Índice de Anales mexicanos de Agustín RiveraANALES DE LA REFORMA - AÑO 1860ANALES DE LA REFORMA - AÑO DE 1862Biblioteca Virtual Antorcha

ANALES DE LA REFORMA

1861

Agustín Rivera


Enero 1°.

Entrada solemne del ejército constitucionalista, compuesto de 28,000 hombres. Dicho ejército había entrado en la capital de México en secciones en los días 25 y siguientes, y González Ortega, para honor y premio de los soldados que habían defendido la Constitución, quiso que se hiciese una entrada solemne. El ayuntamiento recibió a dicho general en jefe en la calle del Puente de San Francisco, y le entregó el estandarte de la ciudad. Al pasar frente al Hotel de Iturbide, miró a Degollado y a Berriozábal que se medio ocultaban entre los que ocupaban los balcones; levantando la voz les suplicó que bajasen, los abrazó en medio de la calle y puso el estandarte en manos de Degollado. Al pasar por una de las calles de Plateros, supo que dentro de una casa estaban Ocampo, Ignacio de la Llave y José María Mata (1), les mandó rogar que viniesen, los abrazó en medio de la calle y se incorporaron en el ejército.


Enero 4.

El general conservador Felipe Chacón, que defendía la plaza de Puebla, viendo que el triunfo de la causa constitucionalista era irremediable, entregó la plaza a un jefe liberal, de quien solicitó y obtuvo el retirarse a la vida privada; mas el 30 del mismo mes salió ocultamente de la ciudad de México y fue a engrosar las filas de Márquez y Zuloaga.


Enero 5.

Decreto de Juárez mandando que el viático fuese llevado ocultamente, y que las campanas no se tocasen sino al alba, al mediodía, a la oración de la noche y para llamar a misa.


Enero 5.

Fundación de El Pájaro Verde por Aguilar y Marocho, periódico conservador, pero que en sus primeros números no manifestaba su color político. Con este motivo, el periódico radical L' Estafette, dijo: El Pájaro Verde vacila en manifestar su color político. Por más verde que se diga, ese pájaro tiene las plumas negras ... No ha podido o no ha querido en su primer número decimos el secreto de su programa; pero todo el mundo lo adivina.


Enero, principios.

Miramón e Isidro Díaz salieron de México ocultamente y disfrazados, con dirección a Veracruz.


Enero 10.

Aprehensión de Isidro Díaz en Jico (Estado de Veracruz); Miramón se escapó a uña de caballo, se fue a Veracruz y estuvo allí oculto algunos días. Díaz fue conducido a México y estuvo preso en la Acordada algunos meses y procesado.


Enero 11.

Entrada solemne de Juárez en la capital de la República (2). El mismo día estableció su ministerio de la manera siguiente:

Relaciones: Ocampo (continuó).
Gobernación: Francisco Zarco.
Justicia e Instrucción Pública: Fuente (continuó).
Hacienda: Prieto (ídem).
Fomento: Ignacio Ramírez (ídem).
Guerra: Ignacio de la Llave (ídem).

Ese mismo día Juárez mandó que Degollado tuviese la ciudad por cárcel y fuese procesado por el robo de la Conducta en Lagunaseca. En esos mismos días fue aprehendido Manuel Payno, y Juárez mandó que fuese puesto en la cárcel pública y procesado, por haber ayudado a Comonfort a dar el golpe de Estado (3).


Enero 12.

Orden de Juárez de expatriación de monseñor Luis Clementi, arzobispo in partibus de Damasco y nuncio del Papa en México, de Joaquín Francisco Pacheco, embajador de España, y de Felipe Neri del Barrio, ministro de Guatemala.


Enero 13.

Ocampo, Fuente y Llave renunciaron a sus carteras, por no estar de acuerdo con la política de Juárez. Uno de los capítulos en que estaban en desacuerdo era el destierro del señor arzobispo Garza y de los señores obispos que Juárez quería decretar, diciendo los ministros que con la entrada del presidente en la capital, habían cesado sus facultades omnímodas y se había restablecido el orden constitucional, y que, por lo mismo, aunque dichos señores habían delinquido, conforme a la Constitución de 1857, su castigo no era atribución del Poder Ejecutivo sino del Judicial.


Enero 17.

Orden de Juárez de expatriación del señor arzobispo Garza y de los señores obispos Munguía, Espinosa, Barajas y Madrid, señalándoles el plazo de tres días para su salida de la capital.


Enero 17.

en la noche. Robo del ostensorio o custodia, de la catedral metropolitana. Era de vara y ochava de alto ... tenía 5,872 diamantes, 2,653 esmeraldas, 544 rubíes, 106 amatistas y 28 zafiros (4).


Enero 19.

Salida de Ogazón, gobernador de Jalisco, de Guadalajara para Tepic. En 1861 había aún en todo el Estado innumerables elementos reaccionarios que destruir; pero los de más importancia se hallaban en Tepic, que, además, desde principios de 58 se encontraba en una situación excepcional por la gran influencia que había llegado a ejercer entre la raza indígena el célebre don Manuel Lozada, que ya era conocido por sus crímenes con el nombre de Tigre de Alica. El cantón de Tepic era el asilo de los reaccionarios intransigentes, la amenaza constante de los cantones de Ahualulco, Autlán y Colotlán; allí había acumulados muchos elementos de guerra, y por lo tanto, el gobierno constitucional se dedicó de toda preferencia a someter a ese cantón, decidiéndose el gobernador a trasladarse allá a organizar la administración ... El 19 salió Ogazón con la mayor parte de la primera división del ejército federal, con dirección a Tepic, a organizar la administración pública de aquella parte de Jalisco, dejando en Guadalajara al secretario del gobierno licenciado don Ignacio L. Vallarta, con facultades para subvenir a las necesidades del servicio público (5). El jefe de la rebelión en la Sierra de Alica era el célebre Manuel Lozada (indio nativo y vecino del pueblo de San Luis en la misma sierra), y sus principales subalternos eran Fernando García de la Cadena (nativo de Compostela, primo bermano de Ignacio García, deán de la catedral de Guadalajara, y primo del señor arzobispo Espinosa, quienes lo trataban de tú: lo conocí), Carlos Rivas (nativo de Tepic y perteneciente a una de las principales familias de la misma ciudad) y Amado Antonio Guadarrama (nativo y vecino de Teocuicatlán), quien desde el principio de la campaña se sometió al gobierno, dejó de ser reaccionario, y desde entonces hasta su muerte fue uno de los notables defensores del gobierno constitucionalista.


Enero 21.

Los ocho dignatarios desterrados y el señor obispo Verea salieron de la capital de México para Veracruz (6).


Enero 21.

Juárez organizó su nuevo Ministerio de la manera siguiente:

Relaciones: Francisco Zarco.
Gobernación: Pedro Ogazón.
Justicia e Instrucción Pública: Ignacio Ramírez.
Hacienda: Prieto.
Fomento: Miguel Auza.
Guerra: González Ortega.


Enero 27.

Llegada de la primera diligencia a Veracruz. El embajador de España, en el informe que dio a su gobierno, le dijo:

Allí no fui yo objeto de violencias personales; mas el delegado apostólico y los pobres obispos desterrados las padecieron de las más horrorosas: un populacho desenfrenado los acogió con los mueras más horribles y los persiguió a pedradas como a bestias feroces. El delegado pudo refugiarse en la casa del cónsul de Francia; su auditor lo hizo a mi lado y se encerró en una alcoba de mi habitación; los obispos lograron hacerlo en la casa de un rico comerciante (7). Durante dos o tres horas todo fue de temer y todo fue posible en aquella ciudad. Mi cuarto fue invadido en busca del clérigo, a quien no hallaron por suerte. El cónsul de Francia se mostró enérgico y digno; las autoridades de Veracruz débiles y medrosas ... Ocurrió, en fin, una especie de transacción: los revoltosos consintieron en que partiese el delegado apostólico y su auditor (respecto al ministro de Guatemala y a mí nada pretendían); mas exigieron y obtuvieron que no se dejase salir de la ciudad al arzobispo y a los cinco obispos mexicanos que venían desterrados ... Con mucho dolor mío ordenáronlo así las autoridades de la ciudad: esos pobres ancianos quedaron en la casa donde se habían recogido, para ser trasladados al día siguiente al Castillo de Ulúa (8).


Enero 28.

Comunicación del ministro de Relaciones Zarco a Juan N. Almonte, ministro cerca de la corte de Madrid, manifestándole que el gobierno desconocía todos los actos celebrados por él, que lo destituía del empleo diplomático, y que destituía, igualmente, a José Manuel Hidalgo y demás empleados subalternos de la legación mexicana.


Enero 29.

Comunicación del ministro de la Guerra González Ortega al mismo Almonte que tenía el grado de general de división, diciéndole que había sido dado de baja en el ejército mexicano.


Enero 30.

El nuncio, Pacheco, Barrio y Miramón, se embarcaron en el buque español Velasco; el primero se fue a Roma, el segundo a España, el tercero a Guatemala y el cuarto a París (9).


Enero 30.

Recepción oficial del ministro de los Estados Unidos por Juárez: mutuas arengas de cordialidad.


Febrero 2.

Decreto de Juárez secularizando los hospitales y demás establecimientos de beneficencia que hasta entonces había administrado el clero: las fincas, capitales y rentas de cualquiera clase que les correspondían, les quedaron afectos de la misma manera que antes.


Febrero 3.

Recepción oficial de Wagner, ministro de Prusia, por Juárez: mutuas arengas de cordialidad.


Febrero 5.

Decreto de Juárez sobre aclaración de la ley de nacionalización de bienes eclesiásticos.


Febrero 7.

Acción de Rioverde ganada por Márquez y Mejía al general Mariano Escobedo, quien cayó prisionero.


Febrero, principios.

El señor arzobispo y los señores obispos se embarcaron en Veracruz (10).


Febrero 13.

A la media noche. Ejecución de la orden de Juárez, de que de los 22 conventos de monjas de la capital, sólo quedaran 9, que a 8 fuesen trasladadas las de los 13 conventos restantes, y que en el de Santa Teresa la Antigua no se hiciese innovación.


Febrero 21.

Nota de Juárez al gobierno de España, dándole una explicación de los motivos del destierro del embajador Pacheco.


Febrero 22.

El gobernador Ogazón llegó a Guadalajara de vuelta de Tepic, en donde organizó un plan de campaña, según el cual, las fuerzas de la división de Jalisco harían por distintos rumbos una marcha convergente hacia las posesiones fortificadas de la Sierra, quedando encomendada la ejecución de ese plan al jefe de la 2a. Brigada, coronel don Anacleto Herrera y Cairo, al jefe de la 2a. Brigada coronel don Antonio Rojas y al jefe de la sección de Tepic coronel don Ramón Corona; y se volvió el mismo Ogazón para Guadalajara, a donde llegó la tarde del veintidós de febrero (11).


Febrero 26.

Recepción oficial de Mathews, ministro de Inglaterra, por Juárez: mutuas arengas de cordialidad.


Marzo 3.

Muerte del célebre poeta José Joaquín Pesado en la capital de México. Era nativo de Orizaba.


Marzo, principios.

Llegada de Miramón a París, en donde fue muy bien recibido por Napoleón III.


Marzo 7.

Principio de la primera campaña en la Sierra dé Alica. Los coroneles Herrera, Corona y Cuervo, debían operar por Huajicori y Rojas por el pueblo de San Luis, donde los indios se hallaban fortificados en las gargantas de las montañas. Rojas salió de Tepic a las dos de la mañana del día 7 de marzo, y por medio de una rápida marcha estratégica, logró situarse a espaldas del enemigo. Advertido éste del movimiento, cambió de posiciones situándose en las formidables del cerro de Cuchillas, dejando en el camino que Rojas tenía que recorrer algunas fuerzas emboscadas, que una a una fueron arrolladas sobre la marcha. Reconcentrados los indios en Cuchillas, al siguiente día mandó Rojas que los batallones 1° de Jalisco y Matamoros, atacaran ese cerro, lo que se hizo con grandes dificultades, porque sólo podían trepar los soldados de uno en uno, bajo un vivo fuego y la lluvia de piedras que los indios arrojaban rodando de la altura. Después de dos horas de lucha, esos intrépidos batallones tomaron la posición, haciendo huir al enemigo y apoderándose de armas, equipos y víveres que abandonaron. Aquellos momentos, dice Rojas en su parte, no eran de perderse, eran los supremos que deciden del éxito de las batallas, y no obstante la fatiga de la tropa, ordenó al batallón Defensores de Jalisco, que por la derecha arrojara al enemigo sobre el río de Alica y lo atravesara en su persecución. Al anochecer, era dueño de todos los pasos del río. Entrada la noche, el enemigo cargó sobre dos compañías de defensores, los rechazó y les quitó una pieza de montaña. Luego se posesionaron los indios de la pestaña más alta del cajón del río. Rojas estableció su campo en la ribera opuesta, y en la misma noche aquéllos pegaron fuego al pasto, y todo el resto de ella, y los días nueve y diez, la brigada tuvo que luchar contra ese elemento y contra los ataques que por distintas partes recibió, rodeada como se halló del enemigo. En la madrugada del día once, mil quinientos indios con cuatro piezas de montaña cargaron sobre el batallón Matamoros y parte de las caballerías, desalojando a estas fuerzas de sus puestos; pero al amanecer, el 1er. Batallón y Defensores recobraron aquéllos a la bayoneta. Este combate de cinco días terminó hasta las once de la mañana, quedando en poder de Rojas seis piezas de montaña y una de batalla, y los indios se retiraron perseguidos por las caballerías. Rojas perdió, muertos, al comandante don Francisco Jiménez, capitán don Margarito Godoy, teniente don Fernando Serratos, alférez don Refugio Ortega, subtenientes don Blas Romero y don José Morán y 107 hombres de la clase de tropa (12).


Marzo, mediados.

Acción de las Guayabitas (rancho de la Sierra gorda ), ganada por Doblado a Mejía.


Marzo 16.

Acción de Aguacapan en la Sierra de Alica, ganada por las fuerzas unidas de Rojas, Herrera y Cairo y Corona, a Lozada, cuyos numerosos indios se dispersaron casi completamente. El diecisiete llegó la división a Golondrinas y recogió la artillería de batir, y todos los pertrechos de guerra y víveres que los indios tenían acumulados. Después de esas derrotas, regresaron para Tepic las fuerzas de la 1a. División, dejando algunos acantonamientos en la sierra. Llegó a creerse que la guerra de Alica había llegado a su término, y en celebración de la pacificación del Estado, se hicieron manifestaciones de regocijo y se dio en Guadalajara un gran baile el seis de abril en el Instituto (13).


Marzo 16.

Dubois de Saligny, ministro de Francia, después de mucho tiempo de vacilación, presentó sus credenciales a Juárez: mutuas arengas de cordialidad.


Marzo 17.

Acción de Cadereyta (Estado de Querétaro) ganada por el general liberal Francisco Alatorre al coronel conservador Antonio Taboada.


Marzo 21.

Muerte de Manuel Gutiérrez Zamora, gobernador de Veracruz, en el puerto del mismo nombre.


Marzo 22.

Muerte de Miguel Lerdo de Tejada en la capital de México.


Abril, principios.

Guillermo Prieto renunció la cartera de Hacienda y González Ortega la de Guerra, y fueron nombrados José María Mata, ministro de Hacienda, Ignacio Zaragoza ministro de Guerra, y Prieto, administrador general de Correos. También José María Iglesias renunció el empleo de Oficial Mayor del ministerio de Hacienda, y comenzó a servir el de administrador de la Aduana de México, que desempeñó hasta que salió de dicha capital con Juárez para San Luis Potosí.


Abril 11.

Ataque del Fuerte de Sumter y principio de la guerra en los Estados Unidos, con motivo de la esclavitud.


Mayo 9.

Se instaló el Congreso y declaró a Juárez Presidente de la República.


Mayo 9.

Renuncia de los ministros de Relaciones, Gobernación, Justicia y Fomento, por tener que desempeñar su cargo de diputados, y fueron nombrados León Guzmán, ministro de Relaciones y de Gobernación, y Joaquín Ruiz, ministro de Justicia y de Fomento. Pocos días después renunció Mata por el mismo motivo, y fue nombrado ministro de Hacienda José María Castaños.


Junio, primeros días.

En los cantones de Guadalajara, Lagos y la Barca, hacían sus correrías las partidas de Ruiz (a) Colimilla y de los Maldonado; Tovar amagaba el cantón de Autlán por Mascota; Ahualulco, Colotlán, y Tepic eran hostil izados por Lozada; pero lo que llamaba más seriamente la atención del Gobierno, era el levantamiento general que se efectuaba en el interior de la Sierra de Alica. El Ayuntamiento de la ciudad de Tepic había expuesto al gobierno:

Que los indios de Alica asaltaron a San Pedro Lagunillas y habían pasado a cuchillo a más de doscientas personas, a sangre fría y con la ferocidad más salvaje; que los moradores de ese pueblo que habían quedado con vida, habían emigrado a Tepic y recibían hospitalidad de esa misma autoridad; que los demás pueblos resentían semejantes ataques, y que por temor a los indios, nadie se aventuraba al trabajo del campo, llegado como estaba el temporal de aguas; que los habitantes de los pueblos se aglomeraban en Tepic, y que ya faltaban los víveres en la ciudad; que en medio de tanta calamidad, las fuerzas del gobierno que había en el cantón se limitaban a guardar la cabecera y a practicar algunas salidas sin resultado, en tanto que los indios robaban, mataban e incendiaban en los poblados, y pedía que con la prontitud que exigía esa violenta y penosísima situación y con suficientes elementos, se emprendiera una campaña contra la sierra.

Organizada la división de operaciones, como se ha dicho, con tres brigadas a las órdenes de los coroneles don Antonio Rojas, don Isidro Ortiz y don Ramón Corona, el gobernador y comandante militar del Estado, don Pedro Ogazón, dirigió una excitativa a los gobernadores de los Estados de Zacatecas y Durango, para que por su parte emprendieran la campaña de la sierra por las fronteras de sus Estados, pudiendo penetrar a Jalisco, facultándolos para que autorizaran a los jefes de las fuerzas que pusieran en movimiento, para que dentro del territorio de este Estado, conforme a la ley de 5 de febrero, tomaran todas las providencias extraordinarias en guerra contra los salvajes, para exterminar a éstos completamente. El mismo funcionario, con fecha diecisiete, expidió y promulgó en la forma legal un decreto, declarando fuera de la ley y de toda garantía a don Manuel Lozada, a don Carlos Rivas, a don Fernando García de la Cadena y a don Jesús Ruiz (a) Colimilla, y ofreciendo al que diera muerte al primero, diez mil pesos de gratificación y cinco mil al que matara a uno de los otros tres; quedando el matador indultado de la pena que mereciere si fuere responsable de algún delito (14).


Junio 3.

Melchor Ocampo, que pocos días antes había sido aprehendido en su hacienda de Pomoca (en el municipio de Maravatío) por el guerrillero español Lindoro Cajigas, fue fusilado por Márquez en la hacienda de Jaltengo, junto a Tepeji del Río, y luego Márquez colgó de un perú el cadáver (15).


Junio 4.

Conmoción y sedición que produjo en la capital la muerte de Ocampo. Dice Zamacois:

La noticia del fusilamiento de don Melchor Ocampo se recibió en la capital de México a las cinco de la mañana del día 4 de junio.

La pintura del estado de efervescencia en que se hallaban las pasiones de la comunión progresista, se encuentra fielmente referida en las siguientes líneas de El Monitor Republicano, correspondiente al 5 de junio:

La Cámara se reunió, acudió a las galerías en tropel el gentío, se presentaron los ministros, se leyeron las cartas, y tocó en el delirio el entusiasmo y el sentimiento del dolor.

Forzando las puertas de la Cámara, invadió el salón un grupo de gente, a cuya cabeza iban don Ponciano Arriaga, don Ignacio Ramírez y don Guillermo Prieto, comisionados por la Junta improvisada en el correo. A la vez, por la puerta opuesta, se presentaban dentro del salón el general Degollado: tronó una tempestad de aplausos en las galerías, los diputados se pusieron de pie, el señor Degollado dijo en medio de un profundo silencio:

Yo vengo en nombre de la Justicia, quiero que se me juzgue; protesto ante los manes de Ocampo que no es mi deseo la venganza; no quiero el mando ni las ovaciones: deseo pelear contra los asesinos ... Iré como el último soldado ... Déjeseme derramar mi sangre en la batalla; yo no quiero preocupar el juicio de la Cámara; permítaseme combatir con nuestros enemigos, y volveré a que se pronuncie el fallo de mi causa ... (16)

La conmoción fue extrema, el pueblo grita que se absuelva al señor Degollado ... La agitación no cesa, la Cámara está en sesión permanente. En los barrios se nota profunda inquietud. En estos instantes está reunido el cuerpo diplomático; son las cuatro y media de la tarde. La excitación del partido liberal (continúa Zamacois) era grande en aquellos momentos ... En medio de la exaltación de las pasiones fueron reducidos a prisión por la policía, don Antonio Cajigas, hermano del guerrillero que aprehendió a Ocampo, el doctor Moreno y Jove, canónigo (el deán) de avanzada edad, don Benito Raro y doña María Palafox de Zuloaga (17) ... Mientras los grupos que se habían dirigido a los puntos en que estaban los presos políticos no conseguían su intento (18), otros que recorrían las calles amenazando las casas de los conservadores, se dirigieron a la calle de las Capuchinas en que estaba la imprenta de El Pájaro Verdé (19), subieron al entresuelo, que era donde estaba el establecimiento, y arrojaron por los balcones a la calle todos los útiles tipográficos ... concluyendo la obra de destrucción con prender fuego en la calle a los objetos arrojados, fundiéndose entre las llamas la letra.


Junio 4.

Decreto de Juárez.

Art. 1° Quedan fuera de la ley y de toda garantía en sus personas y propiedades los execrables asesinos Félix Zuloaga, Leonardo Márquez, Tomás Mejía, José María Cobos, Juan Vicario, Lindoro Cajigas y Manuel Lozada.
Art. 2° El que libertare a la sociedad de cualquiera de estos monstruos ... recibirá una recompensa de 10,000 pesos, y en el caso de estar procesado por algún delito, será indultado.


Junio 5.

Translación del cadáver de Ocampo a México, solemnes exequias en el salón del Congreso y sepultura en San Fernando.


Junio 11.

Llegó a Guadalajara la noticia del fusilamiento de Ocampo y produjo tal exaltación entre los liberales, que el presbítero Gabino Gutiérrez, que hacía algunos meses estaba preso en la penitenciaría y procesado, fue sentenciado a muerte, y fueron puestos en la cárcel pública 31 conservadores, de los que los principales fueron el canónigo Casiano Espinosa, hermano del señor obispo, el doctor Rafael S. Camacho, cura del Santuario de Guadalupe, y el abogado Antonio Gómez, cura de Jesús (20).


Junio 12.

A las 9 de la mañana. Fusilamiento del presbítero Gabino Gutiérrez, a espaldas de la penitenciaría (21).


Junio 13.

Principio de la segunda campaña en la Sierra de Alica. El trece llegó Rojas a Tepic y tomó el mando de la división de operaciones, limitándose a hostilizar a los indios, ocupando todas las poblaciones y las entradas de la sierra con el fin de que perecieran de hambre, como sucedió con algunos, o de que depusieran las armas; pero los indios, después de muchos combates infructuosos, lograron salir de la sierra por los cantones de Autlán y Colotlán, apoderándose, aunque por muy pocos días, de la cabecera de Colotlán y de la ciudad de Mascota (22).


Junio 15.

Acción del Llano de Salazar entre México y Toluca, ganada por el coronel Buitrón a Santos Degollado, quien murió en la acción.


Junio 23.

Acción del Monte de las Cruces, ganada por Márquez a Leandro Valle, quien cayó prisionero e inmediatamente fue fusilado por Márquez por orden de Zuloaga.


Julio 2.

González Ortega fue nombrado presidente de la Suprema Corte de Justicia, cargo que tenía anexo el de Presidente de la República substituto.


Julio 17.

Decreto del Congreso suspendiendo por dos años el pago de todas las deudas públicas, aun las contraídas con las naciones extranjeras. Este decreto, obra de Juárez, es un hecho muy notable, porque fue la causa determinante de la venida de los representantes de Inglaterra, Francia y España, con su respectiva escuadra, a reclamar el pago de sus respectivas deudas; reclamaciones que Napoleón III convirtió en guerra a México, y guerra que el mismo Napoleón convirtió en Imperio (23).


Julio 22.

Manuel Payno se presentó en el Congreso, erigido en gran jurado, a leer su defensa. El diputado que más lo hostilizó fue el abogado Ignacio M. Altamirano, quien pronunció un discurso muy vehemente en contra (24).


Julio 25.

Dubois de Saligny y Carlos Wyke, ministro de Inglaterra, cortaron relaciones con el gobierno mexicano y escribieron largamente a sus gobiernos, quejándose amargamente de la Ley de 17 de julio. Los dos permanecieron en la capital de México y encargaron a Wagner, ministro de Prusia, los negocios civiles de los franceses e ingleses residentes en México.


Julio 29.

Acción del Salitre, en la que Carlos Rivas derrotó completamente a Rojas. El 19 de agosto entró a Colotlán, donde permanecieron los indios ocho días cometiendo todo género de delitos contra el pudor, contra la seguridad y contra la propiedad. El vecindario de Colotlán había huido a refugiarse a los cerros y rancherías, y los indios salieron para obligar a todos a que volvieran a sus hogares, y Rivas dio una orden para que en el término de cinco días estuvieran en sus casas todos los habitantes de la ciudad. Los vecinos llevados a fuerza, fueron víctimas del desenfreno de los indios, y a los que no regresaron en los mencionados cinco días, se les saquearon e incendiaron sus casas. Antes de evacuar la población, las fuerzas de Rivas destrozaron más de seiscientas cabezas de ganado vacuno y caballar y quemaron los archivos públicos. Escenas semejantes tenían lugar en Mascota, a cuya población se mandó al coronel Cuervo para que la recobrara, como en efecto lo hizo (25).


Agosto 1°.

Pedro Ogazón dejó de ser gobernador interino y comenzó a ser gobernador constitucional de Jalisco.


Agosto 8.

Comonfort, después de haber desembarcado en Matamoros, llegó en este día a Monterrey. Juarez ordenó a Vidaurri que se lo remitiera para procesado por el golpe de Estado; el jefe neoleonense no obedeció (según su costumbre), y Comonfort vivió muchos meses en Monterrey bajo la protección de Vidaurri.


Agosto, principios.

Márquez entró en la capital de México por la calle de San Cosme hasta la plazuela de Buenavista, y fue rechazado por I. Mejía y Porfirio Díaz.


Agosto 14.

Acción de Jalatlaco en el Estado de México, ganada por González Ortega y su subalterno Porfirio Díaz a Márquez y su subalterno Zuloaga. A esto se siguio la ovación de González Ortega en la capital y la concesión del grado de general de brigada a Porfirio Díaz.


Agosto, fines.

González Ortega tomó posesión de la presidencia de la Suprema Corte de Justicia.


Septiembre 3.

Presentación de Juan Antonio de la Fuente, ministro plenipotenciario de Juárez, a Thouvenel, ministro de Napoleón III, y resolución de Francia, Inglaterra y España, de hacer reclamaciones a México a mano armada.


Septiembre 4.

Nota de Fuente a Juárez, en que le dijo:

Las disposiciones adoptadas por los gobiernos de Francia y de Inglaterra, en consecuencia de la ley expedida en 17 de julio, son abiertamente hostiles para nosotros ... Se verificó ese día (3) la conferencia, que sólo duró unos instantes. Yo comencé por decir que había recibido de mi gobierno especial encargo y recomendación para dar al de S. M. las más amplias explicaciones de lo que a los súbditos franceses tocaba, sobre la nueva ley, en cuya virtud se mandaban suspender los pagos de la deuda nacional. M. de Thouvenel me interrumpió diciéndome, que en lo personal no tenía motivo de disgusto conmigo; pero no podía oír esas explicaciones: No recibiremos ningunas, añadió, entregándose a la mayor exaltación: hemos aprobado enteramente la conducta de M. de Saligny, hemos dado nuestras órdenes, de acuerdo con Inglaterra, para que una escuadra compuesta de buques de ambas naciones, exija al gobierno mexicano la debida satisfacción: y vuestro gobierno sabrá por nuestro ministro y nuestro almirante cuáles son las demandas de Francia ... Pero es muy sensible, dije a mi vez, que se dé semejante contestación a una demanda tan justa y tan sencilla como ésta que acabo de hacer a usted en nombre de mi gobierno. Mas por buena que ella sea, después de las palabras que usted me ha dirigido, no debo instarle un momento para que me escuche, ni hay motivo para continuar esta conversación. Y la corté sin demora.


Septiembre 7.

Acción de Calpulalpan, ganada por el coronel Antonio Carvajal a Marcelino Cobos, quien fue hecho prisionero y fusilado inmediatamente.


Septiembre 7.

Representación de 51 diputados a Juárez, pidiéndole que renunciara a la Presidencia de la República para que la ocupara González Ortega, y representación, el mismo día, de 54 diputados a Juárez, pidiéndole que continuara en la Presidencia. Juárez no renunció.


Septiembre, primera mitad.

Primeras agencias de José Manuel Hidalgo, Juan N. Almonte y José María Gutiérrez de Estrada, para el establecimiento de la monarquía en México, y que el monarca fuera Fernando Maximiliano de Habsburgo (26).

Hidalgo, en un opúsculo intitulado: Apuntes para escribir la Historia de los Proyectos de Monarquía en México, que publicó en París seis meses después de la catástrofe del cerro de las Campanas, es decir, en diciembre de 1867, refiriéndose al mes de septiembre de 1861, dice:

Lo más natural, lo más cuerdo, lo más acertado, era volver la vista atrás y recordar el Plan de Iguala proclamado por Iturbide, en que se llamaba al trono de México, entre otros, a un archiduque de la casa de Austria; y los pasos que otra vez había dado en Viena el señor Gutiérrez, con el mismo objeto. El nombre del archiduque Maximiliano se presentaba naturalmente en esta coyuntura, atento a que había adquirido cierta popularidad en Europa por sus ideas de progreso y por sus tendencias durante el tiempo que gobernó la Lombardía y la Venecia. Todo lo que de S. A. I. y R. (Su Alteza Imperial y Real) se sabía, nos llevaba a creerlo el más a propósito para la regeneración de un país trastornado por cuarenta años de una sangrienta anarquía.

No nos era posible olvidar la iniciativa de la monarquía que en 1840 habia tomado el señor Gutiérrez de Estrada, ni nuestra amistad y buenas relaciones, así es que le instruimos desde Biarritz de todo lo que acontecía, para obrar de acuerdo con él. El señor Gutiérrez se hallaba casualmente en París y próximo a volver a Roma, donde se había establecido. Ya se colegirá cuál sería su sorpresa y su alegría al saber por nuestras cartas, que la cuestión de la intervención europea y dé la monarquía, que él había solicitado con laudable constancia, pero con escasa fortuna, se encontraba resuelta de un golpe, gracias al rompimiento con Juárez de las tres grandes potencias marítimas de la Europa. El señor Gutiérrez suspendió su viaje a Roma.

Francisco de Paula de Arrangoiz (el antiguo cónsul de México en los Estados Unidos en tiempo de la venta de la Mesilla, de que se ha hablado en estos Anales, en su obra intitulada México desde 1808 hasta 1867, que escribió e imprimió en Madrid en los años de 1871 y siguientes, tomo II, págs. 413 y siguientes, dice:

No pudiendo ir en persona (Gutiérrez de Estrada a Miramar), tuvo que confiar el secreto al señor Mullinen, encargado interina mente de la embajada de Austria en París; éste lo puso en conocimiento del conde de Rechberg, ministro de Negocios Extranjeros.

Rechberg no sólo aprobó el pensamiento, sino que se prestó a ir él mismo a Miramar, a ofrecer la corona de México a Maximiliano (27).


Septiembre 18.

Salida del conde de Rechberg de París para Miramar.


Septiembre, fines.

Primera propuesta de la corona de México a Maximiliano por el conde de Rechberg. Aquél luego aceptó con cuatro condiciones:

1. Que lo eligiera la mayor parte de los mexicanos;
2. Que Napoleón III le prestase el auxilio de su ejército;
3. Que su hermano Francisco José, emperador de Austria, aprobase el proyecto, y,
4. Que lo aprobase también su padre político el rey de Bélgica (28).

Arrangoiz dice:

El emperador Francisco José no vaciló un solo instante en consentir en el alejamiento, que veía con gusto, de Maximiliano, con quien estaba en perpetua desavenencia.

Es, pues, erróneo creer que naciera de Napoleón la iniciativa de ofrecer el trono de México a Maximiliano ... Es también erróneo cuanto se ha dicho y escrito sobre las dudas y la desconfianza de Maximiliano, la oposición de Francisco José y las influencias que fuera necesario emplear a fin de persuadirle a que aceptara. No lo es menos que el rey Leopoldo se opusiera, pues le dijo, en contestación a la carta en que Maximiliano trataba del asunto, que la empresa era grandiosa, y aunque tuviera mal éxito, sería honrosa siempre. Las solas personas que se opusieron fueron los padres del archiduque (29) ... Maximiliano se encontraba en una situación tan anómala y desairada en Austria, en donde era mal visto de su propia familia, por la ambición y las ideas liberales que no sin motivo le suponían, que por salir de ella habría aceptado cualquier cosa, y con mucha más razón la corona de un país nuevo y rico como México ... Resolvió (Napoleón), desde el momento en que se le propuso y aceptó el archiduque Fernando Maximiliano, sostener a éste y colocarlo en el trono (30).

La ambición es una pasión de todos los hijos de Adán; pero es mucho más fuerte en los que han nacido al pie de un trono, como Maximiliano. Este, desde su juventud, tuvo su corazón henchido de la ambición de una corona, y lo manifestó en su libro Recuerdos de un Viaje, cuando describiendo el palacio de Caserta cerca de Nápoles, dijo:

La escalinata monumental del palacio de Caserta es digna de la majestad. Nada hay tan bello como figurarse al soberano colocado en aquella altura, como resplandeciendo con el brillo del mármol que le rodea y dejando llegar hasta sí a los humanos. La multitud sube lentamente: el rey le envía una mirada dulce, pero que cae de lo alto. El, el poderoso, el altivo, avanza hacia la turba con una sonrisa de augusta bondad. Que un Carlos V, que una María Teresa aparezcan en la parte superior de esa gradería, y no habrá quien no incline la cabeza delante de la majestad, ¡a la que Dios ha dado el poder! Yo también, pobre efímero, sentí subir en mí el orgullo que ya otra vez había experimentado en el palacio del Dux de Venecia, y pensaba cuán agradable debía ser en ciertos momentos, muy solemnes para ser frecuentes, colocarse en la parte superior de aquella gradería, poder desde allí dejar caer la mirada sobre la multitud y sentirse el primero, como el sol en el firmamento (31).

Tales eran los sentimientos de que estaba poseído el corazón de Maximiliano cuando el conde de Rechberg se presentó a ofrecerle la corona de México, y con tal ofrecimiento la oportunidad de colocarse en la parte superior de la gradería de un trono, dejar caer desde allí la mirada sobre la multitud, y sentirse el primero, como el sol en el firmamento. ¡Pobre Maximiliano!, él no pensaba cuán tormentoso es colocarse en la parte superior de una colina, dejar caer desde allí una mirada sobre un grupo de soldados que van a fusilar, y sentirse el último y el más infortunado de los mortales. ¡Pobres reyes! ¡Desgraciados todos los ambiciosos! Y también ¡pobre Historia, si no tuviera otra misión que la de narrar, si no tuviera la de dar lecciones de filosofía moral a todos los hombres!


Octubre, mediados.

Carta de Antonio López de Santa-Anna, dirigida de San Thomas a París, a Gutiérrez de Estrada, en la que le dijo que la República en México era una farsa, y se ofreció a servir al imperio. Lo mismo dijo al referido Gutiérrez de Estrada en otras cartas dirigidas de San Thomas, añadiendo: la candidatura del archiduque Maximiliano es inmejorable. Estas cartas no tuvieron acogida entre los monarquistas mexicanos residentes en Europa, porque aunque Santa-Anna había sido el militar más valiente de su época, de 1822 a 1855, desgraciadamente era notoria su falta de principios políticos, combatiendo ora por una causa, ora por la contraria, por lo que estaba desprestigiado (32).


Octubre 20.

Acción entre Pachuca y Real del Monte, ganada por el general constitucionalista Santiago Tapia a Márquez y sus subalternos Zuloaga y Mejía, que se presentaron a la cabeza de 3,000 hombres.


Octubre 31.

Convención de Londres. En lo principal fue la siguiente:

Art. 1° S. M. la reina de España, S. M. el emperador de los franceses y S. M. la reina del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda, se comprometen a acorqar, inmediatamente después de firmado el presente Convenio, las disposiciones necesarias para enviar a las costas de México fuerzas de mar y tierra combinadas, cuyo efectivo se determinará por un cambio ulterior de comunicaciones entre sus gobiernos; pero cuyo total deberá ser suficiente para poder ocupar las diferentes fortalezas y posiciones militares del litoral de México.
2° Las altas partes contratantes se obligan a no buscar para sí mismas en el empleo de las medidas coercitivas, previstas en el presente convenio, ninguna adquisición de territorio ni ninguna ventaja particular, ya no ejercer en los negocios interiores de México, influencia alguna capaz de menoscabar el derecho que tiene la nación mexicana, para escoger y constituir libremente la forma de su gobierno.
Art. 3° Se establecerá una comisión, compuesta de tres comisarios nombrados respectivamente por cada una de las tres potencias contratantes.
Art. 4° Deseando, además, las altas partes contratantes, que las medidas que intenten adoptar no sean de carácter exclusivo, y sabiendo que el gobierno de los Estados Unidos tiene lo mismo que ellas, reclamaciones contra la República Mexicana, convienen en que inmediatamente después de firmado el presente Convenio, se comunique una copia de él a los Estados Unidos, proponiéndole su accesión a las disposiciones del mismo.


Noviembre, principios.

Fueron nombrados comisarios, por España Juan Prim, conde de Reus y Marqués de los Castillejos; por Inglaterra Carlos Wyke y el comodoro Dunlop, y por Francia el conde de Saligny y el almirante Jurien de la Graviere, a quien se nombró jefe militar de la escuadra francesa. Se dispuso que cada jefe mandara independientemente a su ejército, obrando de acuerdo cuando lo exigieran las circunstancias. Se convino también en que las tres escuadras debían reunirse en la Habana, pero la española se adelantó a sus aliados y llegó antes que ellos a Veracruz, primer paso en que estuvieron en desacuerdo (33).


Noviembre, principios.

Llegada de Miramón a Madrid, en donde fue muy bien recibido por Isabel II.


Noviembre 17.

El diecisiete de noviembre el gobernador de Jalisco anunció al de Zacatecas que al día siguiente salía de Guadalajara una fuerza de mil quinientos hombres de las tres armas a abrir nuevamente la campaña de Alica, de una manera vigorosa y tenaz, y reforzar a la división de operaciones que se hallaba en Tepic, fuerte de tres mil hombres de todas armas, excitando al mismo gobierno para que activara la salida de las tropas de Zacatecas que debían ponerse en campaña por el rumbo de Colotlán, a fin de obrar todas esas fuerzas simultáneamente y obtener feliz y pronto éxito en la expedición, y no quedaran frustrados los esfuerzos de la división de operaciones. El gobierno de Zacatecas en esta vez cubrió inmediatamente las salidas de la sierra por ese rumbo, con dos mil hombres de las tres armas (34).


Noviembre 20.

Salida del gobernador Ogazón a la cabeza de su ejército, de Guadalajara para Tepic.


Noviembre 23.

Juárez derogó el Decreto de 17 de julio anterior, en cuanto a la suspensión de pagos de las deudas extranjeras.


Noviembre 30.

Acción de San Cayetano, hacienda de campo cerca de Tepic, en donde Lozada tenía su cuartel general, ganada por Ogazón a Lozada, quien huyó al pueblo de San Luis en la Sierra de Alica. Después determinó Ogazón atacar a los indios por distintos rumbos, reconcentrándolos a un solo punto, y ordenó al coronel don Ramón Corona, con los batallones Rifleros, Morelos, Hidalgo, Degollado y Pueblos Unidos, avanzara por Santiago hasta el Paso de Golondrinas, adonde debían llegar esas fuerzas el último de diciembre, así como las que de Tepic saldrían directamente para estar en la misma fecha sobre el río, y previno a las fuerzas de Zacatecas que cubrían la salida de la sierra por ese Estado, se situaran en la sierra de Balcones y se hallaran prevenidas y listas para batidos, mientras los de Jalisco les daban alcance (35).


Diciembre 1°.

Ley de amnistía que exceptuaba a Zuloaga, Márquez y otros jefes. Se acogieron a ella algunos jefes conservadores, de los que los principales fueron los generales Miguel Negrete y Francisco A. Vélez. Se acogió también a ella Manuel Payno (36).


Diciembre 4.

Contestación del gobierno de los Estados Unidos a la invitación que le hicieron los de Francia, Inglaterra y España a tomar parte en la coalición para hacer reclamaciones a México. Sus cláusulas principales fueron las siguientes:

1° El infrascrito (William Seward) ha tenido ya la honra de decir a cada uno de los señores Enviados, que el Presidente ni puede ni quiere poner en duda el derecho de que ellos resuelvan, ni examinar si los agravios de que tienen que pedir satisfacción, hacen necesaria una guerra contra México.
2° Los Estados Unidos tienen un gran interés, y se felicitan de creer que este interés les es común con las altas partes contratantes y los demás Estados civilizados, en que los soberanos que han celebrado la convención no procuren obtener ni aumento de territorio, ni otra ventaja que no adquieran los Estados Unidos y todo Estado civilizado; y que no quieren ejercer influencia alguna en detrimento del derecho que tiene el pueblo mexicano para escoger y establecer libremente la forma de su gobierno. Es cierto que los Estados Unidos, por su parte, tienen agravios contra México, como las altas partes contratantes lo suponen; mas después de madura reflexión, opina el Presidente que no habría medio de pedir satisfacción de esos agravios en este momento, adhiriéndose a la Convención. Entre las razones que han inspirado esta resolución y que está autorizado a comunicar el infrascrito, mencionará las siguientes:

1.- Que los Estados Unidos prefieren mantener en cuanto sea posible la política tradicional recomendada por el Padre de su país, confirmada por una feliz experiencia, que les prohíbe entrar en alianzas con las naciones extranjeras.
2.- Que siendo México un Estado vecino de los Estados Unidos, y poseyendo, en cuanto a algunas de sus más importantes instituciones, un sistema de gobierno análogo al nuestro, los Estados Unidos profesan sentimientos de amistad hacia aquella República, y toman un gran interés en su seguridad, su bienestar y su prosperidad. Animados con tales sentimientos, no están dispuestos los Estados Unidos a recurrir a medidas coercitivas, para satisfacción de sus agravios, en un momento en que está profundamente sacudido el gobierno mexicano a consecuencia de disensiones intestinas, y cuando está amenazado de una guerra extranjera. Con más motivo todavía les impiden a los Estados Unidos estos mismos sentimientos tomar parte en una guerra.
3.- Está autorizado, además, el infrascrito, a probarles a los señores Enviados, para que lo comuniquen a los soberanos de España, de Francia y de la Gran Bretaña, que los Estados Unidos se interesan seriamente en la prosperidad de la República Mexicana; que han dado amplios poderes a su ministro acreditado cerca de aquel gobierno, para que haga un tratado destinado a auxiliarle, y que le pondrá, así lo esperamos, en situación de satisfacer las justas reclamaciones de los soberanos citados, y apartar por este medio la guerra que quieren emprender contra México.


Diciembre 4.

Dubois de Saligny salió de la capital de México para Veracruz con una escolta que le proporcionó Juárez, y esperó en dicho puerto la llegada de la escuadra francesa.


Diciembre, principios.

El Congreso concedió a Juárez facultades omnímodas, entre ellas la de celebrar tratados con las naciones extranjeras. Juárez nombró ministro de Relaciones a Doblado, ministro de Justicia e Instrucción Pública y Fomento a Jesús Terán; ministro de la Guerra al general José López Uraga, quien salió luego de la capital para el Estado de Veracruz.


Diciembre 8.

Contestación de Maximiliano a una carta que le escribieron Gutiérrez de Estrada, Hidalgo y Almonte, de París, con fecha 30 de octubre, en la que le suplicaban que aceptase la corona de México, diciéndoles que la aceptaría si le presentaban una manifestación nacional.


Diciembre 8.

Llegada de la escuadra española a las aguas de Veracruz, abandonada por Ignacio de la Llave, gobernador del Estado.


Diciembre 18.

Carta de Leonardo Márquez a Francisco J. Miranda, en contestación a una que éste le escribió de la Habana. Las principales cláusulas de la carta del padre Miranda, eran las siguientes:

Al pisar nuestro suelo las fuerzas extranjeras, llevan dos objetos: el primero es buscar una satisfacción de los agravios, justos o injustos, que entienden haber recibido de nosotros; y el segundo, asegurar para el porvenir los intereses y las personas que la Europa tiene comprometidos en nuestro país. La primera parte es la menos difícil; es cuestión en la actualidad más de la fuerza que del derecho: México no tiene que hacer más que satisfacer y pagar a los poderosísimos acreedores que le piden cuentas. En la segunda parte de la cuestión está la dificultad, y en la que debemos ver con mucha atención el modo de resolverla, porque envuelve nada menos que el gran negocio de nuestro ser político y todos los demás que le están subalternados ... Al procurar sus intereses, buscan, si bien se miran, los nuestros; porque nosotros hace muchos años que andamos en pos de un orden político que no hemos podido obtener ... He dicho a usted, en pocas palabras, todo el asunto, en el que veo la causa de la nación no menos que la gloria de usted mismo, tan acreedor a coronarse de laureles y a quien tanto le debe la patria. Si usted, como no puedo dudarlo, está resuelto a cooperar al fin en que los gobiernos aliados y nosotros estamos de acuerdo, sírvase usted decírmelo ... En este mismo sentido escribo a mi particular y digno amigo el señor Zuloaga.

Las cláusulas principales de la carta de Márquez fueron las siguientes:

Señor doctor don Francisco Javier Miranda.
Ixmiquilpan, diciembre 18 de 1861.

Muy señor mío y apreciable amigo:

... He tenido el gusto de recibir la estimable carta de usted, fecha 22 de noviembre ... He leído este importante documento repetidas ocasiones, y con toda la detención y cuidado que merece, y mientras más lo leo, más me convenzo de las verdades que contiene.

Pero como desgraciadamente los demagogos han de tocar todos los resortes que puedan para tergiversar la cuestión, presentándola como una dominación a mano armada y pretendiendo probar su dicho con la presencia de las tropas extranjeras que llegaran a ocupar la capital de la República, yo encuentro aquí precisamente la dificultad, porque como usted sabe, se puede encender el amor patrio, estimular el orgullo nacional y convertir en guerra de conquista lo que no es más que una intervención amistosa, en cuyo caso, señor, usted comprenderá fácilmente que nos perdemos y perdemos a la nación en lugar de salvarnos todos; porque, créame usted, señor doctor, que lo que es posible conseguir con la razón, es imposible alcanzarlo con la fuerza, por muchas que sean las tropas de que pueden disponer las naciones de Europa. Usted conoce nuestra extensión territorial y sabe usted bien lo acostumbrados que están nuestros paisanos a la guerra de guerrillas que sería interminable. Por lo mismo, creo, señor, que si verdaderamente se desea la felicidad de nuestro país, es indispensable tratar este negocio con un tacto y una delicadeza extremadas.


Diciembre 23.

Llegada de Prim a la Habana. Luego fueron a visitarlo Miramón y el padre Miranda, y le suplicaron que en México no tratara con Juárez, sino con Zuloaga y Márquez, a lo que él contestó que trataría con el gobierno de hecho y no con las guerrillas, y ellos escribieron luego a los amigos de París y de Madrid los modos de pensar del conde de Reus y las intenciones que llevaba a México.


Diciembre 25.

Llegada de Almonte a Madrid y conferencia de él con O'Donnell y Calderón Collantes sobre el establecimiento de la monarquía en México y la candidatura de Maximiliano, y los dos ministros de Isabel II aprobaron enteramente el proyecto.


Diciembre 25.

Acción de Barranca del Muerto, en la Sierra de Alica, ganada por Ramón Corona a Lozada. El 25 de diciembre a las ocho de la mañana pretendió Corona forzar el paso de la Barranca del Muerto, y tuvo al fin que retroceder con pérdida de noventa y dos hombres, entre muertos, heridos y dispersos, y de una pieza de artillería; acampó frente a la barranca; ese día tuvo que mandar matar ocho mulas para alimentar a la brigada; el veintiséis practicó un reconocimiento a las posiciones del enemigo y mandó matar siete mulas para el rancho; el veintisiete atacó los cerros que ocupaban los indios y les hizo retroceder; ese día no hubo qué comer para la tropa; el veintiocho, al emprender la marcha, se presentaron los indios en el portezuelo de la Cuesta de Piña; tocó a parlamento, a lo que contestaron ellos con una carga brusca; Corona consiguió rechazarlos, perdiendo, sin embargo, cuarenta y tres hombres entre muertos y heridos, Acampó en las lomas de San Pablo, donde halló víveres y se dispuso a marchar al día siguiente para Golondrinas (37).


Diciembre 25.

Aprehensión y fusilamiento de Lindoro Cajigas en Acambayo El comandante Barriga lo aprehendió en una casa del pueblo donde estaba escondido y lo llevó a la plaza para fusilarlo en forma; pero luego que lo vieron los soldados que estaban en la plaza, poseídos de cólera se fueron sobre él y lo mataron a balazos (38).


Diciembre 26.

Salida del ministro inglés Wyke, de México para Veracruz.


Diciembre 27.

Acción de Aguacapan, ganada por Rojas a Lozada. Rojas, el 27, avanzaba de Tepic en combinación con la brigada de Corona, con parte de la 1a. y 2a. brigadas, hacia Golondrinas; en el camino tuvo noticias de que el enemigo estaba en Aguacapan, y a las once del día se dirigió a este punto; dos horas después atacó las elevadas posiciones fortificadas que ocupaban los indios, y venciendo las dificultades de lo escabroso del terreno, pudo hacer a los indios que se replegaran; pero éstos, de antemano tenían preparada una cerca de piedra con un foso delante, y allí se hicieron fuertes. Mandó Rojas ocupar esa posición, hizo avanzar sus infanterías a paso veloz; pero no fue posible rebasarla y tuvo en este ataque ciento treinta y seis bajas, entre muertos, heridos y dispersos. En la noche abandonaron el punto y pasaron el río. El treinta salió Ogazón de Tepic para la sierra; en Aguacapan encontró ya reunidas las fuerzas de Corona a las de Rojas, que habían penetrado a la sierra por diferentes caminos. El treinta y uno marchó toda la división en busca del enemigo, lo avistó a las cinco leguas, y antes de atacarlo, ofreció indulto para todos, y los principales jefes ofrecieron conferenciar en Golondrinas el día siguiente para arreglar las bases de sumisión (39).


Diciembre, fines.

Viaje y visita de Gutiérrez de Estrada a Maximiliano en Miramar. Dice Arrangoiz: Gutiérrez de Estrada encontró a los archiduques enteramente decididos a ir a México, muy dedicados a la Historia de aquel país (40) y al español (41), que Maximiliano no poseía tan bien como la archiduquesa, cuya señora tenía facilidad extraordinaria para aprender idiomas. Quedó encantado de la piedad y la devoción de SS. AA. (Sus Altezas) el señor Gutiérrez de Estrada.


Diciembre.

Palabras muy notables que Joaquín Francisco Pacheco, ex embajador de España en México, dijo al concluir un discurso en el Senado de Madrid:

Hoy, aquí, en este momento solemne, juro a Dios y al mundo, juro por mi salvación y por mi honra, que he cumplido en México; que estoy satisfecho en el fondo de mi conciencia de haber cumplido como español y como caballero (42).



NOTAS

(1) Este era esposo de la señora Josefina Ocampo, hija natural de don Melchor.

(2) Yo vi esa entrada desde uno de los balcones de la casa de la señora doña Merced Flores, viuda de Serrano, en la calle 3a. de San Francisco. En la última carretela descubierta, en el asiento de atrás, iba Juárez con pantalón, chaleco, levita, corbata y sombrero alto negros, sin ninguna insignia, apoyado con las dos manos en su bastón, y en el asiento de adelante iban Ocampo y Fuente. En la penúltima carretela iban González Ortega, Prieto, Ramírez y Llave.

(3) El mismo día 11 Prieto nombró oficial mayor a José María Iglesias y oficial segundo a Ignacio Mariscal, nativo de la ciudad de Oaxaca, hoy ministro de Relaciones.

(4) Presbítero Vicente de Paul Andrade, notas a las Noticias de México por Sedano, tomo 1°, pág. 186.

(5) El Debate, periódico de Guadalajara, núm. 15 del 5 de diciembre de 1891, artículo del muy inteligente y fidedigno señor Manuel Cambre, custodio del archivo de gobierno de Jalisco, quien ha publicado muchas noticias históricas interesantes, tomándolas de los documentos originales existentes en el archivo.

(6) El señor Verea no fue desterrado por las agencias de algunos prohombres del partido liberal; pero quiso ir con sus hermanos a Roma, a pedir al Santo Padre un obispo auxiliar, porque no podía administrar bien su diócesis en razón de ser muy vasta, y arreglar personalmente muchos negocios eclesiásticos, que se habían hecho muy difíciles con motivo de las Leyes de Reforma. Iban en cuatro diligencias. En una iban los señores Clementi, su auditor, monseñor Ernesto Colognesi, Garza, Munguía, Pacheco, Barrio y José María Covarrubias, canónigo de la metropolitana, secretario del señor Garza. En otra iban los señores obispos Espinosa, Barajas, Verea y Madrid, el doctor Ignacio García, deán de la catedral de Guadalajara, primo del señor Espinosa y tío abuelo del ministro Isidro Díaz, fray Francisco de la Concepción Ramírez, indio nativo de León de los Aldamas, monje del ex convento de Guadalupe de Zacatecas y familiar del señor Verea y el abogado Ignacio Barajas, sobrino carnal del señor obispo (vive en San Luis Potosí). En las otras diligencias iban otros familiares de los 9 dignatarios, entre ellos un andaluz llamado Manuel Esquino, que estuvo en muchas ciudades de la República y fue muy conocido en ella. Después de haber salido de Córdoba y caminado algunas leguas, se volcó la segunda diligencia y no hubo novedad; a poco rato se volvió a volcar y se lastimó una costilla el señor Barajas, por ser endeble y haber caído sobre él el señor Verea, que era corpulento. Entonces convinieron los señores obispos que iban en dicha diligencia en volverse a Córdoba y detenerse allí algún tiempo para la curación del señor Barajas. El señor Espinosa ya no quiso montar en la diligencia y anduvo bastante a pie, acompañado por su secretario Arias y Cárdenas y su familiar Parra (después monseñor), hasta que lo encontró un rico, conoció que era obispo, metió a los tres en su coche y los condujo a Córdoba.

(7) Antonio Villa y Cosío, español, a quien conocí y traté.

(8) El gobernador Gutiérrez Zamora libró orden al jefe político de Córdoba, para que dijera a los señores obispos que se detuvieran allí hasta que calmase la exaltación del pueblo, y a las dos semanas, estando ya aliviado el señor Barajas, continuaron su camino a Veracruz, en donde no tuvieron novedad. Cuando, pues, Pacheco dijo: los cinco obispos mexicanos que venían desterrados, se entiende el obispo que ya había llegado a Veracruz y otros que se esperaban; y en cuanto al número cinco padeció un olvido, porque el señor Verea no iba desterrado o sea que dicho embajador no quiso entrar en explicaciones y detalles. El día de las pedradas estaba yo en el mismo puerto, bastante enfermo en un hotel, por lo que no pude embarcarme para hacer mi tan deseado viaje a Europa, sino que con algunos trabajos me volví a México, en donde estuve en cama más de un mes, asistido por el doctor Ignacio Torres, y hasta 1867 pude realizar mi viaje.

(9) Hacia el 25 de enero llegó Miramón a Veracruz, y disfrazándose de marino francés, se refugió en el buque francés Mercure. Sabido esto por el capitán del buque inglés Valorous, le pasó oficio al capitán del Mercure, pidiéndole que, según el derecho de gentes, entregase al siervo de Dios Miguel a las autoridades de Veracruz, para que fuese procesado por el robo de Capuchinas; el capitán del Mercure contestó que no lo podía entregar por prohibírselo el derecho de gentes, y Miramón se trasbordó al Velasco, donde estuvo más seguro.

(10) Suerte de los señores obispos mexicanos durante la época de Reforma: El señor Garza se quedó en la Habana y residió en una población de la isla de Cuba. El señor Labastida residió en Roma, a excepción de un corto tiempo en que visitó la Tierra Santa y otro corto tiempo que estuvo en Miramar. El señor Munguía residió en Roma, a excepción de un corto tiempo que estuvo en París y unos cuantos días en Miramar. Los señores Espinosa y Barajas residieron en Roma, a excepción de un corto tiempo que estuvieron en Barcelona y otra temporada que estuvieron en París. El señor Verea residió en Roma, a excepción de un corto tiempo que empleó en su viaje a Tierra Santa (juntamente con el señor Labastida y los dos se bañaron en el Jordán), y otro corto tiempo en que hizo viaje a Bohemia a visitar el cuerpo de San Juan Nepomuceno. El señor Madrid residió en San Antonio de Béjar, a excepción de una temporada que vivió en Monterrey por la protección de Vidaurri, y allí murió. Don Carlos M. Colima, obispo de Chiapas, desterrado por el gobernador del Estado, residió en la limítrofe República de Guatemala. Don Antonio de Zubiría, obispo de Durango, no fue desterrado; mas por librarse de persecuciones vivió mucho tiempo oculto en Cacaria, hacienda de campo en su obispado y allí murió. Don Pedro Loza, obispo de Sonora, desterrado por el gobernador del Estado, residió en San Francisco California. Don Juan Francisco Escalante, obispo in partibus de Anastasiópolis y vicario apostólico de la Baja California, que era octogenario y no tenía más que tres sacerdotes en su vasta diócesis, no fue desterrado. El obispado de Oaxaca, estaba vacante y el mismo año de 1861 don José María Covarrubias, el secretario del señor Garza, fue consagrado en Roma como obispo de Oaxaca. Fray Francisco de la Concepción fue consagrado en Roma obispo in partibus de Caladro y auxiliar del señor Verea en el territorio de Tamaulipas. Para completar el cuadro de los obispos mexicanos, diré que el señor Pardío, monje de la Merced y obispo in partibus de Germanicópolis, estaba suspenso por el Papa porque se había consagrado con no sé qué tropezón y vivía en la capital de México en la vida privada: no fue desterrado. De don José María Guerra, obispo de Yucatán, nada recuerdo. Me ha parecido conveniente presentar, aunque sea en una nota y someramente, el cuadro de todos los obispos mexicanos en la época de Reforma, porque estos detalles son la base para la inteligencia de muchos hechos posteriores.

(11) Cambre, artículo citado.

(12) Artículo del señor Cambre, citado.

(13) Cambre, artículo citado.

(14) Artículo del señor Cambre en El Debate, núm. del 12 de diciembre de 1891.

(15) Márquez, como en 1859 echó a Miramón la culpa de los fusilamientos de los practicantes de medicina y de los paisanos en Tacubaya, en 1861 echó a Zuloaga la culpa del fusilamiento de Ocampo, diciendo que por orden de él lo había ejecutado. Zuloaga lo ha contradicho por la prensa, y según esta regla de nuestro José Fernando Ramírez, autoridad muy competente en la materia: Una de las leyes de la Historia es la verosimilitud", y conforme a otras reglas de la crítica, la presunción respecto del autor del fusilamiento de Ocampo está contra Márquez.

(16) Continuaba su proceso por haberse apoderado de la conducta en Laguna seca.

(17) Esposa del presidente tacubayista:

A los pobres Santos Reyes,
Bisabuelos del Delfín
.

(18) Penetrar en la cárcel y matarlos.

(19) Cuyo redactor en jefe era Aguilar y Marocho.

(20) A pocos días, los 31 presos salieron desterrados a San Francisco, California, y salió también desterrado a la misma ciudad el abogado presbítero Miguel I. Izquierdo, catedrático del Seminario, por una falta de respeto al gobernador Ogazón. Los 32 desterrados volvieron a Guadalajara en los meses de marzo y siguientes de 1864.

(21) Eclesiásticos del obispado de Guadalajara, que fueron muertos por los constitucionalistas en la época de Reforma. El referido Gutiérrez, que había sido cura interino de Mascota y de Ameca, y a la sazón era sacristán mayor de la parroquia de Lagos, aunque hacía mucho tiempo no residía en esta ciudad. Bernabé Pérez, cura de Jocotepec, fusilado por Antonio Rojas en el mismo pueblo. Praxedis García, ahorcado por Rojas en Tonila. Francisco Flores Saucedo, vicario del cura de San Gabriel, degollado por Rojas en Zacoalco. Félix Ojeda, vicario del cura de Tepic, fusilado por el coronel Ramón Corona (después gobernador de Jalisco), en Santiago Itzcuintla, y Juan N. Avalos, vicario del cura de Mascota, fusilado en la misma ciudad por el guerrillero Ignacio Guerrero, vecino de Tapalpa.

(22) Cambre, artículo citado.

(23) El artículo principal del decreto decía así:

Desde la fecha de esta ley el Gobierno de la Unión percibirá todo el producto líquido de las rentas federales, deduciéndose tan sólo los gastos de administración de las oficinas recaudadoras, y quedando suspensos por el término de dos años todos los pagos, incluso el de las asignaciones destinadas para la deuda contraída en Londres y para las convenciones extranjeras.

El monto de esa deuda ... era 82.316,290 pesos, 86 centavos; que se descomponía de esta manera: deuda inglesa 69.994,S42 pesos, S4 centavos; deuda francesa incluyendo el crédito del banquero suizo Jecker, a quien indebidamente patrocinó Dubois de Saligny (1.600,000 pesos de capital desembolsado y 384,000 pesos de interés, calculado al 1 por 100 mensual durante dos años): 2.800,762 pesos, 3 centavos; deuda española: 9.460,986 pesos, 29 centavos". (México a Través de los Siglos, tomo V", pág. 474.)

El que firmo este decreto fue Manuel Ma. de Zamacona (nativo de Puebla), que a la sazón era ministro de Relaciones. Su biógrafo en Los Hombres Prominentes de México, dice que no quería firmar el decreto y que aun trató de renunciar la cartera; pero que Juárez no lo dejó, y que por los razonamientos, instancias y respeto que inspiraba el presidente, firmó el decreto.

(24) El biógrafo de Altamirano en Los Hombres Prominentes de México, dice:

Entre los ásperos collados del Estado de Guerrero se meció la cuna de Altamirano. La humildad de su origen, debió hacer creer a sus padres que el niño estaba destinado a figurar solamente en el número de los más infelices jornaleros, y en este concepto se hizo su educación primaria. Pero bajo la obscura tez del niño indígena, coronada por una hirsuta cabellera, descollaban de entre las negras pupilas los magnéticos rayos de una precoz inteligencia. Sobre su faz angulosa se leía algo que no era común ... Pero si Altamirano merece del imparcial historiador una mención honorífica como soldado y como político, la merece y mucho más por su mérito literario.

(25) Cambre, artículo citado.

(26) Ni la brevedad de unos Anales puede dispensar de algunas notas explicativas. Tal es la necesidad que veo aquí de decir quiénes eran esos tres personajes, sus antecedentes y circunstancias, para la inteligencia de los hechos posteriores, consignados en estos Anales.

Hidalgo era nativo de la capital de México, e hijo de un español, coronel realista en tiempo de la revolución de Independencia. Había desempeñado empleos subalternos en algunas legaciones mexicanas en diversas cortes de Europa.

Gutiérrez de Estrada era abogado, nativo de Yucatán. En octubre de 1840, publicó en la capital de México una Carta, célebre, tratando de probar a todos los mexicanos la necesidad y utilidad de la forma monárquica en México: Carta que excitó contra él tal indignación y persecución, que se ocultó, huyó disfrazado y se fue a Europa, de donde no volvió jamás a México.

En los 21 años que habían transcurrido, había sido ministro mexicano en diversas cortes europeas, no había cesado de suspirar por el establecimiento de la monarquía en México y dos veces lo había procurado en las mismas cortes. La primera fue en 1853, comisionado por el presidente Santa-Anna, y éste, aconsejado por los prohombres del partido conservador, principalmente su ministro de Relaciones Lucas Alamán. La segunda fue en 1858, comisionado por Miramón y Zuloaga, aconsejados por los conservadores. Las dos veces fracasó el proyecto. Hacía ocho años que había muerto Alamán. Este, Gutiérrez de Estrada e Hidalgo, habían sido íntimos amigos y habían mantenido correspondencia epistolar, comunicándose sus deseos de monarquía en México; pero de monarquía precisamente con príncipe extranjero y en manera alguna mexicano. Alamán fue siempre el gran defensor del Plan de Iguala, precisamente porque en él se eligió para monarca de México a Fernando VII, y en su defecto a un príncipe de la casa de Borbón, y en defecto de éste a otro príncipe extranjero, y siempre acérrimo enemigo de Iturbide, porque aunque monarca, era mexicano; modos de pensar y sentimientos que manifiesta, no en una que otra página de su Historia de México, sino a cada paso. Gutiérrez de Estrada era hombre rico y vivía en Roma en el palacio Marescotti. En el tiempo de que hablo, primera mitad de septiembre de 1861, se hallaba en París, adonde había ido por negocio o por paseo; y en vísperas de volverse a Roma recibió cartas que le escribieron de Biarritz, Hidalgo y Almonte, en las que le hablaban del rompimiento de Francia, Inglaterra y España, con México, y de la expedición armada que se preparaba (sucesos que, cosa admirable, ignoraba Gutiérrez de Estrada en París); le decían que había llegado el tiempo del establecimiento de la monarquía en México, a lo que brindaban las circunstancias, y le encargaban que fuese a Miramar a ofrecer la corona a Maximiliano. Recibidas estas cartas, ya no se fue a Roma, sino resolvió permanecer en París, y comenzó a dar en la corte de Napoleón III los pasos conducentes a la realización del gran pensamiento que lo preocupaba hacía tantos años. No quiso ir a Miramar, en parte porque creyó que Maximiliano no aceptaría la corona de un país como México, y en parte porque quiso que fuera a ofrecérsela un personaje que tuviera ante el archiduque de Austria más representación social que él.

Gutiérrez de Estrada tenía a la sazón 60 años.

Almonte era nativo de Michoacán (no se sabe de qué población), y pertenecía a aquella clase que en tiempo del gobierno español se llamaba de castas, como hijo del héroe de la patria, Morelos, y de una india cuyo nombre se ignora, que probablemente era criada de su padre. Había recibido una esmerada educación en los Estados Unidos por encargo de Morelos. Uno de los cargos que la Inquisición hizo a éste fue el que tenía hijos, a lo que contestó con la sinceridad y moderación con que se portó en todo su proceso, que era cierto, pero nunca había sido escandaloso, palabra con la que dio una bofetada sin mano a muchos monjes y curas. Respecto de algunos canónigos, estaban en el mismo predicamento que él. Otro de los cargos que se le hizo fue el de haber enviado a educar a su hijo en un país protestante como los Estados Unidos, a lo que contestó que lo había hecho porque en México no había un colegio de educación a la altura de las luces del siglo, y que lo había enviado a un colegio católico. Almonte tenía muy buen talento y buena instrucción en algunos idiomas y otros ramos científicos modernos, y en las épocas anteriores había sido eminente republicano y había desempeñado altos empleos de la República, dentro y fuera de ella. En octubre de 1840 era ministro de la Guerra y fue uno de los principales perseguidores de Gutiérrez de Estrada.

(27) La célebre María Teresa y Francisco I, emperadores de Alemania, tuvieron 16 hijos, de los que más notables fueron José II, Leopoldo II y la desgraciada María Antonieta, esposa de Luis XVI. José II murió sin hijos y le sucedió Leopoldo II. Este fue padre de Francisco II de Alemania y I de Austria. Este fue padre de la célebre María Luisa, segunda mujer (o mejor dicho concubina) de Napoleón I y de Fernando I de Austria. Este fue padre de Francisco José y Francisco Carlos, archiduque de Austria, y Francisco Carlos y la archiduquesa Sofía, hija de Maximiliano I rey de Baviera, fueron padres de Francisco José II, actual emperador de Austria, y de Fernando Maximiliano.

Este nació el día 6 de julio de 1832 en el palacio de Schoenbrun, cerca de Viena, y en 1857 casó con la princesa María Carlota Amalia, que tenía 17 años y es hija de Leopoldo I, rey de Bélgica y de la princesa María Luisa Teresa de Orleans hija de Luis Felipe rey de Francia. Maximiliano era alto, esbelto, muy blanco, de ojos grandes y azules y cabello y larga barba rubios. Carlota era alta, de ojos negros, grandes y vivos, frente despejada, pecho levantado y mirada y continente majestuosos. De las cualidades intelectuales y morales de uno y otra, hablaré cuando haya referido algunos hechos suyos en México. Vivían en Miramar, que era un palacio bellísimo a una legua de Trieste, edificado en un promontorio en el mar Adriático. Maximiliano, en su juventud, había viajado mucho y compuesto un libro intitulado Recuerdos de un Viaje y algunos folletos. También Carlota había viajado bastante y compuesto un opúsculo sobre viajes.

(28) La propuesta del conde Rechberg no tenía en contestación más que un sí o un no. En mi humilde juicio, un hombre de talento político habría pronunciado el no. En el jugó Maximiliano cuanto tiene un hombre y un príncipe: los bienes, la esposa, la vida y el honor ante la posteridad. Los historiadores y políticos, tratando del gobierno de Maximiliano en México, discurren largamente y se dividen en opiniones, diciendo:

El mal estuvo en esto, el mal estuvo en estotro; si Maximiliano hubiera hecho tal cosa, si hubiera hecho tal otra. Por ejemplo dice Zamacois: El mal estuvo en que Maximiliano no se formó un ejército mexicano, sino que antes desterró a los principales jefes como Márquez y Miramón, y al salir los franceses se encontró sin ejército. Cada uno tiene su cabeza y sus modos de pensar, y a mí me parecen estos razonamientos semejantes a este: Si el ratón que estaba dentro de la ratonera, hubiera roto uno de los alambres o se hubiera salido por el agujero por donde entró, se habría salvado. Maximiliano, sin ejército mexicano, quedaba en manos de Juárez; y Maximiliano, con ejército mexicano, habría sido echado abajo por causa de las Leyes de Reforma, por Miramón, Márquez, Zuloaga, Mejía, etc., como habían echado abajo a Comonfort; y si no daba las Leyes de Reforma, se iban los franceses. Mi opinión es que el mal estuvo en el . Con este primer hecho se enlazó forzosamente un segundo hecho; con el segundo un tercero, etc., etc., constituyendo, según la rigurosa lógica y filosofía de la historia, una cadena imposible de romper, cuyo primer eslabón fue ese y cuyo último eslábón fue el Cerro de las Campanas. Una vez diciendo , tuvo que marchar a México; una vez en México, el mundo se le vino encima y tuvo que sostener la corona luchando con inmensas dificultades; y traído a una extremidad, su honor le exigió marchar a Querétaro y sepultarse en los escombros de su imperio, como se lo dijo su noble madre la archiduquesa Sofía. Ese es de aquellos hechos que en la historia se llaman capitales, porque son fecundísimos en reflexiones; pero yo no quiero ni puedo hacerlas en unos Anales, sino consignar únicamente los hechos, a excepción de una que otra brevísima apreciación, por vía de nota, que está pidiendo lo palpitante del asunto.

(29) Y la ex reina Amalia, viuda de Luis Felipe y abuela de Carlota.

(30) Como se verá después, Arrangoiz fue el mexicano que trató más a Maximiliano en Europa, pues aun vivió en familia con él, y por lo mismo su testimonio acerca de los hechos anteriores y otros semejantes, tienen mucho peso. Y digo semejantes, porque no tienen la misma fuerza las apreciaciones del mismo historiador acerca de los hechos del gobierno español y otros de la misma naturaleza, en razón de haber sido alamanista.

(31) Santibáñez, obra citada, tomo 2., pág. 11.

(32) Conocí a Santa-Anna, a Miramón, Márquez, Aguilar y Marocho, Maximiliano, Carlota, Bazaine, José Fernando RamÍrez, el padre Miranda y a innumerables personajes conservadores y liberales notables en la época de Reforma y en la del Segundo Imperio; y a muchos, no sólo los conocí, sino que los traté bastante, como al señor arzobispo Labastida. al señor arzobispo MunguÍa, al señor obispo Barajas, etc.; pues siendo yo ya cura al tiempo de la proclamación del Plan de Ayutla y habiendo viajado bastante, ya se entiende que conocí personalmente a muchos de los hombres de que hablo en estos Anales.

(33) El que más influyó en el Congreso y en el Gabinete de Madrid para que se mandase una expedición contra México, fue Joaquín Francisco Pacheco.

(34) Cambre, artículo citado.

(35) Cambre, artículo citado.

(36) Vélez había profesado siempre los principios conservadores y los profesaba cuando se acogió a la amnistía; pero desde que se atacó a la Independencia de su patría, se retiró de las filas de los conservadores e imperialistas a la vida privada, en la que vivió en la capital de México hasta enero de 1867, en que tomó las armas contra los franceses.

(37) Cambre, artículo citado.

(38) Algunos historiadores han confundido a Acambay, pueblo en el municipio de Jilotepec, Estado de México, con Acámbaro, ciudad del Estado de Michoacán.

(39) Cambre, artículo citado.

(40) La de Lucas Alamán.

(41) El que les daba lecciones de español era fray Tomás Gómez, monje franciscano español, que Maximiliano había hecho llevar de España y lo había nombrado capellán de Carlota. Con este oficio vino a México con el archiduque y vivió con él en familia hasta que vio que iba a caer el Imperio: entonces se volvió a España.

(42) Discurso que publicaron los periódico de México. Pacheco, movido principalmente por el resentimiento a consecuencia del destierro que había sufrido de México, era el español que había tomado más empeño en que se formalizara la intervención española en México, y habiéndose ésta realizado, y estando ya la escuadra española en México, dijo que estaba satisfecho, es decir, que estaba vengado.

Índice de Anales mexicanos de Agustín RiveraANALES DE LA REFORMA - AÑO 1860ANALES DE LA REFORMA - AÑO DE 1862Biblioteca Virtual Antorcha