiere a la historia. Aquí no se puede comprender nada. Este relato, por otra parte, concuerda con otro del mismo historiador. Cuando estábamos en Nijni, parece ser que nos seguían seis personas a fin de que no nos detuvieran los espías de aquella ciudad. En una localidad se retira a los agentes con el fin de que no vean a Raskin; en otra, por el contrario, se procede a mandar agentes a fin de que puedan verle. Además, la orden del departamento de policía o de la Okrana de Petersburgo dice que Raskin tenia relaciones, no sólo con Rachkovski, sino también con el departamento de la Okrana. Así, pues, resulta que el departamento bendecia tAmbién lA organización del atentado contra Plehve. Yo creo que el que no tenga un deseo decidido de demostrar a toda costa que soy un provocador, no considerará que esto tenga más o menos importancia y que merezca ninguna atención.

No se de qué datos dispone aún B.: me escribes que éste ha adquirido un documento sensacional, que por ahora mantiene en secreto. con el fin de dar el golpe ante el tribunal; pero lo que yo conozco no resiste realmente ninguna crítica, y todo hombre normal debe gritar: bañaos en la suciedad si así os place, pero no ensuciéis a los demás. No creo que tenga mucho más valor lo que se guarda en secreto. Excepto falsedades, no puede haber nada más. Por esto me parece que acaso el tribunal sabrá poner término a esta indigna calumnia. Por lo menos si B. se pone a gritar, será el único maniático.

Si no se reúne él tribunal, las habladurías, no sólo no disminuirán, sino que aumentarán, pues hay base para ello: no ignores que hay mucha gente que desconoce mi biografía. Tú dices que hay que contestar con obras. Se me figura que tu declaración no hará callar a nadie. Y, encenegados como están, recordarán que Vera Fígner trabajaba con Degáiev. Naturalmente, nos hemos degradado al acceder a comparecer ante el tribunal con B., lo cual es indigno de nosotros como organización. Pero las cosas han tomado tales proporciones, que nn hay más remedio que humillarse. Me parece que es imposible callar. Olvidas que la cosa ha adquirido una publicidad excesiva; pero si veis la posibilidad de despreciar todo esto, estoy dispuesto a hacerlo junto con vosotros, si ya no es tarde para ello. Estoy persuadido de que los compañeros defenderán hasta el fin el honor de su camarada, y por esto estoy dispuesto a renunciar a mi criterio y al tribunal. Habla con los camaradas. Comunico tu opinión a X ... Léele también, si te parece, esta carta. Dispensa si te he escrito tan extensamente; seguramente todo esto lo sabes muy bien. Lo único que quisiera es no hallarme presente durante todas esas ceremonias. Tengo la sensación de que no podría resistirlo. Haz todos los posibles para librarme de esto. Un fuerte abrazo. Tu

Ivan.

Escribe, pero no certifiques la carta.

Esta carta era un indicio jurídico de la participación de Azev en los actos terroristas.

El primer ministro Stolypin contestó a la interpelación. En su discurso reconoció oficialmente el papel policíaco de Azev.

Pasemos a las relaciones de Azev con la policía. Azev entró al servicio de la policía en 1892. En un principio informaba al departamento, después fue puesto a disposición del jefe de la Okrana de Moscú; más tarde se puso nuevamente en relación con el departamento de policía, y cuando Lopujin fue nombrado director del mismo, se trasladó a Petersburgo, donde permaneció hasta 1908. En 1905 fue puesto al servicio de Rachkovski, a fines del mismo año abandonó temporalmente sus trabajos como agente y después prestó sus servicios en la Okrana de Petersburgo. Naturalmente, cuando se empezaba a sospechar de Azev, o después de detenciones de importancia, este último se apartaba temporalmente del trabajo.

A juicio de Stolypin. el escándalo Azev había sido promovido para mayor gloria de la revolución. Stolypin terminó su discurso examinando el origen en el escándalo. La cosa era obra de Bakai, Burtsev y del ex director del departamento de policía Lopujin. Los dos primeros no merecían ningún crédito, a causa de su pasado, y Lopujin, evidentemente no sabía nada de la participación de Azev en los actos terroristas.

Si las cosas eran así, Stolypin, a pesar de la carta citada más arriba, no veía nada de ilícito ni en la actuación del ministerio ni en la labor de Azev.

Acusados de traicionar un secreto de Estado. Lopujin, como ya he dicho, fue detenido. Azev no lo fue.
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