LA MATANZA DE HUITZILAC

HELIA D´ACOSTA

CAPÍTULO OCTAVO

Desfile sangriento

En mi afán por reunir datos sobre este apasionante caso, entrevisté al ingeniero don Vito Alessio Robles, cuya personalidad como escritor revolucionario es de sobra conocida, como también es del conocimiento público su actuación como presidente del Comité Antirreeleccionista que postulaba al general Francisco R. Serrano para candidato a la Presidencia de la República.

El culto historiador Alessio Robles me recibió en la biblioteca de su residencia pletórica de volúmenes. Ya no cabe uno más en los amplios anaqueles: literatura, historia, filosofía y gran cantidad de obras sobre la revolución. Ejemplares de más treinta libros escritos por él. Próximamente saldrá a la luz pública su libro titulado: El antirreeleccionismo como afán libertario de México.

El ingeniero Alessio Robles, cautiva inmediatamente con sus finos modales, su sonrisa franca y plena de simpatía y su personalidad sencilla y cordial.

Mi primera pregunta fue ésta:

- En su opinión ingeniero, ¿quién fue el culpable de los crímenes de Huitzilac?

- Para mí, la responsabilidad legal es de Calles y la moral, de Obregón, por la influencia que éste tenía sobre Calles.

- ¿Dónde se encontraba usted cuando fueron asesinados el general Serrano y sus amigos?

Cómo salvó su vida

- Aquí en la ciudad. Me aprehendieron en mi casa. Lo que me salvó fue que inmediatamente mandé una nota a Ernesto Hidalgo, que era director de El Gráfico, diciéndole que me habían aprehendido; y él publicó la noticia. Si no hago eso, le aseguro a usted que me habrían matado también, y hubieran dicho que me había rebelado.

Estuve preso veintisiete días en la Inspección de Policía.

- Usted, ingeniero, ha tenido una importante intervención en la vida revolucionaria de México, y por ello, debe haber sufrido muchas persecuciones.

- Efectivamente, multitud de veces he sido encarcelado. En la época de Huerta, estuve preso en San Juan de Ulúa. Cuando el atentado dinamitero a Obregón, también me hicieron prisionero. Ha sido un milagro el haberme escapado de la muerte.

- En la actualidad, ¿está usted alejado de la política?

- Completamente, desde el año de 1935 no pertenezco a partido alguno. Estoy dedicado a mis clases en Filosofía y Letras y en la Preparatoria. y a la preparación de mis libros. Tengo lista la tercera parte de la historia de Coahuila, mi tierra natal, que pienso publicar en breve.

La responsabilidad de Fox

En una vitrina de la biblioteca, veo varias condecoraciones; le pregunto al ingeniero Alessio Robles si son suyas, a lo cual me contesta afirmativamente, y me muestra la de Veterano de la Revolución, que en justicia le fue otorgada. y le pregunté:

- ¿Qué grado tuvo usted en el ejército?

- Obtuve el grado de coronel. Actualmente, estoy retirado del servicio.

- ¿Percibe usted el sueldo correspondiente?

- No, señora. Sólo vivo de mis clases, y usted sabe que eso no da mucho. y sí me quitan tiempo. Por ello, no he podido dedicarme de lleno a la terminación de mis libros.

- Volviendo al motivo de mi visita: ¿qué opina usted de la actitud de los autores materiales del asesinato en masa? ¿Cuál es su responsabilidad?

- Un inferior está obligado a cumplir una orden superior; pero no está obligado a cometer un delito por orden superior. En consecuencia. ellos tienen mucha responsabilidad en esos hechos.

- Yo trato de entrevistarlos también a ellos para conocer su opinión, pero el general Fox -por conducto de su suegra María Teresa Barragán- aceptó platicar conmigo en una forma particular, sin autorizarme a publicar sus declaraciones, y como es fácil comprender, ello no conduce a nada, ¿verdad ingeniero?

- Tiene usted razón Helia. En el año de 1933 yo publiqué un artículp en relación con la ley fuga y me refería a los hechos de Huitzilac. Pocos días después recibí una carta del general Fox, y con ese motivo, concerté una cita con él, y me hizo declaraciones importantes. Esas declaraciones están incluidas en mi libro Desfile sangriento. Puede usted tomarlas de allí y publicarlas cuando guste.

Con un ejemplar bajo el brazo de Desfile sangriento, obsequio del ingeniero Alessio Robles, y su autorización para publicar la entrevista que tuvo con el general Fox, salí de su residencia con la impresión de haber charlado con un hombre culto y educado.

(De la revista Jueves de Excelsior correspondiente al 4 de diciembre de 1947)

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