Aquel ya lejano 1984

A punto de cumplirse los veinticuatro años del inicio de aquel año 1984, profetizado por el escritor británico George Orwell como la obscura época del triunfo totalitarista. Conviene, pues, develar los recuerdos e intentar situarnos en lo que vivimos en esos meses.

México atravesaba los sinsabores de una profundísima crísis económica; la espiral inflacionaria era aterradora. La existencia de una tímida, casi invisible administración pública cuya función era prácticamente decorativa, se constituía en el blanco de todos los odios, rabias, frustraciones y enojos de la ciudadanía. Todo el mundo echaba pestes y centellas contra el gobierno, deseando fervientemente retornar a idílicos tiempos pasados, cuando se nos había vendido la idea de que México entraba de lleno al tan deseado primer mundo.

En efecto, la combinación de dos factores: por un lado el descubrimiento de un enorme yacimiento petrolífero, aunado al desproporcionado aumento en el precio internacional del petróleo, habíanse convertido en la llave mágica con la que, decíase, íbamos a salir de pobres. Y así, actuando como nuevos ricos todo fue una locura. La administración pública contrató cuantiosos empréstitos firmados bajo cláusulas totalmente desfavorables; pusiéronse en marcha, sin ton ni son, deslumbrantes proyectos; hiciéronse, sin preveer las consecuencias, costosas inversiones suponiendo que el precio del hidrocarburo iba a permanecer en las nubes por los siglos de los siglos.

Todo parecía ir de maravilla. Se decía, ahora sí México podrá salir del subdesarrollo. Pero, el mundo no es color de rosa y así, de pronto lo que era júbilo, fiesta y alegría devino en tristeza, encono y furia.

Finalmente las cosas no salieron como se suponía debieron haber salido. El precio del hidrocarburo se desplomó y con él todo el alboroto y el festejo se vino abajo prácticamente de la noche a la mañana. El encono, los pleitos y el coraje pusiéronse a la orden del día. Todos se echaban la culpa no ya de lo ocurrido, sino de lo que había de venir. ¡Sálvese quien pueda! fue el grito casi unánime de los que días antes se razgaban las vestiduras por ... México. Decenas y decenas de miles de millones de dólares comenzaron a salir del país. La corrida fue terrible, a tal grado que prácticamente reventó el sistema financiero nacional ... y de ahí pa´l real ... el desastre ... la debâcle ...

Vendría después la mal llamada nacionalización bancaria con sus peticiones de disculpas y dos que tres lágrimas furtivas ...

Tal fue el preámbulo de 1984, año caracterizado por las cotidianas alzas en los precios de casi todos los productos, año en el que el desmantelamiento del Estado emergido del proceso revolucionario iniciado en 1906 con la expedición del Programa y Manifiesto a la nación del Partido Liberal Mexicano, y prácticamente finiquitado el 27 de septiembre de 1960, con la nacionalización de la industria eléctrica, se inició. Y, por cierto, no está de más el señalar que ese Estado fue por muchos tenido como un modelo mundial de estabilidad.

Ahora, a casi veinticuatro años de aquellos hechos conviene profundizar nuevamente sobre lo que 1984 representó. Para ello hacemos una abierta invitación para que se vea, analice y reflexione sobre el contenido de la cinta cinematográfica basada, precisamente, en la novela de George Orwell, 1984 colocada en el sitio de Google videos.

Esperamos que cinéfilos desde los 15 hasta los 99 años se aventuren a ver esta película de donde extraerán elementos de reflexión y análisis que no pueden ser inútiles para este siglo XXI.

Diciembre de 2007

Omar Cortés


IMPORTANTE

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