Indice de La asonada militar de 1913 del General Juan Manuel Torrea Capítulo Trigésimo cuarto. Los aspirantes Capítulo trigésimo sexto. Ante La aprehensión del presidenteBiblioteca Virtual Antorcha

LA ASONADA MILITAR DE 1913
Apuntes para la historia del Ejército Mexicano

General Juan Manuel Torrea

CAPÍTULO TRIGÉSIMO QUINTO
ÓRDENES COMUNICADAS A LAS TROPAS LEALES


Día diez, a las seis de la tarde:

Dispone el C. Comandante Militar que las tropas dependientes de la guarnición (Comandancia Militar), queden en situación de espera con las órdenes que de antemano han recibido de esta Comandancia y las generales del servicio en campaña.

Desde las siete horas p. m., cada jefe de agrupación, enviará noticia de hora en hora de las novedades que notare relativas al enemigo y cuando haya alguna extraordinaria, al jefe del Estado Mayor. Toque de contraseña del Cuartel General. Tres llamadas de honor.

Los Cuerpos Montados enviarán desde las seis horas p. m. patrullas de exploración lo más lejano que sea posible, dando cuenta del resultado.

De las cuatro horas a. m. en adelante este servicio se hará más nutrido.

Este servicio de patrullas lo desempeñó debidamente la tropa del 1er. Regimiento que estaba a las órdenes del autor del presente, en relación con tropas de rurales que estuvieron mandando las suyas de acuerdo con la última parte de lo prevenido por esa orden del día diez.

Día once, a las seis de la tarde ...

La Secretaría de Guerra y Marina remite para su publicación lo siguiente:

Las tropas dependientes de la Comandancia Militar de esta plaza han tomado la ofensiva y marchan hacia el enemigo, cuya situación es conocida. El jefe del Estado Mayor de esta Comandancia, en los casos de ausencia del Comandante Militar, en el recinto del Palacio Nacional, será, hasta nueva orden, jefe militar del citado Palacio. El avance hacia el enemigo se hará en tres columnas mandadas por los Generales José María Delgado y Eduardo M. Cauz y el Coronel Francisco Romero, compuestas de las tres armas, de cuyas columnas lleva el mando en jefe, el Comandante Militar, General de Dívisión Victoriano Huerta. El avance se continuará sin interrupción, con absoluta resolución y con las precauciones del Reglamento del servicio de campaña. Toque de contra-seña del Comandante Militar (General en jefe) tres llamadas de honor. Los jefes de columna nombrarán los servicios de seguridad, de exploración y de liga, que estimen necesarios, dando cuenta en detalle y por escrito a la Comandancia Militar: lanzarán exploraciones en todos sentidos. El servicio de seguridad del Palacio Nacional lo nombrará en la forma conveniente el jefe militar del citado Palacio.

Coronel de Estado Mayor Carlos García Hidalgo.

Día doce, orden a las seis de la tarde.

Sin expresar si la orden era del jefe de las operaciones, firmada por el Teniente Coronel Mayor de Ordenes Luis F. Eguiluz y por el Capitán Ayudante de guardia Jesús López, se hicieron circular las siguientes prevenciones:

Teniendo en cuenta el estado de intranquilidad en que se halla la población civil y siendo el elemento militar el que depende del Gobierno, quien debe de tratar de garantizar la tranquilidad o tomar medidas para conseguirlo, el servicio de vigilancia y seguridad se hará en la forma normal que impone el servicio de campaña. Todos los cuerpos montados darán de costumbre, patrullas de reconocimiento que lanzarán en diferentes direcciones. Desde las ocho de la noche en adelante, los jefes de dichos cuerpos montados enviarán a dar parte verbal de lo que observen y en general de todas las novedades. Desde esa misma hora en adelante, no dejarán transitar paisanos que no tengan el permiso escrito para poder hacerlo libremente.

Día trece, a las seis de la tarde.

No se comunicó orden alguna y el jefe de Estado Mayor reiteró al jefe de día, Mayor Torrea, que se hiciera la vigilancia en la misma forma acostumbrada y ya conocida de los días anteriores.

Día catorce.

Orden a las seis de la tarde.

Dispone el General Comandante Militar que para evitar confusiones entre las tropas del Gobierno, se observe el siguiente procedimiento: la que interrogue dará un toque de atención y la que conteste lo hará con dos puntos de atención. Se recuerda la disposición relativa a que cada jefe de corporación y cada jefe de columna, envíe a esta Comandancia antes de las diez horas a. m. un estado de fuerza con destinos: al mismo tiempo que los estados, un informe explicativo de la situación detallada de sus tropas, con expresión de los lugares y calles que ocupan, para que esta Comandancia pueda estar al corriente de la situación. Asimismo ha dispuesto que todo lo que necesiten los individuos de tropa, en artículos de primera necesidad, sean proporcionados por esta Comandancia sin descuento alguno, pues para el efecto ya se nombró el personal destinado para atender a este servicio.

Día quince, a las seis de la tarde.

Queda nombrado desde esta fecha, Comandante General de Artillería de esta plaza, el Coronel de igual arma Guillermo Rubio Navarrete.

Orden de la Secretaría de Guerra.
Del Mayor de Plaza
Teniente Coronel Eguiluz.

Afin de que los brazales distintivos de la Cruz Roja, autorizados con el sello de la Secretaría de Guerra pára su portación, por el personal del Servicio Sanitario Militar en esta Capital, no sean usados en cualquier evento por personas que no pertenezcan a dicho servicio, el Presidente de la República se ha servido disponer, que como un medio sencillo de identificación de los individuos que usen esos distintivos, lleven escritos en el revés el empleo del intersado, quien de su puño y letra firmará al calce de la designación del empleo correspondiente, con su nombre íntegro y bien legible, bien sea con tinta o con lápiz-tinta.

Día dieciséis, a las seis de la tarde.

Por disposición superior, con fecha diez del presente, el C. General Brigadier Alberto Yarza quedó como jefe de Estado Mayor del C. General de Brigada José M. Delgado.

Se recuerda a los jefes, oficiales y tropa que están a las órdenes del Comandante Militar de esta plaza, que los toques para que se reconozcan entre sí las tropas, son: un toque de atención para la que interroga y dos toques de atención para la que contesta. Igualmente se recomienda enérgicamente el cumplimiento de todo lo relativo al servicio de campaña, pues en los momentos de prueba es cuando el valor de las verdaderas tropas, su disciplina y demás cualidades, se hacen palpables para la gloria de las Armas Nacionales.

Estas órdenes están separadas de las que dictó la Secretaría de Guerra y adolecen del defecto, la del nombramiento del General Yarza, de hacerla aparecer de orden superior, sin estar la autoridad, precisando el nombre y la función de aquelia.

Para las órdenes de la plaza, cuando ha habido mayor de órdenes que ha sabido lo que lleva entre manos, las disposiciones se insertaban por el natural y debido orden de jerarquía: Por acuerdo u orden del Presidente de la República, por acuerdo de la Secretaría de Guerra, dispone el General Comandante Militar o el Mayor de Plaza, éste en su caso, sólo órdenes particulares para las guardias y destacamentos.

Esa orden superior para nombrar un jefe de Estado Mayor de una Columna podría haber sido objetada por quien debería de haberlo hecho.

Pero para el caso de estado de guerra, todas las tropas y mandos ya designados por la Secretaría de Guerra y Presidente en su caso, deberían de haber obrado dependiendo sólo del comandante en jefe y suprimir toda la rutina y el papeleo que tanto seguía preocupando a la Mayoría de la Plaza, que pedía estado a elementos cuya misión única era la de combatir. Al General en Jefe en cada caso le importaba saber cuántos jefes, cuántos oficiales y cuántos de tropa había en cada columna y con qué número de municiones contaban, así sencillo para apunte llevado en la cartera, no estar pensando, como exigieron siempre erróneamente la Secretaría, Departamentos, Comandancia, Mayoría de Plaza, etc., etc., en exigir documentos que estorban, que deben olvidarse al tratarse de operaciones militares de resolución inmediata, y no sujetas a una lenidad que no es explicable como toleraron el Presidente de la República y principalmente el que debería ser muy capacitado para juzgar de las actuaciones militares, el Secretario de Guerra y Marina.

En la orden del día once se cometieron aberraciones de carácter mimilitar.

La Secretaría de Guerra designaba a los comandantes de las columnas, supongo que a propuesta del Comandante Militar y la orden ya hablaba de General en Jefe, aunque no designándolo Comandante de las operaciones militares con todas las responsabilidades del caso, y la estricta vigilancia de la Secretaría para el cumplimiento de su misión. La orden de la plaza invadía muchas veces las facultades de la exclusividad del general en jefe y otras del comandante de artillería.

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