Índice de Historia del movimiento machnovista de Pedro ArchinoffCapítulo octavoCapítulo décimoBiblioteca Virtual Antorcha

Capítulo IX

Acuerdo de los machnovistas con el gobierno de los soviets. - Tercera agresión de los bolcheviques

Durante el verano de 1920 los machnovistas intentaron más de una vez hacer frente a Wrangel. Dos veces trabaron combate con sus tropas, pero en ambas ocasiones las tropas rojas los atacaron por la retaguardia, obligándolos a retirarse de la línea de fuego y a abandonar la acción dirigida solamente contra Wrangel.

Las autoridades soviéticas no vacilaban en difamar a los machnovistas. Los periódicos difundían por toda Ucrania la falsa noticia de una alianza concertada entre Machno y Wrangel. En el verano de 1920 el representante plenipotenciario del gobierno de Kardof, Yakovlef, no vaciló en declarar en la sesión plenaria del soviet de Ekaterinoslav que existían pruebas escritas de esa alianza. No es necesario decir que esa declaración era absolutamente falsa. Las autoridades soviéticas se valían de esos medios para influir a la masa obrera que, inquieta por los éxitos de Wrangel y la retirada del ejército rojo, comenzaba a volcarse hacia el sector de Machno y a invocar a menudo su nombre.

Ni obreros ni campesinos daban crédito a los comunicados de los bolcheviques sobre una pretendida alianza entre Machno y Wrangel. El pueblo conocía demasiado a Machno y conocía también la calidad de los medios empleados en esas ocasiones por los bolcheviques. Pero Wrangel acabó por creer en la mentira de los comunistas; no se podría explicar de otro modo, sino simplemente por la ignorancia del general, el hecho de que enviase un delegado a Machno. Es posible también que no haya sido más que un medio para sondear el terreno.

Con este propósito, transcribimos el siguiente documento:


ACTA DE LA SESION DE LOS COMANDANTES DEL EJERCITO DE LOS GUERRILLEROS REVOLUCIONARIOS DE UCRANIA (MACHNOVISTAS), 9 DE JULIO DE 1920, CELEBRADA EN VREMIEVKA, DISTRITO DE MARIOPOL.


1) Misiva del general Wrangel.

Hacia el final de la sesión fue conducido un emisario del general Wrangel ante el Estado Mayor. Era portador de la siguiente misiva:

Al ataman de las tropas insurreccionales, Machno.

El ejército ruso hace la guerra exclusivamente a los comunistas a fin de liberar al pueblo de la comuna y de los comisarios y asegurar a los trabajadores campesinos las tierras que han pertenecido al Estado, a los grandes propietarios territoriales y a otros. Esta última medida está ya en vías de aplicación.

Los soldados y los oficiales rusos luchan por la causa del pueblo y por su bienestar. Todos los que se interesan en esta causa deben unirse a nosotros. Es preciso que luchéis con más energía contra los comunistas, que caigáis sobre sus líneas de retaguardia, que destruyáis su sistema de transporte y nos ayudéis con todas vuestras fuerzas a aniquilar las tropas de Trotski. Nuestro comando superior os secundará proporcionando el material y las mlmiciones necesarias y enviándoos especialistas. Enviadnos vuestro delegado para hacernos saber de lo que tenéis particular necesidad y para coordinar la acción militar.

General Chatilof, jefe del Estado Mayor del comando de las fuerzas armadas de la Rusia meridional.

Konovaletz, general en el Estado Mayor.

Melitopol, 18 de junio de 1920.


El emisario, que dijo llamarse Ivan Mikailof y tener 28 años de edad, declaró que recibió la misiva en cuestión de manos del ayuda de campo del general Slastchof, con misión de remitirla a Batko Machno y aseguró que entre ellos todos estaban persuadidos de que este último trabajaba de común acuerdo con Wrangel.

Popof (Secretario del Consejo de los insurrectos revolucionarios). Acabamos de tratar la cuestión de una respuesta a los rojos y la hemos estatuido. Demos ahora una digna respuesta a los bandidos blancos.

Machno. La única respuesta que podríamos dar a ofrecimientos tan infames, es decidir que todo emisario de Wrangel o de cualquier otro representante de la derecha deberá ser fusilado en el acto y que no se dará ninguna respuesta.

Se decidió por unanimidad ejecutar al delegado de Wrangel y encargar al Consejo que llevara al conocimiento público el tenor de la misiva recibida del Estado Mayor de los blancos, así como la respuesta que mereció.


El emisario de Wrangel fue ejecutado públicamente y el caso comentado en la prensa machnovista. Los bolcheviques sabían perfectamente lo que había pasado, pero continuaron gritando por todas partes y sin vergüenza alguna sobre la pretendida alianza de Machno con Wrangel. Sólo después que se concluyó un acuerdo militar y político entre los machnovistas y las autoridades soviéticas, éstas declararon, por vía del comisariado principal de la guerra, que Machno no se había encontrado nunca en relaciones con Wrangel y que las afirmaciones difundidas por las autoridades a este respecto se habían basado en un error por causa de falsas informaciones; que, por el contrario, los machnovistas habían fusilado a los emisarios despachados hacia ellos por Wrangel sin iniciar negociación alguna. (Véanse las declaraciones hechas por el comisariado principal de la guerra tituladas Machno y Wrangel, en el Proletarii y de otros periódicos de Karkof, hacia el 20 de octubre de 1920).

A mediados del verano de 1920 Wrangel tomó la iniciativa en la lucha contra la revolución. Avanzaba lenta pero seguramente y constituía una amenaza grave para la cuenca del Donetz. Dado que los acontecimientos se desarrollaban simultáneamente en el frente polaco, esa amenaza podía extenderse peligrosamente para la revolución entera.

Los machnovistas no podían quedar indiferentes ante el avance de Wrangel. Concebían claramente que había que combatir a Wrangel sin retardo, sin dejarle tiempo de afirmarse en su lucha contra la revolución. Pero, ¿qué hacer con los comunistas? Su dictadura era tan funesta y hostil para la libertad del trabajo como Wrangel mismo. Pero la diferencia entre Wrangel y los comunistas consistía en el hecho de que éstos contaban con el apoyo de las masas, que creían en la revolución. Es verdad que los comunistas engañaban a los trabajadores y que aprovechaban su entusiasmo revolucionario en interés de su poder. Pero sin embargo las masas que se oponían a Wrangel creían en la revolución, y esto era de gran importancia. Después de una deliberación sobre la cuestión, en una sesión del Consejo de los insurrectos revolucionarios y del Estado Mayor del ejército, se decidió dirigir la lucha sobre todo contra Wrangel. La masa de los insurrectos daría luego su palabra decisiva al respecto.

Según la opinión de la asamblea el aniquilamiento de Wrangel significaría eliminar un peligro para la revolución, y liberar a la vida rusa del fantasma contrarrevolucionario, por cuya causa había sufrido durante los últimos años. Las masas obreras y campesinas necesitaban una depuración semejante, que les permitiría orientarse, sacar deducciones y tomar las decisiones necesarias a fin de proporcionar nuevas fuerzas a la causa revolucionaria.

Se decidió en el curso de dicha reunión proponer a los comunistas la suspensión de las hostilidades recíprocas, a fin de aplastar de común acuerdo a Wrangel. Durante los meses de julio y agosto de 1920 fueron enviados despachos a Moscú y a Karkof en nombre del Consejo y del comandante del ejército insurreccional. La respuesta no llegaba. Los comunistas continuaban su campaña contra los machnovistas, haciéndoles la guerra y cubriéndolos de calumnias. Pero en el mes de setiembre, cuando Ekaterinoslav fue abandonada y Wrangel se apoderó de Berdiansk, Alexandrovsk, Gulai-Polé, Sinelnikovo, una delegación plenipotenciaria del Comité Central del Partido Comunista, con lvanof a la cabeza, llegó a Starobelsk, donde estaban en ese momento los machnovistas, a fin de entablar negociaciones con ellos respecto de una acción combinada contra Wrangel. Esas negociaciones tuvieron lugar de inmediato en Starobelsk mismo y allí fueron elaboradas las condiciones preliminares del acuerdo militar y político entre los machnovistas y el poder soviético. Las cláusulas convenidas fueron enviadas a Karkof para ser sometidas allí a una redacción definitiva y ratificadas. A ese efecto, y con el fin de mantener contactos regulares con el Estado Mayor del frente meridional, se envió a Karkof una delegación militar y política de los machnovistas, presidida por Kurilenko, Budanof y Popof.

Entre el 10 y el 15 de octubre de 1920 las cláusulas del acuerdo fueron redactadas definitivamente y adoptadas por ambas partes en la siguiente forma:


CONVENIO MILITAR Y POLITICO PRELIMINAR ENTRE EL GOBIERNO SOVIETICO DE UCRANIA Y EL EJÉRCITO INSURRECCIONAL REVOLUCIONARIO (MACHNOVISTA) DE UCRANIA.


Parte primera. Acuerdo político.

1. Liberación inmediata y cesación ulterior de toda persecución sobre el territorio de las Repúblicas soviéticas, de todos los machnovistas y anarquistas, excepto los que luchen con las armas en la mano contra el gobierno de los soviets.

2. Libertad entera de agitación y propaganda de sus ideas y principios, por la palabra y por la prensa, para los machnovistas y anarquistas, siempre que no inciten a un derribamiento violento del poder de los soviets y a condición de respetar la censura militar.

En lo que concierne a las publicaciones, los machnovistas y los anarquistas, en calidad de organizaciones revolucionarias reconocidas por el gobierno de los soviets, disponen del aparato técnico del Estado de los soviets, porque siguen las reglas técnicas de las publicaciones.

3. Libre participación en las elecciones a los soviets; derecho de los machnovistas y los anarquistas a ser elegidos, así como libre participación en la preparación del próximo quinto congreso panucraniano de los soviets, que se realizará en el mes de noviembre del año corriente.

Por mandato del gobierno de los soviets de la República Socialista Soviética de Ucrania, Yakovlef.

Plenipotenciarios del Consejo y del comando del ejército insurreccional revolucionario (machnovista) de Ucrania, Kurilenko y Popof.


Parte segunda. Acuerdo militar

l. El ejército insurreccional revolucionario (machnovista) de Ucrania forma parte de las fuerzas armadas de la República como ejército de guerrilleros subordinado para las operaciones al comando superior del ejército rojo. Conserva su estructura interna anteriormente establecida, sin adoptar las bases y los principios de organización del ejército rojo regular.

2. El ejército insurreccional revolucionario (machnovista) de Ucrania, que pasa a través del territorio de los soviets, que atraviesa los frentes, no acepta en sus filas destacamentos del ejército rojo ni desertores de este ejército (1).


Notas

a) Las unidades del ejército rojo, así como los soldados rojos aislados que en la retaguardia del frente de Wrangel se hayan unido al ejército insurreccional revolucionario deben pasar al ejército rojo cuando encuentren sus unidades.

b) Los guerrilleros machnovistas que quedan tras el frente de Wrangel, así como la población del país que entra en las filas del ejército insurreccional, permanecen en él aunque hubieran estado movilizados por el ejército rojo.

3. Con el fin de aniquilar al enemigo común -el ejército blanco- el ejército insurreccional revolucionario (machnovista) de Ucrania hará conocer a las masas trabajadoras que marchan con él el acuerdo concertado, invitando a la población a suspender toda acción hostil contra el poder de los soviets; a fin de obtener más éxito, el gobierno de los soviets debe, por su parte, hacer publicar inmediatamente las cláusulas del acuerdo concluido.

4. Las familias de los combatientes del ejército insurreccional revolucionario (machnovista) que habitan el territorio de la República de los soviets gozarán de los mismos derechos que las de los soldados del ejército rojo y serán provistos por el gobierno soviético de Ucrania de documentos al respecto.

Firmado: Comandante del frente Sur, Frunsé. Miembros del Consejo revolucionario del frente Sur, Bela Kun, Gusef. Delegados plenipotenciarios del Consejo y del comandó del ejército insurreccional machnovista, Kurilenko, Popof.


Cuarta cláusula del acuerdo político (2)

Dado que uno de los puntos esenciales del movimiento machnovista es la lucha por la autodirección de los trabajadores, el ejército insurreccional cree deber insistir sobre el punto siguiente y cuarto: en la región en que opera el ejército machnovista la población obrera y campesina organizará sus instituciones libres para la autodirección económica y política, que serán autónomas y estarán asociadas federativamente (por pactos) con los órganos gubernamentales de las Repúblicas soviéticas.


Las autoridades soviéticas tardaron en publicar el acuerdo concluido. Los representantes machnovistas vieron en ello un signo poco prometedor. El sentido de esa demora se hizo claro algún tiempo después cuando el gobierno de los soviets desencadenó una nueva agresión contra los machnovistas. Volveremos sobre este asunto.

Dándose cuenta de la falta de franqueza de las autoridades soviéticas en lo que concernía a la publicación de las cláusulas del acuerdo, los machnovistas atacaron la cuestión de frente; en tanto que el acuerdo no fuera publicado, el ejército insurreccional no obraría según sus cláusulas. Sólo después de esa presión directa el gobierno de los soviets se decidió a publicar el texto del acuerdo concertado, pero en dos veces: en primer lugar la parte segunda (acuerdo militar), luego la parte primera (acuerdo político). Esto hizo que el sentido del pacto fuese oscurecido y se hiciera poco comprensible para la mayoría de los sectores. En cuanto a la cláusula política 4a. fue separada del acuerdo por los bolcheviques, pretendiendo que les era indispensable conferenciar al respecto con Moscú. Los representantes machnovistas consintieron en tratar ese asunto separadamente.

Después de esto el ejército de los machnovistas se puso en marcha hacia el 15-20 de octubre para atacar a Wrangel. Su línea de batalla se extendía desde Sinelnikovo hasta Alexandrovsk, Pologui, Berdiansk; su dirección era la ciudad de Perekop. En los primeros combates trabados entre Pologui y Orekof, un fuerte destacamento de las tropas de Wrangel, con el general Drozdef a la cabeza, fue derrotado y más de 4.000 soldados hechos prisioneros. Tres semanas después, la región estaba libre de las tropas de Wrangel. Al comienzo del mes de noviembre los machnovistas, conjuntamente con el ejército rojo, se encontraban ya en Perekop.

Es indispensable destacar aquí un hecho de importancia: desde que se difundió la noticia de que los machnovistas se habían unido a los rojos para combatir a Wrangel, la población de la región volvió a adquirir confianza, la causa de Wrangel fue condenada y se esperaba su derrota en todas partes.

La misión de los machnovistas en la liberación de Crimea de las tropas de Wrangel fue la siguiente: mientras que Perekop estaba bloqueado por algunas divisiones del ejército rojo, los machnovistas, siguiendo las órdenes del Estado Mayor, pasaron a 25-30 kilómetros a la izquierda de ese lugar y penetraron a través de los hielos del estrecho de Sivach. La caballería, comandada por Marchenko -un campesino anarquista originario de Gulai-Polé- se encontraba a la cabeza, luego seguía el regimiento de ametralladoras bajo las ordenes de Koyin. La travesía se hizo bajo el fuego continuo y terrible del enemigo y costó muchísimas vidas. Entre otros, el comandante Tomás Koyin fue gravemente herido varias veces. Sin embargo el coraje y la tenacidad de los asaltantes obligaron a las tropas de Wrangel a retroceder. Entonces Simón Keretnik, que mandaba el ejército de Crimea de los machnovistas, dirigió todas sus tropas directamente contra Sinferopol, tomada por asalto entre el 13 y 14 de noviembre; al mismo tiempo el ejército rojo forzaba Perekop. Los machnovistas, que habían penetrado en Crimea por Sivach contribuyeron poderosamente a la toma del istmo, considerado inexpugnable, obligando a Wrangel a lanzarse al fondo de Crimea para no ser rodeado en las gargantas de Perekop.

Después de un largo período de guerra ininterrumpida, el acuerdo concluido entre los machnovistas y el gobierno de los soviets parecía permitir un trabajo social moderaqo en la región. Decimos alguna, porque, no obstante el hecho de que en varios lugares se proseguía la lucha encarnizada contra Wrangel (así por ejemplo, Gulai-Polé pasó más de una vez durante ese periodo de mano en mano), las autoridades soviéticas, sin preocuparse demasiado por el acuerdo concluido, continuaban un semibloqueo de la región y ponían obstáculos a la labor revolucionaria de los trabajadores. Sin embargo, un núcleo machnovista activo quedó en Gulai-Polé, y trató de desarrollar la máxima energía en el campo de la organización social. La atención principal estaba dirigida hacia la organización de consejos libres de trabajadores que debían ejercer la función de self-gobernment de los obreros y campesinos del lugar. La base de esos consejos sería la idea de entera independencia de cualquier autoridad que quisiera imponerse. No debían rendir cuentas más que a los trabajadores del lugar.

Los habitantes de Gulai-Polé emprendieron las primeras acciones prácticas en este campo. Desde el 1° al 25 de noviembre de 1920 se reunieron unas 5 a 7 veces para deliberar sobre la cuestión. El soviet libre de Gulai-Polé fue fundado hacia mediados del mes, pero no podía ser considerado como definitivamente organizado porque, en calidad de ensayo práctico de los trabajadores, de un género nuevo, tenían gran necesidad de tiempo y de experiencia. También en esa época el Consejo de los insurrectos revolucionarios elaboró y publicó los Estatutos fundamentales del Soviet libre de los trabajadores (a título de proyecto solamente).

Los trabajadores de Gulai-Polé concedieron mucha atención a la cuestión concerniente a la instrucción pública. Las incursiones de los diversos ejércitos habían tenido una repercusión funesta sobre la enseñanza. Los maestros, que no recibían desde hacía mucho tiempo remuneración alguna, se habían dispersado, tratando de ganarse la vida de algún modo. Los edificios escolares estaban abandonados.

Cuando se concluyó el acuerdo entre los machnovistas y el gobierno soviético, el problema escolar se mostró en toda su gravedad y exigió la atención de las masas. Los machnovistas decidieron que el problema debía ser resuelto por los propios trabajadores. La cuestión escolar, decían, así como toda otra perteneciente a las necesidades inmediatas de los trabajadores, no podrá tener solución más que por las propias fuerzas de éstos. A ellos incumbía el deber de ocuparse de la instrucción de las nuevas generaciones. Pero esto no era bastante. Al encargarse de la instrucción y de la educación de la juventud, los trabajadores hacen más alta y más pura la idea de la enseñanza. En manos del pueblo la escuela se convierte en una fuente de conocimientos, en un medio para la educación y el desenvolvimiento del hombre libre, tal como debe ser en una sociedad libre. Por eso, desde los primeros pasos del self-government de los trabajadores, la escuela debe ser, no sólo independiente y separada de la Iglesia, sino también del Estado.

Guiados por esta idea los campesinos y los obreros de la región saludaron con alegría la idea de la separación de la escuela del Estado, lo mismo que ante la Iglesia. En Gulai-Polé se encontraban adeptos de la idea de la escuela libre de Francisco Ferrer, así como teóricos y discípulos prácticos de las ideas de la escuela unificada del trabajo.

Este nuevo aspecto de la cuestión escolar causó un vivo movimiento entre los habitantes de Gulai-Polé. La mayoría de los colaboradores que procedía del medio campesino también se unió a trabajar en la nueva obra. Néstor Machno, aunque gravemente herido en una pierna, se interesaba vivamente en la cuestión; asistía a todas las reuniones consagradas al asunto y pidió a las personas competentes que le explicaran los principios de la escuela unificada del trabajo.

Los ensayos de los habitantes de Gulai-Polé en el dominio de los asuntos escolares fueron los siguientes: los campesinos y los obreros se encargaban del mantenimiento del personal pedagógico necesario para todas las escuelas de la población (en Gulai-Polé había varias escuelas primarias y dos liceos). Se formó una comisión mixta de obreros, campesinos y maestros encargada de proveer a las necesidades tanto económicas como pedagógicas de la vida escolar. Después de haber adoptado la separación de la escuela del Estado, los habitantes de Gulai-Polé adoptaron un plan de enseñanza libre que tenía mucho del plan de Francisco Ferrer. La comisión escolar había elaborado ese plan en detalle y preparado un estudio teórico profundo sobre el principio y la organización de la escuela libre (desgraciadamente los documentos que se relacionan con eso no se encuentra ahora en nuestras manos).

Al mismo tiempo se habían organizado en Gulai-Polé cursos especiales para la enseñanza entre los revolucionarios que no sabían leer ni escribir o poco instruidos. En fin, fueron también organizados cursos de nociones políticas. Su propósito consistía en brindar a los insurrectos nociones elementales sobre historia, sociologia y otras ciencias conexas, a fin de completar su preparación militar e instruirlos para una comprensión más amplia de los fines y de la estrategia revolucionarios. Los cursos estaban a cargo de campesinos y obreros que habían leído y estudiado más. El programa incluía: a) Economía política; b) Historia; c) Teoría y práctica del socialismo y de anarquismo; d) Historia de la revolución francesa (según Kropotkin); e) Historia de la insurrección revolucionaria en el seno de la revolución rusa, etc. El número de profesores de que disponían los machnovistas no era grande; a pesar de ello por los cuidados y la seriedad de profesores y alumnos, el trabajo tuvo desde el primer día un carácter vivaz y extremadamente concreto prometiendo para el porvenir un rol importante en la vida del movimiento.

Los machnovistas se ocupaban igualmente de cuestiones de teatro. Aún antes de la conclusión del acuerdo con los bolcheviques, mientras el ejército insurreccional se veía obligado a batallar día a día con sus numerosos adversarios, conservó siempre su sección de teatro, que se ocupaba de representaciones para los insurrectos y los campesinos de los alrededores, siempre que la situación lo permitía.

Gulai-Polé posee un gran salón para representaciones teatrales. Pero los artistas dramáticos profesionales eran una excepción en el país. Gulai-Polé se valía generalmente de los campesinos, los obreros y los intelectuales (sobre todo maestros y alumnos). En el curso de la guerra civil, a pesar de que Gulai-Polé sufrió duramente, el interés de sus habitantes hacia el arte dramático no pareció disminuir sino más bien acrecentarse. Durante el período del acuerdo con los bolcheviques, cuando el bloqueo fue suprimido, el teatro de Gulai-Polé rebosaba diariamente de gente; los campesinos, los insurrectos y sus mujeres tomaban parte en las representaciones, no sólo en calidad de espectadores y de actores, sino también como autores dramáticos (3). La Sección de cultura y de instrucción del ejército machnovista realizó una labor activa e inmediata en la organización de un buen teatro, tanto en Gulai-Polé como en toda la región.

Entre los machnovistas nadie creía en la duración y solidez del acuerdo con los bolcheviques. Los acontecimientos que lo habían precedido sugerían la idea de que aquéllos no tardarían en valerse de algún pretexto para emprender una nueva campaña contra el machnovismo. Sin embargo las condiciones políticas del momento permitían suponer que duraría al menos tres o cuatro meses. Ese lapso tuvo gran importancia en el desenvolvimiento de un vasto trabajo de propaganda en la región: la necesidad de una acción de este género se hacía sentir vivamente y los machnovistas disponían ahora de recursos. Las contingencias de los últimos tiempos los habían obligado a abandonar casi enteramente ese trabajo. Se preveía sobre todo que el acuerdo proporcionaría una buena ocasión para poner en evidencia la significación esencial de las cuestiones en que los machnovistas diferían de los bolcheviques y la causa por la cual las dos partes se combatían. Y esto se alcanzó de manera satisfactoria. La cláusula cuarta del acuerdo politico -cláusula sobre la cual los machnovistas insistían para obtener que los bolcheviques reconocieran el derecho de self govemment económico y social para los obreros y los campesinos- pareció perfectamente inadmisible al gobierno de los soviets. Sin embargo los representantes del machnovismo exigieron que las autoridades soviéticas escogiesen: o bien la firma del artículo en cuestión o bien la explicación franca del por qué se rehusaban a hacerlo. Al mismo tiempo los machnovistas sometieron el artículo a la discusión y a la opinión de los trabajadores. En Karkof los machnovistas y los anarquistas discutieron ese sistema en reuniones públicas. En Gulai-Polé y en los alrededores se repartieron volantes que trataban la cuestión. Hacia mediados del mes de noviembre esa cuarta cláusula, de tres o cuatro líneas, atraía la atención pública y se transformaría en el centro de su interés.

En ese momento la aventura de Wrangel pudo ser considerada como definitivamente terminada. Para los que no estaban iniciados en los pormenores de la política bolchevique, esa circunstancia no parecía que debiera influir en las relaciones entre los machnovistas y el gobierno soviético. Pero los que sabían a qué atenerse al respecto vieron en ello el fin del acuerdo. En cuanto se transmitió a Gulai-Polé el despacho de Simón Karetnik anunciando que se encontraba con sus tropas en Crimea y que se dirigía contra Simferopol, el ayudante de campo de Machno, Gregorio Vasilevsky, gritó: ¡He ahí el fin del acuerdo! No exageraré nada si digo que dentro de ocho días los bolcheviques caerán sobre nosotros.

Esto sucedió el 15 de noviembre y el 26 del mismo mes los comunistas atacaron al Estado Mayor ya las tropas machnovistas de Crimea, se lanzaron al mismo tiempo sobre Gulai-Polé, se apoderaron de los representantes machnovistas en Karkof, saquearon las organizaciones anarquistás y detuvieron a los anarquistas, procediendo de igual modo en la Ucrania entera.

Las autoridades soviéticas no tardaron en proporcionar argumento para justificar ese hecho, diciendo, como acostumbraban, que los machnovistas y los anarqúistas estaban en vías de preparar una insurrección contra el gobierno de los soviets. Pretendían que la palabra de orden de esa sublevación debía ser el punto 4 del acuerdo político. Afirmaban conocer el lugar y el momento en que había sido fijada la sublevación. Acusaban además a Machno de haber rehusado ir al frente caucásico, de haber hecho una leva de tropas entre los campesinos a fin de preparar un ejército contra las autoridades soviéticas; afirmaban que en lugar de combatir a Wrangel en Crimea se había ocupado en hacer la guerra a la retaguardia del ejército rojo, etcétera.

Es innecesario decir que todas esas explicaciones eran una mentira monstruosa. Afortunadamente poseemos todos los elementos propios para destruir esa calumnia y restablecer la verdad.

En primer lugar, el 23 de noviembre de 1920 los machnovistas detuvieron en Pologui y en Gulai-Polé a nueve espías bolcheviques que pertenecían a la división 42 del ejército rojo; confesaron haber sido enviados por el jefe del servicio de contraespionaje a Gulai-Polé para averiguar el domicilio de Machno, de los miembros del Estado Mayor, de los comandantes de las tropas insurreccionales y de los miembros del Consejo; debían permanecer ocultos en Gulai-Polé en espera de la llegada del ejército rojo para indicar dónde se encontraban las personas en cuestión; si la llegada del ejército rojo obligaba a esas personas a cambiar de domicilio, los espías debían seguir su pista. Los espías dijeron que podía esperarse un ataque contra Gulai-Polé el 24 o el 25 de noviembre.

Fundándose en estos hechos, el Consejo de los insurrectos revolucionarios y el comandante del ejército enviaron a Rakovsky y al Consejo Revolucionario Militar de Karkof una comunicación detallada sobre ese complot exigiendo: 1) el arresto inmediato y la entrega a una Corte Marcial del jefe de la división 42, del jefe del Estado Mayor y de las personas que hubieran tomado parte en el complot; y 2) que se cerrara el paso a los destacamentos del ejército rojo a través de Gulai-Polé, Pologui, Malaia- Totmatchka y Turkenovka, a fin de evitar toda posibilidad de malentendidos.

La respuesta del gobierno de Karkof fue la siguiente: el pretendido complot no podría ser otra cosa que un malentendido; sin embargo las autoridades soviéticas, deseando esclarecer el asunto, lo ponían en manos de una comisión especial y proponía al Estado Mayor del ejército machnovista que delegara dos miembros para tomar parte en los trabajos de esa comisión. Esta respuesta fue transmitida por cable directo a Karkof el 25 de noviembre. Al día siguiente por la mañana el secretario del Consejo de los insurrectos revolucionarios, P. Rybin, trató de nuevo el asunto por la misma vía y los bolcheviques de Karkof lo tranquilizaron afirmando que el asunto de la división 42 sería arreglado seguramente a entera satisfacción de los machnovistas; añadían que la cuestión del punto 4 del acuerdo político también estaba en vías de ser resuelto amistosamente. Dicha conversación tuvo lugar el 26 de noviembre a las 9 de la mañana. Seis horas antes los representantes machnovistas en Karkof, en medio de la noche, habían sido arrestados, lo mismo que los anarquistas que se encontraban allí y en otros lugares de Ucrania. Exactamente dos horas después de la conversación con Rybin, Gulai-Polé era bloqueada por las tropas del ejército rojo y sometida a un bombardeo encarnizado, de artillería y de ametralladoras. El mismo día y a la misma hora el ejército machnovista de Crimea era atacado del mismo modo; los bolcheviques, valiéndose del engaño, detuvieron a todos los miembros del Estado Mayor de ese ejército y de su jefe delegado, Simón Karetnik, y los fusilaron.

Es evidente que esa vasta operación debió haber sido cuidadosamente preparada y que su elaboración no pudo exigir menos de diez o quince días.

No sólo vemos en ella un ataque traidor del gobierno de los soviets contra los machnovistas, sino también una precisa organización intentando distraer la vigilancia de los machnovistas, inducirlos a error con palabras tranquilizadoras, para luego destruir mejor sus fuerzas.

En segundo lugar, al día siguiente del ataque contra Gulai-Polé, el 27 de noviembre, los machnovistas encontraron en los prisioneros del ejército rojo proclamas tituladas: ¡Adelante contra Machno! y ¡Muera el machnovismo! publicadas por la sección política del 4° ejército, sin fecha. Los soldados caídos prisioneros dijeron que habían recibido esas proclamas el 15 o el 16 del mes; contenían un llamado a la lucha contra Machno, acusado de haber contravenido las cláusulas del acuerdo político y militar, de haber rehusado marchar al frente caucásico, de haber provocado una sublevación contra el poder soviético, etc. Esto demuestra claramente que esas acusaciones contra Machno habían sido fabricadas e impresas por adelantado, en la época en que su ejército acababa de abrirse un camino hacia Crimea y de ocupar Simferopol; y cuando los representantes machnovistas trabajaban tranquilamente de acuerdo con las autoridades soviéticas en Karkof.

En tercer lugar, durante los meses de octubre y noviembre de 1920, es decir, en el momento en que el acuerdo político y militar entre los machnovistas y los bolcheviques estaba en vías de negociación o acababa de ser concluido, fueron descubiertas en Gulai-Polé dos tentativas de los bolcheviques para matar a Machno con ayuda de asesinos mercenarios.

Añadamos que ninguna orden sobre la marcha del ejército insurreccional al frente caucásico había llegado a Gulai-Polé, donde se encontraba el Estado Mayor principal de los guerrilleros. En esa época Machno, que sufría gravemente de una herida en una pierna, no se ocupaba de los documentos, todos los escritos estaban en manos del jefe del Estado Mayor, Belach, y del secretario del Consejo, P. Rybin; que informaban diariamente al Consejo de los papeles recibidos por el Estado Mayor.

Recordemos aquí de qué modo las autoridades soviéticas habían obrado para postergar la publicación del acuerdo militar y político. Lo que acaba de decirse explica la razón de esas postergaciones continuas y obstinadas: para los bolcheviques ese acuerdo no era más que una mentira estratégica, calculada a lo sumo para un mes o dos, nada más que el tiempo necesario para derrotar a Wrangel. Tenían la firme intención, en cuanto esto ocurriera de repetir nuevamente que los machnovistas no eran más que vulgares bandídos, o contrarrevolucionarios, de reanudar la guerra con ese pretexto. Por eso no les convenía publicar el acuerdo político con los machnovistas y entregarlo al juicio del pueblo. En el fondo hubieran preferido, de haber podido, ocultar la existencia del acuerdo, para reanudar al día siguiente, como si nada hubiera pasado, la lucha contra los machnovistas bajo el pretexto de que así combatían el bandidismo y la contrarrevolución.

Tal es la verdad sobre la ruptura del pacto militar y político entre los machnovistas y el poder de los soviets.

Es indispensable considerar con atención el texto del acuerdo. Dos tendencias se expresan allí claramente; la una estatista, que defiende los privilegios y prerrogativas de la autoridad, y la otra popular y revolucionaria, que defiende las demandas hechas en todos los tiempos a los depositarios del poder. Es muy característica que la primera parte del acuerdo, concerniente a los derechos políticos de los trabajadores, consista en el enunciado de las exigencias hechas por los machnovistas. Las autoridades soviéticas intentaron restringir todos los puntos, escatimando los derechos políticos del pueblo indispensables para su libertad.

Los machnovistas, a consecuencia de su concepción anarquista de la lucha, fueron siempre enemigos de los complots políticos. Entraban francamente en la acción revolucionaria que llevaban hasta las masas populares, persuadidos de que sólo la lucha de las masas revolucionarias lograría la victoria a los trabajadores, mientras que los complots no podían originar más que un cambio de poder, lo cual era contrario a la esencia misma del machnovismo.

De este modo el acuerdo de los machnovistas con los bolcheviques estaba condenado a fracasar desde el comienzo, y no debía durar más que hasta la derrota de Wrangel.

Confirma este hecho por lo demás ciertos documentos de procedencia soviética. Citemos la orden del día del comandante del frente sur, Frunsé, que demuestra la traición hacia los machnovistas y descubre las mentiras inventadas contra los anarquistas y los insurrectos.


ORDEN AL COMANDANTE DEL EJERCITO INSURRECCIONAL, CAMARADA MACHNO, COPIA A LOS COMANDANTES DE LOS EJERCITOS DEL FRENTE SUR, N° 00149. EN EL ESTADO MAYOR, MELITOPOL, 3-4 DE NOVIEMBRE DE 1920


Dada la cesación de las hostilidades contra Wrangel, vista su derrota completa, el Consejo Militar Revolucionario del frente sur estima que la misión del ejército de los guerrilleros ha terminado y propone al Consejo Militar Revolucionario del ejército insurreccional que se ponga de inmediato en acción para transformar los destacamentos insurreccionales de guerrilleros en unidades regulares, a fin de que constituyan parte del ejército rojo.

No hay razón para que exista el ejército insurreccional organizado según sus propios principios. Al contrario, la existencia, al lado del ejército rojo, de esos destacamentos que tienen una organización especial y que persiguen fines particulares, causa efectos perfectamente inadmisibles (4), y es por eso que el Consejo Revolucionario Militar del frente sur hace al Consejo Revolucionario Militar del ejército insurreccional la proposición siguiente:

1. Todas las partes del antiguo ejército insurreccional que se encuentran en este momento en Crimea deberán ser incorporadas de inmediato al cuarto ejército soviético, cuyo Consejo Revolucionario Militar se ocupará de la transformación de esas tropas.

2. La sección de las formaciones en Gulai-Polé deberá ser liquidada; los combatientes serán distribuidos en los destacamentos de reserva según las indicaciones del comandante de esa parte del ejército.

3. El Consejo Revolucionario Militar del ejército insurreccional deberá tomar todas las medidas necesarias para hacer comprender a los combatientes la necesidad de las medidas enunciadas.

M. Frunsé, Comandante en jefe del frente Sur. Smilga, Miembro del Consejo Revolucionario y Militar. Karatyguin, Jefe del Estado Mayor.

Recordemos la historia de la conclusión del acuerdo entre el gobierno soviético y los machnovistas.

Como hemos dicho ya, la conclusión del acuerdo había sido precedida de las negociaciones con los machnovistas mediante una delegación soviética llegada expresamente a ese efecto al campo de éstos, en ese momento en Starobelsk, y presidida por el comandante Ivanof. Esas negociaciones continuaron luego en Karkof, donde los representantes de los machnovistas trabajaron durante tres semanas con los bolcheviques para llevar a buen fin la conclusión del acuerdo. Todo artículo del acuerdo fue cuidadosamente debatido y examinado.

La redacción definitiva del acuerdo había sido aprobada por ambas partes, es decir por el gobierno de los soviets y por los machnovistas representados por el Consejo de los insurrectos revolucionarios en Ucrania, y sellado por sus firmantes respectivos.

De acuerdo con el sentido de ese pacto, ninguno de sus artículos podía ser suspendido o cambiado sin un acuerdo previo de las autoridades soviéticas y del Consejo de los insurrectos revolucionarios en Ucrania, en tanto el acuerdo no hubiese sido quebrantado por unos ni por otros.

El artículo primero de la sección segunda del acuerdo dice textualmente:

El ejército insurreccional revolucionario (machnovista) de Ucrania forma parte de las fuerzas armadas de la República como ejército de guerrilleros subordinado para las operaciones al comando superior del ejército rojo. Conserva su estructura interna anteriormente establecida, sin adoptar las bases y los principios de organización del ejército rojo regular.

En la orden número 00149, el 23 de noviembre de 1920, Frunsé exige que el ejército de los insurrectos machnovistas sea liquidado y los combatientes distribuidos entre las tropas del ejército rojo. Según la orden, tal medida debe ser tomada porque vista la derrota completa de Wrangel, el Consejo Militar Revolucionario del frente sur estima que la misión del ejército de los guerrilleros ha terminado.

Es pues perfectamente claro que esta orden no sólo anulaba el artículo 1° (citado) del acuerdo militar, sino también el acuerdo entero.

El hecho de que en lugar de proponer una revisión y una enmienda del acuerdo ya existente, los bolcheviques procedieron mediante una orden militar inesperada, que confirmaron con un fuego inmediato, demuestra suficientemente que no consideraban al pacto más que como una trampa destinada a engañar a los machnovistas.

Además de la copia de la orden número 00149, el cuarto ejército situado en Crimea recibió la orden de actuar contra los machnovistas por todos los medios a su disposición y con todas sus fuerzas militares en caso de desobediencia.

La orden de Frunsé es de tal modo clara que no tiene necesidad de comentario alguno para describir la situación. Frunsé ordena a los machnovistas que liquiden su ejército, que hagan de él una simple división del ejército rojo; prescribe al machnovismo que se suicide. No podría uno menos de asombrarse de una ingenuidad semejante, si sólo se tratase de ingenuidad.

Pero esa simulada ingenuidad ocultaba un plan cuidadosamente elaborado, tendiente a la destrucción completa del machnovismo. Wrangel estaba vencido, las fuerzas del machnovismo había sido suficientemente aprovechada. El momento, pues, parecía particularmente propicio para su aniquilamiento. Era necesario que dejase de existir inmediatamente. Tal es el verdadero sentido de la orden número 00149.

Pero a pesar de la franqueza un tanto brutal, la orden de Frunsé era además mentirosa. Ni el Estado Mayor del ejército en Gulai-Polé, ni la delegación de los machnovistas en Karkof la recibieron. Los machnovistas tuvieron conocimiento de ella tres o cuatro semanas después de la iniciación de la agresión de los bolcheviques, por los periódicos. Esto era perfectamente comprensible. Los bolcheviques, que preparaban en secreto un ataque contra los machnovistas, no podían ciertamente despertar su desconfianza enviándoles de antemano un documento de tal naturaleza; su plan habria fracasado. Las autoridades soviéticas se daban cuenta de ello. Por eso guardaron el secreto hasta el último momento. Después que tuvo lugar el ataque y que la ruptura se convirtió en un hecho, la orden de Frunsé fue publicada en los periódicos. Apareció por primera vez el 15 de diciembre de 1920 en el periódico de Karkof Kommunist, con fecha 23 de noviembre. Todas esas maquinaciones tenían por fin sorprender a los machnovistas, derrotarlos por completo y explicar luego esa acción, con los documentos justificativos que obraban en sus manos, como perfectamente leal.

Contemporáneamente comenzaron los arrestos de anarquistas militantes. Combatiendo las ideas anarquistas, los bolcheviques buscaban sofocar toda protesta, y al mismo tiempo, eliminar la posibilidad de aclarar ante los ojos del pueblo el sentido de los acontecimientos. No sólo los anarquistas, sino también sus amigos y conocidos, y los que se interesaban en su literatura fueron arrestados. Por ejemplo en Elisabetgrad fueron arrestados 15 muchachos de 15 a 18 años de edad. Es cierto que las autoridades gubernamentales de Nikolaief (cabeza de departamento) se mostraron poco satisfechas con esa captura, diciendo que era preciso detener a verdaderos anarquistas y no a los niños; sin embargo ninguno de los muchachos fue puesto en libertad.

En Karkof las persecuciones contra los anarquistas asumieron características hasta entonces desconocidas en Rusia. Fueron organizados asaltos y emboscadas. Una emboscada de ese género fue organizada en la librería La fraternidad libre: el que iba allí a comprar un libro era arrestado y enviado a la Tcheka. Se arrestaba hasta a las personas que se detenían a leer el periódico Nabat pegado en las paredes, que había aparecido hacía poco y en forma legal. Uno de los anarquistas de Karkof, Gregorio Zesnik, escapó milagrosamente al arresto; los bolcheviques encarcelaron a su mujer, ajena a la acción política; ésta declaró huelga de hambre, exigiendo que se la pusiera en libertad. Los bolcheviques tuvieron el descaro de declarar que si Zesnik deseaba la libertad de su mujer, no tenía más que entregarse. Zesnik, tuberculoso, lo hizo y fue encerrado en un calabozo.

Hemos dicho ya que el Estado Mayor y el comandante del ejército machnovista en Crimea habían sido arrestados traidoramente. Martchenko, que mandaba la caballería, aunque rodeado por numerosos destacamentos del cuarto ejército de los bolcheviques, logró abrirse camino a través de los obstáculos y de las barreras de Perekop fortificado; llevando a sus hombres a marcha forzada de día y de noche, logró unirse a Machno en la pequeña población de Kermentchik (colonia griega). Se había oído hablar ya del éxito del ejército machnovista de Crimea. Por fin el 7 de diciembre por la mañana un correo a caballo avisó que las tropas de Martchenko llegarían al cabo de algunas horas. Los machnovistas, que se encontraban en Kermentchik, fueron todos conmovidos al encuentro de los héroes. Su angustia fue grande cuando recibieron el grupo sobreviviente: en lugar de una caballería poderosa de 1.500 jinetes, retornaba un grupo de 250 hombres. A su cabeza se encontraba Martchenko y Taranovsky.

Tengo el honor de anunciaros la vuelta del ejército de Crimea, dijo Martchellko con cierta ironía. Todos sonrieron. Sí, hermanos -continuó Martchenko- es ahora cuando sabemos lo que son los comunistas. Machno estaba sombrío. La presencia de su valerosa caballería cansada y casi destruida lo había conmovido. Se callaba tratando de dominar su emoción. En la asamblea general que se celebró después, se refirió la historia de los acontecimientos de Crimea; cómo el comandante del ejército, Karetnik, había sido enviado por el Estado Mayor de los bolcheviques a Gulai-Polé bajo el pretexto de una reunión militar y traidoramente detenido en el camino; como Gavrilenko, jefe del Estado Mayor del cuerpo técnico machnovista, así como los miembros de ese Estado Mayor, y varios comandantes habían sido atraídos con el mismo pretexto. Todos fueron inmediatamente fusilados. La sección cultural del ejército en Simferopol había sido arrestada sin consideración alguna.

En el momento en que Gulai-Polé fue rodeada por las fuerzas del ejército rojo, el 26 de noviembre, no había allí más que unos 150 o 200 jinetes de un destacamento especial. Con ayuda de ese puñado de hombres Machno consiguió derrotar el regimiento de caballería del ejército rojo que avanzaba contra Gulai-Polé por la parte de Uspenovka y escapar al cerco del enemigo. Durante la primera semana se ocupó de organizar los destacamentos de insurrectos que afluían hacia él por todas partes, así como los grupos de soldados del ejército rojo que abandonaban a los bolcheviques para unirse a él. De ese modo consiguió formar un batallón de mil lanceros y de 1.500 infantes con los cuales inició un movimiento de ofensiva. Ocho días más tarde se apoderó de Gulai-Polé después de haber derrotado la división 42 del ejército rojo y hecho prisioneros a cerca de 6.000 hombres. De éstos, unos 1.000 declararon que querían unirse al ejército insurreccional; el resto fue puesto en libertad el mismo día después de haber asistido a un gran mitin popular. Tres días más tarde Machno dio un golpe a los bolcheviques, cerca de Andrevka. Durante una noche y la jornada siguiente presentó batalla a dos divisiones del ejército rojo y acabó por vencerlas, capturando entre 8.000 y 10.000 hombres. Estos fueron puestos de inmediato en libertad la mismo que los de Gulai-Polé; los que manifestaron deseos de entrar como voluntarios en el ejército insurreccional fueron admitidos. Machno asestó luego otros tres golpes consecutivos al ejército rojo: cerca de Komar, de Tzarekonstantinovka y de Berdiansk. La infantería de los bolcheviques se batía a disgusto y en ocasiones se dejaba tomar prisionera en masa (5).

Durante cierto tiempo los machnovistas se regocijaban ante la idea de la victoria. Les parecía que bastaba derrotar dos o tres divisiones más o menos importantes de bolcheviques que marchaban por diversos lados sobre los insurrectos, para que una parte del ejército rojo se declarara por ellos y la otra se retirara hacia el norte. Pero bien pronto los campesinos de diferentes distritos comenzaron a traer noticias de que los bolcheviques acantonaban regimientos enteros, de caballería principalmente, en todas las aldeas conquistadas y concentraban en otros lugares fuerzas armadas enormes. Y en efecto, Machno no tardó en encontrarse rodeado en Fedorovka, al sur de Gulai-Polé, por varias divisiones de caballería y de infantería. El combate duró sin tregua desde las dos de la mañana hasta las cuatro de la tarde; abriéndose camino a través del enemigo, Machno consiguió escapar en dirección al Noroeste. Tres días después debió soportar la misma situación cerca de Constantina: un cerco infranqueable de caballería por una parte y un fuego continuo de artillería por los cuatro costados. Por algunos oficiales del ejército rojo hechos prisioneros, Machno supo que tenía en contra cuatro cuerpos de ejército de los bolcheviques; dos de caballería y dos mixtos y que el propósito del comando rojo era rodearlo y cercarlo con fuertes divisiones que estaban ya en tren de llegar. Esos informes concordaban perfectamente con los suministrados por los campesinos y también con las observaciones y conclusiones hechas por Machno. Se hacía claro que la derrota de dos o tres unidades del ejército rojo no tendría ninguna significación, vista la masa de tropas lanzadas contra los machnovistas. No se trataba ya de una victoria sobre los ejércitos bolcheviques, sino de evitar el desastre definitivo del ejército insurreccional. Este, poco numeroso, no contaba en esa época más de tres mil combatientes y estaba obligado a batallar contra un enemigo cuarenta o cincuenta veces más fuerte. En esas condiciones la catástrofe no era dudosa. El Consejo de los insurrectos revolucionarios decidió entonces hacer abandono provisorio de toda la región meridional, dejando a Machno libertad completa para la dirección del movimiento de retirada.

El ejército machnovista llegó a Kiev en la época en que la nieve cubre el suelo, y por añadidura en una comarca tan accidentada y rocosa que fue necesario abandonar la artillería, los víveres y las municiones y casi todos los carruajes del convoy. Al mismo tiempo a los ejércitos enemigos que perseguían a espaldas de Machno acababan de añadirse dos divisiones de caballería llamada de los cosacos rojos, acantonados en la frontera occidental. Todos los caminos estaban cerrados. El lugar era una tumba; rocas y abismos escarpados cubiertos de hielo. Se avanzaba con extrema lentitud. De todas direcciones se recibía un fuego continuo de cañones y de ametralladoras. Nadie esperaba encontrar una salida de salvación. Pero nadie quería tampoco emprender una fuga vergonzosa. Decidieron morir juntos.

Era muy doloroso ver a ese puñado de valientes, solos, frente a las rocas y bajo el fuego del enemigo, resueltos a luchar hasta el último instante. El dolor, la desesperación y una tristeza particular se apoderaban del alma. Se sentía el deseo de gritar al universo que un crimen espantoso iba a cometerse, que lo más noble que puede dar el pueblo de sí en épocas heroicas estaba en camino de ser aniquilado.

Machno salió con honor de la prueba. Avanzó hasta los confines de Galitzia, subió luego hasta Kiev, volvió a pasar el Dnieper un poco más arriba de esa ciudad, descendió por las provincias de Poltava y de Karkof, volvió a ascender en direcci6n al norte hacia Kursk y, atravesando las vías férreas entre Kursk y Belgorod, volvió a encontrarse en una situación mucho más ventajosa, dejando lejos las numerosas divisiones de caballería y de infantería de los bolcheviques.

El talento de Machno debió afrontar una prueba difícil. Parecía imposible escapar a la red monstruosa de tropas que cercaban por todas partes al pequeño grupo de insurrectos: tres mil militantes revolucionarios se encontraban encerrados por todas partes por un ejército de 150.000 hombres. Machno no perdió sin embargo el ánimo durante un solo instante e inició una lucha heroica con esas tropas. Bloqueado por todas partes por las divisiones rojas, avanzó como un titán de leyenda, defendiéndose por la vanguardia y por la retaguardia. Después de haber deshecho varias unidades del ejército rojo y tomado prisioneros a más de 20.000 soldados, Machno se puso al principio en marcha hacia el este, en dirección a Yuzovka, a pesar de que los obreros mineros de la región le advirtieron que era esperado por una barrera militar ininterrumpida; después se dirigió hacia el Oeste y eligió caminos fantásticos, propios solamente de él. Abandonaron los caminos ordinarios y el movimiento del ejército se hizo durante centenares de kilómetros a través de campos cubiertos de nieve, guiado por su extraordinario sentido de orientación en el desierto helado (6). Esto permitió al ejército machnovista evitar el fuego de los centenares de cañones y ametralladoras enemigas que formaban un círculo a su alrededor, y aun vencer en Petrovo (Kerson) a dos brigadas de caballería, que creían a Machno a cien kilómetros de allí.

La lucha duró varios meses, las batallas se sucedían de día y de noche.

Sin embargo la lucha heroica del grupo machnovista contra los ejércitos del Estado soviético estaba lejos de haber terminado. El comando bolchevique hacía todo lo posible por apoderarse del núcleo principal del machnovismo y por destruirlo. Fueron puestas en marcha las divisiones de caballería y de infantería de toda Ucrania para bloquear a Machno. El cerco de fuego y de muerte se estrechaba de nuevo alrededor de los héroes de la revolución y el combate a vida o muerte volvió a iniciarse.

En una carta dirigida a un amigo suyo, Machno describe del modo siguiente el fin de este episodio heroico del machnovismo (esa carta fue escrita por Machno después de haber salido de Rusia):

Dos días después de tu partida, querido amigo, me apoderé de la ciudad de Korotcha (en Kursk); hice publicar varios miles de ejemplares de los Estatutos de los soviets libres y me dirigí por Vapniarka y la región del Don hacia Ekaterinovslav y Tauride. Debía combatir diariamente contra la infantería de los comunistas que nos seguía paso a paso, y contra el segundo ejército de caballería lanzada contra mí por el Estado Mayor bolchevique. Tú conoces bien nuestros jinetes, frente a los cuales la caballería roja nunca pudo resistir si no era sostenida por destacamentos de infantería y por autos blindados. Y es por eso que logré, aunque al precio de importantes pérdidas, abrirme camino sin cambiar de dirección. Nuestro ejército demostraba cada día que era verdaderamente un ejército popular y revolucionario; de acuerdo con las condiciones exteriores habría debido desintegrarse a simple vista, pero al contrario aumentaba en efectivos y en material.

En una de las innumerables batallas que sostuvimos en el camino, nuestro destacamento especial de caballería perdió más de 30 hombres; la mitad eran comandantes. Entre éstos se encontraba nuestro querido y buen amigo, joven en años y viejo en hechos de guerra, el jefe de ese destacamento, Gabriel Troyan. Fue muerto de un balazo. A su lado murieron Apollon y muchos otros de nuestros valerosos y abnegados camaradas.

A alguna distancia de Gulai-Polé fueron aumentados nuestros contingentes por nuevas tropas, bien dispuestas, mandadas por Brova y Parkomenko. Poco tiempo después, la primera brigada de la cuarta división de caballería de Budenny, con su comandante Maslak pasó de nuestro lado. La lucha contra la autoridad y las arbitrariedades de los bolcheviques se hacía más encarnizada.

Al comienzo del mes de marzo había dicho a Brova y a Maslak que formaran con parte del ejército que se encontraba conmigo un cuerpo especial para ser enviado al Don y al Kuban. Bajo las órdenes de Parkomenko se formó otro grupo, que fue enviado a la región de Voroneye (actualmente Parkomenko ha muerto y un anarquista de Tchuguyeff lo reemplaza). Un tercer grupo de 600 lanceros y de tropas del regimiento de infantería de Ivanuk ha sido enviado a Karkof.

Entre tanto, nuestro mejor camarada y revolucionario Vdovitchenko fue herido en el curso de un combate y debió ser enviado con un destacamento a Novospassovka para ser atendido allí. Un cuerpo expedicionario de bolcheviques descubrió su retiro; defendiéndose contra el enemigo, él y Matrossenko (7) intentaron suicidarse.

Este último cayó rígido. La bala que se disparó Vdovitchenko quedó encajada en el cráneo un poco más abajo del cerebro. Cuando los comunistas la capturaron y supieron quien era la atendieron y lo salvaron de la muerte. Tuve pronto noticias suyas. Se encontraba en el hospital de Alexandrovsk y rogaba a los camaradas que hallasen un medio para liberarlo. Se la atormentaba atrozmente, presionándolo para que renunciara al machnovismo y firmase un documento al respecto. Rechazó con desprecio esas ofertas, no obstante estar tan débil que apenas podía hablar; por causa de esa negativa debía ser fusilado de un momento a otro, pero no he podido saber qué ha sucedido.

En ese tiempo emprendí una marcha a través del Dnieper hacia Nikolaief; desde allí volví a pasar el Dnieper por encima de Perekop, y me dirigí a nuestra región, donde estaba seguro de encontrar algunos de nuestros destacamentos. Pero cerca de Melitopol el comandante comunista me preparó una emboscada. Era imposible volver a cruzar el Dnieper porque había comenzado ya a fundirse la nieve y el hielo del río estaba en movimiento. Es por eso que fue preciso que montara a caballo (8) y que dírigiese yo mismo la maniobra del combate. Una parte de las tropas del enemigo fue hábilmente evitada por las nuestras; obligué a la otra a mantenerse en la defensa hostilizándola durante veinticuatro horas con ayuda de nuestros exploradores; durante ese tiempo conseguí hacer una marcha forzada de 60 verstas, batir al alba del 8 de marzo un tercer ejército de los bolcheviques acampado a los bordes del lago Molotchny y entrar por el promontorio estrecho entre ese lago y el mar de Azov en el espacio libre de la región del Alto Tokmak. Desde allí envié a Kurílenko hacia la zona Berdiansk-Mariopol para dirigir el movimiento insurreccional. Yo mismo, pasando por Gulai-Polé, me dirigí hacia Tchernigof, de donde habían venído delegacíones de campesínos de varios dístrítos a pedirme que los vísítara.

Ya en marcha mis tropas, es decir las de Petrenko, que consístían en 1500 lanceros y dos regimientos de ínfantería que se encontraban conmígo, fueron detenídas y atacadas de flanco por las fuertes divísíones de los bolcheviques. Fue preciso que dírígiese yo mismo otra vez los movimientos de contraataque, por lo demás con buenos resultados. Derrotamos al enemigo en campo abierto y nos apoderamos de una gran cantidad de prisioneros, de municiones, de armas, de cañones y de caballos. Pero dos dias más tarde fuímos atacados de nuevo por tropas nuevas y muy numerosas. Esos combates cotidianos habían habituado de tal modo a nuestros hombres a la temeridad que el heroísmo y el valor no tenían límites. A los gritos de ¡Vivir líbres o morir combatiendo!, los hombres se lanzaban a la pelea, derrotaban al enemigo y lo obligaban a emprender la retirada. Durante un contraataque una bala me atravesó de parte a parte, hiriéndome en el muslo y en el apéndice íntestinal; cai de mi montura. Esa circunstancía fue la causa de nuestra retirada, porque alguien inexperto gritó: ¡Batko ha muerto! ...

Se me transportó durante doce verstas en un carruaje antes de hacerme cura alguna y perdí mucha sangre. Extendido sin conocimiento, quedé bajo la custodia de Leo Zinkovsky. Era el 14 de marzo. En la noche del 15, todos los comandantes de nuestro ejército y los miembros de nuestro Estado Mayor, con Belach a la cabeza, reunidos a mi cabecera me rogaron que firmara la orden de enviar destacamentos de 100 a 200 hombres hacia Kurilenko, Koyin y otros que dirigían el movimiento insurreccional en ciertos distritos. Lo que querían era que me retirase con uno de los regimientos a un lugar relativamente tranquilo en espera de que pudiera volver a montar; firmé la orden y permití a Zabudko que formara un destacamento volante para obrar a su arbitrio en la zona, sin perder contacto conmigo. En la mañana del 16 los destacamentos habían partido, salvo el destacamento especial que quedaba junto a mí. Entonces cayó sobre nosotros la novena división de caballería roja, persiguiéndonos durante 13 horas sobre un recorrido de 180 verstas. En Sloboda, al borde del mar de Azov cambiamos de caballos e hicimos un alto de cinco horas ...

En la madrugada del 17 nos dirigimos hacia Novospasovka y después de haber marchado 17 kilómetros, nos encontramos con nuevas fuerzas de caballería enemigas que habían sido lanzadas contra Kurilenko, pero lo habían perdido de vista y cayeron sobre nosotros. Después de habernos perseguido durante 25 kilómetros, deshechos de fatiga, quebrantados y esta vez verdaderamente incapaces de combatir, se arrojaron sobre nosotros. ¿Qué hacer? Yo no podía ponerme en pie; debí quedar echado en el fondode un carruaje, viendo a cien metros de mí un espantoso combate cuerpo a cuerpo. Nuestros hombres morían sólo por mí, nada más que por no abandonarme. Pero al fin de cuentas no había ya ninguna probabilidad de salvación ni para ellos ni para mí. El enemigo era cinco o seis veces más fuerte que nosotros y recibía constantemente refuerzos. De repente veo a nuestras ametralladoras, que estaban conmigo, en su tiempo también, acercarse a mi carruaje (eran cinco, bajo las órdenes de Mischa, originario de la aldea de Tchernigovka, cerca de Berdiansk) y los cañoneros me dijeron: Batko, eres necesario a la causa de nuestra organización campesina. Esa causa nos es querida. Vamos a morir, pero nuestra muerte te salvará y salvará a los que quedan fieles y que se encargan de atenderte; no olvides de repetir nuestras palabras a nuestros padres. Uno de ellos me abrazó, después no los volví a ver. En ese momento Leo Zinhovsky me transportó en brazos desde el carrito al cochecillo de un campesino que acababa de encontrar en alguna parte (el campesino pasaba no lejos del lugar del combate). Oía todavía crepitar las ametralladoras y estallar las bombas; eran los cañoneros de las Lewis que impedían a los bolcheviques avanzar. Tuvimos tiempo de recorrer tres o cuatro kilómetros y de pasar el vado de la ribera. Y nuestros bravos cañoneros murieron allí.

Algún tiempo después volvimos a pasar por el mismo lugar y los campesinos de la aldea de Satrodubovka (distrito de Mariopol) nos mostraron una tumba en que habían enterrado a nuestros camaradas. Hasta hoy, al pensar en esos valientes combatientes, todos simples campesinos, no puedo menos que llorar. Y sin embargo, querido amigo, es preciso que te lo diga, me parece que ese episodio me ha curado. Por la noche del mismo día monté a caballo y abandoné la región.

Hacia el mes de abril volví a entrar en contacto con mis tropas y las que estaban más próximas recibieron orden de ponerse en marcha hacia la regi6n de Poltava. En mayo los destacamentos de Tomás Koyin y de Kurilenko se reunieron formando un cuerpo de 2.000 lanceros y de algunos regimientos de infantería. Se resolvió marchar contra Karkof y expulsar a los amos de esa ciudad, al partido comunista. Pero éstos estaban ya en acecho. Enviaron a mi encuentro más de 50 autos blindados, varias divisiones de caballería y toda una armada de infantes. La lucha contra esas tropas duró semánas enteras.

Un mes más tarde, el camarada Stchuss moría en una batalla dada en esa misma región; había sido jefe del Estado Mayor de las tropas de Zabudko y había cumplido bravamente sus deberes.

Y un mes después le tocó el turno a Kurilenko. Cubría el paso de nuestras tropas a través de las vías férreas y se ocupaba personalmente de colocar los destacamentos, quedando siempre a la vanguardia. Fue sorprendido un día por la caballería de Budenny y pereció en la lucha.

El 18 de mayo de 1921 la caballería de Budenny se encontraba en marcha, desde Ekaterinoslav hacia el Don, para dominar allí la insurrección campesina, a cuyo frente se encontraban nuestros camaradas Brava y Maslak, aquél mismo que había sido anteriormente jefe de la primera brigada del cuerpo de ejército de Budenny y que se unió a nosotros con todos los hombres que mandaba.

Nuestro grupo, incluidos yo y nuestro Estado Mayor, estaba formado por varios destacamentos reunidos y se encontraba bajo las órdenes de Petrenko-Platonof a 15 o 20 kilómetros aproximadamente del camino por el cual avanzaba el ejército de Budenny. Esa proximidad sedujo a este último, que sabía muy bien que yo estaba siempre junto a dicho grupo. Dio al jefe del destacamento de autos blindados número 21, que marchaba también a la sofocación de la sublevación campesina, la orden de disponer 16 autos blindados y de bloquear los alrededores de la aldea de Novogrigorievka. Budenny mismo se puso a la cabeza de una parte de la división 19 de caballería (antigua división del servicio interior) a través de los campos en dirección a Novogrigorievka y llegó antes que el jefe del destacamento de autos blindados; este último se vio obligado a evitar los barrancos y a buscar el vado de las corrientes, a disponer autos como centinelas, etc. La vigilancia de nuestros exploradores nos puso al corriente de todos esos movimientos, lo que nos dio la posibilidad de tomar prevenciones. Justamente en el momento en que Budenny se acercaba a nuestras posiciones nos lanzamos a su encuentro.

En un instante Budenny, que galopaba orgullosamente en primera fila, huyó, abandonando a sus compañeros.

El combate que se entabló fue una verdadera pesadilla. Los soldados del ejército rojo enviados contra nosotros habían pertenecido a las tropas estacionadas en la Rusia Central para asegurar el orden interior. No habían combatido a nuestro lado en Crimea, no nos conocían, se les había engañado diciéndoles que éramos vulgares bandidos, así que su fiereza estaba animada por aquello de no retroceder ante vulgares malhechores.

En cuanto a nuestros amigos, los insurrectos, se sentían en su derecho y estaban firmemente decididos a vencer y a desarmar al adversario.

El combate fue más encarnizado que ningún otro. Terminó con la derrota de las tropas de Budenny, lo cual llevó a la descomposición de su ejército y a la deserción de muchos soldados.

Luego formé un destacamento con los siberianos y los envié a Siberia, armados y provistos de lo necesario, bajo las órdenes del camarada Glasunoff. Al comienzo del mes de agosto de 1921 vimos en los periódicos bolcheviques que ese destacamento había aparecido en Samara. Después no se oyó hablar más de él.

Durante todo el verano de 1921 no cesamos de combatir.

La sequía de ese verano y la mala cosecha que tuvo por consecuencia en Ekaterinoslav, Tauride y en parte también en Kerson y Poltava, asl como en la región del Don, nos obligaron a dirigirnos en parte hacia el Kuban y hacia Tzarintzin y Saratof, en parte hacia Kiev y Tchernigof. En esta última región dirigía la lucha el camarada Koyin. Cuando nos volvimos a encontrar me trasmitió la decisión tomada por los campesinos de Tchermgof de sostenernos enteramente en nuestra lucha por los soviets libres.

En cuanto a mí, hice con los destacamentos de Zabudko y Petrenko un viaje hacia el Volga, me replegué sobre el Don, volviendo a encontrar en el camino muchas de nuestras tropas, que uní a las tropas del grupo de Azov (antiguo grupo de Vdovitchenko).

Al comienzo de agosto de 1921, vista la gravedad de mis heridas, se decidió que debía partir con algunos de nuestros comandantes al extranjero para someterme a un tratamiento. Por ese tiempo fueron también gravemente heridos los mejores de nuestros comandantes: Koyin, Petrenko y Zabudko.

El 15 de agosto, acompañado de un centenar dé jinetes, me dirigí hacia el Dnieper y en la mañana del 16 pasamos el río, entre Orlik y Krementchug, Con ayuda de 17 barcas de pescadores. El mismo día fui herido seis veces, pero ligeramente.

En el curso del camino, a la orilla derecha del Dnieper, nos encontramos con varios de nuestros destacamentos, a quienes explicamos la razón de nuestra partida para el extranjero. Todos nos decían la mismo: Marchad, cuidad bien a nuestro Batko y regresad en nuestra ayuda ... El 19, a una distancia de 12 kilómetros de Bobrinetz, encontramos la séptima división de caballería del ejército rojo, acantonada a lo largo de la ribera del Inguletz. Volver sobre nuestros pasos era la perdición, porque habíamos sido advertidos por un regimiento de caballería a nuestra derecha que se había precipitado a cortarnos la retirada. En un abrir y cerrar de ojos, desenvainando los sables y a los gritos de ¡Hurrah! cargamos directamente sobre las ametralladoras de la división. Conseguimos apoderarnos de 13 ametralladoras Maxim y de 3 Lewis. Después continuamos nuestro camino.

En el instante en que nos apoderamos de las ametralladoras la división se alarmó, formó rápidamente y nos atacó. Parecía que habíamos caído en una ratonera. Sin embargo no perdimos el valor y después de haber derribado el 38° regimiento de la división, avanzamos sin detenemos en un recorrido de 110 kilómetros, defendiéndonos sin cesar contra los ataques furiosos de esas tropas; acabamos por escapar a sus persecuciones, es verdad, pero después de haber perdido 17 de nuestros mejores compañeros en el camino.

El 22 de agosto tuvieron que ocuparse nuevamente de mí; una bala me habría perforado la cabeza, entrando por la derecha, un poco más abajo de la nuca y saliendo por la mejilla. Heme aquí de nuevo tendido en el fondo de un carruaje. Pero esto no hizo sino apresurar nuestra marcha. El 26 fuimos obligados a sostener un nuevo combate con los rojos, en el curso del cual perecieron nuestros mejores camaradas y combatientes, Petrenko, Platonof e Ivanuk. Me vi obligado a cambiar nuestro itinerario y el 28 de agosto pasé el Dnieper. Heme aquí en el extranjero ...


La tercera campaña de los bolcheviques contra los machnovistas fue al mismo tiempo una campaña dirigida contra las aldeas de Ucrania. Su fin era no sólo inflingir una derrota decisiva al ejército de los insurrectos, sino dominar inmediatamente los campesinos descontentos y quitarles la posibilidad de organizar en el porvenir todo movimiento de guerrillas revolucionarias. El numeroso ejército rojo, liberado de la tarea de destruir a Wrangel después de su caída, permitió a los bolcheviques poner ese plan en ejecución. Las divisiones rojas atravesaron todas las aldeas de los insurrectos exterminando en masa a los campesinos de acuerdo con las indicaciones de los ricos labradores kulaks del lugar. Cuando ocho días después del ataque de los bolcheviques contra Gulai-Polé volvió a entrar Machno en ella, los campesinos y las campesinas de la población rodearon las tropas machnovistas, relatándoles con desesperación cómo los bolcheviques habían fusilado, sólo en la víspera, más de trescientos habitantes. La población había esperado diariamente la llegada de los machnovistas, confiando que salvarían a esos desdichados. Unos días más tarde, los machnovistas llegaron a Novospassovka y comprobaron allí una masacre semejante. La sección de cultura del ejército machnovista y el consejo de los insurrectos establecieron que en este último lugar los agentes de la Tcheka habían obligado a las madres a estrechar a sus niños en los brazos para matarlos al mismo tiempo. Así se obró por ejemplo con la mujer y el niño de un insurrecto de Novospassovka, llamado Martín. El niño había sido muerto, pero la madre herida, sobrevivió por un descuido de los asesinos. Los casos de este género eran bastante frecuentes. La historia nos lo relatará un día. Los bolcheviques fusilaron también en masa a los campesinos de las aldeas de Malaya- Tokmatchka, Uspenovka, Pologui, etc.

El comandante en jefe del frente sur, Frunsé, dirigía esa campaña punitiva.

Es preciso acabar con el machnovismo en un abrir y cerrar de ojos, escribía este bravo guerrero en su orden del día a los ejércitos del frente sur antes de iniciar la expedición. Y en calidad de verdadero militar, lleno, además, del deseo de distinguirse a los ojos de sus superiores, entraba en las aldeas ucranianas con el sable en alto, sembrando la muerte y la desolación a su alrededor (9).




Notas

(1) Los representantes del gobierno de los soviets insistían en este último punto porque frecuentemente los destacamentos del ejército rojo pasaban a las filas de los machnovistas. N. del A.

(2) Además de las tres cláusulas mencionadas más arriba, los representantes del Consejo y del comando del ejército machnovista sometieron al gobierno de los soviets otra cláusula del acuerdo político.

(3) Notemos sobre todo una pieza escrita por un joven campesino de Gulai-Polé que había tomado parte activamente en las diferentes fases del movimiento insurreccional. Esa pieza se llamaba La vida de los machnovistas y estaba compuesta de varios actos. La acción comenzaba en el verano de 1919, en el momento de la ocupación de Ucrania por el ejército de Denikin. Las ciudades hasta entonces libres, son inundadas por policías y oficiales. Desde su llegada el yugo es impuesto de nuevo a los trabajadores. Los campesinos son oprimidos y sometidos a persecuciones interminables: se requisan sus bienes; se requisa por todas partes y sin cesar se busca a los machnovistas. Se maltrata, se fusila sin discriminación a jóvenes y viejos. Pero el espíritu de rebelión se enciende entre los campesinos. Se reúnen, hablan de su situación, se preparan para una nueva insurrección, pero no olvidan a Machno, obligado a retirarse tres meses antes a causa del empuje de los ejércitos de Denikin y de Trotsky.

Sin embargo, llega el rumor de que Machno, vencedor de Denikin, está en marcha a través de Ucrania y que se acerca de nuevo a Gulai-Polé. La noticia llena de valor a los habitantes de la población. Oyen a los lejos el tronar de los cañones de los machnovistas, se sublevan, entablan una lucha encarnizada contra las tropas de Denikin y las obligan a salir de Gulai-Polé, apoyados por la caballería de Machno que hace en ese momento su entrada.

La pieza refleja la vida en las aldeas ucranianas en el verano de 1919. Los males del pueblo, su dolor y su heroísmo revolucionario están descritos en ella con una fuerza tal que mantiene el interés del espectador desde el comienzo hasta el final.

(4) Frunsé cita a este propósito varios casos en que los soldados rojos habrían sido desarmados y muertos por machnovistas. Sin embargo todos los casos de que hablan habían sido examinados por él mismo, por Rakovsky y por los representantes de los machnovistas en Karkof y se estableció de una manera incontestable que el ejército machnovista no tuvo nada que ver en esos hechos y que, si se habían cometido acciones hostiles contra el ejército rojo, ellas eran la obra de destacamentos que no formaban parte de los machnovistas y se debía a que las autoridades soviéticas habían descuidado la publicación oportuna de su acuerdo con los insurrectos (operaban en Ucrania gran número de destacamentos que, no obstante no estar incorporados al ejército machnovista, seguían la opinión de este último y que hubieran cesado indudablemente todas las hostilidades contra las autoridades soviéticas de haber tenido conocimiento del pacto concertado con los machnovistas).

(5) Los soldados del ejército rojo, en cuanto caían prisioneros, eran puestos en libertad, aconsejándoseles que volvieran a sus hogares y no sirvieran más de instrumentos del poder para subyugar al pueblo. Pero como los machnovistas se ponían de inmediato en marcha, los presos liberados se encontraban 5 o 6 días después reintegrados en sus cuerpos respectivos. Las autoridades soviéticas habían organizado comisiones especiales para interceptar la fuga a los soldados del ejército rojo libertados por los machnovistas. De ese modo los machnovistas se encontraban en un círculo del que no podían salir. En cuanto a los bolcheviques, para ellos la situación se presentaba mucho más sencilla: conforme a las órdenes de la Comisión especial para lucha contra el machnovismo, todos los machnovistas prisioneros eran fusilados sumarísimamente.

Con vivo sentimiento no podemos citar textualmente un documento significativo, perdido a causa de las condiciones de la vida en 1920. Ese documento era una orden dada a la brigada de Bogutcharsky del ejército rojo (brigada 41, salvo error), derrotada por los machnovistas en diciembre de 1920 a la vista de la aldea griega de Constantina. He aquí su tenor (más o menos): Conforme a las órdenes de la Comisión extraordinaria para la lucha contra el machnovismo, y a fin de no estimular en el corazón del ejército una actitud favorable a los sentimientos de conciliación, todos los presos machnovistas deberán ser fusilados en el acto.

(6) Ningún plan y ninguna brújula habrían servido para semejantes movimientos: hubiesen podido dar la dirección justa, pero al mismo tiempo no habrían evitado la caída en el fondo de algún abismo o torrente, lo cual sucedió más de una vez durante las peregrinaciones de los machnovistas. Es evidente que el secreto de esa marcha milagrosa a través de las estepas sin caminos consistía en el conocimiento perfecto de las llanuras ucranianas que tenían las tropas.

(7) Poeta insurrecto ucraniano de origen campesino. (N. del A.).

(8) En esa época una bala había fracturado un pie del camarada Machno de tal modo que casi todos los huesos rotos del tobillo tuvieron que ser extraídos, razón por la cual no montaba a caballo más que en los casos indispensables. (N. del A.).

(9) Citemos aquí dos casos de ejecuciones que caracterizan el modo de actuar de los bolcheviques en aquellas ocasiones.

Sereda, campesino machnovista, originario de Ekaterinoslav, no pertenecía a ningún partido. Se ocupaba de las finanzas del ejército y llevaba la caja; reemplazaba también algunas veces a Machno, quien lo estimaba y protegía con particular afecto. En el mes de octubre de 1920, en el momento del acuerdo entre los bolcheviques y los machnovistas, en un combate contra Wrangel, una bala le atravesó el pecho y otra quedó dentro. Vista la necesidad de operación, se fue a Karkof, no dudando que las autoridades soviéticas lo socorrerían. En efecto, fue colocado en un hospital. Pero ocho días más tarde, cuando los bolcheviques cayeron contra los machnovistas y los anarquistas, se lo encarceló y fusiló en el mes de marzo de 1921. Recordemos aquí algunos hechos interesantes: cuando en el mes die octubre de 1919, los machnovistas se apoderaron de Ekaterinoslav no hicieron mal alguno a los soldados y a los oficiales del ejército de Denikin y de otros que se encontraban en tratamiento en los hospitales, estimando que la muerte de un enemigo desarmado era ignominiosa y contraria al honor de un revolucionario. El general Slastchef (entonces a las órdenes de Denikin, hoy a las de los bolcheviques), que se apoderó de Ekaterinoslav un mes más tarde, hizo matar a todos los machnovistas enfermos y heridos que había en los hospitales. Las autoridades comunistas fueron más lejos aún que Slastchef, al fusilar a un hombre que había combatido en el mismo frente que ellos y que se había refugiado en esa ciudad creyendo que su vida estaba en seguridad merced al acuerdo firmado.

Boguch, anarquista que acababa de regresar de América con otros anarquistas expulsados de Estados Unidos. En el momento del acuerdo entre los machnovistas y los bolcheviques se encontraba en Karkof y habiendo oído hablar mucho de la legendaria Gulai-Polé quiso estudiar sobre el terreno el machnovismo. Los bolcheviques facilitaban en aquel momento viajes de ese género, poniendo a disposición de los representantes machnovistas en Karkof una locomotora y un coche de ferrocarril para transportar a Gulai-Polé a los trabajadores interesados en los problemas culturales. Sin embargo, Boguch no pudo ver a Gulai-Polé libremente más que algunos días; cuando se violó el acuerdo regresó a Karkof, donde fue detenido por los bolcheviques y fusilado por orden de la Tcheka durante el mes de marzo de 1921.

Este hecho no podría tener otra explicación que la de que los bolcheviques no querían dejar con vida a ninguno de aquellos que sabían la verdad sobre su agresión contra los machnovistas y habrían podido descubrirla algún día. (N. del A.).

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