Índice de Congreso anarquista de Amsterdam de 1907Duodécima sesiónDecimocuarta sesiónBiblioteca Virtual Antorcha

DECIMOTERCERA SESIÓN
Viernes 30 de agosto - Sesión de la mañana.

Son las nueve cuando Lange, siendo aún presidente, declara la sesión abierta. El debate sobre el sindicalismo y la huelga general está cerrado y ya sólo hay que votar sobre las diferentes órdenes del día apuntadas, antes de abordar el antimilitarismo. Pero el camarada Aristide Ceccarelli solicita hablar sobre el movimiento obrero y anarquista argentino. Tiene la palabra.

Aristide Ceccarelli. Desde hace algunos años se ha venido dibujando en Argentina un fuerte movimiento obrero. Todo un grupo de militantes se nombran sindicalistas. Pero como los sindicalistas italianos a quienes se parecen mucho, no han renunciado a los extravíos del parlamentarismo; y los únicos en hacer, en el seno de la clase obrera, un trabajo serio en el sentido revolucionario, son los anarquistas. Se puede decir que casi todas las organizaciones de la Federación Obrera Regional Argentina (1) muestran tendencias libertarias; y muchas de ellas hacen propaganda anarquista directa. El reciente congreso obrero argentino, llamado de unificación, ha aprobado en amplia mayoría la proposición hecha a los sindicatos de contribuir a la propaganda del comunismo anarquista.

A. Ceccarelli elabora luego un sombrío retrato de la miseria de las trabajadores argentinos y acaba declarándose comisionado para proponer al congreso anarquista el voto de una resolución destinada a obstaculizar, en la medida de lo posible, la emigración europea en un país en donde, tanto, y mucho más que en otras partes, el pan como la libertad faltan.

Errico Malatesta y algunos otros delegados hacen observar entonces que la resolución propuesta por Aristide Ceccarelli merecería una discusión especial a la que no se puede proceder hoy, teniendo que terminar ante todo con el sindicalismo.

Sin estatuir sobre la cuestión levantada por Ceccarelli, se decide entonces pasar a votar sobre las mociones relativas al sindicalismo y a la huelga general. Son cuatro estas mociones:

1.- Moción Cornelissen-Vohryzek-Malatesta (2).

El Congreso Anarquista Internacional considera a los sindicatos tanto como organizaciones de combate en la lucha de clase en vista del mejoramiento de las condiciones de trabajo como uniones de productores pudiendo servir para transformar la sociedad capitalista en una sociedad anarquista comunista.
Así el Congreso, admitiendo la necesidad eventual de la creación de agrupaciones sindicalistas revolucionarias particulares, recomienda a los camaradas apoyar a las organizaciones sindicales generales a las que todos los obreros de una misma categoría tienen acceso.
Pero el Congreso considera como la labor de los anarquistas constituir en estas organizaciones el elemento revolucionario y propagar y apoyar sólo tales formas y manifestaciones de acción directa (huelgas, boicots, sabotaje, etc.) que conllevan en sí mismas un carácter revolucionario y van en el sentido de transformar la sociedad.
Los anarquistas consideran al movimiento sindicalista y a la huelga general como poderosos medios revolucionarios, pero no como sucedáneos de la Revolución.
Recomiendan por otra parte a los camaradas, en el caso de que se proclame una huelga general en vista de la conquista del poder, ponerse en huelga, pero los invita al mismo tiempo a excitar a los sindicatos bajo su influencia, a dar a conocer entonces sus reivindicaciones económicas.
Los anarquistas piensan que la destrucción de la sociedad capitalista y autoritaria puede realizarse sólo por la insurrección armada y la expropiación violenta y que el uso de la huelga más o menos general y el movimiento sindicalista no deben hacer olvidar los medios más directos de lucha contra la fuerza militar de los gobiernos.

Esta moción que, además de las firmas de sus autores, lleva las de los camaradas Wilquet, Emma Goldman, Marmande, Rogdaëff y Knotek, está aprobada por 33 votos contra 10.

2.- Moción R. Friedeberg (3).

La lucha de las clases y la emancipación del proletariado no son idénticas con las ideas y las aspiraciones del anarquismo, que tiende -por encima de las aspiraciones inmediatas de las clases- a la liberación económica y moral de la personalidad humana, a un medio exento de autoridad, y a no establecer un poder nuevo, el de la mayoría sobre la minoría.
El anarquismo sin embargo considera la abolición de la opresión de las clases, la supresión de la dependencia económica de la mayoría de los seres humanos, como una etapa absolutamente necesaria y esencial en el camino hacia la meta final. El anarquismo debe sin embargo oponerse a que la lucha por la emancipación del proletariado se persiga por medios que contradicen la idea del anarquismo y sean un obstáculo para la meta precisa de este movimiento. Por lo tanto, se opone a emprender esta lucha con el medio preconizado por el socialismo marxista, es decir por el parlamentarismo y por un movimiento sindical corporativo teniendo únicamente en la mira el mejoramiento de las condiciones del proletariado, -estos dos medios sólo pueden favorecer el desarrollo de una nueva burocracia, de una autoridad intelectual patentada o no, y conducirnos a la opresión de la minoría. Los medios anarquistas para la supresión de la opresión de clase no pueden ser otros que aquellos que se desprenden directamente de la afirmación de la personalidad individual: la acción directa y el no consentimiento del individuo- es decir el individualismo activo y pasivo, ya sea de una sola persona, ya sea de una masa penetrada de una voluntad colectiva.

El Congreso Comunista Libertario rechaza por consiguiente la huelga a favor de los derechos políticos (Politischer Massenstreik) cuya finalidad es inaceptable para el anarquismo, pero reconoce en la huelga general económica revolucionaria, es decir en la negativa al trabajo de todo el proletariado como clase, el medio apto para desorganizar la estructura económica de la sociedad actual y para emancipar el proletariado de la opresión del salariado. -Para la realización de esta huelga general, la penetración de los sindicatos por el ideal anárquico debe ser considerada como indispensable. Un movimiento sindicalista penetrado del espíritu anarquista, puede, gracias a una huelga general revolucionaria, destruir la opresión de clase y abrir el camino hacia la meta final del anarquismo: el advenimiento de una sociedad exenta de toda autoridad.

Esta moción quedó aprobada por 36 votos contra 6.

3.- Moción Dunois, firmada también por Monatte, Fuss, Nacht, Ziélinska, Fabbri, K. Walter:

Los anarquistas reunidos en Amsterdam del 26 al 31 de agosto de 1907,
Considerando
que el régimen económico y juridico actual está caracterizado por la explotación y el sojuzgamiento de la masa de los productores, y determina, entre éstos y los beneficiarios del régimen actual, un antagonismo de intereses absolutamente irreductible que da nacimiento a la lucha de clase;
Que la organización sindical, solidarizando las resistencias y las revueltas sobre el terreno económico, sin preocupaciones doctrinarias, es el órgano específico y fundamental de esta lucha del proletariado contra la burguesía y todas las instituciones burguesas;
Que importa que un espíritu revolucionario siempre más audaz oriente los esfuerzos de la organización sindical en el camino de la expropiación capitalista y de la supresión de todo poder;
Que la expropiación y la toma de posesión colectiva de los instrumentos y de los productos del trabajo no pudiendo ser llevadas a cabo más que por los mismos trabajadores, el sindicato está llamado a transformarse en grupo productor, y resulta ser en la sociedad actual el germen vivo de la sociedad del mañana;
Comprometen a los camaradas de todos los países a participar activamente en el movimiento autónomo de la clase obrera y a desarrollar en las organizaciones sindicales las ideas de rebeldía, de iniciativa individual y de solidaridad que son la esencia del anarquismo, sin perder de vista que la acción anarquista no está contenida en su totalidad en los límites del sindicato.

Esta moción fue aprobada por 28 votos contra 7. Como no decía ni pío sobre la huelga general fue completada por la moción siguiente:

4.-Moción Nacht-Monatte, firmada también por Fuss, Dunois, Fabbri, Zélinska y Karl Walter:

Los anarquistas reunidos en Amsterdam del 26 al 31 de agosto de 1907, declaran ver la huelga general expropiadora como un notable estimulante de la organización y del espíritu de rebeldía en la sociedad actual y como la forma bajo la cual puede llevarse a cabo la emancipación del proletariado.
La huelga general no puede ser confundida con la huelga general política (Politischer Massenstreik) que no es otra cosa que una tentativa de los políticos para apartar la huelga general de sus fines económicos y revolucionarios.
Gracias a huelgas generalizadas en localidades, en regiones, en oficios enteros, se sublevará progresivamente a la clase obrera y se la llevará hacia la huelga general expropiadora que abarcará la destrucción de la sociedad actual y la expropiación de los medios de producción y de los productos.

Esta moción consiguió 25 votos y por lo tanto también fue aprobada.

El lector se asombrará tal vez de que estas cuatro mociones hayan podido ser todas adoptadas, a pesar de sus evidentes contradicciones. Ahí, en efecto, hay una falta a los usos parlamentarios, pero una falta deseada. No convenía que la opinión de la mayoría sofocase o pareciera sofocar la de la minoría. La mayoría entonces pensó que había que votar sucesivamente, a favor o en contra de cada una de las mociones presentadas. Ahora bien las cuatro han obtenido una mayoría de votos a favor. Por consiguiente las cuatro han sido aprobadas. (4).

Parece que hemos acabado con el sindicalismo y la huelga general, pero, Emma Goldman se levanta y dice que sería extraño que un congreso anarquista no se declarase a favor del derecho de rebeldía entendido en su acepción más amplia; y lee la declaración siguiente que el camarada Baginsky firmó con ella:

El Congreso Anarquista Internacional se declara a favor del derecho de rebeldía tanto del individuo como de la masa entera.
El Congreso opina que los actos de rebeldía, sobre todo cuando son dirigidos contra los representantes del Estado y de la plutocracia, deben ser considerados desde un punto de vista psicológico. Son los resultados de la profunda impresión hecha sobre la psicología del individuo por la terrible presión de nuestra injusticia social.
Se podría decir, como regla, que solamente la más noble, más sensible y más delicada mente está sujeta a profundas impresiones que se manifiestan por la rebeldía interna y externa. Tomados desde este punto de vista, los actos de rebeldía pueden ser caracterizados como las consecuencias sociopsicológicas de un sistema insoportable; y como tales, estos actos, con sus causas y motivos deben ser entendidos, en lugar de alabarlos o condenarlos.
Durante los períodos revolucionarios, como en Rusia, el acto de rebeldía -sin considerar su carácter psicológico- sirve de doble meta: socava la base misma de la tiranía y levanta el entusiasmo de los tímidos. Éste es el caso sobre todo, cuando la actividad terrorista está dirigida contra los más brutales y odiados agentes del despotismo.
El Congreso al aceptar esta resolución, expresa su adhesión al acto individual de rebeldía así como su solidaridad con la insurrección colectiva.

Malatesta. En lo que me concierne, acepto la declaración Goldman-Baginsky. Pero tomando en cuenta de que no se puede unirla ni a la discusión sobre el sindicalismo, que ésta cerrada, ni a la discusión sobre el antimilitarismo que va a abrirse en un momento, propongo que la consideremos como una declaración de principios y no como una moción ordinaria, y que el congreso la ponga a votación como tal.

Emma Goldman. Sea cual sea el nombre que se le de a nuestra proposición, Max Baginsky y yo, queremos, ante todo, que el congreso la ponga a votación.

Ya casi son las once horas cuando el presidente declara la discusión abierta sobre esta cuestión: El antimilitarismo como táctica del anarquismo.

Los ponentes son los compañeros R. de Marmande y Pierre Ramus. El presidente recuerda la votación emitida al respecto en la primera sesión del Congreso.

R. Friedeberg pide la palabra para una moción de orden.

R. Friedeberg. Tomando en cuenta que la hora tardía no nos permite una discusión profundizada sobre la cuestión antimilitarista, tomando en cuenta, por otra parte, que el Congreso internacional antimilitarista ha comenzado sus trabajos este misma mañana, en una sala vecina, propongo que nos unamos a él para juntos discutir el punto.

Malatesta. En efecto, el tiempo falta para una discusión profundizada. Es cierto que esta discusión no es indispensable. Sobre la cuestión antimilitarista, todos los anarquistas están de acuerdo. Propongo entonces que vayamos al Congreso antimilitarista, pero no sin previamente haber indicado nuestra manera de ver en una moción que los ponentes deberán defender en el Congreso antimilitarista.

Marmande. Me uno a la opinión expresada por Malatesta.

Christian Cornelissen. Pienso al contrario que es indispensable que la discusión tenga lugar aquí mismo. Debemos evitar que después de que los socialdemócratas de Stuttgart hayan desnaturalizado el antimilitarismo, los anarquistas desdeñen tomar posición sobre esta cuestión capital.

Malatesta. Me opongo enérgicamente a esta manera de actuar. A nosotros nos falta tiempo, mientras que en el congreso antimilitarista en donde iremos esta noche, todas las discusiones podrán ser instituidas. Pido que el Congreso adopte la opinión que exprese hace rato y vote la moción que presente con algunos camaradas, moción que Marmande y Ramus sostendrán ante el congreso antimilitarista.

He aquí esta moción a la que finalmente suscribe Cornelissen:

Los anarquistas, queriendo la liberación integral de la humanidad y la libertad completa de los individuos, son natural y esencialmente, los enemigos declarados de toda fuerza armada entre las manos del Estado: ejército, gendarmería, policía, magistratura.
Comprometen a sus camaradas -y en general a todos los hombres que aspiran a la libertad, a luchar según las circunstancias y su temperamento, y por todos los medios, a la revuelta individual, a rechazar el servicio militar aislado o colectivo, a la desobediencia pasiva y activa y a la huelga militar- para la destrucción radical de los instrumentos de dominación.
Expresan la esperanza de que todos los pueblos interesados contestarán a toda declaración de guerra con la insurrección.
Declaran pensar que los anarquistas darán el ejemplo.

Esta moción que lleva las firmas de Malatesta, Marmande, Thonar, Cornelissen, Ramus y Domela Nieuwenhuis, está aprobada sin discusión.

La sesión se levanta. Son las 12 horas.

Notas

(1).- Sugerimos a quienes deseen conocer la historia de la F.O.R.A. leer nuestra edición virtual de La Federación Obrera Regional Argentina Ideología y trayectoria de Diego Abad de Santillán.

(2).- Los tres primeros parráfos de esta moción comun son de Cornelissen; el quinto de Vohryzek, y el cuarto y el sexto de Malatesta.

(3).- Texto de la edición francesa de las Résolutions approuvées par le Congrès anarchiste tenu à Amsterdam. Este texto es bastante diferente en la forma de aquel que conocimos en Amsterdam.

(4).- Del corto prefacio insertado por el Buró Internacional que encabeza las Résolutions du Congrès d'Amsterdam, ponemos de relieve las lineas siguientes que confirman lo que acabamos de decir:
Para aquellos que están acostumbrados a considerar los Congresos como cuerpos legislativos que dictan a los miembros del partido la doctrina oficial y la conducta a seguir, puede parecer extraño que se hayan tomado sobre las mismas cuestiones varias resoluciones más o menos diferentes. Pero para los camaradas esto no representará nada anormal.
El Congreso de Amsterdam, siendo un congreso de anarquistas, no había podido, y no podía tener la pretención de hacer la ley a los demás: sólo quería expresar las opiniones de los camaradas que habían intervenido y de los grupos representados, y someter estas opiniones a discusión, y posiblemente, para aprobación de todos los anarquistas.

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