Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesSesión del 4 de enero de 1915 Sesión del 8 de enero de 1915Biblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN DEL 7 DE ENERO DE 1915 CELEBRADA EN LA CIUDAD DE MÉXICO
Crónica del periódico La Convención, publicada en su edición del día 8 de enero de 1915


Ayer, a las cinco de la tarde, se reunieron en la Cámara de Diputados los delegados a la Convención.

El Secretario Alessio Robles manifestó que, en vista de los absurdos rumores que comienzan a circular en público y a que no han podido concurrir a las sesiones el primero y segundo Vicepresidentes de la Convención, el uno por recargo de labores en el alto puesto que desempeña, y el segundo por motivos de salud, era conveniente que se nombrara nueva Mesa Directiva, con carácter de provisional, la que funcionaría únicamente en la Junta previa que tiene por encargo estudiar y resolver lo conveniente a las credenciales, a fin de que, terminada esa revisión, pueda la Asamblea entrar de lleno al desempeño de las altas funciones que tiene encomendadas.

Para apoyar la proposición anterior habló el ciudadano Soto y Gama, exponiendo cuán necesario es devolver la tranquilidad al país entero, que tiene pendientes sus miradas en esta Convención, porque ella es reflejo fiel de los principios revolucionarios. Hizo notar que la suspensión de las sesiones por más tiempo, daría lugar a rumores alarmantes, propalados por los enemigos de la Revolución, que inventan fricciones que nunca han existido en el seno de una Asamblea que, como ésta, sintetiza la pureza revolucionaria.

Expresó los motivos en que se fundaba para considerar perfectamente legal el nombramiento de esa Mesa Directiva provisional, y concluyó felicitando a los presentes porque, a pesar de las dilaciones sufridas, han seguido concurriendo a las citas con toda puntualidad.

El ciudadano Chargoy propuso que una comisión de delegados se acercara al Ministro de la Guerra, general Robles, con el objeto de que, aun cuando fuese por unos minutos, y después presentara su renuncia, viniera a presidir la sesión, a fin de que se pudiera dejar instalada una nueva Mesa Directiva. Para informar sobre el particular, el ciudadano general González Garza dijo:

Me he esforzado porque el Vicepresidente de la Convención venga a ocupar la Presidencia de la Asamblea, aunque sea por un solo momento, para el sólo efecto de nombrar una Mesa Directiva. En estas cuestiones soy demasiado escrupuloso, porque pienso que el enemigo se aprovecha. y vale de cualquier nimiedad para atacarnos. Tengo el convencimiento de que perfectamente podemos nombrar la Mesa Directiva de la Junta previa, para el solo efecto de que no se suspendan las sesiones; se calme la angustia que existe en muchos espíritus con motivo de las noticias exageradas y alarmantes que circulan, y creo que podemos tener por legal lo que aquí se haga recordando que en Aguascalientes quedó claramente establecido que los actos de la Convención tendrían fuerza y valor cuando fueran aprobados por los miembros de ella, cuyo quórum sería el de la mitad más uno de los que permanezcan fieles.

Después hizo notar que las personalidades de los miembros de la División del Norte fueron completamente discutidas en Aguascalientes, y que hallándose la mayoría de dichos Jefes en campaña, faltaba tan sólo que se discutiera la personalidad de sus representantes, para que éstos, así como algunos otros que se hallan en igualdad de circunstancias, puedan tomar el participio que les corresponde en las deliberaciones que se efectúen.

Terminó pidiendo que se procediera inmediatamente a la elección de la nueva Mesa, y habiendo resuelto la Convención de conformidad, después de un ligero debate sobre la forma en que debía hacerse la votación, se recogió ésta, y como resultado del escrutinio respectivo resultaron electos los siguientes ciudadanos delegados:

Para presidente, ciudadano general Leobardo Galván.

Para vicepresidentes, ciudadano mayor Alejandro R. Aceves y ciudadano general Matías Pasuengo.

Secretarios, ciudadanos doctor Angel Castellanos y coronel Manuel Zevada.

Los delegados electos tomaron posesión de sus puestos, y en seguida la Secretaría dio lectura a una comunicación del ciudadano general José Isabel Robles, en la que expresa que, no siéndole posible asistir a las sesiones por excesivo recargo de labores, nombra al ciudadano general Santiago S. Guido su representante.

La Secretaría dio lectura al dictamen de la Comisión de Poderes, que concluye proponiendo se acepten varias credenciales.

Aprobado dicho dictamen en lo general, se pusieron a discusión en lo particular, cada uno de los acuerdos relativos y después de haber dado los presuntos delegados el informe que sobre la personalidad de sus mandantes y de sí propios se resolvió en sesión anterior que se rindiera, sucesivamente y sin debate se aprobaron las credenciales siguientes:

La expedida por el general Eufemio Zapata en favor del ciudadano coronel Genaro Amezcua.

La expedida por el general Maximino B. Iriarte en favor del coronel Vidal Bolaños.

La expedida por el general Jesús Trujillo en favor del teniente coronel Fabián Elizondo.

La del general Calixto Contreras en favor del ciudadano coronel Máximo Mejía.

La dada por el general Martiniano Servín en favor del teniente coronel Guillermo Servín.

La expedida por el general Magdaleno Cedillo en favor del mayor José H. Castro.

La del general Manuel Medina Veytia en favor del mayor Juan Antonio Acosta.

La del general Trinidad Cervantes en favor del ciudadano coronel Leovigildo Bolaños.

La expedida por el general Emiliano G. Saravia en favor del mayor licenciado Genaro Palacios Moreno.

La del general Víctor Elizondo en favor del coronel J. R. Caloca.

La del ciudadano general Sóstenes Garza en favor del teniente coronel José G. Ramírez.

La del general M. T. Ortega en favor del teniente coronel Fernando Castro.

La extendida por el general Carlos Almeida en favor del mayor Antonio Arellano.

La del general Miguel Salas en favor del coronel Cipriano Juárez.

La del general Eduardo Carrera G. en favor del subteniente Julio Espinosa.

Por no encontrarse en el salón los representantes de los generales Alfonso Santibáñez, Salvador González, Manuel Castilla Brito y Juan Carrasco, que respectivamente delegaron su representación en favor de los ciudadanos Luis J. Mora, Alfonso M. Jaimes, Alvaro Torres y Luis S. Hernández, la Asamblea unánimemente resolvió se aplazara Ia discusión correspondiente para cuando estén presentes los mencionados representantes.

Por unanimidad, también, se desechó la credencial que el ciudadano general Rafael Buelna expidió a favor del coronel Javier Urrea, por haberse puesto en claro al discutirse la personalidad del último, que había prestado sus servicios al Gobierno del dictador Huerta, en calidad de instructor militar de los empleados de la Secretaría de Comunicaciones.

Como la reprobación de la credencial anterior no invalida al general Buelna para mandar nuevo representante que substituya al que fue rechazado, resolvi6 la Convención hacerlo saber así, por la vía telegráfica, al expresado general.

Al ser puesta a discusión la credencial otorgada por el general Dionisio Triana, en favor del teniente coronel Leopoldo L. Gallardo, el ciudadano González Garza pidió la palabra en contra.

Va a causar extrañeza, dijo, que tome la palabra en contra de esa credencial. Mi criterio revolucionario, mi manera de ser moral y el deseo grandísimo que todos tenemos de que esta Asamblea esté formada por gente pura y sin mácula, me obliga a oponerme enérgicamente a que el señor Gallardo tome parte en nuestras deliberaciones y ocupe un sitial en esta Asamblea.

Después, el ciudadano general González Garza hizo una sucinta relación de los eminentes servicios que a la causa revolucionaria prestó el general Dionisio Triana, mandante de Gallardo, y manifestó que le extrañaba que un militar de tan relevantes prendas como aquél, hubiera designado como representante suyo al teniente coronel Gallardo, cuya conducta en Sonora -según podrían atestiguar los delegados del señor Maytorena que vienen ya en camino- y cuyos antecedentes personales, no lo abonan suficientemente para poder ocupar un puesto en el que se necesitan hombres que, en un momento dado, sepan cumplir debidamente con la misión que tienen encomendada.

Yo quiero, señores -añadió para concluir-, ser el primero en poner la muestra de que todos los que vengamos con una representación, sepamos estar siempre a la altura de las circunstancias. Días muy amargos se nos esperan, y entonces necesitamos hombres de temple, de valor civil, de criterio sano y de puras intenciones, y por eso pido que se deseche de plano la personalidad del señor Gallardo, porque no hace honor a quienes nos reunimos en esta Convención para dilucidar las graves cuestiones que afectan al país.

Como el aludido teniente coronel Gallardo, al tratar de hablar en su defensa, pidiera al general González Garza precisara los cargos que tuviera contra él, dicho general contestó diciendo que esperaba la llegada de los delegados del Estado de Sonora, quienes, conocedores de la conducta observada en aquella Entidad por el ciudadano Gallardo, podrían informar ampliamente a la Asamblea sobre el particular.

Para poner fin a la discusión, el coronel Bermúdez de Castro manifestó que él traía una credencial que a su favor expidió el general Dionisio Triana, documento que, por tener fecha posterior al otorgado en favor de Gallardo, naturalmente nulificaba la designación de este último.

Con acuerdo de la Asamblea, la Mesa, ratificando lo expuesto por el coronel Bermúdez, hizo la aclaración respectiva, y por unanimidad, previo el informe que acerca de su personalidad rindió el coronel Bermúdez, se aprobó la credencial extendida a su nombre.

Después de haberse resuelto por los presentes que las sesiones se efectuaran puntualmente todos los días, a las cuatro de la tarde, se concedió la palabra al ciudadano Pérez Taylor para rememorar y protestar ante la Convención, por los asesinatos de Río Blanco, en la época del dictador Porfirio Díaz, y se levantó la sesión.

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