Índice de Compendio de la historia de México de Manuel PaynoLección XVI de la Cuarta ParteLección XVIII de la Cuarta ParteBiblioteca Virtual Antorcha

COMPENDIO DE LA HISTORIA DE MÉXICO

Manuel Payno

Cuarta parte

HISTORIA MODERNA
Época de la intervención extranjera

LECCIÓN XVII

Decreto de 3 de octubre de 1865.- Ejecución de Arteaga y Salazar.- Ministerio francés.- Viaje de Carlota.- Maximiliano se decide a abdicar.- Su vuelta a México.- Querétaro.- Notas biográficas de Escobedo.- Puebla y México.- Notas biográficas de Porfirio Díaz.- Veracruz.


- ¿Qué ocurrencias notables hubo en los años de 1865 y 1866?

- Sería largo el referirlas, especialmente los encuentros, escaramuzas y batallas, de los cuales ha hecho una narración minuciosa el C. Basilio Pérez Gallardo; pero lo más notable en el año de 1865 fue, que habiéndose esparcido la noticia, de buena o de mala fe, de que el señor Juárez había al fin abandonado el territorio mexicano y pasado a los Estados Unidos del Norte, la nación carecía ya de gobierno constitucional, y por consiguiente no quedaba más autoridad legal que la del imperio. Con tal pretexto se publicó una ley con fecha 3 de octubre del mismo año de 1865, que declaraba bandldos a todos los mexicanos que estuvieran con las armas en la mano, y se mandaba que fuesen inmediatamente fusilados. Esta ley se atribuyó al influjo de Bazaine, y otras personas aseguran que la había apoyado mucho la princesa Carlota.

- ¿Tuvo efecto esta ley?

- Desgraciadamente los generales don José Arteaga y don Carlos Salazar, y los jefes Villagómez y Díaz, que mandaban una divisiónn republicana en el Estado de Michoacán, fueron derrotados y hechos prisioneros por el general imperialista Méndez en Santa Ana Amatlán, el 13 de octubre de 1865, se les aplicó un decreto que no habían podido saber, y fueron conducidos a Uruapan y fusilados en la mañana del 21. La muerte de oficiales tan valientes y beneméritos, que mandaban tropas de línea, no hizo más que encender la cólera de los republicanos y dar más pábulo a la insurrección.

En principios del año de 1866, Maximiliano perdía ya toda esperanza de pacificar el país, y creyó que acaso algo más conseguiría con modificar el ministerio, de modo que en marzo quedó constituido de la manera siguiente:

General García, Guerra;
Justicia y Cultos, Pedro Escudero;
Gobernación, Salazar Ilarregui;
Hacienda, Castillo (Martín);
Fomento, Francisco Somera.

En mediados del año el emperador se hallaba retirado en la casa de campo de Olindo, en Cuernavaca, cuando recibió la noticia de que Napoleón III estaba resuelto a abandonarlo, retirando las tropas y no ministrándole más recursos, pues ya se habían agotado los préstamos extranjeros de que antes hemos hablado. Esto hizo que se tomase una resolución suprema. La princesa Carlota se ofreció a ir a París a conferenciar con Napoleón, y decidirlo a que continuara la ocupación francesa y ministrara más recursos pecuniarios al ya vacilante imperio. El 8 de julio salió Carlota de la capital, se embarcó en Veracruz en el paquete francés; el 9 de agosto llegaba a París, y al día siguiente se presentaba en el palacio de Saint Cloud, donde tuvo una conferencia con Luis Napoleón, el cual, además de haberla recibido con frialdad, le negó todo género de recursos y le significó que la Francia no daría ya ni un solo franco más, y que las tropas serían definitivamente retiradas de México. Carlota salió de París con la muerte en el alma; se dirigió a Roma, y habiendo sido alojada en el Vaticano, al día siguiente dio muestras de haber perdido la razón. El 4 de octubre se reconoció decididamente su extravío mental y fue conducida a Bélgica, al castillo de Laeken, cerca de Bruselas, siempre enferma y sufriendo de tiempo en tiempo ataques peligrosos.

- ¿Qué pasaba entre tanto en México?

- Maximiliano cada vez más comprometido por la falta de dinero y por el estado creciente de la insurrección, abandonó definitivamente a los mexicanos que lo habían servido en el gobierno, y se echó en manos de los franceses, para darles así una garantía y comprometerlos a que lo siguieran auxiliando. En 26 de julio nombró al general Osmond ministro de la Guerra, y al intendente Friant ministro de Hacienda.

- ¿Qué resultado dieron estas medidas?

- Ninguno satisfactorio.

Las órdenes despóticas e inconvenientes de Friant, no hicieron más que aumentar el descontento y enajenar a Maximiliano hasta la misma adhesión del partido conservador. Napoleón, decidido ya a terminar la aventura de México, y urgido por las notas de Mr. Seward, ministro de Estado de la República del Norte, desaprobó el nombramiento de ese ministerio, y ordenó la retirada de las tropas.

- ¿Que hizo, pues, Maximiliano en tan cnticas circunstancias?

- Se decidió a abdicar e! trono en una regencia y marcharse a Europa. El 22 de octubre de 1866 salió de la capital para Orizaba, resuelto a embarcarse en Veracruz, donde ya lo aguardaba un buque de vapor. Los equipajes imperiales habían sido ya embarcados en la fragata Dandolo, Muchos de los consejeros y personas de su séquito se opusieron a su marcha; pero más que todo, le decidió a quedarse en el país y correr su suerte, una carta que recibió de su secretario Eloin, en que le decía que lejos de ser bien recibido por su hermano e! emperador Francisco José, sería reducido a prisión tan luego como pisara los dominios de Austria. Así pues, el 12 de diciembre regresó otra vez a la capital.

- ¿Qué plan siguió el archiduque después de tan grave resolución y de haberse decidido la retirada de las tropas francesas?

- Se unió decididamente con el partido conservador, y aprovechando el reciente regreso a la República de los generales Miramón y Márquez, que habían permanecido en Europa, dispuso en 24 de diciembre la formación de tres cuerpos de ejército para resistir a todo trance a las fuerzas liberales, que se habían aumentado considerablemente en diversos puntos de la República.

- ¿Se formaron en efecto esos cuerpos de ejército?

- En momentos, como sucede siempre en México, y con los recursos de exorbitantes contribuciones extraordinarias, Miramón y Márquez reunieron muchos soldados, y comenzó el primero a expedicionar en el interior, con el valor y la rapidez que formaban Un tipo de su carácter militar.

- ¿Qué hacía entre tanto el gobierno constitucional y las fuerzas republicanas?

- El señor Juárez, con sus ministros y los pocos empleados que le acompañaban, había ido avanzando al interior de! país, hasta el punto de fijar su residencia en Zacatecas. El general Escobedo, jefe del ejército del Norte, secundado por los generales Treviño, Canales (Servando) y Naranjo, había reconquistado la frontera hasta San Luis Potosí; y los franceses, desocupando las plazas para concentrar sus fuerzas en la capital y ejecutar su retirada, habían dejado ya en poder de Pesqueira, de Corona y de otros jefes, la mayor parte del litoral de la costa del sur y las más importantes poblaciones hasta Guadalajara.

- ¿Qué operaciones hacían en estos momentos las fuerzas imperialistas?

- Se puede decir que su cuartel general se hallaba en Querétaro. El general Castillo salió con dirección a San Luis, y Miramón rumbo a Zacatecas. Sin dificultad tomó la plaza de Aguascalientes siguió su marcha rápida y sorprendió a Zacatecas, donde estuvo a punto de caer prisionero Juárez con todo su gobierno. Miramón desocupó a Zacatecas, y a su regreso fue batido por las fuerzas del ejército del Norte en la hacienda de San Jacinto, ello de febrero de 1867. Perdió las armas, municiones y aun los equipajes. Su hermano don Joaquín, que cayó prisionero, fue fusilado, así como más de doscientos aventureros extranjeros que no habían querido regresar a Europa con las fuerzas de Bazaine. Miramón con unos cuantos hombres llegó a Querétaro, y allí se concentraron y volvieron a organizar de nuevo las fuerzas del imperio; y a mediados del mismo mes de febrero, Maximiliano se hallaba ya a la cabeza de un ejército que pasaba de ocho mil hombres, y rodeado de los más activos y valientes jefes del antiguo ejército de línea.

- ¿Cuáles fueron entonces los movimientos de las fuerzas republicanas?

- A medida que pacificaban y organizaban provisionalmente los Estados y poblaciones que habían estado durante los tres últimos años en poder de la Intervención, se acercaban a Querétaro, donde concluyeron por establecer un sitio formal. Concurrieron a esta importante operación militar, los generales Corona, Antillón, Riva Palacio, Régules, Treviño, Guadarrama, Naranjo, Sóstenes Rocha, Francisco Arce, Francisco Vélez, Vega, Aranda y otros. También concurrieron las fuerzas del sur, al mando de Vicente Jiménez e Ignacio Altamirano, así como las de Puebla y Pachuca que mandaban el general don Juan Méndez y el coronel don Joaquín Martínez. Concurrieron igualmente Aureliano Rivera y diversos jefes de guerrillas, que ya cerca de la plaza o ya en los caminos, prestaban importantes servicios en esta campaña.

- ¿Quién mandaba todas estas fuerzas?

- El general don Mariano Escobedo.

- Decidme algo acerca de este personaje que tenía tan importante mando.

- Escobedo nació en el mes de enero de 1827 en la villa de Galeana (Estado de Nuevo León). Fueron sus padres don Manuel Escobedo y doña María Rita Peña. En el año de 1847, cuando la guerra con los Estados Unidos, se presentó como voluntario, y asistió a una acción entre las fuerzas norteamericanas y mexicanas en el cañón de Santa Rosa. Concluida la guerra, se retiró a la vida privada, dedicándose a la agricultura. En 1855, cuando se proclamó el Plan de Ayutla, volvió a tomar las armas, y con el carácter de capitán hizo toda esa campaña liberal, a las órdenes del general don Juan Zuazúa, contribuyendo a la derrota que sufrieron en el Saltillo las fuerzas del general Güitian, y en Morterillos las del general Parrodi. En 1857, con motivo del golpe de Estado, hizo otra campaña activa y peligrosa en el interior, contribuyendo a la derrota, con la brigada que ya entonces mandaba, de las fuerzas de Miramón en las barrancas de Atenquique. Continuó toda la campaña en la guerra que se llamó de la Reforma. Escobedo, que se hallaba en el interior, tuvo que luchar con Mejía, que después de la batalla de Calpulalpan había regresado a la sierra. Defendió valientemente la población de Río Verde; pero sucumbiendo al mayor número de fuerzas, fue derrotado y hecho prisionero. El general Márquez tenía mucho empeño en que se fusilase; pero Mejía lo salvó, permaneciendo prisionero en el pueblo de Bucareli hasta que logró evadirse; y a pie, y con mil riesgos, llegó a Huichapan. Presentóse de nuevo al gobierno, el cual lo empleó inmediatamente en el servicio, encontrándose al frente de la brigada de San Luis, en la gloriosa jornada del 5 de mayo y en la posterior defensa de Puebla, cayendo prisionero cuando sucumbió la plaza. En Orizaba logró fugarse y se presentó otra vez al gobierno constitucional, el que lo ocupó en diversos e importantes servicios militares, hasta que se organizó la división del Norte y tomó el mando en jefe de las fuerzas federales delante de Querétaro.

- ¿Qué pasaba en la capital en esos momentos?

- Los franceses reunieron, como se ha indicado, todas sus fuerzas del interior en la capital, y fueron dirigiéndolas a Veracruz, donde las esperaban los navíos de transporte. El mariscal Bazaine publicó un aviso en el que anunciaba que el último convoy saldría el 1° de febrero de 1867, y que se aprovechasen de él los franceses que quisiesen ir a Francia. A todos los demás, lo mismo que a Maximiliano y a los que tomaron parte activa en la Intervención, los dejaba abandonados. El día 5 salieron de la capital todas las fuerzas francesas, compuestas de Turcos, Cazadores de África, Zuavos, cazadores de Vincennes y los batallones 70 y 93 de línea. El 11 del mismo mes de febrero se hallaba el mariscal en Puebla, el 18 en Orizaba, y el 8 de marzo siguiente se embarcó en Veracruz en el buque de guerra Soberano, llevando consigo a su señora, mexicana, y a un niño que había tenido de este matrimonio.

- ¿Cómo quedó la ciudad?

- Tranquila en esos momentos, pues se dictaron las medidas conducentes para poner sobre las armas a las tropas mexicanas que ya se habían levantado, y las extranjeras que habían quedado al servicio de Maximiliano, notándose entre ellas el escuadrón de Húngaros, que mandaba el príncipe de Kevenhüller. Quedó al frente del gobierno el licenciado don Teodosio Lares y en el Ministerio de Hacienda don Mariano Campos, el cual publicó varios decretos que imponían contribuciones exorbitantes. En mediados de marzo se presentó repentinamente en la capital don Santiago Vidaurri, revestido de plenos poderes del emperador, para gobernar, reasumiendo la presidencia del ministerio. El general Márquez, que logró burlar la vigilancia de los sitiadores de Querétaro, entró también en la capital, y comenzó a gobernar con carácter de lugarteniente del reino. A los pocos días Vidaurri se retiró de la escena, y las demás personas que desempeñaban cargos, cesaron en sus funciones y en su influjo, y quedaron gobernando Márquez y el licenciado don José María Lacunza.

- ¿Ninguna cosa particular pasaba por el rumbo de Veracruz?

- Las tropas nacionales que mandaban en la costa los generales García, Baranda (don Pedro) y Benavides, avanzaron al centro del Estado, y en algunas semanas más pusieron cerco a Veracruz, donde mandaba el prefecto don Domingo Bureau. Los generales Félix y Porfirio Díaz salieron de sus terrenos y avanzaron al Estado de Puebla, cuya capital quedó al mando del general Noriega. El general Díaz reunió a sus tropas las de la sierra de Puebla, y trató de atacar la ciudad, situando su cuartel general en el cerro de San Juan. Márquez, que sólo había venido a México a sacar tropas y recursos, se decidió a atacar al general Díaz, y salió de la capital con cerca de tres mil hombres de buenas tropas. Entonces el general Díaz tomó una resolución suprema, y fue la de asaltar a Puebla por cuatro puntos. La operación fue llevada a efecto con felicidad, aunque con mucho derramamiento de sangre y con riesgo muy grave de la vida, pues el general Díaz y don Juan José Baz, que lo acompañaba, quedaron unos momentos sepultados bajo de un techo que rompió un proyectil de los enemigos. Tomada Puebla, el general Díaz pudo hacer frente a Márquez, el cual fue completamente derrotado, regresando de noche y casi solo a la capital. El regimiento de Húngaros fue el que sostuvo la retirada de los imperialistas, que acabaron de dispersar las fuerzas de caballería del general Guadarrama y del coronel Lalanne, joven, bravo, honrado y patriota, que ha servido al lado de los liberales en las guerras de la Reforma y de la Intervención.

- ¿Qué sucedió, pues, en México, después de estos sucesos?

- El terror fue grande, y con mucha facilidad se podía haber tomado la plaza; pero a los pocos días se reunieron los dispersos, se cobró ánimo y se resolvió la defensa de la capital, artillando las fortificaciones y levantando más de seis mil hombres de tropas. El general Márquez estableció su cuartel general en el Hospital de Terceros, Y después en Santiago Tlatelolco. El general Díaz, dejando una guarnición en Puebla se acercó a la capital, siendo eficazmente ayudado en toda la conducción de sus pesados trenes por el C. Santiago Smith, que aunque americano, se ha distinguido por su amor a México y especialmente a la causa republicana. En pocas semanas los liberales, que habían parecido antes tan abatidos, habían ganado varias batallas, y a la vez sitiaban a Veracruz, a México y a Querétaro, últimos puntos donde se habían refugiado todas las fuerzas y todo el partido imperialista. Juárez, con su gobierno, se hallaba establecido en San Luis Potosí. Todos estos importantes acontecimientos pasaron desde febrero a marzo de 1867.

- Ya que me habéis contado algo del general Escobedo, decidme también lo que sea posible del general en jefe que sitiaba a México.

- Porfirio Díaz nació en la ciudad de Oaxaca, el 15 de septiembre de 1830. Sus padres lo dedicaron a la carrera del foro, y estudió en el colegio de Oaxaca hasta concluir el curso de artes; pero su carácter lo inclinaba a las armas, y comenzó a servir en 1854 a las órdenes del capitán don José María Herrera. Concluida su primera campaña volvió a sus estudios, pero de nuevo ingresó en la carrera militar y tomó parte en la guerra de la Reforma y en la de la Intervención, donde ya se distinguió de una manera notable por su valor, por su actividad y por sus buenas inspiraciones militares. Escapando del desastre de Puebla, infatigable el general Díaz, reunió nuevas tropas y nuevos elementos de guerra, y retirándose con su hermano al rumbo de Oaxaca, logró poner esta ciudad en Un buen estado de defensa. El mariscal Bazaine, que consideró grave esta situación, envió una columna de tropas francesas a las ordenes del general de artillería Courtois d'Hurbal. Después de semanas de un sitio y de infructuosas tentativas, nada consiguió el general Hurbal; y Bazaine, con más fuerzas y artillería de sitio, tuvo que marchar personalmente a esta campaña. La plaza capituló el 9 de febrero de 1865, y Porfirio Díaz fue conducido prisionero a Puebla, encerrado en la fortaleza de Loreto, después en la Concepción, y al fin en la Compañía, de donde se fugó el 21 de septiembre de 1866, a media noche, favorecido por la oscuridad, y descolgándose por medio de una soga desde la esquina de la torre, con gran peligro de caer o de ser muerto por los centinelas que estaban en las bóvedas.

En Oaxaca mandaba el general Oronoz, y el general Félix Díaz sitiaba la plaza. Una columna de cerca de dos mil hombres imperialistas, marchaba en auxilio de Oronoz. Porfirio, que en pocos días había reunido partidarios decididos y valientes, cae impetuosamente sobre la columna, y la derrota en el punto llamado la Carbonera el 18 de octubre del mismo año de 1866, quedando en su poder cosa de setecientos prisioneros austriacos, todas las municiones y piezas de artillería. Ya con este triunfo el sitio se continuó con actividad, y a las dos semanas los hermanos Díaz entraban triunfantes en Oaxaca, habiéndose apoderado de cuarenta piezas más de artillería y de un armamento considerable. De Oaxaca expedicionó el general Díaz en Tehuantepec, Juchitán, Tequistlán, siendo vencedor en todos los lances en que se encontró con las fuerzas imperialistas. Ya en los meses de febrero y marzo de 1867 se hallaba en terrenos del Estado de Puebla, hasta que se fijó en Huamantla, y de allí, como hemos visto, se dirigió a atacar a Puebla, emprendiendo después el sitio de México.

- ¿Qué resultado tuvieron todas estas operaciones militares?

- En Querétaro hubo lances diarios de guerra en que se acreditó el valor y arrojo de los combatientes de ambos partidos. Las tropas de Querétaro emprendían salidas vigorosas, ya para proveerse de víveres, ya para romper el sitio y batir en detalle a los sitiadores; pero después de sangrientos combates volvían a la plaza, donde llegó a reinar el hambre y la peste, mientras los liberales estrechaban las líneas y batían con su artillería las fortificaciones de sus contrarios. Cosa de dos meses duró esta lucha, hasta que lográndose establecer inteligencias con algún punto de la plaza por medio del coronel López, se decidió por el general Escobedo una tentativa que siempre debe reputarse en la guerra como muy atrevida. A cosa de las once de la noche del 14 de mayo, el general don Francisco Vélez, a la cabeza de los batallones Supremos poderes y Nuevo León, y acompañado de los oficiales Chavarría, Rincón y Lozano, sorprendió el Convento de la Cruz, cuya tropa encontró dormida. De este punto avanzaron a otros cuarteles de la ciudad, y en breve se esparció el terror y la confusión. Miramon, que quiso restablecer la moral de sus tropas, fue herido y hecho prisionero; y Maximiliano, en un caballo, se dirigió al cerro de las Campanas, donde se rindió y fue hecho prisionero. Entregó su espada a Escobedo y fue confiado con otros generales a la custodia del general Riva Palacio. El general Méndez fue a pocos días hecho prisionero y fusilado. Al emperador, a Mejía y a Miramon, se les formó una causa, se les sujetó a un juicio solemne, que se verificó en el Teatro de Querétaro, y fueron condenados a muerte, sin que nada valiesen los esfuerzos de sus defensores, que fueron los señores don Mariano Riva Palacio y don Rafael Martínez de la Torre. Querétaro fue ocupado el 15 de mayo de 1867.

Maximiliano, Miguel Miramón y Tomás Mejía fueron fusilados a las siete de la mañana del día 19 de junio, en el cerro de las Campanas.

Maximiliano murió con el valor de un caballero y con la dignidad de un príncipe.

Miramón con la impavidez de un bravo soldado, y Mejía con la resignación y frialdad que muestra siempre en estos lances la raza indígena a que pertenecía. Los demás oficiales superiores quedaron prisioneros, esperando su juicio. Así terminaron los importantes sucesos de Querétaro.

- ¿Cómo terminaron los de la capital?

- Márquez, rabioso y despechado, ejercía toda clase de violencias en la capital para proporcionarse dinero y gente para defender una situación ya insostenible. Los víveres escaseaban cada día. Concluyó el pan y la carne de carnero y ternera, y comenzó a comerse la de caballo. El maíz llegó a valer a 80 y 90 pesos la carga, y la gente pobre moría de hambre. Los liberales, ya desocupados en Querétaro, aplicaron muchas de sus fuerzas a esta operación militar. El general Corona se situó con su brigada en la Villa de Guadalupe; el general Riva Palacio, con la suya, en Mexicalcingo; el general Hinojosa en el Peñón Viejo; y el general Díaz, que mandaba en jefe, estableció su cuartel general en Tacubaya. El mejor orden reinaba en los campamentos, y las operaciones avanzaban diariamente, no pasándose momento sin que hubiese ya intentos de salida, ya ataques y defensas en los puntos fortificados. La tarde del 20 de junio, el general Díaz atacó la ciudad por todos puntos, y hubo un fuego terrible de cañón y fusilería desde las cuatro hasta las seis de la tarde. En la noche hubo un parlamento en la Casa Colorada, y el 21 ocupó el general Díaz la ciudad, a la cabeza de las fuerzas republicanas. Todo pasó con el mayor orden. A los pocos días se rindió Veracruz, y el 4 de julio entraron triunfantes en la plaza los generales García, Benavides, Baranda y Larrañaga. La tIerra caliente fue sometida por el general don Francisco Leyva. En la capital fue a los pocos días aprehendido Vidaurri en la calle de San Camilo y fusilado en la plaza de Santo Domingo el día 8 de julio, habiéndose cometido la barbarie de que las músicas tocara los Cangrejos a la hora de la ejecución.

El 15 de julio hizo su entrada solemne el C. Benito Juárez en la capital, con los ministros don Sebastián Lerdo de Tejada, don José María Iglesias, don Ignacio Mejía, don Blas Balcárcel, y algunas otras personas del partido liberal.

El general don Tomás O'Horan fue aprehendido en la hacienda de San Nicolás, propiedad del general Prim, y conducido a la capital se le formó un largo proceso. Vista la causa, el consejo de gUerra lo condenó a muerte, y fue fusilado en la plaza de Mixcalco en la madrugada del 21 de agosto del mismo año de 1867.

El 4 de agosto fue sepultado en el Panteón de San Fernando el cadáver del valiente joven Miramón, y se le hicieron unas exequias con toda la solemnidad que acostumbra la Iglesia católica.

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