Índice de Madero y los partidos Antirreeleccionista y Constitucional Progresista de Chantal López y Omar CortésDocumento anteriorSiguiente documentoBiblioteca Virtual Antorcha

ACUERDO DEL CENTRO ANTIRREELECCIONISTA

Nada hacía presagiar antenoche cuando se reunieron las delegaciones de 22 clubs antirreeleccionistas, en el Teatro del Conservatorio para tratar el acuerdo definitivo que debería tomarse, en vista de la actitud del señor Madero para el Centro Antirreeleccionista, que la sesión sería borrascosa, por la marcada diferencia de opiniones, entre los representantes de los diversos clubs allí reunidos, expresada con acaloramiento y vehemencia inusitados.

Abierta la sesión por el señor Presidente a las ocho y cuarenta y cinco, con asistencia de unas doscientas personas, el Secretario dió lectura a un informe rendido por la Comisión del Centro Antirreeleccionista que estuvo últimamente a visitar al señor Madero en su residencia de Tehuacán.

La mayoría de los circunstantes, cuando terminó la lectura el señor Secretario, expresaron su desagrado por la acogida poco cordial y violentísima que asumió el señor Madero al recibir a la Comisión, lo mismo que por la notoria ambigüedad de las contestaciones dadas a las preguntas que el Centro acordó presentarle por intermedio de las personas nombradas a ese efecto.

El señor Secretario, en el curso de su peroración, dijo que en la mañana del 4 del actual (agosto), cuando la Comisión llegó a Tehuacán observaron un batallón como de doscientos insurgentes tocando llamada en honor del jefe de la zona.

Después se apersonaron con el señor Madero, a quien encontraron en un estado de alarmante sobreexitación; pues la sangre le afluía al rostro y sus ademanes eran muy violentos. En un corto y mesurado discurso el Presidente de la Comisión leyó al señor Madero las tres preguntas que llevaban preparadas, a lo que él manifestó que ya había contestado en la prensa; pero que declaraba nuevamente que el Centro Antirreeleccionista que había fundado en unión del Lic. Emilio Vázquez Gómez, lo consideraba disuelto, toda vez que no tenía razón de ser si no era para trabajar únicamente en la próxima lucha electoral. En esos momentos un miembro del Club Santos Degollado, gritó: ¡Muera Madero!, y el Presidente tocó el timbre para expulsarlo del salón.

El Secretario continuó informando, que siempre bajo una violenta excitación, el señor Madero enojadísimo había protestado porque en el Centro Antirreeleccionista lo compararon con un ratón y al General Reyes con un gato, lo cual a su juicio era extremadamente ridículo y que había añadido que el señor De la Barra le consultaba hasta para los más nimios detalles. En cuanto al Lic. Vázquez Gómez, lo conceptuó como un niño al que venía dando consejos desde hace dos años.

El General Cándido Navarro, que representaba a los insurgentes, manifestó su inconformidad por la destitución del señor Lic. Vázquez Gómez, y entonces el señor Madero le contestó que no toleraba se mezclasen los militares en política y menos el señor Cándido Navarro, indigno de pertenecer al ejército.

El señor Navarro trató de aplacar la violencia del señor Madero y no pudo conseguirlo, diciendo que no había recibido un centavo durante la campaña y que justiflcaría más tarde su desinterés.

El señor Herrejón López se extrañó que Madero lo recibiera de esa manera, diciéndole que no debía de tratarlo así y sugiriéndole la idea de delegar sus facultades en un Comité. Madero reconocló que estaba exaltado y que no desconocía los derechos del Centro, manifestándoles su adhesión y abrazándolos cordialmente. El señor Secretario terminó su informe y uno de los socios pidió que abandonara el salón el que había gritado ¡muera Madero!

El señor Aqulles Elorduy pldió la palabra para proponer una carta abierta al señor Madero, en que se le manifestara que debía atenerse a la fórmula electoral primitiva, pues de lo contrario el Centro lo desconocería.

Habla el delegado del club jaliciense, disculpando la exaltación de Madero, cree que la causa de su cambio es el porfirismo que existe latente todavía. Juzga políticamente al señor Presidente De la Barra y dice que no encarna los ideales de la revolución, por miedo de arrancar de raíz el elemento científico que aún los azota con el fuete en la cara.

Pide que una Comlsión del Centro se acerque al señor De la Barra para manifestarle que si acaso no hay hombres competentes, fuera del elemento científico, para gobernar, el pueblo lleve a sus libertadores a ocuparlos, aunque esto signifique la desgracia o la ruina de la Naclón.

El señor Guillermo Castillo, oficial maderista, comienza su discurso diciendo que se abrirían cien Bastillas y 25 Belenes, si se acercaban al señor De la Barra (siseos) quien con sonrisa de coquetuela los hundiría en un presidio. Refirléndose al señor Madero, declara que Juana, la papisa, hubiera recibido a la Comislón con menos boato y que del dicho del señor Madero se desprende que el señor De la Barra no es sino un maniquí. Indica que el que quiera ser maniquí vaya a Chapultepec o a Palacio, y pide se lance un escupitajo al traidor que los ha engañado. Prevé un nuevo déspota en el señor Madero, a quien antes idolatraba, y que se ha aprovechado de la labor de Vázquez Gómez, el único que ha trabajado. Ridiculiza al jefe del Ejército Libertador por su enojo al tener conocimiento de que se le comparaba con un ratón y cree que algún científico le ha administrado un bebistrajo. Concluye solicitando el anatema de todos para Madero, si no cumple lo pactado en la Convención del 15 de abril de 1910.

El señor Pardo pide un voto de confianza de la asamblea para el señor Vázquez Gómez.

El Lic. Aquiles Elorduy propone que Madero y Vázquez Gómez convoquen a una nueva asamblea y que debe votarse por la fórmula que se propusieren llevar hasta el fin.

Manuel Serrano Ortíz dice que Madero trata de romper la citada fórmula.

Octavio Campero habla para manifestar que van a un seguro desastre por haber tenido contemplaciones y quiere que se desconozca el Comité en que ha delegado sus facultades el señor Madero, pidiendo se le interpele nuevamente para que conteste de un modo categórico.

Otro antirreeleccionista dice que se ha dado un gran paso con el incidente surgido entre la Comisión y Madero, porque así se acostumbrarán a verlo como un hombre y no como un semidiós. Al señor De la Barra no debe inculpársele porque en la conciencIa de todos está que ha aceptado un gobierno que es una brasa en la mano (Aplausos).

El Ingeniero De la Fuente, que es quien representa en la asamblea al Ejército maderista, pretende que deben desconocer a Madero, puesto que así lo habían acordado antes.

En estos instantes, un obrero pide que se le dé la palabra, y concedida ésta, se desata en duras increpaciones a los presentes, calificándolos de Corifeos, de convenencieros. El ha leído en muchos papeluchos, artículos políticos donde se trasluce una desmedida ambición. Es sincero, porque no quiere aplusos ni una curul en la Cámara. Lo que ha oído ahí es sólo palabrería inútil, mientras que el pobre pueblo derrama su sangre y se sacrifica por engrandecerlos. Se confunde después lamentablemente y pide le dispensen porque es un descamisado (Aplausos).

Don Francisco Lugo dice que Madero no es una personalidad necesaria. Los hermanos Vázquez Gómez son de la misma raza de aquél que pronunció las famosas palabras: Me quiebro; pero no me doblo.

El señor Cárdenas quiere que se lean de nuevo las preguntas hechas al señor Madero y el Secretario las busca en varios periódicos que las publicaron. Entiende que la Nueva Era es el órgano del señor Madero y dice que allí se encontrarón íntegras. Alguien grita que no, porque no es nueva era, sino nuevo Imparcial.

Después de interminables discusiones, en las que hubo gravísimos cargos para el señor Madero y para el señor Presidente De la Barra, se llegó a la averiguación de que la esencia de las preguntas aprobadas por el Centro Antirreeleccionista fue modificada involuntariamente por las personas encargadas de formularlas.

Entonces el señor Presidente Antonio Herrejón López trató de unificar la opinión de los presentes, proponiendo votasen los representantes de los clubs convocados en esa asamblea para adoptar algún medio que hiciese llegar a un acuerdo apropiado y definitivo.

Conseguido el propósito del presidente, el señor Licenciado Aquiles Elorduy, puso a la consideración de los circunstantes, la siguiente interesante proposición, que fue aceptada por unanimidad, y como se ve, está dirigida al jefe de la pasada revoluclón:

En vista de que la Comlslón que fue a ver a usted para preguntarle en substancia cuál era su actitud respecto al Centro y el Partido Antirreelecclonista, aseguró que el Informe que rendía era ambiguo, debido a la confuslón sentida por los miembros de la Comlsión al redactar las preguntas que la asamblea había acordado, y aseguró también que usted había dicho a los comisionados terminantemente que no había facultado al Comlté del Partido Constitucional Progresista para convocar a la nueva Convención en la sesión deI 5 de agosto en que estuvieron representados el Centro Antirreeleccionista de México y los clubes Guillermo Prieto, Filomeno Mata, Obreros Libres, Santos Degollado, Justicia, Ambroclo Figueroa, Tlalameleca, Victoriano Cepeda, Fronterizo, Ignacio Vallarta, Pedro Ogazón y Francisco I. Madero, se acordó suplicar a usted se sirva manifestar a este Centro si está usted conforme en acordar, que el mismo Comité anuncie por la prensa que no se verificará la nueva Convención y que los candidatos únicos de todo el elemento antirreeleccionista, mejor dicho, partidarios de usted, del doctor Vázquez Gómez o de ambos para los próximos comlcios, deberán ser usted y el doctor Francisco Vázquez Gómez.

Con esto terminó la seslón, que duró cuatro horas y cuarto, y de la cual salieron los socios haciendo variados comentarios.

(De La Actualidad, N° 68, 1911).


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