Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesPrimera parte de la sesión del 23 de marzo de 1915 Primera parte de la sesión del 24 de marzo de 1915Biblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN DEL 23 DE MARZO DE 1915

Presidencia del ciudadano Matías Pasuengo
Segunda parte


El C. González Garza (aplausos)
Señores delegados:

En la ciudad de Cuernavaca tuvisteis a bien decretar que en un plazo de ocho días a contar de la fecha de la promulgación de la ley del parlamentarismo, que tuvisteis a bien discutir y aprobar, debería el Ejecutivo de mi cargo presentar los candidatos para ocupar las distintas carteras dependientes del Ejecutivo.

Celoso como soy del cumplimiento de mis deberes, hoy, que fenece ese plazo, quiero venir a demostrar que acato todo lo que dispone la Soberana Asamblea; pero antes es preciso que haga algunas aclaraciones de vital importancia en estos momentos, porque pesan mucho en mi conciencia los momentos críticos por que atraviesa especialmente la parte Sur de la República. No rehúyo ni puedo rehuir el compromiso que tengo ante vosotros, vengo preparado para la prueba; pero es preciso que la Asamblea sepa estar con el momento histórico actual y medir debidamente las consecuencias que muy bien puede acarrear el hecho de una elección de tan altos funcionarios sin antes contar, cuando menos, con la aquiescencia de las partes legítimas y puramente representadas en el seno de esta Asamblea.

El jefe de las operaciones en el Norte tuvo a bien informar por documento que tengo a la vista, que con motivo de las innúmeras peticiones que a diario se le hacían sobre asuntos de carácter enteramente federal, se vio precisado, debido a la incomunicación de la parte Norte del país con la metrópoli, a crear tres departamentos, a fin de poder tramitar todos esos asuntos que reclamaban urgente atención, y tuvo la bondad de informar que había designado al señor licenciado Miguel Díaz Lombardo, para que se hiciera cargo de los asuntos relativos a Relaciones y Gobernación; al señor licenciado Francisco Escudero, para los asuntos relacionados con Hacienda y Justicia, y al señor doctor Luis Garza Cárdenas, para los asuntos relacionados con Comunicaciones e Instrucción Pública; hizo constar en ese documento, que todos los actos de dichos funcionarios, a su debido tiempo los sometería a esta Asamblea, para su sanción o reprobación.

Estoy obligado, por vuestro mandato, a presentar la lista de los candidatos para ocupar las distintas carteras, y traigo la lista, señores, formada; pero ni los señores delegados del Norte, ni los señores delegados representantes de jefes del Norte, ni yo, nos hemos podido poner de acuerdo en la parte que corresponde a la facción denominada División del Norte, sobre las personalidades que más atinadamente pudiesen desempeñar tan altos cargos; sin embargo, como estoy obligado a presentar esos candidatos -y a la parte del Norte le corresponde un tanto en las respectivas carteras del gabinete; vengo respetuoso- ya que también la Asamblea se sirvió aprobar la suspensión del veto, aunque con carácter suspensivo, privándome de esa manera, como Ejecutivo, de hacer ningunas observaciones -a pesar de una prórroga razonable- para presentar con más conocimiento de causa los candidatos a las distintas carteras.

Un gran núcleo de fuerzas de la División del Norte se encuentra a una distancia relativamente corta de la capital de la República, y son mis más fundadas esperanzas que entrarán en esta ciudad triunfantes, como lo han sido en todas las campañas del Norte, a más tardar dentro de veinticinco días; el plazo puede ser largo, pero es necesario que se tome en consideración que las fuerzas del Norte nunca avanzan si no dejan a su retaguardia perfectamente bien arregladas las vías de comunicación, y como la línea del Central, así como la del Nacional, se encuentran, casi en su totalidad, destruidas de aquí a San Juan del Río, es materialmente imposible que en menos de ese tiempo puedan estar aquí esas fuerzas.

Dejo a la consideración de la Asamblea este delicado asunto; discuta libremente esta cuestión que respetuoso someto, en la inteligencia que cualquiera decisión que se tome sobre el particular, como siempre, estoy dispuesto a acatarla. (Aplausos)

El C. secretario
Señores delegados:

La Mesa, por conducto de la Secretaria, informa a los ciudadanos delegados que considerando muy serio el asunto que ha puesto en conocimiento de nosotros el ciudadano Encargado del Poder Ejecutivo, suplica que esta Asamblea se sirva decir si lo toma como de pronta y obvia resolución para discutirlo desde luego.

Los ciudadanos delegados que estén porque sea de pronta y obvia resolución la petición hecha por el ciudadano Encargado del Poder Ejecutivo, sírvanse ponerse de pie.

Se considera como de obvia y pronta resolución.

Está a discusión.

El C. Piña
Para una moción de orden.

Yo entiendo que para poder ordenar mejor el debate sobre el asunto que ha puesto a nuestra consideración el ciudadano Encargado del Poder Ejecutivo, es conveniente que previamente la Comisión respectiva que, en mi concepto, es la de Gobernación, nos presente un dictamen sobre ese particular.

El C. Borrego
Señor presidente:

Coadyuvando al mismo objeto que acaba de indicar mi compañero el señor Piña, yo también creo muy pertinente que el ciudadano Encargado del Poder Ejecutivo nos haga por escrito la proposición de que se prorrogue el plazo para hacer el nombramiento de ministros, a fin de que sobre esa proposición escrita pueda recaer un dictamen y, en seguida, procederse a su discusión; porque yo no sé cómo se puede dictaminar sobre una proposición verbal.

Me parece que es de todo punto pertinente precisar los términos de la petición; ¿sabemos, acaso, el número de días que nos pide el ciudadano Encargado del Poder Ejecutivo para hacer esos nombramientos que, conforme a la ley del parlamentarismo, en su artículo transitorio, deberían presentarse hoy?

Absolutamente no la sabemos. El señor Presidente de la República se ha limitado a solicitar de nosotros que le prorroguemos el plazo que, conforme a ese artículo transitorio, se le había fijado en ocho días. Por lo mismo yo creo conveniente o que el Encargado del Poder Ejecutivo, o que cualquiera de nosotros de los delegados, haga la proposición por escrito, a fin de que sobre ella se dictamine y encauzar debidamente la discusión.

El C. presidente
Considerando justo y de Reglamento lo propuesto por los señores licenciado Borrego y Piña, ya se va a proceder en el sentido indicado.

Se declara un receso de cinco minutos.

El C. presidente
Se reanuda la sesión.

El C. secretario
En vista de las razones que me permití exponer verbalmente ante esta H. Asamblea, solicito:

Que se amplíe el plazo señalado en el artículo transitorio de la ley parlamentaria promulgada por el Ejecutivo de mi cargo y por orden de la Soberana Convención, en la ciudad de Cuernavaca, el día 5 del actual, en el sentido de que dicho plazo sea prorrogado hasta por veinticinco días, para presentar a la respetable Asamblea, para su aprobación o reprobación, los nombramientos de Secretarios de Estado; en el concepto de que no haré uso de ese término, en caso de poder salvar las düicultades que actualmente existen, puesto que en el interés del Ejecutivo está designar cuanto antes a los miembros que deberán integrar su gabinete, para mayor estabilidad del gobierno que inmerecidamente preside.

Reforma, Libertad, Justicia y Ley.
México, marzo 23 de 1915.
El Presidente de la Soberana Convención, Encargado del Poder Ejecutivo, R. González Garza.
Rúbrica.

En vista de haberse acordado que se consideraba de urgente y obvia resolución, se suplica a los ciudadanos delegados que integran la Comisión de Gobernación, que pasen a dictaminar sobre esta petición.

El C. secretario
Comisión de Gobernación.

Los subscritos, miembros propietarios de la Comisión de Gobernación, tenemos la honra de informar que, habiendo opinado por dictamen fecha 4 de febrero de 1915, que la ley parlamentaria sólo debería regir para el Presidente Provisional de la República, a que se refiere el artículo primero de dicha ley, por considerar ilógico e impracticable que se integrara el gabinete durante el tiempo indefinido entonces, y hoy, breve, que debe durar como Encargado del Poder Ejecutivo el ciudadano Presidente de la Soberana Convención, y habiéndose llamado, en vista de estas razones, a los suplentes de la misma Comisión, para que, en substitución de nosotros, produjeran su dictamen fecha 27 del mismo mes y año, por el cual resolvió la Asamblea que se pusiera desde luego en vigor la citada ley parlamentaria, toca, en nuestro concepto, a dichos suplentes, conocer de la prórroga que el Ejecutivo solicita del plazo que en su dictamen le concedieron para proponer el nombramiento de gabinete, pues nos hemos excusado de conocer en este punto, y por ello pedimos a la Mesa Directiva que los llame a dictaminar.

México, marzo 23 de 1915.
Genaro Palacios Moreno.
C. M. Samper.
José Casta.
(Rúbricas).

La Mesa, por conducto de la Secretaría, pregunta a los ciudadanos delegados si se toman en cuenta las consideraciones de los ciudadanos que integran la Comisión de Gobernación, y se llama a los suplentes.

El C. Soto y Gama
¿Cómo no se van a tomar en consideración, si los propietarios confiesan que no son capaces de sujetarse a lo resuelto por esta Asamblea, que el parlamentarismo debe regir desde luego, y cómo, si ellos invocan como razón su deseo de no ejercitar esas resoluciones, sino de seguir con su criterio anterior personal, de que sólo debe regir hasta el período preconstitucional, no obstante que su deber era cambiar de criterio ante el criterio opuesto de la Asamblea, cómo no vamos a admitir una excusa que se presenta fundada en el deseo de no hacerle caso a la Asamblea?

Evidentemente que se debe aceptar.

El C. secretario
Se pone a votación.

Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie.

Aprobada la excusa.

Se suplica a los suplentes de la Comisión de Gobernación, ciudadanos Contreras y Quevedo, pasen a dictaminar.

El ciudadano secretario dio lectura al siguiente escrito:

Los subscritos, miembros suplentes de la Comisión de Gobernación, atendiendo a que los propietarios en funciones de dicha Comisión, han alegado pretextos fútiles para no dictaminar en la licencia solicitada por el Encargado del Poder Ejecutivo, para prorrogar el plazo fijado con anterioridad para el nombramiento del gabinete, y considerando que su excusa es un acto de poco valor civil, manifiestan con todo respeto a la H. Asamblea, que no corresponde a ellos dictaminar sobre el asunto en cuestión, por lo que con toda justicia protestan por la actitud de los miembros propietarios de la Comisión de Gobernación, y ruegan a la H. Asamblea los obligue al cumplimiento de su deber.

Sala de Comisiones, marzo 23 de 1915.
J. Quevedo.
M. Contreras.
(Rúbricas).

El C. Casta
Pido la palabra para contestar a ese escrito-protesta de la Comisión suplente, como miembro propietario de la Comisión de Gobernación.

El C. presidente
La Mesa se va a permitir observar a los señores miembros de la Comisión que como esto va a poner fuera de la cuestión el asunto que se trata, se va a preguntar únicamente a la Asamblea qué es lo que se debe resolver; porque si no, vamos a meternos en un asunto que nos aleja enteramente del esencial; sin embargo, si la Asamblea cree que se deba proceder en esa forma, la Mesa no tiene inconveniente en hacerlo así.

El C. Casta
Creo que ejercito un derecho como miembro propietario de la Comisión de Gobernación, para protestar contra lo que asevera la Comisión suplente, porque nos alude, y la Comisión suplente no es la que tiene que juzgarnos.

El C. presidente
He adoptado la costumbre de que las protestas las acepto únicamente por escrito; voy a preguntar a la Asamblea qué cosa resuelve sobre el particular, y no tengo inconveniente en acatar su resolución.

Creo que ejercen un derecho los señores de la Comisión de Gobernación, pero, repito, estamos enteramente fuera del punto a discusión; se trata de una proposición del Ejecutivo, la cual se debe resolver; ya tendremos tiempo de arreglarnos después; si no, vamos a hacer la cosa más difícil y dilatada; por eso les suplico a los miembros de la Comisión propietaria de Gobernación, que dejen que la Asamblea resuelva este asunto en el sentido de saber quién debe dictaminar y les deje expeditos sus derechos para ejercerlos en la forma que lo crean conveniente, pero después de resolver el asunto primordial.

El C. Palacios Moreno
Para una moción de orden.

La Asamblea, por una mayoría verdaderamente notoria, aceptó la excusa propuesta por los miembros propietarios de la Comisión de Gobernación, de la que me honro en pertenecer; en consecuencia, no es de juzgarse más la conducta de los miembros de la Comisión de Gobernación y obligarlos a dictaminar en contra de sus convicciones; tanto más cuanto que los hechos vienen demostrando que esas convicciones han sido fundadas; no es con la mayoría de votos con la que se desechó el dictamen de la Comisión de Gobernación en Cuernavaca; los señores que rechazaron ese dictamen dicen que ellos tenían razón; los hechos han venido demostrando que no la tienen.

En consecuencia, la Comisión de Gobernación, al excusarse de este negocio, no hace más que proceder honradamente.

Rechazo la imputación que se nos hace, de recurrir a un pretexto fútil, porque el pretexto de una convicción es bastante serio para que se atrevan los suplentes a decir pretextos fútiles, y verdaderamente creo que faltan a un acuerdo de la Asamblea, porque la Asamblea no les ha dicho qué deben dictaminar; les ha dicho que dictaminen, no les ha dicho cómo dictaminarán. Ya hemos expuesto los motivos que teníamos para no hacerlo, ella los ha aceptado; no queda más que compeler a los suplentes a que obedezcan el mandato de la Asamblea.

El C. Soto y Gama
Pido la palabra, para una moción de orden, para apoyar la moción hecha por el ciudadano Palacios Moreno.

El C. presidente
Un momento, señor, precisamente para encauzar el asunto.

El C. Soto y Gama
No hay lugar a encauzar, puesto que la moción de orden del señor Palacios Moreno, que hago mía, tiende a evitar que la Comisión falte al acuerdo de la Asamblea. Los suplentes que integran la Comisión, han violado el acuerdo de la Asamblea, y no es de permitirse a la Presidencia que se haga cómplice de esa violación.

La Convención, que tiene sentido común, y que sabe lo que hace, aceptó la excusa, con mucha razón, presentada por los propietarios, porque si los propietarios tienen un prejuicio como lo ha referido el señor Palacios Moreno, contra la opinión de la Asamblea, ¿cómo les vamos a quitar su opinión? Ellos saben cómo va a ser su dictamen, que es el mismo de antes, y ese dictamen es en contra de lo resuelto cien veces por la Convención.

¿Cómo no va a ser de aceptarse la excusa? Que de hecho, ¿no se aceptó? ¡Mentira! Esta es falta de orden, es un enredo en los debates permitir a los suplentes de la Comisión trastornar lo acordado por la Asamblea; que los suplentes cumplan, puesto que a los suplentes se les dijo que dictaminaran; ellos no son tribunal de segunda instancia para resolver' que estuvo mal lo aceptado por la Asamblea; esto es lógico, de sentido común, y no trastornará el debate.

La Presidencia está desordenando los debates, y le suplico que cumpla lo acordado por la Asamblea, que ya aceptó la excusa presentada por los propietarios, y que se obligue a dictaminar a los suplentes.

El C. Quevedo
Pido la palabra.

El C. presidente
Voy a contestar.

Me llama la atención que el señor Soto y Gama inculpe a la Presidencia de que mete el desorden en los debates, cuando ha visto que precisamente trataba de que se resolviera el punto de si se dictaminaba o no; la Presidencia no puede, ni debe obligar absolutamente a los señores que forman la Comisión, para que dictaminen, porque si ellos dicen que no, moral y materialmente, el presidente no puede hacer que dictaminen; sobre el presidente está la Convención; que la Convención los obligue y va a ver el señor Soto y Gama que, a pesar del acuerdo que tome esta Convención sobre el particular, seguramente que se van a resistir a dictaminar sobre el particular; ya verá que si una agrupación más numerosa de la que puede ser la Mesa Directiva no lo puede hacer, menos lo puede hacer la Mesa Directiva.

El C. Orozco
Para una moción de orden.

Veo aquí la necesidad absoluta de que nos alejemos un poco del Reglamento, en obvio de tiempo. Lo más sencillo para evitar esas dificultades entre la Comisión propietaria y la suplente, lo mejor que debemos hacer, es poner a discusión la proposición, y que la Asamblea resuelva, ya que ni los miembros propietarios, ni los suplentes, quieren dictaminar sobre este asunto; ellos pueden tener razones fútiles o de peso para no hacerlo, y esto viene a perjudicar de un modo serio la cuestión del tiempo que aquí estamos perdiendo.

En consecuencia, yo pido a la Asamblea, para evitar düicultades, que resolvamos el asunto en esa forma; porque yo creo que la cuestión del dictamen no es más que una fórmula que tiene muchas ventajas en ciertos casos, pero en éste, dadas las dificultades que hay, y que aún se pueden encontrar otras muchas, sin ofuscarse en lo absoluto, debemos proceder, repito, en esa forma, para no vernos obligados a perder una hora o media hora, y venir al resultado de que la Comisión nos dé una contestación por el estilo.

En consecuencia, pido a los señores delegados que piensen serenamente un poco, y no obliguemos a estos señores a dictaminar, porque tanto derecho tiene la Comisión propietaria de no dictaminar, como puede tenerlo la Comisión suplente, y ésta dirá: ¿por qué a los propietarios se les concede y a la suplente no se le concede?

Yo creo que la mejor forma de resolver este asunto es el procedimiento prudente que yo propongo: que se someta a discusión la proposición, sin dictamen.

El C. Quevedo
No me extraña la actitud del señor licenciado Soto y Gama, porque desgraciadamente he visto, por experiencia, que siempre se acomoda a lo que le conviene; en este caso, con mucho gusto ha dado la excusa a los miembros propietarios de la Comisión de Gobernación, porque sabía que iban a dictaminar en contra de sus ideas, en contra de su modo de pensar, en contra de su resolución sobre el asunto, y como seguramente cree que, mis compañeros y yo haríamos un dictamen en el sentido que le favoreciera, -aunque, en eso se equivoca-, por eso es por lo que apoya que la Comisión suplente entre a funcionar; no obstante que ha sido un capricho verdaderamente el de la Comisión propietaria, en no dictaminar, cuando cumple a su deber hacerlo.

Los pretextos que ponen los miembros propietarios de la Comisión, digo que son fútiles, y lo sostengo, porque en este caso se está alegando que ellos dictaminarían en determinada forma, y, ¿qué importa que dictaminaran en determinada forma?; que dictaminen conforme a sus convicciones, y es cuanto; que dictaminen en forma de que se concedan los veinticinco días al Encargado del Poder Ejecutivo, y aquí se discutirá después; pero que no se eximan de dar una opinión, por no disgustar a una persona o por no disgustar a otra, cargándole al chivo expiatorio, como se me ha tomado a mí, como miembro de la Comisión de Gobernación, para que yo cause el disgusto de cualquiera de ellos.

Ya han sido tres veces las que se me ha llamado para que dictamine en la Comisión de Gobernación: la primera, en el asunto referente a la supresión de los subsecretarios, sobre el que no quisieron dictaminar, porque no les parecía bueno, o porque sus ideas eran en otra forma; la segunda vez que se me llamó fue cuando la cuestión del veto, que como decía hace un momento el señor Soto y Gama, y como se desdice posteriormente, debía haber dictaminado la Comisión propietaria en el sentido de sus convicciones, en el sentido que lo aprobara la Asamblea; y ahora se me llama la tercera vez a dictaminar, cuando se cree que mi dictamen va a disgustar, y no se cree, sino que con seguridad disgustará a unos o a otros, en cualquiera de las formas que yo lo ponga; y como no estoy dispuesto a ser el chivo expiatorio de la Comisión, por eso me eximo.

Si fuera de mi deber, yo tengo el valor civil suficiente para disgustar a cualquiera, y cumpliria yo con él.

El señor Soto y Gama y todos los delegados, saben perfectamente bien cuál es mi criterio respecto al Parlamentarismo, porque lo expuse en Cuernavaca, como lo expuso el señor Soto y Gama, en el sentido de que el Parlamentarismo se implantara en México cuando hubiera elementos para nombrar el Gabinete.

Posteriormente, debido a ciertas dificultades, a ciertas disidencias o rencores, se trató de destituir a Roque González Garza en el cambio de Mesa Directiva, y nosotros tuvimos un acuerdo para que no se le destituyera, porque era incorrecto y antipolitico, y llegamos al acuerdo de que inmediatamente se llegara al sistema parlamentario en plazo determinado; llegamos a ese acuerdo y no es culpa mía, lo sería de algunos otros quizá, y allá quienes tengan la culpa de eso; pero en cualquier forma que sea, yo procedí honradamente, porque en estos momentos no hay elementos que pudieran formar el Gabinete.

Mi deseo, mi opinión, mi voto en el dictamen de la Comisión, seria conceder, si no los 25 días, sí un tiempo más razonable; pero no creo que los propietarios dejen de tener valor civil, y he querido remitirlos a su deber.

El C. Pérez Taylor
Para una moción de orden.

En vista de que los ciudadanos que integran la Comisión se han revelado unos pelotaris que unos a los otros se arrojan la pelota, yo pido a la Presidencia que pregunte a la Asamblea lo que resuelve sobre el particular.

El C. Palacios Moreno
Para aclaraciones.

Voy a procurar aclarar la situación de las Comisiones propietaria y suplente de Gobernación, para ver si de esta manera se encauza esta cuestión, y no perdemos más el tiempo.

Cuando el ciudadano Encargado del Poder Ejecutivo hizo algunas objeciones para poner en vigor la Ley Parlamentaria, se pasaron a la Comisión propietaria de Gobernación, y ésta produjo un dictamen por el cual sostuvo que la Ley Parlamentaria debería ponerse en vigor cuando se nombrara el Presidente Provisional de la República, que para ese periodo preconstitucional y para ese Gobierno constituido sobre determinadas bases y con un sistema preciso y definido, debería regir el sistema parlamentario, que, en consecuencia, para un encargado accidental del Poder Ejecutivo, como era el presidente de la Convención, no creíamos lógico que se pusiera en vigor ese sistema; en consecuencia, rendimos dictamen en el sentido de que en nuestro concepto, ni ahora, ni dentro de ocho días, ni de veinticinco días, debía ponerse en vigor la Ley Parlamentaria, sino hasta que se designara al Presidente Provisional de la República.

Los motivos por los cuales sostuvimos ese criterio, constan en los debates y constan en el dictamen; no fueron bastantes nuestros esfuerzos para convencer a la mayoría de la Asamblea, y por cuatro votos de diferencia nos ganaron, rechazando el dictamen, y quedó pendiente la cuestión.

Posteriormente, por virtud de los acuerdos habidos entre los diversos miembros de la Asamblea, se arregló particularmente, sin previa discusión que pudiera modificar el fondo de nuestras convicciones, un convenio político, no un convenio de fondo, no un convenio de ciencia, fue un convenio político para que se pusiera en vigor desde luego la Ley Parlamentaria; este convenio político, que no se discutió, ni pudo en manera alguna modificar nuestro criterio, el cual estaba inspirado en las razones antes dichas, lo aceptamos y lo hemos venido cumpliendo en la parte que se refiere a nuestros actos como delegados, porque tenemos obligación de aceptar los compromisos, los convenios de la Asamblea; pero en este momento, señores delegados, no se trata de cumplir o ejecutar un acuerdo; se trata de emitir nuestra opinión, -porque eso es dictaminar-, acerca de una prórroga que pide el Ejecutivo para poner en vigor la Ley Parlamentária; y como nuestra opinión es que esa Ley no debe estar vigente, y tenemos de sobra valor civil para decirlo lo mismo antes, que ahora, que mañana, no podemos honradamente dictaminar sobre esa prórroga, reproduciendo un dictamen que ya fue desechado; porque a esto sí le llamaría yo mucha falta de honor y mucho descaro, señores delegados, pues si nosotros dictamináramos en esta cuestión, nos veríamos en una disyuntiva; o reproducíamos el dictamen, supuesto que no ha habido motivo para cambiar de convicciones, y entonces, no sólo violábamos el acuerdo de la Asamblea, sino que veníamos de una manera poco delicada a someter a discusión lo que se había desechado, o producíamos un dictamen contra nuestras convicciones, puesto que no opinamos porque se ponga en vigor la Ley ni dentro de una semana, ni dentro de 25 días; y antes de dictaminar contra nuestras convicciones, hemos puesto en conocimiento de la Asamblea cuáles son éstas, que ya bien las conoce, y hemos dicho que dictaminen los suplentes. No entiendo por qué los señores suplentes de la Comisión de Gobernación, el señor Quevedo y el señor Contreras, que dictaminaron cuando nos excusamos la otra vez, y que fueron los que, en cumplimiento del pacto habido entre nosotros, dijeron que se pusiera en vigor la Ley dentro de 8 días, hoy que se trata de ponerla en vigor dentro de 25 días, no quieren dictaminar; aquí sí quisiera yo que tuvieran valor civil para decir por qué no dictaminan, porque las razones que nosotros exponemos, son claras, en tanto que ellos no han expuesto ningunas.

En consecuencia señores delegados, lo que contiene este escrito de los señores Quevedo y Contreras es una negativa sin causa justificada para dictaminar después de haber llegado a ello, y digo una negativa sin causa justificada, porque no tienen siquiera el pretexto de discutir nuestra conducta, que ya fue aprobada por la Asamblea; es un hecho perfectamente aceptado, y nada tienen que ver los señores suplentes en que nos hayamos excusado, porque la Asamblea nos dio ya su autorización para ello; no tienen más obligación que dictaminar y ellos no proponen una causa legítima para no hacerlo, su negativa es absolutamente infundada.

Ruego a la Asamblea que les conteste a los señores suplentes que no ha lugar a tomar en consideración este escrito, que no es excusa ni nada; que los compela dentro de un término fijo para que dictaminen y, en caso de que no lo hagan, los considere como debe considerar la Asamblea a un delegado que no cumple con su deber.

El C. Quevedo
Respecto a lo que el señor licenciado Palacios Moreno ha expuesto con relación a su criterio sobre el Parlamentarismo, me remito a las actas y también a las notas taquigráficas, para que se vea que yo en Cuernavaca, en una sesión en que no nos podíamos entender, propuse que el Parlamentarismo se aceptara hasta que se nombrase Presidente Provisional; y que ese Presidente Provisional se nombrase en un plazo no mayor de 10 días después de la entrada a México.

Supuesto que él alega que su criterio es que no existiera el Parlamentarismo hasta que se hubiera nombrado Presidente Provisional, el mismo pretexto puedo yo alegar, con la misma razón, y, para fundarlo, me remito a las notas taquigráficas, para que se vea que ese es mi criterio, pero que, obligado por las circunstancias, obligado por compromisos de los del Norte y de los del Sur en Cuernavaca, yo, como un miembro suplente, tuve que firmar ese dictamen; dictamen que estará de acuerdo en muchas de las partes y podré sostenerlo; pero en lo que se refiere a la prórroga, que es de lo que se trata en este momento, el plazo que se pide para el nombramiento, creo de justicia que deben resolverlo los miembros propietarios de la Comisión de Gobernación.

El C. Fierro
En vista de que ni los miembros propietarios de la Comisión de Gobernación, ni los suplentes, quieren dictaminar sobre este asunto, yo me permito suplicar a la Asamblea, por conducto de la Presidencia, que se dispensen los trámites a la proposición del Encargado del Poder Ejecutivo, y que se discuta desde luego.

El C. Quevedo
Si la Asamblea me obliga a mí, como miembro suplente de la Comisión de Gobernación, voy a dictaminar con mucho gusto.

El C. Piña
Para una moción de orden, pido la palabra.

El C. presidente
Tiene usted la palabra.

El C. Piña
Yo entiendo, señores delegados, que hay un medio de poner fin a este incidente, que no nos conduce a nada útil y a nada bueno, y para ello no haríamos más que atenernos a los precedentes que se observan en todos los parlamentos cuando se da el caso; a lo menos, así lo he visto yo; cuando una Comisión se excusa alegando razones fútiles o fundadas para no dictaminar sobre un asunto, pasa éste a los suplentes, y cuando éstos manifiestan encontrarse en el mismo caso, entonces la Mesa designa una Comisión especial que dictamine sobre el particular.

Creo que si en la presente ocasión hiciéramos uso de esta práctica, desde luego se pondría punto final al incidente, tanto más que puede deslizarnos a consecuencias desagradables, y yo me permito proponer, en consecuencia, a la Asamblea, por el conducto del señor presidente, que se nombre una Comisión especial para que dictamine sobre el asunto, y creo que en esa forma habremos salido de este mal paso.

El C. Soto y Gama
para una moción de orden.

Seré muy breve.

Estoy casi de acuerdo con lo expuesto por el señor delegado Piña, con excepción de un punto.

Puesto que la Asamblea es la que nombra la Comisión, no comprendo por qué en este caso, la Mesa va a hacer ese nombramiento, tanto más cuanto que se trata de un caso tan grave.

Con la modificación de que la Asamblea sea la que nombre la Comisión especial, estoy de acuerdo con el señor Piña.

El C. Piña
Pido la palabra, para hacer una aclaración oportuna al señor Soto y Gama.

El C. presidente
Un momento, señor delegado.

El C. secretario
La Presidencia, por conducto de la Secretaría, pregunta al ciudadano delegado Contreras, miembro suplente de la Comisión de Gobernación, si está dispuesto a dictaminar sobre este asunto, como lo ha manifestado el señor Quevedo, respecto a su persona; en este caso, tenga la bondad de cumplir con el acuerdo que ha tomado la Asamblea.

El C. Contreras
Integramos la Comisión de suplentes, los ciudadanos Borrego, Quevedo y yo, y creo que el señor Borrego se excusará; por mi parte no tengo inconveniente en firmar el dictamen.

El C. Borrego
Pido la palabra, para un hecho.

Señores delegados:

Es verdad que soy uno de los miembros de la Comisión de Gobernación, pero todos ustedes saben que soy representante del Ejecutivo en esta Asamblea; mi opinión pudiera considerarse interesada, y quiero borrar toda sospecha respecto de mi conducta, que no admite sospecha de ninguna especie; por eso me he excusado y he suplicado a los señores que se sirvan dictaminar, pues basta que la mayoría dictamine, para que sea válido el dictamen; sin embargo, si a pesar de los motivos que he expresado, creen ustedes que debo dictaminar, estoy dispuesto a hacerlo.

El C. secretario
La Presidencia, por conducto de la Secretaría, invita a los señores delegados que forman la Comisión de suplentes, de Gobernación, a que pasen a dictaminar sobre el asunto.

El C. Borrego
Para una moción.

No es la Presidencia a la que toca decidir si acepta la excusa que yo propongo, sino a la Asamblea; yo acabo de manifestarle que soy representante del Ejecutivo, que en este caso puede suponerse mi actitud como interesada, y, en ese concepto, creo que mi excusa es legítima; he dicho que si la Asamblea acuerda que debo dictaminar sobre el asunto, estoy dispuesto a hacerlo; pero siempre será por mandato de la Asamblea, no por el de la Presidencia.

El C. presidente
El señor licenciado Borrego se le ha echado encima a la Mesa, y ya lo vé el señor Soto y Gama, cuando la Mesa quiere hacer algo, se le echan encima a la Mesa Directiva. (Risas)

Como ya los señores Contreras y Quevedo estaban dispuestos a ir a dictaminar, yo dije que pasaran a hacerlo; después, cuando ya se presente el dictamen, si acaso al señor Borrego se le interpela por qué no dictaminó, yo creo que entonces la Asamblea tomará en consideración lo que ha dicho, para que lo excuse, y que los dos señores que ya pasaron a dictaminar, lo hagan, para evitar dificultades. (Aplausos)

El ciudadano secretario dio lectura al siguiente dictamen:

Considerando un deber de honor apoyar el acuerdo habido en la ciudad de Cuernavaca, entre representantes del Sur y nuestros compañeros Preciado, Frías y M. Pasuengo, a quienes facultamos en junta privada de delegados del Norte para que resolvieran las dificultades surgidas con motivo del proyectado cambio de la Mesa Directiva, en cuyo pacto figura como cláusula segunda la de que se implantase inmediatamente el sistema parlamentario aprobado por la Soberana Convención, creemos que no es de concederse prórroga alguna al plazo allí acordado entre representantes de ambas facciones y ratificado después unánimemente en el convenio de honor que celebramos después todos los delegados del Norte.

En tal virtud, nos permitimos someter a la consideración y aprobación de esta Asamblea el siguiente acuerdo:

No es de concederse al Encargado del Poder Ejecutivo, la prórroga que solicita, para presentar la lista de las personas que deben integrar el Gabinete.

Sala de Comisiones. México, marzo 23 de 1915.
J. Quevedo.
M. Contreras.
(rúbricas)

(Aplausos)

Está a discusión.

Se han inscrito para tomar la palabra, en pro, el ciudadano Quevedo, y en contra, los ciudadanos Zepeda, Borrego, Piña y Nieto.

El C. Santos Coy
Yo me anoté en el contra.

El C. Fierro
Yo en el pro.

El C. Santos Coy
Suplico se me anote primero, porque fui el primero que pedí la palabra.

El C. presidente
Ya antes se habían acercado otros señores.

El C. Santos Coy
Sobre todo, pido la palabra, porque creo que solucionará la cuestión lo que voy a decir, y que nos evitaremos tiempo.

El C. presidente
Si es para una aclaración, puede usted hacerlo.

El C. Santos Coy
Bueno, es para una aclaración.

El C. Quevedo
Yo pedí la palabra antes, en pro, y después que haga la aclaración el señor delegado Santos Coy.

El C. Santos Coy
Para una moción de orden.

El C. presidente
Un momento, señor.

El C. secretario
La Mesa concede la palabra al señor Quevedo, como miembro de la Comisión, para fundar su dictamen.

El C. Quevedo
Como hace un momento, algunos delegados del Sur aludían al pacto de honor que había entre ellos y nosotros en Cuernavaca, nosotros, los miembros suplentes de la Comisión de Gobernación, que pertenecemos al Norte, y que acostumbramos sostener todos nuestros compromisos, máxime cuando son compromisos de honor y cuando esos compromisos de honor han sido calzados con la firma de algún compañero nuestro, a quien nosotros autorizamos en junta privada: por eso es por lo que nosotros hemos firmado el dictamen que está a discusión, referente a que no se aplace el nombramiento, porque es un acuerdo de honor habido entre nosotros; esa es nuestra obligación, aun cuando nuestro criterio es que se conceda ese plazo; pero eso sólo podrá suceder, en mi concepto, para no faltar al honor que hemos empeñado. Si alguno de los señores delegados prominentes del Sur, a nombre de toda la Delegación, nos relevaran de ese compromiso de honor, -y entiendo que están dispuestos a hacerlo, porque según lo han expresado las personas que están de acuerdo en que se conceda un plazo para la presentación de la lista de candidatos-, en ese caso, nosotros hemos cumplido con nuestro pacto de honor, y relevándonos de él, quedamos con el buen nombre que deben tener todos los del Norte.

El C. presidente
Tiene la palabra el ciudadano Santos Coy.

El C. Santos Coy
Como un acuerdo de la Asamblea puede ser revocado por otro, propongo, en obvio de dificultades y en vista de lo conveniente que es que los jefes del Norte tengan alguna participación en el nombramiento de los Ministros responsables en el Gabinete actual, y en vista también de que las comunicaciones se facilitan cada día, como es público y notorio que se acaban de recibir mensajes de San Luis Potosí, propongo a la Asamblea que concedamos al Ejecutivo un plazo corto, el únicamente necesario para ponerse de acuerdo con los jefes del Norte, y al nombrar sus Ministros lo haga completamente de acuerdo con ellos.

Creo que para esto no se necesitan veinticinco días, bastaría un plazo de cinco para arreglar esto y se llegaría a la conclusión de que el Ejecutivo pusiera Ministros del agrado de las fuerzas militantes.

El C. Soto y Gama
Para una aclaración.

Yo, por mi parte, tendría mucho gusto en invitar a los compañeros del Sur a que relevaran a nuestros compañeros del Norte del compromiso de honor que habían contraído, a fin de que se conceda el plazo razonable de cinco días, dentro de los cuales probablemente se podrá obtener la ansiada respuesta de los jefes del Norte, cuya opinión es natural que desee conocer el Ejecutivo para la formación del Gabinete; el Ejecutivo tiene razón en acudir a la opinión de sus compañeros, porque desea naturalmente que el Gabinete esté apoyado y esté reforzado por la opinión y la autorización de esos jefes.

El plazo de veinticinco días nos pareció excesivo; el Ejecutivo lo pidió, porque hasta la fecha no había tenido noticias del Norte; pero como en estos momentos en que se estaba formando el dictamen de la Comisión de suplentes, precisamente se recibió una contestación de San Luis Potosí, esto hace comprender que ya es muy fácil obtener la comunicación con el Norte, y en ese concepto, yo opino, como mi compañero Santos Coy, que un plazo de cinco días bastaría al Ejecutivo, y si los compañeros del Sur, que en este caso, son, como siempre, dueños de su opinión, opinan que podemos modificar el pacto de honor en ese solo punto, yo creo que quedará zanjada la dificultad; pero necesitamos naturalmente, tanto el compañero Santos Coy, como yo, recabar cada cual, la conformidad del grupo respectivo.

El C. presidente
Tiene la palabra el ciudadano Borrego, en contra.

El C. Borrego
Señores delegados:

He pedido la palabra en contra, y he pedido el primer turno, porque quiero hacer constar ciertas declaraciones, ya que mi carácter de representante del Ejecutivo me coloca en condiciones más propicias que a cualquiera otro de los delegados que se han inscrito igualmente en el contra, para expresar todo el pensar y todo el sentir del ciudadano general González Garza.

La política, señores delegados, materia eminentemente científica, ciencia de realidades, se impone sobre la política de Gabinete, sobre la politica de ideas, sobre la política especulativa; las realidades son tan poderosas, los acontecimientos tienen una lógica tan forzosa, tan ineludible, que muchas veces nuestros mejores pensares, nuestras mejores ideas, nuestros mejores proyectos, no se llevan a cabo porque esas realidades levantan un muro infranqueable que no podemos traspasar.

Es cierto, señores delegados que en Cuernavaca celebramos un pacto de honor en un punto relativo o análogo al que ahora se discute; pero también debo advertir a los señores miembros de la Comisión de Gobernación que discutir ese punto no es violar ese pacto. El Ejecutivo nos viene a proponer que le prorroguemos ese plazo y no creería yo que faltaría a mi honor si viniese, no en nombre de él, sino en el mío propio, a discutir su conveniencia o inconveniencia.

De manera que el motivo que aduce la Comisión de Gobernación para negarle esa prórroga, me parece un fútil pretexto. Un escrúpulo de hombre sincero y de hombre honrado, ha obligado al Ejecutivo a solicitar esa prórroga. Todos sabemos perfectamente que soy uno de los que más han propugnado el Parlamentarismo, y voy a señalar las excelencias del sistema con estos hechos.

En el parlamentarismo la política general, la política local, la política ministerial, la hacen los Ministros; por eso son responsables de todos sus actos.

En el período anárquico en que nos encontramos, cuando cinco o seis facciones se disputan el poder, el Gobierno deberá hacerse para todas y cada una de esas facciones, nombrando un representante en el Gabinete y ¿de qué manera podría hacerse esto? Nombrando, repito, un Gabinete compuesto de esa manera, es decir, que cada facción política, como la facción de Urbina, la facción Maytorena, etc., pueda tener un representante en ese Gabinete, y pueda imponer una política personal, especial, la que más convenga a los intereses de la Patria; lo cual no sucedería si siguiéramos viviendo en el régimen actual, en el que un sólo hombre dirige la política, porque entonces se necesitarían talentos y conocimientos que jamás Presidente alguno ha tenido en México.

Volviendo a la cuestión, es indudable, señores delegados, que sobre el actual Encargado del Ejecutivo pesa una enorme responsabilidad; al formar su Gabinete desea conocer la opinión de todos y cada uno de los jefes, principalmente de aquellos que en gloriosísimas campañas han logrado controlar casi toda la región del Norte.

Hasta hace pocos momentos se ha podido conseguir comunicación con San Luis Potosí; cierto es que se recibió un aviso ayer y otro antier, de que podría haber comunicaciones con regiones más adelante de San Luis Potosí; pero, sin embargo, debo advertirles a ustedes sinceramente, que hasta esta fecha probablemente la comunicación no es tan perfecta como era de desearse, porque aún no se recibe contestación del general Villa, de unos telegramas que se le han puesto; el Ejecutivo, pues, ha tenido estas dificultades para ponerse en contacto con el mencionado general, así como con el general Maytorena, y por lo mismo, no podría saber qué personas son las que ellos desean que vengan a integrar el Gabinete.

El general Villa no ha nombrado Ministros y no ha podido nombrarlos, porque no tenía facultades para hacerlo; ha nombrado Jeies de Departamento para atender a los diferentes negocios que se estaban presentando diariamente, y por lo tanto, no puede saber el actual Encargado del Ejecutivo, si el general Villa y el general Maytorena, desean que integren el Gabinete las personas que él nombró como Jefes de Departamento; éste es uno de los escrúpulos por los cuales él se resiste o por mejor decir, por los cuales pide que se otorgue una prórroga que le permita ponerse en contacto con el general Villa y con el general Maytorena, a fin de conocer su opinión en esta materia.

Pero hay también otra razón, señores delegados, la Ley Parlamentaria impone a los Ministros, responsabilidades no sólo por la política general, sino también por la politica particular, efectuada en el seno de los Ministerios.

En acuerdo particular que hemos tenido y que entiendo yo que son tan sagrados como el pacto de honor celebrado en Cuernavaca, acordóse que figurasen en la lista de ese Gabinete, las tres personas que, como Jefes del Departamento, había nombrado el señor general Villa.

Hay además otro artículo en la Ley del Parlamentarismo, que establece que todos aquellos acuerdos llevados por los Ministros al Presidente, y que no fuesen aceptados por éste, se someterán a un Consejo de Ministros.

Los miembros que van a figurar en la actual lista que tiene el Ejecutivo en su poder, y que nos presentará en este momento si esta Asamblea así lo desea, no pueden integrar el Gabinete, porque se hallan ausentes de este lugar: ¿cómo va a funcionar esa ley parlamentaria?

Esto, repito, ha sido uno de los escrúpulos que han inducido al Ejecutivo para pedir esa prórroga.

Parece que se ha llegado a un acuerdo, que en lugar del término de veinticinco días que se había solicitado, término que, sin embargo, no implicaba plazo fijo, sino un término dentro del cual podía hacerse esa determinación de personas, quedara reducido a cinco o seis días.

Ya el señor Lic. Soto y Gama ha demostrado su conformidad a este repecto; por lo mismo, yo creo que la Asamblea no tendrá inconveniente en reprobar el dictamen que se nos presenta, a efecto de que se modifique, en el sentido de conceder al Ejecutivo un plazo más o menos corto, para hacer el nombramiento de su Gabinete.

Repito, señores, que uno de los iniciadores del parlamentarismo, fue el general González Garza, y es indudable que nadie más que él, está interesado en que, cuanto antes, empiece a funcionar; pero en los actuales momentos, y habiendo tropezado con esas dificultades, se hace indispensable esa prórroga, para que el Gabinete que se nombre tenga ya carácter definitivo y para que no nos veamos obligados mañana o pasado, que conozcamos la opinión del general Villa y del señor Maytorena, a pedir que se rectifiquen esos nombramientos; de la manera que yo indico, procederemos con más firmeza y solidez en nuestros actos.

Pido, por lo tanto, que se sirvan reprobar este dictamen, y me dirijo a la Comisión para ver si no tiene inconveniente en reformarlo en el sentido que he indicado.

El C. Quevedo
Hace un momento, cuando hablé para fundar el dictamen, manifesté que si los delegados del Sur nos relevaban del compromiso pactado, con mucho gusto aceptaríamos el plazo para la preparación de la lista de Ministros; así es que, por mi parte, y creo que por la de mis compañeros también, estamos dispuestos a reformar el dictamen, si concede permiso la Asamblea, para verificarlo así.

El C. Santos Coy
Para una aclaración.

Tengo el gusto de manifestar a la Asamblea, que la mayoría de los delegados del Norte, estaría también dispuesta a conceder la prórroga.

El C. Nieto
Para una interpelación.

Le suplico al señor Borrego, que nos acaba de hablar a nombre del Ejecutivo, nos haga favor de decirnos si el Ejecutivo cree, igualmente, que este plazo de cinco días es suficiente para el nombramiento de esos Ministros.

El C. Borrego
Para una interpelación.

Yo he indicado claramente que el Ejecutivo desea que se le conceda una prórroga para el nombramiento de sus Ministros, puesto que ésta es la única manera de poder consultar la opinión de los principales jefes del Norte. No sé si esos cinco días le bastarán para el objeto; pero sí creo que si esos cinco días no son bastantes, se podrá, en un momento oportuno, pedir una nueva ampliación.

El C. Nieto
¿Me permite el señor presidente continuar?

Precisamente porque no quiero que nos volvamos a encontrar en el mismo caso en que nos encontramos otra vez, yo desearía que la situación se definiera de una vez; o negamos absolutamente la licencia, o la concedemos, para que el Ejecutivo tenga tiempo de consultar la opinión de los jefes del Norte y no tengamos ya necesidad de venir aquí a violar más pactos de honor.

De manera que yo le suplico al señor Lic. Borrego que hable con el Ejecutivo para que nos traiga su opinión en ese sentido, con el objeto de no tener yo el escrúpulo de impugnar ese dictamen sin necesidad.

El C. Borrego
Si el señor presidente me permite que pase a conferenciar con el señor Presidente ...

El C. Zepeda
Antes quiero hacer una aclaración.

No se separe usted, señor Borrego; desearía también, que preguntara usted al Ejecutivo, nos hiciera favor de informarnos si suponiendo que fueran diez, quince o veinte días, hay algunos personajes del Norte, o alguno, que va a ocupar la cartera y quiere aceptarla por diez, siete u ocho días, porque eso también hay que tomarlo en consideración, puesto que el Presidente, por el mismo pacto que se hizo, tiene que renunciar el día 20 de abril, según parece, que es el término, y tenemos que ver si el día 10 se eligen los Ministros para el día 20, si ellos quieren aceptar esa plaza durante diez días; de manera que necesito nos informe usted sobre el particular.

El C. Borrego
¿Me permite usted la palabra, señor presidente?

Juzgo enteramente innecesario ir a consultar al señor Encargado del Poder Ejecutivo acerca del punto que me indica mi querido compañero el señor Zepeda; yo entiendo que la separación del señor general González Garza del cargo de Presidente de la Convención, no implica forzosa y necesariamente la renuncia del Gabinete que se nombre; entiendo que por delicadeza renunciarán, pero una cosa es tener la obligación, y otra cosa es tener la conveniencia o la delicadeza de hacer esa renuncia.

El C. Soto y Gama
Para un hecho, y a mi vez suplico al señor Borrego no se retire. (Risas)

Se está complicando innecesariamente la cuestión y el Ejecutivo puede tener su opinión personal sobre el asunto y su opinión personal quizá no satisfaga a los miembros de la Asamblea, lo primero es lo primero; lo primero es que nos pongamos de acuerdo en la modificación del pacto de honor; si al Ejecutivo no le basta ese plazo, tendrá que presentar el Gabinete; pero siento decir que la proposición del señor Nieto vino a embrollar enteramente la cuestión.

He hablado con algunos de mis compañeros del Sur y ellos están dispuestos a conceder cinco días de prórroga, no más. las explicaciones del Ejecutivo seguramente no nos harán cambiar de opinión, es lo más probable; de manera que es enredar la cuestión, y, en lugar de llegar a un acuerdo, se llegará a un conflicto, que es lo que se trata de evitar.

El C. Nieto
Para una aclaración que quiero hacerle al señor Soto y Gama; yo no he propuesto nada; no he dicho que se concedan cinco ni diez días, ni que no se concedan; lo que he dicho es que quiero conocer la opinión oficial del Encargado del Ejecutivo para fundar mis opiniones en pro o en contra de la tesis.

Es todo lo que quiero aclarar al señor licenciado Soto y Gama.

El c. Piña
Pido la palabra para una aclaración ... (dirigiéndose al ciudadano Borrego, que parecía iba a marcharse) y necesito de la presencia del señor Borrego.

El C. Borrego
No necesita usted de mi presencia.

El C. Piña
Sí necesito de la presencia del señor licenciado Borrego.

Mi aclaración consiste en lo siguiente: caso de que la Asamblea tome algún acuerdo encaminado a resolver, aunque sea aparentemente, el conflicto que se nos presenta, de las consecuencias de este acuerdo no será, en modo alguno, responsable, ni moral ni indirectamente el Encargado del Poder Ejecutivo; lo será indiscutiblemente esta Asamblea. Por lo tanto, poco o nada debe preocupamos a nosotros los miembros de la Asamblea que el Ejecutivo guste o no alguna determinación que acerca del particular tomemos y, por lo tanto, debemos preocuparnos porque la Asamblea quede bien parada, procediendo con juicio y con lógica.

Respecto de los problemas que a diario se nos vienen presentando, yo quiero interpelar a mis queridos colegas en este sentido: en el supuesto caso de que después de cinco días el Ejecutivo se encuentre en iguales condiciones o peores, que en las que se encuentra actualmente, para el efecto de integrar su Gabinete, ¿qué hace la Asamblea cuando el Ejecutivo nos viene a declarar enfáticamente que se siente imposibilitado por razón de las circunstancias para formar ese Gabinete?

La Asamblea probablemente se volverá a preocupar por lo que hoy se está preocupando, por encontrar un medio de salvar el mal paso, y daremos otra prórroga quizá de cinco días, y esto es indudable, puesto que muchas veces hemos prorrogado este término respecto de los efectos de esta ley; y en ese caso, quien se pone en ridículo es la Asamblea, puesto que no toma para nada en consideración las actuales circunstancias por que atravesamos.

¿Quién nos va a garantizar que mañana, que dentro de unos cuantos momentos, debemos tener en lo absoluto comunicación con el Norte?

Continuamos necesariamente en idénticas condiciones de como estuvimos mes y medio en Cuenavaca: hundidos en un pozo.

Yo suplico a la Asamblea tome en consideración esta circunstancia y el señor licenciado Borrego, que se encamina a conferenciar con el señor Presidente, que también le haga notar que nosotros no queremos ponernos en ridículo.

El señor Encargado del Poder Ejecutivo, absolutamente en nada se perjudica, si consiente en que se le dé un término de cinco días para nombrar su Gabinete; son cosas que manda la Asamblea, y él no hace más que obedecer y hace muy bien, y, por lo tanto, él queda bien parado, él está correcto y nosotros incorrectos y poniéndonos a cada paso en ridículo: es necesario, señores, reaccionar y no exponernos a tirarnos más planchas. (Aplausos)

El C. Nieto
Para una aclaración.

El C. Treviño
Para una moción de orden.

Habiendo oído que varios ciudadanos dicen que el Ejecutivo informe a su representante, y estando aquí el ciudadano Encargado del Poder Ejecutivo, me parece más lógico que él personalmente venga a informar a la Asamblea sobre los asuntos, y siendo facultad de la misma llamar al Ejecutivo para que informe, propongo al H. Cuerpo que acuerde que el Ejecutivo en persona informe al mismo lo que crea pertinente para llegar a un resultado feliz y rápido.

El C. Soto y Gama
Pedía la palabra para contestar una interpelación; pero como se interpone la moción de orden del delegado Treviño, que no es de orden, sino de desorden, voy a comenzar por combatir esa moción.

Una vez adoptado el Régimen Parlamentario, el Ejecutivo, el Presidente de la República, no debe ni puede presentarse en persona a informar, y aun dentro del Régimen Presidencial o (al que nosotros hemos calcado), Régimen de los Estados Unidos, jamás se presenta el Presidente a informar, sino en una sola ocasión; al empezar un nuevo período de sesiones, para dar cuenta de lo que ha pasado durante el receso; de manera que esa práctica de que el Presidente se presente tiene todos los inconvenientes; desde luego coarta la libertad de discusión de todos los delegados, porque es natural que a todos les imponga la presencia del Encargado del Poder Ejecutivo, no pasando lo mismo cuando se habla con su representante.

De manera que me opongo y me opondré siempre a que se establezca esa práctica, que no se ha usado en ningún sistema.

Todos recordamos la discusión muy acalorada que tuvo lugar en el último Congreso Porfirista-Maderista, acerca de cómo deben ser las relaciones entre el Ejecutivo y el Congreso, y se acordó que debían ser por escrito, nunca verbales; fue resultado de discusiones muy largas, es la práctica de todas partes.

Por otra parte, de lo que se trata es de evitar conflictos con el Ejecutivo. ¿Cómo vamos a ponernos a dime y te diré con él, si el objeto es evitar conflictos? ¿Cómo se quiere que venga el Ejecutivo a ponerse en el caso, porque es hombre y tiene sangre en el cuerpo, de disgustarse aquí por algunas aclaraciones que se le hagan, por algunas alusiones que se le hagan y provocar el conflicto que hemos temido y que deseamos evitar los que no queremos el conflicto? Fíjense bien en el punto.

Ahora, contestando la interpelación del señor delegado Piña, le diré que por una concesión especial, que se puede llamar concesión de cortesía, concedemos nosotros esa prórroga al Ejecutivo, para evitar el conflicto; pero sin que creamos que no se puede hacer ahora la designación del Gabinete.

La designación del gabinete se podría hacer ahora y se podrá hacer dentro de cinco días; si dentro de cinco días no se han podido reanudar las comunicaciones con Chihuahua, con Monterrey o donde esté el general Villa (caso muy remoto, porque las comunícaciones ya están perfectamente reanudadas con San Luis Potosí), se podrá, sin embargo, hacer la designación.

La razón es clara y convincente. Ya el general Villa, Jefe Supremo de las operaciones en el Norte, expresó su opinión de modo definitivo; ya dijo: es Jefe del Departamento de Comunicaciones, Fulano, de Hacienda, Mengano, de Relaciones, Zutano; desde luego no le queda más al Ejecutivo y a la Convención, para satisfacer la opinión del general Villa, que rectificar esas designaciones.

¿Dónde está la necesidad de consultar una cosa que está definida? Se consulta lo que se ignora; pero si ya conocemos la opinión del general Villa, que es la que se debe conocer, pues, señores, sale sobrando la consulta. En cuanto a los otros dos funcionarios ... pues hombre, creo quo no hay, absolutamente, inconveniente en que el Ejecutivo, en su carácter de Ejecutivo, y la Convención, en su carácter de Soberana, cubran esas dos plazas, esos dos puestos; de manera que esa no es una plancha.

¿Por qué no se puede formar en estos momentos el Gabinete, cuando hay todos los elementos necesarios para hacerla? Tenemos la opinión de los jefes surianos, tenemos la opinión del general Zapata, que ha dicho que se atiene, enteramente, a lo que resuelva la Convención, y tenemos la opinión del general Villa respecto de tres Ministros del Norte.

¿Dónde están las dificultades con que nos asusta el señor delegado Piña?

Creo que debemos respetar la soberanía de la Convención y no volver al sistema eterno del Porfirismo, de estar consultando al Ejecutivo su opinión. ¿Acaso nosotros no tenemos cerebro, no sabemos qué dificultades hay para comunicar San Luis Potosí con Chihuahua, Monterrey, el Polo Norte o donde estuviere el general Villa? ¿Qué de más nos puede decir el Ejecutivo, que no sepamos?

La interrupción es un caso eventual, y si esa interrupción se ha tenido, el Ejecutivo continuamente tendrá que proponer el grupo de Ministros cuyos nombramientos tiene en cartera y que ya sabemos quiénes son; no nos estemos haciendo tontos; es una concesión exclusivamente de cortesía.

Yo, por mi parte, sé decir al señor Piña y a los demás compañeros del Norte, -y en esto interpreto la opinión de los compañeros del Sur-, que no estamos dispuestos a conceder más que cinco días; ésta es la única forma en que modificamos el pacto de honor.

El C. Marines Valero
Pido la palabra, para una aclaración.

El C. Nieto
Para una aclaración, he pedido tres veces la palabra.

El C. presidente
Les voy a advertir que ya están abusando, lo mismo que anoche.

Voy a suprimir el uso de la palabra, si se ponen a argumentar.

Tiene la palabra el ciudadano Nieto, para una aclaración.

El C. Nieto
La aclaración es la siguiente: que yo no me propongo consultar la opinión del Ejecutivo para obedecer lo que él se proponga hacer; me propongo consultar la opinión del Ejecutivo, porque me parece muy razonable saber si le basta o no ese tiempo, para no tirarnos, como se dice, la plancha de conceder un plazo de cinco días, y luego estar en las mismas condiciones en que estamos ahora; quiero saber si dentro de cinco días estarán allanadas para él todas las dificultades con que ahora tropieza para nombrar el Gabinete, y si ello es posible dentro de ese plazo, yo estaré en pro de la idea de que se concedan los cinco días; pero no estando allanadas esas dificultades, estaré en contra.

Por eso quiero conocer la opinión del Ejecutivo.

El C. Santos Coy
Tuve la oportunidad de conocer la opinión del Encargado del Poder Ejecutivo respecto del plazo que solicita para hacer el nombramiento de Ministros; él desearía el que indicó, de veinticinco días; pero como yo veo la conveniencia que hay, de que el Encargado del Ejecutivo se comunique con los jefes del Norte, y como se creía posible que en cinco días pudiera hacerlo, había estado yo porque no se concediera ninguna prórroga, sino que se le concedieran cinco días; pero en vista de lo serio que es el nombramiento de los Ministros y en vista de la conveniencia que hay de que los jefes del Norte den su opinión sobre ese asunto, yo propongo a los compañeros que acepten esa pequeña prórroga, aparte de que no hay ningún conflicto, sino que dentro de cinco días ...

El C. presidente
Señor Santos Coy: para contestar ya es mucho, si no, no nos vamos a entender; suplico a usted sea concreto para contestar; porque hay una lista de oradores inscritos que están reclamando el uso de la palabra.

El C. Santos Coy
Voy a terminar ya.

Aparte de que no habrá ningún conflicto si dentro de cinco días no llegáramos a tener contestación del general Villa, entonces sucederá lo que sucedería hoy si no se concediera ese plazo, o sea que el Encargado del Ejecutivo presentará la lista de los Ministros.

El presidente
Tiene la palabra el ciudadano Fierro.

El C. Fierro
Renuncio al uso de la palabra.

El C. Quevedo
Para una interpelación, pido la palabra.

El C. presidente
Tiene usted la palabra.

El C. Quevedo
Usted, señor delegado Soto y Gama, como uno de los firmantes del pacto, ¿nos releva a los del Norte del compromiso de honor contraído en Cuernavaca?

El C. Soto y Gama
Pido la palabra para contestar.

Yo, por mi parte, sí, siempre que la prórroga sea de cinco días; pero yo no soy el Sur, ¿verdad?

El C. Quevedo
Como usted lleva la voz cantante del Sur ... (Risas y aplausos) ... y como hace dos o tres días nos habló de su grupo, por eso le pregunto, y la pregunta es concreta: ¿Nos releva usted del compromiso de honor? Sírvase usted ratificar lo expuesto.

El C. Soto y Gama
No puede ser más correcta mi respuesta. El pacto de honor se modifica en el sentido de que se prorroga por cinco días el plazo para concretar la respuesta. Ahora, en cuanto a quo yo llevo la voz cantante, no es exacto. Muchos llevan la voz cantante, todos los que hablan primero, y no hablé yo de mi grupo, hablé yo de un grupo y yo y un grupo puede ser de cuatro o cinco; no dije yo mi grupo.

El C. Quevedo
Habiéndonos relevado del compromiso, como uno de los firmantes del dictamen pido permiso para retirarlo y modificarlo.

El C. Piña
Pido la palabra para una moción de orden.

No estoy conforme con que por virtud de que un grupo releva o expresa relevar a los señores miembros de la Comisión dictaminadora de un llamado y cacareado pacto de honor, se retire ese dictamen.

Conforme al Reglamento ese dictamen debe discutirse y debe votarse y si la Asamblea resuelve en el sentido de que se apruebe, se da por terminada la cuestión, y si la Asamblea dispone que se retire ese dictamen, para presentarlo modificado en determinado sentido, estaría correcto; pero de ninguna manera seria correcto que una Asamblea, que se dice estimarse en algo y que a cada paso nos trae a cuenta su soberanía, esté sujeta ...




NOTA

Hasta aquí el texto de la versión taquigráfica de la Sesión del 23 de marzo de 1915, publicado en el periódico La Convención, en su edición del 17 de junio de 1915. La parte final se completa con parte de la crónica relativa a dicha sesión publicada por el mismo periódico en su edición del 24 de marzo de 1915, por no haberse encontrado el ejemplar correspondiente a la edición del 18 de junio de 1915 donde se continuó la publicación.


Puesto a discusión el dictamen, la Delegación del Sur propuso conceder cinco dias de prórroga, tiempo insuficiente para destruir los impedimentos señalados por el general González Garza.

Sujetado a votación el dictamen, fue aprobado por 49 votos afirmativos, contra 31 negativos.

En virtud del sentido de la votación, el Encargado del Poder Ejecutivo pasó a dar lectura de la lista de candidatos, y a exponer los motivos que había tenido para su designación.

El señor González Garza dijo, con este motivo:

Señores delegados:

Habéis discutido ampliamente la cuestión que sometí a vuestra consideración y compláceme que vuestra decisión, haya sido la que acabáis de acordar. Tened seguro que diez minutos antes de las doce hubiera presentado la lista que traigo aquí de los ministros responsables que deben formar el Gabinete.

En seguida da lectura a la siguiente lista:

Ministro de Relaciones Exteriores: licenciado Manuel Díaz Lombardo;
Gobernación: licenciado Francisco Lagos Cházaro;
Justicia: licenciado Manuel Mendoza López;
Fomento: general Otilio E. Montaño;
Comunicaciones: doctor Luis Garza Cárdenas;
Agricultura: general Manuel Palafox;
Guerra: general Francisco V. Pacheco;
Instrucción Pública: ingeniero Valentín Gama;
Hacienda y Crédito Público: licenciado Francisco Escudero.

Cumple a mi deber, continuó diciendo el Encargado del Poder Ejecutivo, explicar a la Soberana Asamblea los motivos que he tenido para hacer las anteriores designaciones.

El licenciado Díaz Lombardo es un hombre de todas mis confianzas, su filiación política de todos es conocida, su figura diplomática es apreciada y reconocida en todo el extranjero. El general Villa le ha nombrado jefe de uno de los departamentos y su designación será por todos bien recibida en la Cartera de Relaciones.

El licenciado Lagos Cházaro es un revolucionario de verdad, sus dotes intelectuales garantizan el buen desempeño de su cometido en la Cartera de Gobernación, su discreción y sensatez, así como su buena fe, harán de él un magnífico colaborador.

Al licenciado Manuel Mendoza López, no lo conozco, pues me fue recomendado por el leader del Sur, señor Soto y Gama, representante del general Zapata, y espero que su recomendado sabrá desempeñar en conciencia su alto encargo.

Al señor Valentín Gama, lo tengo en un alto concepto como intelectual y creo que sabrá cumplir su misión en Instrucción Pública. No sé si acepta o no, pues no cuento con su anuencia.

Hace ocho días que comisioné al licenciado Borrego y al señor Frías, que no veo en la sala, para que invitaran a colaborar conmigo al señor Gama. No cuento con su aquiescencia y sería para mí gran dolor que al discutirse su personalidad se le hiriera.

En Fomento, he designado al general Montaño, porque considero que él puede llenar la comisión señalada, pues es de buena voluntad y un gran corazón, y, además, cuenta con todo el apoyo del Sur.

El doctor Luis Garza Cárdenas es la persona encargada en el Norte del Departamento de Comunicaciones.

De don Francisco Escudero no necesito hablar.

Al señor general Francisco V. Pacheco lo designé Ministro de Guerra, por ser el acuerdo del señor general Zapata. A mi juicio, este Ministerio debía quedar acéfalo y a cargo de un Subsecretario. Sé que el señor general Pacheco es un hombre honrado y amante de la disciplina.

El general Manuel Palafox es ampliamente conocido de vosotros.

He cumplido con mi deber y hago votos porque la Asamblea tenga tino en sus decisiones.

Abandonó el salón el Encargado del Poder Ejecutivo en medio de aplausos.

La Secretaría dio lectura a la orden del día, y a las once y cuarenta minutos de la noche se levantó la sesión pública, para continuar la privada, la cual fue brevísima.

Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesPrimera parte de la sesión del 23 de marzo de 1915 Primera parte de la sesión del 24 de marzo de 1915Biblioteca Virtual Antorcha