LOMBARDOS

Producido por History Channel y albergado, en cinco partes, en el sitio You tube, el documental sobre los lombardos que ahora colocamos en nuestra Videoteca Virtual Antorcha, relata la historia de la etnia de los barbudos bárbaros provenientes de Escandinavia. Participaron, al igual que numerosas etnias, en la llamada Gran migración del siglo tercero de la era cristiana, yendo a establecerse en el territorio formado en la actualidad por Austría y Hungría, denominado Panonia. Notemos que el vocablo lombardo deviene del de longobardos que significa barbas largas, y que si bien se díce que el nombre original de esta etnia era el de Winnili, de su estancia en Panonia les llegaría el sobrenombre de los barbas largas, según algunos antropólogos, por el culto de Odín que profesaban y les impulsaba a recrear la imagen de ese dios, al que imaginaban viejo y barbudo. Para imitarle, los winnilis dejábanse crecer las barbas, y de aquí el mote de lombardos, o sea los de las largas barbas.

Curiosamente la incursión de los barbudos en el caudal de la historia europea, ocurre cuando la Roma de Italia era ya una entelequia, un simple recuerdo de glorias pasadas. De hecho los lombardos penetraran en la historia del imperio romano ligados al desarrollo de la llamada segunda Roma, esto es, Constantinopla.

En efecto, los barbudos establecerían un pacto de alianza con la segunda Roma en tiempos del emperador Justiniano, convirtiéndose en sus aliados militares y colaborando en las campañas del imperio en contra de los ostrogodos y los gépidos. Incluso, en la incursión de reconquista impulsada por Justiniano, cuyo objetivo era volver a establecer las antiguas fronteras imperiales de Roma, participarían colaborando con Narcés, el jefe de la segunda Roma, en la campaña militar emprendida en el norte de Italia. Pero, en ésta, los barbudos se distinguirían por su descomunal ferocidad y bestialidad que el mismísimo Narcés ordenó que volvieran a Panonia, porque de plano ya no aguantaba sus tropelías.

Finalmente los lombardos adquirirían fama entre las etnias conocidas como bárbaras, cuando, uniéndose a los avaros, arrasan materialmente con los enemigos de la segunda Roma, los gépidos, poniéndoles tal tunda que los destrozan. A partir de ese momento, los barbudos se convierten en la fuerza hegemónica de la región de Panonia. Ése es el momento en el que surge la figura mítica del talante de Alboino, un rey lombardo que, según cuenta la leyenda elaborada por Pedro el diácono en el libro Historia gentis Longobardorum donde relata, con marcados tintes epopéyicos, la historia de esta etnia, fue Alboino quien derrotó al rey gépido Cunimundo, ordenando le cortaran la cabeza e hicieran de su cráneo una copa, la cual utilizaría como símbolo de su grandeza y poder; y como si eso fuese poco, echole también los ojos a la hija de Cunimundo y la tomo como esposa. Así fue como Rosamunda, que tal era el nombre de la fémina, se convirtió en reina de los barbudos.

Y Alboino, alborotado por su aplastante victoria sobre los gépidos, se abalanzó sobre el territorio italiano, buscando expander sus dominios. A tal campaña logró unir a buena parte de las poblaciones bárbaras de los sajones, los bávaros, búlgaros e incluso los restos de los mismos gépidos, lanzándose sobre la inerme región de Italia en donde quien realmente gobernaba era el papado, que, protegido por las fuerzas imperiales de la segunda Roma, hacía y deshacía por aquellos lares.

En aquel entonces el Papa era Juan III, quien por supuesto ni las manos metió para intentar frenar la invasión lombarda, contentándose con enviar, uno tras otro, sendos mensajes pidiendo auxilio al emperador radicado en Constantinopla, el que, dicho sea de paso, tampoco nada podía hacer puesto que no contaba con fuerzas militares de envergadura para intentar frenar el avance de los barbudos.

Así las cosas, Alboino dábase gusto saqueando y depredando las ciudades italianas, repartiendo entre sus generales tierras y ciudades, lo que traería como consecuencia la conformación, en un tiempo muy breve, de treinta y seis ducados prácticamente independientes unos de otros, y asentando lo que podría denominarse capital del imperio Lombardo en la ciudad de Pavia.

Ante tan angustiante situación, los pobladores de Italia no tuvieron más alternativa que apechugar y acomodarse a la nueva situación. Sin embargo en la segunda Roma se analizaba la manera de incidir a distancia sobre tan catastrófica situación, elaborando un plan para frenar al iracundo Alboino. Para ello, cuéntase, que desempeñó un importante papel Rosamunda, la reina de los barbas largas, quien jamás perdonó al salvaje Alboino el dolor que le infringió cuando mató a su padre, Cunimundo y ordenó que le cortaran la cabeza y fabricaran con su cráneo una copa. Pero lo que exacerbaba más el odio de Rosamunda hacia Alboino, era que este último, sadico y bárbaro, frecuentemente obligábale a compartir con él, bebiendo vino de la copa fabricada con el craneo de su padre; tales invitaciones hacíaselas en las fiestas que organizaba con sus generales.

Así las cosas, en uno de esos festines, ocurriósele a Alboino llamar a su querida esposa, y bajo la consigna la última y nos vamos, obligola a beber unos tragos en la esquelética copa. Dícese que Rosamunda aceptó porque no le quedó otra, pero que en sus interiores, maldiciendo, juró que era la última vez que el barbudo la hiciera sufrir de tal manera.

Planeó entonces deshacerse del arrogante ultrajador, utilizando a uno de los barbudos con quienes compartía el lecho, y que dícese era su amante, de nombre Elmijes, al que convenció para que le ayudara a despedir de este mundo al barbudo mayor. Efectivamente Alboino muere asesinado por Elmijes quien junto con Rosamunda se fuga a Ravena, con las riquezas de Alboino. Se dice que el jefe militar de la plaza, Longinos, seduce a Rosamunda insinuándole que se le arrejuntara y con él compartiera sus gracias y todo lo que trajó consigo, mandando al carambas al Elmijes; y cuentase también, que Rosamunda vio con buenos ojos tal propuesta por lo que ideó la manera de cortar de plano con Elmijes buscando envenenarlo. Pero Elmijes, nada tonto, adelantósele y obligola también a beber lo que le invitaba. Total que tanto Elmijes como Rosamunda exhalaron juntitos su último suspiro.

Tras el asesinato de Alboino, surge un tétrico personaje de nombre Ariperto II quien se autonombra rey de los barbudos, matando a todo aquel que se opusiera a su decisión. Cuenta la leyenda que uno de esos opositores sería la familia de otro personaje que en breve devendría en gran jefe de los barbas largas, Luitprando, bávaro de origen pero lombardo de corazón.

El asunto fue que Ariperto asesina a su padre, a su hermana y a su mamá, a las que, además de ordenar su asesinato, ordena también que les corten las narices y les saquen los ojos. Total que Ariperto se ensaña contra las familiares de Luitprando, creando con éste una deuda de sangre, que más temprano que tarde terminaría siendo cobrada.

Finalmente, el niño que fue Luitprando se convirtió en adulto por lo que Ariperto vió llegada su hora. En efecto, movido por un frenético deseo de venganza, Luitprando organiza un cuerpo militar y va en busca de Ariperto, a quien por fin encuentra iniciándose una dura y larga batalla entre los dos cuerpos militares. Aunque todo parecía indicar que Ariperto sería el vencedor, moriría, quedando Luitprando como el ganador de la contienda y siendo más tarde nominado rey de los lombardos por la asamblea de duques.

Luitprando tuvo que hacer un pacto con el Papa Gregorio II, y enfrentar la situación que salpicó a Italia, relacionada con la prohibición, en la segunda Roma del culto a los íconos. Sucedió que el Papa, no estando de acuerdo con dicha prohibición, buscó convencer a Luitprando de que se rebelase contra el emperador asentado en Constantinopla, a lo que el rey de los barbudos se negó, alegando, y con justísima razón, que existía un tratado de unión entre los lombardos y la segunda Roma lo que imposibilitaba satisfacer los deseos papales. Sin embargo, y no obstante las razones expuestas, el Papa Gregorio II no estuvo de acuerdo con la respuesta de Luitprando, por lo que de inmediato púsose a complotar en contra del rey lombardo, creándole animadversión entre sus súbditos los duques, e impulsando una rebelión en su contra.

Los manipuleos del Papa Gregorio II encontraron eco entre algunos duques quienes, sintiéndose engallados por el apoyo papal, estaban dispuestos a echarse al plato a Luitprando. Así fue que uno de los duques, de nombre Transabundo rebelose contra la autoridad regia, declarándole prácticamente la guerra a Luitprando, pero con tan malos resultados, que a las primeras de cambio sucumbió ante el monarca lombardo, quien honrando el tratado que había establecido con la institución papal no tomó represalias contra el papado. Luitprando moriría de muerte natural en su cama, dejando un importante legado de poderío territorial a los lombardos, así como instituciones jurídicas del talante de el duelo o deuda de sangre, procedimiento consistente en el derecho que le asistía a todo aquel que fuese injuriado a exigir de la autoridad la posibilidad de un duelo a muerte con su injuriador.

El sucesor de Luitprando sería Desiderio, quien no teniendo ni el temple ni la cordura de su antecesor, y deshonrando tratados existentes, declarole la guerra al papado encabezado por el Papa Adriano, quien asustado por la osadía del rey lombardo pediría auxilio al rey franco Carlomagno, el que atendiendo tal solicitud, trasladose a territorio italiano para barrer, en menos que canta un gallo, a las fuerzas lombardas de Desiderio, finiquitando la hegemonia lombarda en Italia e instituyendo el dominio franco en aquellas tierras.

Octubre del 2011
Chantal López y Omar Cortés






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