Índice de Anales mexicanos de Agustín RiveraANALES DE LA REFORMA - AÑO 1858ANALES DE LA REFORMA - AÑO DE 1860Biblioteca Virtual Antorcha

ANALES DE LA REFORMA

1859

Agustín Rivera


Enero 2.

Conforme al Plan de Navidad, una junta de notables en la capital de México, nombró presidente a Miramón.


Enero 10.

Voló gran parte del Palacio de Gobierno de Guadalajara, a consecuencia de haberse incendiado el parque por casualidad. Miramón y Márquez, que estaban dentro, salieron ilesos, descolgándose por un balcón por medio de sogas. Miramón marchó luego a México.


Enero 24.

Miramón renunció la presidencia y restituyó en ella a Zuloaga.


Enero 31.

Decreto de Zuloaga nombrando a Miramón Presidente de la República substituto, cargo que éste aceptó.


Enero.

Se celebraron honras fúnebres al general José María Blancarte en el templo del Hospital de Belén, Guadalajara, con asistencia del gobernador Woll y de otras muchas autoridades públicas (1).


Febrero 16.

Decreto draconiano de Márquez. Artículos más notables:

1° Serán considerados como enemigos del orden y tranquilidad pública, los que viertan especies de cualquiera clase que sean, respecto de las gavillas de constitucionalistas o bandidos y sus amagos sobre las poblaciones, así como también los que atribuyan al Superior Gobierno del Departamento o Supremo de la nación, órdenes o providencias que no hayan dictado ni ejecutado, o que se ocupen de interpretar, explicar o comentar las que efectivamente hayan tenido caso.
Art. 2° Los comprendidos en el anterior artículo, sufrirán la pena de ser pasados por las armas irremisiblemente, y que será ejecutada dentro de las veinticuatro horas desde la justificación del hecho en que hayan incurrido.
Art. 3° Todos aquellos que por la opinión pública o por datos ministrados por la policía sean calificados con la nota de conspiradores contra el orden legal y que formen reunión, corrillo o junta de dos o más personas, con cualquier asunto que traten, por el mismo hecho incurren en pena capital.
Art. 4° Esta pena será ejecutada dentro de las veinticuatro horas contadas desde la aprehensión de los culpables, y con sólo la justificación: primero, del hecho de haber concurrido a junta, corrillo o reunión en los términos que prohíbe el anterior artículo; segundo, de reportar previamente la nota de conspirador, por fama pública o por datos ministrados por la policía, sin lugar a la práctica de ninguna otra diligencia ...
Dado en Guadalajara, a 16 de febrero de 1859.
Leonardo Márquez.
Remigio T ovar, Secretario del Despacho.


Marzo 23.

Ocupación de San Luis Potosí por el jefe constitucionalista Eulalio Degollado (2).


Marzo, fines.

Miramón, después de atacar algunos días a Veracruz, levantó el sitio y se volvió a México, en parte porque conoció que no tenía elementos para tomar aquella plaza, y en parte por ir en defensa de México, amagada por Degollado.


Abril 19.

El general Pedro Ampudia tomó a Coscomatepec (a 5 leguas de Córdoba), hizo prisionero entre otros a Francisco Ortega, cura de Zacapoaxtla, y lo fusiló en el mismo día.


Abril 3.

Toma de Mazatlán por el general constitucionalista Ignacio Pesqueira y su subalterno el general Esteban Coronado; plaza que defendían el general José Inguanzo y su subalterno el general Márquez de León (3).


Abril 6.

Reconocimiento del gobierno de Juárez por los Estados Unidos, recepción oficial del ministro Mac-Lane por Juárez, y circular del ministro de Relaciones Ocampo a los gobernadores de los Estados que reconocían a Juárez, dándoles a conocer este hecho (4).


Abril 11.

Acción de Tacubaya, ganada por Leonardo Márquez y sus subalternos los generales Tomás Mejía, Francisco A. Vélez y Agustín Zires (5) al general Degollado y su subalterno Felipe B. Berriozábal. Miramón llegó a México cuando acababa de pasar la acción, e inmediatamente envió a Márquez esta orden:

General en Jefe del Ejército Nacional.

Exmo. señor:

En la misma tarde de hoy y bajo la más estrecha responsabilidad de V. E., mandará sean pasados por las armas todos los prisioneros de la clase de oficiales y jefes, dándome parte del número de los que les haya cabido esta suerte.

Dios y Ley
México, abril 11 de 1859.
Miramón.

Márquez extralimitó la orden, fusilando también a dos jóvenes liberales, practicantes de medicina, que habían ido al campo de batalla a prestar sus socorros a los heridos, y fusilando, además, a algunos paisanos. Dichos practicantes fueron Juan Díaz Covarrubias, de 19 años, poeta y novelista, e Ildefonso Portugal, sobrino del obispo de Michoacán (6).


Abril 14.

Toma de Colima por Pedro Ogazón.


Abril 27.

Ocupación de Morelia por Márquez.


Abril 28.

Recepción oficial de José María Mata en Washington, como ministro plenipotenciario de Juárez.


Mayo 6.

Muerte del barón de Humboldt en Berlín, a la edad de 90 años.


Mayo 9.

Decreto de Degollado derogando el de 30 de octubre anterior, por el que había puesto a Rojas fuera de la ley. Este del día 9, por el que rehabilitó a dicho bandido, alegando que su ayuda como coronel era necesaria en aquellas circunstancias, ha sido reprobado por historiadores conservadores como Zamacois, y por liberales como Vigil.


Mayo 15.

Coronación de Márquez en Guadalajara por el triunfo y asesinatos en Tacubaya. El periódico oficial El Examen refirió de esta manera dicha coronación:

Llegó S. E. con las comisiones hasta el arco de San Francisco: bajaron todos de los coches y se incorporaron con las corporaciones, empleados, etc., que esperaban allí, y a pie caminaron, pasando por bajo el magnífico arco de triunfo colocado en la misma calle. Allí, una comisión de cuatro niñas lujosamente vestidas, salió a encontrar a S. E. y le presentó una corona de laurel de oro puro, hábilmente cincelada, la cual le fue puesta sobre las sienes, diciendo: El valor conquista los laureles; y otra niña le prendió en la casaca una cruz de oro con una corona de lo mismo, en la extremidad superior, diciendo: La Cruz inspira el valor; S. E. les dio las gracias con toda urbanidad, y se retiró la comisión de niñas para hacer lugar a la del I. Ayuntamiento, que se acercó en aquella oportunidad, a presentarle un bastón con borlas negras y puño de oro cincelado, con un cerco de brillantes y un topacio en el centro, con estos motes en hermosas letras góticas: La ciudad de Guadalajara, al Exmo. señor general don Leonardo Márquez, vencedor en Tacubaya. 1859. El presidente de la comisión, le dijo: El municipio de Guadalajara da a V. E. la bienvenida y lo felicita por el brillante hecho de armas con que ha añadido un laurel más a la corona de gloria que adorna ya las sienes de V. E. Para perpetuar el recuerdo de esa victoria, en prueba de adhesión y respeto, la ciudad ofrece a V. E. este bastón, símbolo de la autoridad que tan dignamente ejerce, y como prenda de la recta justicia, con que ha administrado al Departamento de Jalisco, promoviendo sin descanso su engrandecimiento moral y material. S. E. contestó en términos convenientes, y continuó la comitiva en medio de una lluvia de .flores, coronas y de versos arrojados por los balcones. Llegó a la matriz, en cuya puerta, como de costumbre, una comisión del venerable cabildo recibió al E. señor Márquez, y colocado en el lugar preferente se le puso sobre el cojín al frente la corona de oro que en su tránsito se le había ofrecido. Se cantó en seguida un solemne Te-Deum, en medio de una concurrencia numerosísima que llenaba las anchas naves de la catedral. Concluido, vino el Ilmo. señor obispo y el venerable cabildo a dar la bienvenida, y desfiló la comitiva por la misma calle por donde había venido, hasta la casa donde se hallan hoy provisionalmente situadas las oficinas del gobierno; allí, en el salón principal, se recibieron al mismo Ilmo. señor obispo que llegó a visitar al Exmo. señor general y las demás comisiones del ilustre Ayuntamiento, Tribunal de Justicia, colegios Seminario y Clerical, etc., etc. Cada corporación o personaje pronunció un pequeño discurso, que fue contestado oportunamente por el Exmo. señor general Márquez (7).


Junio 16.

Decreto de Jesús González Ortega, gobernador de Zacatecas, en el que, después de prodigar en su Art. 1° la pena de muerte contra los conspiradores, dijo en su Art. 2°:

Sufrirán igual pena los eclesiásticos que, ante uno o más testigos, exijan retractación del juramento de la Constitución de 1857, o se presten voluntariamente a recibirla; los que se nieguen a administrar los sacramentos, con motivo de dicho jUramento o de la observancia de la ley de 25 de junio de 1856.

En el Art. 4°, dijo:

Serán considerados como conspiradores y sufrirán también la pena de muerte, los individuos que, haciéndose cómplices de los delitos del clero, se presten voluntariamente a servir de testigos para los actos de retractación del juramento del citado código fundamental de la República.


Julio, principios.

Manifiesto de Juárez anunciando que iba a dar las Leyes de Reforma y los motivos de ellas (8).


Julio 12.

Ley de extinción de órdenes monásticas y nacionalización de bienes eclesiásticos (9).


Julio 19.

Denuncia que la Comandancia Militar de Guadalajara hizo al señor obispo, de que once sacerdotes eran conspiradores contra el gobierno. El señor Cambre, en su obra citada, pág. 309, dice:

La Comandancia Militar de Guadalajara, con fecha 19 (de julio de 1859), manifestó al señor obispo de la diócesis, que la prefectura tenía datos de que varios eclesiásticos, así seculares como regulares, residentes en dicha ciudad, tomaban parte más o menos directa en las maquinaciones de los liberales, ya formando juntas clandestinas, ya recibiendo comunicaciones de los constitucionalistas, ya asociándose con los conspiradores y vertiendo especies alarmantes; que esos eclesiásticos eran los siguientes: doctor don Fernando Díaz García (prebendado), licenciado don José Luis Verdía (canónigo), doctor don Agustín Rivera, doctor don Manuel Escobedo, cura don Norberto Guerrero, cura don Ignacio Castro, presbítero don Antonio Sánchez, presbítero don N. Delgadillo, fray Guádalupe Muro, fray Macedonio Benítez y fray Rosa Angel. Contestó el obispo don Pedro Espinosa que estaba muy al tanto de la buena conducta de los inculpados eclesiásticos señores Escobedo, Guerrero, Castro y Sánchez; que en cuanto a los demás, ya dictaba las providencias propias del caso (10).


Julio 23.

Ley sobre matrimonio civil.


Julio 28.

Ley sobre el estado civil.


Julio 29.

Pastoral del señor arzobispo Garza, en la que, refiriéndose a las leyes dadas por Juárez en el mismo mes, dijo: Amagos y proyectos son, y no otra cosa, por la ninguna autoridad que aun en lo puramente civil tienen los que los han hecho (los decretos) y los firman, por más que usurpen y se den a sí mismos los nombres que tienen las autoridades verdaderas y legítimas.


Julio 31.

Ley sobre secularización de cementerios.


Agosto 3.

Decreto de Juárez suprimiendo la Legación Mexicana en Roma.


Agosto, principios.

Exclaustración de los monjes de Guadalupe de Zacatecas por González Ortega, gobernador del Estado.


Agosto 11.

Ley sobre días festivos civiles, estableciéndose que no lo fueran más que los domingos y los siguientes: El día de Año Nuevo, el jueves y viernes de la Semana Mayor, el Jueves de Corpus, el 16 de Septiembre, el 1° y 2 de noviembre y los días 12 y 25 de diciembre.

El señor arzobispo y los señores obispos protestaron contra las leyes llamadas de Reforma.

Administración de Rentas del Distrito.

Su Excelencia el señor ministro de Hacienda don Gabriel Sagaseta, en comunicación oficial fecha de hoy, me ha transmitido una orden suprema del Excmo. señor general de división, don Miguel Miramón, relativa al establecimiento de una oficina especial encargada de recibir de las corporaciones y comunidades eclesiásticas las alhajas y otros objetos preciosos que deben entregarse al gobierno para subvenir a las urgentes necesidades del momento. Esta decisión ha sido aprobada por su Ilma. el señor arzobispo de México, y el gobierno ha designado la Administración Principal de Rentas del Distrito como el lugar a donde deba hacerse esta importante remisión. En consecuencia, tiene usted que ejecutar inmediatamente las siguientes disposiciones:

La entrega de las alhajas y piedras preciosas se hará directamente en esta Administración Principal de Rentas del Distrito, según factura, en la cual se indique la calidad de los objetos entregados, el número de piedras preciosas, sus nombres, tales como brillantes, esmeraldas, perlas, rubíes, etc., y, si es posible, el peso de cada una de ellas, si son grandes o pequeñas, etc.

Recomiendo a usted también que envíe los objetos de oro y plata a la Casa de Moneda con el mayor secreto posible, y que con el mismo me envíe las alhajas, a fin de evitar que los enemigos del Supremo Gobierno comenten esta medida a su manera, desnaturalizando la legalidad de este acto, que es perfecta, puesto que ha recibido la autorización del Ilmo. arzobispo de México.

Lo que comunico a usted a fin de que tome sus disposiciones para que se ejecuten las órdenes contenidas en la presente circular, de la cual me acusará usted recibo.

Dios y Ley.
México, 21 de agosto de 1860.
Firmado, Ignacio de la Barrera.


Agosto 23.

Protesta del cabildo eclesiástico de Guadalupe contra las leyes llamadas de Reforma, en la que dijo, entre otras cosas:

Hoy, si reprueba este venerable cabildo, como es de su imprescindible deber, esas llamadas leyes de Veracruz, anhela ardientemente por que a esas muchedumbres que las sostienen, se les brinde con aquella paz que en la época no muy lejana del virrey Apodaca, redujo la terrible insurrección a los estrechos límites del sur de nuestra metrópoli (11).


Septiembre, mediados.

Rompimiento entre Degollado y Vidaurri. Aquél destituyó a éste de todo mando político y militar, nombró al general José Silvestre Aramberri para que lo substituyera, y mandó al mismo Aramberri que aprehendiera a Vidaurri y se lo remitiera al cuartel general; y Vidaurri declaró fuera de la ley a Degollado, a Aramberri y a todos los jefes que siguieran la causa de Degollado. De los jefes del Norte, Aramberri, Miguel Blanco y todos los demás siguieron la causa de Degollado, a excepción de uno que otro, como Zuazua, que siguió la causa de Vidaurri, Juárez aprobó la conducta de Degollado.


Septiembre 25.

Pronunciamiento del general Ignacio Zaragoza en Monterrey, desconociendo toda autoridad de Vidaurri en los Estados de Nuevo León y Coahuila. Vidaurri y Zuazua pidieron al gobierno de Nuevo León su pasaporte para el extranjero; se les concedió, y residieron bastante tiempo en Texas.


Septiembre 26.

Tratado Mon-Almonte, llamado así porque fue celebrado en París entre Alejandro Mon, ministro de Isabel II, y Juan N. Almonte, ministro de Zuloaga. Sus artículos fueron dos: 1° Ratificación del Convenio de 1853, por el que el gobierno de Santa-Anna se obligó a pagar a España una suma de muchísima consideración por deudas atrasadas. 2° Obligación del gobierno de Zuloaga de pagar a España otra cantidad de consideración por los asesinatos de españoles en San Vicente y San Dimas. Isabel II y Zuloaga ratificaron el tratado; pero Juárez no lo aprobó y declaró traidor a Almonte, por lo que no tuvo efecto.


Septiembre 29.

Aurora boreal.


Octubre 27.

El gobernador Márquez tomó en Guadalajara $600,000 de una conducta de platas a San Blas.


Noviembre 2.

Orden del presidente Miramón reprobando la acción de Márquez, y mandándole que restituyese los 600,000 pesos.


Noviembre 5.

Ocupación de Oaxaca por el general Marcelino Cobos.


Noviembre 5.

Toma de Tepic por el bandido Lozada. En la acción el general Esteban Coronado recibió una herida grave en una pierna, se le amputó y pocos días después murió.


Noviembre 13.

Acción de Estancia de las Vacas, rancho distante cerca de dos leguas de Querétaro, ganada por Miramón a Degollado y sus subalternos los generales Manuel Doblado, Miguel Blanco y José María Arteaga (12) y el coronel Julián Quiroga. Al lado de Miramón se hallaba su ministro de Justicia el abogado Isidro Díaz (13).


Noviembre 19.

Llegada de Miramón a Guadalajara. Con su acostumbrado valor se fue de Estancia de las Vacas a Guadalajara en la diligencia, con su ministro Díaz y dos ayudantes.


Noviembre 20.

Miramón destituyó a Márquez del cargo de gobernador del Departamento por el robo de la conducta, lo puso preso (14) y nombró gobernador y comandante al general Pedro Espejo.


Noviembre 24.

Leonardo Márquez salió de Guadalajara para México.


Diciembre 1.

Tratado MacLane-Ocampo, llamado así porque fue celebrado en Veracruz entre MacLane, ministro de los Estados Unidos, y Ocampo, ministro de Relaciones de Juárez. Por él se concedió a los norteamericanos el derecho de transitar libremente por el Istmo de Tehuantepec y por otras zonas, mediante cierta cantidad de dinero. Este tratado fue ratificado por Juárez; pero no por el gobierno de Washington, por lo que no tuvo efecto.


Diciembre 24.

Acción de Tonila, conocida también con el nombre de la Albarrada, ganada por Miramón y sus subalternos general José María Moreno, general José Quintanilla, coronel Tomás O'Horan y el coronel Amado Antonio Guadarrama, al general Juan N. Rocha y sus subalternos general Leandro Valle, general Manuel García Pueblita y coronel Antonio Rojas (15).


Diciembre 26.

Asesinato del coronel Miguel Cruz Aedo en Durango, por los soldados de su batallón en un motín ocasionado por desavenencias con González Ortega (16).


Diciembre 26.

Asesinato del general constitucionalista Juan N. Rocha, por unos conservadores vecinos de Pihuamo (Estado de Colima), en el rancho de la Piedraimán, a dos leguas de distancia del referido pueblo.


Diciembre 29.

Fiesta solemne en la catedral de Guadalajara en honor de Miramón. El periódico El Examen, después de nombrar a las autoridades públicas que formaban la comitiva de Miramón, dice:

Se dirigió con esta comitiva numerosa al Palacio Episcopal, donde está alojado el Excmo. señor presidente; y habiendo salido luego S. E. en unión del Excmo. señor ministro de Estado, se dirigieron por entre una valla de tropa a la Santa Iglesia Catedral, donde recibieron a S. E. bajo vara (17) y palio, una comisión del venerable cabildo eclesiástico, que le hizo entrar por la puerta mayor, honor que sólo se dispensa a los presidentes de la República. Al atravesar la nave principal de la iglesia y caminando hacia el altar, el coro cantó los siguientes versículos, cuya traducción debemos a la bondad de un señor eclesiástico:

Puse mi protección sobre el Poderoso y exalté al elegido de mi pueblo.
Encontré a David mi siervo, lo ungí con mi óleo santo
(18) , porque mi mano lo auxiliará.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Porque mi mano lo auxiliará.
Llegó S. E. y ascendió las gradas del presbiterio, hincando ambas rodillas frente al altar mayor, y entonces siguió la salmodia:
Preste. Salva, Señor, a nuestro presidente.
Coro. Que espera en ti, ¡oh Dios mío!
Preste. Envíale, Señor, auxilio de lo alto.
Coro. Y desde Sión protégelo.
Preste. En nada ofenderá el enemigo.
Coro. Y el hijo de iniquidad no le dañará (19).

Preste. Haya paz en tu fortaleza.
Coro: Y abundancia en tus torres.
Preste. Escucha, Señor, mi oración.
Coro. Y llegue a ti mi clamor.
Preste. El Señor sea con vocotros.
Coro. Y también con tu espíritu.

OREMOS

¡Oh Dios a quien todo poder y dignidad obsequia rendido, da a este siervo tuyo presidente nuestro Miguel, próspero efecto de su dignidad, en la cual siempre te respete, y se empeñe siempre en guardarte. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén (20).



NOTAS

(1) El orador, que fue fray Ignacio de J. Cabrera, tomó por texto estas palabras de San Pablo: Omni bus omnia factus sum ut omnes facerem salvos: Me he hecho todo para todos, para hacer salvos a todos, aplicándolas a Blancarte. ¿Y podrá darse mayor gerundiada? En el cuerpo del sermón (que he leído impreso), se propuso probar largamente que Blancarte había sido ¡semejante a Moisés!, y dijo un atajo de disparates. Y por haber hecho en dicho sermón los constitucionalistas el papel de filisteos, y por otros hechos del padre Cabrera, a fines de 1860, a poco tiempo que se restableció el gobierno constitucional en Guadalajara, fue desterrado a los Estados Unidos, y vivió allá una temporada. Con frecuencia leía yo en los periódicos de Guadalajara artículos de gacetilla, como este: En la función H. va a predicar el famoso orador fray Ignacio de J. Cabrera, y me admiraba, porque le oí predicar varias veces, y he leído bastantes de sus sermones, y siempre fue un gerundio.

(2) No era pariente de don Santos.

(3) Este glorioso hecho de armas acabó con la reacción en Occidente. (México a Través de los Siglos).

(4) Mac-Lane en su arenga dijo a Juárez: Confío elrque la administración de V. E. en los asuntos públicos de su patria, sea distinguida por la perfección y consolidación de aquellos grandes principios de libertad constitucional que forman los elementos fundamentales de la verdadera libertad ... El patriotismo ilustrado y el vivo anhelo de V. E. por dichos principios, son altamente reconocidos así por e! pueblo como por el gobierno de los Estados Unidos.

(5) Esos cuatro fueron los generales reaccionarios, según la narración de El Tiempo, el primero de los periódicos conservadores en México, en la biografía de Zires, número del 2 del corriente (junio de 1894).

(6) Márquez, en un manifiesto que publicó en Nueva York en 1868, dijo: Si el jefe de la nación mandó aplicar la ley a los que se tomaron combatiendo con las armas en la mano, ¿qué tenía yo que bacer en ello? A su vez Miramón, estando para morir, dirigió una carta a una persona respetable, en la que le dijo: Quiero hablar a usted de Tacubaya: tal vez verá usted una orden mía para fusilar; pero esto era a los oficiales, y nunca a los médicos, y mucho menos a los paisanos. En este momento que me dispongo para comparecer ante Dios, hago a usted esta declaración. (Documentos presentados por Zamacois, Historia de México, tomo 15, págs. 208 y 209, y con todo, opina que la responsabilidad de! fusilamiento no la tuvo Márquez sino Miramón).

Retrato de Leonardo Márquez por los de su mismo partido. El conde de Kératry, militar en la expedición francesa en México, en su libro La Elevación y la Caída de Maximiliano dice de Márquez: vigoroso soldado; pero en quien el soldado tenía apetitos de verdugo. (Documento citado en México a través de los Siglos, pág. 539). Zuloaga, en su manifiesto escrito en San Thomas el 20 de julio de 1862, dice de Márquez: el carácter de ese jefe es el más a propósito para convertir en euemigos a los amigos más entusiastas y decididos, y aun para esto no necesita de mucho tiempo, bástale, para conseguirlo pasar de tránsito; su huella se conoce aún a larga distancia; allí donde hay desolación y lágrimas, donde la barbarie se ha cebado en alguna víctima, por allí, sin duda, ha pasado e! general don Leonardo Márquez. (Obra citada, pág. 540.) A la caída del imperio, entre los papeles del archivo del gabinete particular de Maximiliano, se encontraron unos Apuntamientos Biográficos, de los principales jefes imperialistas y de los principales jefes republicanos, hechos de puño y letra de Eloin, y uno de ellos es el siguiente:

Márquez Leonardo, general de división. La carrera del general Márquez ha pasado desapercibida hasta el momento en que, ya comandante del batallón, fue el obieto de la protección de Santa Anna, que lo hizo ir con él a una expedición al Sur, contra Alvarez, y lo elevó rápidamente al grado de general de brigada. Márquez no ha reconocido a los gobiernos liberales y ha preferido andar en campaña, haciendo vivir a sus tropas sobre los pueblos donde se refugiaba. Se le hace la justicia de no haber impuesto nunca contribuciones en su provecho; pero se le reprocha de haberse mostrado siempre sanguinario hasta el último grado y cuando la toma de Tacubaya, haber hecho a sangre fría fusilar a los prisioneros, asi como también a otras personas que no habian tomado parte en la guerra. Enviado en misión a Jerusalén. (Reseña Histórica del Cuerpo del Ejército de Oriente, por el general Manuel Santibáñez, tomo 2° págs. 45 y 50).

Así pues, según las reglas de la crítica histórica, respecto del autor del fusilamiento de los practicantes de medicina y de los paisanos en Tacubaya, la presunción está contra Márquez, sin que la orden de Miramón se libre de la nota de bárbara.

(7) Cambre, págs. 265, 266 y 267.

(8) Antes de este manifiesto, las Leyes de Reforma habían sido objeto de largas conferencias y acaloradas discusiones entre los liberales radicales reunidos en Veracruz, opinando unos que se diesen dichas leyes y otros que no se diesen. No sé de cierto quiénes eran unos y quiénes eran otros; a excepción de Ocampo, Miguel Lerdo de Tejada, Fuente, Ignacio Ramírez y Manuel Romero Rubio, de quienes consta en la historia que seguían el parecer de Juárez. Los que estaban por la negativa decían: Si ahora la Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma, dadas en tiempo de Comonfort, especialmente la de desamortización de bienes eclesiásticos, tienen envuelta la República en una guerra y conflagración universal, ¿qué será echando nuevo combustible a la hoguera? Ahora, según el estado que guardan las cosas, hay esperanza de que triunfen nuestras armas y se restablezca el orden constitucional. Cuando hayan transcurrido tres o cuatro años y se haya consolidado el orden constitucional y conquistado la opinión pública en pro de las Leyes de Reforma, entonces será tiempo de dar dichas leyes; pero si se dan ahora, se exacerbará la guerra, nos arrollarán, se perderá todo y el partido radical quedará reducido a la nulidad. Y Juárez decía: Vale más una guerra que dos. Yo confío en que esta guerra terminará pronto y se restablecerá el orden constitucional; y si el dar las Leyes de Reforma se aplaza para dentro de tres o cuatro años, entonces se suscitará una nueva guerra, tan cruda como la presente, y la República, en lugar de una guerra sufrirá dos, con todos los grandísimos males consiguientes a ellas. Que ahora sea la guerra por la Constitución y por las Leyes de Reforma dadas antes, y también por la nacionalización de bienes eclesiásticos y demás leyes que faltan: y después vendrá la paz y el restablecimiento del orden constitucional sobre unos y otros principios. El Presidente de la República abundaba en estos modos de pensar de Zarco, que había manifestado en El Siglo XIX, del 1" de diciembre de lR56. Si el Congreso, decía Zarco, hubiera votado la libertad de cultos, hoy se diría que a medida tan avanzada se debían los motines y asonadas que han estallado por todas partes. ¿Qué se ganó con haber retrocedido ante el principio por tímidas consideraciones? Nada; el enemigo no agradeció esta concesión, y sólo creyó descubrir el flanco débil del partido liberal. Se cree por algunos hombres de muy recta intención que no debe decretarse una reforma, sino hasta que otra quede triunfante y perfectamente consolidada. Aceptaríamos este sistema de lentitud, si la primera reforma desarmara a los enemigos de la República; pero seguido en lo general, no puede ser conveniente, porque es resignarse a que cada paso en la vida del progreso cueste inmensos sacrificios y ponga en conflicto las anteriores conquistas. Contra la Ley Juárez, estalló la reacción en Puebla, acaudillada por don Antonio de Haro; contra la Ley Lerdo estalló el movimiento de Orihuela. Si estas dos leyes se hubieran dado a un tiempo, aun cuando fueran mucho más avanzadas de lo que son, habrían producido un solo conflicto en lugar de dos. Esta sola consideración demuestra que el progreso excesivamente lento y gradual es un error de funestas consecuencias.

(9) Respecto de las monjas, Juárez no las exclaustró sino que únicamente suprimió los noviciados. Sobre bienes eclesiásticos, Zamacois presenta los datos siguientes: El valor de los bienes del clero mexicano conocidos al tiempo de la Ley Lerdo, era el de cuarenta y cinco millones de pesos. En el espacio de 87 años, es decir, de 1768 a 1855, el clero mexicano dio al gobierno de México (llamado primero Virreinato, después Imperio y después República), unas veces voluntariamente y las más por coacción, la cantidad de ciento cincuenta millones de pesos. Al tiempo de la referida Ley Lerdo había en la República: 1,500 templos; 1,069 curatos; 144 conventos de monjes; 58 conventos de monjas; 178 colegialas en los conventos de monjas, y 1,000 criadas en los mismos conventos. (Historia de México, tomo 15, páginas 283, 284, 286 y 289).

(10) Poco después el cura Norberto Guerrero levantó una tropa y militó bastante tiempo a la cabeza de ella, en el territorio de Tepic, contra el reaccionario Lozada.

(11) Cambre, obra cit., pág. 329. En aquellas ardientes circunstancias anhelar y aconsejar la paz del tiempo del virrey Apodaca (1818), era una tendencia monarquista y españolada y una reminiscencia muy inoportuna y gerundia. Según se deduce de los documentos publicados por el señor Cambre, el que redactó la protesta fue un prebendado a quien no nombró por respeto a sus amigos y amigos míos que viven, que poco después (1863) tomó una parte muy notable en el establecimiento de la monarquía. Era un hombre de más imaginación que talento, y como las mujeres tienen una viva imaginación y en lo general no han estudiado la bella literatura, y por lo mismo no tienen conocimiento en materia de oratoria ni buen gusto literario, los escritos de dicho señor, y principalmente sus sermones, eran tan elogiados por las señoras como censurados y ridiculizados por todos los hombres de letras. Sus sermones, desde que comenzaba hasta que acababa, era una serie de elegancia de oropel, una serie de conceptos y pasajes, unos tomados de la Santa Escritura, otros de la mitología; otros de la astronomía, otros de la historia de Francia, otros de la historia de México, etc., pero no había allí pruebas, no había cuerpo de discurso, ni enlace y método oratorio. Cuando al canónigo literato señor Verdía, le decían que el mencionado orador iba a predicar en la catedral en alguna fiesta, decía: Vamos a tener vaso de ponche, por lo espumoso y superficial del sermón. Y el cura don Jesús Ortiz, que era de gran talento y sátira picante, decía Los sermones de H. son como el caldo de tía Gertrudis. Preguntábanle que cómo era el caldo de tía Gertrudis, y respondía: Era una señora pobre, que de lo que le daban hacía su caldito, el cual tenía ejotes, calabacitas, cebolla, repollo, orégano, nuez moscada, semillas de calabaza y otras cosas, menos carne.

(12) Nativo de Guadalajara.

(13) Miramón y Díaz estaban casados con dos hermanas: aquél con doña Concepción y éste con doña Merced Lombardo.

(14) En esto paró la coronación: Sic transit gloria mundi.

(15) En Cambre, obra cit., págs. 444 y sigo pueden verse las interesantísimas cartas del presbítero Gabino Gutiérrez a su paisano, primo hermano y amigo de infancia del general Juan N. Rocha (los dos eran nativos de Atoyac), para que se pasara al ejército reaccionario. Es opinable si Rocha traicionó o no a la causa constitucionalista.

(16) Cruz Aedo nació en Guadalajara y fue con colega y amigo mío en el seminario de la misma ciudad, en donde hizo una brillante carrera literaria en gramática y filosofía. Después estudió Jurisprudencia en la Universidad, y juntamente con Hilarión Romero Gil, Pablo Villaseñor, Agustín F. Villa y otros jóvenes recibía las lecciones de bella literatura que daba en el Carmen el famoso padre Nájera, gran conservador en los negocios de política y gran liberal en sus lecciones escolares y en sus discursos, ora académicos en el colegio de San Juan, ora sagrados. Su sólo sermón para solemnizar el 16 de septiembre en su templo del Carmen de San Luis Potosí, en el que se expresa con toda vehemencia de un patriota y un tribuno (lo tengo), o sólo su clásico sermón de Guadalupe en la catedral de Guadalajara (lo tengo), era suficiente para formar muchos Cruz Aedos. Cuando estalló la revolución de Ayutla, Miguel Cruz Aedo fue uno de los muchos estudiantes de la Universidad de Guadalajara que cambiaron el sosiego del aula por el humo y las trompetas del campo de batalla. Dice Zamacois: Era Cruz Aedo un joven alto, moreno, de ojos negros y vivos, de gran inteligencia y de vasta instrucción, que se había distinguido en Guadalajara por sus escritos en favor de la Reforma, y que, como otros jóvenes del Estado de Jalisco, entre los cuales se hallaban los nombre de Vigil (hoy historiador) y Villaseñor (Pablo), habían sido fundadores de una sociedad literaria denominada La Falange de Estudios>, de la cual se dignaron sus miembros nombrarme socio, honrándome con aquel distinguido favor cuando tuve la dicha de visitar aquella hermosa ciudad. (Historia de México, tomo 15, pág. 357.) A la misma Falange pertenecieron Antonio Pérez Verdía, Ignacio L. Vallarta, Andrés A. Terán, Emeterio Robles Gil, Remigio Tovar y otros que omito por brevedad.

(17) Pobre de él si lo recibieron bajo vara.

(18) Las pomadas con que Miramón se había aseado para ir a la catedral.

(19) Era Almonte, porque era hijo bastardo.

(20) Era necesario andar con el pañuelo sobre la boca, porque el decreto de Márquez de 16 de febrero imponía pena de muerte a los que se rieran. En nuestro misal romano se pone la Oración por el emperador, que en los oficios divinos se debe decir en los países monárquicos, oración en la que al emperador se le llama siervo de Dios; mas en el mismo misal se pone una nota, en la que se advierte y manda que cuando el emperador no está consagrado, no se le llame siervo de Dios. Esta rubrica o disposición de la liturgia católica es sabia:

1.- porque la frase siervo de Dios no es moco de pavo, sino un epíteto que entraña una grandísima significación, y que por lo mismo no se puede aplicar a un presidente sustituto, ni a cualquier militar, aunque sea valiente y afortunado en ganar esta y la otra batalla; y

2.- Porque si cuando ha intervenido la consagración solemne; si cuando ésta ha sido hecha por las manos mismas del Papa, todavía, atendidas las miserias de la humanidad, queda ancho campo a los partidos políticos y a las pasiones mundanales, como se ve en muchísimas historias entre ellas la de Napoleón I, ¿qué será cuando no ha intervenido la sanción de la Divinidad ante el pueblo por medio de la consagración? Que se expondrán las más graves y santas ceremonias del culto, al desprestigio y la burla. Como a Miramón y a su ministro Isidro Díaz no les obligaba el decreto de Márquez, y como eran jóvenes alegres y de buen humor, en el seno de sus amigos se rieron a carcajadas de aquella parodia hecha por unos ancianos por candor. Llamo sabia a la liturgia católica, porque no impugno los ritos de la Iglesia Católica, sino el abuso de los ritos de la Iglesia Católica.

Índice de Anales mexicanos de Agustín RiveraANALES DE LA REFORMA - AÑO 1858ANALES DE LA REFORMA - AÑO DE 1860Biblioteca Virtual Antorcha