Índice de La huelga generalizada (Francia Mayo-junio 1968) de los grupos franceses Information Correspondance Ouvrière y Noir et RougeCapítulo anteriorSiguiente capítuloBiblioteca Virtual Antorcha

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EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL

No hay palabras suficientes para destacar la función de crisol que desempeñaron, en lo tocante a la acción general, las manifestaciones estudiantiles, a las cuales fueron a unirse, en número cada vez mayor, los trabajadores jóvenes; tampoco las hay para describir, en lo tocante al pensamiento, la extraordinaria feria de ideas, experiencias y contactos que fue la Sorbona, convertida en símbolo del movimiento (y seguida luego por otras Facultades). Claro está que, si las cosas sucedieron así fue porque la mayoría de los productores afrontaban iguales problemas y tenían idénticas perspectivas de acción.

También en las Facultades fue donde se popularizó la idea de la autogestión, que surgía como consecuencia natural y lógica de la ocupación de los centros universitarios, aunque en el ámbito de éstos no tuvo, en absoluto, la misma significación que en las fábricas o en las oficinas. El movimiento partió de la Facultad de Nanterre y se propagó con gran rapidez a otras casas de estudios. Por supuesto, es imposible examinar aquí todo cuanto se hizo y se dijo. Solamente nos referiremos a cuatro ejemplos: el movimiento de Nanterre; su prolongación al terreno de la organización política; la Facultad de Ciencias; el establecimiento de relaciones con los obreros y los campesinos.

l. Reseña histórica del Movimiento de Nanterre (1)

En el primer trimestre universitario (que comienza a fines de octubre o principios de noviembre, según las Facultades), una huelga desatada al margen del ordenamiento político o sindical tradicional movilizó a 10.000 de los 12.000 alumnos de la Facultad, en torno de problemas relacionados con el mejoramiento de las condiciones de estudio. Resultado: creación de comisiones paritarias por departamento, las que a poco demostraron su esterilidad.

En el segundo trimestre hubo incidentes esporádicos, expresión de un malestar difuso: una manifestación de solidaridad con un estudiante amenazado con la expulsión, acaba en trifulca con la policía, llamada por el decano; alborotos en algunos cursos, etc. Además, la acción de los residentes de la ciudad universitaria logra, en febrero, la abolición del reglamento interno.

A fines de marzo, se delinea una nueva fase:

- varios estudiantes de Psicología boicotean sus exámenes parciales;

- cuatro estudiantes difunden un escrito (Pourquoi des sociologues) donde se impugnan la enseñanza y los fines de la Sociología;

- el viernes 22 de marzo, después del arresto de seis militantes antimperialistas, se realiza un mitin de protesta, en el que se vota por la ocupación del edificio de la administración esa misma noche. 150 estudiantes, congregados en la sala de sesiones de los profesores, deliberan hasta las 2 de la mañana sobre problemas políticos. Se fija, para el 29 de marzo, una jornada de debates políticos, sin carácter resolutivo.

Las autoridades universitarias se inquietan por el cariz que van tomando los acontecimientos (activísima preparación de la jornada del 29: octavillas, discursos, inscripciones en las paredes de la Facultad y campaña de carteles) y azuzan al personal contra los estudiantes: clausura de la librería de la Facultad, huelga de bedeles. El jueves 28, el decano Grappin ordena la suspensión de los cursos y de los trabajos prácticos hasta el lunes siguiente. Una asamblea de 300 estudiantes ratifica la resolución de cumplir los actos programados para el día siguiente, pero como jornada preparatoria de las discusiones políticas, para cuya realización se fija nueva fecha: el martes 2 de abril.

El viernes 29, mientras una numerosa fuerza policial rodea el campus, 500 estudiantes participan en el mitin de apertura, que se efectúa en uno de los salones de actos de la ciudad universitaria; al finalizar la reunión, se constituyen en comisión para discutir sobre los temas previstos.

El lunes 1° de abril, los estudiantes de 2° año del primer ciclo de Sociología deciden, por mayoría, boicotear sus exámenes parciales. Acto seguido, votan una moción en la que denuncian a la sociología como ideología. Al mismo tiempo, en el cuerpo docente, surgen disensiones entre los profesores de los departamentos liberales (Ciencias Humanas y Letras), partidarios de que se conceda un local permanente a los estudiantes, y los reaccionarios (Historia), que exigen la detención de los cabecillas.

El martes 2 de abril es un día de éxito: la administración no consigue impedir la ocupación del anfiteatro 1 B por 1.500 personas, que se reúnen allí para un mitin preparatorio de acciones ulteriores; tampoco los corporativistas (estudiantes que se interesan pura y exclusivamente por la obtención de mejoras para el alumnado) y los fascistas logran impedir que las comisiones celebren sesión en las aulas del edificio C. La asamblea plenaria final, en que intervienen 800 estudiantes y algunos profesores adjuntos suplentes, resuelve continuar el movimiento.

Carácter del movimiento (2)

El de Nanterre es un movimiento netamente politizado. A diferencia de la huelga de noviembre (3), de espíritu corporativista, el nuevo movimiento planteó temas no gremiales: repudio y resistencia a la represión policial, Universidad crítica, derecho a la expresión y acción políticas dentro de la Facultad ... Era minoritario, a todas luces, y lo sabía: muchos oradores denunciaron, por ilusoria, la consigna de defensa de los intereses comunes de todos los estudiantes. Para los de Nanterre está claro que muchos aceptan los estudios superiores como vía de preparación y acceso a la dirección de los asuntos burgueses. Se desprendió, así, un núcleo de 300 extremistas" capaces de movilizar a 1.000 de los 12.000 alumnos de la Facultad.

Las acciones que se llevaron a cabo hicieron que algunos tomaran conciencia rápidamente: más que de efectuar provocaciones, se trataba de obligar al autoritarismo latente a que se manifestara (p. ej.: los carros de los C.R.S. prontos para intervenir), mostrando el verdadero rostro de los diálogos propuestos. Desde el momento en que surgen determinados problemas, la cachiporra sustituye al diálogo. Hubo, pues, toma de conciencia, pero también participación efectiva de todos cuantos, hasta entonces, habían estado paralizados por la ineficacia de los grupitos y las sectas, así como por la rutina de las reivindicaciones tradicionales planteadas a través de petitorios y marchas del silencio. De suerte que, cuando el aparato represivo echó a andar, estudiantes y profesores tuvieron que definirse. Fue interesante ver a la U. E. C. (4) exigiendo el buen funcionamiento de una universidad burguesa, o a algunos profesores izquierdistas y a otros, marxistas, asustados al comprobar que se cuestionaba su situación, al ser impugnado el régimen universitario.

Es preciso subrayar lo novedoso del movimiento, al menos en el contexto francés. Primero, se hizo un trabajo en común por encima de las oposiciones de grupos: no es que se decrete la inanidad de éstos en forma voluntarista, sino que se verifica un proceso en el cual las diferencias nacerán del cotejo teórico y práctico con la realidad, y no de las disputas de terminología y de capilla. Los particularismos terminológicos están siendo puestos en tela de juicio por considerárselos manifestaciones rígidas de la realidad, que sirven de medios para deslindarse con respecto a los otros grupos y no de instrumentos de análisis científico. Estamos resueltos, además, a evitar que saque provecho tal o cual grupo político, lo mismo que la administración y los docentes liberales, adeptos al diálogo y a la rebelión ... en local cerrado.

Se han planteado nuevos problemas, en particular el del rechazo, más directo y eficaz, de la universidad clasista, el de la denuncia contra el saber neutro y objetivo y su compartimentación, el de la interrogante sobre el papel objetivo que nos toca desempeñar en la actual división del trabajo, el de la conjunción con los trabajadores en lucha, etc.

Simultáneamente, se desarrollaron formas de acción originales: realización de mitines improvisados dentro de la Facultad, ocupación de las aulas para nuestros debates, intervenciones en los cursos o en las conferencias, boicoteo de exámenes, colocación de murales y transparentes con inscripciones políticas en los salones de actos, utilización del micrófono y los altavoces monopolizados por la administración, etc.

En este capítulo, dedicado a las perspectivas, nos limitaremos a describir las tendencias actualmente visibles.

Los problemas de la Universidad

A juicio del Movimiento 22 de Marzo, es preciso que los problemas universitarios se solucionen rápidamente, para que los estudiantes puedan dedicarse al análisis de los problemas de fondo.

Tocante a los exámenes, el Movimiento quiere evitar, por una parte, que la rebeldía estudiantil y los múltiples problemas que ha puesto sobre el tapete sean ahogados por la masa de los tragalibros, preocupados por sus intereses personales inmediatos -salvar los exámenes- y, por otra, que los menos favorecidos tengan que sufrir las consecuencias de las decisiones adoptadas (cosa que excluye el boicoteo liso y llano). Por eso el Movimiento propone una solución transitoria, mientras se elabora una nueva modalidad de control de los conocimientos, la cual sólo puede orientarse hacia la renovación de la enseñanza, en contenido y métodos. Estos exámenes de tipo particular se realizarían tres semanas después de la aceptación de las condiciones previas, es decir: la promulgación de la ley de amnistía para todos los manifestantes y el suministro de información sobre los desaparecidos (Estas proposiciones se plantearon durante la segunda semana de mayo, cuando el Movimiento estaba aún radicalizado. Los acontecimientos hicieron que la mayoría del 22 de Marzo se desinteresara al poco tiempo de estas cuestiones).

Todos los heridos en las manifestaciones, los estudiantes empleados y los becarios son admitidos automáticamente.

También lo son los estudiantes cuya foja 1967-68 haya sido satisfactoria.

Los otros se presentan a una comisión paritaria que los juzgará sobre un tema libremente elegido por ellos. El examen podrá ser escrito u oral, y darse individual o colectivamente.

Aprovechando la situación actual y la relación de fuerzas, utilizaremos, con las siguientes finalidades, cualquier estructura que se cree:

- apertura de la ciudad universitaria y de los comedores universitarios a los jóvenes aprendices, desocupados y trabajadores;

- apertura de la Facultad a los obreros de Hauts-de Seine;

- por lo tocante a la autonomía de las Facultades y Universidades, el Movimiento 22 de Marzo sabe que no puede subsistir un islote socialista dentro de una sociedad que conserva el sistema capitalista de la ganancia. Puesto que el Estado controla los recursos económicos de la Universidad y las patronales se anexan a los estudiantes, la simple autonomía es una utopía reformista. El Movimiento 22 de Marzo, adverso, por lo demás, a las tentativas de recuperación del movimiento estudiantil por parte de las autoridades universitarias, se pronunciaría contra las proposiciones de autonomía si no viera en ella un medio de hacer realidad sus objetivos mediatos. Pues la autonomía nos parece aceptable si va acompañada del establecimiento del poder estudiantil en las Facultades, con derecho de veto sobre todas las decisiones que se adopten, y si los estudiantes usan ese poder, no para ejercer meras funciones de gestión -que no aceptamos-, sino para proseguir sus acciones de contestation.

Tales remiendos del orden establecido, hechos a través de su estructura universitaria, sólo se justifican, a juicio del Movimiento 22 de Marzo, si se enlazan en un proceso revolucionario enderezado a transformar la sociedad capitalista en sociedad sin clases. Los estudiantes por sí solos no pueden transformar la sociedad; precisan, para ello, la conjunción con sus aliados naturales, los obreros, pues unos y otros se niegan a ser los perros guardianes de la burguesía o sus servidores. La alianza con la clase obrera ha sido siempre uno de nuestros objetivos.

La conjunción con la clase obrera

(Volante de fecha 24 de mayo de 1968, publicado en Partissans, N° 92, mayo-junio págs. 107-108; (Ce ne´st qu´un début -Esto es sólo el comienzo-, en Cahiers Libres, N° 124, pags. 49-51)

Nosotros ocupamos las facultades y vosotros las fábricas. ¿Combatimos, nosotros y vosotros, por lo mismo?

Hay un 10% de hijos de obreros en la enseñanza superior. ¿Luchamos para que el porcentaje aumente, para que se haga una reforma democrática de la Universidad? Lograrlo sería obtener una mejora, pero ello no es lo más importante. Pues los hijos de obreros se convertirían en estudiantes iguales a los demás. Y nuestra aspiración no es que los hijos de la clase trabajadora se conviertan en directores de fábrica. Queremos suprimir la separación entre trabajadores y dirigentes.

Hay estudiantes que al egresar no encuentran empleo. ¿Luchamos para que lo consigan? ¿Luchamos por una buena politica de empleos para los graduados? Lograrlo sería obtener una mejora, pero ello no es lo esencial. Los graduados en psicología o sociología pasarán a ser los seleccionadores, los psicotécnicos, los orientadores que tratarán de adaptaros a las condiciones de trabajo; los graduados en matemáticas se convertirán en los ingenieros que pondrán a punto máquinas más productivas y más insoportables para vosotros. ¿Por qué nosotros, estudiantes procedentes de la burguesía, criticamos la sociedad capitalista? Para el hijo de un obrero, ser estudiante es salirse de su clase. Para el hijo de un burgués, ser estudiante puede significar la oportunidad de conocer la verdadera naturaleza de su clase, de interrogarse sobre la función social para la cual se le destina, sobre el lugar que ocupáis los obreros en ella.

Nos negamos a ser eruditos aislados de la realidad social.

Nos negamos a ser utilizados en provecho de la clase dirigente.

Queremos suprimir la separación entre trabajo de ejecución y trabajo de reflexión y organización.

Vosotros reivindicáis el salario mínimo de 1.000 francos en la región parisiense, la jubilación a los 60 años de edad, la semana de 40 horas pagada como si se trabajaran 48. Estas son reivindicaciones justas y de larga data. Sin embargo, parecen desconectadas de nuestros objetivos; pero el hecho es que ocupáis las fábricas, tomáis en rehenes a los patrones, vais a la huelga sin aviso previo. Estas formas de lucha se han hecho posibles merced a prolongadas acciones cumplidas con perseverancia en las empresas, y también gracias a la reciente lucha de los estudiantes.

Vuestras iuchas son más radicales que vuestras legitimas reivindicaciones, porque no apuntan solamente al mejoramiento de la situación de los trabajadores dentro del capitalismo, sino que entrañan la destrucción de éste. Son luchas políticas en el verdadero sentido de la palabra; no lucháis para que cambien al primer ministro, sino para que el patrón deje de tener el poder en la empresa y en la sociedad. La forma de vuestra acción nos ofrece a los estudiantes el modelo de la actividad realmente socialista: la apropiación de los medios de producción por los trabajadores y el poder de decisión ea manos de éstos.

Vuestra lucha y la nuestra convergen. Hay que destruir todo cuanto nos separa (costumbres, diarios, etc.). Es preciso soldar la alianza entre las empresas y las Facultades ocupadas.

La organización del Movimiento 22 de Marzo

De ahora en adelante, el Movimiento se compone de grupos de base de diez personas:

- que discuten todos los problemas políticos a los cuales nos hallamos enfrentados;

- que delegan en una persona la tarea de llevar las discusiones del grupo a cada una de las comisiones especializadas en el problema político respectivo: autonomía-exámenes, intervención estudiantil en la Facultad, intervención orientada en dirección a la clase obrera, lucha antimperialísta, autodefensa, etc.;

- que delegan en una persona la función de relator de las discusiones, le encomiendan que participe en las discusiones urgentes del comité de coordinación, en el cual habrá, asimismo, un delegado de cada una de las comisiones especializadas;

- que se encargan de la distribución de volantes, las discusiones y, en general, de la intervención ante algunas fábricas y en un sector geográfico determinado;

- que se encargan de sus medios de transporte: cada grupo debe disponer de un auto, por lo menos.

No es necesario que los delegados de los grupos ante las diversas comisiones sean fijos, puesto que el grupo nombra delegado en cada reunión, y el nombramiento puede recaer en cualquiera de sus integrantes.

Por otra parte, a medida que se nos unan nuevos militantes, se irán formando nuevos grupos, para que ninguno tenga más de doce miembros.

Las comisiones especializadas sintetizan las discusiones que sobre el respectivo tema ha realizado el grupo. Se crean conforme aparece un problema político nuevo. Coordinan las acciones y la intervención de los comités de barrio y cada una de ellas envía un delegado al Comité de Coordinación. Se encargan de la aplicación concreta de las decisiones politicas y se aseguran, ante el Comité, de la aplicación técnica de las mísmas.

El Comité de Coordinación se compone de los delegados de los grupos de base y de los delegados de Comisión. Es la instancia de organización y acción del movimiento en situaciones normales. Sin embargo, en caso de que surja conflicto sobre determinados problemas entre los delegados de los grupos de base y una comísión, se reúne a la asamblea general para que resuelva.

Cierto número de comisiones ejecutivas dependen directamente del Comité de Coordinación:

- para la colecta de dinero entre personas destacadas y acopio de las diversas adquisiciones;

- para las relaciones exteriores: envío de militantes para explicar nuestra acción donde se nos pida, respuesta a las entrevistas periodísticas, etc.;

- para la coordinación con el resto del movimiento no perteneciente al 22 de Marzo, es decir: C.A.L. (5), Comité de Acción del 3 de Mayo (6), comités obrero-estudiantiles de Censier (7), de la Halle-aux-Vins, de la D.N.E.F. (8) Y el S.N.E. Sup. (9), las centrales sindicales y, eventualmente, otras organizaciones;

- comités de redacción: coordinación de la tarea relativa a la publicación de folletos y libros que se escriban sobre nosotros (Action, etc.).

- reseña de prensa;

- propaganda: impresión de volantes, carteles, etc.;

- salud: medicamentos, asesoramiento, etc.;

- jurídicos: asesoramiento para el caso de arrestos, defensa de los compañeros detenidos, etc.;

- extranjeros con problemas jurídicos especiales y toda otra cosa que se considere útil eventualmente.

Los militantes redactan una hoja de información y discusión. Todos escriben en ella, en una forma u otra: tres líneas de información, diez de poesía política, ensayos teóricos, análisis ... Las comisiones publican en dicha hoja sus informes. Se dan a la estampa en ella los comunicados del movimiento. Cuando acá o allá se realiza un trabajo, cuando llegan las informaciones de provincias, se escribe un texto.

Principios rectores de la acción

Nuestra acción se inspira en cierto número de principios:

- reconocimiento de la pluralidad y la diversidad de tendencias dentro de la corriente revolucionaria;

- revocabilidad de los militantes en los que se delegan funciones, poder efectivo de las colectividades;

- circulación permanente de las ideas y lucha contra el monopolio de la información y del saber;

- lucha contra la jerarquización;

- abolición, en la práctica, de la división del trabajo (derribar las barreras que separan el trabajo manual del intelectual);

- rechazo del engaño que suponen las mociones de censura parlamentaria, el referéndum, las coaliciones electorales, la delegación del poder ...

- destrucción del mito del Estado como árbitro al servicio del interés general;

- gestión de la empresa por los trabajadores, forma de acción que, por el momento, no puede ser sino espontánea, pero que debemos plantear como una de las posibilidades revolucionarias.

Las diversas acciones

La actividad se desarrolla en torno de cinco ejes principales:

- la información

- el abastecimiento

- la autodefensa

- la organización de manifestaciones.

La información tiene dos objetivos:

- luchar contra el envenenamiento de la opinión pública por parte del gobierno y de las patronales, que dan información falsa sobre lo que sucede en las empresas;

- crear un nexo directo entre los diversos comités de huelga y los habitantes de los barrios. De acuerdo con esto, se realizaron reuniones de barrio a las que acudían los trabajadores de distintas empresas.

Para ello, diariamente se publicaban boletines con las informaciones proporcionadas por los huelguistas (se hizo así en París y en determinados barrios). Los boletines se preparaban en colaboración estrecha con los distintos comités de acción.

Además, se mimeografiaban y distribuían volantes redactados por los huelguistas. En los. barrios, se hacían mitines callejeros de agitación e información políticas.

Abastecimiento. Todos los días se organizaban colectas de dinero y alimentos. Se establecieron contactos entre los trabajadores en huelga y los campesinos. Los obreros ponían a la orden los camiones, para ir a traer víveres de las provincias. Las existencias se centralizaban en las empresas que ofrecían sus locales para ello. Así se pudieron distribuir toneladas de alimentos.

Autodefensa. Grupos de militantes se ponían a disposición de los trabajadores para reforzar los piquetes de huelga y resistir a los comandos de la UNR (10), los fascistas y la policía.

Manifestaciones. En los barrios de París, en los suburbios obreros, en Flins, se organizaron manifestaciones de apoyo político y físico a los trabajadores. Desde el 1° de mayo, se propusieron muchas manifestaciones a la UNEF y al SNE Sup., entre las que es de destacar la del viernes 10, primera noche de las barricadas.

2. La Facultad de Ciencias de París - Halle-aux-Vins

A diferencia de Nanterre, en la Facultad de Ciencias no hubo movimientos de protesta y rebeldía importantes hasta los disturbios del Barrio Latino. Sin embargo, existía entre los alumnos de dicha Facultad (35.0000 inscritos), así como en muchas otras, un estado de inquietud latente por los proyectos del decano Zamansky, que se proponía aplicar un régimen de selección, y por la reforma Fouchet, que significaba, de hecho, un aumento de las dificultades. de los estudiantes. Las reacciones de los alumnos se limitaban, por entonces, a reivindicaciones meramente reformistas: construcción, en breve plazo, de la Facultad de Villetaneuse y creación de nuevos cargos docentes. De estas exigencias se hacían eco los profesores adjuntos y suplentes, que veían en ellas el camino para llegar a la titularidad de las cátedras. Pero no se hacía crítica alguna a las formas de la enseñanza, salvo en lo tocante ál propósito de las autoridades de aumentar la productividad de los éstudios y aumentar la rigidez de la selección.

Empero, a partir del 3 de mayo, hubo paros en ciertos sectores, bajo la dirección de algunos profesores de ideas avanzadas, como Monod (Premio Nobel de Medicina (11). Estos paros no eran más que la reacción primaria, elemental, contra la brutalidad de la policía, pero las cosas evolucionaron rápidamente y los estudiantes cuestionaron su situación en la Facultad. Por primera vez hubo discusiones entre profesores y alumnos de cada asignatura, a veces en salones colmados (500 a 600 participantes). Por supuesto, las discusiones versaron, al principio, sobre los exámenes, que, debían comenzar el 15 de mayo; pero a poco andar giraban ya sobre cuestiones de. política general.

En otras asignaturas, cuyos profesores eran reaccionarios, los cursos continuaban. Los alumnos ya movilizados se organizaron espontáneamente para interrumpir esos cursos y hablar en ellos de las discusiones que se desarrollaban en el resto de la Facultad. Mientras que durante el año era imposible hacer participar a todo un grupo de clase en debates, fueran los que fuesen, y quien hablara de política se ganaba una rechifla, ahora la mayoría de los estudiantes oían y participaban, aunque sólo fuera para expresar su oposición al movimiento. En todos se manifestaba el deseo de tomar parte activa en la gestión, pero, en general, ese sentimiento casi no se expresaba fuera de las aulas y los grupos de clase.

En cambio, un comité estudiantil de huelga, compuesto por diez alumnos, quería plantear problemas más generales. Se constituyó el 10 de mayo, encargándose de organizar la vida de la Facultad ocupada, de controlar e impedir la prosecución de los cursos que todavía continuaban.

El comité se formó espontáneamente, con quienes se ofrecieron para integrado; no fue elegido por los alumnos ni emanaba tampoco de la UNEF (con poco arraigo en la Facultad e infiltrada por la UEC, staliniana), la cual fue tomada de sorpresa, al igual que todos los grupos políticos que se mantenían apartados del movimiento o que hacían obstruccionismo (con excepción de la Fédération des Étudiants Revolutionnaires, trotskista). La mayoría de los estudiantes se encontraron, pues, frente al hecho consumado de un comité de huelga, de su funcionamiento, de sus decisiones y de organizaciones que iban naciendo.

Después de la noche de las barricadas se constituyó un comité de huelga de los docentes, que reunía a afiliados del S.N.E. Sup. y, casi exclusivamente, a profesores adjuntos suplentes (sólo había cuatro profesores titulares y maestros de conferencias). Tampoco este comité nació de una elección.

Al principio, ambos comités de huelga celebraban sesión separadamente, pero a poco se fusionaron. Desde el comienzo, impulsaron la creación de comités de base en los grupos de clase y de consejos de laboratorio en las unidades de investigación de la Facultad. Aunque los comités de laboratorio se constituyeron rápidamente, el comité de huelga se opuso a la elección inmediata de comités de base estudiantiles, porque el decano había hecho venir a los alumnos que hasta entonces habían estado ausentes de la Facultad y no habían participado en el movimiento. Diez días después, tras de muchas discusiones políticas, se formaron los comités de base y apoyaron lo actuado por el comité de huelga -vivamente criticado al principio por no haber sido elegido-, con lo que sufrieron una derrota el decano y el orden docente, que querían mover al alumnado contra el comité.

Quienes trataban de formar estructuras paritarias, a fin de remplazar con ellas el antiguo gobierno de la Facultad (es decir, la Asamblea de Facultad, integrada solamente por los catedráticos, los maestros de conferencias y el decano, elegido por la Asamblea), eran, más que los estudiantes del comité de huelga, los profesores; compartían esta aspiración los investigadores y los técnicos de laboratorio. Se creó una comisión paritaria provisional, compuesta por dieciocho estudiantes, nueve profesores, nueve adjuntos o adjuntos suplentes y, además, delegados de los técnicos, de los investigadores y de los administrativos. La comisión resolvió el problema de los exámenes aplazándolos para octubre y se asignó la tarea de preparar la instalación de una comisión central paritaria en sustitución del antiguo sistema de gobierno.

Dentro de la Facultad había un cúmulo de poderes paralelos:

1) los consejos de laboratorios -revocables por el personal de estos últimos-, cuya vida era independiente de la del resto de la Facultad;

2) los comités de base de los alumnos -revocables en todo momento por los grupos de clase-, que celebraban asamblea general para adoptar posiciones;

3) la asamblea general de los docentes, que agrupaba a los adjuntos y a los adjuntos suplentes, así como a los catedráticos que quisieran concurrir a ella;

4) la comisión paritaria provisional, compuesta por los delegados estudiantiles designados por el comité de huelga -revocables en todo momento tanto por el comité como por la asamblea general de los comités de base-, y por delegados de los docentes (era el propio decano quien designaba a los profesores que actuaban en la comisión);

5) el antiguo gobierno de la Facultad.

Todos estos poderes coexistieron, mal que bien, durante el período ascendente del movimiento, en cuyo transcurso el orden docente y el decano casi no pudieron oponer resistencia a las decisiones del comité de huelga. La decisión de diferir la fecha de realización de los exámenes hizo que muchos estudiantes abandonaran la Facultad para salir de vacaciones; y después del discurso de de Gaulle, del 30 de mayo, el orden docente se endureció y negose a continuar en la comisión paritaria.

Ello contribuyó a fortalecer la unidad entre estudiantes, investigadores y profesores adjuntos, que organizaron entonces las elecciones para la comisión central paritaria. La medida dejó en posición incómoda al decano y al orden docente, y hubo fricciones serias dentro de este último; los reformistas, viendo que había llegado la hora de tratar de recuperar el movimiento para ellos, exigieron al decano que mandara realizar las elecciones de los delegados de los profesores. Cabe suponer que la entrada de la policía en la Facultad haya estado relacionada con esta situación.

El comité de huelga se pronunció también contra la creación de una Universidad de verano, similar a las existentes en otras Facultades; los miembros más radicales de aquél deseaban entablar contacto con los trabajadores y abrir la Facultad al mundo exterior. La asamblea de docentes y la asamblea general de los comités de base estudiantiles eligieron una oficina central organizadora de la Universidad de verano. La oficina centralizó las diferentes iniciativas que surgían:

a) en las diversas asignaturas se hicieron experiencias de pedagogía renovada, con el concurso de la parte más dinámica del profesorado;

b) actividades políticas: seminarios en que participaron varias figuras prominentes (de las Facultades de Letras o de Derecho), y, sobre todo, grupos de trabajo donde se unían estudiantes y trabajadores y se desarrollaban discusiones muy fructíferas;

c) actividades artísticas (cine, venta de libros, etc.), que tenían la ventaja de atraer a gran número de gente.

La experiencia de la Universidad de verano, cuya realización presentaba dificultades, y que tenía muchos defectos, fue, sin duda, uno de los mejores logros de la Facultad de Ciencias. El comité de huelga dedicó buena parte de sus fuerzas a mantener la ocupación de los locales de enseñanza para que tal obra pudiera continuar (En la Facultad actuaban varias comisiones -entre ellas la de testimonios, que recogió los referentes a la represión policial-, comités de accion obrero-estudiantil y un taller de carteles semejantes al del taller popular de Bellas Artes). De más está decir que el gobierno golista no podía permitir que aquélla se desarrollara, y los policías que invadieron la Facultad en la madrugada del 5 de julio reconocieron que lo hacían para poner fin a las actividades de la Universidad de verano.

3. En la Rénault de Flins: solidaridad obrero-estudiantil

Una de las consignas coreadas en las manifestaciones obrero-estudiantiles era: El poder está en las calles. Esto tiene cierto aire de siglo XIX (y no es, en verdad, el único aspecto ochocentista que se pudo observar); en realidad, el poder del porvenir se encuentra donde están concentrados los productores: en los lugares de trabajo. Pero la calle sigue siendo preliminar obligado para tomar conciencia, y es, además, una experiencia inevitable. En Flins fue donde los estudiantes (trabajadores de la empresa Sorbona) y los trabajadores de la empresa Rénault se unieron en la acción práctica; allí, también, más de la mitad del personal se pronunció contra el retorno al trabajo, a despecho de todas las presiones que se ejercieron, en actitud que los diferenció de sus compañeros de Billancourt y Cléon.

En Flins, el elemento obrero se compone, en gran parte, de jóvenes, no muy avezados a las prácticas sindicales; la huelga fue espontánea, la base controló de cerca al comité de huelga y la participación en los piquetes fue, asimismo, más elevada que en otros sitios.

En la noche del jueves al viernes 7 de junio, los C.R.S. (había unos 4.000 en el sector) derribaron con carros blindados las puertas del eStablecimiento y penetraron en él, obligando a los piquetes de huelga a desalojarlo. Por la mañana, bajo la protección de la policía, los amarillos fueron a trabajar (o a hacer como que trabajaban), para que la dirección pudiera anunciar la reanudación efectiva de la actividad laboral. Pero, no obstante el enorme despliegue policial, jóvenes obreros y estudiantes que lograron eludir las barreras puestas por la policía en todas las rutas de acceso, se congregaron frente a las puertas de la fábrica y explicaron a los trabajadores engañados por la información falsa (la CGT (12) no se había tomado el trabajo de desmentirla) que la reanudación no había sido resuelta por los obreros. Desde ese momento, los trabajadores se negaron a volver a entrar en la fábrica. Mientras tanto, la CGT y la CFDT realizaban un mitin a 6 km. de distancia, en el que participaron no más de cincuenta dirigentes sindicales. Éstos regresaron en seguida a la fábrica, ante cuyas puertas se habían reunido de 2.000 a 3.000 manifestantes. Los dirigentes lanzaron sus consignas: ¡Nada de provocaciones! ¡Dispersarse, compañeros! ¡No hay que volver a entrar en la fábrica! Pero los obreros exigían con insistencia que tomaran la palabra los estudiantes. Un jefe sindical se apoderó nuevamente del micrófono: ¡Dispersarse! Pero la presión de la base lo obligó a ceder el micrófono a Geismar, el Secretario General de SNE Sup. Geismar recordó que en París los estudiantes habían enfrentado a los CRS y que, unidos, obreros y estudiantes podían volver a ocupar la fábrica. En ese momento atacó la policía. Los estudiantes mostraron a los obreros cómo se pelea (no les costó mucho trabajo hacerse entender, por cierto). Y las refriegas continuaron durante varios días, en los campos, en un perímetro muy vasto.

Un intento de hacer trasladar por tren a Flins a varios miles de manifestantes reunidos en la estación de Saint-Lazare tropezó con la obstrucción de la CGT y la falta de solidaridad de los ferroviarios. En Billancourt, los 30.000 trabajadores de la Rénault no trataron de romper la coyunda sindical y establecer comunicación y contacto con los de Flins. Dada esta situación, la lucha no podía menos que fracasar, después de duras escaramuzas. Fue única en su género, al menos por la amplitud que cobró en ciertos momentos; sin embargo, esa amplitud era modesta en comparación con las dimensiones gigantescas de la huelga (no debe dejarse de tener en cuenta, además, que los elementos más activos estaban retenidos en las empresas por tareas inmediatas). Pese a todas sus limitaciones, un movimiento como éste, testimonio vivo de solidaridad experimentada por muchos, no es cosa de todos los días en el movimiento obrero francés. En el lugar donde ocurrió, desarrolló la combatividad de los trabajadores y dejó una semilla que ha de germinar. (Bien se comprobó esto después de la huelga, cuando la dirección decidió, pese a los compromisos formalmente contraídos, aumentar el ritmo de trabajo y despedir a dos obreros extranjeros. Tras un paro realizado en la jornada, los trabajadores se reunieron en asamblea general la noche del 19 de junio y votaron la huelga general por tiempo indeterminado. Oficialmente, la CFDT estaba al frente del movimiento pero la CGT no quería ni oír hablar de esa provocación, se opuso a la huelga y la CFDT terminó cediendo, aunque no sin denunciar con tóda energía -¡oh claro!- la traición de la otra central: faltaba poco tiempo para las elecciones de los comités de empresa).

4. Otras formas de solidaridad

Otro aspecto de esta solidaridad, menos espectacular que el anterior, pero quizá más importante, fue la creación de comités de acción, de barrio o de empresa, con la participación activa de estudianteS en su mayoría no pertenecientes a ninguna organización gremial. Los comités prepararon, junto con los trabajadores, infinidad de octavillas; las imprimieron en mimeógrafo y las distribuyeron, en cantidades que sólo es dable calificar de enormes. Por su actividad, que cobró formas diversas, los comités contribuyeron a echar los cimientos de una nueva conciencia. Después, con el reflujo, fueron desapareciendo, cosa muy natural, puesto que constituyeron la expresión del movimiento en su auge y en su ocaso. Pero hubo un hecho capital: los C. A. se asignaron la misión de superar las estructuras burocráticas, en lo sindical y en lo político, por medio de la creación de una multitud de núcleos políticos, destinados a unificarse algún día, pero sin precipitación organizativa, pues la organización vendría de la lucha real y no de reclamaciones abstractas (¿Cómo continuaremos?, manifiesto del C. A. de la Sorbona).

La acción de los CLEOP (Comités de relaciones entre estudiantes, obreros y campesinos) tuvo alcances no menos considerables: asegurar el abastecimiento de los huelguistas, sobre todo en las empresas pequeñas, que, al no estar sostenidas por los comités de empresa (cantinas, etc.}, necesitaban ayuda. Algunos de los comités nacieron en las escuelas de agronomía; otros tuvieron origen menos preciso. Se pusieron en contacto con las cooperativas o con algunos sindicatos de agricultores (C.N.J.A. -Centro Nacional de la Juventud Agraria-, F.N.J.A. -Federación Nacional de la Juventud Agraria-). Se dirigieron a Bretaña, sobre todo (en razón de proximidad), y allí fue donde se los acogió mejor (por causas que van desde la plétora de productos, debida a la falta de transportes, hasta la hostilidad contra los sistemas de distribución existentes; las transacciones se hicieron de manera directa). También hubo cambios de ideas entre estudiantes y campesinos, con lo que se suplían las deficiencias deliberadas de la información oficial. En este sentido, los CLEOP cumplieron, eficazmente, una tarea similar a la de los comités de acción. Lo importante es que aparecieron lugares de reunión -las Facultades-, que se constituyó una red de información y clarificación de ideas -los C. A.- y que la solidaridad entre las distintas categorías de trabajadores en lucha no siempre quedó en declaración de intenciones, sino que tomó forma tangible, así en los enfrentamientos callejeros con la policía o en Flins, como en lo concerniente al abastecimiento.




Notas

(1) Nanterre es una casa de estudios organizada al estilo del campus norteamericano (residencias estudiantiles y grandes terrenos). Alberga a Facultades de Letras y Derecho. Se encuentra en los arrabales de París y está rodeada de fábricas, lo que facilitó mucho los contactos obrero-estudiantiles, que ya se realizaban en años anteriores, pero en grado mucho menor.

(2) Esta parte del trabajo fue redactada, parcialmente, por un militante del 22 de Marzo que integra el grupo Noir et Rouge; el resto es extracto de un boletín del Mov. 22 - III.

(3) Ya se hizo referencia al carácter de la huelga de noviembre al comenzar la Reseña histórica del Movimiento de Nanterre.

(4) Unión des Etudiants Communistes (Unión de los Estudiantes Comunistas).

(5) Comité d'Action Lycéen (Comité de Acción Liceal. Alumnos de enseñanza secundaria: entre 15 y 18 años de edad).

(6) El 3 de mayo fue el día en que la policía penetró en la Sorbona, provocando la reacción, espontánea y violenta, de los estudiantes universitarios y los liceales.

(7) Censier alberga a varias Facultades de Letras. Se construyó, como otros edificios universitarios, para solucionar los problemas de espacio de la Sorbona; y se encuentra, al igual que ésta en el Barrio Latino.

(8) Union Nationale des Etudiants Francais (Unión Nacional de Estudiantes Franceses).

(9) Syndicat National de l'Enseignement Supérieur (Sindicato Nacional de la Enseñanza Superior): agrupa a los docentes universitarios, es de tendencia izquierdista (anti-P.C.) y pertenece a la F.E.N. (Féderation de l'Education Nationale).

(10) Union Nationale de la République, el nuevo partido golista, que, formó bandas de pistoleros llamadas Comités de Défense de la République (CDR).

(11) En la Facultad de Ciencias de París hay estudiantes de Medicina porque en el primer año se dan cursos de matemáticas, biología, etc.; concluido el primer año, esos alumnos pasan a la Facultad de Medicina.

(12) Confédération Générale du Traváil (de orientación comunista).

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