SAJONES
Los reyes guerreros

Albergado en cinco partes en You tube, el documental Sajones. Los reyes guerreros, fue producido por History Channel.

Aborda desde el abandono de las fuerzas militares imperiales romanas de la Britania, pasando por la denominada Edad obscura, de 410 a 455, hasta la llamada Heptarquía sajona, que se desarrolla de 455 a 839.

Cabe precisar que el término heptarquía sajona se refiere a los siete principales reinos que se formaron en territorio sajón durante el periodo histórico señalado. Esos siete reinos fueron:

1.- Kent, fundado en 455.
2.- Sussex, creado en 477.
3.- East anglia, en 520.
4.- Essex, en 527.
5.- Wessex, en 538.
6.- Mercia, en 585.
7.- Northumbria, en 604.

A partir de 406-407, cuando las fuerzas imperiales de legionarios establecidos en Britania se amotinan dando pie a que el general Constantino se autoproclame Emperador Romano en Britania, y abandone la zona llevándose a las fuerzas legionarias, los britanos, habitantes del territorio, quedan prácticamente desamparados al tener que enfrentar el constante acoso de los pictos, las tribus bárbaras provenientes del territorio que ahora se llama Escocia.

Cuando en 410 la comunicación entre Britania y Roma se interrumpe para no volverse a establecer jamás, el destino de la aristocracia romana abandonada a su suerte se hace evidente. Acorralados por los pictos, y desorganizados, los britanos parecían ver llegar su fin. Pero un jefe briton, de nombre Vortigern, quien probablemente había accedido al poder mediante una especie de golpe de Estado, toma la decisión de pactar con clanes bárbaros, proponiéndoles una alianza para combatir a los pictos, y es así como muchedumbres de sajones, de anglos y de jutos, arriban uniéndose a los Britanos para combatir a sus enemigos los pictos.

Según cuenta la leyenda, los sajones se encontraban, en aquellos momentos, lidereados por los hermanos Hengist y Horsa, de una fiereza poco común en el campo de batalla. De hecho, su mismo nombre de sajones, dícese que provenía de una espada especial de cuyo uso eran muy diestros y que tan sólo ellos utilizaban.

Rapidamente los sajones desbarataron la amenaza picta deviniendo en salvadores de los britanos, por lo que Vortigern quedoles sumamente agradecido. Les otorgó tierras y privilegios, lo que originó recelos y envidias entre la aristocracia britana que se sintió herida en su orgullo al ver como su rey favorecía a un montón de bárbaros traga-raíces. Por si ello fuera poco, sucedió que Vortigern se enamoró perdidamente de la hija de uno de los hermanos que comandaban a las huestes de los traga-raíces, una chica llamada Rovena, que según cuentan era muy bella.

Finalmente Vortigern decide casarse con Rovena y eso sería la gota que derramaría el vaso. Pues los britanos, indignados, decidieron mandar al cuerno a su rey; los sajones sintieron también que el rey les estaba viendo la cara de idiotas, por lo que también decidieron darle una lección. Quedando prácticamente como el perro de las dos tortas, el pobre de Vortigern no sentía ya lo duro sino lo tupido, y como suele acontecer en casos similares, terminaría sus dias ajusticiado por el mismo pueblo del que supuestamente era rey.

La muerte de Vortigern traería como consecuencia enfrentamientos militares entre britanos y sajones. Según dicen, uno de los hermanos que dirigían a los sajones, de nombre Hengist, vocablo que significa semental, urdió la manera de finiquitar la bélica actitud de los britanos, engañándoles al proponerles una reunión para llegar a acuerdos que tranquilizaran la situación, pero en realidad, tendiéndoles una trampa para matarles a todos, plan que lleva a cabo con éxito.

Después de aquel genocidio, parecía que los sajones iban a resultar los ganones de la película, pero sucedió que un jefe militar britano, de nombre Ambrosio Aureliano, junto con su lugarteniente, un tal Arturo, organiza la resistencia britana, y acaba venciendo a los traga-raíces de los sajones en la batalla del monte de Badon, lo que otorgaría un respiro a los britanos para delimitar su territorio y pintar su raya frente a pictos, sajones, anglos y jutos.

Posteriormente, un singular personaje, el rey sajón de Bernicia, llamado Ethelfrith, irrumpiría en la historia como elemento clave para la intentona sajona de reunificación. De él, se decía que le encantaba andarse robando cuanta chica le gustase, un auténtico Juan charrasqueado que por aquellos campos no dejaba ni una flor, asesinó a un rey de nombre Hussa. Como era su costumbre, se agandalló a la Bebba, que era el nombre de la hija del rey, aunque el hijo, llamado Edwin, alcanzó a huir, contrariando el plan original de Ethelfrith que pretendía matar al padre y al hijo para, quedándose con la Bebba, quedarse con el reino sin problemas al futuro. Total que las cosas no salieron como las había planeado, por lo que hubo de andar tras Edwin para matarlo, porque sabía que tarde o temprano el chamaco se presentaría a reclamar el trono que por sangre le pertenecía. Y Edwin, lo primero que hizo fue buscar la protección de algún soberano para evitar que Ethelfrith lo mate.

Finalmente Edwin encuentra refugio en el territorio del rey Redwald, quien le extiende su protección. Al enterarse Ethelfrith del lugar en que se encontraba Edwin envía una embajada ante el soberano Redwald, solicitándole le haga entrega de su huésped, a lo que el rey se niega. Y así, entre dimes y diretes este asunto vuélvese punto de tensión entre ambos soberanos, tensión que finalmente terminaría resolviéndose en el terreno militar en la batalla del río Idle, en la cual Ethelfrith muere.

Así, como si se tratase de un cuento de hadas, los victoriosos Redwald y Edwin son felices comiendo sus perdices. El segundo es nombrado súbdito heredero, quien, a la muerte del primero haríase cargo del reino, pero habida cuenta de que a los traga-raíces de los sajones como que no les hacía mucha gracia el no tener con quien guerrear, en poco tiempo se enemistan con Edwin y terminan asesinándolo. Sin embargo, la unificación lograda en Northambria, perduraría hasta la época en que arriba a territorio sajón la invasión vikinga.

Es aquí cuando hay que replantear las informaciones dadas en este documental, en donde de manera muy confusa se hace mención de las conversiones de los soberanos sajones al cristianismo, sin precisar a qué vertiente cristiana fueron acomodándose los soberanos de los traga-raíces. Trampeando la situación, se deja entender que aquellas conversiones eran al cristianismo católico, lo que no es exacto. Pásase, por ejemplo, por alto, la influencia que sobre los traga-raíces ejerció el pelagianismo. Esta corriente del cristianismo terminó siendo considerada herejía por la Iglesia católica, ya que negaba el pecado original y, por consecuencia, consideraba el sacramento del bautismo como un acto superfluo y sin sentido. Pelagio, el sostenedor de esa tesis, a quien teníasele por originario de la Bretaña, argüía afirmando que el llamado pecado original cometido por Adán y Eva durante su estancia en el paraíso, tan sólo les alcanzaba a ellos y no a su descendencia, por lo que la humanidad toda nacía libre de pecado sin tener, por lo tanto, necesidad alguna del bautismo para expiar la culpa de sus progenitores. Pues bien, esta corriente cristiana, tuvo su pegue en Britania, y esto no se menciona en este documental, en el que se insiste en suponer que la conversión de los traga-raíces fue al cristianismo católico.

En fin, ante el arribo de la amenaza vikinga, los sajones buscaron defenderse pero fueron materialmente barridos quedando tan sólo una pequeña franja territorial a salvo de la invasión vikinga. Es precisamente en ese momento cuando emerge la figura mítica de Alfredo el grande, también llamado Alfredo el rey de los pantanos, quien terminará cubriéndose de gloria eterna al organizar la resistencia contra la intromisión vikinga y finalmente venciéndoles.

El documental termina con la derrota de los vikingos ante las fuerzas comandadas por Alfredo, y no nos cabe la menor duda de que quien lo vea pasara momentos muy gratos a la vez que aprenderá y reflexionará sobre ese periodo particular de la historia medieval europea en la que los reyes sajones andaban a la greña entre ellos, con sus vecinos y prácticamente con todo aquel que se les acercase.

Septiembre del 2011
Chantal López y Omar Cortés






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