COSMOS

(UN VIAJE PERSONAL)

Carl Sagan

Cielo e infierno

CUARTO VIDEO

Este video que te invitamos a ver, se encuentra albergado en el sitio Google Videos, y hemos tomado la iniciativa de linkearlo a esta página de nuestra Videoteca Virtual Antorcha por la importancia, que en nuestra opinión, tiene.

Entre lo que pudieramos llamar catástrofes cósmicas, el factor causalidad se encuentra mucho más presente de lo que pudiese suponerse.

En efecto, si tomamos por ejemplo las colisiones de cometas, meteoritos, asteroides e incluso planetas, el azar es la constante.

El sonado caso de Tumbuska, acaecido en Siberia en 1908, pareció ser la colisión de un pedazo de cometa con la Tierra, misma que produjo la enorme explosión que dicese ocurrió.

De igual forma, el relato de los monjes de Canterbury del siglo XII en el que se menciona una explosión en la luna, muy probablemente refiriese también a una colisión probablemente de un asteroide con nuestro satélite lunar.

El hecho es que tanto cometas, como asteroides y meteoritos tienden con frecuencia a producir colisiones con los planetas y lunas de nuestro sistema solar.

La especie humana siempre se ha preocupado por el devenir celeste. Incluso, los cometas han jugado el papel de agoreros de nefastos presagios. Esta simple suposición demuestra que, efectivamente, la humanidad ha estado pendiente del universo.

También se puede constatar el principalísimo papel que se le ha otorgado al planeta más brillante del firmamento: Venus. Durante muchísimo tiempo llegó a considerarsele como planeta albergante de vida, lo que resulto ser una equivocación. Pues, varios experimentos se realizaron para tratar de descifrar la composición atmosférica venusina al igual que su temperatura. Las conclusiones no fueron halagüeñas puesto que terminaron demostrando que Venus tenía una atmósfera y una temperatura del todo antagónicos para que se desarrollase alguna forma de vida.

Finalmente, gracias al proyecto Venera, cuando las naves soviéticas pudieron penetrar la atmósfera venusina, no quedo duda alguna en torno a lo que ya se sabía: que en Venus no existían condiciones favorables para el desarrollo de vida.

Ahora que se tiene la certeza de que en Venus se ha generado un efecto invernadero a gran escala, dedúcese de ello los peligros que el calentamiento excesivo pudiera llegar a ocasionar en la Tierra.

Julio del 2010
Chantal López y Omar Cortés