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La Constitución de Apatzingan
Carlos María de Bustamante
CARTA CUARTA
APARTADO DÉCIMOTERCERO



ENTRADA DEL CONGRESO EN TEHUACAN
E INTERPELACION QUE DESDE AQUEL PUNTO LE HACE AL VIRREY CALLEJA
PARA QUE TRATE BIEN AL GENERAL MORELOS

La tarde del 16 de noviembre de 1815, ya al ser de noche, entró el Congreso en Tehuacán; la fortaleza del cerro Colorado hizo la salva de ordenanza, formóse la guarnición, y por muchos esfuerzos que hacíamos todos por mostrar alegría, era imposible cambiar de afectos: la tristeza estaba retratada en nuestros semblantes, y nadie cesaba de suspirar por Morelos, cuya suerte preveíamos. El Congreso inmediatamente dirigió a Calleja la siguiente interpelación.

Señor General:

La suerte de la guerra ha puesto en manos de V. E. la persona de D. José María Morelos, hecho prisionero en las inmediaciones de Texmalaca el 5 de este mes a tiempo que protegía la retirada de este Congreso nacional. Sus diputados presumen que V.E. intente quitar la vida a este ilustre guerrero, o que no lo trate con el respeto debido a su carácter; pues V.E. no considera esta guerra sino bajo el aspecto de una rebelión, y no como la expresión y voluntad general de un pueblo justamente irritado.

V. E. ha procurado inspirar esta desventajosa idea a las naciones civilizadas, a pesar de que la desmienten la tenacidad y constancia con que por ella reclama la América su libertad.

Sin embargo, esta Representación Nacional faltaría a sus deberes si no solicitase de V.E. la conservación de la preciosa vida del general Morelos, que es uno de los jefes más principales, y al mismo tiempo miembro de nuestro Gobierno americano.

Exhortamos, pues, a V.E. en nombre de la nación, y por las penalidades sufridas por causa de esta guerra, a que conserve la vida de D. José María Morelos.

Acompañamos la proclama que acabamos de circular en el ejército, y esperamos que V.E., que en su oficio del 14 del pasado dirigido al Sr. D. Pedro de Fonte concedió el indulto a D. Juan Nepomuceno Rosains, escuchará en esta vez la voz de la humanidad.

Nos prometemos que cesará ya esta vez el derramamiento de la sangre de los moradores de este país, ya que hasta aquí no ha reinado por todas partes sino la desolación y la muerte.

Hemos dado constantemente pruebas de moderación; reflexione V.E. en que si atenta contra la vida de Morelos, su muerte sería un fatal presagio para V.E. y para todos los de su partido. ¡Cuidado, pues, con los azares de la guerra! ¡Cuidado con las vicisitudes de los imperios! ¡Examine V.E. nuestra situación y recursos y tiemble por la venganza!

Si V.E. se muestra cruel, ¿qué puede prometerse si las contingencias inesperadas de la campaña lo ponen en nuestras manos? ¿Acaso sus prisioneros tendrán derecho para implorar nuestra piedad? ¿Querrá V.E. obligarnos a que nos arrepintamos de haber sido clementes, a pesar de nuestro justo enojo?

Finalmente, acuérdese V.E. de que sesenta mil españoles deberán responder de la menor injuria que se haga al general Morelos (1). El es amado sobre toda ponderación de los americanos, su suerte no puede verse con indiferencia, ni aun por los que han sido unos simples espectadores en nuestra terrible lucha.

Dios guarde, a V.E. muchos años.

Tehuacán 17 de noviembre de 1915.
Lic. José Sotero Castañeda, presidente del Congreso.
Lic. Ignacio Alas, presidente del Gobierno.
Lic. José María Ponce de León, presidente del Supremo Tribunal de Justicia.

Al señor capitán general del ejército español D. Félix María Calleja.

Aunque yo redacté este documento en Tehuacán, e intervine en su remisión a Calleja, con la serie de nuestras desgracias no lo volví a ver y he tenido que traducir la sustancias de él de la obra escrita en francés, Bellezas de México. A la página 311 se refiere que un buque de Buenos Aires que prestó ayuda a la corbeta Leona (creo que en las aguas de Cádiz) interceptó la correspondencia de Calleja, el cual decía al ministro de la Guerra lo siguiente:

Ya informé a V.E. en mi anterior, que los rebeldes cabecillas escapados en la derrota de Morelos se habían reunido en Tehuacán. Estos, aunque temerosos por su suerte, me han enviado por medio del ayuntamiento de México la adjunta interpelación, en que con tono atrevido me reclaman a Morelos, y en apoyo de su pretensión me alegan los derechos de guerra, y de las naciones o pueblos independientes. Yo les he dado por respuesta un silencio despreciativo, y no me han impedido que aplique a Morelos el castigo que merecía.

Suplico a V.E. refleje sobre sus palabras, que le pintarán el carácter de estos rebeldes, la alta opinión que tienen de sí mismos, la determinación en que se hallan, y las esperanzas que abrigan.

Por las adjuntas Gacetas verá V.E. el indulto que he publicado; he obrado de este modo, más bien por conciliar la opinión pública a favor del Gobierno, que por la indulgencia que merezcan los rebeldes.

Crea V.E. que esta medida no será peligrosa para la seguridad pública; porque por las excepciones que he propuesto, nadie querrá ocurrir al perdón ofrecido (2), ni tampoco se presentarán con sus caudillos y armas los que las tienen más bien para robar que para sostener su independencia.

Mas si contra toda mi esperanza Se sometiere un gran número, esto probará que han renunciado a todos sus proyectos, y en tal caso nada tendremos que temer.

Si el brigadier Moreno Daoix, gobernador de Puebla, se hubiese arreglado a mis órdenes habría impedido que los rebeldes se hallasen hoy reunidos en Tehuacán, o si los hubiera estrechado habría inutilizado sus planes. Desde que pusieron términos a sus disensiones formaron un Gobierno para obrar de concierto todas las gavillas que infestan los caminos de Veracruz a México (3); también han obrado sobre las costas de Barlovento. En esta época el infame Toledo desembarcó con fuerzas militares, y penetraron hasta Oaxaca, Orizaba, Córdoba y otros lugares de la intendencia de Puebla ...


Notas

(1) Si el Congreso no es disuelto en Tehuacán, esto no queda en amenaza.

(2) He aquí la buena fe con que el Gobierno español ofrecía esos indultos. Siempre fue pérfido; nunca deseó la paz, sino nuestro exterminio; ¡y aún hay quien lo defienda, quien lo crea honrado, y quien espere en él!

(3) Estas ventajas se obtuvieron a merced de la unión y respeto a las órdenes de Morelos, de quien era este departamento. En habiendo unión y obediencia habrá triunfos.
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