Barbarous México hace notar también que el embajador Creel había llegado a Los Angeles procedente de Washington días antes y que la noche anterior al arresto, varios capitalistas de los que habían obtenido grandes concesiones recientemente en México, le dieron un banquete en el cual Creel contarató a los abogados más célebres del sur de California, para que en todo caso prestaran su concurso a fin de que los tan perseguidos liberales fueran pasados a México de cualquier modo. Estos abogados fueron Henry T., exgobernador del Estado de California, Gage, Gray, Berker y Bowen, asociados con Flint, senador de los Estados Unidos y con Horace Appel.

Los esbirros que esa vez aprehendieron a nuestros compañeros, después de habérseles frustrado su inícuo cometido, fueron: Thomas H. Furlong, jefe de la agencia de detectives de Saint Louis, Mo., y otro esbirro de la misma procedencia que la hacia de su asistente; de esta ciudad les ayudaron Talamantes y Rico, dos sujetos muy bien conocidos por su proceder.

Muchos meses antes del arresto de Magón y compañeros, circuló una noticia ofreciendo $20 000 por su captura, y según un periódico publicado en esta ciudad, el tal Furlong se jactaba en manifestar que hacía tres años que andaba en persecución de Magón y compañeros, pero que no había perdido de todo ese tiempo, pues que durante él, había puesto en manos del gobierno mexicano, ciento ochenta revolucionarios. También dijo entonces que harían todos los esfuerzos posibles para que sus perseguidos fueran pasados a Arizona y de allí serían forzados a pasar la frontera.

Debo añadir que una vez en la prisión los acusados, el abogado general de los Estados Unidos envió un telegrama al abogado de distrito de Los Angeles, en estos términos:

Arreglad el proceso, de modo que sea imposible concederles el recurso de amparo a Magón y compañeros, pues deben ser pasados a México a toda costa.

Este telegrama fue leído ante el Tribunal de la Corte Federal.

Los encargados de la defensa fueron los abogados Job Harriman y A. R. Holston, quienes en la sucesivas audiencias rechazaron los cargos de: resistirse a un oficial, robo y robo criminal y, asesinato de John Doe, que se hacían a sus defensos; sin embargo, estos siguieron incomunicados y se le fijó la cantidad de $5000 como fianza, por mera fórmula, pues cuando la fianza iba a ser depositada se les negó ese derecho.

Al fin, después de tenerlos presos cerca de año y medio, se les declaró culpables de conspiración para violar las Leyes de neutralidad, dizque por el intento de lanzar una expedición armada contra el gobierno que existía en México en ese tiempo y fueron sentenciados a dieciocho meses de prisión, habiendo cumplido parte de esa condena en la prisión de Yuma, y el resto en la Penitenciaria de Florence, Ariz.

Sobre esta sentencia Barbarous México dice:

La convicción fue obtenida por el testimonio notablemente falso de un esbirro pagado por el gobierno mexicano, apellidado Vázquez; éste declaró que era espía y como tal, había logrado estar en la reunión de un club liberal, en la que se leyeron cartas de Magón, en las cuales ordenaba al club que se constituyera en un cuerpo militar y que avanzara contra México.

En esta reunión según declaró Vázquez, se expidieron nombramientos militares firmados por Magón, encargándose uno de los asistentes a dicha reunión de poner los nombres correspondientes a cada nombramiento. La defensa pidió que esos documentos fueran examinados por peritos calígrafos, los que resolvieron que eran falsificados; entonces Vázquez alteró su testimonio y juró que él mismo había escrito esos nombres. Este punto del testimonio fue de capital importancia y si los sostenedores de la ley hubieran obrado honestamente, en vez de perseguir a los enemigos políticos de Díaz, deberían haberlos puesto en absoluta libertad y haber descargado todo el peso de esa ley sobre el perjuro Vázquez, así como sobre los que de él habían hecho su instrumento; pero no fue así, había que llevar a cabo la consigna, había que consumar el atentado y a pesar de todo fueron condenados.

En el mes de agosto de 1910, los prisioneros cumplieron su condena, obtuvieron su libertad e inmediatamente regresaron a Los Angeles donde fueron saludados el día 7 con un mitin monstruo bajo los auspicios del Partido Socialista, mitin en que se recaudaron $414.00, suma con la que Regeneración volvió a publicarse apareciendo el primer numero en septiembre 3 del mismo año, con Anselmo L. Figueroa como editor y como redactores Ricardo y Enrique Flores Magón, asociándose a ellos con el mismo carácter, Gutierrez de Lara y A. I. Villarreal.

Desde entonces el estilo del periódico fue francamente revolucionario y siguió recibiendo el apoyo de los socialistas de las organizaciones de trabajadores, hasta que se hizo necesario deslindar los campos respecto a Madero, con el cual se venía sosteniendo una lucha terrible que llegó a su punto decisivo y se publicó el 25 de febrero de 1911.

De Regeneración, N° 103, del sábado 17 de agosto de 1912.