Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesSesión del 10 de junio de 1915 Sesión del 12 de junio de 1915Biblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN DEL 11 DE JUNIO DE 1915

Presidencia del Coronel Alfonso Salinas

(Crónica publicada por el periódico La Convención, en su edición del 12 de junio de 1915)


La discusión del dictamen que rindió la Comisión de Relaciones, acerca de la formación del Gabinete del nuevo Encargado del Ejecutivo, fue el asunto que ocupó ayer tarde la atención de la Asamblea Revolucionaria.

Después de largos debates, en los que se empleó todo el tiempo que duró la sesión, fueron ratificados los nombramientos del licenciado Borrego para Ministro de Relaciones y del ciudadano José Quevedo para Ministro de Gobernación. La discusión de los otros candidatos para el Gabinete, continuará esta tarde.

El principal argumento esgrimido por los delegados del contra, versó sobre la inconveniencia de nombrar Ministros de Relaciones y Gobernación en esta capital, toda vez que el general Villa, en una comunicación, de la cual ya hemos hablado en una de nuestras crónica pasadas, expuso a la Asamblea que había designado personas que están cerca de él para despachar los muchos asuntos que se le consultan, y que, aunque dichas personas tienen el carácter de Encargados de Departamento, debe entenderse que son los candidatos del jefe de las operaciones convencionistas, para ocupar los Ministerios aludidos. No tener en cuenta la indicación del general Villa, significaría un desaire, que dicho jefe no merece.

Los del pro consideraron que tal indicación del general Villa no constituye obstáculo para designar por ahora Ministros, a fin de organizar el régimen parlamentario, a reserva de que cuando llegue a México el general Villa, se hagan en el Gabinete los cambios que se juzguen convenientes, al nombrarse Presidente Provisional. Este fue el criterio que guió a la Comisión Dictaminadora, al proponer la ratificación de los nombramientos consultados por el Encargado del Poder Ejecutivo.

LA SESION

A la hora de reglamento pasó lista el secretario Gaona Salazar, y el presídente Salinas declaró abierta la sesión. El acta de la anterior resultó aprobada sin discusión.

El delegado Díaz Soto y Gama interpela acerca de cuál es la orden del día, y al mismo tiempo indica la conveniencia de seguir discutiendo el asunto que quedó pendiente el día anterior. La Presidencia hace una declaración en el sentido en que Díaz Soto y Gama habló, y en seguida la Secretaría da cuenta con el dictamen de la Comisión de Relaciones, que propone que son de ratificarse y se ratifícan los nombramientos que propone el Encargado del Poder Ejecutivo, para formar su Gabinete con los siguientes ciudadanos:

Licenciado Ignacio Borrego, Relaciones Exteriores.
José Quevedo, Gobernación.
Licenciado Antonio Díaz Soto y Gama, Justicia.
Alberto B. Piña, Fomento;.
Coronel Federico Cervantes, Comunicaciones.
Otilio E. Montaño, Instrucción Pública.
General Manuel Palafox, Agricultura.
Licenciado Luis Zubiría y Campa, Hacíenda.

El dictamen se pone a discusión en lo general.

El delegado Casta interpela a la Comisión Dictaminadora, si tuvo en cuenta las indicaciones que sobre este particular hizo el general Francisco Villa, pues este jefe manifestó haber nombrado personas que con el carácter de Encargados de Departamento, se entendieran con el despacho de los asuntos relacionados con varios Ministerios.

El delegado Frías, miembro de la Comisión, manifestó que ésta tuvo en consideración lo expuesto por el general Villa; pero considerando impracticable que los candidatos del jefe aludido pudiesen por ahora venir a México, estimó que no hay inconveniente en que se integre el Gabinete del licenciado Lagos Cházaro, a reserva de que se modifique, de acuerdo con la Convención, cuando llegue a México la columna del Norte. (Aplausos del Sur. Voces: Muy bien)

La Secretaría consulta si se aprueba el dictamen en lo general. La respuesta es afirmativa.

Casta pide que la votación se haga por medio de cédulas.

El delegado Marines Valero dice que ya en juntas privadas, los delegados se han puesto de acuerdo acerca de lo que van a hacer, y que, por lo tanto, resulta ridícula una farsa de elección, que aparente ser libre, cuando todos saben que las designaciones son impuestas por las circunstancias especiales que concurren, y que muchos delegados se han visto obligados a aceptar, porque antes que nada hay que velar por los intereses del país.

Hacer esta votación por medio de cédulas, es hacernos tontos (Voces: Y perder el tiempo) ... Yo aborrezco los simulacros, y si ya en la intimidad hemos convenido aceptar ciertas cosas, dejémonos de farsas y aprobemos desde luego el dictamen de la Comisión. (Aplausos)

El delegado Castellanos hace notar que él estuvo en todas las juntas privadas, y no recuerda que en alguna de ellas se haya convenido en designar las personas que han de formar el Gabinete; si sobre este asunto se trató, cuando más se concreta a una persona. Además, cumplir con el Reglamento no es una farsa.

La Presidencia consulta a la Asamblea como quiere que se haga la votación, en virtud de que hay dos criterios entre los delegados: uno que pide la votación por cédulas y otro económicamente.

El delegado Nieto hace notar a la Presidencia, que, el criterio de uno o más delegados no es el criterio de la Asamblea y que, por tanto, la Mesa debe sujetarse a lo que indica el Reglamento, porque no conviene sentar el precedente de que, porque unos cuantos opinan de modo diverso, haya que consultar a cada paso si se violan o no las disposiciones que se han dictado. (En estos momentos penetra al salón el delegado González Garza, y las galerías le tributan largo aplauso)

La Presidencia aclara que no ha sido su intención pasar sobre el Reglamento, y que por eso consultó lo que debía hacerse.

La Secretaría propone que se discuta por separado cada candidato, de acuerdo con la forma en que está redactado el dictamen. Así se aprueba.

El delegado González Garza habla en contra. Advierte que su posición no constituye ataque a Borrego, quien fue su representante y lo defendió en el seno de la Asamblea; pero debe hacer notar que se han hecho a un lado las indicaciones del general Villa, quien urgido por las circunstancias, nombró a tres personas para que en el Norte se encargasen de los ramos de Relaciones, Gobernación y Hacienda.

Estima que no por dar gusto al licenciado Díaz Soto y Gama debe olvidarse la indicación que a este respecto hizo a la Asamblea el general Villa, y pide que se recapacite sobre esta cuestión, porque de lo contrarío, en el futuro vendrían trastornos, de los cuales habrían de arrepentirse los delegados.

¿Por qué si el general Villa se ha mostrado respetuoso a la Convención, no se toman en cuenta sus indicaciones? ¿Por qué no, para conciliar los intereses de todos se nombra a Borrego Subsecretario de Relaciones, Encargado del Ministerio? Así quedarían equilibrados los intereses del Norte y Sur, de acuerdo con el criterio de unificación que existe, no solamente para Norte y Sur, sino para todos los revolucionarios. (Aplausos)

El delegado Frías, a nombre de la Comisión, repite las consideraciones de que habló antes, y las cuales se tuvieron en cuenta para dictaminar en el sentido indicado.

Hace advertir que un subsecretario no es responsable de sus actos, según la Ley Parlamentaria.

Nuevamente habla Marines Valero. Insiste en lo que antes ha dicho con respecto a la inutilidad de la elección celular, porque ésta significa libertad para elegir, y en el caso presente, unos Ministros son nombrados porque Zapata lo quiere, otros porque lo quiere Villa, y otros porque las circunstancias del momento así lo exigen. (Aplausos)

El delegado Díaz Soto y Gama, estima que está fuera de lugar lo dicho por González Garza, puesto que, cuando se le pidió al general Villa que vinieran a México las personas que él designó como Encargados de Departamento, contestó que no era posible, por lo tanto, resulta ilógico que de un Gabinete, la mitad esté en el Norte con el jefe de las operaciones, y la otra mitad en México con la Convención, que le corresponde por derecho el gobierno. Hace notar que la Comisión Dictaminadora ha tenido razón para resolver el asunto en la forma que lo hizo, con la advertencia de que, cuando llegue Villa a México, se cambie el Gabinete.

El mismo orador estima indispensable la formación del Gabinete para dar más respetabilidad al Gobierno, y acelerar el reconocimiento.

No cree que obrar del modo que se pretende, constituya un desaire para el general Villa, puesto que cuando llegue, se convencerá de que las circunstancias especiales en que nos hallamos, han determinado ciertas medidas que se modificarán después, atendiendo a sus indicaciones, y de acuerdo con los derechos que tienen en la Convención las fuerzas del Norte.

El delegado Pérez Taylor plantea esta disyuntiva: o se nombra todo el Gabinete: o no se nombran Ministros.

El general González Garza insiste en sus argumentaciones anteriores. Interpela a Díaz Soto y Gama si la División del Norte tiene derecho a estar representada en el Gabinete. El interpelado responde que sí.

González Garza
Pues entonces cédales usted los Ministerios que pide el general Villa, no los de aquí, que por mi parte agradezco; pero nosotros los del Norte no los designamos. (Aplausos)

El delegado Orozco pide la palabra y argumenta en forma semejante a Díaz Soto y Gama. Dice, además, que le extraña que ciertos delegados quieran que, al desbarajuste actual, se agreguen otros actos inconvenientes que sólo servirían para prolongar un estado caótico. Estima que para cuando se designe Presidente Provisional, se cambiará Gabinete, teniendo en cuenta los intereses de cada una de las facciones revolucionarias. (Las galerías sisean, y la Presidencia las llama al orden)

El delegado Méndez recuerda que Lagos Cházaro aceptó encargarse del Poder Ejecutivo, siempre y cuando, desde luego se nombrara Gabinete responsable, y como tal condición fue aceptada por la Convención, no queda otro recurso que cumplir los compromisos adquiridos.

Agrega que los miembros del Norte que van a formar parte del Gabinete, fueron aceptados por los del Norte. (Voces: ¡No!) ... la delegación de Carrera Torres ... (Voces: No es del Norte) la delegación de Urbina (Voces: No es la mayoría), y otros más que aceptaron tales designaciones, por espíritu patriótico. Poner obstáculos ahora, sería tanto como contravenir los acuerdos privados.

Díaz Soto y Gama, como moción de orden, hace notar que por cortesía, no se opuso a que González Garza expusiera su opinión, pero puesto que sus argumentos se refieren a la discusión en lo general y ésta ya se ha tomado, pide que se respete el Reglamento.

El delegado Nieto se extraña que los del pro hablen de anomalías para argumentar, y se hagan desentendidos de otras anomalías que existen. Y en virtud de las mismas anomalías, pide que se tengan en cuenta las indicaciones del general Villa, sobre las designaciones de Ministros. (Aplausos)

Como en el curso de su peroración, Nieto considera anomalía que en la Asamblea haya individuos que apenas saben cómo se llaman, el delegado Díaz Soto y Gama hace uso de la palabra para decir que lamenta que Nieto apenas sepa su nombre, pero que en la Asamblea hay individuos que saben lo que están haciendo. (Aplausos y siseos)

Díaz Soto y Gama agrega que Nieto se ha propuesto dar gusto a la reacción, y extraña en la Cámara a Bulnes, a Moheno, a Olaguíbel (siseos), a Díaz Duffó y otros que se pasean impunemente, riéndose de la Revolución; pero que, si efectivamente falta talento, no falta sentido común. (Aplausos y siseos)

Nieto pide a Díaz Soto y Gama, que no haga alusiones personales.

Considerado el punto suficientemente discutido, se pone a votación por medio de cédulas. El resultado es: 60 por la afirmativa, 13 por la negativa y 4 cédulas sin voto.

La Mesa declara que es Secretario de Relaciones, el ciudadano Ignacio Borrego.

LA CANDIDATURA DE QUEVEDO

En seguida se pone a discusión la candidatura del ciudadano Quevedo para ocupar la cartera de Gobernación.

Casta la combate, haciendo uso de los argumentos expuestos en contra del nombramiento de Borrego, y además, advierte que Quevedo representa a un infidente (el general Aguirre Benavides), de quien últimamente se tuvieron noticias de que ha muerto. En consecuencia, no está conforme en que tal representante ocupe un cargo que es meramente político.

Salinas interroga a Cervantes sobre si existe un compromiso con el Ejecutivo acerca del nombramiento de Quevedo para el puesto de Ministro de Gobernación. El aludido responde que no existe compromiso alguno, ni pacto entre los delegados del Norte y del Sur.

El delegado Soto y Gama afirma, que el general Villa aseguró que no podrian venir los Ministros por él designados, para referirse a lo dicho por el señor Casta, y agrega que no sólo existe un pacto entre Norte y Sur para nombrar a Quevedo, sino una transacción, puesto que tenía mayor número de votos para el puesto de Encargado del Ejecutivo.

El orador dice que alguna vez Quevedo, cuando González Garza olvidando su política de conciliación ... (el general aludido contesta diciendo que es falsa tal aseveración, porque nunca echó en olvido esa tendencia) siguió una buena táctica política; que siendo enemigo de González Garza, en Cuernavaca se opuso a que éste dejara ei poder, solicitud que repitió más tarde en la capital, en una ocasión en que las intemperancias de Nieto y Treviño lo apartaban ya (al que habla) del camino de la concordia, en el que permaneció por el delegado Quevedo. Por el presunto Ministro de Gobernación se ha hecho efectivamente estrecha la unión del Norte y del Sur, y se ha constituido un grupo de delegados independientes, que salvó a la Delegación del Norte del título de ministerial. Disculpa los errores de González Garza, que ciertamente obró de buena fe en el poder, y concluye pidiendo que la implantación de un sano radicalismo es necesaria en el Gobierno, para que la deseada unión entre todos los revolucionarios, se realice.

El delegado González Garza pide la palabra y dice que tenía la más sana intención de no tomar participación en los debates, porque supo que para el nombramiento de los nuevos Ministros, habían mediado algunos pactos entre los delegados, y que no quería cometerles una inconsecuencia, pero que por los ataques del Lic. Díaz Soto y Gama se veía precisado a hablar. Sostiene que si el licenciado a quien alude se halla en la Asamblea es por él; puesto que insistió cerca del general Zapata para que le diera su representación. (Aplausos)

Recuerda su política, que desde Aguascalientes fue hondamente conciliadora, y que acaso por ella le han llamado injustamente reaccionario, y dice que nunca levantó obstáculos contra el Sur, porque en el caso Palafox no hizo más que quejarse de alguien que minaba el puesto que le encomendó la Soberana Convención. Se sorprende ante la opinión de los generales zapatistas, que estuvo siempre con él, mientras los delegados surianos lo atacaban, y solemnemente declara que no es enemigo de Quevedo, a pesar de que éste propaló la noticia de que Villa estaba disgustado con González Garza, Para responder a esta insinuación, lee una afectuosa carta en que el general Villa lo felicita, y concluye afirmando que se opondrá, como representante del mencionado Divisionario, a que el delegado Quevedo vaya al Ministerio de Gobernación. (Aplausos)

El delegado Cervantes sostiene que no hay ningún compromiso de apoyar a Quevedo; explica las palabras que citó Soto y Gama, calificándolas de amenaza, y dice: nosotros no amenazamos; ofrecimos marcharnos de aquí sí se pasaba sobre las leyes. Se refiere a la elección de Lagos Cházaro, que por mayoria triunfó sobre Quevedo, y más tarde refuta al Lic. Díaz Soto y Gama, manifestando que la política de Quevedo, lejos de ser unionista, fue antipatriótica, por atacar encarnizadamente a González Garza, siendo candidato para substituirlo.

Termina diciendo que los delegados del Norte, a quienes moteja Soto y Gama, no son personalistas, porque eso sería ir contra sus principios, y que si defienden a González Garza, es porque creen que la honradez presidió su gestión gubernativa y están dispuestos a seguirlo defendiendo como siempre y en donde siempre. (Aplausos)

El delegado Quevedo, refiriéndose a algún hecho citado por Cervantes, declara que González Garza no lo relevó del cargo de Inspector de Policía, sino que renunció (lo confirma así el representante del general Villa). Confirma sus palabras sobre política unionista con un telegrama enviado al general Zapata, cuando el caso Palafox y, por último, asegura que no desea ir a Gobernación, porque sabe muy bien lo que vale, y que no quiere ser causa de que por enemistades políticas, se repitan hechos como el recién acaecido: plagiarle una hijita de muy corta edad. (Aplausos)

El delegado Soto y Gama advierte que como ni González Garza ni Cervantes han esgrimido argumentos, no se ocupará sino en decir que el representante del general Villa hizo mal en asegurar que negaba a Quevedo su voto en representación de su poderdante. ¿Cómo, pregunta el orador, puede suceder tal cosa si no se ha comunicado con él?

Irónicamente comenta la explicación de Cervantes, y como censura a las galerías éstas sisean.

El representante del general Angeles inicia su respuesta afirmando que empieza a dudar de la cordura de los raciocinios de Díaz Soto y Gama y formula así una acusación.

El delegado Díaz Soto y Gama, a mí me ha sostenido que es enemigo de todo Gobierno (¡lo declaro!) y dice que las leyes son pamplinas, papeles de cuya existencia puede desatenderse cualquiera ... Y, o el delegado Soto y Gama tiene un tornillo menos, o procede de un modo absolutamente indelicado diciéndose anarquista y formando parte de un Gobierno, llamando pamplinas a las leyes y viniendo aquí a juramentarlas ... (Aplausos)

Para que no se relacionen nocivamente los hechos del plagio a la hijita de Quevedo y el odio personal que algunos delegados -según dijo- le tienen, aclara los sucesos de la aprehensión del delincuente y declara que no sólo por ley moral, sino por egoísmo, él no odia a nadie.

Declarado suficientemente discutido el punto se va a poner a votación, cuando el delegado González Garza lee una carta amplísima en que se evidenciaron las tendencias conciliadoras que siempre tuvo en el Ejecutivo; es aplaudido y se efectúa el escrutinio de las cédulas que depositan los delegados; el resultado de la votación es dado a conocer por la Secretaría, y es el siguiente: Sesenta y seis votos por la afirmativa, diecisiete por la negativa, y uno en blanco.

Por acuerdo del presidente, el secretario declara que ha sido designado para el cargo de Ministro de Gobernación, el delegado José Quevedo.

Como no hay quórum se levanta la sesión.

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