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II

EL COOPERATISMO

Cada uno para todos

Cooperatismo es un giro o voz nueva dentro de nuestro idioma, que comienza a emplearse entre los que vemos en la Cooperación, no sólo un medio de realizar ciertas mejoras, sino todo un programa de renovación social.

Cooperar es obrar juntamente con otro para un mismo fin.

El Cooperatismo, una de las diferentes manifestaciones del Socialismo, tiende a ser en nuestro país la única forma viable para evitar los fracasos de las Huelgas Parciales, las que son debidas a la falta de organización y de unidad del proletariado mexicano.

Dejemos a un lado las doctrinas hermosas de los brillantes rebeldes, olvidemos en nuestros estantes a los grandes reivindicadores de la Humanidad con sus doctrinas de perspectivas halagadoras y pongámonos a meditar un momento sobre la trascendencia de nuestros primeros pasos encaminados a orientar a nuestro obrero hacia el Cooperatismo, única base sólida por ahora, de su verdadera estabilidad.

Cierto que los socialistas radicales me seran hostiles por esta deducción, acusándome de que deseo llevar al asalariado hacia una institución burguesa destinada a captarse a la clase obrera, por medio de adelantos materiales y por inculcarles el gusto por el ahorro y la propiedad.

Esto no debe desanimar, puesto que ellos como yo, en el fondo estarán conformes de que hay necesidad de poner la primera piedra en nuestra nueva organización social.


El Cooperatismo es el silabario de la socialización

El Cooperatismo lleva al obrero, en la actualidad, a una mejora inmediata.

En el Cooperatismo todos trabajan para todos: lo mismo el profesionista, que el intelectual y que el obrero. Los perezosos, los egoístas y los burgueses no entrarán en él, porque no gustarán de trabajar.

En esta clase de Asociación comenzarán a convencerse los luchadores y saber quiénes son los honrados y quiénes los de mala fe, a fin de proceder luego a su expulsión.

En la actualidad no existen más que ciertas susceptibilidades de los trabajadores por cierto muy humanas, y que consisten del odio hacia aquellos que no visten como él. Por medio del Cooperativismo se conocerán muy íntimamente y no se lanzarán opiniones sin fundamento, ni acusaciones sin causa.

Los obreros dispersos, aquellos que por idiosincrasia de raza o por desilusión y desengaño, háyanse apartado de sus agrupaciones, volverán a ellas porque serán en poco tiempo beneficiados.

El Cooperatismo deja contentos a todos los sociólogos, economistas, socialistas, tradicionalistas, individualistas, revolucionarios, políticos y ricos.

¿Por qué?

Hurtado nos lo dice a maravilla:

El Cooperatismo satisface a los economistas, porque supone el ahorro; a los socialistas porque conduce a la organización; a los tradicionalistas, porque sanciona el espíritu cooperativo; a los individualistas, porque es obra de libertad; a los revolucionarios, porque significa la transformación; a los políticos, porque es garantía de paz; y ofrece a los ricos el mantenimiento de la propiedad y da a los pobres un medio seguro de alivio inmediato y de redención al cabo de alguna perseverancia; sirve no sólo a los obreros, sino a todas las clases, y al tratarse capitalistas y trabajadores en relación de igualdad dentro de la Sociedad Cooperativa, se comprende su mutua necesidad para la acción económica, se zanjan diferencias y se desvanecen prejuicios, considerándose como socios y compañeros.


Cualidades del Cooperatista

El obrero mexicano debe poseer tres condiciones para llegar a ser un buen Cooperatista: espíritu de solidaridad; amor al trabajo y odio a los vicios.

No me siento moralista, ni deseo poner cátedra como tal; guárdeme el buen sentir de empuñar una lanza que no fue forjada para mí; pero sí quiero desmenuzar dentro de la doctrina, los factores principales que lleven al trabajador hacia el triunfo.

El señor don Angel T. Montalvo, Presidente de la Gran Liga Obrera, en una sesión manifestó que en México no había espíritu de asociación, con lo que dijo una gran verdad.

Solidaridad es unirse, formar un cuerpo compacto y único por medio de sindicatos. Los hombres que viven sin solidaridad están expuestos a las injusticias sociales.

Existiendo solidaridad, se puede llevar a cabo la justicia más grande: la Huelga de Inquilinos.

Ama al trabajo, porque él es la fuente de todas las aspiraciones.

¿Quieres ser feliz? Toma el azadón y abre profundos surcos sobre la madre tierra; toma la pala y el pico y desciende hasta las entrañas de la tierra para arrancarle sus tesoros; coge el martillo y golpea en el yunque del taller. Trabajando incesantemente y siendo solidario, trabajarás para tí mismo y no para otros.

Odia los vicios; aléjate de las tabernas donde envenenas tu sangre y la de tus hijos, donde dejas todas tus energías y entusiasmos ante la contemplación de los vasos pletóricos de alcohol; huye del juego donde ladrones a la moderna, te engañan y te explotan, arrancándote en una hora lo que has ganado en ocho días de dura labor.

Deja los vicios y acude a las bibliotecas y a las escuelas nocturnas; allí te darán luces para tu próxima emancipación y fuerte, vigoroso, con espíritu de solidaridad, con amor al trabajo y con odio a los vicios, podrás cantar victoria y hacer temblar en sus raquíticas penas a los capitalistas que te flagelan despiadadamente. Sudoroso, fatigado y con el cuerpo rendido, trabajarás rudamente para el sostenimiento de tu numerosa familia y para la holganza de tu señor explotador.

Sé solidario, trabajador y honrado y entonces podrás exclamar: El mundo es mío.


Distintas clases de Cooperación

No voy a extenderme mucho sobre las distintas clases de cooperación, por haber disertado sobre el mismo asunto y con bastante detenimiento plumas admirablemente cortadas y además el carácter del folleto que he querido dar a este mi primer ensayo se extendería demasiado para convertirse en libro, cosa que estoy muy lejos de poder hacer.

Existen tres clases de Cooperatismo: de consumo, de crédito y de producción.


Cooperatismo de Consumo

Las Cooperativas de Consumo vienen a ser la forma más rudimentaria de la Cooperación.

Su objeto se reduce, dice Torrembó, a la adquisición, por su cuenta, con las ventajas que ofrecen los centros productores, industriales y fabriles, de los artículos de consumo y uso general que crea convenientes cederlos a sus asociados a los precios más reducidos posibles y formar un capital destinado a beneficiar a aquellos. Las utilidades que arrojan los balances anuales suelen atribuirse para la amortización del capital, fondo de reserva, reparto de dividendos y formación de un capital colectivo.

La sociedad de consumo permite a los consumidores pasarse sin panadero, tendero o cualquiera otro comerciante, haciendo directamente sus compras a los productores, o mejor todavía, fabricando ellos mismos todo lo que sea necesario.

Las mercancías cuyas materias primas fueren dadas a precios reducidos, el obrero cooperatista podrá conseguirlas a precios muy bajos en relación con los precios del mercado.

En total, las cooperativas de consumo buscan la emancipación económica suprimiendo a los intermediarios y bastándose a sí mismas.

Tiene por base reemplazar la competencia por la solidaridad y la divisa individualista de cada uno para sí, por la divisa cooperativa cada uno para todos.

La palabra solidaridad entendida como simple asociación, y de ningún modo por caridad o altruismo.

Por medio de las asociaciones, es decir, con ayuda de las colectividades, es como se llegan a ejercer los esfuerzos individuales.

El Cooperatismo exige el sacrificio de parte del individuo en pro de la colectividad.

El Cooperatismo suprime los fraudes, las falsificaciones, todos los enredos económicos y tiende más que todo, a suprimir la horrible e inaudita explotación del hombre por el hombre.

En las Cooperativas de Consumo se elimina al comerciante.

Las Cooperativas de Consumo suprimen el conflicto entre el comprador y el vendedor.


Cooperatismo de Crédito

Estas sociedades permiten a la humanidad necesitada, escapar de las garras de los usureros, procurándoles directamente los capitales necesarios, o permitiéndoles crear sus capitales por medio de ingeniosas combinaciones de ahorro y mutualismo.

Las Cooperativas de Crédito, tienen por objeto organizar la cooperación con miras a fomentar el crédito y otorgar préstamos a sus asociados con la garantía colectiva.

Esta sería la manera más práctica de contrarrestar los robos de los agiotistas sinvergüenzas que prestan hasta con el 24% mensual, ya que por medio del Parlamento es imposible decretar una ley que impida tales abusos, permitiendo a los juzgados que con la mayor sangre fría tramiten negocios de tal desfachatez.

Por eso todo individuo debe asociarse para atender a sus necesidades.

Las Cooperativas de Crédito, suprimen los conflictos entre deudor y acreedor, y eliminan al banquero.


Cooperatismo de Producción

Las Cooperativas de Producción, son las más trascendentales, ofrecen mayores dificultades y mayores esfuerzos pecuniarios, pues exigen mayores aportaciones con qué atender a la compra de enseres, máquinas o artefactos, mayores reservas para atender al entretenimiento y amortización de todo eso, y por otra parte exigen grandes virtudes sociales y una gran disciplina al fin social.

Las Cooperativas de Producción, permiten a los obreros convertirse en patronos, produciendo por sus propios medios y por su propia cuenta, vendiendo directamente al público y guardando para ellos el producto íntegro de su trabajo.

En la Cooperativa de Producción se elimina al empresario.

Veremos con esta nueva organización al obrero más valiente y trabajador.

Sabe perfectamente que con el ahorro que da, no para huelgas, porque ahí de todas maneras pierde su dinero, se convertirá en patrono y en lugar de guardar cincuenta centavos semanales, guardará lo doble, porque al transcurso de cinco años, el torno donde trabaje será de él.

Lo iniciarán en las huelgas y no admitirá, porque si acepta trabajará en contra de sí mismo.

No buscará la disminución de horas de trabajo, porque si trabaja menos, gana menos y más tiempo se dilatará para convertirse en dueño.

Entonces la necesidad del obrero no estará en las ocho horas, sino en el fin o fatiga de su trabajo.

El fenómeno de la actividad será un hecho; cuanto más trabaje, más querrá trabajar para llegar con mayor rapidez al final de sus aspiraciones.

Por lo que se ve, las cooperativas no tienen por objeto abolir la propiedad individual, sino generalizarla y hacerla accesible a todos, bajo la forma de pequeñas corporaciones y crear una propiedad colectiva bajo forma impersonal dedicada al desarrollo de la sociedad y a obras de utilidad social.

Y tenemos señalado el escalafón: primero el cooperatismo, después el colectivismo y al final el comunismo. También en sociología hay que trabajar con método.

En resumen: las sociedades cooperativas tratan de conciliar el conflicto que nace de las divergencias de intereses opuestos.

En el Congreso Internacional de Copenhague de 1910, se votó por unanimidad al excitar a todos los socialistas para que tomaran parte activa en el movimiento cooperatista.

Roberto Owen que fue un comunista, y que no era ni revolucionario, ni demócrata, sino paternal, quiso fundar una sociedad comunista en los Estados Unidos por el año de 1826 y fracasó miserablemente; para reaccionar se agarró al movimiento cooperatista y éste lo salvó.

En la cooperación está basada la tranquilidad de los pueblos.

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