Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesSesión del 1° de enero de 1915 Sesión del 7 de enero de 1915Biblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN DEL 4 DE ENERO DE 1915 CELEBRADA EN LA CIUDAD DE MÉXICO
Crónicas del periódico La Convención, publicadas en sus ediciones de los días 4, 5 y 6 de enero de 1915


Bajo la Presidencia del ciudadano general Pánfilo Natera, se abrió la sesión, minutos antes de las doce.

El Secretario Almanza expresó que, antes que nada, era indispensable el nombramiento de un prosecretario, pues el ciudadano Alessio Robles está imposibilitado para asistir a las sesiones, en virtud de que su padre se encuentra gravemente enfermo.

El delegado Cervantes propuso que se nombrara al ciudadano Zevada. La proposición fue aprobada sin discusión y el nuevo Prosecretario pasó desde luego a la tribuna, para dar lectura al acta de la sesión anterior, que sin discusión fue aprobada.

En seguida, el ciudadano Zevada dio cuenta de un dictamen de la Comisión de Poderes, que termina proponiendo la aprobación de las credenciales expedidas a favor de los ciudadanos Antonio Díaz Soto y Gama, Juan Hosés, José María Velasco, Manrico Chirinos, Gustavo Gaona, Santiago Orozco, Aurelio Briones, Rafael Balseca, Leopoldo Reynoso, S. Rey, Benjamín Villa, Félix Rodríguez, Gumersindo Sánchez, Jesús López Guillemín, Josué Vega, J. L. Valle, Enrique Zepeda, Enrique R. Otero, José Rodríguez, Reynaldo Lecona, Alberto L. Paniagua y Prudencio González, como representantes de los jefes que se hallan ausentes de la capital; y Modesto Lozano y Samuel Fernández, en su propia representación.

Antes de ser puesto a discusión el dictamen aludido, hicieron uso de la palabra varios delegados, para aclarar si algún coronel había enviado delegado, pues así pareció oírlo uno de los ciudadanos delegados.

El delegado Montaño y la Secretaría, después de rectificar la lista de delegados, manifestaron que en ella no figuran sino nombres de generales.

El ciudadano González Garza expresó que no estaba a discusión en lo particular el dictamen, sino en lo general, y que si la Convención lo aprobaba en lo general, al discutirse cada credencial en lo particular, tendrían los delegados ocasión de hacer todas las objeciones que estimaran convenientes.

Se aprobó el dictamen en lo general y se pasó a discutir la credencial expedida por el general Emiliano Zapata, en favor del licenciado Antonio Díaz Soto y Gama.

Varios delegados piden la palabra para discutir la personalidad militar del ciudadano Díaz Soto y Gama, quien pide a la Secretaría dé lectura a los documentos que le acreditan con tal carácter.

El delegado Pérez Taylor hace notar que se presenta ante la Convención el trascendental problema de si en ella tiene cabida el elemento civil, y que por tanto, ése era el ¡punto principal sobre que debía versar la discusión.

Con tal motivo, varios delegados hacen uso de la palabra, animados por un espíritu de concordia y libertad, y el delegado Miranda hace constar que existe una proposición suya, para que sean admitidos en el seno de la Convención Soberana, aquellos elementos civiles que, depurada su conducta, pasada su personalidad por el tamiz del criterio revolucionario, sean dignos de cooperar a la obra de la Revolución.

El delegado Cazález y algunos otros hacen uso de la palabra para apoyar la moción y hacerla más clara y amplia. El ciudadano González Garza pide a la Mesa permiso para hablar en lo general, en pro de la moción, y autorizado para hacerlo, dice que celebra vivamente que la discusión haya llegado a parar en un asunto de tanta trascendencia y que, en su concepto, de ser admitida la presencia del elemento civil, en la Soberana Convención, se habría dado un gran paso que redundaría en grandes beneficios para la nación.

Después de referirse a los antecedentes de este asunto, dijo que la Convención debía admitir a todos los que, en mayor o menor escala han venido coadyuvando a la obra de la Revolución, y que, haciendo a un lado pequeñeces, unidos todos en un deseo de concordia y de amor para la patria, se aceptase de plano la proposición que estaba a debate.

El ciudadano Soto y Gama, abundando en las mismas ideas, expresó que la Convención debía ser obra pura y obra sana, abriendo sus puertas al elemento civil, para los que, sin tomar las armas, han luchado en pro de la gran obra revolucionaria; para el proletario y para el obrero que tiene justo y perfectísimo derecho de levantar su voz en pro de los intereses nacionales.

Hizo constar que en Aguascalientes dominó un ambiente de intrigas, creado por las ambiciones de los generales Villarreal, Hay y Obregón, quienes querían brillar como estrellas de primera magnitud; pero que hoy, que sólo se respira una atmósfera de amor y buena voluntad, las intrigas no existen y todos reunidos deben hacer la obra de concordia a que los llama la proposición que se debate.

Sucesivamente, y siempre en pro de la proposición de que los elementos civiles sean admitidos en el seno de la Convención Soberana, hicieron uso de la palabra, con vigorosa argumentación, los ciudadanos Pérez Taylor, Almanza, Serratos, Montaño y otros.

Agotada la discusión y por unanimidad de votos, fue aprobada la siguiente moción:

Se admite a los civiles revolucionarios, siempre que sean representantes de un gobernador, general o comandante militar.

En seguida se procedió a la votación de las credenciales aprobadas por la Comisión de Poderes, y a la hora que cerramos esta edición, han sido retiradas de la discusión las expedidas en favor de los ciudadanos Chirinos y Gaona Salazar; la primera, por haber sido acusado el referido Chirinos por el coronel Fierros, de haber estado inmiscuido en el cuartelazo de febrero; y la segunda, porque existe ya en el seno de la Asamblea un representante debidamente autorizado.

Entre los presuntos delegados a la Convención, figura el ciudadano Molinar y Rey, que viene en representación de un general del Ejército Libertador. Al ponerse a discusión dicha credencial, varios delegados hicieron cargos contra Molinar y Rey, acusándolo de graves delitos del orden común.

En vista de esta acusación, se determinó que Molinar y Rey quede a disposición de los tribunales competentes, mientras se sincera, y que la credencial que traía sea reprobada.

Por la tarde, a las cinco, se reanudó la sesión, presidida por el general Pánfilo Natera.

El ciudadano Montaño habló en pro de las credenciales expedidas por los generales Rodríguez y Guadalupe Bravo. El presidente Natera llamó la atención de la Asamblea, sobre el gran número de generales que aparece expidiendo credenciales y los nombres de los cuales son perfectamente desconocidos.

Recordó que, en Aguascalientes, se resolvió que sólo aquellos generales conocidos por su antigüedad, podrían nombrar representantes, e insistió en que no juzgaba conveniente que jefes desconocidos, enviaran Delegados a la Convención.

En defensa de los generales surianos, cuyos nombres aparecen asentados en la lista de credenciales, hablaron los ciudadanos delegados Fernández y Montaño, haciendo hincapié en que, los que forman el grupo revolucionario del Sur, son dignos de esa jerarquía militar, toda vez que se lanzaron a la Revolución desde el año 1910 y desde entonces han seguido sosteniendo los mismos principios.

El ciudadano delegado Santos Coy, pidió que la Asamblea tomara en cuenta la efectividad de esos nombramientos de generales, y el general Montaño reforzó sus argumentos en favor de la División del Sur, organizada por el instinto de reivindicación y la sed de justicia y de libertad.

Las razones aducidas por el orador fueron robustecidas en vibrante discurso por el ciudadano delegado Soto y Gama, quien manifestó que le dolía ver que, una Asamblea que en la sesión matinal hablaba de concordia y fraternidad, admitiendo en su seno a los elementos civiles, manifestara en la reunión verpertina un espíritu apocado y mezquino, queriendo sujetar a un cartabón lleno de pequeñeces a los representantes del Ejército Libertador, que durante tantos años ha combatido en pro de los oprimidos, cuya enorme proporción constituye la mayoría de los habitantes de la República.

El general González Garza hizo notar que la discusión se estaba extraviando, y suplicó a sus compañeros que no se ofuscaran al grado de que el debate viniera a herir susceptibilidades; que por lo mismo, y a fin de encarrilarlo, debía la Secretaría someter a discusión la credencial del general Bravo, pues le dolía en el alma ver que hombres reunidos con el deseo noble de servir a su patria, vinieran a lastimarse, quizá por una simple personalidad.

Después de un debate alrededor del mismo asunto, en que tomaron parte varios ciudadanos delegados, la Secretaria preguntó a la Asamblea si se aprobaba dicha credencial. La respuesta fue en sentido afirmativo, por unanimidad de votos. Después se acordó que los representantes, al ponerse a discusión sus respectivas credenciales, informaran sobre los antecedentes de sus poderdantes, dando a la Asamblea todas las indicaciones que sobre la personalidad militar de los mismos se creyeran pertinentes.

De conformidad con la discusión anterior, así, sucesivamente, se aprobaron las credenciales expedidas en favor de los ciudadanos Félix Rodríguez, Carlos Cordero, Gumersindo Sánchez, Jesús López Guillemín, Josué S. Vega, José Luis Valle, Enrique M. Zepeda, Eugenio R. Otero, Gozos Rodríguez, Reynaldo Lecona y Alberto L. Paniagua, haciendo éstos el relato de los principales hechos de armas en que sus mandantes tomaron parte, así como dando datos acerca de su propia personalidad.

En seguida se puso a discusión el dictamen que aprueba la credencial que el general Jesús Navarro expidió en favor del ciudadano Prudencio Cassals, y después de haber hecho este último un panegírico de su mandante, surgió un acalorado debate, provocado por la interpelación que al presunto delegado hiciera el ciudadano Federico Cervantes, preguntándole cuál era su nacionalidad.

El señor Cassals contestó que era hijo de Cuba; pero que desde el momento en que existen las ideas socialistas, él consideraba como patria cualquier lugar en que pudiera prestar ayuda a la humanidad que sufre y lucha por la santa causa de la libertad.

El ciudadano Cervantes propone que la Convención declare que en su seno no podrán aceptarse, sino aquellos que tengan nacionalidad mexicana, y esta indicación provoca un acalorado debate.

En defensa del señor Cassals hacen uso de la palabra los ciudadanos Montaño, Soto y Gama, Pérez Taylor, Fierros, Fernández y algunos otros y sosteniendo la proposición del ciudadano Cervantes, los delegados González Garza, Pasuengo, Almanza, Santos Coy y otros; abundando todos ellos en la idea de que sin dejar de desconocer, de apreciar y aquilatar en su justo valor los meritorios servicíos prestados al Ejército Libertador por el señor Cassals, bastaba que careciera de la nacionalidad mexicana para que no pudiera tomar parte, como delegado del general Navarro, en los debates de la Soberana Convención.

Por fin, considerado el asunto suficientemente discutido, se puso a votación, la que, por indicación del ciudadano Genaro Palacios Moreno, se recogió en la forma nominal, resultando aprobada por 40 votos contra 30, que el señor Cassals, por su calidad de extranjero, no puede ser delegado; y, en consecuencia, su poderdante queda en libertad para designar nueva persona que lo represente.

Aprobados en seguida los dictámenes que consultan la aceptación como miembros de la Asamblea de los ciudadanos generales Modesto Lozano y Salvador Fernández, se levantó la sesión, citándose a los ciudadanos delegados para las 10 de la mañana de hoy.


LISTA DE CREDENCIALES DISCUTIDAS APROBADAS

La expedida por el general Emiliano Zapata en favor del ciudadano coronel licenciado Antonio Díaz Soto y Gama.

La expedida por el general Amador Salazar en favor del ciudadano coronel Juan Flores.

La expedida por el general Crispín Galeana en favor del mayor J. Manuel Velasco.

La expedida por el general Modesto Maya en favor del ciudadano coronel doctor Alfredo Cuarón.

La expedida por el general Antonio Barona en favor del ciudadano coronel Santiago Orozco.

La expedida por el ciudadano general Clotilde Sosa en favor del ciudadano coronel Aurelio Briones.

La expedida por el general Vicente Rojas en favor del ciudadano Rafael Balceca.

La expedida por el general Lorenzo Vázquez en favor del coronel Leopoldo Reynoso Díaz.

La expedida por el general Ramón Baena en favor del ciudadano teniente coronel Benjamín Villa.

La expedida por el general Marcelino Rodríguez en favor del mayor Félix Rodriguez.

La expedida por el general Guadalupe L. Bravo en favor del ciudadano teniente coronel Carlos Cordero.

La expedida por el general Aurelio Bonilla en favor del ciudadano coronel Gumersindo L. Sánchez.

La expedida por el general Perfecto Iriarte en favor del ciudadano mayor Jesús López Guillemín.

La expedida por el ciudadano general Vicente Rodríguez en favor del ciudadano teniente coronel Josué S. Vega.

La expedida por el general Francisco Mendoza en favor del ciudadano mayor José Luis Valle.

La expedida por el general Everardo González en favor del subteniente Enrique M. Zepeda.

La expedida por el general Remigio Cortés en favor del ciudadano coronel Eugenio R. Otero.

La expedida por el ciudadano general Francisco A. García en favor del ciudadano teniente coronel Gozos Rodríguez.

La expedida por el ciudadano general Miguel Morales en favor del ciudadano teniente coronel Reinaldo Lecona.

La expedida por el general Domingo Arenas en favor del cuidadano coronel licenciado Alberto L. Paniagua.

La representación propia del ciudadano general Modesto Lozano.

La íd. íd. del ciudadano general Samuel Fernández.


RETIRADAS

La expedida por el ciudadano general Herminio Chavarria en favor del subteniente Mauricio M. Chirinos. (Mientras se hacen aclaraciones respecto a una acusación contra Chirinos).

La expedida por el general ingeniero Angel Barrios en favor del ciudadano mayor Gustavo Gaona Salazar. (Por tener el general Barrios otro representante),


DESECHADAS

La expedida por el general Trinidad Paniagua en favor del ciudadano teniente coronel Martín Molinar y Rey. (Por estar acusado Molinar y Rey de delitos del orden común).

La expedida por el ciudadano general Jesús Navarro en favor del ciudadano coronel Prudencio Cassals. (Por ser extranjero Cassals).

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