Indice de Entrevista al señor Ingeniero y Senador Luis L. León por Píndaro Urióstegui Miranda La rebelión delahuertista. Relaciones Calles - De la Huerta Luis N. Morones ¿precandidato presidencial?Biblioteca Virtual Antorcha

ENTREVISTA
AL SEÑOR INGENIERO Y SENADOR LUIS L. LEÓN

Píndaro Urióstegui Miranda


¿POR QUÉ EL JEFE MÁXIMO DE LA REVOLUCIÓN?

PREGUNTA
¿Señor ingeniero, platíquenos sobre la carrera política de don Plutarco Elías Calles y por qué razón se le llamó el hombre fuerte y el Jefe Máximo de la Revolución?

RESPUESTA
Con todo gusto señor licenciado.

El general Calles fue un hombre que nació y creció en la miseria y en la pobreza. Merced a su esfuerzo, en la escuela primaria, fue nombrado ayudante y posteriormente designado profesor de escuelas primarias en Guaymas y en Hermosillo. Fue de ideas liberales, las que eran tradicionales en su familias; los Elías fueron juaristas y muy amigos del general Pesqueira que representó al juarismo en Sonora. El abuelo del general Calles murió en lo que ahora es Cananea, en un combate con los imperialistas, y su padre, don Plutarco, fue tesorero del Estado cuando el general Pesqueira fue gobernador del mismo; así es que toda su tradción familiar era liberal.

El general Calles distribuía los folletos de los Flores Magón en Sonora. Cuando vino el maderismo fue maderista y al triunfo fue nombrado comisario de Agua Prieta.

Había estado trabajando para abrir unas tierras en Frontera, donde tenía un molino de trigo en unión de otras personas, y una tienda en Agua Prieta. Cuando vinieron los acontecimientos de 1913; a la muerte del señor Madero, el general Calles se levantó en Agua Prieta de donde se salió con un grupo como de 50 o 60 hombres armados; ahí empezó su carrera de revolucionario, atacó Naco y fue rechazado y tuvo que esperar a que llegara el general Obregón con las fuerzas que había organizado. Tomó Cananea y luego Naco donde Calles se incorporó con el general Obregón. Desde entonces perteneció a la Cuarta División del Cuerpo de Ejército del Noroeste.

Cuando la ruptura con Maytorena, el general Calles fue antimaytorenista y se salió de Hermosillo, donde era jefe de la plaza y se encerró en Naco y Agua Prieta. En Naco duró cien días sitiado y no la pudieron tomar (las fuerzas de Maytorena), posteriormente pasó a Agua Prieta y se fortificó como lo había hecho en Naco y ahí resistió el ataque de Villa, hasta que éste fue derrotado por el general Obregón.

Calles tomó entonces mucho prestigio y fue el primer gobernador provisional de Sonora, nombrado por don Venustiano Carranza.

El era agrarista y obrerista y decidido patidario de la educación popular; era un revolucionario radical.

Entonces expidió sus famosos decretos: el más famoso fue prohibiendo el consumo del alcohol, el decreto número uno, que le fue muchas veces criticado, pero en Sonora consiguió benéficos resultados porque evitó muchísimo el alcoholismo. No era antirreligioso, pero sí anticlerical y expulsó de Sonora a los sacerdotes que habían estado de parte de Maytorena. Desde ahí se dio a conocer como un hombre de acción y un gran organizador, porque logró encauzar la administración pública.

En esas condiciones, el señor Carranza nombró al señor Adolfo de la Huerta gobernador preconstitucional para que convocara a elecciones y el candidato a primer gobernador constitucional de Sonora fue el general Calles, electo junto con el Congreso Constituyente del Estado; así es que él tuvo mucho que ver en la Constitución actual del Estado de Sonora. Fue así el primer gobernador constitucional. Posteriormente le sucedió don Adolfo de la Huerta.

Entonces el señor Carranza mandó llamar al general Calles, para nombrarlo Ministro de Industria y Comercio. En el gabinete del señor Carranza se distinguió el general Calles por su inclinación obrerista, principalmente en la huelga de Orizaba, estando a favor de los obreros, a pesar de que la mayoría de los miembros del gabinete pretendían apoyar a los industriales. El señor Carranza, al final, aceptó la opinión del general Calles y los obreros ganaron la huelga. Desde entonces conquistó las simpatías de los obreros; además, tenía la simpatía de los campesinos por su labor agrarista en Sonora.

Tuvo el gesto de renunciar a la Secretaría de Industria y Comercio, declarando que lo hacía por su simpatía a la candidatura del general Obregón, aduciendo que los hombres que estaban en el poder y que tomaban partido en favor de algún candidato, debían de separarse de sus puestos públicos para no emplear el poder en favor de esos candidatos, en las cuestiones electorales.

Poco después. se volvió muy tirante la situación entre el gobierno del señor Carranza y el gobierno de De la Huerta en Sonora, porque ya decidido el carrancismo a sostener la candidatura de Bonillas y sabiendo que en Sonora todos eran obregonistas, decidió lanzar una columna militar muy fuerte al mando del general Diéguez, pretextando la guerra del yaqui. Como efectivamente no había en ese momento problemas con los yaquis, De la Huerta protestó y todo el mundo llamó invasora a esa columna; se estimó que tenía por objeto destruir el baluarte obregonista en Sonora para las elecciones. Entonces surgió el conflicto entre esta entidad y el gobierno federal. El gobierno del señor De la Huerta reasumió la soberanía del Estado, retirándose del pacto federal, creyéndose amenazado por la columna de Diéguez que nunca llegó. Entonces fue nombrado el general Calles jefe de las fuerzas de Sonora, al que todos reconocieron y con ellas avanzó sobre México.

Calles fue nombrado después Ministro de la Guerra por De la Huerta y posteriormente Ministro de Gobernación por el general Obregón. Su prestigio era muy grande, principalmente por sus ideas radicales en materia agraria y en materia obrera, pero carecía de simpatías entre los elementos de derecha, principalmente los de la ciudad de México, en aquella época centro de los conservadores.

En estas circunstancias se vino elaborando la candidatura del general Calles para presidente de la República, teniendo las simpatías, como dije, del proletariado mexicano y de los elementos radicales de la Revolución.

El señor De la Huerta, en cambio, se dejó absorber y convencer por los elementos enemigos y se fue a la rebelión. Frente a esta actitud, el general Calles retiró su candidatura y se puso a las órdenes del gobierno, siendo comisionado a San Luis Potosí donde puso su cuartel general. Ahí fue encargado de instalar talleres para arreglar armamento y poder así armar a campesinos y obreros.

Terminada la rebelión delahuertista, Calles reanudó su campaña electoral y triunfó como candidato popular y asumió la presidencia de la República. Su obra al frente de los destinos nacionales es de todos conocida y admirada; fue un gran administrador. En ocho meses, con aquellos presupuestos tan bajos, logró reunir economías con las que el gobierno pudo instalar el Banco de México; posteriormente creó el Banco de Crédito Agrícola; promulgó la Ley de Instituciones de Crédito, que transformó a los bancos impidiéndoles muchas de sus operaciones de especulación y de agio y encaminándolos hacia un control del crédito dirigido hacia las verdaderas fuerzas productivas de la nación, mediante la dirección y el control del Banco de México; instaló la Comisión Nacional de Caminos y empezó la construcción de carreteras; fundó la Comisión Nacional de Irrigación e inició la construcción de obras de irrigación, es decir, la política hidráulica del gobierno de la Revolución, que hasta la fecha han seguido los demás gobiernos hasta transformarse en la Secretaría de Recursos Hidráulicos, contando actualmente con más de cuatro millones de hectáreas irrigadas; comprendió que los campesinos necesitaban además de la tierra y el crédito, el avance en su técnica, fundándose las escuelas centrales agrícolas, de las que estableció siete, aunque anhelaba en su programa una en cada estado, para educar a los hijos de los campesinos, en primer lugar, para enseñarles a elevar su nivel de vida, a que tuvieran aspiraciones a una mejor vida, más higiénica, más confortable, a vestir mejor, en una palabra, a vivir mejor, y en segundo lugar, para enseñarles todos los adelantos de la técnica agrícola que se referían a su región, tanto el cultivo de plantas, como la cría de animales y de industrias agrícolas; estas escuelas desgraciadamente fueron entregadas después a la Secretaría de Educación Pública que las dedicó a la formación de maestros rurales, desviándolas de su objetivo primitivo.

Esta obra que iba agigantándose fue interrumpida por el problema creado por el clero, al que tuvo que enfrentarse sin haberlo originado él, como insistentemente han querido hacerlo aparecer los elementos clericales.

Calles dedicaba sus esfuerzos a la reconstrucción, no había tomado en cuenta al clero ni se metía con él para nada, seguía la misma política de discreta neutralidad que siguieron tanto Carranza como Obregón, pero cuando se presentaron los grandes problemas internacionales derivados de la expedición de la Ley del Petróleo, cuando los grandes intereses de los Estados Unidos empezaron a atacar al gobierno del general Calles porque sostenía los principios constitucionales de nacionalización de los recursos petroleros y sostenía que las compañías solamente podrían trabajar bajo una concesión del gobierno y con las condiciones que éste les impusiera, se inició un problema que culminó con la nota que Calles les envió y por la que estuvimos en peligro de una invasión americana, ya que la flota americana estuvo lista, como se ha sabido posteriormente, para presentarse en Tampico y Veracruz.

El general Calles afrontó esa situación y los enemigos reaccionarios de México, principalmente clericales, creyeron que era el momento de aprovechar esa situación internacional tan dura y tan difícil para derrocarlo; usted sabe bien que Calles no provocó la situación, que él fue provocado.

En el periódico El Universal se publicó una declaración del arzobispo de México firmada por él, afirmando que los católicos mexicanos desobedecían los artículos de la Constitución 3°, 27, 123 y 130, que no los reconocían ni los podían obedecer porque iban en contra de los intereses de la Iglesia y que los combatirían.

Ante esa declaración de desobediencia a la Constitución, el general Calles tuvo que tomar una determinación y les contestó reglamentando los artículos constitucionales, prohibiendo el sacerdocio a extranjeros. Entonces los católicos le contestaron con manifestaciones en contra y con el famoso boicot que pretendieron levantar, es decir. comprometiendo a todos los católicos a que no compraran más que lo indispensable para vivir, para ver si cerrando todas las fuentes económicas del comercio podían derribar al gobierno.

Vino entonces la actitud enérgica del general Calles a ese desafío, hasta que por fin, comprendiendo que en el terreno de la política nada le podían hacer acabaron por levantar partidas de rebeldes, principalmente en los Altos de Jalisco. Guanajuato y Michoacán.

Calles tuvo que combatirlos con el ejército, con las consecuencias sangrientas que todos conocemos; pero repito, no fue Calles quien provocó el conflicto como lo han dicho hasta revolucionarios equivocados, influidos por las prédicas de los clericales. Calles únicamente aceptó el desafío y defendió la integridad de las instituciones y el respeto a la ley y al gobierno.

Se le llamó hombre fuerte de México porque en un momento dado, después de ser el presidente, realmente significaba la autoridad respetada tanto para militares como para civiles.

Aprovecho esta oportunidad para hacer una aclaración: en la biografía que escribió, sobre el presidente Abelardo Rodríguez, mi amigo el licenciado Javier Gaxiola dice que yo, como presidente y director de El Nacional, fui el que lo llamó Jefe Máximo de la Revolución y esto no es verdad.

Yo se lo aclaré a Gaxiola y al general Rodríguez que, en vida, todavía me escribió una carta diciendo que desgradadamente ya no podía insertar la aclaración en su obra, pero que si hacía una nueva edición lo haría.

En un libro que se llama El Verdadero Calles cuyo autor era Chávarri, que recogió la opinión de distintos personajes, está la opinión de Rafael Melgar y hasta una fotografía de una entrevista que tuvieron los diputados. siendo Melgar líder de la Cámara, con el general Calles, donde el mismo Melgar declara que ahí fue donde él le dijo por primera vez Jefe Máximo de la Revolución y después, naturalmente, lo emplearon muchísimas personas, pero no fui yo, como creía el general Rodríguez.

Al terminar su período, con la muerte del general Obregón, tenía planteada una situación muy difícil el país. El general Calles, que recibió solicitudes de todas partes, de todas las clases sociales y de todos los grupos de obreros, campesinos, políticos y militares, etc., proponiéndole que la solución sería que continuara él en el poder, ya fuera con una prolongación del período o por una reelección, se negó a aceptarlo, ahogando toda ambición personal de mando, sacrificando todo deseo de permanencia en el poder, porque decía que era una solución puramente ocasional, de emergencia, que duraría el mismo tiempo que él conservara su fuerza política, pero que se presentaría nuevamente esa situación difícil o anárquica en cuanto él desapareciera o perdiera su influencia política.

Afirmó, entonces, que era el momento oportuno para que la Revolución se enfrentara con un problema duro y difícil de resolver, pero que a la larga nos llevaría a un gobierno de instituciones y no de hombres.

Así planteó el problema en su famoso mensaje del 1° de septiembre de 1928 y al día siguiente de abandonar la presidencia integró el Comité Organizador del Partido (Partido Nacional Revolucionario), del cual indudablemente él fue el espíritu organizador que unificó a los revolucionarios.

Hubo un levantamiento de los renovadores porque algunos jefes militares ya estaban comprometidos y habían quebrado con el gobierno, decididos a llevar a cabo el levantantamiento, pero fue el último (1929) y eso revela la videncia del general Calles que con la formación del partido llevó a los revolucionarios a discutir sus diferencias, sus querellas y sus intereses personales en el seno de su partido y no con las armas en la mano.

Desde entonces los candidatos acuden a los sindicatos, a las organizaciones políticas a buscar los votos y no como antes a los cuarteles a buscar rifles para resolver los problemas electorales y tomar el poder.

Quiero hacer constar otro hecho que demuestra el patriotismo del general Calles: cuando en 1935 hizo unas declaraciones el general Cárdenas, contestando las del general Calles y rompiendo definitivamente con él, se vio asediado por gobernadores, militares, líderes obreros y campesinos, diputados y senadores, que le hacían comprender que todavía tenía una gran fuerza política y le pedían orientaciones; la mayoría de la cámara fue también con este fin y les expresó: las orientaciones deben ustedes pedírselas al presidente de la República, porque en un país en donde el partido que domina es el nuestro, el jefe del partido es el presidente que está en el poder; a él es a quien ustedes deben pedirle orientaciones.

A los militares que fueron les contestó de igual modo; les dijo: este es un incidente puramente político, yo me retiro definitivamente de la vida pública y ustedes como militares deben mantenerse al margen de este incidente, su obligación es sostener al presidente de la República y a las instituciones y pedirle orientaciones a su jefe, que es el presidente de la República.

Esta actitud, poco conocida, revela que el general no quiso ir a ninguna aventura antipatriótica y que fue el más respetuoso de las instituciones a las que fortaleció, no solamente con su palabra, sino también con su ejemplo.

El general Calles ha sido uno de los más grandes estadistas que ha tenido México y he podido comprobar que todo el programa de la Revolución que han venido desarrollando en nuestro país, se basa en los fundamentos, en los cimientos que él fundó.

Cuando regresé del destierro observé un fenómeno curioso; se daban unas conferencias en la Facultad de Economía y fui invitado por el licenciado Gilberto Loyo, mi amigo, que entonces era su director, sobre un programa de desarrollo para México. Hay que aclarar que era un tabú nombrar al general Calles, nadie le mencionaba, si no era para atacarlo, pero todos los intelectuales que participaban hablaban, por ejemplo, del Problema de las Comunicaciones en México, El Problema del Crédito en México, El Problema de la Irrigación en México y siempre se referían a la legislación en que se basaba ese desarrollo, misma que databa del período del general Calles. Nunca lo nombraron a él, pero al decir la fecha se sabía quien lo había hecho; entonces me dí cuenta de la trascendencia de la obra del general Calles. Creo yo, con toda la pasión personal que pueda tener un elogio para el general Calles que es justo.
Indice de Entrevista al señor Ingeniero y Senador Luis L. León por Píndaro Urióstegui Miranda La rebelión delahuertista. Relaciones Calles - De la Huerta Luis N. Morones ¿precandidato presidencial?Biblioteca Virtual Antorcha