Índice de Madero y los partidos Antirreeleccionista y Constitucional Progresista de Chantal López y Omar CortésDocumento anteriorSiguiente documentoBiblioteca Virtual Antorcha

DECLARACIONES DE FRANCISCO I. MADERO

Las comisiones que salieron de México rumbo a Tehuacán, designadas por el Centro Antirreeleccionista y el Ejército Libertador, para interrogar al señor don Francisco I. Madero sobre las cuestiones tratadas de antemano en el seno de dichas corporaciones, llegaron a San Lorenzo ayer a las nueve y media de la mañana, siendo inmediatamente recibida por el leader de la revolución, en una espaciosa sala de la hacienda.

Después de saludar respetuosamente al jefe del partido, los comisionados le manifestaron que iban para presentarle un interrogatorio, que esperaban contestara categóricamente, para comunicarlo por la vía telegráfica a sus correligionarios de México.

Con toda energía, el señor Madero respondió que si se trataba de una amenaza no contestaría una sola de las preguntas, ni toleraría que se le hicieran; pero que, en cambio, accedería gustoso si las preguntas eran amistosas, y en el concepto de que se dirigían al jefe del partido, reconociéndolo como tal.

Los presentes, un tanto desconcertados por la energía del señor Madero, respondieron que iban en forma amistosa, y reconociéndolo como su jefe, no entrañando su actitud una amenaza dado el respeto y la estimación que le tenían.

Puestos de acuerdo en esta primera cuestión, el señor Madero les indicó que podían preguntar lo que gustaran, y comenzó el interrogatorio, por la siguiente pregunta: ¿Reconoce usted como único partido, con el que ha de llegar a la victoria o la derrota, al Antirreeleccionista, sujetándose a lo pactado y declarado por la Convención de 1910, y con exclusión de otro plan de gobierno, que el proclamado por usted?

El senor Madero respondió que desde que se reunió la Convención del Partido Antirreeleccionista y éste delegó sus facultades en un Comité electoral, consideraba terminada la vida del Centro Antirreeleccionista, que él, en unión del licenciado Vázquez (Gómez) fundó, pero reconoce al actual Centro Antirreeleccionista el derecho de llamarse como tal, y de trabajar en la forma que crea conveniente, dentro de los límites de la ley. Que en cuanto a su programa de gobierno, ya ha expresado en varios documentos que será el mismo que publicó a raíz de la Convención, con las adiciones que sean necesarias para realizar, dentro de los límites de la Constitución, el Plan de San Luis Potosí, el cual no pierde de vista.

La segunda pregunta, que es: ¿Está usted dispuesto a prescindir en absoluto, para todo trabajo político, del señor General don Bernardo Reyes?

El señor Madero contestó que en telegrama que puso al señor De la Barra había definido claramente cuál es su actitud hacia el General Reyes; que no tenía nada que agregar; que tampoco contraerá ningún compromiso en ninguna forma, pues el único que él consideraba lo ligaba hacia la Nación, es su programa de gobierno y el Plan de San Luis Potosí, y que, por lo tanto, no podía contraer ninguna otra clase de compromisos que lo ligaran para lo sucesivo, porque él siempre se inspiraría en los intereses generales de la Nación y su conciencia como guía, que él cree haber dado bastantes pruebas de patriotismo para que el pueblo mexicano juzgara si debía tener confianza o no en él.

La tercera: ¿lnfluyó usted para que fuera destituido del puesto de Secretario de Gobernación el señor licenciado Emilio Vázquez Gómez, y en ese caso, está usted dispuesto a influir para que sea repuesto en el mismo cargo?

Manifestó el señor Madero, en concreto, que el señor De la Barra lo había ya declarado; que el asumía toda la responsabilidad; pero que él (Madero) había aprobado completamente su modo de obrar; y para probarles a los señores presentes qué clase de inconsecuencias puede haber cometido el señor licenciado Emilio Vázquez (Gómez) con el señor Presidente de la República, les manifestó que, cuando él andaba en la revolución, el señor licenciado Vázquez (Gómez) publicó como veinte decretos en su nombre, en su concepto poniéndolo en ridículo en algunos de ellos, y que no había querido hablar sobre este asunto, por la amistad que le tiene al licenciado Emilio Vázquez (Gómez) entonces el licenciado Vázquez (Gómez) se encontraba en San Antonio, Texas, pero que ahora que estaba de por medio el Presidente de la República, representante de la Nación, cree en su deber salir a la defensa y explicar los motivos que pudo haber tenido para separarlo.

El señor Madero prosiguió hablando con calor del asunto, y manifestó a los presentes que era precisa la unión en los actuales momentos en que el General Reyes se había lanzado a la lucha en contra de nuestro actual partido, y que, para que la lucha fuese enteramente democrática, necesitaban todos apoyar al actual Presidente de la República mexicana, como una garantía de que el principio de sufragio efectivo sería un hecho, pues con el apoyo de todos y principalmente de la ley, sería fuerte.

El señor Madero dijo que a las inconsecuencias que el licenciado Vázquez Gómez le había cometido a él, personalmente, nunca les había dado importancia, por tratarse de un amigo a quien él quiere; pero que cometidas al señor De la Barra, asumían un carácter distinto, porque aparecían como una humillación que la revolución imponía al representante de la Nación mexicana, y que arriba de los intereses de la revolución, y de la revolución misma, estaba la dignidad nacional, encarnada en su representante, y que él mismo sería el primero en protestar en contra del actual Presidente de la República, si no supiese estar a la altura que le exige la dignidad del cargo que representa.

En seguida el señor Cándido Navarro dirigió la palabra en nombre del Ejército Libertador, diciendo que no estaba de acuerdo con el cambio efectuado.

El señor Madero insistió sobre las razones que había dado para dicho cambio, y con vehemencia reprendió al señor Navarro, porque, como militares, andaban tomando parte en la política, y les dijo que ellos no eran los representantes de la mayoría del Ejército Libertador, y que si el gobierno iba a permitir que una minoría del ejército, o todo el ejército, interviniese en la cuestión política, vendría la anarquía a la República.

Contó el señor Madero, que en Ciudad Juárez, si hubiese escuchado las amenazas de Orozco y Villa, en aquel trance tan difícil por que pasó, y en el cual, indudablemente peligró su vida, hubiese hecho dimitir de sus puestos al señor doctor Francisco Vázquez Gómez y demás ministros que él había nombrado para integrar su gabinete provisional.

Que él les contestó en aquella vez, que primero lo matarían, antes de suscribir tan humillante proposición, y que, actualmente les contestaba lo mismo.

En seguida tomó la palabra el señor Antonio Herrejón López, preguntándole al señor Madero que por qué se había expresado en términos tan duros, puesto que creía que, como ciudadanos, tenían derecho a expresar sus ideas.

El señor Madero contestó que se había dirigido con vehemencia y en términos duros, al elemento militar, porque no puede tolerar amenazas; pero que a los que vienen con el carácter de ciudadanos y representantes de un club poIítico, les ha contestado con toda la mesura, y que, les repite, les reconoce todos sus derechos para que trabajen en la forma que crean conveniente, siempre que sea dentro de la ley.

Hubo después algunas explicaciones, y los ánimos, que se exaltaran un tanto, se calmaron, acabando los comisionados por suplicar al señor Madero les diera un abrazo, a lo que él accedió gustoso, terminando así la entrevista que comenzara de un modo brusco.

Regresarán a México los comisionados, hoy mismo, para dar cuenta verbal del desempeño de su misión, no obstante que lo hicieron por la vía telegráfica, detallando en la forma en que lo hemos hecho, lo acontecido.

(De La Actualidad, N° 66, 1911).


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