NOTAS

(1) Me ha parecido conveniente consignar este hecho, para que se estimen debidamente las narraciones y apreciaciones de dicho historiador en su Historia de México, sabiéndose cuáles hizo estando en México, y cuáles estando en España.

(2) Luego después del Grito de Dolores se comenzó a manifestar en México una tendencia que era muy natural entre dos naciones que eran muy simpáticas entre sí por ser las dos americanas, por haber sido las dos colonias de naciones europeas y por aspirar las dos a la forma republicana, y de las que una era muy débil y otra muy fuerte, a saber, la tendencia en aquélla a celebrar alianza con ésta, pidiéndole auxilios para hacer su Independencia y constituirse. Por lo mismo, éste fue uno de los pensamientos de Hidalgo. En diciembre de 1810 el Padre de la Independencia envió como embajador a los Estados Unidos a Pascasio Ortiz de Letona, implorando los auxilios de dicha nación para llevar a cabo la Independencia, y no trató de celebrar alianza con ninguna otra nación europea ni americana. Y cuando fue aprehendido en Acatita de Baján, se dirigía a los Estados Unidos con el referido objeto. Y después de la muerte de Hidalgo se repitieron las embajadas de los jefes de la revolución de Independencia a los Estados Unidos. Y por esto en octubre de 1823, Joaquín Fernández de Lizardi, en su periódico El Pensador Mexicano (de donde tomó su sobrenombre), casi medio siglo antes que Seward, expresó el mismo pensamiento que expresó éste en un brindis en la cumbre de la Pirámide de Cholula, diciendo el pensador: Sí, americanos del Norte (tengo para mí que Lizardi dijo NE), americanos del Sur y del Septentrión, unámonos todos; formemos una misma clase de gobierno e imitemos en lo posible a los paisanos de Washington, auxiliémonos, amémonos como hermanos, declaremos guerra eterna a los tiranos de la Europa, y así conservaremos el don precioso de la libertad y enseñaremos al resto del mundo a que conozca sus derechos, aborrezca a sus reyes opresores, deteste a los aristócratas, conserve su natural igualdad y se haga libre para siempre. (Artículo de El Pensador Mexicano, reproducido por la Revista Nacional de Letras y Ciencia, tomo 3., pág. 258, artículo El Pensador y La Inquisición. Por esto, en fin, los Estados Unidos fueron la primera nación que reconoció la Independencia de México en diciembre de 1824 y celebró tratado de alianza con México.

(3) Con el señor obispo iban su secretario doctor Francisco Arias y Cárdenas (hoy deán de la catedral de Guadalajara) y su familiar presbítero Enrique Parra, y los tres caminaban a caballo, disfrazados de rancheros, con dirección a México. El general constitucionalista exigió al señor obispo una fuerte suma de dinero, y no recuerdo si entregó parte de ella o no entregó nada. Muy pocos días después fueron puestos en libertad y siguieron su camino en la diligencia hasta México, a donde habían llegado ya a refugiarse los señores obispos Barajas y Verea. El señor Munguía vivía hacía mucho tiempo en la capital por temor de residir en su diócesis.

En este tomo he dicho que se ignora el nombre de los padres del Ilmo. Munguía, y he reflexionado que debo aducir el fundamento que he tenido para decirlo; es el siguiente: El doctor don José Guadalupe Romero, doctoral de la catedral de Morelia, viviendo el señor Munguía, publicó un libro muy interesante intitulado Noticias para formar la Historia y la Estadística del Obispado de Michoacán, en el que presenta las biografías de todos los obispos de Michoacán, y en la pág. 24 y siguientes presenta la biografía del señor Munguía, diciendo: Nació en el pueblo de los Reyes el 22 de noviembre de 1810 de una familia oriunda de San Pedro Piedragorda. El doctor Romero, desde su juventud hasta su muerte, fue íntimo amigo del señor Munguía, vivieron casi siempre los dos en Morelia, se visitaban con frecuencia y se trataban de tú. En la biografía del señor Munguía dijo una cosa difícil de saber, es decir, que los abuelos, bisabuelos o terceros abuelos del señor Munguía habían sido vecinos de San Pedro Piedragorda, y no expresó el nombre y apellido del padre y de la madre del señor Munguía, lo cual le era muy fácil con sólo preguntárselo al mismo señor. No dijo una cosa que se ha estimado de alguna importancia, esto es, el nombre de los padres del obispo, por lo que muchos biógrafos de obispos lo han expresado, y dijo una cosa que no tiene importancia alguna, a saber: que los abuelos, bisabuelos o terceros abuelos del señor Munguía, hombres obscuros, habían vivido en San Pedro Piedragorda. Esto fue una ligereza del Dr. Romero, pues el señor Munguía no fue hijo ilegítimo.

(4) Los Hombres Prominentes de México.

(5) Abogado muy instruido, nativo de Asientos (Estado de Aguascalientes).

(6) Cambre, obra cit. pág. 594.

(7) Cambre, obra cit., pág. 596. Para hacer el altísimo terraplén que llamaron la Torre de Malakoff, demolieron completamente la casa de la propiedad de la señora mi madre, avaluada en cinco mil pesos por el arquitecto Manuel Gómez Ibarra y en la que vivíamos la misma señora, un hermano mío y yo. La misma señora pidió indemnización al gobernador Ogazón, quien ofreció darla en lotes en alguno de los ex conventos, lo que fue imposible aceptar. La señora mi madre vendió el terreno en cuatrocientos y tantos pesos a un comerciante que quedó reconociendo el dinero a rédito y murió quebrado: en conclusión, perdimos hasta el último peso.

(8) Cambre, obra cit. págs. 606 y 607.

(9) Mandaba el Ligero de Zacatecas, de donde parece era nativo. Después, siendo coronel, fue notable en la intriga de la princesa de Salm Salm en Querétaro.

(10) Me ha referido este hecho el señor presbítero Ferreolo Velasco, antes mencionado, testigo presencial.

(11) Los ministros de las naciones extranjeras, además de Pacheco, eran a la sazón: Mathews, de Inglaterra; Wagner, de Prusia; Kint de Rodenbeeck, de Bélgica; Francisco de P. Pastor, del Ecuador; y Felipe Neri del Barrio, de Guatemala. Dubois de Saligny, aunque llegó a presentar sus credenciales a Miramón, porque veía que iba a caer el gobierno de éste, auxilió la causa conservadora y Miramón lo respetaba como representante de Francia.

(12) Esa noche terminó la que se llama en la historia Guerra de tres años.