CARLOMAGNO
El Sacro Imperio Romano

Colocado en el sitio You Tube, este video corresponde a la serie Dinastías, y conlleva la leyenda Tribuna virtual. Abarca la historia y el desarrollo tanto de Carlomagno como de la estructuración de su enorme imperio, y es comentado por los historiadores Tom Asbridge, Roger Collins y Christianne Rhumann.

No cabe duda de que la figura de Carlomagno fue determinante para el desarrollo político, social, religioso e incluso cultural, de lo que se conoce como la Europa de Occidente, y muy particularmente para los territorios que ahora corresponden a Francia y a Alemania.

Hijo de Pipino el Breve quien, como particularidad, mantenía estrechos y sólidos lazos con el papado romano, Carlos I, también conocido como Carlos el Grandote, o más comunmente como Carlomagno, adquirió tal mote por su corpulencia y estatura.

Tenemos pues que el Grandote reinó en los territorios de quien fuera su padre, junto con su hermano Carloman, aunque definiendo cada uno su territorio ya que era harto común, y sigue siéndolo, que los hermanos anduvieran a la greña disputando herencias, legados y reinados, y el caso de Carloman y Carlomagno no fue una excepción a tal regla. Sin embargo, para fortuna de el Grandote, Carloman falleció súbitamente dejándole el camino libre para la unificación territorial del que fuese el reino de el Breve, y como bien dice el dicho, entre menos burros más olotes, el Grandote pudo iniciar sus aventuras expansionistas sin tenerse que cuidar de su amado hermano, o sea, sin tener que andarse preocupando por cubrirse la espalda.

Sus campañas expansionistas comenzarían con la apropiación de los territorios de la Sajonia, poblados por distintos pueblos nómadas.

Y dicho y hecho, ante esa facilona situación, el Grandote, ni tardo ni perezoso se lanza sobre los sajonios y bajo el pretexto de una supuesta cristianización de aquellos pueblos, va, y lo primero que hace es ponerle en la meritita torre a su principal centro de culto, un lugar en donde había un árbol al que adoraban y adornaban en sus rituales, una especie de arbol de navidad. Cuando el Grandote y sus tropas irrumpieron en aquel santuario, les dio por tumbar aquel arbol y hacerlo leña, aunque hasta la fecha no se sabe con certeza si lo hicieron por necedad o por necesidad, pero el hecho fue que aquello fue visto por los pobladores sajones como un auténtico agravío, un irreverente sacrilegio, que había que vengar. ¡Y vaya que si bregaron para conseguir su venganza! Aquél estúpido acto de andar jugando al leñador, costole al Grandote más de treinta años de guerras y revueltas porque los sajones no podían perdonarle que les hubiera hecho leña su queridísimo arbol. Y Carlomagno no se dió cuenta que con aquella acción creo una bandera que serviría de punto de unión a los desperdigados y nómadas pueblos sajones.

La segunda campaña expancionista que el Grandote emprendería, sería contra Lombardía, reino éste enemigo jurado del papado romano, y el cual había dado cobijo a la esposa e hijos de Carloman, mismos que el Grandote había mandado a volar cuando murió su hermano. Así las cosas, había más de una razón de enemistades con los lombardos, y el Grandote, nada tarugo, bien sabía que si los metía en cintura, lograba con ello matar dos pájaros de un tiro. Por un lado quedaría muy bien con el Papa romano en turno, el cual contraería una deuda de gratitud para con él; y, por el otro, evitaría que su cuñada y sus hijos dejaran de andar dando lata reclamando derechos sucesorios sobre los bienes de su padre Carloman, por lo que se avienta contra los lombardos y les pone en la torre, llegando a hacer un pacto de alianza con el Papa romano, de grandísima importancia si tenemos en cuenta que los Papas en aquel entonces andaban que se les quemaban las habas buscando hacerse del dominio de los territorios y almas que habitaban en lo que antaño había pertenecido al tristemente célebre Imperio Romano de Occidente.

La tercera campaña de el Grandote sería, nada más y nada menos, que contra la potencia militar arabe dueña en aquel tiempo del territorio hispano. Esa tercera campaña expansionista surgió gracias al pacto acordado con el jefe árabe mandamás de Barcelona, quien, encabritado con los árabes que dominaban desde Córdoba, fue a grillar a el Grandote proponiéndole que si a él se unía, le traspasaría buena parte de sus dominios. Este fulano le aseguró a el Grandote que en el momento que sus tropas penetraran en su reino, esto es, en Barcelona, produciríase una rebelión entre los árabes posesionados del territorio hispano, factor que le sería de gran utilidad para ir a sitiar y finalmente tomar la guarnición árabe de Zaragoza. Creyéndole al moro, el Grandote hizo con él un pacto y pronto marchó al frente de su ejercito, rumbo a territorio catalán, sucediendo lo que debía de suceder: que la supuesta rebelión jamás se realizó, por lo que el plan de sitiar y tomar la fortaleza de Zaragoza hubo de ser suspendido. Ante tal fracaso, el Grandote, no buscando ya quien se la debía sino quien se la pagara, se aventó contra los pobres vascos, a quienes agarró descuidados poniéndoles soberanas tundas, pero una vez rehaciéndose de la sorpresa, los vascos contraatacaron y el que vino pagando los platos rotos fue el que era sobrino de el Grandote, esto es, el famoso Roldan, a quien los vascos emboscarían en los pirineos y terminarían dándole matarili.

La cuarta campaña expansionista de el Grandote fue anexarse los territorios de Baviera, para luego lanzarse contra los pueblos ávaros, a los que les dió hasta por debajo de la lengua, siendo, curiosamente, el hijo de el Grandote, Pipino, quien terminaría doblegandolos y quitándoles todo su tesoro.

Viejo ya el Grandote, incluyó a sus tres hijos, Carlos, Pipino y Luis en sus proyectos de expansión territorial y de defensa de los territorios dominados. Por ejemplo, cuando los vikingos arriban a Europa, el Grandote debe de reforzar la seguridad en sus territorios alemanes, ya que siendo los vikingos partidarios del lema matanga dijo la changa, no fuera a ser que le dieran un susto a sus súbditos.

El último acto de el Grandote tuvo como escenario la reinstalación en el poder papal de su cuate León III, al que sus enemigos, por medio de una sublevación le había puesto, como comunmente se dice, de patitas en la calle, obligándole a ir a buscar refugio junto a el Grandote.

Así, el Grandote, se desplazaría a Roma para ponerles en la torre a los enemigos de su cuate el Papa, reinstalándole en el poder pontificio. Como supuesto agradecimiento, el Papa León III, que era un grillote en toda la extensión de la palabra, le concedió la gracia a el Grandote coronándole como Sacro Emperador Romano, y el Grandote, poco conocedor de lo que aquel acto significaba, cayó como babotas ante la suprema grillada de León III, quien con esta coronación prácticamente sujetaba al llamado poder terrenal bajo el dominio del poder espiritual, o sea el suyo. Y así fue como el Grandote, quien supuestamente nunca perdió un combate, terminó avasallado, después de que el grillón de León III ciñó sobre sus cienes la coronita de emperador.

En fin, este documental resulta a la par que entretenido sumamente aleccionador ya que proporciona numerosos datos que invitan a reflexionar sobre Carlomagno y lo que representó para el ulterior desenvolvimiento de Europa.

Febrero del 2011
Omar Cortés y Chantal López







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