Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesSesión del 3 de mayo de 1915 Sesión del 7 de mayo de 1915Biblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN DEL 6 DE MAYO DE 1915

Presidencia del ciudadano Antonio Mesa Salinas

(Crónica publicada por el periódico La Convención, en su edición del 7 de mayo de 1915)


Pocos artículos del Programa de Reformas políticas y sociales de la Revolución han ocasionado tan largos debates, como el marcado con el número 22, que se refiere a la emancipación de la mujer, por medio del divorcio.

Sobre este tema se adujeron los más variados argumentos; el asunto se trató desde diversos puntos de vista; unos considerándolo como una medida moral y eficaz para establecer un equilibrio entre el hombre y la mujer dentro del matrimonio; otros -sus impugnadores- lo tacharon de inconveniente, y hubo quienes llegaran hasta la afirmación de que, una sentado y admitido el principio del divorcio, se daba el primer golpe, precursor del derrumbamiento de la sociedad.

El cronista omite comentario propio y se concreta a reflejar el ambiente formado al calor de las discusiones sostenidas durante varios días en el seno de la Suprema Asamblea Revolucionaria, y para mejor tratar del asunto, presenta ante el lector dos grupos dentro de la Asamblea: uno radical, que busca reformas en todos sentidos, para afianzar la obra de la Revolución, y en este camino marcha imperturoable al fin que se ha propuesto, pasando entre las tempestades que todas las innovaciones trascendentales provocan; elotro grupo, sin dejar de ser revolucionario, va también hacia adelante; pero a medida que avanza, trata de regular sus medidas reformadoras, de tal manera que los sacudimientos innovadores no lleguen más allá de donde deben llegar.

Del lado de este último grupo se ponen siempre las galerías, lo cual es muy natural, puesto que aparece como regulador de los sistemas establecidos, que el pueblo de la metrópoli, por viejos y arraigados guarda, aunque pequen de absurdos y estorbosos en una época como la nuestra, en que urge una transformación más o menos radical.

Finalmente, después de largas discusiones, el artículo sobre el divorcio resultó aprobado por una mayoría de 65 votos contra 12, que sostuvieron el contra. La aprobación fue recibida con aplauso en las curules y con marcado disgusto en las galerías.

COMIENZA LA SESION

Preside el delegado Mesa Salinas. La Secretaría da lectura al acta de la sesión del día 3, que se aprueba sin discusión. Luego se pone a debate el artículo XXII, que dice:

Favorecer la emancipación de la mujer por medio de una juiciosa ley sobre el divorcio, cimentando la unión conyugal sobre la mutua estimación y el amor. y no sobre las mezquindad es del prejuicio social.

Para continuar la discusión que había quedado pendiente en la última sesión, hace uso de la palabra el delegado Pérez Taylor. Rebate la argumentación esgrimida por el delegado Nieto en la junta del día 3, y hace constar que el clero ha amenazado con penas infernales a los católicos que apoyen la ley del divorcio. Probablemente a estas amenazas -agrega- se debe la actitud del señor Nieto. (Risas)

EXTRAVIADOS EN ESTA SELVA OBSCURA

Luego pasa a la tribuna el delegado Zepeda.

Va a sostener el contra del artículo. Lo tacha de inconveniente y lo considera contraproducente desde el punto de vista relativo a los beneficios que pueda acarrear al mejoramiento de la sociedad.

Zepeda comienza su discurso, recitando los primeros tercetos de la Divina Comedia, para establecer un símil entre las condiciones que el Dante pintó en el exordio a su obra, y las condiciones actuales de la Revolución.

He aquí el paralelismo -agregó- yo siento, en mítad del camino de mi vida, que me extravío también en la selva obscura, que estoy equivocado y que todos nosotros padecemos error. Parece que hemos extraviado la senda de la justicia y del deber.

¿Acaso la hemos olvidado? Tal parece que no nos damos cuenta de esta atmósfera de angustia, de sobresalto, de dolor en que antes que otros problemas, debemos resolver el que se refiere al hambre del pueblo; el pueblo quiere pan. Y después de que hemos tratado, quizá superficialmente, problemas trascendentales. como el agrario, como las cuestiones obreras, venimos a dar a los problemas sociales que atañen directamente a las raíces de nuestra sociedad. Y a pesar de la importancia de este asunto, veo con pena que se toma a choteo, que se trata muy a la ligera un asunto que tanto trabajo ha dado a cabezas pensadoras.

Realmente no sé a qué viene el sentido burlesco, los motes que mueven a risa; todo esto no tiene disculpa cuando el bien de la Patria reclama serenidad, compostura, honradez y sinceridad.

Los delegados que han tomado la defensa del articulo, han esgrimido el sentimentalismo como arma principal, pero no han llegado al fondo de la cuestión, ni se ha explicado el porqué del divorcio. Reflexionemos sobre el fondo del asunto y busquemos honradamente si el divorcio, como medida reguladora de una sociedad -el matrimonio es una sociedad- puede impulsarla al progreso, o llevarla al abismo.

Luego, el orador, entra en un análisis sobre lo que es sociedad; en seguida explica que el matrimonio es una sociedad que debe considerarse en tres fases; la marital, la paternal y la hereditaria, y anuncia que sólo va a tratar la cuestión en sus dos primeras fases, y desde dos puntos de vista que ofrece el matrimonio: el material y el formal.

Pregunta:

¿cuál es el fin principal que persigue la Revolución? Indudablemente que el mejoramiento del pueblo, porque si no fuera éste su fin, tendriamos que maldecirla.

Ahora bien; veamos qué es progreso. Progreso significa avanzar en un sentido armónico para llegar a la perfección. De suerte que el hombre, para progresar, tiene que avanzar en lo físico, en lo intelectual y en lo moral.

¿El divorcio hace avanzar al hombre armónicamente? Me temo que no, y, sobre este punto, ruego a mis compañeros que mediten serenamente, porque así lo requiere esta Patria, que ya desea el bien, un bien que con desconsuelo veo que tal vez nosotros no podemos darle.

En seguida, Zepeda entra a tratar el asunto del matrimonio, en su concepto material, en sus fines de mejoramiento social, por medio del progreso del esposo y de la esposa y establece un símil entre la sociedad y el ejército, para traer la comparación de que lo mismo que un grupo armado va a la derrota, si la disciplina se relaja, la sociedad va al precipicio, si la misma disciplina, en otro orden de ideas, se pierde.

Esto es lo que sucederá con el divorcio -agrega-. De la misma manera que un grupo de combatientes vuelve la espalda y huye, cuando ve que alguno de sus compañeros abandona el rifle sin que nadie lo detenga, los matrimonios se desbaratarán al primer ejemplo corruptor de un esposo o de una esposa que abandone sus deberes.

¿Esto es lo que se busca por medio del divorcio? ¿Es esto lo que ha de traer mejoramiento a la sociedad, buscando el progreso armónico para llegar a la finalidad social del mejoramiento en lo físico, moral e intelectual?

Yo estoy convencido de lo contrario, a pesar de los argumentos del señor Cervantes y de todos los que defienden el divorcio, y no se arguya que esto lo dicen los mochos. Horacio que era pagano, dijo hace muchos años, que es sociedad que se derrumba, aquella en que hay individuos que se relajan.

Vuelve el orador a reclamar seriedad para tratar el asunto y luego dice que del matrimonio civil, instituido en nuestra República, al divorcio, no hay más que un paso, pues tratándose de un simple contrato, éste puede renunciarse cuando alguno de los contratantes así lo desee, o deje de cumplir los compromisos contraídos. ¿Y quién resulta perjudicado? Indudablemente, la mujer, porque habrá perdido su pudor, su virginidad, y no habrá hombre, por más conmiserativo que se le suponga, que quiera casarse con la mujer divorciada.

Aquí se ha considerado este asunto meramente como un caso sensual, se ha dicho del amor, como lo definió hace poco un profesor; que es la unión de dos epidermis.

Pero yo no lo puedo considerar asi; creo firmemente que en el amor hay algo más noble, más grande, que la simple unión de dos epidermis. Si así fuere ¿serviría de estímulo para las grandes luchas, para los grandes cuidados, para el amor a la prole y tantos sacrificios a que los hombres llegan para educar a sus hijos? No; el amor no puede ser únicamente sensual, y sin buscar mucho, podemos observar cómo la naturaleza misma marca con huellas imborrables a los individuos que sólo buscan la sensualidad; la naturaleza es sabia y ha encontrado la manera de denunciar el crimen, marcando en la cara los apetitos bestiales.

Por otra parte, vamos a considerar la pasión como base de progreso, ¿vamos a decirle a la mujer que por el medio que se le propone, se va a llegar al perfeccionamiento de la sociedad?

En lo que toca a la parte formal del matrimonio, el orador abunda en consideraciones, y opina que de ningún modo, el divorcio puede ser base de fortaleza, de virtud, de moralidad, porque toda unión de hombre y de mujer, quedará sometida a los instintos sensuales.

¿Qué se consigue, pues, con el divorcio? Abrir la puerta a los apóstatas de una fe, a los quebrantadores de un compromiso, a los perjuros de un juramento. El divorcio viene, pues, a aflojar los vinculos, antes que a unirlos, a traer la ruina social, a depravar las costumbres. Y esto no lo digo yo, lo dicen escritores incrédulos que, como en los Estados Unidos, no encuentran el medio para acabar con la plaga del divorcio, que, según estadísticas oficiales, toma incremento cada día.

Yo propondría que, mejor que abrir la puerta a la inmoralidad, se buscara la manera de que no se realizaran matrimonios sin que los contrayentes se conociesen bien; porque de este modo se les evitaría el bochorno de separarse, porque es bochornoso faltar a cualquier deber o compromiso. (Aplausos en las galerías)

Repito que no son las pasiones las que forman base de sociedad; los hombres que sólo atienden a su pasión, son seres inútiles. Igual puede decirse de la mujer.

Luego, si en la depravación de los placeres está el mal, allí hay que atacarlo, porque si no, seria lo mismo que admitir que los latrocinios han existido siempre, y como no pueden ser evitados, hay que reglamentar el robo.

Zepeda vuelve a traer a comparación el ejército, y arguye que así como se necesitan grandes cualidades para obtener altos grados militares, debía buscarse que el hombre, para ser esposo, reuniera grandes virtudes; de lo contrario, sería tanto como buscar el remedio por medio de inyecciones del mismo mal. Insiste en que el divorcio, en nuestro medio, provocará el derrumbamiento de la sociedad, y será a manera de una inyección de virus en toda la República, porque si en la metrópoli hay mucho malo, no sucede lo mismo en los Estados, en los pueblos, donde hay mucha gente buena que, cuando se casa, no busca otro interés que la felicidad por medio del amor. (Aplausos en las galerías)

En seguida tacha de inútil la institución del divorcio, porque considera que la mayoría de las mujeres mexicanas es católica, y fiel a sus creencias, aun cuando la ley les señale la puerta de la liberación, esas mujeres se considerarán ligadas para siempre al hombre, y no podrán separarse.

A continuación se refiere a la clase más inculta de nuestro pueblo, especialmente el que habita en las costas. Esta clase, en concepto del orador, no necesita la ley del divorcio, porque entre aquellos indios se practica la poligamia, y conoce casos en que un hombre haya tenido hijos con sus hijas y con sus nietas, formando una generación de idiotas. (Las galerías aplauden. De las curules salen siseos) ... el orador hace la aclaración de que se refiere a la clase inculta de las costas.

Vuelve la comparación con el ejército. Se apoya en la disciplina. Cree en el extravío en la selva obscura, y opina que se están defendiendo las pasiones, más que el sentido moral.

Manifiesta temores de que se esté llegando al desenfreno, como situación normal, que la sensualidad no será dominada por medio de la ley del divorcio, ni esta reportará beneficio alguno a la sociedad. Invoca a la Patria, que necesita que la salven sus propios hijos, antes de que un extraño venga a salvarla, y entonces, quienes causaron su ruina, merecerán el epíteto de canallas. (Aplausos en las galerías)

Ya para terminar, sigue argumentando con las necesidades de la Nación; se vuelve a referir a que la Revolución tiene por objeto buscar el adelanto y el progreso del pueblo, que la Patria está exangüe y el pueblo se muere de hambre, que los campos. están cubiertos de cadáveres y empapados de sangre, y que en las fronteras septentrionales hay quienes espían si el pueblo mexicano tiene aún sentido moral para poder subsistir.

Siento frío -dice- al preguntarme si también como en los versos del poeta florentino hemos perdido toda esperanza de salvación. Yo, al ponerse a votación este asunto del divorcio, salvaré mi voto; pero quiero hacer constar que no obro así por concepciones religiosas, sino por honradez; obro asi como un hombre que ama la sociedad, y porque estoy convencido de que el divorcio vendrá a derrumbar la sociedad conyugal primero, y después la sociedad humana. Debemos reflexionar serenamente para mejor buscar el bien de esta infeliz patria. (Aplausos prolongados en las galerías, y siseos en las curules)

LA JUVENTUD DEL PORVENIR

El licenciado Díaz Soto y Gama va a hablar, y como pretende hacerlo desde su asiento, se escuchan voces y aplausos para que pase a la tribuna. El orador va a la tribuna.

Dice bien el señor Zepeda que siente frío; no me extraña, debía estar congelado, porque viene aquí a defender el pasado, lo viejo, lo que queda sepultado; yo no siento frío; por el contrario, siento fuego, porque formo parte de la juventud que viene a reformar, a pasar sobre los prejuicios de esta sociedad hipócrita y ... (Rumores hostiles y siseos en las galerías. Aplausos en las curules de la delegación suriana) ... de esta sociedad hipócrita y gazmoña (nuevos siseos y aplausos) que el señor viene a defender en sus defectos, al estilo de Santo Tomás de Aquino. Yo no traigo libros; pero vengo a hablar con el corazón, con la experiencia. Voy a decir cómo se concerta el matrimonio en esta sociedad corrompida (nuevos siseos), en esta sociedad que quiere el monopolio hasta de la virtud.

Se efectúa un bailecito; allí se juntan un muchacho y una muchacha -con permiso de la Iglesia, señor Zepeda- y como consecuencia del baile, sienten el amor carnal, carnal, señor Zepeda, el mismo que está santificado ... (Aplausos en las curules, siseos en las galerías). Y ese amor no es amor pasión, como le llamó el señor Pérez Taylor, es amor lujuria, amor que se enciende mientras hay más licor, más perfumes, más música ... amor lujuria que se enciende ante la mujer hermosa. Bendita sea la naturaleza que nos ha dado la facultad de amar a la mujer hermosa y de encender en nosotros el amor lujuria, que es amor santo, porque se llama reproducción, que llama a unirse a todas las parejas, como en el arca de Noé, señor Zepeda, ¿acaso lo ha olvidado? Y de ese amor carnal se forma un setenta y cinco por ciento de los matrimonios; el resto corresponde a uniones por interés, y una infinita minoria corresponde al amor espiritual.

Lo que relata el señor Zepeda como sucesos de los trópicos, pasa lo mismo aquí, que hace frío; después de la llamada luna de miel, viene el cansancio, el hastío, y entonces comienza la infamia de la sociedad, que antes se prestó y se hizo disimulada para juntar a dos jóvenes, y cuando éstos se aborrecen, la sociedad hipócrita les dice: no importa que ya no se quieran; ustedes no pueden separarse. ¿Ya no hay amor?, que haya tolerancia ... ¡Magnífica moral!

No me explico por qué, si en todos los órdenes de la actividad humana hay un período de aprendizaje, la sociedad no permita que en lo que va ser para toda la vída, no exista noviciado.

Resulta que dos jóvenes inexpertos se gustan y se casan; pero después se convencen de que no pueden continuar viviendo juntos, y entonces se les prohíbe ser francos, se les niega el derecho de enmendar un error y se les cierra toda nueva puerta que busquen para su felicidad. Esto sí es condenar a la humanidad a la sentencia del Dante, a perder toda esperanza de salvación; así se les obliga a que en lugar de hijos robustos, frutos del amor, tengan hijos degenerados. Y bíen; la sociedad, la Iglesia, no admiten el divorcio; pero sí admiten, o mejor, exige el adulterio. Esto sí es un desquiciamiento y no me explico cómo sostienen su tesis los del contra, puesto que cuando el matrimonio deja de llenar sus funciones, cuando no sirve, debe desaparecer. Esto es lógico y es moral. En ese punto, Spencer es perfectamente lógico. La ley del divorcio no es para los matrimonios avenidos, síno para los desavenidos, porque será la puerta por donde salgan todos los que, mal avenidos, sólo forman escuela de desunión y de inmoralidad.

¿O creen los señores Zepeda, Nieto, y los demás que combaten el artículo, que los efectos del mal avenimiento se amenguan por medio de un velo de hipocresía? La cosa es clara, y no se necesita estudiarlo en libros, es la propia experiencia la que nos induce a pedir las reformas necesarias en un estado social que necesita mejoramiento.

Pongamos el caso de dos esposos mal avenidos por incompatibilidad de caracteres o por otras razones, que cayeron en error por inexperiencia; estos esposos se separan y ya, con la experiencia adquirida, buscarán la mejor manera de formar un hogar, que no se cimente en los engaños del imbécil ventaneo, sino en la reflexión preparatoria del noviciado. Claro está que esos individuos buscarán la manera de no volver a caer en los mismos defectos. y por que no se crea que hablo populacheramente, voy a leer las excepciones que cita un viejo código, para base de la separación. No sé si en las galerías habrá quienes quieran entenderme (siseos prolongados en las galerías y aplausos en las curules)

El delegado Díaz Soto y Gama lee las excepciones del código haciendo los comentarios de cada caso y apoyándolos como causas indiscutibles para el divorcio.

Esas causas son: adulterio, paternidad antes del contrato matrimonial, con engaño, proposiciones de prostitución, incitación a cualquier delito. Al llegar aquí, hace notar que basta que uno de los cónyuges induzca al otro a cualquier delito, para que se pida el divorcio. ¡Y la sociedad, que se considera muy moral, declara que el matrimonio es indisoluble!, para pedir esto, se necesita basar el matrimonio en el adulterio. (Se escuchan rumores en las galerías)

Las galerías dicen que no; pero no saben lo que dicen. (Aumentan los rumores y siseos. En las curules, risas)

Aquí venimos a dar una lección revolucionaria a las galerías y a la Iglesia, que está más atrasada que el Evangelio. Venimos a dar una lección de ideas frescas, de las ideas sostenidas por Voltaire, por Rousseau, venimos a decir que la sociedad del pasado nada vale, lo que vale es la sociedad del presente, que se encamina al porvenir.

¿Pudiera decirme el señor Zepeda, la misma Iglesia sancionó, si conoce la estadística de divorcios de monarcas, sancionados por el Papa?

Zepeda
La Iglesia siempre se opuso; allí está el caso de Napoleón, ni el mismo temor ...

Díaz Soto y Gama
No he preguntado eso. Deseo saber si conoce usted la estadística de divorcios de monarcas, sancionadas por la Iglesia ...

Zepeda
Yo no me inspiro en novelas. La historia dice Que no los permitió ...

Díaz Soto y Gama
Pues sí permitió muchos, hasta Felipe Augusto ...

Zepeda
Quien conozca la Historia, verá que la Iglesia respondió siempre, sobre este asunto, con el Non possiumus. Los dogmas de la Iglesia no han podido ser derrumbados, ni Rousseau, ni Voltaire ... el sabio más grande de Inglaterra, murió confesado y comulgado. (Aplausos en las galerias)

Díaz Soto y Gama
La Iglesia condenó a Galileo ... La Iglesia ha tenido que inventar quién sabe cuántas mentiras para explicar aquello de los siete días en que fue hecho el Mundo ... Nosotros venimos a discutir aquí, porque sabemos lo que venimos a hacer. (Rumores burlescos en las galerías)

El delegado Díaz Soto y Gama sigue enumerando las excepciones del Código Civil en materia de matrimonio y con respecto al divorcio, con sus respectivos comentarios, y termina su peroración, haciendo notar la injusticia que comete la sociedad al querer monopolizar hasta la virtud.

No acepta el divorcio, pero exige el adulterio; no es moral, pero pone una barrera infranqueable para todos los débiles; no quiere que se le ataque en sus gazmoñerías, pero admite que los hijos se perviertan y así por medio de un ejemplo de podredumbre, las niñas de hoy serán las hipócritas mujeres de mañana. Pero esto no les importa; lo esencial es pisotear al infeliz en nombre de una virtud cubierta con todos los vicios. (Aplausos en las curules)

LA SANTIDAD DE LAS BESTIAS

El delegado Nieto pide la palabra, y advierte que sólo va a hacer algunas aclaraciones y rectificaciones a lo que ha dicho el delegado Díaz Soto y Gama.

No admite que el matrimonio se funde en una impresión lujuriosa, porque la lujuria sólo podrían despertarla las mujeres bonitas, y es el caso que también las feas se casan.

No admite tampoco que al amor lujuria se le llame amor santo, porque esto es un gran disparate (aplausos en las galerías) ... entonces -prosigue- nadie sería más santo que las bestias, y si es así, yo pregunto al señor Soto y Gama si él se considera (los rumores de las curules y los aplausos de las galerías, ahogan la voz del orador) ... con su pan se lo coma ... yo no fume ... gracias. (Risas)

Nieto argumenta en el sentido de que la sociedad no excita al adulterio, pidiendo la indisolubilidad del matrimonio; lo que pasa es que lo tolera, como se tolera aquí lo novísimo que usted dice, señor Soto y Gama ... (aplausos ruidosos en las galerías) ... que viene a dar lecciones a la sociedad. (Nuevos aplausos en las galerías. Siseos en las curules)

Luego dice Nieto que el divorcio haría el papel de una manzana podrida entre otras muchas sanas; acabaría por dañar a todas.

En seguida, hace notar que Soto y Gama ha incUrrido en contradicción, puesto que no es consecuente con su defensa de la mujer seducida. (La Presidencia llama al orden al orador, para que no salga del punto a debate)

Nieto suplica a la Presidencia que se fije en lo que está diciendo, pues estima que ha trastornado el orden de la discusión. Prosigue hablando de la inconsecuencia de opiniones de Soto y Gama, y termina diciéndole que, esa sociedad a quien tanto ataca, será la que "nos juzgará mañana a usted y a mí. (Ruidosos aplausos en las galerías)

MANIQUI DE LAS PASIONES

El delegado Casta habla en seguida. Considera que ni Cervantes, ni Díaz Soto y Gama -defensores del artículo- han esgrimido argumentos de peso (rumores); nosotros los del contra sí (nuevos rumores y risas en las curules de la delegación suriana); suplico a los señores que leen, los caballeros del silencio, sean respetuosos ... (Aplausos en las galerías)

Se viene a combatir hasta el código. (Rumores)

El divorcio no destruye el vínculo del matrimonio. Si el matrimonio es soluble, quedaremos equiparados a los seres irracionales. Paréceme un contrasentido que vayamos a destruir el hogar. cuando la sociedad está basada en el hogar, y queremos su mejoramiento. Dentro de nuestro ambiente de latinos, el divorcio no puede instituirse, y resultará que la mujer será en lo sucesivo un juguete de las pasiones del hombre, porque nadie la aceptará después de divorciada.

Después ataca los argumentos de Pérez Taylor, a quien conceptúa de iluso, y opina que la mujer divorciada habrá perdido cuanto de valía tiene: virginidad, pureza, castidad.

Cree que el divorcio robará al hombre a la compañera del hogar.

El concepto de Cervantes de que el divorcio significa igualdad entre el hombre y la mujer, lo admite; pero también lo cree peligroso, porque significa prostitución.

El divorcio traerá la poligamia.

No juzga prudente que se dicten más leyes que las que el estado social reclama, y puesto que el divorcio no es una necesidad en nuestro medio, lo estima innecesario.

Estima que sería mejor reformar los códigos vigentes, a fin de que establezcan penas más severas para evitar los matrimonios desgraciados.

Se nos trae como ejemplo la Garra (voces: muy buena, siseos, aplausos de la delegación suriana) ... la Garra (murmullos, siseos, campanilla), los que sisean tienen muy estrecho criterio ... (aplausos de las galerías) ... van a aplaudir en la Garra la muerta ciudad de Campanela, y quieren traernos como modelo la Garra. (Voces: no hombre. Aplausos de las galerías)

Con esta ley del divorcio, ¿qué vamos a hacer con los hijos? (Risas, rumores, siseos. Voces: reglamentación)

Sí; todo es cuestión de reglamentación ... (Voces: claro)

Zepeda
Dice Soto y Gama que nosotros defendemos el pasado, y él defiende la poligamia, ¿ qué fue primero?

Soto y Gama
La poligamia ha existido siempre, existe, y existirá (aplausos) ... nada más que ahora, hipócritamente ...

Zepeda
Porque ha existido, vamos a aceptarla. Es decir: el virtuoso debe decir que ha estado equivocado, es decir, que debe permitirse el latrocinio, porque siempre ha habido ladrones. (Aplausos en las galerías)

Pero dejemos el punto de si ha existido o no. ¿Qué es mejor, la monogamia o la poligamia?

Soto y Gama
La monogamia sería mejor si fuera posible; pero la poligamia es un estado natural ... la mujer tiene un período de enfermedad ... (risas y aplausos en las curules)

Zepeda
No es estado natural. No debe practicarlo un hombre de bien. El que cometa esos actos es inmoral, y ese hombre no debe servir de tipo para una ley general. (Luego Zepeda dice unas cuantas palabras en defensa de la Iglesia)

Soto y Gama a Zepeda
¿Le parece a usted lógico el juramento de amar a una mujer toda la vida?

El interpelado
Altamente moral.

Soto y Gama
¿Moral una mentira?

Zepeda
Si el hombre es honrado ...

A continuación el licenciado Díaz Soto y Gama argumenta sobre lo absurdo que resultan los compromisos ad eternam, porque nadie puede cumplirlos, y quienes lo hagan no son honrados, ni lo son tampoco quienes lo exijan. (Siseos en las galerías y aplausos en las curules del Sur)

Algunos delegados piden que se suspenda la discusión, por haber terminado el plazo reglamentario para discutir el programa; otros se oponen, considerando agotada la discusión, y finalmente, después de leer el reglamento, la Mesa pregunta si el asunto está perfectamente discutido. La respuesta de la Asamblea es afirmativa, y se pone a votación nominal. El resultado de ésta es: 65 votos por la afirmativa, y 12 por la negativa.

El delegado Velázquez pide que consten en el acta los nombres que sostuvieron el contra.

Encinas, con una Biblia en la mano, dice que van a ver los del contra que los del pro están más de acuerdo con los textos cristianos. (En este momento, las galerías prorrumpen en ruidosos siseos. Se pide orden, y cuando éste se restablece, Encinas eontinúa)

Yo he venido aquí a cumplir con mi deber; me mandaron a expresar libremente lo que pienso, y respeto también a las galerías, que vienen a cumplir el suyo; a vosotros os mandó el sacristán mayor de Catedral a que vinierais a sisear ... (Aplausos en las curules)

Encinas lee el versículo 14 del capítulo 21 de la Ley Mosaica, que dice: Si andando el tiempo tu mujer te fastidia, despáchala, no la vendas por dinero, ni la sometas por tiranía. (Aplausos en las curules; disgusto en las galerias)

Habla después el delegado Marines Valero, para aclarar que no por un espíritu católico se opuso al divorcio, pues él es evangélico.

OTROS ASUNTOS

La Secretaría da cuenta de una comunicación del general Serratos, en la que avisa que al presentarse hace algunos días en la Asamblea, no fue su intención retirar a su representante, el ciudadano Ramírez Wiella.

Otras dos comunicaciones del Cuartel del Sur, avisando la libertad del señor Manuel Robles.

EL COMITE DE SALUD PUBLICA

La Secretaría anuncia que sigue a discusión el inciso segundo del artículo segundo, del decreto que crea el Comité de Salud Pública.

Después de que se han apuntado los oradores del pro y del contra, el delegado Piña propone que se suspenda dicha discusión, para tratar el asunto Palafox, en virtud de que tiene noticia de que se ha recibido un oficio del general Zapata.

Mientras Piña y otros delegados hacen la proposición por escrito, se comienza a discutir el punto puesto a debate.

Habla en pro el delegado Castro, quien en corto y vehemente discurso apoya el inciso, y hace ver las necesidades que existen, de que funcione el Comité de Salud Pública, para purgar al Gobierno de todos los elementos dañados que hayan podido colarse, y para castigar a los causantes de nuestras desgracias.

En pro habla Díaz Soto y Gama, quien expresa sus temores de que las galerías estén influenciando a la Asamblea y que ésta, sin recordar los horrores cometidos por los enemigos de la Revolución, se detiene en el castigo, sólo porque no hay ley definida qué aplicar a los delincuentes, al montón de bribones y asesinos, directores intelectuales de las carnicerías que se han hecho con el pueblo. Refiere los grandes obstáculos que tuvo que vencer para lograr que fuese aprehendido Rivera G. Al terminar, se refiere a la proposición de Piña sobre la suspensión de la discusión, para tratar el otro asunto de que habló el mismo delegado, y que ni él, ni los suyos, permitirán que se haga escándalo, y, por tanto, propone una sesión secreta.

En seguida, Piña hace algunas aclaraciones sobre el decreto del Comité de Salud Pública.

La Secretaría da lectura a la moción suspensiva, para tratar el asunto Palafox.

Soto y Gama insiste en que la sesión sea secreta, para evitar que de una palabra dicha con acaloramiento, el público derive cosas que no existen, como no han existido tantos absurdos que el público hace circular por las calles. Con respecto a las exageraciones, dice que denuncia al Mexican Herald, como un peródico intervencionista, pues cada vez que hay discusiones acaloradas en la Asamblea, el citado periódico las hace aparecer deformadas, con gran beneplácito de la metrópoli, que está atisbando el momento de la pelea entre Villa y Zapata, para cantar hossanas a la intervención. (Las galerías protestan ruidosamente, y hay necesidad de llamarlas al orden)

Cervantes pide que la sesión sea pública, precisamente para que el público se entere de todo y no tenga motivos para esparcir especies falsas.

Hay vacilaciones sobre si la sesión debe ser pública o secreta.

La Secretaría pregunta si la proposición se toma en consideración, y sólo unos cuantos delegados se ponen de pie.

Sigue la discusión del Comité de Salud Pública.

El delegado Palacios Moreno da lectura a varias cartas firmadas por los jueces de Instrucción, en las que exponen que no tienen un criterio uniforme acerca de la ley que deba aplicarse a los delincuentes de febrero de 1913 y a los que los apoyaron después.

Díaz Soto y Gama rebate ese argumento, diciendo que ése no es obstáculo para que no funcione el Comité. Está en vigor la ley decretada por Carranza cuando no era infidente, y a ella deben atenerse. Si esa ley es demasiado severa, como lo es en su concepto, que se le hagan las modificaciones que necesite.

A las ocho de la noche terminó la sesión.

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