Índice de Madero y los partidos Antirreeleccionista y Constitucional Progresista de Chantal López y Omar CortésDocumento anteriorSiguiente documentoBiblioteca Virtual Antorcha

ASAMBLEA EXTRAORDINARIA DEL PARTIDO ANTIRREELECCIONISTA

En el Teatro del Conservatorio, sito en la calle de Puente de Alvarado, se efectuó anoche la asamblea extraordinaria del Partido Antirreeleccionista, citada por medio de la prensa para tratar cuestiones de vital importancia política.

Puntuales a la cita, llegaron los representantes de los diversos clubes poIíticos, los delegados de varias agrupaciones y gran número de público, deseoso de presenciar las discusiones, que prometían ser trascendentales, al grado de que aquello acabaría como el rosario de Amozoc, sospecha que corroboraba la vehemencia con que se habían tratado los asuntos en la pasada sesión.

Los miembros de la Mesa Directiva que preside el señor Pedro Galicia Rodríguez, tomaron asiento en la plataforma, y se abrió la sesión a las ocho y quince minutos, empezando el Presidente de la asamblea por manifestar que encontrándose en el salón un representante del señor Madero, el señor don Eduardo Hay, nombraba una Comisión de tres de los miembros de la directiva para conducirlo del sitio donde se hallaba, que era en luneta, a la parte en que estaban los vocales.

Así se hizo, conduciendo al señor Hay en medio de los aplausos de los concurrentes, y una vez instalado comenzó la lectura del acta anterior, siendo aprobada con algunas modificaciones en la forma.

Acto continuo, el señor Galicia Rodríguez, con la voz clara y el tono que le son habituales, pronunció un valiente discurso, declarando que la patria ha puesto a cargo del Partido Antirreeleccionista el cuidado de sus más caros derechos y que por ningún motivo deben permitir que se levante una nueva dictadura. El público prorrumpe en aplausos y el orador continúa diciendo que quien quiera que sea el tirano debe aplastársele y que tal sentir es el de todas las agrupaciones que se han adherido a los antirreelecclonlstas, las cuales preguntan cuál debe ser la orientaclón polítlca que han de seguir en vista de los últimos acontecimientos.

Asegura que se han dado los pasos necesarios para hallar una soluclón al problema, a fin de responder a las preguntas que se hacen al partido, y que en esta seslón se dará cuenta de lo ocurrido, recomendando de antemano que se guarde la mayor compostura y la serenidad más grande, a efecto de tomar acuerdos justificados.

El Llc. Aquiles Elorduy, que a nuestro juicio es uno de los más caracterizados miembros del partido, y cuyos acuerdos son aceptados casi sIempre por la mayoría, se levanta para informar de lo que se ha hecho, y dice que tuvo un acuerdo privado con el señor Herrejón López para entregar personalmente al señor Madero la comunicaclón en que se le pedía contestara categóricamente a las tres preguntas siguientes: primera, si está conforme el leader en que no haya otra Convención sino la de abril; segunda, que no habrá nuevo programa de gobierno; y tercera, que los candidatos serán los mismos, es decir, Madero y Vázquez Gómez.

Recibidos por el señor Madero, pusieron en sus manos la comunicación de referencia, y una vez que la hubo leído, los trató con exquisita cortesía, con un sistema opuesto al que uso en Tehuacán para tratar a los que le fueron a formular el interrogatorio.

Alentados por esta conducta del señor Madero, empezaron a cambiar ideas con él, en presencia del señor Sánchez Azcona, quien no tomó parte en la conversación y llegaron a este acuerdo: Madero dijo que consideraba que los antirreelecclonistas, en el fondo, tienen razón, y que no camblará programa de gobierno, pero sí lo ampliará con algo del Plan de San Luis Potosí; que los candidatos serán los mismos indicados por la Convenclón, es decir, él y Vázquez Gómez, y que la nueva Convención no es para nombrar candidatos.

Entonces los representantes del partido le preguntaron qué objeto tenía dicha Convención y el señor Madero declaró que él no había autorizado al Comité del Partido Constitucional para hacer esa Convención, pero que no quería lastimar a los miembros de él declarándolo públicamente y por lo tanto debían buscar una soluclón.

Al efecto, los citó para una nueva junta, que se celebró poco después, asistiendo a ella los señores Madero, Vázquez Gómez, Azcona y Díaz Lombardo, y del Partido Antirreeleccionista los señores Gallcia, Herrejón López, Elorduy y Cárdenas.

Estos últimos sostuvieron enérgicamente las ideas del Centro, declarando que el partido no había muerto ni morirá, y que debe velar por que se cumplan los principios que ha defendido. Dijo, además, Elorduy, que el señor Madero y sus amigos se defendieron débilmente y que al fin convinieron en que se harían unas bases para definir la cuestión, evitando astí divisiones en el partido.

Se dispuso entonces redactar dichas bases o proposiciones y cambiarlas unos y otros, para someterlas al estudio y resolver después, y cumpliendo tal acuerdo, los miembros del Partido Antirreeleccionista redactaron la proposiclón, entregándola al señor Sánchez Azcona a las seis y media de la tarde, hora convenida.

Entonces el señor Hay, de parte del leader, les manifestó que no habían tenido tiempo de concluir sus proposiciones, y que el señor Madero les rogaba lo dispensaran, así como pedía que el partido nombrara tres delegados para conferenciar con él hoy, nuevamente, y terminar las negociaciones.

Concedida la palabra al señor Hay, éste dijo que ratificaba lo expresado por el señor Madero, rogando se nombraran delegados, y expresó su opinión de que las negociaciones se resolverían de acuerdo con el partido y sin obstáculo. Solicitó permiso de retirarse y lo hizo en medio de atronadores aplausos.

Hay es una figura simpática y fácilmente se conquista las voluntades.

El señor Cárdenas se levanta para pedir que la asamblea acuerde que no se retarde ni un día más la resolución del señor Madero, así sea un choque que los separe para de una vez. Lo aplauden estrepitosamente.

Un señor Espinosa, a quien deben conocer en su casa, pide la palabra, interrumpiendo el orden, y se le concede, en vista de su insistencia.

Se adelanta como un actor y después de saludar al concurso, dice que él no es antirreeleccionista de última hora; que se afilió allá, en el año del caldo; que estaba dispuesto a dar su sangrecita para lograr el ideal, pero que no se decidió a ir a Chihuahua porque aquello estaba muy feo; que tenía una idea (esto nadie lo creyó) y que iba a lanzarla.

El señor Gallcia, muy cuerdamente, interrumpió el autobombo, haciendo sentar a Espinosa, que salía de la cuestión, y se procedió a nombrar delegados para hablar con el señor Madero, designándose a los señores Aquiles Elorduy, Rafael Martínez y Fortino W. Ortíz, quienes estarán hoy a las ocho de la mañana en la casa del leader para resolver la importante cuestión.

Se iban a tratar algunos asuntos reservados y por discreción se retiraron los reporteros, temerosos también de que Espinosa se saliera con la suya de dar a conocer su idea.

(De La Actualidad, N° 70, 1911).


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