Índice de Congreso anarquista de Amsterdam de 1907Decimosexta sesiónApéndiceBiblioteca Virtual Antorcha

DECIMOSÉPTIMA Y ÚLTIMA SESIÓN
Sábado 31 de agosto - Sesión de la tarde.

Esta sesión, la última del Congreso, tiene lugar, excepcionalmente, en una sala del primer piso. Los delegados son tan numerosos, o inclusive más, que en el primer día; pero se siente un cansancio general, -el cansancio propio de cuando se acaba un congreso. Sin embargo, la orden del día no está agotada, aún así todo el mundo está de acuerdo en acabar lo más pronto posible.

La presidencia está conferida a Emma Goldman.

La educación integral de la infancia es el primer punto de la orden del día de la sesión. El ponente es Léon Clément, de París, pero está ausente, y es el camarada de Marmande quien se encarga de resumir a grandes rasgos el interesante informe enviado por Léon Clément.

La idea general de este informe es que el cuidado de la educación recaiga esencialmente en los sindicatos o mejor aún en las Bolsas del trabajo y Uniones obreras, al ser los obreros, más aptos que cualquiera para determinar el carácter de la educación a dar a sus niños.

Todo el mundo está de acuerdo para aprobar tal idea y para desear que el informe de Léon Clément sea publicado (1) y difundido; pero ninguna resolución es tomada al respecto.

Pierre Ramus renuncia, por falta de tiempo, a leer el informe que preparó sobre el tema: La literatura moderna y el anarquismo, y el camarada G. Rijnders, que debía hablar sobre Anarquismo y religión también renuncia a tomar la palabra.

Sobre la cuestión del Alcoholismo, el prof. J. Van Rees trae la moción siguiente (2):

1.- El alcoholismo es un conjunto de fenómenos sociales caracterizados por la sujeción de los hombres a las bebidas alcohólicas.
2.- Mientras que el uso inmoderado de la bebida con sus consecuencias nefastas supone constituir el alcoholismo, el uso moderado de la bebida no deja de constituir también un fenómeno especial de alcoholismo.
3.- Este alcoholismo general, consecuencia del alcoholismo moderado que incide especialmente sobre nuestra opinión en cuanto a la costumbre de beber moderadamente, es mucho más peligroso y mucho más incurable que la intemperancia ordinaria.
4.- El alcoholismo, constituye una amenaza considerando el nivel ya adquirido por la humanidad, tanto como para la raza futura, así, es necesario acabar con las costumbres de beber, para todo hombre pensante y de corazón.
5.- El anarquismo quiere decir esta concepción de vida que ha roto con la creencia en la necesidad de una autoridad exterior para todos los hombres normales.
6.- La influencia que tienen las costumbres alcohólicas sobre las ideas y sobre la manera de vivir de los individuos, ejerce precisamente una de estas autoridades exteriores que los anarquistas desaprueban.
7.- Así el alcoholismo (además de que es una de las mayores calamidades de la humanidad entera) es extremadamente autoritario, y por consiguiente contrario a la idea anarquista que reclama la liberación del espíritu y de la conciencia, de toda autoridad exterior.
8.- Los anarquistas, enemigos de toda medida legislativa, están aún más que los demás socialistas, obligados en combatir el alcoholismo por medios puramente individuales.
9.- La propagación de toda idea socialista y anarquista está enormemente obstaculizada por la alcoholización inmoderada o moderada.
10.- La sociedad futura anarquista será enemiga de las bebidas tóxicas, o no será.

Esta moción es completada por la añadidura siguiente, propuesta por E. Chapelier y aceptada por J. Van Rees.

1.- El alcoholismo es, a causa del desaliento que ocasiona, uno de los más potentes apoyos de la sociedad capitalista.
2.- Los gobiernos son incapaces de combatir el alcoholismo y además están interesados en mantenerlo, pues es gracias a él que pueden equilibrar su presupuesto.

Esta moción no fue puesta a votación ya que la casi unanimidad de los congresistas se mostró claramente opuesta a ésta. Malatesta dió las razones de esta oposición:

Se había propuesto, escribió, (3) una resolución contra el alcoholismo, pero pasamos a la orden del día. Nadie ciertamente hubiera dudado en aclamar una resolución contra el abuso de bebidas alcohólicas, aunque tal vez con la convicción de que no serviría para nada; pero la resolución propuesta condenaba incluso el uso moderado, que se consideraba más peligroso que el abuso. Esto nos pareció demasiado fuerte; en todos los casos, pensamos que es un argumento que, más bien, debería ser discutido por los médicos..., admitiendo que sepan algo al respecto.

La orden del día pide luego la discusión sobre este tema: El anarquismo como vida y como actividad individual, (ponentes: E. Armand (4) y Mauricius, de París). Pero los dos ponentes estando ausentes, no se toma en cuenta ya que nadie pidió tratar el tema.

Sobre el asunto de la asociación de producción, uno de los ponentes, I. I. Samson ha sido oído en la víspera; el otro, Émile Chapelier, imitando el ejemplo previo dado por Ramus y Rijnders, renuncia a tomar la palabra.

Pero el congreso está en presencia de una resolución cuyo texto es el siguiente (5):

El congreso internacional anarquista de Amsterdam es de la opinión de que la asociación de producción, ya sea aisladamente ya sea de común acuerdo con el movimiento sindical revolucionario, es compatible con el ideal anarquista y puede serle de ayuda.
Sería provechoso que antes y después de la huelga general, un gran número de sociedades de producción, puedan ayudar, fuertes de su experiencia, a toda la clase obrera emancipada, organizando la producción y el intercambio sobre una base netamente anticapitalista y antiparasitaria.
Asímismo el congreso es de la opinión de que en las circunstancias actuales, el movimiento sindical revolucionario, así como la clase obrera, pueden sacar provecho de la práctica de las sociedades de producción.

Pero aquí una vez más, el congreso rehusa votar. La cuestión levantada por la resolución Samson no es de aquellas que se pueden resolver en algunos minutos; y como el tiempo material falta para examinarla bajo todas sus facetas; mejor vale dejarla en suspenso hasta un próximo congreso.

Finalmente se aborda el último tema: El Esperanto. El camarada Chapelier trajo al respecto un voluminoso informe, pero se limita a pedir la adopción de la resolución siguiente que firmaron con él Malatesta y Rogdaëff (6):

El Congreso Comunista Anarquista Internacional de Amsterdam, considerando:
1.- que la multiplicidad de las lenguas constituye fronteras intelectuales y morales y en consecuencia una traba para la propagación de las ideas revolucionarias;
2.- que en el mismo transcurso de sus debates, se ha constatado que las dificultades e inexactitudes fatales de traducción nos han hecho perder al menos las tres cuartas partes de nuestro tiempo;
3.- que el uso de una lengua común facilitaría el intercambio de las comunicaciones de la
Internacional Libertaria;
4.- que ninguna lengua viva reune las condiciones necesarias de neutralidad, de facilidad y de soltura;
5.- que de todas las lenguas artificiales, el Esperanto es la única que es seriamente empleada y que parece tendrá éxito;
Emite el deseo de que todos los anarquistas o al menos los militantes estudien el Esperanto y que en un porvenir próximo nuestros congresos internacionales puedan desarrollarse en lengua internacional.

Amédée Dunois, apoyado por Henri Fuss, se declara hostil a esta resolución. Nosotros no estamos calificados, ni unos ni otros, dice para juzgar del valor del Esperanto. No somos linguistas. Y propone que el congreso se limite a aconsejar a todos los camaradas el estudio y la práctica de al menos una lengua viva.

Émile Chapelier. Si es así, pido que el Congreso oiga la lectura de mi informe en donde he reunido todos los argumentos que militan a favor del Esperanto. Estos argumentos no tienen nada de inaccesible y pueden ser entendidos por todo el mundo. Los numerosos grupos de esperantistas que me han delegado aquí no entenderían que un Congreso anarquista, cuyos miembros se dicen internacionalistas, rehusase oírme.

E. Malatesta. Sin embargo no se puede pedir al Congreso votar una moción que no haya sido previamente discutida y sobre la que no todos están de acuerdo. Ahora bien, el tiempo falta y creo yo que sería preferible votar una resolución que se limite a recomendar a los camaradas estudiar el problema de una lengua internacional.

Y se pone a votación el orden del día siguiente que es adoptado sin dificultad:

El Congreso reconoce la utilidad de un modo internacional de comunicación, pero se declara incompetente para juzgar sobre la lengua internacional propuesta (Esperanto).
El Congreso emite el deseo de que los camaradas que puedan ocuparse de ello, estudien el problema de una lengua internacional.

La camarada Emma Goldman, presidente, declara entonces que la orden del día está agotada y que el Congreso ha concluido sus trabajos. E invita al valiente decano (7) Errico Malatesta a pronunciar algunas palabras de clausura.

Malatesta se levanta y con una voz penetrante y fuerte, pronuncia el discurso siguiente:

Compañeros, nuestro Congreso ha concluido. Los periódicos burgueses de todos los colores habían anunciado al mundo que este primer Congreso internacional se desarrollaría en el tumulto, el desconcierto y la incoherencia. Incluso, ciertos camaradas habían predicho que sólo desembocaría lógicamente en el hecho de que ahondaría aún más las discordias en nuestras filas.
El acontecimiento ha desmentido todos estos profetas. A pesar de la insuficiencia de preparación material, imputable a nuestra única pobreza, a pesar de la dificultad que había para entenderse entre delegados de lengua y de origen tan diferentes, este primer Congreso ha salido admirablemente. No solamente arruinó por completo las pérfidas esperanzas de todos sus adversarios: puedo decir que ha superado las más optimistas esperanzas de sus partidarios.
Lejos de provocar una escisión en el campo anarquista, ha abierto el camino que lleva a la unión fecunda; exhortó a los compañeros que luchaban aisladamente hasta ahora, a darse la mano por encima de las fronteras para caminar juntos hacia el porvenir anarquista. Sin duda, divergencias de vistas se han manifestado entre nosotros; pero sólo concernía puntos secundarios. Todos, quedamos de acuerdo en la afirmación de los principios esenciales.
¿Y podía ser de otra manera? ¿No queremos, todos, con el mismo ímpetu, la liberación de la humanidad, la destrucción completa del capitalismo y del Estado,... la Revolución social?
Nuestro primer Congreso tendrá sus frutos, si todos los que están aquí, una vez regresados a su país, ven menos el trabajo realizado que el que queda por hacer, y si todos nosotros dedicamos nuestros esfuerzos a la propaganda y a la organización, con confianza y energía, como nunca antes lo habíamos hecho. ¡A la obra, compañeros!

Una salva de aplausos acoge estas vibrantes palabras. El entusiasmo está en su apogeo. La alegría ilumina los rostros. Entonces un camarada entona la Internacional:

¡Arriba los pobres del mundo!

Todos acompañan al cantante. El himno revolucionario francés ha conquistado realmente la universalidad. Por doquier en donde hombres, anarquistas o socialistas, luchen contra la iniquidad social y sueñen con liberación humana, la Internacional se ha convertido en el refrán de guerra que resuena en los campos de huelga, en los mítines o los congresos.

Se acabó. La sala se vacía poco a poco. Las manos se estrechan; unos adioses, mejor dicho unos hasta luego se intercambian, pues si bien la mayoría de los congresistas abandonarán Amsterdam hasta el día siguiente, hay algunos que deben tomar el tren en la tarde y en la noche.

A las nueve en la gran sala del primer piso del Plancius tiene lugar el último mitin popular. La sala está llena con este público notablemente atento y calmado que es el público holandés. Por turno Cornelissen, Broutchoux, Monatte, Ramus, Chapelier, Samson, Mougnitch, Sepp Oerter, Fraubôse y Ludwig toman la palabra. Un mismo pensamiento se repite en cada uno de los discursos: que el Congreso de Amsterdam dejará en el mundo revolucionario una impresión duradera y que el anarquismo internacional saldrá de él crecido y fortalecido.

Notas

(1).- Este informe ha sido publicado en los Temps Nouveaux (13º año, nº 44).

(2).- Texto publicado por Émile Chapelier en Le Communiste (nº 4, 21 de septiembre de 1907).

(3).- Les Temps Nouveaux (13º año, nº 23).

(4).- Véase la edición virtual que hemos realizado de su obra: El anarcoindividualismo, lo que es y puede.

(5).- Según el Pensiero, de Roma.

(6).- Texto del Comunista.

(7).- ¡Aunque sólo tenía 53 años en el momento del Congreso, Malatesta era el decano de los congresistas!

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