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Capítulo III

La insurrección revolucionaria en Ucrania - Machno

El tratado de Brest-Litowsk, entre los bolcheviques y el gobierno imperial alemán, abrió las puertas de Ucrania a los austro alemanes. Entraron como señores. No se limitaron a la acción militar: se inmiscuyeron enia vida económica y política del país. Su objetivo era apropiarse de los víveres. Para ello, restablecieron el poder de los nobles y de los terratenientes derribados por el pueblo e instalaron el gobierno autócrata del hetman Skoropadsky. En cuanto a las tropas austro-alemanas que ocupaban Ucrania, eran sistemáticamente engañadas por sus oficiales sobre la revolución rusa. Se referían a ella como a una orgía de fuerzas ciegas que destruía el orden en el país y que aterrorizaba a la honesta población trabajadora.

De esta manera se provocaba en los soldados una hostilidad contra los campesinos y obreros rebeldes que favorecía la acción desalentadora de los ejércitos austro alemanes.

El saqueo económico de Ucrania por los austro alemanes, con el asentimiento y la ayuda del gobierno de Skoropadsky, fue de proporciones increíbles. Se robaba, se cargaba con todo (trigo, ganado, aves de corral, materias primas, etc.) en proporciones tales que los medios de transporte no bastaban.

Como si hubiesen caído sobre depósitos inmensos destinados al saqueo, los austríacos y los alemanes se alzaban con todo, cargando un tren tras otro, rumbo a sus países. Cuando los campesinos se resistían al saqueo y trataban de no dejarse arrebatar el fruto de su trabajo, las represalias, la horca, el fusilamiento se ponían en práctica.

La ocupación de Ucrania por los austro alemanes es una de las páginas más trágicas de la historia de la revolución. A la violencia de los invasores, al saqueo de los militares, se opuso una reacción feroz por parte de los terratenientes. El régimen del hetman fue el aniquilamiento de las conquistas revolucionarias de campesinos y obreros; una vuelta completa al pasado. Era pues natural que las nuevas condiciones aceleraran la marcha del movimiento esbozado antes, iniciado bajo Petlura y los bolcheviques. En todas partes, principalmente en las aldeas, comenzó la rebelión contra los terratenientes y los austro alemanes. Fue entonces cuando comenzó el movimiento revolucionario de los campesinos de Ucrania conocido más tarde con el nombre de insurrección revolucionaria.

Se explica muy a menudo el origen de esa insurrección por el hecho de la ocupación austro alemana y el régimen del hetman exclusivamente. Esa explicación es insuficiente y por tanto inexacta. La insurrección tiene sus raíces en los fundamentos de la revolución rusa; fue una tentativa de los trabajadores para llevar la revolución hacia un resultado integral, la verdadera emancipación y la autonomía del trabajo. La invasión austro alemana y la reacción agraria no hicieron, pues, más que acelerar su manifestación.

El movimiento se difundió rápidamente. Los campesinos se levantaron por todas partes contra los terratenientes, masacrándolos o expulsándolos, apoderándose de sus tierras y de sus bienes, sin olvidarse además de los austro alemanes. El hetman y las autoridades alemanas respondieron mediante represalias implacables. Los campesinos de las aldeas sublevadas fueron ahorcados y fusilados en masa; todo su haber incendiado.

En poco tiempo, centenares de aldeas sufrieron un castigo despiadado de parte de la casta militar y agraria. Esto sucedía en junio, julio y agosto de 1918.

Entonces, los campesinos, fieles al movimiento, se organizaron en compañías de guerrilleros y recurrieron a la guerra de emboscadas. Como si hubiese existido una red de organizaciones invisibles, surgió casi simultáneamente en diferentes lugares una multitud de destacamentos de guerrilleros que inició sus ataques contra los terratenientes, sus guardas y sus representantes en el poder. Habitualmente esos destacamentos, compuestos de 20, 30 y hasta 100 jinetes bien armados, caían bruscamente en la parte opuesta al lugar en donde se les suponía, sobre una propiedad, sobre la guardia nacional, exterminaban a los enemigos de los campesinos, y desaparecían tan rápidamente como se habían presentado. Todo terrateniente que perseguía a los campesinos, todos sus fieles servidores eran individualizados por los guerrilleros y amenazados con ser suprimidos. Cada guardia, cada oficial alemán estaba condenado a una muerte segura. Estos hechos, que ocurrían a diario en todos los rincones del país, debilitaban la contrarrevolución agraria, poniéndola en peligro, y preparaban el triunfo de los campesinos.

Hay que notar que al igual que las vastas insurrecciones campesinas espontáneas, surgidas de los campesinos sin preparación alguna, tales actos guerreros eran siempre dirigidos por ellos, sin el socorro ni la dirección de ninguna organización política. Ese medio de acción, les llevó a satisfacer por sí mismos las necesidades del movimiento, de dirigirlo y conducirlo hacia la victoria. Durante toda la lucha contra el hetman y los terratenientes, en los momentos más penosos, los campesinos estuvieron solos frente a sus bien organizados y armados enemigos. Esto tuvo, como veremos después, gran influencia sobre el carácter de la insurrección revolucionaria. Su rasgo fundamental -en todas partes donde se mantuvo hasta el fin como movimiento de clase, sin caer bajo la influencia de los partidos o de los elementos nacionalistas- fue no sólo el haber nacido de lo más profundo de las masas campesinas, sino también la conciencia que poseían los campesinos de haber sido ellos mismos guías y animadores del movimiento. Los destacamentos de los guerrilleros, sobre todo, estaban convencidos de esa idea, y se sentían con fuerzas para cumplir su misión.

Las represalias de la contrarrevolución no detuvieron el movimiento; por el contrario, lo ampliaron y lo extendieron por todas partes. Los campesinos se unían y eran impulsados por la marcha misma del movimiento hacia un plan general y unificado de acción revolucionaria. Ciertamente, los campesinos de toda Ucrania no se reunieron nunca en un solo grupo que obrase bajo una sola dirección. No se podría hablar de tal unión más que en el sentido de la unión del espíritu revolucionario. En cuanto al punto de vista práctico, el de la organización, los campesinos se asociaron por regiones, sobre todo en la forma de destacamentos aislados de guerrilleros. Cuando las insurrecciones se hicieron más frecuentes y las represalias más severas y organizadas, tales uniones se convirtieron en una necesidad urgente. En el sur de Ucrania, la región de Gulai-Polé tomó la iniciativa de la unificación. Esta no solamente se realizó con el fin de la defensa, sino también y, sobre todo, como medio para aniquilar la contrarrevolución agraria. Tal unificación perseguía además otro fin, el de crear con los campesinos revolucionarios una fuerza real y organizada capaz de combatir toda reacción y defender victoriosamente la libertad y el territorio del pueblo en revolución.

El papel más importante en esa obra de unificación y en el desenvolvimiento general de la insurrección en el sur de Ucrania perteneció al destacamente de guerrilleros guiado por un campesino de la región, Néstor Machno. Desde los primeros días del movimiento hasta su culminación, cuando los campesinos vencieron a los terratenientes, Machno desempeñó un papel tan importante que las regiones insurrectas y los episodios más heroicos de la lucha están unidos a su nombre. Cuando más tarde la insurrección triunfó definitivamente contra la reacción de Skoropadsky, pero vino la amenaza de Denikin, Machno se convirtió en el centro de unión de millares de campesinos sobre una extensión que abarca varias provincias. En la historia de la insurrección de Ucrania, ése fue el momento en que se definió la misión de Machno. Porque la insurrección no conservó en todas partes su esencia revolucionaria y su lealtad a los intereses de la clase trabajadora. Mientras los insurrectos levantaban en el sur de Ucrania la bandera negra del anarquismo y entraban en la vía antiautoritaria de organización libre de los trabajadores, las regiones del oeste y del noroeste del país cayeron, después de haber derrotado al hetman, bajo la influencia de elementos extraños y enemigos, principalmente de los demócratas nacionalistas petlurianos. Durante más de dos años, una parte de los guerrilleros del oeste de Ucrania sirvió de apoyo a los petlurianos, que perseguían los intereses de la burguesía liberal bajo el estandarte nacionalista. Así, los campesinor insurrectos de Kiev, de Volinia, de Podolia y de parte de Poltava, aun teniendo un origen común con el resto de los insurrectos, no supieron encontrar su camino m organizarse y cayeron bajo la férula de los enemigos del trabajo, convirtiéndose en sus manos en instrumentos ciegos.

La insurrección del sur tomó un aspecto y tuvo un sentido muy distinto. Se separó claramente de los elementos no trabajadores de la sociedad contemporánea; se desembarazó rápida y resueltamente de los prejuicios nacionales, religiosos, políticos y otros del régimen de opresión y de esclavitud; se colocó en el terreno de las exigencias reales de la clase de los proletarios de las ciudades y de los campos y entabló una ruda guerra en nombre de esas exigencias contra los enemigos múltiples del trabajo.

Hemos dicho ya que en los vastos dominios de la insurrección campesina del sur de Ucrania, Néstor Machno tuvo una actuación destacada.. Sigámosle en su actividad del primer período, es decir, hasta la caída del hetman, pero antes daremos sobre él algunos datos biográficos.

Machno nació el 27 de octubre de 1889, hijo de una familia de campesinos pobres. Fue educado en la aldea de Gulai-Polé, distrito de Alexandrovsk, provincia de Ekaterinovslav. No tenía más que diez años cuando murió su padre, quedando él y sus cuatro hermanos menores a los cuidados de su madre. Desde los siete años, en razón de la pobreza de la familia, sirvió de pastor, guardando las vacas y las ovejas de su pueblo. A los ocho años entró a la escuela local, que frecuentó por el invierno, sirviendo siempre como pastor en el verano. A los doce años dejó la escuela y la familia para trabajar como peón de granja en las propiedades de los terratenientes y de los kulaks alemanes, cuyas colonias eran numerosas en Ucrania. En esa época, a los 14 o 15 años, profesaba ya un fuerte odio contra los patrones explotadores y soñaba con la manera de poder mejorar sus condiciones y las de los demás, si tuviese un día fuerzas para ello. Trabajó más tarde como fundidor en la fábrica de su pueblo.

Hasta los 16 años no tuvo ningún contacto con el mundo político. Sus concepciones revolucionarias y sociales se moldeaban en el círculo restringido de sus conciudadanos, campesinos proletarios como él. La revolución de 1905, que lo sorprendió en este pequeño círculo, lo impulsó a la corriente de los grandes acontecimientos y actos revolucionarios. Tenía entonces 17 años, y estaba lleno de entusiasmo revolucionario y dispuesto a todo en la lucha por la liberación de los trabajadores. Después de conocer algunas organizaciones políticas, entró resueltamente en las filas de los anarquistas y desde ese momento se convirtió en un militante infatigable.

El anarquismo ruso de esa época tenía ante sí dos tareas precisas; una consistía en demostrar el engaño preparado contra los trabajadores por los partidos socialistas autoritarios; la otra, indicar a los campesinos y obreros el camino de la revolución social. En la realización de estas tareas Machno desarrolló una gran actividad y participó en los actos más riesgosos de la lucha anarquista.

En 1908 cayó en poder de las autoridades zaristas, que lo condenaron a la horca por asociación con el anarquismo y participación en actos terroristas. En consideración a su juventud, la condena fue conmutada por la de trabajos forzados a perpetuidad. Purgó su pena en la prisión central de Moscú (Butirki). A pesar de que la vida en prisión no tenía perspectivas para él y era extremadamente penosa, Machno se esforzó sin embargo en aprovecharla para instruirse. Dio pruebas de una gran perseverancia. Aprendió la gramática rusa, estudió matemáticas, literatura, historia de la cultura y de la economía política. A decir verdad, la prisión fue la única escuela en que Machno recibió los conocimientos históricos y políticos que le sirvieron tanto en su acción revolucionaria ulterior. La vida, los hechos, fue la otra escuela donde conoció y comprendió a los hombres y a los acontecimientos sociales.

En la prisión, la salud de Machno, joven aún, se arruinó. Obstinado, sin poder adaptarse al aplastamiento absoluto de la personalidad a que está sometido todo condenado a trabajos forzados, se resistió siempre ante las autoridades omnipotentes y estaba continuamente en el calabozo, donde contrajo una afección pulmonar a causa del frío y de la humedad. Durante los nueve años de su reclusión permaneció sin cesar en los lugares de castigo por mala conducta, hasta que finalmente, fue liberado con los demás detenidos políticos por la insurrección del proletariado de Moscú, el 1° de marzo de 1917.

Volvió inmediatamente a Gulai-Polé, donde las masas campesinas lo acogieron con profunda simpatía. De todo el pueblo, era el único detenido político devuelto a su familia por la revolución, de manera que se convirtió espontáneamente en el objeto de la estima y confianza de los campesinos. Ya no era un joven sin experiencia, sino un militante de voluntad férrea y con uná idea precisa de la lucha social.

En Gulai-Polé se entregó de inmediato a la labor revolucionaria, tratando primero de organizar a los campesinos de su aldea y de los alrededores. Fundó una unión profesional de obreros agrícolas, organizó una comuna libre y un soviet local de campesinos. El problema que lo inquietaba era el de la concentración y organización de los campesinos de un modo suficientemente firme y sólido como para poder expulsar de una vez por todas a los señóres, a los terratenientes y a los regidores y poder construir por sí mismos sus vidas. Ese fue el sentido que inspiró su trabajo cuando organizaba a los campesinos. No sólo como propagandista, sino también y, sobre todo, como militante práctico trató de que los trabajadores se unieran para resistir la opresión e injusticias que sufrían en el régimen de esclavitud.

Durante el gobierno de Kerensky y en los días de octubre fue presidente de la unión campesina regional, de la comisión agrícola, de la unión profesional de los obreros metalúrgicos y carpinteros y presidente del soviet de los campesinos, por último, y obreros de Gulai-Polé.

Como presidente de este soviet reunió, en el mes de agosto de 1917, a todos los terratenientes y propietaríos de la región, les exigió los documentos sobre la cantidad de tierra y de bienes muebles que poseían y procedió al inventario exacto de todos esos bienes. Luego hizo un informe, primeramente en una sesión del soviet del distrito, después en el congreso de los soviets de la región. Propuso igualar los derechos de usufructo de la tierra de los propietarios y de los kulaks con los de los campesinos. A consecuencia de su proposición el congreso decretó que se dejaría a los propietarios y a los kulaks una parte de la tierra (así como de los instrumentos de trabajo y ganado) igual a la de los campesinos labradores. Varios congresos de campesinos en las provincias de Ekaterinovslav, Tauride, Poltava, de Karkof y de otros lugares, siguieron el ejemplo de la región de Gulai-Polé y decretaron la misma medida.

Durante esa época se convirtió en su región, en el alma del movimiento de los campesinos que tomaban las tierras y los bienes de los terratenientes y que en caso de necesidad les quitaban la vida. Se conquistó por eso enemigos mortales entre los terratenientes, los kulaks y las organizaciones burguesas locales.

En el momento de la ocupación de Ucrania por los austro alemanes, Machno fue encargado por el Comité revolucionario de formar, para la lucha contra los invasores y la rada central (poder supremo de entonces), batallones de guerrilleros obreros y campesinos. Eso es la que hizo. Después de la cual debió retroceder con sus partidarios sobre las ciudades de Taganrog, de Rostof y de Tzaritzin. La burguesía local, reafirmada entonces por la llegada de los austro alemanes, puso precio a su cabeza, debiendo ocultarse por algún tiempo. En represalia, las autoridades militares ucranianas y alemanas quemaron la casa de su madre y fusilaron a su hermano Emelian, inválido de guerra.

En junio de 1918 Machno fue a Moscú para discutir con algunos viejos militantes anarquistas sobre los métodos y las tendencias del trabajo anarquista entre los campesinos de Ucrania. Pero los anarquistas que encontró eran indecisos y débiles. No recibió, pues, ninguna indicación ni consejos satisfactorios y volvió a partir para Ucrania con sus propias opiniones ya maduras. Desde hacía mucho tiempo acariciaba la idea de organizar a las grandes masas campesinas como fuerza social, que debía tener la misión histórica particular de despertar la energía revolucionaria acumulada en ellas durante siglos y esgrimir esa fuerza formidable sobre todo el régimen opresor contemporáneo. Juzgaba llegado el momento para ello. Cuando se encontraba en Moscú y leía las noticias de los diarios sobre los numerosos actos insurreccionales de los campesinos ucranianos, se conmovía y deseaba partir. Apresuradamente, ayudado por un camarada, antiguo compañero de prisión, se equipó y volvió a marchar para Ucrania, hacia su región de Gulai-Polé. Esto sucedía en julio de 1918. Debía viajar con muchas dificultades, y en forma clandestina, expuesto a caer en manos de los agentes del hetman. Una vez estuvo a punto de perecer, pues fue arrestado por las autoridades austro alemanas con una valija de literatura anarquista. Un conocido, un judío de Gulai-Polé, lo salvó pagando por su liberación una suma considerable de dinero. Al continuar su viaje los comunistas le propusieron escoger una región determinada de Ucrania para el trabajo revolucionario clandestino y militar allí, en su nombre. Es innecesario decir que Machno rehusó discutir esa proposición, puesto que estaba dispuesto a emprender una tarea enteramente distinta a la que planteaban los bolcheviques.

He aquí, pues, a Machno en Gulai-Polé, esta vez con la decisión irrevocable de obtener la victoria de los campesinos o morir; en todo caso, decidido a no abandonar la región. La noticia de su regreso se extendió rápidamente. No tardó en mostrarse francamente a las vastas masas campesinas, a través de discursos o de escritos, incitándoles a la lucha contra el poder del hetman y de los propietarios, insistiendo en que los trabajadores tenían en el momento la suerte en sus manos y no debían dejarla escapar. Su llamado vibrante y enérgico se difundió en pocas semanas por numerosas aldeas y distritos, preparando a las masas para los grandes acontecimientos futuros.

Después, pasó a la acción. Su primera preocupación fue formar una compañía revolucionaria militar con fuerza suficiente para garantizar la libertad de agitación y de propaganda en las ciudades y aldeas y comenzar al mismo tiempo las operaciones de las guerrillas. Esta compañía fue rápidamente organizada. Había en todas las aldeas elementos combativos dispuestos a obrar. No faltaba más que un buen organizador; éste fue Machno. La misión de su compañía era: a) desarrollar un trabajo activo de propaganda y organización entre los campesinos; b) llevar a cabo una lucha implacable contra los enemigos. Como fundamento de esa lucha se sostenía el principio según el cual todo terrateniente que persiga a los campesinos, todo agente de policía del hetman, todo oficial ruso o alemán, en tanto que enemigo mortal e implacable de los campesinos, no hallará piedad alguna y será suprimido. Según tal principio, debia ser ejecutado todo aquel que participe en la opresión de los campesinos pobres y de los obreros, en la supresión de sus derechos o en la usurpación de su trabajo y bienes.

En el espacio de dos o tres semanas, este destacamento era objeto de preocupación, no sólo para la burguesía local, sino también para las autoridades austro alemanas. El campo de acción militar y revolucionaria de Machno era considerable. Se extendía desde la estación de Lozovaia a Berdiansk, Mariopol y Tangarog y desde Lugansk y la estación de Grichino hasta Ekaterinovslav, Alexandrovsk y Militopol. La rapidez era la particularidad de la táctica de Machno. Gracias a esa táctica particular y a la extensión de la región, aparecía siempre de improviso en el lugar en que menos se la esperaba. En poco tiempo envolvió en un círculo de hierro y de fuego la región en que se atrincheraba la burguesía local. Todos los que durante los dos o tres meses de la hetmanchina lograron afirmarse, disfrutaron con la sumisión de los campesinos, saqueando sus tierras y gozando de los frutos de su trabajo; los que reinaban como señores sobre ellos, se encontraron repentinamente con la resistencia implacable de Machno y sus guerrilleros. Rápidos como el viento, sin miedo y sin compasión, llegaban a una propiedad, mataban a los enemigos de los campesinos y desaparecían. Y al día siguiente hacían lo mismo a cien kilómetros de distancia; en alguna población aparecía muerta la guardia nacional, la varta, los oficiales, los terratenientes, habiéndose ocultado los guerrilleros antes de que las tropas alemanas dispuestas más cerca tuviesen tiempo de comprender lo que había sucedido. Al día siguiente estaba a cien kilómetros de allí y caía sobre un destacamento expedicionario enviado para reprimir a los campesinos o bien ahorcaba a algunos guardias nacionales.

La guardia nacional se alarmó. Las autoridades austro alemanas también. Fue enviado un gran número de batallones para aplastar a Machno. En vano. Excelentes jinetes desde la infancia, teniendo en el camino caballos de repuesto a voluntad, Machno y sus partidarios eran inalcanzables; hacían en 24 horas marchas imposibles para las tropas de caballería regulares. Muchas veces, como para burlarse de sus enemigos, Machno aparecía en el centro mismo de Gulai-Polé o en Pologui, donde había ya reunidas numerosas tropas austro alemanas, o bien en algún otro lugar de concentración de tropas, mataba a los oficiales que caían bajo su mano y desaparecía sano y salvo sin dejar rastro. O bien en el momento preciso en que se seguía su pista todavía reciente, o se iba a atacarlo en tal aldea, Machno vestido con el uniforme de la guardia nacional, se mezclaba con un pequeño número de sus guerrilleros, entre las tropas, se informaba de sus planes y disposiciones, se ponía después en marcha con un destacamento de la guardia nacional en persecución de sí mismo y luego en el camino, eliminaba a sus enemigos.

En lo que concierne a las tropas austro alemanas y magyares, los guerrilleros mantenían la regla de matar a los oficiales y devolver la libertad a los soldados presos. A éstos se les proponía volver a sus países, relatar lo que hacían los campesinos ucranianos y trabajar para la revolución social. Se les proveía de literatura anarquista y algunas veces de dinero. No se ejecutaba más que a los soldados reconocidos culpables de actos de violencia hacia los campesinos. Este modo de tratar a los soldados austro alemanes y magyares presos ejerció en ellos cierta influencia revolucionaria.

Durante este período de su actividad insurreccional, no sólo fue Machno el organizador y dirigente de los campesinos, sino también un vengador temible del pueblo oprimido. Durante la corta duración de su primera acción insurreccional, centenares de refugios de ricos propietarios campesinos fueron destruidos, millares de opresores y de enemigos activos del pueblo implacablemente aplastados. Su modo audaz y decidido de obrar, la rapidez de sus acciones, la imposibilidad de prenderlo, lo transformaron en una figura temida por la burguesía, pero llena de leyenda para el pueblo. Había en efecto muchos rasgos legendarios en su conducta, siempre de una audacia sorprendente; poseía una voluntad tenaz, una perspicacia y un humor propiamente campesinos. Pero no son ésos los rasgos fundamentales y definitivos de la personalidad de Machno.

Su espíritu combativo, sus empresas insurreccionales del primer período no eran más que las primeras manifestaciones de un enorme talento guerrero y organizador. Veremos más adelante la fuerza militar extraordinaria y el magnífico organizador que surgió de las filas de los campesinos en la persona de Machno.

Siendo no sólo un jefe militar notable, sino también buen agitador, Machno multiplicaba incansablemente los mitines en las numerosas aldeas de la región. Informaba sobre las tareas actuales, sobre la revolución social, sobre la vida en comunidad libre e independiente de los campesinos trabajadores como fin de la insurrección. Redactaba maDifiestos y circulares en ese sentido para los campesinos, para los obreros, para los soldados austríacos y alemanes, para los cosacos del Don, del Kuban, etcétera.

Vencer o morir, he aquí lo que importa para los campesinos y obreros de Ucrania en el presente momento histórico. Pero no podemos morir todos; somos muchos; nosotros somos la humanidad. Por consiguiente venceremos. Pero no venceremos para repetir el ejemplo de los años pasados, para poner nuestra suerte en manos de nuevos amos; venceremos para tomar nuestro destino en nuestras manos y organizar según la propia voluntad nuestra vida y nuestra verdad (De uno de los primeros manifiestos de Machno). Así hablaba Machno a las vastas masas campesinas. Pronto se convirtió en el eje de unión de las fuerzas rebeldes. En casi todas las aldeas, los campesinos crearon grupos locales clandestinos. Se unían a Machno, lo sostenían en todas sus empresas, seguían sus consejos y disposiciones.

Los destacamentos de guerrilleros -los que existían ya y los que se formaban luego- se asociaban al grupo de Machno en busca de unidad de acción. La necesidad de esa unidad, así como de un comando general, era reconocida por todos los guerrilleros revolucionarios. Y todos opinaban que esa unidad se realizaría del mejor modo en la persona de Machno. Esa fue también la opinión de muchos grandes destacamentos independientes, tales como el de Kurilenko (que operaba en la región de Berdiansk), el de Stchuss, el de Petrenko-Platonoff (en las regiones de Divribka y de Grichino). Todos se unieron por propia voluntad al destacamento de Machno. La unificación de los destacamentos de guerrilleros de la Ucrania meridional en un solo ejército rebelde se hizo pues de un modo natural, por la fuerza de las cosas y por la voluntad de las masas.

En la misma época, en el mes de setiembre de 1918, Machno recibió el sobrenombre de Batko (padre), que significa guía general de la insurrección de Ucrania. Esto tuvo lugar en las circunstancias siguientes. Los terratenientes refugiados en grandes centros, los campesinos ricos, los kulaks y las autoridades alemanas decidieron aniquilar, costase lo que costase, a Machno y a su destacamento. Los terratenientes crearon una división especial de voluntarios -con sus hijos y los de los kulaks- para la lucha decisiva contra Machno. El 30 de setiembre ese destacamento, socorrido por los austro alemanes, cercó a Machno en la región de la Gran Mikailovka (o sea Divrivki), colocando fuertes divisiones en todos los caminos. Machno se encontraba en ese momento en compañía de 30 guerrilleros y no disponía más que de una sola ametralladora. Fue obligado a batirse en retirada, esquivando numerosos enemigos. Llevado así al fuerte de Divrivki, Machno cayó en una situación extremadamente difícil. Las rutas de retirada estaban todas ocupadas por el enemigo. Era imposible pasar por ningún lugar. Ahora bien, los camaradas de Machno, así como el mismo Machno, consideraron que estaba por encima de su dignidad de revolucionarios el salvarse individualmente. Por lo demás, nadie habría consentido en abandonar a su jefe para salvarse. Después de alguna reflexión, Machno decidió emprender la ruta hacia la Gran Mikailovka (Divrivki) y hacer una tentativa de apoderarse de ella. A la salida del bosque, los guerrilleros se encontraron con campesinos que iban a prevenirles que las fuerzas enemigas se encontraban en Divrivki y que era preciso apresurarse a pasar por otra parte. Estas noticias no detuvieron a Machno ni a sus amigos. A pesar de las palabras de los campesinos que intentaban retenerlos, se dirigieron hacia la Gran Mikallovka. Cerca ya de la aldea, Machno, con algunos de sus camaradas, fue a efectuar el reconocimiento. Vio en la plaza de la iglesia el gran campamento del enemigo, decenas de ametralladoras, centenares de caballos ensillados y grupos de jinetes. Los campesinos les dijeron que había allí un batallón de austríacos y un destacamento especial de terratenientes. La retirada era imposible. Entonces Machno, con su firmeza y su espíritu de decisión característico dijo a sus compañeros: ¡Y bien, amigos míos! Debemos estar dispuestos a morir todos aquí mismo ... El momento era grave, los hombres estaban llenos de arrojo y de resolución. Nadie veía más que un solo camino ante sí: el que llevaba hacia el enemigo que tenía delante. Treinta personas contra varios miles de hombres bien armados. Todos comprendían que eso significaba para ellos la muerte segura. Todos enmudecieron, pero ninguno perdió el valor.

En ese momento uno de los guerrilleros, Stchuss, se dirigió a Machno y le dijo:

Desde ahora tú serás nuestro batko y juramos morir contigo en las filas de los rebeldes.

Todo el destacamento juró entonces no separarse más de las filas de los insurrectos y considerar a Machno como padre (batko) común de toda la insurrección revolucionaria. Y se prepararon al ataque. Stchuss, con 6 o 7 hombres, fue encargado de ir por un lado y dividir por el flanco al enemigo. Machno, con los demás, lo atacó de frente. Con un hurra formidable, los guerrilleros se lanzaron impetuosamente contra el enemigo y cayeron de repente sobre su centro mismo, empleando el sable, el fusil y el revólver.

El ataque produjo un efecto terrible. El enemigo, que no esperaba algo semejante, fue derrotado a los primeros disparos y se dio a la fuga, salvándose en grupos o individualmente, abandonando armas, ametralladoras y caballos. Sin dejarles tiempo para reaccionar, medir las fuerzas de los atacantes y pasar al contraataque, los machnovistas persiguieron a los fugitivos en grupos separados, sableándolos en pleno galope. Una parte del destacamento de los terratenientes fue arrojado hasta la orilla del Voltchia, donde sus componentes fueron ahogados por los campesinos que habían acudido al campo de batalla. La derrota del enemigo fue completa.

Los campesinos de la región y los destacamentos de los rebeldes revolucionarios llegados de todas partes aclamaron triunfalmente a los héroes. Adoptaron por unanimidad la proclamación de Machno como padre de los rebeldes revolucionarios de Ucrania.

Dos días después de estos acontecimientos, la Gran Mikailovka fue atacada por las tropas austroalemanas y por destacamentos de terratenientes y de kulaks de toda la región. El 5 de octubre, las tropas alemanas bombardearon el pueblo con violento fuego de artillería y cuando estuvo destruido por los obuses, entraron las columnas de infantería. Hubo ejecuciones y prendieron fuego al pueblo. La Gran Mikailovka ardió por dos días, durante los cuales las tropas alemanas y los kulaks procedieron furiosamente contra la población campesina pobre.

Este hecho favoreció más aún la unión de los campesinos de la región y los volvió conscientes desde el punto de vista revolucionario.

Ciertamente, las grandes masas, el grueso de los habitantes de las aldeas, no formaban parte de los destacamentos guerrilleros, pero estaban sin embargo estrechamente ligadas a éstos. Los proveían de víveres, caballos, forraje; les llevaban, en caso de necesidad, el alimento al bosque, recogían y trasmitían informes sobre los movimientos del enemigo. En ocasiones, las grandes masas campesinas se unían a los guerrilleros para realizar alguna acción revolucionaria, combatían a su lado, durante dos o tres días y luego volvían a los campos.

Un ejemplo típico de estas acciones fue la toma de Gulai-Polé por los guerrilleros, casi la víspera de la caída del hetman y de la disgregación de las tropas austroalemanas. Machno, con un pequeño destacamento, ocupó Gulai-Polé. Entonces los austríacos, acampados en Pologui enviaron tropas a ese lugar. No habiendo llegado durante el día ningún refuerzo, Machno debió retirarse. Pero por la noche algunos centenares de campesinos que habitaban Gulai-Polé fueron en su ayuda. Volvió a tomar la ciudad y pudo hacer frente a las tropas austríacas. Al despuntar el día los campesinos volvieron a sus casas, temiendo ser denunciados por algún vecino que hubiese podido verlos entre los guerrilleros. Por todo el día Machno debió, pues, abandonar el pueblo, dada la superioridad numérica del enemigo. Por la noche volvió a la ofensiva, advertido por los campesinos de que irían en su ayuda al oscurecer. Volvió a ocupar la población y expulsó a los austríacos. Las acciones continuaron tres o cuatro días, hasta que Gulai-Polé pasó definitivamente a manos de los campesinos insurrectos.

Una unión semejante entre las masas proletarias y los destacamentos de Machno existía en todas partes. Esto tenía importancia, pues permitía a los grupos revolucionarios familiarizarse con las características de un movimiento campesino general.

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