Indice de Memorias de un socialista revolucionario ruso de Boris SavinkovLIBRO CUARTO - capítulo segundo - Séptima parteAPÉNDICE - Película El acorazado PotemkinBiblioteca Virtual Antorcha

Memorias de un socialista revolucionario ruso

Boris Savinkov

LIBRO CUARTO
CAPÍTULO SEGUNDO
SE DESCUBRE LA TRAICIÓN DE AZEV
OCTAVA PARTE


La revelación del papel de Azev asestó un duro golpe moral al partido y, en particular al terror, pues mostró que durante muchos años la Organización de Combate había sido dirigida por un confidente. Pero el hecho de haber desenmascarado a Azev libró al partido de la provocación que pesaba sobre él y obligó a revisar muoho de lo que se hizo en el pasado. En partioular, me obligó a analizar nuevamente las conclusiones a que había llegado como resultado de mi experiencia.

Tenía que reconooer que si bien mi opinión sobre la impotencia de la Organización de Combate era justa, y si todas las tentativas terroristas de los últimos años se veían, en efecto, previamente condenadas al fracaso, en lo que se refería a las causas de dicha impotencia me equivocaba en un grado considerable. Así, algunos de los defectos de la observación exterior eran, evidentemente, resultado del papel policiaco de Azev: Durnovo, Stolypin y Dubásov habían sido advertidos de los atentados que se preparaban contra ellos, y nuestros prücedimientos seguramente los conocían de un modo preciso. Había que atribuir asimismo a las confidencias de Azev las detenciones incomprensibles de algunos compañeros.

Sin abandonar mi opinión sobre los inventos técnicos como el único medio susceptible de colocar el terror a su debida altura, decidí tornar sobre mí la responsabilidad por la tentativa de reconstitución de la Organización de Combate. Lo hice por dos motivos.

En primer lugar, consideraba que el honor del terror exigía su reanudación después del asunto Azev; era ncesario demostrar que no era éste quien había creado el terror central ni la negligencia de la policía fue la causa del éxito de los actos terroristas. El terror, renovado, lavaba la mancha que mancillaba a la Organización de Combate, a sus miembros muertos y vivos.

En segundo lugar, estimaba que una Organización de Combate, ampliada, que funcionara bien, sin provocadores, podía, valiéndose de los métodos antiguos, actuar eficazmente en condiciones favorables.

Consíderé un deber comunicar mi resolución al Comité Central. Este me otorgó confianza y adoptó el acuerdo siguiente:

1° Queda disuelta la Organización de Combate del partido de los socialistas revolucionarios.

2° En caso de que surja un grupo combativo compuesto por miembros del partido de los socialistas revolucionarios y dirigido por Savinkov, el Comité Central:

a) reconoce la independencia completa de dicho grupo en las cuestiones técnicas y de organización de la Organización de Combate del partido de los socialistas revolucionarios;

b) indica a la misma el objeto de la acc;ón;

c) le suministra los recursos materiales y los hombres necesarios;

d) en caso de que cumpla con su misión, la autoriza. a llevar el nombre de Organización de Combate del partido de los socialistas revolucionarios.

3° Esta resolución queda en vigor hasta que cualquiera de los actos emprendidos por la Organización de Combate sea llevado a término y, en todo caso, no más de un año.

Empecé a prepararme para una nueva campaña terrorista.

Agosto de 1909.
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