Índice de Estado de la revolución después de la prisión de Hidalgo y sus compañeros de Lucas AlamánCAPÍTULO VCAPÍTULO VIIBiblioteca Virtual Antorcha

ESTADO DE LA REVOLUCIÓN DESPUÉS DE LA
PRISIÓN DE HIDALGO Y SUS COMPAÑEROS

Lucas Alamán

CAPÍTULO VI

Progreso de la revolucíon en diversas provincias en 1811, y estado del reino al fin de este año. - Levantamiento de varios jefes en los llanos de Apan, y en el Sur de Oaxaca. - Movimientos en otros puntos. - Rápida y feliz campaña de Morelos. - Triunfa de Musitu en Chautla y lo hace fusilar. - Entra en Izúcar y derrota la division de Soto con muerte de este. - Toma de Taxco. - Ocupa a Cuautla y toda la tierra caliente hasta las puertas de la capital. - Sucesos notables en ésta. - Estado de la opinion pública.


La revolución en el curso del año de 1811, no solo no habia sido apagada en las provincias en que estalló y en las que primero se propagó, a excepcion de las internas y algunas confinantes con ellas; sino que se extendió rápidamente en todas las demas, derramándose como un torrente asolador sobre todo el extenso territorio de la Nueva España. En este capítulo me propongo presentar su estado al fin del año citado, antes que comenzasen las importantes operaciones del ejército del centro a principios del siguiente.

Hemos visto en el capítulo anterior que la salida de aquel ejército de la provincia de Guanajuato, dejó esta empresa a las multiplicadas partidas de insurgentes que capitaneados por Albino García y otros que con aquel se unian, invadieron la capital misma de la provincia y lo fueron haciendo sucesivamente con otras poblaciones de importancia. El comandante de S. Luis Potosí Tobar mandó una partida en auxilio de los pueblos de S. Felipe y Dolores, confinantes con aquella provincia, invadidos por Núñez, Pedro García y el clérigo Pedroso, y aunque llegó tarde, los hizo retirar de aquellas cercanías, fusilando a algunos prisioneros y azotando a otros (1). En Dolores, los insurgentes dieron muerte al subdelegado D. Ramon Montemayor (10 de Septiembre de 1811), y a otros cuatro de los realistas del pueblo; al capitan de estos D. José Mariano Ferrer, le salvó la vida en el acto de conducirlo al suplicio, la mujer de Abasolo que residia en aquel pueblo, dando dos mil pesos y del mismo modo salvó a otros por menores sumas (2). Los indios se unieron a los invasores, y la poblacion fue de nuevo saqueada y tambien la iglesia, cometiéndose toda especie de violencias e insultos sobre los habitantes. Celaya habia sido repetidas ocasiones atacada y defendida, y en fines de Diciembre le intimó por dos veces la rendicion el P. domínico Fr. Laurcano Saavedra, brigadier de los insurgentes, el que a su vez fue atacado en Salvatierra por Guizarnótegui, quien salió de Celaya a sorprenderlo en la noche del 27, y llegando el dia siguiente en la madrugada a Salvatierra lo puso en fuga, le tomó tres cañones de bronce y tres de madera y le mató porcion de gente, entre ellos al picador, que era conocido por este nombre, por haberlo sido de caballos y era entonces capitan (3). No habia en esta provincia extremo ninguno de ella en que no se hiciese con encarnizamiento la guerra mas destructora.

En la inmediata de Michoacan, en la que las fuerzas del gobierno no ocupaban mas que la capital, circundada y continuamente atacada por los insurgentes, Trujillo a su regreso a ella, despues de su conferencia en Marabatío con Calleja, dispuso que D. Antonio Linares con su pequeña division, hiciese diversas correrías por las demarcaciones de Pázcuaro, Tacámbaro, Ario y Uruapan (4), persiguiendo las reuniones de Muñiz y Sandoval, destruyendo las fábricas de cañones y quemando sus campamentos. En una de estas expediciones, Linares se avanzó tanto que Trujillo, careciendo por muchos dias de noticias suyas, lo creyó perdido con toda la division, y mandó en su busca al capitan D. Manuel de la Concha, que lo encontró en Oporo, volviendo hácia Valladolid.

Aunque la sorpresa que sufrió en Jiquilpan la seccion que mandaba D. Miguel de la Mora, que hacia parte de la division del coronel Río, puso en cuidado a Cruz, no tuvo aquel suceso la importancia que se creía: Mora logró rehacerse, recogiendo su tropa cuya dispersion no fue mas que momentánea, y los insurgentes capitaneados por Gudiño y Mora se retiraron a la Lagunilla, habiendo sido en seguida dispersados por Mora que salió en su alcance (5). La revolucion en aquella provincia estaba reducida a los territorios cercanos a sus confines, y en una serie de operaciones acertadas, fueron batidas y dispersas las partidas que infestaban estos. Por el Norte las tropas de Sonora a las órdenes de Villaescusa y Arbizu, destruyeron en varias acciones las partidas que ocupaban a Acaponeta y el litoral y tierra caliente hasta las cercanías de Tepic, y el gobernador de Colotlan Iturbe, situado en Teul, expedicionaba desde aquel punto hasta la cumbre de la sierra.

Por el extremo opuesto, teniéndose noticia de que los insurgentes, dueños de la ferretería de Coalcoman, establecida por el tribunal de Minería durante la escasez de fierro que causó la guerra con Inglaterra para proveer de este a las minas, se aprovechaban de ella para fundir cañones, municiones, y otros útiles de guerra, y siendo de temer que desde aquel punto intentasen atacar a Colima, hizo Cruz que marchasen de esta ciudad dos divisiones, la una a cargo del subdelegado de la misma D. Juan Nepomuceno Cuellar, y la otra bajo las órdenes del capitan D. Miguel de la Mora, para que siguiendo diversos caminos, cayesen a un tiempo sobre Coalcoman impidiendo la fuga de los insurgentes.

Esta combinacion no pudo tener efecto por obstáculos del camino que los de Coalcoman intentaron defender, aunque luego lo abandonaron, y Mora llegó antes que Cuellar a aquel mineral, en el que encontró gran cantidad de fierro fundido, e inutilizó las máquinas no pudiendo dejar guarnicion, con lo que se perdió el gasto muy considerable que se hizo para plantearlas. Negrete permanecía con su division por los linderos de la provincia de Guanajuato, cuya ciudad socorrió cuando fue atacada por Albino García, habiendo mandado a ella una seccion a cargo de D. Angel Linares y de Quintanar, quienes a su regreso encontraron en Cuerámbaro una partida de Albino García, la que batieron y lo mismo hicieron en S. Pedro Piedragorda con Salmeron, quitándole el ganado que habia cogido en la rica hacienda de las Arandas.

Al fin del año no quedaba en la Nueva Galicia partida alguna de insurgentes que pudiese dar cuidado, hallándose aquella provincia en bastante tranquilidad, en cuyo restablecimiento tuvieron no poca parte los vecindarios de casi todos los pueblos armados y organizados en compañías de patriotas, los cuales resistian los ataques de los insurgentes, como lo hizo el pueblo de Zapotlan el grande, en el ataque que sufrió el 18 de Diciembre.

Las tropas de aquella comandancia estaban distribuidas en siete divisiones que guardaban sus fronteras y recorrían el interior, para conservar el órden y apoyar en caso necesario a los realistas de los pueblos; entre estas divisiones se distinguía la de Negrete por la bizarría que habia sabido inspirarle, a veces por medio de excesiva severidad, pues se refiere que en alguna accion pasó por su mano con la espada a un oficial, a quien vió dar alguna señal de cobardía. En todas estas acciones fueron cogidos porcion de jefes obscuros de los insurgentes, todos los cuales y muchos de menor cuenta fueron inmediatamente fusilados, o como decia el subdelegado de Zapotlan D. Juan Manuel de Rulfo, en su parte del ataque dado a aquella poblacion y de que hemos hablado arriba, refiriendo que habia cogido a Vicente Barajas, al que al dia siguiente despacharia al viaje largo (6).

La situacion de Querétaro en medio de las provincias sublevadas le hacia participar mas que ninguna otra de los movimientos de aquellas. La ciudad no solo estaba asegurada con suficiente guarnicion y bastante fortificada, para no tener que temer de los débiles medios de ataque de los insurgentes; sino que su comandante, que lo era el de la brigada García Rebollo, hacia salir frecuentemente partidas a perseguir las de aquellos, que eran en gran número en todo el territorio circunvecino, especialmente por el rumbo de Cadereita y sierra de Sichú. Mandaban estas expediciones D. Fernando Romero Martinez, comandante del batallon urbano de aquella ciudad y D. Ildefonso de la Torre, ambos españoles europeos, que antes de la revolucion habian tenido el giro de obrajes de paño o de comercio en ella.

El primero habia sido procesado en el año de 1802, por haber dado muerte por su mano con ligero motivo, a un albañil que trabajaba en una obra suya, y antes lo habia sido tambien porque en su juventud, solia correr las calles por la noche insultando a los que encontraba (7). Este carácter feroz se puso mas de manifiesto en la revolucion, en la que hizo quitar la vida a muchos prisioneros, a algunos por su mano estando atados, y sin causa suficiente hizo llevar preso a Querétaro al cura de S. José de Casas Viejas, anciano octogenario y ciego, que fue puesto en libertad por aquella comandancia (8).

Torre entre otras expediciones se apoderó del cerro del Moro, no distante de S. Juan del Rio, en cuyo sitio, por considerarlo muy seguro, se habian refugiado multitud de familias de insurgentes de los pueblos inmediatos, en las cuales hizo hacer una horrenda carnicería, sin distincion de sexo ni edad. Sin embargo de estas correrías, el territorio todo continuaba invadido por partidas que se comunicaban con las de Guanajuato, Michoacan, la Huasteca, y especialmente con las de Villagran por el lado de Huichapan.

No era solo Querétaro un punto céntrico para las operaciones de los realistas; era tambien un foco de revolucion. La esposa del corregidor de aquella ciudad Dominguez, que como en su lugar se dijo, tuvo tanta parte en la conspiracion de Hidalgo y en hacerla estallar, por el aviso que dió a Allende de estar descubierta, habia sido puesta en libertad y permanecia con su marido que habia conservado aquel empleo.

Esta señora, celosa partidaria de la revolucion, fomentaba esta por sus comunicaciones con los adictos a ella en el interior de la ciudad, a quienes ocultamente veia y mantenia relaciones con los insurgentes de fuera, dándoles aviso de cuanto pasaba, y sin disimular su odio a los españoles. los insultaba y escupia cuando en su coche pasaba delante de sus tiendas. Romero Martinez lo puso en conocimiento del Virrey desde principios de este año (22 de Enero de 1811), extendiendo la acusacion contra el corregidor. Pasada la denuncia a la junta de seguridad, esta acordó pedir informes a diversas personas que los dieron contradictorios, segun sus relaciones con el corregidor (9) y todo por entónces paró en recomendar el Virrey al corregidor por un oficio reservado (26 de Febrero de 1811), que hiciese que su esposa se condujese con prudencia, conminándola con que seria puesta en una reclusion si no mudaba de conducta, a lo que Dominguez contestó (Marzo 2), haber cumplido lo que se le mandaba, atribuyendo los siniestros informes dados contra él y contra su esposa, a la malevolencia de sus enemigos, y dió las gracias al Virrey por la consideracion que le guardaba, y todo fue siguiendo su curso (10).

Punto de la mayor importancia para el gobierno era tener expedita la comunicacion entre la capital y Querétaro, y a este objeto habia destinado el Virrey las dos divisiones de Castro y Alonso; pero habiendo estas marchado al camino de Valladolid, segun se ha dicho, quedó encargado del de Querétaro el teniente coronel D. José Antonio Andrade, comandante de los dragones de Tulancingo. El cura de Nopala Correa, a quien Cruz despachó a México, habia vuelto a su curato declarándose abiertamente por la revolucion, con motivo, segun él mismo dice en la relacion de sus servicios que escribió despues de hecha la independencia (11), de haber sido fusilados de órden de Andrade en el zaguan de la misma casa coral, varios de sus feligreses inocentes.

La junta de Zitácuaro le dió el empleo de brigadier, nombrándolo comandante de Huichapan y Jilotepec, y comenzó a recorrer con varia fortuna aquellos territorios hasta la villa del Carbon, en donde batió al capitan de la Acordada Columna, de cuyas resultas se volvió este a México en donde murió a poco tiempo. Las partidas que lo reconocian por jefe, las de los Anayas y de los Villagranes, que a veces obraban reunidas y otras separadas, impedian el tránsito del camino de tierra adentro y hacian que se padeciese escasez de muchos artículos de primera necesidad en la capital, pues solo podian llevarse en convoyes, los que casi siempre eran atacados.

El coronel Andrade condujo uno de estos, que entró en México en 14 de Noviembre con seiscientas barras de plata, las mismas que llevó Campo de Guanajuato a Querétaro, y gran cantidad de sebo, chile, y otros objetos de consumo, hasta el número de dos mil mulas cargadas.México, que antes de la revolucion veia entrar por sus garitas mensualmente mayores riquezas, se regocijó con este recuerdo de su antigua prosperidad, y la casa de moneda, cuyas labores habian cesado, pudo ponerse en actividad por algunos dias. Andrade salió de regreso con otro convoy para las provincias del interior, y con él partió el obispo de Guadalajara para regresar a su diócesis. Al paso por el peligroso punto de Capulalpan, fue atacado el convoy por todas las partidas reunidas del cura Correa (23 de Noviembre), los Villagranes y Anayas, que componian el número de dos mil hombres. La larga extension de seis leguas que el convoy ocupaba, con la escolta de cuatrocientos hombres, presentaba muchos puntos de fácil acceso, no obstante lo cual los insurgentes fueron rechazados y se les quitaron trescientas mulas cargadas que habian tomado, aunque siempre quedaron en su poder algunas. La accion fue bastante empeñada para haber tomado parte en ella aun la escolta que acompañaba el coche del obispo (12), que se vió en peligro de ser cogido. Correa fue declarado excomulgado y fijado su nombre en tablilla en las puertas de las iglesias de México.

Ademas de las tropas del mando de Andrade empleadas en aquel rumbo, se hallaba tambien en las inmediaciones de Ixmiquilpan la seccion del conde de Columbini (e), la que sufrió un reves, habiendo sido batida una partida de sesenta hombres que atacó una altura ocupada por los insurgentes, con muerte del oficial de marina Ruiz que mandaba el ataque (13). La gente armada de la hacienda de Tlahuelilpan del conde de la Cortina, a las órdenes de su administrador D. Vicente Fernandez (e) hizo los mayores servicios al gobierno, conservando bajo su obediencia una grande extension del pais, auxiliando a las tropas en sus expediciones, recorriendo las inmediaciones de Tula, dando en todos estos distritos muchos combates, todo a expensas del conde, que invirtió en este objeto y en préstamos y donativos en diversas épocas, sumas tan considerables, que parecen exceder de lo que es posible a la fortuna de un particular (14). Algun tiempo despues se estableció un destacamento en Escapuzalco a las órdenes de D. Pedro Monsalve, para proteger la comunicacion de la capital con los molinos de harina, extendiéndose hasta el camino de Tierra adentro.

Con las partidas de insurgentes de Querétaro y serranía de Ixmiquilpan, se comunicaban las de la Huasteca hasta el rio de Tampico. El mando de aquel distrito estaba encargado, como en su lugar se dijo, al coronel Arredondo, y bajo su direccion operaban dos secciones: una en la parte alta a las órdenes del capitan D. Cayetano Quintero, y la otra en la baja a las del capitan D. Alejandro Alvarez de Güitian. El primero de estos jefes derrotó en los altos del Romeral, cerca de la hacienda de Amoladeras, la partida del indio Rafael quedando este muerto (28 de Agosto de 1811), en cuya accion fue herido ligeramente en una mano D. Antonio Lopez de Santa-Anna, entonces cadete del regimiento fijo de Veracruz (15). El segundo, con alguna infantería del mismo cuerpo, los patriotas de villa de Valles y cien indios de Huehuetlan, acompañado del P. Fr. Pedro de Alcántara Villaverde (e), que hacia de capellan y de soldado, y que en seguida fue capitan de una compañía de patriotas, recorrió los pueblos y misiones de la Sierra desde Tancoyol, hasta Jalpan, Tarjea y Jilitla, persiguiendo las partidas formadas por el P. Franco, que se titulaba tesorero de las tropas americanas, a quien daban el tratamiento de eminencia, y por el brigiidier Landaverde, y los coroneles Rojas y Anaya (Agosto y Septiembre de 1811). Supo Güitian que en la cañada de Mazazintla, permanecia expuesto a los insultos de los que pasaban, el cadáver del subdelegado D. Pedro Barrenechea (e), a quien los insurgentes dieron muerte en Marzo de aquel año, sacándole el corazon en cuyo lugar pusieron una piedra, y habiéndolo hecho recoger y enterrar decorosamente, mandó fusilar al coronel de insurgentes Bisueta, al capitan Lopez y a otros cinco que dejó colgados en el paraje en que Barrenechea lo habia estado (16).

Prosiguiendo luego Güitian hácia la costa y rio de Tampico, se unió a él la division de D. José Andres de Jáuregui, salida de Huejutla, y los patriotas que mandaba D. José Pablo Jonguitud, para ocupar los pueblos de Tamasunchale y Matlapa (Noviembre) (17).

Tenia el mando de la costa del Norte que forma la continuacion de la Huasteca el capitan del fijo de Veracruz D. Francisco de las Piedras, con quien obraban de acuerdo con sus divisiones el capitan del mismo cuerpo D. Pedro Madera y D. Carlos Llorente (e). Los dos primeros de estos jefes extendian su autoridad a toda la sierta de Mextitlan, curato grande y rico de los agustinos. Toda esta áspera serranía que separa la costa del golfo mexicano de las llanuras templadas de las provincias de México y Puebla, conocidas con el nombre de los llanos de Apan, se habia sublevado al mismo tiempo que la Huasteca; pero marchando hácia aquel punto en principios de Junio el teniente coronel D. José Antonio Andrade, comandante que a la sazon era del distrito, se verificó en Mextitlan una contrarevolucion (4 de Junio) promovida por el cura Fr. Miguel Vazquez, varios vecinos principales y el indio Juan Lázaro, quienes reuniendo la gente del pueblo y de los inmediatos, proclamaron al rey Fernando VII y al gobierno de México, prendieron a los jefes insurgentes que se hallaban allí, y aseguraron los intereses reales que habian quedado. Dióse aviso del suceso a Andrade que estaba en Zacualtipan, mandándole al P. Fr. Juan de Sahagun para que tratase con él de su pronta entrada en el pueblo, afianzando así lo que se habia hecho y dando seguridad a los autores de la contrarrevolucion.

En consecuencia, Andrade entró en Mextitlan (5 de Marzo), y fue recibido con aplauso; dirigió una proclama gratulatoria a los habitantes, e hizo fusilar a catorce de los Insurgentes aprehendidos por estos, agraciando con el indulto a todos los que se habian presentado a obtenerlo (18).

El Virrey les dió por todo las gracias y concedió por premio a Juan Lázaro, que llevase al cuello una medalla de plata, con la efigie del rey Fernando VII, y por lema En premio de la fidelidad. Desde entonces no solo permanecieron fieles aquellos pueblos, sino que contribuyeron con gente, capitaneada por los curas, a las frecuentes expediciones que las tropas reales hacian en todo el territorio. Así fue que marchando en el mes siguiente hácia Molango, el comandante Madera, a su tránsito por Tlalchinolle presentó el cura D. José Rafael Sanchez Espinosa un gran número de sus feligreses armados para la defensa del pueblo y caminos, con oferta de que los emplease en la persecucion de los insurgentes, y lo mismo hizo el cura de Lolotla D Pedro Ugalde (19).

En la continuacion de la misma serranía hácia Perote se halla el pueblo de indios de Zacapuaxtla, que se hizo notable entónces por su adhesion al gobierno español, y despues por su constante inclinacion al orden y a los buenos y sanos principios.

En los llanos de Apan comenzó el movimiento revolucionario por el mes de Agosto; dióle el primer impulso José Francisco Osorno, ladron de caminos, por cuyo crímen habia sido procesado en los juzgados de Puebla desde el año de 1790 (20). Habiendo este reunido una cuadrilla de bandidos, entró sin resistencia en Zacatlan (30 de Agosto), pueblo considerable y entonces rico, y segun la práctica constante de los insurgentes, a la voz de viva la Vírgen de Guadalupe, y mueran los gachupines, se echaron sobre los bienes y personas de estos, comenzando el saqueo por la tienda de un tal S. Vicente, y siguiendo con todas las demas. Los malhechores que estaban en la cárcel fueron puestos en libertad y engrosaron la partida de Osorno, a la que tambien se unió toda la gente perdida del pueblo y de las inmediaciones.

A poco tiempo se presentó D. Mariano Aldama, pariente de los Aldamas compañeros del cura Hidalgo, que habiendo sido frecuentemente derrotado por D. Ildefonso de la Torre en las inmediaciones de Cadereita, a donde se retiró desde las cercanías de Tepic, se habia visto precisado a dejar aquella comarca; traia el grado de mariscal de campo, que era muy comun entre los insurgentes de alguna suposicion; a Osorno le dió la junta de Zitácuaro el de teniente general, aunque nunca la obedeció sino en lo que le convino. Aldama entró en Zacatlan, sin causar nuevos trastornos, pues parece que era hombre de mejores ideas que lo general de los insurgentes, afecto al órden y severo observador de la disciplina. Cítase por ejemplo de esto el hecho de que habiéndole acompañado en su expedicion con el empleo de coronel, un jóven llamado Acosta a quien tenia grande aficion, lo hizo fusilar por sentencia del consejo de guerra por haber muerto a un sargento, y lo mismo hizo con un capitan José Hernandez por ladron (21).

La revolucion se propagó tan rápidamente en todos los llanos, que pronto se sintieron sus efectos, no solo en Tezcuco sino en la misma capital, que se provee de pulque, semillas y otras cosas necesarias de las haciendas de aquellos, pertenecientes a muchos vecinos de los mas acomodados de México, lo que puso al Virrey en la necesidad de destinar una fuerza que marchase en aquella direccion. De la Habana habian sido mandados a servir en las tropas de México varios oficiales de marina, para suplir la falta de jefes de confianza e instruccion, entre los cuales vino el capitan de fragata D. Ciriaco del Llano, a quien se dió el mando de las tropas destinadas a los llanos de Apan, y este nombró por su ayudante o segundo, al teniente de fragata D. Miguel de Soto y Maceda, oficial de inteligencia y bizarría (22).

Componíase la expedicion de tropa de marina a las órdenes del teniente de navío D. Pedro Micheo, y piquetes de varios cuerpos hasta el número de cuatrocientos a quinientos hombres, y habiendo salido de México el 3 de Septiembre, a su paso por Tezcuco se le reunieron los voluntarios de Cataluña con el capitan Font y cuarenta patriotas de caballería de aquella ciudad que mandaba D. Manuel de Azcorbe. Sin pérdida de momento salió Llano en busca de Aldama, a quien creia encontrar en Capulalpan; pero este lo atacó sorprendiéndolo en la hacienda de S. Cristóbal en donde hizo noche, y aunque Aldama fue rechazado, tuvo Llano alguna pérdida en muertos y heridos. Siguió Llano en direccion a Capulalpan (5 de Septiembre) y se encontró con una barranca, de las muchas que forman los torrentes en tiempo de lluvias en aquel terreno seco y desmoronadizo; los insurgentes habian roto el puente que sobre ella habia, y embarazado el paso con un foso, presentándose en gran número en el ribazo opuesto. Llano siguió la barranca hácia arriba en busca de paso practicable, y habiéndolo encontrado, atacó al grueso de los insurgentes aunque defendido por una zanja honda con agua, los puso en fuga y les cogió muchas armas, y entre ellas las armadas o filas de esmeriles o cañoncitos que se usan en las lagunas de México para matar patos, y que en Paris se emplearon en una de las veces en que el rey Luis Felipe ha estado cerca de perecer. Llano en seguida con singular actividad, recorrió con su division y con las partidas que de ella destacó varios pueblos y haciendas, asentando su cuartel en el pueblo de Apan (23). Avisado entónces de que Osomo y Aldama con sus fuerzas unidas se proponian asaltar a Tulancingo, marchó allá, organizó la defensa de aquel punto, aumentando el número de patriotas y estableciendo un fondo para sus gastos, y siguió a los insurgentes que se dirigian a atacar a Zacapuaxtla; encontrólos en la fuerte posicion de Tetela. y aunque no se descubrian en la rivera opuesta del rio, al vadear este salieron de improviso de unas zanjas y maleza en que se ocultaban, con lo que los realistas tuvieron que replegarse y ejecutar el paso del rio con mayor precaucion; verificado este, los insurgentes se dispersaron, y Llano regresó a su cuartel de Apan.

Entre tanto Aldama volvió a Capulalpan e hizo saquear la mejor tienda del pueblo perteneciente a D. Angel Lopez Baron, mexicáno, dando muerte a su dependiente D. Juan Bonilla, que lo era tambien (24). Perseguido allí por las partidas que Llano destacó al efecto, se desapareció por entónces y a poco se supo, que habiendo sido alojado en el rancho de S. Blas con Ocadiz que hacia de su segundo, D. José María Casalla, dueño del rancho que los habia recibido en él con capa de amistad, los hizo asesinar estando durmiendo. Osomo instruido del suceso acudió con gente, hizo dar muerte a Casalla y descuartizar su cadáver (25). Atribuyóse diversamente el hecho, segun las diversas opiniones, los unos a que Llano habia ganado por dinero a Casalla, para desembarazarse por este medio de un enemigo temible (26), otros con mas fundamento creyeron que traia su principio en las enemistades y rivalidades que entre los insurgentes habia, y por las cuales, como hemos visto varios casos, unos mataban a otros cuando tenian ocasion (27); y el gobiemo lo explicó en su Gaceta por la conviccion y desengaños que iba produciendo la guerra activa que Llano les hacia (28).

Con la muerte de Aldama quedó Osomo jefe principal de la revolllcion en los llanos de Apan y sierra de Zacatlan, y su reputacion militar se aumentó, habiendo obtenido una ventaja considerable sobre el comandante Piedras, en la accion que se dió en el sitio conocido con el nombre de la bóveda de Guauchinango (29).

Otros varios jefes se unieron a Osomo, tales como D. Eugenio Montaña, vecino de la hacienda de Jala, con otros individuos de su familia que siguieron el mismo partido, y D. Miguel Serrano, criado de la hacienda de S. Nicolas, del conde de Santiago, denodado guerrillero, aunque sin capacidad para entrar en ninguna combinacion. Aumentaba prosélitos a la revolucion la conducta cruel y sanguinaria de Llano con los prisioneros y aun con los vecinos de los pueblos; los desórdenes que en estos y en las haciendas cometia la tropa, especialmente la de marina, y algunas providencias imprudentes con que Llano creyó apagar la insurreccion, y que no sirvieron mas que para encenderla. Entre estas puede contarse, la órden dada para que no pudiese montar a caballo nadie que no tuviese carácter público (30) haciendo recoger para remonta del ejército, los caballos de los vecinos de los pueblos y de las haciendas. En un pais en que la gente del campo casi no sabe dar un paso que no sea a caballo, tal providencia disgustó sobre manera, y hubo muchísimos que se decidieron a tomar partido con Osomo, por no perder sus caballos a los que tenian afecto particular. Osomo vino a ser en los llanos de Apan lo que era Albino García en el bajío de Guanajuato; frecuentemente batido, sus soldados dispersos se volvian a reunir, y teniendo en continuo movimiento a las tropas destinadas a perseguirlos, eludian los golpes que estas les preparaban, trasladándose con celeridad a otros puntos. El pais sufria mucho con este género de guerra, y las haciendas se vieron obligadas a tener sus convenios con Osomo, para que les dejase elaborar y conducir el pulque a México, sacando con esto Osomo considerables recursos pecuniarios.

El 5 de Octubre al amanecer una partida de cien hombres mal armados, de las que dependian de Osomo, mandada por Olvera, Padilla y Beltran, invadió el mineral de Pachuca (31), y aunque fue sorprendida la poblacion hasta cuya plaza penetraron los insurgentes, los realistas pudieron reunirse y hacerse fuertes en casa del comandante Villaldea (e), que no se atrevieron a atacar los invasores, los cuales se retiraron saqueando algunas casas y poniendo en libertad a los presos de la cárcel. De estos se presentaron despues muchos para volver a la prision, cuyo hecho premió el Virrey mandándolos dejar en libertad (32), y lo mismo hizo con los que conducia de Tulancingo el sargento de patriotas Mayoral, por haber auxiliado valientemente a este, en la defensa que hizo siendo atacado en la posada del pueblo de Tecama (33).

Llano recibió el grado de coronel por premio de sus servicios (34), y despues obtuvo el mando de la provincia de Puebla, de donde se retiró el mariscal de campo D. García Dávila, que lo habia ejercido por algun tiempo. Esta se hallaba toda en movimiento, desde los llanos de Apan hasta los confines de la de Oaxaca, interceptando la comunicacion con Veracruz. La partida que capitaneaba Arroyo invadió todos los pueblos del camino de Orizaba, y en la que Dávila destinó a perseguirla, se comenzaron a distinguir D. Juan Morales y D. Felipe Codallos, del regimiento de Santo Domingo, que despues han obtenido altos puestos en el ejército. En las inmediaciones mismas de aquella capital, Tlaxcala fue atacada hácia el fin del año y devastados los pueblos de su territorio.

En medio de este movimiento general, la rica y populosa provincia de Oaxaca habia permanecido tranquila. Al principio de la revolucion se presentaron en aquella capital dos de los muchos comisionados que Hidalgo mandaba por todas partes, con el encargo de extender y propagar la insurreccion: llamábanse Lopez y Armenta, y se fingian compradores de yesca. Detenidos en la cuésta de S. Juan del Rey por un comisario de la Acordada, que los condujo a Oaxaca, y descubierto el objeto de su viaje, segun se dijo, por abuso de confianza del intendente D. José María Lazo N acarino (e), a quien lo comunicaron privadamente, fueron condenados a la pena capital y sus cabezas colocadas en el lugar en que fueron aprehendidos (35).

Algun tiempo despues dos jóvenes Tinaco y Palacios, fueron condenados a la misma pena por una conspiracion que tramaron y se descubrió, con cuyos ejemplares no había ocurrido otra inquietud (36), pero a principios de Noviembre, puso en movimiento a los indios de los pueblos de Jamiltepec, Pinotepa y otros inmediatos un D. Antonio Valdes, vecino de Tlataltepec, comenzando por dar muerte al capitan D. Juan Miguel Egúsquiera, a quien habia servido muchos años y a otros diez españoles. Con esta novedad, marchó de Oaxaca el teniénte coronel D. Luis Ortiz de Zárate con un destacamento del regimiento de Castilla venido de Campeche, y al mismo tiempo ocurrió aceleradamente desde los Cortijos, D. Juan José Caldelas (e), capitan de la compañía de milicias de Tututepec; auxiliaron eficazmente los curas de aquellos pueblos, especialmente el de Tututepec, D. José Cleto Verdejo, y Ortiz de Zárate, habiendo quemado las casas de los principales indios que habian inquietado a los pueblos, y mandado presos a Oaxaca a algunos de ellos, los redujo a que ellos mismos entregasen a los jefes, que fueron castigados y quemadas sus casas. Caldelas con los negros de la costa, que se declararon contra los indios y comenzaron así los servicios que constantemente prestaron al gobierno español, se apoderó del cerro de Chacahua donde Valdes se habia hecho fuerte, y dispersa y derrotada su gente, no se vuelve a encontrar su nombre en los sucesos de la revolucion. Las providencias acertadas del subdelegado de Jicayan, D. Manuel Fernandez del Campo (e), acabaron de restablecer la tranquilidad en todo aquel distrito, habiéndose presentado muchos, entregando las armas y pidiendo el indulto.

Multiplicábanse pues por todas partes los movimientos revolucionarios, haciéndoles en todas frente el gobierno, que unas veces lograba reprimirlos del todo, otras solo contenerlos, y otras tambien sus esfuerzos quedaban frustrados y con su aumento progresivo en las provincias mas inmediatas a la capital, esta iba quedando por todos lados circundada por la revolucion, cortadas las comunicaciones con la costa y con los jefes que operaban en diversas direcciones, y reducida a sus propios recursos. Crecia pues por momentos el peligro, pero se necesitaba un impulso mayor y mas poderoso para poner en riesgo el dominio español en estos paises, y este impulso quien habia de darlo era Morelos, cuya segunda y memorable campaña cerrará la relacion de los sucesos de este año, y mas particularmente de los últimos cuatro meses de él.

Dejamos a este jefe (37) en Chilapa en el mes de Agosto, despues de haber derrotado y obligado a retirarse a todas las tropas mandadas por el Virrey, para detenerlo en su rápida y feliz carrera. Allí, defendido por el antemural impenetrable del rio de Mescala (38) que segun los distritos que atraviesa toma los nombres de rio Poblano, de las Balsas y por fin de Zacatula, por el punto en que desemboca en el mar del Sur, aprovechó con suma actividad las ventajas de su posicion para organizar el pais que habia conquistado, y sacar de él todos los recursos necesarios para abrir de nuevo la campaña, cuando la estacion lo permitiese (39). Bien persuadido que nada puede hacerse sin órden y economía, desde su primera campaña y cuando todavia no era dueño mas que de algunos pueblos de la costa, nombró comisionados para tomar cuentas a los encargados del manejo de las rentas reales, arreglando este y dando a cada ramo su legítima aplicacion (40); por otras disposiciQnes posteriores, trató de reformar los abusos que el desórden de la revolucion habia introducido en la prodigalidad de los empleos, en el saqueo de los bienes de los españoles, y sobre todo se esforzó en sofocar las semillas de la guerra de castas, cuyas funestas consecuencias preveia con claridad, siendo sobre todos estos puntos muy notable el decreto que publicó en Tecpan en 13 de Octubre de 1811 (41), dando a conocer el objeto de la revolucion, aunque ocultándolo todavia con el nombre de Fernando VII, lo que en su interior desaprobaba como un engaño indigno que se hacia abusando de la credulidad del pueblo, y que él mismo hizo mas adelante suprimir. Para la facilidad de la administracion creó una nueva provincia cuya cabecera dispuso fuese Tecpan, dándole el título de ciudad y el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe, y para castigar a Acapulco por su larga resistencia, ademas de haber quemado varias casas cuando ocupó la poblacion, de la que tuvo que retirarse con pérdida de su artillería (42), le quitó el título de ciudad de los reyes que tenia, y la redujo al mas bajo punto de la escala municipal de la legislacion de indias, llamándole la Congregacion de los fieles (43) porque habian de serlo los que allí se avecindasen.

En todos estos documentos dictados por Morelos o escritos de su puño, se descubre un carácter de originalidad que deja traslucir un gran fondo de buena razon a traves de la confusion de ideas, efecto de la falta de instruccion. Su estilo propendia mucho al burlesco, y de él hizo uso en la proclama que publicó en Chilapa, anunciando la fuga de la junta que el comandante Fuentes habia establecido allí (44. En la continua correspondencia que siguió con D. Leonardo Bravo desde Tixtla, y posteriormente desde Chilapa y demas lugares que recorrió en los meses de Septiembre a Noviembre, se le ve atender a todo y fijar con escrupulosidad su atencion en todos los puntos que lo requerian, aun sobre las mas insignificantes menudencias (45); ya se ocupa de hacer buscar cuevas de salitre para la fabricacion de la pólvora, ya de la construccion de sacos y otros útiles de guerra; ya le hace prevenciones para impedir el extravio del armamento, y ya le dá órdenes para evitar la desercion, previniéndole que no se permita pasar a nadie, ni aunque sea de la familia del mismo Morelos, si no lleva pasaporte u órden de su puño (46). Todo esto forma multitud de oficios, cartas particulares, esquelas, muchas escritas por él mismo o con adiciones y posdatas de su letra, de la que son tambien las notas que puso en algunos documentos, tales como en la famosa proclama de la regenda de Cádiz a los americanos, de 14 de Febrero de 1810 (47), en que se les declaraba elevados a la dignidad de hombres, en cuyo principio escribió la apostilla: Por adulacion dicen los europeos que ya son hombres los americanos.

Ni las enfermedades, ni los accidentes mas graves eran obstáculo a esta prodigiosa actividad. Al efecto de impedir otros males, le dice a la junta de Zitácuaro, en nota de 27 de Septiembre fecha en Acahuizotla, hablando de su expedicion a la costa para reprimir la revolucion intentada por Tabares y Faro, camino aunque con poca felicidad en la salud, pues a la madrugada de ayer recibí los Sacramentos de resultas de un fuerte cólico, y a las ocho leguas de caminata de hoy, hizo una gran maroma conmigo la mula en que venia, que me ha descompuesto una pierna, cuyo accidente sobre el anterior y lo áspero de estos caminos, no dejan de retardarme algun mas tiempo del premeditado (48). Con relacion a este mismo accidente decia á D. Leonardo Bravo, en carta de 12 de Octubre desde Tecpan: Todavía me han quedado reliquias del golpe que recibí en Acahuizotla, pues me lastima el trote de la bestia, pero así voy colando aunque con trabajos (49). Estos males terminaron en accesos de frios, que tampoco le detuvieron para nada en el curso de sus disposiciones.

Eran frecuentes los avisos que se le daban sobre los riesgos de que estaba amenazada su existencia, los que veia con igual desprecio. Por este mismo tiempo (Septiembre de 1811) estando en Chilapa recibió una carta del padre Alva, capellan de coro, o que tenia otro empleo en la colegiata de Guadalupe; enviósela con su mismo sobrino para asegurar el recibo, y en ella le comunicaba que habian salido de México dos hombres con el objeto de envenenarlo, y que se le presentarian a pretexto de ofrecerle sus servicios como armeros. Llegaron en efecto a Chilapa, y conviniendo con la noticia y filiacion que el padre Alva le habia remitido, los hizo prender y conducir al presidio que tenia formado en Zacatula; pero algun tiempo despues, habiéndosele presentado con un pase o certificado del justicia del mismo presidio, les encargó formasen una maestranza y le fueron muy útiles en la compostura del armamento. En la declaracion muy especial que por orden del Virrey Calleja se le tomó en su causa, sobre otro conato posterior de envenenamiento, que da idea que Calleja tenia noticia previa del hecho, hablando con relacion a este dijo: que habia visto con indiferencia el aviso, sin hacer de él el aprecio que en sí merecia, teniendo por remoto el que pudiese verificarse intento alguno de esta naturaleza, porque los cocineros que le acompañaban eran de toda su satisfaccion y confianza. Rayón le previno mas adelante en nota reservada, que la junta tenia noticia por sujeto fidedigno y de toda verdad, de que entre las personas de su particular confianza habia una cuyo nombre ignoraba el autor del aviso, pero cuyas señas eran ser un hombre grueso barrigon, el cual tenia ofrecido entregarlo al Virrey. Morelos puso al pié de esta nota para que se contestase: Que no hay aquí otro barrigon que yo, la que en mi enfermedad queda desbastada (50).

Las dificultades mayores con que Morelos tenia que luchar, no eran las que le suscitaban los enemigos con quienes hasta entonces habia tenido que combatir, ni las que ofrecia el hacerse de recursos y armas para sus tropas, sino las que procedian del desorden de la revolucion, de las pretensiones de algunos de sus compañeros y de los comisionados de la misma junta que se titulaba soberana, que intentaban intervenir en sus operaciones. Veremos en la serie de lo que tenemos que referir, el modo con que supo reprimirlos, y el concepto poco favorable que tenia de algunos de los que a título de sostener la misma causa, no hacian mas que fomentar los desórdenes y trabajar en su propio provecho.

Entre las calidades que distinguian a Morelos, no se contaba por desgracia la humanidad y generosidad para con los vencidos. Multitud de ejemplos tendremos que referir de la severidad con que los trataba, y puede inferirse de lo que previno al coronel D. Francisco Alcalde, en órden que existe en el archivo general, en que entre otras cosas, le dice: Han llegado a mis manos las diligencias de las cabezas de los europeos, que en ellas me cita, pero las cabezas no; quien sabe donde se extraviarian: ya se vé que aprecio tan poco esas alhajas, que he apreciado su extravío, por lo que si en otra ocasion le remitieren otras, hará V. S. ponerlas por esos caminos y no cansarse en remitírmelas acá.

Los prisioneros que me dice V. S. se hallan en esa cárcel, (habla de los americanos que habian sido cogidos pertenecientes a las tropas, realistas), hará sigan por Chilpancingo a Tecpan, dando cuenta de ellos a aquel subdelegado, para que los destine a las islas de Ixtapa y otros puertos desiertos que hay en aquellas orillas de mar, donde van a poblar, en pena de haber sido enemigos de su patria (51). Por orden diversa dispuso, que el europeo D. José de la Cuesta fuese a la cuerda, destinado a trabajar en un camino.

Uno de los sujetos mas notabies que se unieron a Morelos en el sur fue D. Francisco Ayala; excitábanlo no solo opiniones políticas, sino el deseo de la venganza, por el sangriento ultraje que habia sufrido en la persona de su esposa e hijo. Era Ayala teniente de la Acordada en el valle de las Amilpas, y residia en la hacienda de Mapaxtlan cerca de Cuautla. En cumplimiento de sus deberes, habia perseguido a los ladrones en todo aquel distrito, y aunque inclinado a la revolucion, no habia tomado parte activa en ella, haciéndose sospechoso, por haberse excusado de alistarse en las tropas que levantó el subdelegado de Cuautla Garcilaso (e). Acaeció por aquellos dias que una partida de realistas que mandaba el comandante Moreno (e), alcanzó y dió muerte en la hacienda de Jalmolonga a un insurgente llamado F. Toledano, en cuyo cadaver se encontró una carta de D. Ignacio Ayala, intendente nombrado por Morelos, de la nueva provincia de Tecpan. Inducido a error Moreno por la identidad del apelativo, sin atender a la diferencia del nombre, creyó que el autor de la carta era el Ayala de Mapaxtlan y marchó a aprehenderlo, pidiendo auxilio a su tránsito por Cuautla al subdelegado Garcilaso, que se lo franqueó. Ayala fue sorprendido en su casa, que era de cañas o bejucos, al estilo de la tierra caliente, y haciendo fuego sobre ella los soldados de Moreno, fue atravesada por un tiro la esposa de aquel, que a la sazon criaba a un niño pequeño. Ayala, dándola por muerta con su hijo, pues la casa fue incendiada, se retiró a una barranca con otros dos hijos grandes que tenia, y sabiendo que su esposa habia sido llevada a Cuautla, donde murió a resultas de la herida que habia recibido, saliendo de entre sus enemigos que lo rodearon en la iglesia del pueblo de Nenecuilco, por muchos actos de valor, fue a presentarse a Morelos, quien admitió con gusto a un compañero de quien debia prometerse tan útiles servicios (52). Alistáronse tambien bajo sus banderas otras personas, que vinieron a ser hombres de importancia en el curso de la guerra, de quienes hablaremos a medida que la ocasion lo vaya demandando.

Concluidos sus preparativos y distribuida su gente en regimientos, a los que dió nombres de Santos, Morelos resolvió abrir la campaña, y en principios de Noviembre se puso en movimiento dirigiéndose a Tlapa, en donde habia una corta guarnicion de realistas, mandados por el subdelegado, que se retiró hácia Oaxaca al acercarse Morelos, el cual entró en el pueblo sin resistencia y permaneció en él ocho dias. Reuniósele allí el P. Tapia, vicario que era de aquel lugar, a quien hizo coronel mandándole levantar un regimiento, y Victoriano Maldonado, indio de valor y resolucion, que le fue muy útil en lo sucesivo. Destacó desde allí Morelos una partida a las órdenes de D. Valerio Trujano, a ocupar a Chilacayoapa, donde habia un destacamento de las tropas del rey, que fue fácilmente derrotado. En Chautla estaba situado D. Mateo Musitu con la gente que habia levantado en Izúcar y cuatro cañones, a uno de los cuales le hizo poner el nombre de Mata-Morelos, ocupando el convento que fue de los agustinos, el que como todos los edificios de esta clase construidos en tiempo de la conquista, es una especie de fortaleza, susceptible de una regular defensa. Las noticias que el P. Tapia, oriundo de aquel lugar, dió a Morelos, de estar aquella tropa favorablemente dispuesta hácia él, le hizo marchar a aquel punto a principios de Diciembre, con la confianza cierta del buen éxito (53). Por esto llevó solamente consigo las dos compañías de su escolta y ochocientos indios flecheros, y a pesar de la vigorosa resistencia de Musitu, se hizo dueño del edificio, cayendo prisionero el mismo Musitu, con unos doscientos hombres que estaban a sus órdenes; tambien cayeron en su poder unas doscientas armas de fuego, cuatro cañones y veinticinco cajas de municiones. Los soldados prisioneros se agregaron voluntariamente a su ejército, como que eran adictos a su causa; pero a Musitu, no obstante haber ofrecido cincuenta mil pesos por su vida, lo hizo fusilar, así como tambien a todos los españoles que con él estaban, excepto uno que se hizo pasar por adicto a la insurreccion y que se fugó despues a Puebla.

Acompañaba a Musitu en clase de capellan el Dr. D. José Manuel de Herrera, cura del valle de Huamostitlan, quien se ocultó detras de un colateral en la iglesia; sacáronle de allí, y lleno de terror fue presentado a Morelos quien lo tranquilizó, y desde entónces Herrera vino a ser persona de su mayor confianza y fue nombrado vicario castrense de su ejército. La junta de Zitácuaro, a la que Morelos dió aviso de todos estos sucesos, le contestó por oficio firmado por Liceaga (54), aplaudiéndolos y calificando de muy ventajosa la muerte de Musitu y de los otros europeos, estando decidida la junta a acabar con cuantos cayesen en su poder en accion de guerra.

En Chautla dividió Morelos su ejército en tres cuerpos. Dió el mando del uno, compuesto de cuatrocientos hombres a D. Miguel Bravo, el cual unido con Trujano y con Avila debia dirigirse a Oaxaca. Destinó a Galiana con el otro a atacar a Taxco, sobre cuyo punto habia convenido con la junta, que para dividir la atencion del enemigo, marchase un cuerpo destacado por aquella, que en efecto lo envió a las órdenes del mariscal D. Ignacio Martinez, y el mismo Morelos se dirigió a Izúcar con las dos compañías de su escolta y doscientos hombres levantados en Chautla y Tlapa. Bravo se encontró en las inmediaciones de Ometepec con el comandante Páris y estando los dos campos a la vista, el P. D. José Antonio Talavera (55), mariscal de campo en las tropas independientes, quiso acercarse indiscretamente al de Páris, y fue hecho prisionero y remitido a Oaxaca. Dos dias despues atacó Bravo por dos puntos a Páris (29 de Enero de 1812) en el campo de Tecanextla, y en ambos fue batido, quedando prisionero el capitan D. José Perfecto García y otros dos oficiales, que fueron pasados por las armas (56). La accion fue empeñada y los insurgentes defendieron un cañon que tenian situado ventajosamente, hasta que les fue quitado a la bayoneta. Quedó así frustrado por entónces el ataque intentado contra Oaxaca.

Morelos entró en Izúcar el 10 de Diciembre, y no solo no encontró resistencia, sino que fue recibido con aplauso en aquel pueblo, de antemano prevenido en su favor. El 12, que es la festividad de Guadalupe, predicó el sermon, y sin duda debia parecer bien persuasiva al auditorio la elocuencia de un orador que mandaba un ejército triunfante, y que acababa de hacer fusilar al vecino mas rico y a otros de los principales de aquella poblacion.

La derrota de Musitu en Chautla y la marcha de Morelos sobre Izúcar, llenaron de inquietud a las autoridades de Puebla. Llano, que ejercia el mando militar, dispuso que la division que operaba en los llanos de Apan, dejando por entonces abandonados estos, se dirigiese prontamente al punto amenazado; componíase de cuatrocientos cincuenta infantes y artilleros, aquellos de varios cuerpos y setenta y seis caballos, con un obus y dos cañones, el uno de a 6 y el otro de a 4; mandábala el teniente de fragata D. Miguel de Soto y Maceda. Morelos no perdió tiempo, y auxiliado por el vecindario, que todo generalmente contribuyó al trabajo, puso con prontitud la poblacion en estado de defensa (57). Soto se acercó a ella el 17 de Diciembre con el objeto de hacer un reconocimiento; pero instruido de que habian de llegar pronto a reforzar a Morelos los Bravos (D. Leonardo y D. Nicolas), que con este objeto se habian separado de Galiana en Tepeacuilco, resolvió dar el ataque sin demora. En consecuencia, hizo que el teniente de navío D. Pedro Micheo con parte de la fuerza, ocupase el cerro del Calvario que domina la entrada del pueblo, y que bajando de aquel punto atacase por la derecha, miéntras el mismo Soto lo hacia de frente. Ambos penetraron fácilmente en las calles, pero llegando a la plaza, encontraron en las entradas de esta formados parapetos de piedra bien defendidos por artillería y fusilería, y las azoteas de todas las casas circunvecinas coronadas por multitud de gente armada de piedras, hondas y flechas. En vano por cinco horas empeñaron el ataque, hasta que habiendo recibido Soto dos heridas mortales de bala, la una en la cabeza y la otra en el vientre, tuvo que dejar el mando al capitan D. Mariano Ortiz, quien dispuso la retirada. Esta no fue sin dificultad, y no habiendo lugar ninguno inmediato en que pasar la noche con seguridad, resolvió Ortiz llegar a la altura de la Galarza.

Detenida la artillena a la subida por el cansancio de las mulas de tiro, sobrevino la noche y aprovechándose de la obscuridad, se presentaron los insurgentes a la retaguardia que viéndose esta envuelta, los soldados en dispersion, sin oir la voz de sus jefes, se precipitaron a subir a la altura, abandonando el obus y el cañon de a 6, pues el otro por su corto peso habia ya subido. Ortiz logró rehacer su tropa en la altura, y habiendo procurado reanimarla, intentó recobrar los cañones perdidos, saliendo al frente de la compañía de granaderos del batallón de Santo Domingo, pero cayó muerto de un balazo a corta distancia, con lo que la tropa se replegó a la altura y se mantuvo en ella haciendo fuego hasta las diez de la noche. A esta hora se retiraron los independientes, y a las once salió la division bajo el mando de Micheo en buen órden, llevando delante sus bagajes, y marchando sin detenerse toda la noche entraron a las siete de la mañana en Atlixco unos doscientos hombres, habiendo sido los demas muertos, heridos, dispersos o prisioneros. Despues de un corto rato de descanso, siguieron los restos de la division a Cholula, en donde murió Soto el 19 Y su cadáver fue enterrado en la catedral de Puebla con mucha solemnidad, con asistencia del obispo Campillo y del cabildo eclesiástico. La division entró en Puebla el mismo dia 19. Morelos tomó en esta accion, ademas del obus y el cañon, sesenta y siete armas de fuego y otros tantos prisioneros, los mas de los cuales, por empeño de los eclesiásticos, fueron puestos en libertad; algunos pocos fueron remitidos al presidio de Zacatula, y otros en corto número se agregaron a los insurgentes.

Con la noticia de este suceso, se temió en Puebla que Morelos marchase inmediatamente sobre aquella ciudad, para cuya defensa se comenzaron a tomar medidas, y así parece que debia haberlo hecho, pudiendo tenerse por seguro el éxito cuando no habia para defenderla mas que los restos deshechos y desanimados de la division de Soto y los realistas, que no habrian podido hacer gran resistencia; pero Morelos prefirió no dejar enemigos a la espalda y volver a la tierra caliente, para hacerse enteramente dueño de ella. Dejando pues en Izúcar doscientos hombres, a las órdenes del capitan Sanchez, con quien quedó D. Vicente Guerrero que entonces tenia el empleo de capitan y se habia unido a Morelos en Tixtla que era su patria, pasó a Cuautla, con el objeto de recoger algunas armas y reunirse a su fuerza principal, que era la que Galiana mandaba, pues entonces no le acompañaban mas que doscientos hombres y ciento de su escolta. Al acercarse a Cuautla, huyó hácia Chalco el comandante de los realistas de aquel punto Garcilaso, abandonando un cañon y algunos retacos. Morelos entró en aquel lugar el 25 de Diciembre, y habiendo permanecido allí tres dias, siguió su marcha a Taxco con solo su escolta, dejando en Cuautla con doscientos hombres a D. Leonardo Bravo, con el objeto de levantar gente y acopiar armas. A su tránsito por la hacienda de S. Gabriel, perteneciente a Yermo, cuyos dependientes se retiraron, cogió seis cañones que estos dejaron abandonados. En Izúcar se presentó a Morelos (16 de Diciembre), el cura interino de Jantetelco D. Mariano Matamoros; el gobierno habia sospechado ya su inclinacion a la revolucion, por lo que habia dado orden de prenderlo, y esto lo decidió a salir de su curato para unirse a Morelos, de cuyo ejército vino a ser uno de los mas inteligentes y útiles jefes.

Antes de entrar en Cuautla, destacó Morelos el 24 de Diciembre al capitan Larios, para que con cien hombres observase los movimientos del comandante de Chalco D. Ramon de la Roca, mas conocido como poeta y periodista que como militar. Este, habiendo pasado al valle de las Amilpas, reunió algunas fuerzas en el campamento de las Carreras en la hacienda de Casasano, en el que permaneció hasta el 26 en que se retiró a Juchi, abandonándole la mitad de su gente (58).

Destinado Galiana para atacar a Taxco, tomó a su paso a Tepecuacuilco, habiendo hecho corta resistencia el comandante D. Pedro Quijano, que huyó. Fue hecho prisionero con otros, un español llamado D. Manuel Velez, que fue pasado por las armas: tambien fueron cogidos (59) dos eclesiásticos, D. Felipe Clavijo y el cura de Sochitepec D. Agustin Tellez.

En Taxco, despues de una vigorosa resistencia, se vió obligado a capitular el comandante D. Mariano García Rios, que quedó prisionero con once españoles y algunos mexicanos, con la condicion de tener salvas las vidas.

Morelos marchó allá en fines de Diciembre (60), no solo para reunirse con Galiana y el P. Benavente, que eran los que habian tomado aquel real, sino tambien para desvanecer con su presencia las pretensiones del mariscal D. Ignacio Martinez, enviado por la junta de Zitácuaro, quien habiendo llegado al mismo tiempo que Galiana, queria apropiarse la toma de aquel mineral y disponer del botin, del que habia disipado ya trescientas cargas a su arbitrio, cogiendo tambien algunas armas de fuego. Estas se disputaban entónces con gran empeño, y entre los insurgentes eran continuas las cuestiones y competencias, como la suscitada con Martinez. Morelos declaró insubsistente la capitulacion hecha con García Rios, porque este, despues de celebrada aquella, habia seguido haciendo fuego, y mandó pasar por las armas a siete de los once españoles prisioneros y a ocho americanos, entre ellos al mismo García Rios, no obstante estar gravemente herido.

Habia comenzado García Rios su carrera, como capitan de los realistas o patriotas levantados en Olinalá, y por su actividad y empeño en favor de la causa española, fue distinguido por el Virrey, quien le confió el mando de Taxco y su distrito. Se manifestó sanguinario y sobradamente cruel en los castigos que hizo, y esto le atrajo la odiosidad que le condujo a tan triste fin. Morelos dió órden para que se confiscasen sus bienes, y exijió a los que lo habian auxiliado con cantidades de dinero, iguales sumas para su ejército (61).

En esta campaña de dos meses que terminó con el año, Morelos habia desbaratado todas las fuerzas realistas que se le habian opuesto; habia hecho fusilar a dos de sus principales jefes, y otro habia muerto de las heridas que recibió batiéndose; se habia apoderado de todo el pais hasta la cumbre de la sierra que divide la tierra caliente del Sur del valle de México y sus avanzadas se extendian a este, pues aunque entonces no entró en Cuernavaca, lo hizo sin resistencia cuando volvió del valle de Toluca, a donde marchó, como veremos en el capítulo siguiente, habiendo quedado por resultado de estos movimientos, en comunicacion con los insurgentes que ocupaban el cerro de Tenango y en disposicion de auxiliarlos.

Véamos ahora rápidamente algunos de los sucesos ocurridos en la capital en el curso de este año. Establecida la nueva policía, a imitacion de la planteada entónces én Francia, el oidor D. Pedro de la Fuente, superintendente de ella, presentó el estado de sus operaciones y se publicó en la Gaceta del gobierno (62).

Segun este documento, una de las principales atenciones del nuevo establecimiento habia sido, formar un padron exacto de la ciudad, del que resultó que el número de habitantes de esta ascendia en fin del año de 1811, a 168.846, de los cuales eran hombres 76.008 y mujeres 92.838, habiendo de estas el notable exceso de 16.830. El número de individuos aprehendidos por la policía desde 26 de Agosto que entró en ejercicio hasta 24 de Diciembre, fue de 1.631, de los que 1.024 fueron puestos a disposicion de la sala del crímen, 345 a la de la junta de seguridad y los demas puestos en libertad, multados o entregados a los regimientos de que habian desertado.

Los entregados a la sala del crímen fueron destinados al servicio del ejército y de la marina, a obras públicas, al hospicio, Casa de recogidas u otras penas menores. No quedaba preso alguno dependiente de la policía, la cual no detenia a ninguno de los que dependian de su jurisdiccion por mas de veinticuatro horas. Se habia ocupado tambien en obligar a alistarse en los cuerpos de patriotas a los que debian formarlos, en perseguir a los vagos y en corregir varios desórdenes. Los fondos producidos por la suscripcion formada a este efecto, y por las multas impuestas que fueron pocas, 55.557 pesos, y habiéndose erogado en gastos 23.864, quedó un sobrante de 31.693 ps.

El 6 de Marzo falleció el arzobispo D. Francisco Javier de Lizana y Beaumont (63), y fue enterrado con la pompa correspondiente a su dignidad y al empleo de Virrey que habia ejercido. Fue poco sentido de los españoles, que lo consideraban como fomentador de la revolucion, aunque sin intencion de hacerlo; siendo muy caritativo y limosnero, hizo gran falta a los pobres en circunstancias en que la miseria pública habia crecido, por efecto de la revolucion. La regencia de Cádiz nombró para sucederle, al obispo de Oaxaca D. Antonio Bergosa y Jordan, cuyo nombramiento se anunció el 23 de Noviembre con repique general de campanas. El nombrado habia sido inquisidor en México y era tenido por hombre de probidad, aunque de poca capacidad e instruccion. Atribuyóse su eleccion a su amistad con D. Ciriaco Carbajal, que habia sido oidor de México y gozaba entonces de influencia en el gobierno de España. Disponíase el electo a salir para su nueva silla, pero el estado de afliccion en que se hallaba Oaxaca por la revolucion comenzada en la costa chica de que hemos hablado, le hicieron permanecer por algun mas tiempo a ruego de aquellos habitantes (64).

La regencia, para premiar los buenos servicios del Virrey Venegas, le concedió la gran cruz de Carlos III, que Venegas rehusó recibir, no creyendo conforme con sus principios de no prodigar los premios el admitir esta distincion, sobre lo que dirigió una representacion a las cortes, y estas a solicitud del ayuntamiento de México, remitieron a esta corporacion los despachos e insignias de aquella orden, para que los presentase al Virrey a nombre de las cortes, como prueba de sus deseos de acreditarle su reconocimiento. El 10 de Septiembre pasó el ayuntamiento en cuerpo al palacio, en cumplimiento de lo prevenido por las cortes, y desempeñada su comision, se volvió con la misma solemnidad a las casas municipales (65). La misma gran cruz se concedió al obispo de Puebla Campillo (66), en premio de su constante adhesion y buenos servicios a la causa de España. Tambien concedió la regencia el tratamiento de Excelencia al ayuntamiento de Veracruz (67), y otras gracias a varios individuos que habian prestado señalados servicios.

El 14 de Octubre se publicó por bando el decreto de las cortes extinguiendo el tormento (68). El Virrey con consulta de la junta superior de real hacienda, declaró libré la fabricacion del mingarrote o vino mezcal, reglamentando el cobro de los derechos que se le impusieron (69), cuidó de la propagacion de la vacuna, y dictó otras providencias gubernativas, en cuanto lo permitia el estado de convulsion en que el pais se hallaba. Algunas relativas a contener la revolucion no fueron acertadas, y mas bien sirvieron para fomentarla. Tal fue el bando publicado en 30 de Noviembre, por el que se mandó que los dueños de haciendas hiciesen que sus arrendatarios viviesen en sus mismas haciendas, que no tuviesen armas de fuego ni blancas, y no anduviesen por ningun motivo a caballo, sino en mula o borrico (70), providencia impracticable y que no hizo mas que irritar mas y mas los ánimos.

Estos en la capital, se hallaban mas prevenidos cada dia en favor de la revolucion, a diferencia de lo que pasaba en las provincias que habian sido invadidas, en las que los males que habian sufrido, les habia hecho buscar proteccion en quien únicamente podia dársela, que eran las tropas del gobierno; pero en México, que como todas las ciudades grandes abunda en gente ociosa, aspirante y afecta a novedades, y en donde ademas. habia mayor ocasion de fomentar por mil incidentes diarios la rivalidad entre españoles europeos y americanos, la revolucion se presentaba bajo otro aspecto, y los triunfos recientes de Morelos en el Sur, inspiraban nuevo aliento a sus partidarios. Se habia comenzado a publicar un periódico titulado el Especulador patriótico, en cuyo número primero se notaron algunas especies que se tuvieron por injuriosas a los americanos (71), salió el Diario a la defensa de estos, y en el de 7 de Noviembre se insertó un artículo que fue tan aplaudido, que en el dia se hicieron tres ediciones y se vendieron mas de siete mil ejemplares, no obstante la censura y todas las restricciones que tenia la imprenta. Con este motivo hizo el Virrey publicar un bando el dia 11, prohibiendo la circulacion de ciertos manuscritos subversivos que fomentaban la rivalidad entre europeos y americanos, haciendo extensiva la prohibicion aun a las conversaciones sobre estas materias. ¡Como si fuera posible prohibir el hablar, y mas en tiempos revueltos!La ocasion principal de esta providencia fue la representacion que se supo haber sido hecha a las cortes por el consulado, sobre el derecho de representacion que se habia de conceder a las Américas, de que hablaremos a su tiempo; firmáronla el prior D. Francisco Chávarri y los cónsules D. Diego de Agreda, conde de casa de Agreda, y D. Lorenzo Noriega.Grande fue la exaltacion que causó no solo en México, cuando de ella se tuvo conocimiento, sino en las cortes como en su lugar veremos; se mandó cerrar el puerto de Cádiz para que no saliesen buques para América, antes de acordar lo que habia de resolverse acerca de ella, y por fin se decretó que se archivase cerrada y sellada, reservándose disponer despues lo que debia de hacerse con respecto a sus autores. Esto irritó a los americanos que pretendian se hiciese un castigo ejemplar, y la indignacion fue mayor cuando a principios del año siguiente, los comerciantes reeligieron a Chávarri (72) para prior.

Así acabó el año de 1811, comenzando con grandes ventajas por parte del gobierno, por las que se creyó que en él terminaria la revolucion que tuvo principio en el anterior: pero si la fuerza de esta se quebrantó con las victorias de Cruz y de Calleja, los elementos revolucionarios se diseminaron por toda la superficie del pais, y al fin del año se habian extendido por todas partes.

El Virrey habia encontrado sin embargo fuerzas que oponerle, y es ciertamente admirable verle hacer brotar como de la tierra por todos los ángulos del pais soldados, armas y jefes hasta entonces desconocidos, trocando así el aspecto de la Nueva España, ántes tan sosegada y pacífica, en un estado de guerra a muerte, corriendo por todas partes sangre, y habiendo en todas continuos reencuentros. El curso de los sucesos habia formado la reputacion de los dos hombres mas notables en el uno y en el otro partido: Calleja con el ejército del centro habia recorrido en triunfo las provincias del Norte; Morelos con las tropas que él mismo habia creado, no habia encontrado quien le resistiese en las del Sur, y sus recientes triunfos habian hecho desaparecer toda oposicion, conduciéndolo hasta las puertas de la capital. La serie de los accidentes de la guerra los iba conduciendo a encontrarse, y este choque habia de fijar por mucho tiempo la atencion pública, considerándolo como decisivo. Todo iba a depender de su resultado, y con esta grande expectativa iba a comenzar el año de 1812.


Notas

(1) Parte de Tobar. Gaceta de 28 de Marzo 1812, tomo 3°. núm. 204, fol. 325.

(2) Parte de Guizarnótegui. Gaceta de 30 de Enero 1812, núm. 176, fol. 108. Entiendo que esta señora estaba allí antes de hacer su viaje a España, para acompañar a su marido, que fue conducido a Tampico y de allí a Veracruz, en donde fue embarcado para Cádiz.

(3) Idem ídem, fol. 175.

(4) Exposicion manuscrita de Linares.

(5) Pueden verse con extension todos estos sucesos, extractados en la Gaceta de 5 y 7 de Marzo de 1812, tomo 3°, núms. 193 y 194.

(6) Este parte se halla en la Gaceta de 5 de Marzo de 1812, núm. 193, fol. 239, y puede ptesentarse como modelo de extraordinaria pedantería.

(7) Así lo dice el Dr. D. Matías Antonio de los Rios, auditor de la comandancia, en el informe reservado que le pidi6 el Virrey sobre la conducta del corregidor y de su mujer, y asegura que ambas causas habian sido remitidas al superior gobierno.

(8) Lo primero lo dice el mismo Rios en el citado informe, como cosa que corria por segura; lo segundo, por haber actuado él en el negocio. Romero Martinez fue hombre rico, dueño de la hacienda del Colorado y de una magnífica casa, que despues ha sido meson frente a Santa Clara en Querétaro; su familia ha acabado en la mayor miseria. Las Gacetas de 1811 y 12, están llenas de las expediciones de Torre, que seria fastidioso extractar.

(9) Con este motivo dió Rios los informes de que se habló en las notas números 7 y 8 en los folios anteriores.

(10) Todas estas noticias están sacadas del expediente original que he tenido en mi poder.

(11) Publicada por Bustamante, Cuadro histórico, tomo 2°, fol. 109.

(12) Gaceta de 28 de Noviembre de 1811, tomo 2°, núm. 145, fol. 1108.

(13) Areched, Apuntes manuscritos.

(14) En las Gacetas de aquel tiempo se habla frecuentemente de las expediciones de Fernandez. Véase con respecto a los préstamos y donativos de esta opulenta casa, el apéndice: documento núm. 2.

(15) Gaceta de 23 de Enero de 1812, tomo 3°, núm. 173, fol. 83.

(16) Todas las operaciones de Güitian, constan en las Gacetas de 31 de Octubre y 2 de Noviembre de 1811, tomo 2°, núms. 133 y 134, y me las refirió él mismo muy por menor. Güitian ha muerto hace pocos meses.

(17) Gaceta de 28 de Diciembre, tomo 2°, núm. 159, fol. 1226.

(18) Gaceta de 14 de Junio de 1811, tomo 2°, núm. 70, fol. 526.

(19) Idem. de 27 de Julio de 1811, tomo 2°, núm. 89, fol. 664. Parte de Madera de 19 del mismo mes.

(20) Manifiesto de Calleja, publicado por Juan Martiñena, fol. 16, núm. 61. Bustamante, Cuadro histórico, tomo 1°, fol. 358, cuenta todo esto del siguiente modo para disimular la primera profesion de Osomo. D. José Francisco Osomo tenia en aquella comarca concepto de guapo, y aun se habia visto en lances en que no se hallan hombres de espíritu apocado. Suspiraba p6r el momento de sacudir el yugo que ya habia pesado especialmente sobre él, en prisiones que habia padecido. El que esto lea sin otro antecedente, creerá que se trata de algun patriota ilustre, que ha sufrido por la causa de la libertad, y no de un malhechor perseguido por sus crímenes.

(21) Todas estas noticias sobre Aldama son tomadas de Bustamante, Cuadro histórico, tomo 1°, fol. 364.

(22) Toda esta expedicion de Llano se halla por menor en la Gaceta de 26 de Septiembre, núm. 115, fol. 871.

(23) Gaceta de 8 de Octubre, tomo 2°, núm. 123, fol. 931.

(24) Gaceta de 8 de Octubre, núm. 130, fol. 987.

(25) Bustamante, Cuadro histórico, tomo 1°, Col. 363.

(26) La persona que dió a Bustamante apuntes instructivos sobre los sucesos de los llanos, lo da así por seguro. Cuadro histórico, t. 1°, Col. 368.

(27) Bustamante parece inclinarse a esta opinion. Cuadro histórico, t. 1°, f. 363.

(28) En la Gaceta de 12 de Noviembre, núm. 138, Col. 1058, se refiere únicamente la muerte de Aldama y Ocadiz como efecto del desengaño de los insurgentes; anunciando, que correrian la misma suerte los que no se aprovechasen de la indulgencia del gobierno pidiendo el indulto.

(29) Bustamante habla de este suceso sin especificar nada. Cuadro histórico, tomo 1°, Col. 365. En los papeles del gobierno no se hizo mencion de él.

(30) Gaceta de 8 de Octubre, tomo 2°, núm. 123, Col. 932.

(31) Parte de Llano. Gaceta de 24 de Octubre, núm. 130, fol. 989.

(32) Gaceta de 7 de Diciembre, núm. 149, fol. 1144.

(33) Idem de 19 de Octubre, núm. 128, fol. 975.

(34) Véase todo esto en las Gacetas de aquel tiempo.

(35) Así lo refiere Bustamante, Cuadro histórico, tomo 1°, fol. 356, que es la autoridad única que tengo en esto.(36) En la Gaceta de 30 de Noviembre, núm. 146, toda hasta el fin, se refieren los pormenores de los sucesos que siguen con los partes de los jefes.

(37) Véase el capítulo 3° de esta edición virtual.

(38) Hay aquí una equivocación.

(39) Vuelvo desde aquí a tomar por guia al mismo Morelos, copiando casi literalmente las declaraciones instructivas que dió en su causa y su correspondencia, decretos y disposiciones que se hallan originales en el archivo general, o en poder de algunos particulares que se expresarán, muchas de las cuales se copian en el apéndice, reuniendo todos estos documentos bajo el número 3.

(40) Apéndice número 3, documentos señalados con los núms. 1 y 2. El primero es la órden de 11 de Abril de 1811, fecha en Tecpan, toda, excepto la conclusion, de letra del mismo Morelos.

(41) Apéndice. n. 3, doc. n. 3. Este y los dos anteriores existen en poder del Sr. And.

(42) Véase el capítulo III de esta edición cibernética.

(43) Apéndice número 3, decreto núm. 4 que contiene la creacion de esta provincia y demarcacion de sus límites. Ahora se acaba de formar el Estado de Guerrero con menos acierto en el señalamiento de sus linderos, y mayor extension que la que aquella tenia. En poder del Sr. And.

(44) Apéndice núm. 3, doc. núm. 5. Proclama hecha en Chilapa en 10 de Septiembre de 1811, pocos dias despues de su entrada en aquella villa. Archivo gen., lego núm. 38.

(45) En órden toda de su letra, a D. Leonardo Bravo, fecha en Tixtla 17 de Junio de 1811, le previene recoja unos rejones y coyundas que el Br. Cabrera habia quedado debiendo al gobernador de indios de Zumpango, haciéndole pagar a este treinta y dos y media cargas de maiz que tambien le debia el mismo padre, quien las habia entregado a Morelos.- Archivo gen., leg. núm. 37.

(46) Esta correspondencia se halla en el archivo general, en el legajo núm. 37 que contiene documentos cogidos en Cuautla.

(47) Véase, aquí en nuestra Biblioteca Virtual Antorcha, Alaman, Lucas, La revolución del cura Miguel Hidalgo, hasta la muerte de éste y sus compañeros.

(49) Se halla en el archivo general, leg. núm. 38.

(49) Id., legajo núm. 37. Colando, expresion vulgar de la gente del campo, de las cuales usaba mucho Morelos en su trato y correspondencia familiar.

(50) Oficio de Rayon, su fecha en Tlalchapa 31 de Enero de 1812. Archivo general, legajo núm. 38.

(51) Oficio a Alcalde de 29 de Enero, de 1812,. en Tenancingo.

(52) He extractado la historia de Ayala, de Bustamante, Cuadro histórico, tomo 2°, fol. 35, habiéndome asegurado en Cuautla por noticias de sujetos fidedignos, de la certidumbre de lo que he referido.

(53) Esta circunstancia la omite enteramente Bustamante, a pesar de expresarla positivamente Morelos.

(54) Diciembre 18 de 1811. Archivo general, legajo núm. 38.

(55) Bustamante, Cuadro histórico, tomo 2°, fol. 25, dice de este eclesiástico, que era tan amable y medido cuando estaba cuerdo, como insufrible y arrojado cuando se cargaba de vino.

(56) Gaceta de 13 de Febrero de 1812, tomo 3°, núm. 183, fol. 168. Bustamante (en el lugar citado), dice que García murió acribillado a balazos, defendiéndose como un gladiador romano. No murió sino fusilado segun el parte de Páris, y estas frecuentes inexactitudes hacen, que aun en cosas menudas no se puede tener confianza en este autor.

(57) Véase todo el pormenor de esta accion en el parte de Micheo, inserto en la Gaceta de 24 de Diciembre de 1811, tomo 2°, núm. 157, fol. 1210. Bustamante no hace mas que extractar este parte en el Cuadro histórico.

(58) Todo el contenido de este párrafo ha sido tomado compendiándolo del Cuadro histórico de Bustamante, carta primera del tomo 2°.

(59) Todo esto es tomado tambien de Bustamante en el mismo lugar.

(60) Sigo desde aquí copiando las declaraciones de Morelos, para todos los sucesos de Taxco, las que difieren bastante de lo que Bustamante dice acerca de ellos en el Cuadro histórico.

(61) En orden de 6 de Marzo de 1812, desde Cuautla, previno Morelos al encargado de justicia de Huamostitlan lo que sigue: Dígame V. si ha embargado los bienes que tenia el comandante de Taxco D. Mariano García, en el pueblo de su residencia Olinalá; si no lo hubiere V. hecho así, los secuestrará y me dará aviso para ponerlos en venta. En el mismo pueblo está una señora, comadre del ante dicho, llamada Doña Josefa, que esta ayudó a los europeos, segun cartas del mismo García, con dos mil pesos, y así como ayudó a aquellos con esta cantidad, haga V. que nos ayude con la misma cantidad a nosotros, como americana, apurándola si se resistiere, pues tiene un buen principal, y esta multa le resulta por lo muy chaquetona que ha sido. La señora de quien hablo, que se llama D. Josefa, no es sino Doña María Rios.

Por una declaracion que se halla en el archivo general, tomada en México en 9 de Enero de 1812, a unos soldados que pudieron escapar de Taxco y se presentaron al mayor de plaza de esta capital, resulta que aquel mineral fue atacado por tres puntos el 24 de Diciembre por el padre Benavente, Martinez y Galiana, defendiéndose la guarnicion durante dos dias y habiendo sido gravemente herido García Rios el 25, el cura y el guardian de S. Diego trataron de capitulacion, la que se hizo, y los insurgentes entraron el 25, habiendo saqueado las tiendas y casas el 26 y puesto en prision a Rios, a otros oficiales y a los europeos. El 31 del mismo entró Morelos (en sus declaraciones dice este el 1° de Enero, quizá porque en ese dia se solemnizó su entrada con misa de gracias), y el 4 de Enero fueron pasados por las armas por su orden García Rios, su segundo el capitan Perez, el teniente de Tula Velazquez, tres sargentos y cinco europeos, entre ellos el anciano D. Gregorio Arámburu.

(62) Gaceta de 16 de Enero de 1812, tomo 3°, núm. 169, fol. 55.

(63) Gaceta de 26 de Marzo,tom. 2°, núm. 36, fol. 253.

(64) Gaceta de 3 de Diciembre, tomo 2°, núm. 147, fol. 1129. Véanse tambien los diarios de cortes.

(65) Gaceta de 12 de Septiembre de 1811, tomo 2°, número 109, folio 820.

(66) Areched, Apuntes históricos man.

(67) Idem.

(68) Idem.

(69) Gacetas de 10 y 12 de Septiembre, números 108 y 109.

(70) Arechederreta, Apuntes históricos manuscritos. Los bandos generalmente no se insertaban en la Gaceta.

(71) Arechederreta, Apuntes manuscritos.

(72) Chávarri fue hombre muy distinguido entre los españoles. Era rico, comandante de uno de los batallones de patriotas y caballero de Carlos III; su hijo ha muerto en la mayor miseria.

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