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QUINTA SESIÓN
Martes 27 de agosto - Sesión de la tarde.

La palabra es dada al compañero H. Croiset, de Amsterdam, quien representa, en el Congreso, a la tendencia individualista.

H. Croiset. Lo que importa ante todo, es dar una definición de anarquía que servirá de base a mis demostraciones. Somos anarquistas en el sentido de que queremos instaurar un estado social en el que el individuo encontrará la garantía de su libertad integral, en el que cada uno podrá vivir plenamente su vida; dicho de otro modo, en el que le será dado al individuo vivir sin restricción de ningún tipo, toda su vida a él, y ya no como hoy, la vida de los demás, quiero decir la vida que otros le imponen.

Mi divisa es: ¡Yo, yo, yo... y los demás después!

Sólo los individuos se deben de asociar cuando está demostrado que sus esfuerzos individuales no pueden permitirles alcanzar aisladamente su meta. Pero la agrupación, la organización, no debe nunca, bajo ningún pretexto, llegar a ser una obligación para el que entró en ella libremente. El individuo no está hecho para la sociedad, es al contrario la sociedad que está hecha para el individuo.

La anarquía quiere poner a cada individuo en condiciones de desarrollar libremente todas sus facultades. Ahora bien, la organización tiene como resultado fatal el limitar siempre, en mayor o menor medida, la libertad del individuo. La anarquía está entonces opuesta a todo sistema de organización permanente. Por la vana ambición de volverse prácticos, los anarquistas se han reconciliado con la organización. ¡Acabarán, un día u otro, por reconciliarse con la misma autoridad, de la misma forma que lo hicieron los socialdemócratas!

En lugar de tender a volverse prácticas, las ideas anarquistas deben conservar su antigua pureza. ¡Regresemos entonces a la antigua pureza de nuestras ideas!

Siegfried Nacht. No seguiré a Croiset en el terreno en donde se colocó. Lo que, por encima de todo, me parece debe ser dilucidado, son las relaciones entre el anarquismo, o más exactamente las organizaciones anarquistas, y los sindicatos obreros. Es para facilitar la tarea de estos últimos que nosotros, como anarquistas, debemos constituir grupos especiales de preparación y de educación revolucionaria.

El movimiento obrero tiene una misión que le es propia y que se desprende de las condiciones de vida hechas al proletariado por la sociedad actual: esta misión, es la conquista del poder económico, la apropiación colectiva de todas las fuentes de producción y de vida. Es también a lo que aspira el anarquismo: pero éste no podría lograrlo con sus solas agrupaciones de propaganda ideológica. Por buena que esté, la teoría no penetra profundamente en el pueblo, y es ante todo por la acción que éste se educa. La acción, poco a poco, le dará una mentalidad revolucionaria.

Las ideas de huelga general y de acción directa ejercen una gran seducción sobre la consciencia de las masas obreras. Estas masas, en la revolución futura, constituirán de alguna manera, la infantería del ejército revolucionario. Nuestros grupos anarquistas, especializados en las tareas técnicas, formarán, por así decirlo la artillería, la cual, por ser menos numerosa, no es menos necesaria que la infantería.

Georges Thonar. En el conjunto de la idea anarquista, comunismo e individualismo son iguales e inseparables. La organización, la acción en común, es indispensable al desarrollo del anarquismo y no contradice nuestras premisas teóricas. La organización es un medio, y no un principio; pero es obvio que, para ser aceptable, debe estar constituida libertariamente.

La organización pudo haber sido inútil, en la época en que eramos un número muy pequeño de anarquistas, conociéndose todos y frecuentándose asiduamente. Nos hemos vuelto legiones, y debemos vigilar a que nuestras fuerzas no se dispersen. Organicemonos entonces, no sólo para la propaganda anarquista, sino aún más y sobre todo para la acción directa.

Estoy muy lejos de ser hostil al sindicalismo sobre todo cuando sus tendencias van hacia la revolución. Pero la organización obrera no es anarquista y por consiguiente, en su seno, no podemos ser totalmente nosotros mismos; así en ésta, nuestra actividad nunca podrá ser integramente anarquista. De ahí la necesidad para nosotros de crear agrupaciones y federaciones libertarias, fundadas sobre el respeto de la libertad y de la iniciativa de todos y de cada uno.

K. Vohryzek. ¡Es en mi calidad de individualista que quiero abogar por la causa de la organización! Es imposible pretender que el anarquismo, por el solo hecho de sus principios, no pueda admitir la organización. El mismo individualista no condena radicalmente la asociación entre los individuos.

Decir, como a veces se hace: O Stirner o Kropotkin, oponiendo así a estos dos pensadores, es cometer un error. Kropotkin o Stirner no pueden ser opuestos el uno al otro: han expuesto la misma idea desde puntos de vista diferentes. Eso es todo. Y la prueba de que Max Stirner no era el individualista a ultranza como gustan decir, es que se ha pronunciado a favor de la organización. Incluso ha dedicado un capítulo entero a la asociación de los egoistas.

Nuestra organización al no tener ningún poder ejecutivo no será contraria a nuestros principios. En los sindicatos obreros, defendemos los intereses económicos de los trabajadores. Pero para todo lo demás, debemos agruparnos aparte, crear organizaciones con bases libertarias.

Emma Goldman. Yo también, en principio estoy a favor de la organización. Sin embargo, temo que ésta, un día u otro, caiga en el exclusivismo.

Dunois habló en contra de los excesos del individualismo. Pero estos excesos no tienen nada que ver con el verdadero individualismo, como tampoco los excesos del comunismo tienen que ver con el verdadero comunismo. Expuse mi manera de ver en un informe cuya conclusión es que la organización tiende siempre, en menor o mayor medida, a absorber la personalidad del individuo. Ahí está el peligro que hay que prever. Así sólo aceptaría la organización anarquista con una única condición: que esté basada en el absoluto respeto de todas las iniciativas individuales y no pueda obstaculizar el juego ni la evolución de éstas.

El principio esencial de la anarquía, es la autonomía individual. La Internacional será anarquista sólo si respeta este principio integramente.

Pierre Ramus. Soy favorable a la organización y a todos los esfuerzos que se harán entre nosotros en este sentido. Sin embargo, no me parece que los argumentos presentados en el informe de Dunois tengan toda la cualidad deseable. Debemos esforzarnos por regresar a los principios anarquistas, tales como, hace un rato, los formuló Croiset, pero al mismo tiempo debemos organizar sistematicamente a nuestro movimiento. En otros términos, es preciso que la iniciativa individual se apoye en la fuerza de la colectividad, y que la colectividad encuentre su expresión en la iniciativa individual. Pero, para que así sea, debemos guardar intactos y puros nuestros principios fundamentales. Además estamos lejos de crear algo nuevo. En realidad, somos los inmediatos sucesores de aquellos que, en la vieja Asociación internacional de los Trabajadores, estaban con Bakunin contra Marx. No aportamos entonces nada nuevo y lo más que podamos hacer, es dar a nuestros viejos principios un impulso nuevo, favoreciendo por todas partes, la tendencia a la organización.

En cuanto al objetivo de la nueva Internacional, no debe ser constituir una fuerza auxiliar de la del sindicalismo revolucionario. Debe ser trabajar en la propaganda del anarquismo en su integridad.
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