Índice de Vidas de los filósofos más ilustres de Diógenes LaercioAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

LIBRO QUINTO

Segunda parte


TEOFRASTO

1. Teofrasto, nativo de Ereso, fue hijo de Melanto, lavandero de paños (316). como lo dice Atenodoro en el libro VIII De los Paseos (317). Fue primero discípulo de Leucipo, paisano suyo (318), en su misma patria; después lo fue de Platón, y finalmente se pasó a Aristóteles. Cuando partió éste a Calcide, lo sucedió en la escuela, en la Olimpiada CXIV. Se cuenta que un esclavo suyo llamado Pompilo fue también filósofo; así lo dice Mironiano Amastriano en el libro I de sus Capitulos históricos semejantes. Teofrasto fue hombre prudentísimo y amantísimo del trabajo; y según Pánfilas, en el libro XXXII de sus Comentarios, fue maestro de Menandro, poeta cómico. Era además muy amigo de hacer bien, y gran filólogo. Casandro hizo mucho aprecio de él, y Tolomeo lo mandó llamar. Fue tan aceptado por los atenienses, que habiendo Agnónides tenido valor para acusarlo de impiedad, faltó poco para ser él el condenado. Concurrían a su escuela hasta dos mil discípulos; y en la carta que escribió a Fanias, peripatético, le dice, entre otras cosas: No hay un concurso general de toda Grecia, pero tampoco es fácil para todos hallar el asiento que desean. Las lecciones mismas forman las correcciones, y el diferir y omitir todas las cosas no lo sufren ya los tiempos. En esta carta se llama Escolástico. Siendo tal como era, se retiró, no obstante, por un breve tiempo él y los demás filósofos, pues Sófocles, hijo de Anficlido, había puesto por ley que ningún filósofo regentase la escuela sin decreto del Senado y del pueblo, bajo irremisible pena de muerte; pero luego el año siguiente volvieron, habiendo Filión acusado a Sófocles contra dicha ley. Entonces, anulándola los atenienses, multaron a Sófocles con cinco talentos, decretaron el regreso de los filósofos, y mandaron en particular que volviera Teofrasto a su primer empleo (319).

2. Se llamaba antes Tírtamo, y Aristóteles se lo cambió por el de Teofrasto, a causa de su divino estilo. Aunque fue maestro de Nicomaco, hijo de Aristóteles, también fue su amante, según dice Aristipo en el libro IV De las delicias antiguas. Se refiere que Aristóteles dijo de él y de Calístenes lo mismo que Platón de Aristóteles y Jenócrates, como ya notamos antes. Es que como Teofrasto penetrara todas las cosas con su agudeza de ingenio, y Calístenes fuese naturalmente tardo y obtuso, dijo que aquel necesitaba de freno, y este de espuela. Dicen que tuvo huerto propio en la Academia, después de la muerte de Aristóteles, cooperando para esto Demetrio Falero, amigo suyo. De él se conocen aquellos útiles apotegmas: Antes se ha de fiar de un caballo desenfrenado que de palabras d¡sordenadas. A uno que en cierto convite no hablaba palabra alguna, le dijo: Si tú eres ignorante, obras prudentemente; pero si eres docto, imprudentemente. Solía decir con frecuencia que el tiempo es el gasto o empleo más precioso. Murió a los ochenta y cinco años de edad, habiendo aflojado algún tanto en el trabajo. Mis versos para él dicen así:

No era necio quien dijo
que el arco de la ciencia de los hombres
si se afloja, se quiebra pues Teofrasto
se mantuvo robusto
durante su trabajo;
pero aflojando en él, perdió la vida.

3. Se cuenta que al preguntarle sus discípulos si les encargaba alguna cosa, respondió que nada tenía que encargarles, sino que la vida humana nos promete falsamente muchas suavidades por adquirir fama y gloria. Nosotros, cuando empezamos a vivir, entonces morimos. No hay cosa más vana e inÚtil que el amor de la fama. Procurad ser felices. Dejad el estudio de la sabiduría, por ser muy trabajoso, o aplicaos a él en sumo grado, por la gran gloria que resulta. La vanidad de la vida es mayor que la utilidad. Pero yo ya no estoy para aconsejar lo que debéis hacer; vosotros lo meditaréis ... Y diciendo esto, expiró. Es fama de que todo el pueblo ateniense acompañó a pie su funeral, en honra de tan gran varón. Favorino dice que, siendo ya viejo, iba en silla de manos; y que esto lo refiere Hermipo, tomándolo de la historia de Arcesilao Pitaneo, en el discurso que hizo a Lacides Cirineo.

4. Dejó muchísimos libros, los que tengo por muy dignos de que sean aquí anotados, como que muestran bien su gran ingenio. Son los siguientes: tres libros De los primeros analíticos, siete De los postreros analíticos, uno De la solución de los silogismos, otro titulado Epítome de los analiticos, dos De la reducción de los lugares, un escrito polémico acerca de la teoría en las cosas disputables, un libro De los sentidos. otro Contra (320) Anaxágoras, otro De los dogmas de Anaxágoras, otro De los dogmas de Anaximenes, otro De los dogmas de Arquelao, otro De las sales, del nitro y alumbre; dos De las cosas que se petrifican, uno De las líneas indivisibles, dos de Audiciones, uno De los vientos, otro titulado Diferencias de las virtudes, otro Del reinar, otro De la institución del rey, tres De las vidas, uno De la vejez, otro De la Astrologia de Demócrito, otro De la disputa sublime, (321), otro De las imágenes, otro De los sucos, colores y carnes, otro Del ornato, otro De los hombres, otro titulado Colección de dichos de Diógenes, tres De distinciones, uno de Eróticas, otro Del amor, otro De la felicidad, dos De las especies, uno De la epilepsia, otro Del entusiasmo, otro De Empédocles, dieciocho de Epiqueremas, tres de Exordios (322), uno De lo espontáneo, dos del Epítome de la República de Platón, uno De la diferencia de voz en los animales homogéneos, otro De los fenómenos repentinos (323), otro De los animales que muerden y pican, otro De los que se dicen tienen envidia, otro De los que viven en seco, otro De los que mudan de color, otro De los que cavan sus cuevas, siete De los animales en general, uno Del deleite segÚn Aristóteles, otro Del deleite no según Aristóteles (324), veinticuatro De cuestiones (325), uno De lo cálido y lo frío, otro De los torbellinos y oscuridad, otro Del sudor, otro De la afirmación o negación, otro titulado Calístenes o Del llanto; otro Del cansancio, tres Del movimiento, uno De las piedras, otro De la peste, otro Del desmayo, otro titulado Megárico, otro De la melancolia, dos De los metales,uno De la miel, otro Colecciones de Metrodoro, dos De meteoros, uno De la embriaguez, veinticuatro De las leyes, según las letras del alfabeto; diez Epítome de las Leyes, uno Para las definiciones, otro De los olores, otro Del vino y aceite, dieciocho De las primeras proposiciones, otro De los legisladores, seis De política, cuatro De política, según las oportunidades, cuatro De costumbres civiles, uno De la mejor República, cinco Colección de problemas, uno De Proverbios, otro De las concreciones y licuaciones, dos Del fuego, uno De los vientos, otro De la parálisis, otro De la sofocación, otro De la demencia, otro De las pasiones, otro De las señales, dos De los sofismas, uno De la solución de los silogismos, dos de Tópicos, dos Del tormento, uno De los pelos, otro De la tiranía, tres Del agua, uno Del dormir y de los sueños, tres De la amistad, dos De la ambición, tres De la naturaleza, dieciocho De Física, dos Del Epítome de Física, otros ocho De Física, uno A los fisicos, diez De historia de las plantas, ocho De las causas de las plantas, cinco De los sucos, uno Del engaño del deleite, una Cuestión acerca del alma, un libro De la creencia sin arte, otro De las simples dudas, otro titulado Armónica, otro De la virtud, otro de Aversiones o contradicciones, otro De la negación, otro De la opinión o sentencia, otro Del ridículo, dos De las tardes, dos De divisiones, uno De las diferencias, otro De las injusticias, otro De la calumnia, otro De la alabanza, otro De la experiencia, tres libros de Cartas, uno De los animales espontáneos, otro De las elecciones, otro titulado Encomios de los dioses, otro De los días festivos, otro De la felicidad, otro De los entimemas, dos De los inventos, uno De las escuelas morales, otro titulado Caracteres morales, otro Del tumulto, otro De la Historia, otro Del juicio o crítica de los silogismos, otro De la adulación, otro Del mar, un libro a Casandro acerca del reino, otro De la comedia, otro De los meteoros, otro De la dicción, otro titulado Colección de discursos, otro titulado Soluciones, tres libros De música, uno De medidas, otro titulado Megacles, otro De las Leyes, otro De las transgresiones de las Leyes, otro titulado Colección de dogmas de Jenócrates, otro Conversaciones familiares, otro, Del juramento, otro Preceptos de retórica, otro De la riqueza, otro De la poesía, otro Problemas políticos, morales,fisicos y amatorios; otro titulado Proemios, otro Colección de problemas, otro De problemas fisicos, otro Del paradigma o ejemplo, otro De la proposición y narración, otro segundo libro De la poética, otro De los sabios, otro Del consejo, otro De los solecismos, otro Del arte retórica, Diecisiete especies acerca de las artes retóricas, un libro De la hipocresía o simulación, seis De comentarios aristotélicos o teofrásticos, dieciséis De opiniones fisicas, uno titulado Epílame de los fisicos, otro De la gracia o favor. Los caracteres morales (326), un libro De lo falso y verdadero, seis De historia divina, tres libros De los dioses, cuatro De historia geométrica, seis De los epítomes de Aristóteles acerca de los animales, dos libros De epiqueremas, tres De cuestiones o posiciones, dos Del reino, uno De las causas, otro acerca de Demócrito, otro De la calumnia, otro De la generación, otro Del instinto y costumbre de los animales, dos Del movimiento, cuatro De la vista, dos titulados Para las definiciones, uno De lo dado o concedido, otro De lo mayor y menor, otro De los músicos, otro De la felicidad divina, otro A los académicos, otro Exhortatorio, otro Del mejor modo de habitar en la ciudad, otro de Comentarios, otro Acerca del volcán de Sicilia, otro De las cosas concedidas, otro De problemas fisicos, otro De cuáles son los modos de saber, tres De lo falso, uno De los antetópicos, otro a Esquiles, seis De historia astrológica, uno De historia de la Aritmética, otro Del aumento, otro titulado Acicaro, otro De oraciones jurídicas, otro De la calumnia, Cartas sobre Asticreonte, Fanias y Nicanor; un libro De la piedad, otro titulado Euíades, dos De las oportunidades, otro De discursos domésticos, otro De la enseñanza de los niños, otro de la misma materia, diverso del antecedente; otro De la enseñanza, virtudes y prudencia; otro Exhortatorio, otro Del número, otro De definiciones acerca de la dicción en los silogismos, otro Del cielo, dos De política, uno De la Naturaleza de los frutos y de los animales. Todas las obras hacen la suma de doscientos treinta mil ochocientos versos. Tantos fueron los libros que escribió.

5. También he hallado su testamento, que es en esta forma:

Habrá salud; pero por si algo sobreviniese, así dispongo: Todo cuanto hay en mi casa lo doy a Melante y a Pancreón, hijos de León. En orden a las cosas propuestas por Hiparco, quiero que se haga lo siguiente: primero, que se concluya el Museo y estatuas de las diosas, y si puede además añadirse algún ornato más bello. Item, que la imagen de Aristóteles se coloque en el templo, y los demás donativos o presentallas que estaban antes en el mismo templo. Item, que el portiquillo que había a la entrada del Museo se reedifique no inferior al primero, y que las tablas en que están delineados los círculos de la tierra se coloquen en el pórtico de abajo. Item, que se restaure el ara de modo que quede perfecta y decente. Quiero que se concluya la imagen de Nicomaco, y Praxiteles, que hizo el modelo, hará también los demás gastos (327), y que sea colocada donde pareciera bien a los que tuvieran el encargo de las otras cosas ordenadas en este testamento. Esto es lo que dispongo respecto al templo y donativos.

6. La heredad que tengo en Estagira la doy a Calino; y todos mis libros a Neleo. El huerto, el paseo y todas las habitaciones contiguas al huerto los doy a mis infraescritos amigos, si quisieran estar juntos en la escuela y filosofar de consuno; aunque como no es posible que siempre estén ausentes de sus patrias todos los hombres, no podrán los referidos enajenarlo, ni aun poseerlo como propio, sino en general como cosa sagrada, habitar allí todos en común y usar de todo ello familiar y amigablemente, como conviene y es justo. Los que vivirán allí en compañía serán Hiparco, Neleo, Estratón, Calino, Demótimo, Demarato, Calístenes, Melante, Pancreón y Nicipo. Si quisiera filosofar Aristóteles, hijo de Midio y de Pitíada, tendrá derecho a participar de dichas cosas. De éste tendrán todo cuidado los más ancianos, para que se aplique con el mayor ahínco a la filosofía. Mi cuerpo será enterrado en aquel paraje de] huerto que más cómodo pareciera, no haciendo cosa alguna superflua acerca del funeral y sepulcro.

7. Quiero asimismo que después de mi muerte y sepultura, y reparados templo y huerto y paseo según se ha dicho, Pompilo, que allí habita, cuide de ello, igualmente que de las cosas que antes cuidaba, mirando a la utilidad de los que la poseen. Pompilo y Treptas, libertos míos hace tiempo, y que me han sido muy útiles, tengo por conveniente que posean sin algún menoscabo las cosas que yo les haya dado, las que ellos hayan granjeado, lo que mandé que les diese Hiparco, y además dos mil dracmas, según he participado muchas veces a ellos mismos, a Melante y a Pancreón, y me lo han aprobado y aceptado todo. Les hago también donación de Somatal y de la esclava. De los muchachos doy desde luego libertad a Molón, a Cimón y a Pancreón; pero Manes y Calias quedarán libres después de que estarán cuatro años en el huerto, trabajando ambos sin reprensión alguna. Cuando de los muebles de casa se hubiesen dado a Pompilo aquellos que bien pareciese a mis ejecutores, lo restante se reducirá a dinero. De Carión hago donación a Demócrito, y de Donaco a Neleb; pero que Eubión sea vendido. Dará Hiparco a Calino tres mil dracmas. A no considerar que Hiparco me ha sido muy útil en otro tiempo, y ahora ha padecido graves menoscabos, ordenaría que partiese el goce de mi herencia con Melante y Pancreón; pero por cuanto veo que no es fácil que la puedan administrar de mancomún, y tengo por más útil a aquellos les dé Hiparco alguna cosa, dará Hiparco a Melante y a Pancreón un talento a cada uno. Dará también Hiparco a mis ejecutores lo que costaren las obras mandadas hacer en mi testamento, luego que cada una esté concluida. Administradas estas cosas por Hiparco, quede libre de todas deudas y obligaciones conmigo; y si en mi nombre viniese a Hiparco algún útil en Calcides, que sea suyo. Los ejecutores de las cosas escritas en este testamento serán: Hiparco, Neleo, Estratón, Calino, Demótimo, Calístenes y Tesarco.

Una de las copias del testamento, selladas con el anillo de Teofrasto, se dio a Hegesias, hijo de Hiparco. Fueron testigos Calipo Pelaneo, Filómelo Euonumeo, Lisandro Hibees y Filión Alopecense. La segunda la recibió Olimpiodoro; testigos fueron los mismos; y otra recibió Adimanto de mano de su hijo Andróstenes, que se la llevó de casa de Teofrasto; sus testigos Aimnesto, hijo de Cleóbulo; Lisístrato Tasio, hijo de Fidón; Estratón Lampsaceno, hijo de Arcesilao; Tesipo, hijo de Tesipo, de oficio alfarero, y Discórides Epicefio, hijo de Diomslo.

8. Este es el tenor de su testamento. Hay quien diga que el médico Erasistrato fue discípulo suyo, lo cual es creíble.


ESTRATÓN

1. Sucedió a Teofrasto en la escuela Estratón Lampsaceno, hijo de Arcesilao (de quien hace memoria en su testamento), varón elocuentísimo, llamado Físico por su gran aplicación en adelantar en la Física. Fue también preceptor de Tolomeo Filadelfo, y dicen que recibió de él ochenta talentos. Empezó a regentar la escuela, como dice Apolodoro en las Crónicas, en la Olimpiada CXXIII, y la regentó dieciocho años. Quedan de él los libros siguientes: tres Del reino, tres De la justicia, tres De lo bueno, tres De los dioses, tres Del gobierno, De las vidas, De la felicidad, De la filosofia, De la fortaleza, Del vacuo, Del cielo, De la respiración, De la naturaleza humana, De la generación de los animales, Del concúbito, Del sueño, De los sueños, De la vista, Del sentido, Del deleite, De los colores, De las enfermedades, De los juicios, De las fuerzas, De las máquinas metálicas, Del hambre, De la oscuridad, Del leve y grave, Del entusiasmo, Del tiempo, Del comer y aumento, De los animales dudosos, De los animales fabulosos, De las causas, Solución de ambigüedades, Proemios a los tópicos, Del accidente, De la definición, De lo más y menos, De lo injusto, De lo primero y postrero, Del primer género, Del propio, De lo venidero, Dos catálogos de inventos, Comentarios, aunque se duda de ellos, Cuatrocientas cincuenta cartas, cuya inscripción es: Estratón a Arsínoe, obrar bien, etc.

2. Cuentan que era tan delicado y débil, que murió sin sentirlo. Hay unos versos míos para él, que dicen:

Débil era de cuerpo, aunque se ungía,
Estratón Lampsaceno.
Luchó continuamente
con dolencias añejas,
y murió sin saber que se moría.

Hubo ocho Estratones: el primero fue discípulo de Isócrates; el segundo, éste de quien hablamos; el tercero fue médico, discípulo de Erasistrato, o según otros quieren, alumno; el cuarto fue historiador de los hechos bélicos de Filipo y Perseo contra los romanos (328). El sexto fue poeta epigramático; el séptimo, un médico antiguo, como dice Aristóteles; y el octavo fue peripatético, habitante de Alejandría.

3. De nuestro Estratón fisico existen también los testamentos, concebidos en la forma siguiente:

Esta es mi disposición testamentaria por si algo me aconteciese. Cuanto tengo en casa lo dejo a Lampirión y Arcesilao. Del dinero que tengo en Atenas curarán primero mis ejecutores de lo perteneciente a mi entierro y de lo que a él se sigue por ley, no haciendo nada de superfluo ni escaso. Ejecutores dél testamento serán Olímpico, Arístides, Mnesígenes, Hipócrates, Epícrates, Górgulo, Diocles, Licón y Atenes. Dejo la escuela a Licón, por razón que los demás unos son viejos y otros están ocupados; todos los cuales harán bien ratificándolo y aprobándolo. Le dejo también todos mis libros, excepto los que yo he compuesto; todos los vasos de cocina, los manteles y vasos de mesa.

4. Darán los ejecutores a Epícrates quinientas dracmas y uno de los muchachos, el que pareciere a Arcesilao. Lo primero que harán Lampirión y Arcesilao es dejar libre a Daipo de las obligaciones que contrajo por Ireo; y nada deberá ni a Lampirión ni a sus herederos, sino que quedará libre de toda obligación. Le darán también los ejecutores quinientas dracmas, uno de los muchachos, el que a Arcesilao pareciere, a fin de que habiéndome ayudado mucho en el trabajo y haberme sido muy útil, tenga lo necesario para vivir y ser respetado. Dejo también libres a Diofanto, a Diocles y a Albo; pero devuelvo a Simías a poder de Arcesilao. Igualmente dejo libre a Dromón. Cuando haya venido Arcesilao, calculará Ireo con Olímpico, Epícrates y demás ejecutores los gastos hechos en mi entierro y demás funerales. El resto del dinero lo entregará Arcesilao a Olímpico; pero sin que sea molestado sobre los plazos y tiempo. Quitará también Arcesilao las obligaciones que hizo Estratón a Olímpico y a Aminilas, existentes en poder de Filócrates, hijo de Tisameno. En orden a mi monumento se ejecutará lo que pareciere bien a Arcesilao, Olímpico y Licón.

Esto es lo dispuesto en el testamento, como lo recogió Aristón Ceo (329).

5. Estratón fue un varón digno de ser admirado, versado en toda especie de ciencias, singularmente en la fisica, como la más antigua y estudiada.


LICÓN

1. A Estratón lo sucedió Licón, nativo de la Tróade, hijo de Astianacte; varón elocuente y muy apto para la enseñanza de los niños. Decía que a los niños debía ingerírseles el pudor y deseo de honores como se aplica a los caballos el látigo y el freno. Su fecundidad y elegancia en el decir y explicar las coSas consta de que acerca de una doncella pobre habla en estos términos: Grave cargo es para el padre una doncella a quien por falta de dote se le pasa aprisa la flor del tiempo. Por esto cuentan que Antígeno dijo de él: Así como el buen olor y belleza de una manzana no se puede trasladar a otra parte, así en este hombre se deben mirar las cosas que decía como las manzanas en el árbol. Y aun, porque era dulcísimo en el decir, añadieron algunos a su nombre la letra G (330). Pero en el escribir no se parecía a sí mismo. A los que se dolían de no haber aprovechado el tiempo en los estudios y desearían que volviese, los burlaba diciendo que mostraban arrepentirse mucho de un ocio ya irremediable e incorregible. A los que obraban sin consejos les decía que estaban tan faltos de razón como los que quieren explorar la rectitud de la Naturaleza con una regla torcida, o a los que se miran el rostro en agua turbia o en un espejo inverso. Y que a la corona forense aspiraban muchos, pero a la olímpica pocos o ninguno

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2. Sus consejos fueron en varias ocasiones muy importantes para los atenienses. En su vestir era sumamente curioso y aseado, como dice Hermipo. Hacía también mucho ejercicio, y disfrutaba perfecta salud corporal; y aun mostraba una habitud todavía atlética, con las orejas maltratadas y el cuerpo lustroso, como dice Antígono Caristio. Y se dice que ejerció la lucha en los juegos iliacos que celebró su patria, como también el juego de pelota. Era muy estimado de Eumenes y de Atalo, los cuales le hicieron varios donativos y agasajos. Procuró también Antíoco tenerlo consigo, mas no lo consiguió. Era tan contrario de Jerónimo, peripatético, que sólo él no le visitaba en el día de su cumpleaños, de lo cual ya dijimos algo en la Vida de Arcesilao (331). Dirigió la escuela por espacio de cuarenta y cuatro años, habiéndolo dejado Estratón como sucesor en su testamento, en la Olimpiada CXXVII. Oyó también a Pantedo, dialéctico, y murió a la edad de setenta y cuatro años, de enfermedad de gota. Hay unos versos míos para él, que dicen así:

De Licón referir no omitiremos
que murió de podagra;
pero me admira mucho que anduviese
en una sola noche, y con pies de otro,
el muy largo camino del infierno.

Hubo otros Licones. El primero fue pitagórico; el segundo, éste de quien hablamos; el tercero fue versista; el cuarto, poeta epigramático.

3. También ha venido a mis manos el testamento de nuestro filósofo, que es en la forma siguiente:

Así dispongo de mis cosas, por si no pudiese sobrellevar esta enfermedad. Cuanto tengo en casa lo doy todo a mis hermanos Astianacte y Licón (332); y ellos deberán satisfacer cuanto yo recibí de diferentes personas en Atenas, como también los gastos de mi entierro y demás funerales. Lo que tengo en la ciudad (333) y en Egina lo doy a Licón, ya porque tiene mi mismo nombre, ya por haber vivido conmigo muy bien largo tiempo; cuanto y más, que así erajusto se hiciese con uno que ha sido tenido por hijo. El paseo lo dejo a los amigos que quieran usarlo, a saber: Bulón, Calino, Aristón, Anfión, Licón, Pitón, Aristómaco, Heraclio, Licomedes y Licón mi sobrino. Determinarán estos quién haya de quedar elegido para regentar la escuela, que deberá ser el que tuvieren por más hábil ya propósito. Lo mismo procurarán sus demás amigos y conocidos, tanto por honor mío como por el de la escuela misma. Bulón y Calino, como los demás familiares, quedan encargados de mis funerales y combustión, cuidando de que no sean escasos ni superfluos. Los efectos procedentes de lo que poseí en Egina los dará Licón después de mi muerte a los jóvenes palestritas, para aceite en la lucha, a fin de que por este beneficio quede memoria mía de cualquiera que me honrare. Colocará también mi estatua en el paraje que más conviene a consulta y deliberación de Diofanto y de Heráclides, hijo de Demetrio. De lo que tengo en la ciudad devolverá Licón a cada uno lo que me haya prestado después que él partió. Bulón y Calino satisfarán a los que acompañaren mi entierro y los gastos de éste con los demás funerales; esto se sacará de las alhajas domésticas que he dejado a entrambos. Honrará (334) también a los médicos Pasitemis y Midias, pues son dignos de ello y de mayores honores, tanto por el cuidado que de mí han tenido como por el arte que profesan.

4. Dejo al hijo de Calino un par de copas tericleas (335); y a su mujer otro de perlas, un tapete sin vello y otro velloso por ambas haces, un tapiz y dos almohadas de las mejores, a fin de que no parezca que me he desentendido de ellos en orden al aprecio y estimación. Respecto a mis sirvientes ordeno así: a Demetrio, libre ya hace tiempo, le mando volver el precio de su libertad, y le doy cinco minas, un manto y una túnica, para que pueda sustentarse decentemente, ya que trabajó tanto en útil mío. Igualmente devuelvo a Critón Calcedonio el precio de su rescate, y le doy cuatro minas. A Micrón lo dejo libre, y Licón lo mantendrá e instruirá por espacio de seis años contados desde ahora. También doy libertad a Caretas; lo mantendrá Licón, y le doy dos minas y mis libros ya publicados (336); los no publicados los lego a Calino, a fin de que los publique diligentemente. A Siro, ya liberto, le doy cuatro minas, le entrego a Monedora, y si algo me debe se lo perdono. Lego a Hilara cinco minas, un tapete velloso por ambas caras, dos almohadas, un tapiz y la cama que le agrade. Dejo también libre a la madre de Micrón, a Noemón, a Dión, a Teón, a Eufranor y a Hermias. Agatón quedará libre pasados dos años; y pasados cuatro lo serán también Orfelión y Posidonio, mis esclavos de silla de manos. A Demetrio, a Critón y a Siro les dejo un lecho a cada uno y un tapiz de los que quedan, según a Licón le pareciere. Estas cosas serán para ellos, puesto que cada uno ha demostrado haber ejecutado correctamente lo que se les ha ordenado. En orden a mi sepultura, determinará Licón si me enterrará aquí o en mi patria; y así lo hará, pues bien sé que procurará lo más decente para mí no menos que yo mismo. Ya que haya ejecutado todas estas cosas, será válida la donación de lo aquí contenido. Testigos, Calino Hermioneo, Aristón Ceo y Eufrón Peaniense.

5. Tan sabiamente dispuso todas las cosas acerca del estudio y erudición, que aun hasta en el testamento dejó ver su mucho saber y prudencia, de manera que en esto debe ser imitado.


DEMETRIO

1. Demetrio, hijo de Fanostrato, fue nativo de Falera y discípulo de Teofrasto. Habiendo orado al pueblo ateniense, lo gobernó por espacio de diez años, y fue honrado de él con trescientas sesenta estatuas de bronce, de las cuales muchas eran ecuestres y puestas en carros y vigas (337); ejecutadas todas en menos de trescientos días con la mayor diligencia. Empezó a gobernar la República, según dice Demetrio de Magnesia en sus Colombroños, cuando Harpalo, huyendo de Alejandro, se fue a Atenas. Ordenó en su gobierno muchas cosas utilísimas a la patria, le aumentó las rentas y la ilustró con edificios, por más que él no era de sangre ilustre, pues según Favorino en el libro I de sus Comentarios, era de la servidumbre de Conon (338). Vivía con su ciudadana y noble amiga Lamia, como dice él mismo en el libro I; y en el II asegura que Cleón se sirvió de él para el nefando. Didimo escribe en sus Convites que fue hermoso de cejas, y que cierta meretriz lo llamaba Lampeto. Dicen que habiendo perdido la vista en Alejandría, se la restituyó Serapis. Con este motivo compuso himnos a Apolo, que todavía se cantan. Siendo como era celebradísimo entre los atenienses, no obstante lo derribó la envidia, que todo lo devora, pues perseguido por asechanzas de algunos, fue sentenciado a pena capital hallándose ausente. No pudieron atraparlo; pero vomitaron su veneno en el bronce, derribando sus estatuas, de las cuales unas las vendieron, otras las sumergieron y otras las quebrantaron para hacer de ellas orinales, como dicen algunos. Solamente quedó libre una en la Roca. Favorino dice en su Historia varia que esto lo ejecutaron los atenienses por orden del rey Demetrio. Según el mismo Favorino, aun acusaron de ilegítimo su principado. Hermipo dice que después de la muerte de Casandro, por temor de Antígono, se fue con Tolomeo Sótero, y que habiendo estado allí mucho tiempo, aconsejó a Tolomeo, entre otras cosas, que diese el reino a los hijos que había tenido con Eurídice; aunque no habiendo él asentido a ello, y dada la diadema al que tenía de Berenice, éste, después de muerto ToloMeo, tuvo a bien guardarlo preso en la provincia, mientras deliberaba lo que debía hacer. Vivió allí muy caído de ánimo, hasta que estando dormitando un día lo mordió un áspid en la mano, y murió. Fue enterrado en la prefectura busiriense,junto a Diópolis. Yo le he compuesto los versos siguientes:

Mató al sabio Demetrio
un áspid venenoso,
no ya vibrando luces,
sino negros infiernos por los ojos.

2. Heráclides, en su Epítome de las sucesiones de Soción, dice que Tolomeo quiso ceder el reino a Filadelfo, pero él lo disuadió, diciéndole: Si a otro lo das, tú no lo tendrás. Cuando lo acusaron en Atenas, faltó poco para ser también condenado el poeta cómico Menandro, no más por ser amigo suyo; así lo he leído, pero lo excusó Telesforo, primo de Demetrio. En la multitud de libros y número de versos excedió a casi todos los peripatéticos de su tiempo, siendo igualmente el más docto y perito de ellos. Sus escritos son, unos de Historia; otros de Política; otros de Poesía; otros de Retórica; otros, oraciones dichas al pueblo; y otros, embajadas. También tiene colecciones de discursos esópicos y otras obras más. Son, pues, cinco libros De las leyes de los atenienses; dos De los ciudadanos atenienses; dos Del gobierno o conducción del pueblo; uno De las leyes; dos De Retórica; dos De la milicia; dos acerca de la Ilíada; cuatro acerca de la Odisea; uno titulado Tolomeo; otro libro amatorio; otro llamado Fedondas; otro Medón; otro Cleón; otro Sócrates; otro Aristómaco; otro Artajerjes; otro Homérico; otro Arístides; otro Exhortatorio; otro Por la República; otro sobre el Decenio; otro De los Jones; otro sobre embajadas; otro De la fe (339); otro De la gracia (340); otro De la fortuna; otro De la magnificencia; otro De las nupcias; otro De la opinión; otro De la paz; otro De las leyes; otro De los estudios; otro De la oportunidad; otro titulado Dionisio; otro Calcídico; otro De la incursión de los atenienses; otro De Antijanes; otro Proemio histórico; otro De cartas; otro Asamblea jurada; otro De la vejez; otro titulado Derechos; otro acerca de Esopo, y otro De críos.

3. Su estilo es filosófico e interpolado de nervio y vigor retórico. Habiendo oído que los atenienses habían derribado sus estatuas, dijo: Pero no han derribado la virtud por la cual me las habían puesto. Decía que las cejas no son parte de poca entidad, pues pueden oscurecer toda la vida del hombre. No sólo llamaba ciegas a las riquezas, sino también a la fortuna que las dirige. Que cuanto puede el hierro en la guerra, tanto vale la lengua en el gobierno de la República. Habiendo visto una vez a un joven lujurioso, dijo: He aquí un Mercurio cuadrado con manto, vientre, genitales y barba (341). Decía que a los hombres soberbios se les debía cortar algo de la altura y dejarles el concepto que de sí tienen. Que los jóvenes deben reverenciar en su casa a los padres, en la calle a todos y en la soledad a sí mismos. Llamaba amigos a los que en las prosperidades acuden siendo llamados, y en las calamidades sin serlo. Esto es lo que se le atribuye.

4. Hubo veinte Demetrios memorables: el primero fue retórico cartaginés, más antiguo que Trasímaco; el segundo, éste de que hablamos; el tercero, un peripatético bizantino; el cuarto se llamó el Dibujante, por ser pintor, y fue bastante conocido y hábil; el quinto fue Aspendio, discípulo de Apolonio Solease; el sexto, Calaciario, que escribió veinte libros de Asia y Europa; el séptimo, bizantino, que escribió en trece libros el pasaje de los galos de Europa a Asia; y en otros ocho las cosas de Antíoco y Tolomeo, y el gobierno de Libia por éstos; el octavo fue sofista, habitante de Alejandría, y escribió De arte oratoria; el noveno fue gramático adramiteno, apellidado Ixión por haber hecho, según parece, alguna injuria a Juno; el décimo fue un gramático cireneo, apodado Tinaja. varón digno de memoria; el undécimo fue nativo de Escepsis, hombre rico, noble. y gran filólogo. Este promovió al ciudadano Metrodoro. El duodécimo fue gramático eritreo, hecho ciudadano de Temno; el decimotercero fue de Bitinia, hijo de Difilo Estoico y discípulo de Panecio Rodio; el decimocuarto fue retórico de Esmima. De estos, todos fueron prosistas; los restantes, poetas (342). El primero fue poeta de la comedia antigua; el segundo, poeta épico, de quien sólo queda lo que dijo contra los envidiosos, y es lo siguiente:

Menosprecian al hombre mientras vive
y cuando ya no existe lo desean.
Por un vano sepulcro y simulacro
contienden las ciudades y los pueblos.

El tercero fue nativo de Tarso, y escribió sátiras; el cuarto escribió yambos, y fue hombre mordaz; el quinto fue estatuario, de quien Polemón hace memoria; el sexto fue poeta misceláneo, y compuso cosas de Historia y Retórica (343).


HERÁCLIDES

1. HerácIides, hijo de Eutifrón, fue nativo de Heraclea, en el Ponto, y hombre rico. Viajó a Atenas, donde primero oyó a Espeusipo, luego a los pitagóricos, e imitaba a Platón, y por último fue discípulo de Aristóteles, como dice Soción en las Sucesiones. Usaba vestido muy ligero y era tan hinchado de cuerpo, que los atenienses no lo llamaban Póntico, sino Pómpico. Su andar era modesto y grave.

2. Nos quedaron de él bellas y excelentes obras. Primero sus Diálogos, de los cuales los morales son: tres De la justicia, uno De la templanza, otro De la piedad, otro De la fortaleza, otro De la virtud en común, otro De la felicidad, otro Del principado, otro De las leyes y de otras cosas análogas a éstas. Un libro acerca de los nombres, otro titulado Pactos, otro El Involuntario amoroso y Clinias. Los fisicos son: De la mente, Del alma, Del alma en particular, De la naturaleza y de los simulacros, Contra Demócrito, De lo que hay en el cielo, De lo que hay en el infierno; dos libros de Vidas, uno titulado Causas de las enfermedades, otro De lo bueno, Contra Zenón, y otro Contra Metrón. Los libros gramáticos son: dos acerca de la edad de Homero y Hesíodo, y dos De Arquíloco y Homero. Los de música son: tres De cosas contenidas en Eurípides y Sófocles, dos De música, dos De soluciones homéricas, uno Teoremático, otro De los tres poetas trágicos, otro titulado Caracteres, otro De la poesía y poetas, otro De la conjetura, otro De la previsión, cuatro De narraciones acerca de Heráclito, uno De narraciones acerca de Demócrito, dos De soluciones en las controversias, uno titulado Axiomas, otro De las especies, otro titulado Soluciones, otro Amonestaciones, otro A Dionisio. Sobre la Retórica escribió: Del orar, o sea Protágoras. y de Historia escribió acerca de los pitagáricos y de los inventos. Algunas de estas obras las compuso con estilo cómico; como la Del deleite y la De la prudencia. Otras con estilo trágico, como la De lo que hay en el infierno, la De la piedad y la Del poder. Usa también cierta medianía en el lenguaje, a imitación de filósofos, capitanes y ciudadanos que se comunican entre sí. Existen además obras suyas, De Geometría y Dialéctica. En todas ellas su estilo es variado, conciso y muy poderoso para captar los ánimos.

3. Parece también que libertó a su patria tiranizada, quitando la vida al tirano, según afirma Demetrio de Magnesia en sus Colombroños, el cual trae la historia siguiente. Dice que crió un dragón desde pequeñito hasta la magnitud justa, y hallándose ya cercano a la muerte, llamó a un confidente suyo, y le encargó que luego que muriese, escondiese su cadáver y pusiese el dragón en la cama, para que pareciese que él había ascendido a los dioses. Así se ejecutó todo. Luego, al sacar a entierro los ciudadanos a Heráclides, y celebrando su buena memoria, como el dragón oyó las voces, salió de entre la ropa y asustó a muchos. Por último se descubrió todo, y Heráclides compareció, no como creía, sino como era. Hay unos versos míos para él, que dicen así:

Dejar querías a los hombres todos
opinión, oh Heráclides,
que muriendo en dragón te transformaste;
mas saliste engañado, pues la bestia
dragón era, por cierto,
y tú la bestia fuiste antes que sabio.

Esto lo refiere también Hipoboto.

4. Pero Hermipo dice que, afligiendo el hambre a la provincia de Heraclea, consultaron los heracleotas a la pitonisa para el remedio. Que Heráclites corrompió con dinero a los consultores del oráculo, y aun a la misma profetisa, a fin de que dijesen que el daño cesaría si coronaban a Heráclides, hijo de Eutifrón, con una corona de oro, vivo todavía entre ellos, y después de muerto lo honraban como a héroe. Vino finalmente el oráculo, pero nada ganaron los que lo fingieron, pues luego que fue coronado Heráclides en el teatro, le dio una apoplejía, y los consultores del oráculo cayeron muertos. Aun la misma pitonisa, habiendo ido al ádito (344), en aquella misma hora y puesto el pie sobre un dragón, fue mordida por él y murió luego. Esto es cuanto se refiere acerca de la muerte de Heráclides.

5. Aristójeno, músico, dice que también componía tragedias y las publicaba con el nombre de Tespis. Camaleón dice igualmente que Heráclides le robó a él lo que escribió sobre Hesíodo y Homero. También Autodoro lo carga contradiciéndole a lo que escribió de la justicia. Finalmente, habiendo Dionisio, el llamado Desertor (o según algunos Espintaro), escrito su Partenopeo, y publicándolo con el nombre de Sófocles, lo creyó de este Heráclides, y en algunos lugares de sus Comentarios se sirve de las autoridades de él como verdadero escrito de Sófocles. Advirtiendo esto Dionisio, avisó del hecho a Heráclides; mas como este lo negase o no quisiese creer, le escribió aquel los primeros versos, cuyas letras iniciales decían Pagcalos. Este Pancalo era bardaja de Dionisio. Como todavía no lo creyese, y dijese que podía haber sido obra del acaso, le volvió a escribir Dionisio diciendo que también hallaría en la misma obra lo siguiente:

No se coge con lazo mona vieja;
y si acaso se coge,
se coge con trabajo y mucho tiempo.

Como también que hallaría esto en los mismos versos:

Heráclides no conoce las letras, y no se avergüenza.

6. Hubo catorce Heráclides: el primero, éste de quien hablamos; el segundo, paisano suyo, el cual compuso pirriquias y cosas de poca monta; el tercero fue curveo, y escribió en cinco libros las cosas de Persia; el cuarto, también curveo, fue retórico y escribió de este arte; el quinto fue calaciano o alejandrino, el cual escribió las Sucesiones en seis libros, y la Oración lembéutica, por la cual era llamado Lembo; el sexto fue alejandrino y escritor de los idiomas pérsicos (345); el séptimo fue bargilefta, y escribió contra Epicuro; el octavo, médico hicesio; el noveno, médico empírico, nativo de Taranto; el décimo escribió reglas de poesía; el undécimo, fue escultor foceo; el duodécimo, un hábil poeta epigramático; el decimotercero fue de Magnesia, y escribió las cosas de Mitríades; y el decimocuarto escribió de astrología.


Notas

(316) Los latinos lo llaman fullo. No me consta quién ejerce hoy este oficio. Parece que Julio se llamaba el que con sucos de hierbas, tierras u otras cosas quitaba las manchas de la ropa, sacaba el aceite de las lanas, paños, etc. Malaquías, 3-2, etcétera, quasi herbafullonum.

(317) En la Vida de Platón, pár. 3, se cita este mismo libro VIII de Atenodoro. Véase la nota 198.

(318) Leucipo, según el mismo Laercio en su Vida). lib. IX, pár. 1, no fue de Eresia, y por consiguiente, no fue paisano de Teofrasto. Quizá hubo otro Leucipo. Henr. Estefano escribía Alcippo, como tienen algunos códices; otros códices leen Lacippo.

(319) Et in sinrilibus esset.

(320) Vocablos griegos que no podemos reproducir.

(321) Ibid.

(322) Puede significar De controversias.

(323) Parece que puede traducirse De los fenómenos frecuentes o que suceden a menudo; y aun De los que vienen juntos con otros, que en latín diríamos confertim.

(324) Añado las palabras no según Aristóteles, para diferenciarlo del antecedente.

(325) O sean, Posiciones.

(326) Esta es, sin duda, la misma obra puesta antes, repetida aquí inadvertidamente. Existen todavía este pequeño escrito y otras cositas de Teofrasto, como son la Historia de las plantas, un tratado De las piedras y dos Cartas. Todo lo demás se ha perdido.

(327) Esto es, hará la estatua en piedra.

(328) Falta el quinto Estratón.

(329) En el testamento de Licón fue testigo este Aristón u otro.

(330) Si a la palabra Licón se antepone G y se lee Glicón, en griego significará dulce.

(331) Algo dice de ello allí, pár. 8.

(332) Tenía un hermano de su mismo nombre, como luego dice, aunque el suyo ya se había mudado en Glicón.

(333) De Atenas.

(334) Aquí honrar es darles su honorario y paga.

(335) De las copas o cálices de Tericles, se pueden ver Plinio, Ateneo, Hesiquio, Suidas.

(336) Vocablos griegos que no podemos reproducir.

(337) Véase la nota 168.

(338) El texto griego, según la puntuación de las ediciones modernas, dice: Aunque él no era noble, pues era de la servidumbre o familia de Conon ... aunque ciudadana y noble. Cualquiera conocerá que aquí hay contradicción manifiesta. Además, que sabemos por Eliano que Demetrio Falereo fue esclavo de Conon. ¿Cómo, pues, sería de familia ciudadana y noble? Ni esto puede entenderse de la familia, esto es, de la sangre, pues Eliano declara que era de la familia de servicio, esto es, esclavo. Por estas razones me ha parecido forzoso seguir la puntuación de Henr. Estefano y Tomás Aldobrandini, que las palabras ciudadano y noble las unen al periodo segundo. Vivía con la ciudadana y noble amiga Lamia, etcétera.

(339) Vocablos griegos que no podemos reproducir.

(340) Ibid.

(341) Alude a las estatuas de Mercurio llamadas Términos, que suelen ser de esta figura, esto es, una pirámide cuadrada inversa hasta los genitales, y de allí hacia arriba un cuerpo humano.

(342) Menos uno, que fue estatuario.

(343) Hubo otros muchos Demetrios además de éstos, y Menagio recoge algunos que Laercio nombra en otros lugares y aquí los omite.

(344) Al lugar secreto del santuario, de donde daba los oráculos.

(345) Otros traducen De las propiedades pérsicas.

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