Compilación de Omar Cortés

LOS TRÁGICOS SUCESOS DE LEÓN
Y
EL CONGRESO DE LA
FEDERACIÓN ANARQUISTA MEXICANA

Primera edición cibernética, enero del 2011

Captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés

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ÍNDICE


Presentación de Omar Cortés.

Lo que sucedió en la ciudad de León, Gto, por Omar Cortés.

Los trágicos sucesos de León y el Congreso de la Federación Anarquista Mexicana.

Primer Congreso de la Federación Anarquista Mexicana.

A todos los anarquistas

Discurso de Liberto Callejas, en el miin de clausura de la F.A.M.




PRESENTACIÓN

La recopilación de escritos que, bajo el título Los trágicos sucesos de León y el Congreso de la Federación Anarquista Mexicana, colocamos en los estantes de nuestra Biblioteca Virtual Antorcha, pretende aportar elementos de análisis a las personas interesadas en la historia del anarquismo y de las luchas ciudadanas en pro de la democracia en México, con datos que permitan comprender mejor el presente gracias a referencias históricas vivas.

Ciertamente, los dos temas que aquí se entrelazan, quizás sorprendan a la mayoría de las personas que se acerquen a curiosear la presente edición virtual, puesto que hasta ahora nadie se había preocupado por dar a conocer los documentos referentes al Congreso de la Federación Anarquista Mexicana, celebrado a fines de diciembre de 1945, publicados en el vocero Tierra y Libertad, y tampoco prevalecía ningún tipo de interés por buscar la posible relación que hubiese habido entre estos dos, aparentemente distanciados acontecimientos.

Muchos años han pasado desde que ocurrieron estos eventos; sesenta y cinco para ser exactos, resulta por lo tanto comprensible que los jóvenes no tengan idea alguna respecto a los mismos. Incluso, esta tragedia que materialmente sacudió al país entero, pocos son los que la recuerdan, y menos aún son los que pudieran dar alguna semblanza de lo ocurrido. ¿Y qué decir del Congreso de la Federación Anarquista Mexicana? Por supuesto que también son pocos los que saben que se celebró, y poquísimos quienes pueden transmitir lo que se abordó en éste.

Pues bien, la presente edición cibernética busca cubrir esos vacíos, poniendo al alcance de los interesados el material en cuestión.

En la presente recopilación juzgamos necesario incluir una corta semblanza de los acontecimientos ocurridos en la ciudad de León, Gto., por considerarlos de importancia. Para su elaboración partimos principalmente de tres fuentes: la primera, los recuerdos de las conversaciones que con mucho agrado presenciaba entre mi padre y mi hermano; la segunda, el conjunto de documentos incluidos por Alfonso Trueba en su ensayo La batalla de León por el Municipio Libre, editado por la Editorial Jus, y, la tercera, los apuntes y recuerdos de la investigación que hace ya muchos años realice consultando diversas publicaciones en la Hemeroteca Nacional, y que el interesado puede ver aquí, en nuestra Biblioteca Virtual Antorcha, véase, Cortés, Omar, La noche que los ángeles lloraron, Biblioteca Virtual Antorcha, Primera edición cibernética, enero del 2003.

Ahora bien, en relación a lo descrito en el vocero libertario Tierra y Libertad, muchas reflexiones pueden y, quizá sea prudente realizar. En primer lugar, resulta claro que quien haya escrito al respecto, no poseía toda la información y muy probablemente sus fuentes se hayan reducido a lo que se publicaba en los principales diarios de México. Por otra parte, resulta bastante confusa la actitud de la representación del grupo Vía libre, los compañeros Ignacio Muñoz y Sebastián Ascencio, en el seno de las labores del Congreso, ya que, por lo menos ateniéndonos a las actas del evento, véase, La casa sin puertas, actas y documentos del Primer Congreso de la Federación Anarquista de México, Segunda edición cibernética, enero del 2003, Biblioteca Virtual Antorcha, captura y diagramación, López, Chantal y Cortés, Omar, no encontramos ninguna intervención suya que resultase acorde con lo que en ese entonces -últimos días del mes de diciembre de 1945-, estaba aconteciendo en la denominada Perla del Bajío, lo que resulta sorprendente y hasta cierto punto, inexplicable. La única intervención de estos compañeros, que quedó asentada en actas, se refirió a su extrañeza ante el mensaje de apoyo participativo enviado por el también grupo leonés Anselmo Lorenzo, arguyendo que ellos, Ignacio y Sebastián, no tenían el menor conocimiento de la existencia del mentado grupo Anselmo Lorenzo. Véase, Acta de la Tercera sesión del Congreso de la Federación Anarquista de México, en La casa din puertas, actas y documentos del Primer Congreso de la Federación Anarquista de México, Segunda edición cibernética, enero del 2003, Biblioteca Virtual Antorcha, captura y diagramación, López, Chantal y Cortés, Omar

Tenemos también que cuando en ese Congreso se abordó el tema del Municipio social, acordose cambiar el término Municipio por el de Comuna, mencionándose que para el léxico anarquista era mucho más congruente la significación del término Comuna que la de Municipio, aunque el argumento de la congruencia jamás llegó a ser claro. Lo que si era evidente en aquel entonces -año de 1945-, y continúa siéndolo ahora -2011-, es que en México el vocablo Comuna, no es de uso común, como sí lo es el de Municipio. Lo curioso de todo esto es que nadie de los presentes, y particularmente Ignacio Muñoz y Sebastian Ascencio, representantes ante el Congreso, del grupo leonés, Vía libre, dijeran esta boca es mía, máxime si tomamos en cuenta la titánica lucha que la mayoría de la población leonesa estaba, en esos precisos momentos, llevando a efecto.

Suponemos que los compañeros leoneses sabían de la lucha sin cuartel que la población realizaba en defensa, ni más ni menos, que de lo asentado en el artículo 115 de la Constitución Política Mexicana, por lo que no se entiende ese silencio, ante las argumentaciones francamente baladíes que finalmente serían aceptadas por el Pleno.

La única conclusión que nos es posible extraer de ese conjunto de sin razones, es que la asistencia a ese Congreso anteponía la ideologización a la realidad, y así, tercos por mantenerse fieles a los principios, negábanse a ver o, para ser más precisos, fingían no ver, lo que ocurría a su derredor. En fin, esa es la única respuesta que podemos esbozar ante tan inexplicable ceguera.

Curiosamente quedaron entrelazados el Primer Congreso de la Federación Anarquista de México, y los trágicos hechos en la ciudad de León, Gto., debido a un escrito publicado en el periódico Tierra y Libertad, y que ahora damos a conocer para que quien lo considere pertinente, extraiga de ello elementos que le sean de utilidad y realice las reflexiones que piense sea conveniente hacer.

Omar Cortés

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LO QUE SUCEDIÓ EN
LA CIUDAD DE LEÓN, GTO.

Habida cuenta de la poca información vertida sobre la matanza de la que se hace mención en el N° 37 del periódico anarquista Tierra y Libertad, y temiendo que la mayoría de las personas que lean esta recopilación de escritos, entiendan de manera excesivamente fragmentaria la sucesión de hechos que condujeron a tan lastimosa situación, nos hemos visto impelidos a elaborar este suscinto escrito mediante el cual pretendemos, aunque sea de manera breve, presentar una visión global de los acontecimientos desarrollados en 1945 y 1946, en la ciudad de León, Gto.

Lo primero que se debe es buscar entender la concatenación de sucesos que en cierta medida determinaron el desarrollo de ese proceso. En primer lugar, tenemos el innegable hecho de que a mediados de 1945, con la finiquitación de la Segunda Guerra Mundial, México, como uno de los paises beligerantes, recupera el estado de normalidad en cuanto a la plena vigencia de las garantías individuales, las cuales, precisamente por encontrarse el país en guerra contra el bloque del Eje (Alemania, Italia y Japón) habían sido restringidas, privando en la República Mexicana el consabido régimen de excepción.

Aunado a lo anterior, era muy previsible, que ante la nueva realidad mundial, los regímenes presidenciales mexicanos abandonaran la tendencia mantenida durante los últimos años de que el representante del Poder Ejecutivo Federal surgiese del ejército, y bregaran para que la República entrase en la tan anhelada época civilista, en la cual serían precisamente los civiles quienes se hicieran cargo de la administración gubernativa.

En 1945 desarrollábase el clásico tira y afloja entre tres personalidades, frente a sus respectivos organismos políticos, que forcejeaban por convertirse en el Presidente de la República. Por el partido oficial, esto es, el Partido de la Revolución Mexicana, se encontraba el Lic. Miguel Aleman; por el Partido Democrático de México, el señor Ezequiel Padilla; y, por el Partido Acción Nacional, el señor licenciado Manuel Gómez Morín. Es pues, en este marco, que se iniciaría el proceso cívico en la ciudad de León, Guanajuato.

Así, a mediados de 1945, de manera espontánea, comienza a organizarse un pequeño grupo de ciudadanos leoneses quienes, reuniéndose cada día en las bancas de la Plaza Principal de la ciudad, discutían, intercambiaban opiniones y reflexionaban de manera conjunta en torno a la situación que vivíase cotidianamente en la ciudad, poniéndo énfasis en las carencias de servicios que la población enfrentaba, al igual que de las deficiencias administrativas por parte del Ayuntamiento y de los no pocos negocios turbios en relación a los contratos que el municipio realizaba con terceros para diversas finalidades.

No debe pasarse por alto que en aquellos años, la ciudad de León contaba con una población algo superior a los cien mil habitantes, y que su crecimiento avanzaba con pasos firmes.

Y así fue que de plática en plática, aquel pequeño número de ciudadanos leoneses llegaron a la determinación de editar un modesto periódico de cuatro páginas, al que titularían La Voz de León, el que en un muy corto periodo de tiempo llegó a convertirse en el primer diario leonés. Sus objetivos eran crear una conciencia ciudadana sobre las carencias infraestructurales de la ciudad, los derechos y deberes que tanto la población como las autoridades tenían y divulgar el ideario municipalista contenido en el artículo 115 de la Constitución Política Federal Mexicana.

El 27 de junio de 1945, aquel grupo daría un paso decisivo al fundar un organismo político local, y el 6 de julio de ese mismo año, treinta y ocho personas, reunidas en el Casino de León, acuerdan la creación de la Unión Cívica Leonesa, cuyo lema sería: Por un León mejor.

Para el 14 de julio se discutirían y aprobarían los estatutos del recién creado organismo, habiéndose aumentado la membresía a cincuenta integrantes, y eligiéndose, igualmente, la Mesa Directiva con las siguientes personas:

Presidente, Ricardo Hernández Sorcini;
Secretario, Jesús Garibay, y;
Tesorero, Florencio Quiroz.

Sería el 18 de julio cuando la Unión Cívica Leonesa, lanza su primer Manifiesto a la población.

Cabe señalar que los oponentes a la Unión Cívica Leonesa, mofábanse de esa organización señalando que sus siglas, U.C.L, significaban: Unos Cuantos Locos, con el fin de ridiculizar sus alcances y posibilidades.

Para el 26 de agosto, la naciente organización realizaría su primer mítin con una muy moderada asistencia de cincuenta personas, y el 6 de septiembre, discútese, al interior de ese organismo, la conveniencia o inconveniencia de participar en el proceso electoral local a celebrarse el 16 de diciembre de aquel año de 1945 para renovar las autoridades municipales. La discusión polarízase en dos bloques: una corriente proabstencionista y otra proparticipacionista, terminando, finalmente, por imponerse este último bloque encabezado por los señores Irineo Durán, Miguel Araujo y el ingeniero Sánchez Hernández.

El 17 de septiembre, la ciudad de León se engalana para recibir la visita del presidente de la República, General Manuel Avila Camacho, quien acompañado por el gobernador del Estado de Guanajuato, el señor Ernesto Hidalgo, realiza una salutación a la población desde los balcones del Palacio Municipal.

El 7 de octubre, la Unión Cívica Leonesa inicia las tareas de auscultación entre sus miembros y simpatizantes para determinar quién será su candidato y quiénes integraran su planilla de probables futuros regidores.

El 18 de octubre, una Comisión de la Unión Cívica Leonesa se entrevista en la ciudad de Guanajuato con el señor gobernador, Ernesto Hidalgo, con la finalidad, tanto de precisar su postura ante los comicios municipales, al igual que para tender los necesarios puentes de comunicación con la máxima autoridad estatal. De lo acaecido en aquella fallida reunión emergería el nefasto concepto, acuñado por el señor gobernador de la entidad guanajuatense, señor Ernesto Hidalgo, de la tristemente célebre democracia dirigida, misma que se resumía en la perversa idea de que lo que finalmente debería prevalecer en cuanto a candidatos y procesos electorales era, simple y sencillamente, la voluntad del gobernador en turno, y como el señor Ernesto Hidalgo mostrose poco dispuesto para con la Unión Cívica Leonesa y sus particulares conceptos y objetivos, quedaba pues a la consideración de aquella Comisión el interpretar el curso que habrían de tomar los acontecimientos.

El 9 de noviembre la Unión Cívica Leonesa, realiza su primera Asamblea Popular en el Barrio de arriba, con la finalidad de ir consultando a los vecinos acerca del posible candidato y la conformación de su planilla. En el acto participaron como oradores los señores Jesús Anaya y Ricardo Hernández Sorcini, habiendo tenido que enfrentar una auténtica provocación instrumentada por sinarquistas, puesto que la Unión Nacional Sinarquista, no veía con buenos ojos a muchos integrantes de la Unión Cívica Leonesa, además de que, siendo el sinarquismo uno de los organismos con más presencia en la ciudad de León, Gto. en 1945, sobre todo en los barrios populares, resultaba lógico que no iban a permitir que ningún otro posible gallo cantara en lo que ellos consideraban su gallinero, y de aquí que se hubiese lanzado la consigna de boicotear a la Unión Cívica Leonesa.

El resultado de aquella provocación conllevo a que la Unión Cívica Leonesa iniciara una paciente y ardua campaña de convencimiento a través de su periódico La Voz de León, explicando su postura y alegando en su favor que si bien esa organización era independiente de la Unión Nacional Sinarquista, ello no quería decir que fuese su enemiga. Aquella campaña de convencimiento al igual que los buenos oficios realizados por personalidades de militancia sinarquista cercanas a algunos miembros prominentes de la Unión Cívica Leonesa, resultaron determinantes para notoriamente suavizar aquel boicot.

Así las cosas, del 13 al 28 de noviembre celebráronse varias Asambleas Populares en todos los barrios de la ciudad con la finalidad de divulgar la plataforma de principios y acción de la Unión Cívica Leonesa, y de ir ubicando a los posibles candidatos, en base a las opinión de los vecinos.

La noche del viernes 28 de noviembre, celebróse en la Plaza Principal de León, Gto., la Asamblea Popular en la que se designaría al señor Carlos A. Obregón, candidato a la presidencia municipal por la Unión Cívica Leonesa, al igual que los integrantes de su planilla.

A contraparte, el oficialista Partido de la Revolución Mexicana, designaba como su candidato al señor Ignacio Quiroz.

El lunes 3 de diciembre, la Unión Cívica Leonesa celebraría un mítin en la Plaza principal de la ciudad al que asistieron cerca de siete mil personas, y en ese mismo acto convocóse a una manifestación multitudinaria para el día 12 de diciembre, misma que se efectuaría con el sorprendente resultado de una participación superior a las veinte mil personas, lo que probaba que, definitivamente, Unos Cuantos Locos habían prácticamente enloquecido a una ciudad entera.

A partir del éxito de aquella manifestación, la Unión Cívica Leonesa inicia una campaña entre sus adherentes y simpatizantes en torno a la conducta a seguir el día de las elecciones. Y así, el lunes 14 de diciembre, claramente se precisa en La Voz de León, la manera en cómo deberían de instalarse las Mesas de votación, señalándose que según la ley, las Mesas deben constituirse con los primeros cinco electores que se presentasen, alertando sobre la posibilidad de que el partido oficialista montara mediante operaciones fraudulentas la preinstalación de las Mesas de votación. La consigna fue: no permitir, de ninguna manera, esas chapuzas. Sin embargo, los días 15 y 16 de diciembre, el Partido de la Revolución Mexicana, movilizaría nutridos contingentes de campesinos acarreados del vecino municipio de San Francisco del Rincón, Gto., para llevar a cabo la fraudulenta operación de las Mesas preinstaladas, lo que a final de cuentas no le sería de provecho al partido oficial puesto que los seguidores y simpatizantes de la Unión Cívica Leonesa, siguiendo al pie de la letra las instrucciones divulgadas mediante La Voz de León, y sin amedrentarse, encararon a los tramposos, corriéndoles de las Mesas, e instalándolas tal y como lo señalaba la legislación vigente.

Con todo y la imponente movilización realizada por la Unión Cívica Leonesa el día 16 de diciembre, hubieron de enfrentarse serios problemas, como lo fueron la falta de padrones, y muchas adversidades de todo tipo. A cada problema, la Unión Cívica Leonesa, respondió con la solución indicada. Y así, se establecieron listas de votantes con todos los datos, incluso huellas dactilares de los votantes, avaladas por fe pública notarial, con lo que quedó patente el aplastante triunfo obtenido por el señor Carlos A. Obregón, sobre su oponente, el señor Ignacio Quiroz.

El 17 de diciembre, arriba a la ciudad de León, Gto., el coronel Pablo Cano Martínez y sus tropas, procedente de la vecina ciudad de Irapuato, Gto., realizando de inmediato una reunión con las representaciones del Partido de la Revolución Mexicana y de la Unión Cívica Leonesa en el Hotel México, con el objeto de exigirles su colaboración para el resguardo del mantenimiento del orden, petición que tenía de hecho como base la convocatoria de la Unión Cívica Leonesa para realizar, el día 20 de diciembre, un paro general de labores en la ciudad.

El 20 de diciembre, reuníase la Junta Computadora de la Votación en el local que ocupaba el Cine Ideal, cito en la Plaza principal, sucediendo lo que ya la Unión Cívica Leonesa temía: no permitir la entrada a los auténticos presidentes de casilla, organizándose una auténtica pantomima calificadora, y ello no obstante el notorio éxito obtenido con el llamamiento al paro de labores en la ciudad.

Ante la negativa oficialista para permitir a los auténticos presidentes de casilla entrar al recinto de la Junta Computadora, la Unión Cívica Leonesa toma la determinación de instalar su propia Junta Computadora en la Plaza de la industria, vecina de la Plaza principal, en donde se nombra como presidente al señor Guadalupe Durán, y una vez realizado el cómputo, se da a conocer los siguientes resultados: 22173 votos para el señor Carlos A. Obregón y su planilla, postulados por la Unión Cívica Leonesa; 58 votos para el señor Ignacio Quiroz y su planilla, postulados por el Partido de la Revolución Mexicana. El triunfo era aplastante.

Ese mismo día 20, por la tarde, partiría de la ciudad de León, Gto., una caravana compuesta por un centenar de vehículos, y una comisión de la Unión Cívica Leonesa, encabezada por el licenciado José Trueba Olivares, a entrevistarse, en la ciudad de Guanajuato, con el señor gobernador Ernesto Hidalgo. Esta entrevista se llevó a cabo, pero sus desconcertantes resultados dejaron boquiabierta a la comitiva, por la actitud de intransigencia del señor gobernador, quien, fiel a su particular concepción de la democracia dirigida, negóse rotundamente a aceptar las argumentaciones de la representación de la Unión Cívica Leonesa.

Así las cosas, la Junta Computadora instalada a instancias de la Unión Cívica Leonesa, apegada quisquillosamente a la normatividad municipal, púsose a expedir las credenciales de presidente y regidores al señor Carlos A. Obregón y a los integrantes de su planilla.

Posteriormente, una Comisión de la Unión Cívica Leonesa, se trasladó a la ciudad de México buscando entrevistarse con el presidente de la República, llegando tan sólo a ser recibidos por el Procurador General de la República, señor José Aguilar y Maya, posteriormente, por algunos senadores, por un ministro de la Suprema Corte de Justicia y finalmente por el Subsecretario de Gobernación.

Mientras tanto, el señor gobernador, Ernesto Hidalgo, también viajaría a la ciudad de México para entrevistarse con el presidente de la República y exponerle su particular versión de aquel proceso electoral municipal.

En los últimos días del mes de diciembre, hubo una inusual movilización militar hacia la ciudad de León, Gto., al arribar nutridos cuerpos de tropa comandados por el coronel Emilio Olvera Barrón.


El 31 de diciembre de aquel año de 1945, la Unión Cívica Leonesa publica un manifiesto en los principales diarios de la ciudad de México, en el que expone sus razones sobre las irregularidades habidas en el proceso electoral municipal.

Durante la noche de aquel 31 de diciembre, arriban a la ciudad de León, Gto., nutridos contingentes campesinos acarreados por el partido oficial de otros municipios, y el día 1° de enero de 1946, se instala en el Palacio Municipal el ayuntamiento espureo encabezado por el señor Ignacio Quiroz. Simultáneamente, en el Parque Hidalgo, la Unión Cívica Leonesa, organiza un mitin en el que expresa su inconformidad con los acontecimientos. Éste terminaría siendo disuelto por la fuerza militar, que bajo el mando del coronel Pablo Cano Martínez, agredió a la multitud pacíficamente reunida.

Después de esta represión, el coronel Pablo Martínez recibió la orden de movilizarse con sus efectivos a la ciudad de Irapuato, Gto., quedando las tropas de la ciudad de León, Gto., bajo el mando del coronel Emilio Olvera Barrón.

El 2 de enero como epílogo de aquel verdadero desfile de monstruosidades, el gobernador, señor Ernesto Hidalgo, a nombre del Comité estatal del Partido de la Revolución Mexicana, publicó un comunicado en los diarios capitalinos El Universal, y Excelsior, echando a volar las campanas, anunciando la instalación del ayuntamiento espureo y retando, provocadoramente, a la Unión Cívica Leonesa.

Aquel 2 de enero de 1946, la población leonesa, haciéndose eco del llamado de la Unión Cívica Leonesa a la realización de un paro generalizado de labores, llevó a cabo la más maravillosa huelga ciudadana de que en ese entonces se tuviera memoria.

A las diez horas, hora acordada para iniciar el paro, todas las tiendas, oficinas, mercados, talleres, fábricas, etc., dejaron de laborar. El mensaje al ayuntamiento espureo era más que claro: la población leonesa no estaba dispuesta a dejarse administrar por un grupo de delincuentes electorales.

Y el ayuntamiento entendió cabalmente la voz popular, siendo entonces que el impuesto presidente municipal, señor Ignacio Quiroz, comprendiendo que bajo tales circunstancias le sería imposible llevar a cabo su labor administrativa, buscó tender puentes de entendimiento con la Unión Cívica Leonesa, invitándoles a discutir ahí, en Palacio, para llegar a un buen acuerdo que a todos beneficiase, obteniendo como respuesta la única alternativa posible: que renunciara a su puesto y se instalara a quienes habían obtenido, en las urnas, el triunfo.

Ante tan tajante respuesta, el señor Ignacio Quiroz argumentó la necesidad de plantear tal opción al señor gobernador Ernesto Hidalgo, para lo cual se trasladó a la ciudad de Guanajuato.

En seguida, en un improvisado mitin frente al Hotel Condesa, no faltó el orador que yéndose de lengua, adelantándose a los hechos, se le ocurrió informar a los ahí reunidos, como si se tratase de un hecho consumado, la decisión del señor Ignacio Quiroz de renunciar a su cargo como presidente municipal, exabrupto éste, que no obstante haber sido producido dentro de un ambiente pletórico de pasiones, resultó sumamente perjudicial puesto que los ahí reunidos, dando por hecho lo informado, estallaron en un frenesí de alegría generando falsas expectativas.

A las seis de la tarde de aquel agitadísimo 2 de enero, realizase un segundo mítin, el cual tendría por objetivo informar a la población sobre el resultado de la entrevista entre los señores Ignacio Quiroz y Ernesto Hidalgo, pero como no había qué informar, puesto que el señor Ignacio Quiroz no se había comunicado con la representación de la Unión Cívica Leonesa, fue ahí cuando aparecieron los primeros síntomas de descontrol. La representación de la Unión Cívica Leonesa, prácticamente se vió desbordada por los asistentes, quienes, desoyendo la recomendación de los oradores de que volviesen a sus hogares y de que estuviesen alerta de los acontecimientos, negóse rotundamente a abandonar la Plaza.

Así las cosas, a las ocho de la noche, los oradores volvieron a insistir a la población a que se retirara a sus hogares, pero ante el poco éxito de sus desesperados llamados, apelaron entonces a la cordura aconsejando a los reunidos el evitar caer en cualquier acto de provocación.

Eran cerca de las nueve de la noche, cuando llegaron a la Plaza unas decenas de jóvenes cargando un ataud que llevaba pintarrajeadas en letras blancas las iniciales P.R.M. (Partido de la Revolución Mexicana), realizando una representación digna de la corriente dramática llamada Living theatre, del Funeral de la imposición, con rezos y llantos.

La comitiva llegó frente al Palacio Municipal y ahí depositó el féretro, arreciando sus fingidos llantos, siendo entonces cuando, súbitamente, se apagaron todas las luces del alumbrado público, iniciándose, desde los balcones y la azotea del Palacio Municipal una lluvia de balas sobre los ahí reunidos. Acto seguido, se inició la movilización de las tropas que se encontraban en el edificio municipal, saliendo a batir a la gente. El resultado de aquella bestial agresión fue de veintisiete personas muertas y decenas de heridos.

La lista de las víctimas mortales fue la siguiente:

Hermenegildo Ramírez
Pedro Monroy
Agustín Ruiz
Eleuterio Alcaraz
Pascual Solís
Juan Hernández
Guillermo Tapia
José de la Luz González
Ignacio Torres
Félix Macías Ibarra
Ignacio Horta
Genaro Aguado
Jesús Arredondo
Basilio Monjarraz
Salvador Guzmán
José Arredondo
Manuel Estevez
Manuel García
Julio Avila
Cesáreo Ibarra
Agustín Marmolejo
José Gutiérrez
María Pilar Ramírez
Nicolás Rocha Gómez
Manuel Riva Villagómez
Antonio Baena
Manuel Ortega

Aquella tragedia sería fuente de inspiración para un Corrido Popular, cuya letra versa:

Voy a quitarme el sombrero
para empezar a cantar
lo que pasó el 2 de enero ...
¡No me quisiera acordar!

Oiga, toda la nación
cómo a unos hombres cabales
asesinaron en León
los soldados federales.

A las nueve de la noche,
¡qué hora tan señalada!
empezó la balacera
contra la gente agrupada.

¿Y cuál fue el origen, señores
de los hombres balaceados?
Pedían una sola cosa:
gobierno de hombres honrados.

Yo ví correr mucha sangre
en tan terrible desgracia;
¡qué caro cuesta a los pueblos
conquistar la democracia!

Yo pregunto respetuoso
si la misión del soldado
es asesinar al pueblo
cuando lo ve desarmado.

Yo no quiero recordar
tan horrenda matazón
que no más de recordarla
se me parte el corazón.

¡Qué noche tan espantosa!
Los perros tristes aullaban
y en el cielo los luceros
parecía que hasta lloraban.

¡Oh mi gran pueblo de León,
pueblo valiente y honrado,
contigo en mi corazón
tus desgracias he llorado!

Por tu valor y tu nombre
eres un León de verdad:
con tu sangre conquistaste
tu honor y tu libertad.


El 3 de enero, el gobernador, señor Ernesto Hidalgo, arribaría a la ciudad de León, Gto., y celebraría una reunión en las instalaciones del Instituto Lux, en donde integraría una auténtica Junta de Notables, con el objeto de conformar la Junta de Administración Civil.

Durante aquella reunión, el señor gobernador recibió una llamada telefónica del mismísimo presidente de la República, el general Manuel Avila Camacho, en la cual, según se supo después, el señor presidente censuró ácremente al gobernador.

El 4 de enero llevose a cabo el funeral de las víctimas que serían acompañadas por una afligada multitud hasta su última morada.

Ese mismo día, la Barra de Abogados, por conducto de su presidente y secretario, los señores Trinidad García y Roberto Mantilla Molina, exigiría al Poder Judicial de la Federación, una exhaustiva investigación sobre los sucesos de León, Gto., y el 5 de enero, los principales diarios de la ciudad de México insertarían un Manifiesto en el que se pedía la intervención del presidente de la República, de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión y de la Suprema Corte de Justicia para restablecer, en Guanajuato, el imperio de la ley.

Finalmente, el 7 de enero, el presidente de la República tomaría la decisión de pedir al Congreso de la Unión que declarase la desaparición de poderes en el Estado de Guanajuato, a lo que el Congreso respondería el 8 de enero ordenando el nombramiento de un gobernador provisional en el Estado de Guanajuato, designándose para ello al señor Nicéforo Guerrero, quien hasta ese momento fungía como Ministro de la Suprema Corte de Justicia, quien substituiría al señor Ernesto Hidalgo.

El gobernador provisional visitaría la ciudad de León el día 11 de enero.

Paralelamente a todos estos acontecimientos, y a iniciativa del ministro Hilario Medina, la Suprema Corte de Justicia de la Nación inició el proceso de averiguaciones exigido por la Barra de Abogados, nombrando a los ministros Roque Estrada y Carlos L. Angeles para que llevasen a cabo las investigaciones pertinentes, concluyéndose, el 8 de enero, que el voto habíase violado, cometiéndose varios delitos del orden federal.

Así, ante tan apabullante realidad, el Partido de la Revolución Mexicana, por medio del senador Joaquín Martínez Chavarría, reconoció públicamente su derrota frente al candidato de la Unión Cívica Leonesa.

Finalmente, el 19 de febrero de 1946, el señor Carlos A. Obregón y su planilla, tomarían posesión de sus cargos ante el beneplácito de una multitud que abarrotó la Plaza Principal.

La Voz de León relató así aquel histórico acontecimiento:

Ayer, a las 19:20 horas, el C. Carlos A. Obregón se hizo cargo de la presidencia del municipio.

Nunca en la historia de la ciudad se había visto una manifestación de alegría como la de ayer.

El pueblo celebró con júbilo extraordinario la llegada de don Carlos a la presidencia, hecho que significa el triunfo democrático más grande de los últimos cuarenta años.

Antes de las seis de la tarde había ya una concurrencia extraordinaria en la Plaza de los Mártires. De pronto el color azul -bandera del municipio libre- dominó otra vez en la ciudad.

A las seis y treinta de la tarde, el automovil en el que don Carlos venía de Guanajuato, entró en la jurisdicción municipal. Al reconocerlo, los campesinos lo saludaban, agitando sus sombreros.

El desfile por la calle Madero fue una parada triunfal. Todas las casas estaban adornadas. Desde los balcones, arrojaban confeti y flores.

Los relojes marcaban las siete y veinte cuando don Carlos cruzó la puerta de palacio, abriéndose camino a través de la muchedumbre. Al llegar a la puerta fue saludado con las notas del Himno Nacional.

Entonces el pueblo cantó a coro el Himno. Fue un momento de emoción inolvidable. Se sentía a la patria palpitar en los corazones de cada uno.

En el salón de cabildos esperaba a don Carlos el presidente de la Junta de Administración saliente, quien con breves palabras dio posesión al nuevo presidente.

Momentos después el presidente apareció ante el pueblo, quien lo saludó con un clamor de entusiasmo. Pidióse a la multitud que guardara un minuto de silencio en memoria de los mártires del municipio libre. Y se hizo el silencio más absoluto.

En seguida hablaron el presidente, los directores de la Unión Cívica Leonesa, el señor Pérez Bravo y el licenciado Héctor Ponce Sánchez, quien pronunció un breve y bellísimo discurso que la muchedumbre aplaudió con frenesí.

Luego el presidente Carlos Obregón estuvo recibiendo las felicitaciones del pueblo. Miles de gentes de todas las clases invadieron el Salón de Cabildos para estrechar la mano de don Carlos.

Así fue esta jornada cívica, la más gloriosa que registra la historia de León.

Omar Cortés

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LOS TRÁGICOS SUCESOS DE LEÓN
Y EL
CONGRESO DE LA FEDERACIÓN ANARQUISTA MEXICANA

Los trágicos sucesos de León, ciudad mexicana industriosa y trabajadora, han abierto un interrogante sombrío en el firmamento gris y tempestuoso de las luchas políticas que se avecinan.

Corrió la sangre a raudales. Sangre proletaria, sangre del pueblo. La fuerza al servicio del Estado ametralló a una multitud de seres humanos, envenenados por el juego sucio de la politiquería.

Sabemos que en León está la fuerza la médula y el alma del sinarquismo, partido que sostiene y defiende a la reacción. Sabemos que ahí pululan unos cuantos líderes defensores de los sistemas totalitarios, mantenedores del clericalismo y exaltados panigeristas del chauvinismo patriotero. La pugna entre los líderes de la derecha y de la izquierda, es decir, entre líderes políticos y sindicales, que van decididos a la conquista del poder, degeneró en una batalla sorda y asquerosa que tuvo su epílogo sangriento.

No hay que negar que las fuerzas reaccionarias, al impulso de concesiones abiertas y descaradas: congresos católicos, fiestas religiosas y mutilaciones al artículo 3° sobre la enseñanza, han cobrado fuerza, y descaradamente, envalentonados, han irrumpido de lleno en el campo de sus realizaciones ante la tenue y débil protesta de las llamadas fuerzas liberales.

Esto, que nadie ha dicho ni comentado, es seguramente el nervio, la razón y la génesis de los lamentables sucesos de León.

Lo tristemente cierto es que las víctimas fueron hijos del pueblo. Trabajadores leoneses. Gente pobre y necesitada. Toda la carne proletaria, triste y desesperada, dispuesta al dolor y a la muerte. No hubo, no hay, entre las víctimas, ningún potentado; ningún burgués, ningún licenciado metido a político, ningún general condecorado. Hombres y mujeres humildes. Ancianos y niños humildes también.

La prensa de diversos matices, pero toda ella al servicio de los poderes constituidos, comenta el caso de León desde su punto de vista partidista. Se acusan mutuamente unos a otros. Pero, lo horriblemente verídico, es que los servidores armados del capital y el Estado, dispararon sus ametralladoras sobre una multitud inerme y compacta que envenenada por el virus político, respaladaba con su presencia el triste juego de los profesionales de la política. Lo que no tiene lugar a dudas es que unos hombres uniformados y armados ametrallaron, masacraron a otros hombres sin uniforme y completamente desarmados. Esto es lo triste y esto es lo real.

¡Castigo inexorable!, claman a gritos los voceros de la burguesía. ¿Quienes son los culpables?, decimos nosotros.

Habría que buscarlos en los bajos fondos de la gobernación, en las encrucijadas pestilentes del viejo sistema político electoral, en las cuevas indecentes del caciquismo descarado, en los vericuetos del comercio y de la banca, en los dominios lujosos e insultantes de los encumbrados, en los campos de la riqueza y del poderío al servicio de todos los tráficos inmundos. Habría que buscarlos en los antros de los juzgados, en las tesorerías y en todas las dependencias llamadas oficiales donde actúan las ratas del Código y de la Ley. Habría que buscarlos en los cubiles políticos, donde actúan los gansters del candado y de la ganzúa.

La masacre que ha enlutado los hogares proletarios de León se incubó en los medios repugnantes de los vividores y mangoneadores de la cosa pública.

El brazo ejecutor fue el ejército; y la víctima propiciatoria, el pueblo.

¡Esta es toda la trágica realidad de los sucesos de León!

¡Que este episodio sangriento sirva de lección amarga y dolorosa a los trabajadores que aún se dejan matar, como bestias, para servir los intereses del gobierno y de la política!

Mientras los profesionales de la política preparaban, en la sombra, la batalla que tuvo como saldo: veinticinco muertos y más de doscientos heridos, todos ellos, como hemos dicho, pertenecientes a la clase trabajadora, unos hombres oscuros, sin resonancia oficial, sin apetencias de lider, pero henchidos de buena fe y de buena voluntad, celebraban un Congreso Anarquista. Campesinos de manos rudas, pero de inteligencia despierta, acudían a México, capital, desde varios Estados para elaborar planes de libertad y de fraternidad entre los hombres. Venían de lugares muy apartados: Tepic, Ixcuintla, Yalgo, Ensenada (Baja California), Coyotepec, Irapuato, San Luis Potosí, Chalco, Cuernavaca.

Este Congreso marcará una ruta en el desenvolvimiento y propagación de nuestras ideas a través de toda la vida laboriosa de México. El espíritu combativo de Flores Magón, de Librado Rivera y de Práxedis Guerrero fluctuó durante las sesiones como una remembranza de tiempos pasados, preparando el terreno para otros de futuras realizaciones.

En el plano de alta seriedad, de intensa compenetración, se discutieron problemas de varias proporciones.

Se hizo una afirmación de principios, clara, rotunda y magnífica; y una defensa de la organización anarquista que ha de ser ejemplo de bondades, de solidaridad, de ayuda mutua y de respeto recíproco entre la gran familia ácrata.

Diversos fueron los temas tratados, destacándose, entre ellos, el referente a la libertad en su aspecto global. Frente a la libertad, dijeron los compañeros anarquistas mexicanos:

Los instintos de libertad y de vivir de los pueblos están despertando. Pero todavía estamos solos contra todas las fuerzas religiosas y estatales del globo terráqueo. Y hemos de reagruparnos para dar más cohesión a nuestros esfuerzos y acelerar el hundimiento de este mundo de iniquidad, de injusticias, de explotación y dominación de un hombre por otro, de egoísmos inferiores desenfrenados y de guerras que originan los odios ocasionados por las competencias entre las clases privilegiadas por conquistar más poder y más dinero.

Se discutió luego, la posición que deben tener los anarquistas frente al problema de alianzas y pactos con las organizaciones obreras y partidos políticos afirmando taxativamente que:

Sin pactos ni alianzas con Comités políticos que influencias organizaciones obreras -que en realidad son frenos que quieren ponerse a la revolución social- los anarquistas de la F.A.M. continuaremos manteniendo nuestra posición antiparlamentaria, antigubernamental, antipolítica, de acción directa, de hostilidad implacable y de guerra abierta contra todas las formas de opresión, de coacción y de dominación.

Infinidad de temas fueron glosados, discutidos y adaptados a la futura actuación de los anarquistas organizados para emprender una obra propagandística en el campo, en el talles, en la fábrica y en todos aquellos lugares donde impera con mayor crudeza la explotación infame y el autoritarismo estatal. La idea de la comunidad libre, en oposición al sistema absurdo y antisocial del gobierno, los métodos a seguir en el periodo prerrevolucionario; el problema de la enseñanza en sus aspectos centralistas o federalistas, afirmándose que el Estado es el defensor del primero, y por lo tanto, contra el Estado hay que dirigir la batalla final. Y, por último, la necesidad perentoria, ineludible, de intervenir en todos los movimientos políticos sociales, influyendo en los acontecimientos y conquistas de orden material y moral, desde la calle, con los proletarios y los explotados, con los descamisados y descalzos. Para ello, declaran los anarquistas mexicanos, es necesario intensificar la labor cultural mediante la constitución de Ateneos, Centros de Estudios Sociales, Centros de Cultura, Agrupaciones y Escuelas Racionalistas que tengan una actuación paralela con la lucha activa en el campo intenso de la Revolución.

En medio de un ambiente de serenidad y comprensión fue celebrado el Congreso de la Federación Anarquista Mexicana. Sin gritos, sin alharacas, sin banderas ni charangas.

México está abocado a sucesos de índole política que harán meditar profundamente a la clase laboriosa, que aún, por desgracia, oye con demaciada ingenuidad las voces de falsos redentores.

El dolor y la miseria de este pueblo tan duramente castigado por amos y señores, por curas y políticos, tendrá un día su fin. Este fin no está lejano. Lo anuncia el malestar que bulle en la entraña misma de las legiones de hambrientos y explotados de este país.

La explosión de rebeldía será terrible. Quedaran opacadas las luchas que sostuvo el pueblo mexicano en pro de su independencia y contra las dictaduras personales. Esta vez serán barridos los falsos revolucionarios, los líderes vividores, los coyotes y los traficantes que manipulan indecorosamente con el dolor y las necesidades de las clases menesterosas.

Y entonces, los anarquistas mexicanos tendrán un papel principalísimo en las primicias de la nueva sociedad.

El ideal de Flores Magón revivirá y brotará en el corazón de los hombres.

Su martirio, como el de todos los libertarios del mundo, no habrá sido estéril.

(De Tierra y Libertad, Año 3°, N° 37, México, D.F. 10 de enero de 1946).

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PRIMER CONGRESO DE LA
FEDERACIÓN ANARQUISTA MEXICANA

El 26 de diciembre de 1945, fecha anunciada desde la columnas de Regeneración y de Tierra y Libertad, para celebrar el Congreso de la F.A.M., éste inició sus tareas en la mañana de dicho día en el salón de la Federación Proletaria, ubicada en República de Chile 26 de la ciudad de México. Pudiendo utilizar dicho salón solamente hasta las 14 horas, las sesiones de la tarde y noche se desarrollaron en el local de la Confederación de Obreros y Campesinos de México, sita en Motolinia y Cinco de Mayo de la misma ciudad.

El Congreso de la F.A.M. se desarrolló durante los días 26, 27 y 28 de diciembre inclusive, en dos sesiones diarias, terminando la última a las veintitrés horas. Esta sesión de la tarde, que ininterrumpidamente se prolongó casi hasta la media noche, hora que los delegados fueron a cenar, indica el grado de interés que todos habían puesto en los debates para llegar a conclusiones unánimes.

Jacinto Huitrón, secretario general de la F.A.M., con breve discurso dió por abierto el Congreso. Seguidamente propuso:

Que se denomine 1er Congreso de la Federación Anarquista Mexicana ya que es el primero convocado con ese título acordado en el Segundo Congreso Anarquista celebrado del 27 al 29 de diciembre de 1941.

Intervienen varios delegados y se acuerda que así sea.

Se pasó al nombramiento de Mesa de discusión. Fueron propuestos y aceptados para Presidente de Mesa y Secretario de actas, respectivamente, Evaristo Contreras y Manuel Hernández.

Acordose que para cada día del Congreso se designaran nuevos compañeros que formaran la Mesa de discusión.

La correspondiente al 27 de diciembre fue constituida por Antonio Merino y Tomás Aguirre, Presidente y Secretario respectivamente, y la del 28, último día del Congreso, por Marcelino C. Fuentes y Esteban Leal en el mismo orden de cargos que los anteriores.

El Congreso nombró dos Comisiones Revisoras de Ponencias. La primera constituida por Rodolfo Aguirre, del Grupo Tierra y Libertad y Esteban Leal de Nayarit, actuó el día 26, y la segunda Comisión, integrada por Huitrón y José Páez Vargas, funcionó los días 27 y 28 por continuar, este último día, discutiéndose las mismas Ponencias que quedaron sin aprobar el 27.

Evaristo Contreras comenzó su actuación como primer Presidente del Congreso dando lectura a las credenciales de los delegados y de las individualidades anarquistas presentes y a las adhesiones recibidas.

Por los grupos Horizonte Libertario y C. Regeneración, de Santiago de Yxcuintla, Sembrando ideas, de Ruiz, Númenes rebeldes de Yalgo y Pensamiento libertario de Tepic, del Estado de Nayarit, José Páez Vargas y Esteban Leal; por el grupo Tierra y Libertad y Esteban Leal (sic), de tres delegados; por el grupo Espartaco de México, D.F., Tomás Aguirre, Julia Carrillo y Efren Castrejón; por el Centro de Cultura Liberatria Durruti, de México, D.F., Antonio Merino, Simón Hernández y Raúl Garza; por el grupo Vía libre, de León, Gto., Ignacio Muñoz y Sebastián Ascencio; por el Grupo Cultural de Obreros y Campesinos de Ensenada, Baja California, un delegado; por el Grupo Libertario Ricardo Flores Magon de Coyotepec, Estado de México, Eulalio Zavala y Telésforo Mesa; por el grupo Helios, de Irapuato, Gto., Manuel Hernández; por el grupo Sacco y Vanzetti de San Luis Potosí, Evaristo Contreras y el profesor Gutiérrez; por los compañeros de Ixtapalucan y Chalco, Marcelino C. Fuentes; por anarquistas de Aguascalientes, el octogenario y consecuente ácrata Miguel Ruiz Esparza, Jacinto Huitrón y Crescenciano Gutiérrez Rivera, en representación de la dirección y administración, respectivamente, del periódico mensual Regeneración, órgano de la F.A.M.

Individualidades: Profesor José F. Gutiérrez, de México, D.F. y Cándido Donato Padua, de Cuernavaca.

Adhesiones por correspondencia, Centro de Estudios Sociales, de Cortazar, Guanajuato, y del mismo pueblo Agustín Rojas. Grupo Anselmo Lorenzo de León, Gto., y Guadalupe Robles.

Es recibido un saludo al Congreso de compañeros de San Pedro de las Colonias, Coahuila, y otro de Agustín Souchy, exsecretario de la Asociación Internacional de los Trabajadores, que no puede asistir por hallarse enfermo.

Asiste al Congreso, Pedro Coria de la I.W.W.

Se presenta a la Asamblea el caso del viejo militante anarquista Adolfo Villaseñor, que ostenta la representación del grupo Pensamiento libertario de Tepic. El Comité de Enlace de los Grupos Libertarios de Nayarit ya tiene en el Congreso los dos delegados que representan también a dicho grupo, pero tomando en consideración que ignoraba la decisión la decisión del precitado Comité, se acepta su credencial.

Son admitidas todas las representaciones.

El Congreso empieza sus tareas en un ambiente fraternal y de tolerancia mutua que hace concebir bellas esperanzas. No será un Congreso más porque en el ánimo de todos los delegados está la disposición para el trabajo constructivo y de armonización del movimiento anarquista. A ningún grupo ni individualidad ácrata se impugna haya o no pertenecido a la Federación Anarquista Mexicana. Y entre todos se pasa a confeccionar el Orden del día y el Temario a discutir, que son los sigientes.

ORDEN DEL DÍA

1° Informe del Comité de Relaciones.
2° Presentación de ponencias y lectura de las mismas.
3° Discusión de los dictámenes revisados por la Comisión.
4° Prensa y propaganda.

TEMAS A DEBATE

1° Declaración de principios y de concordia anarquista.
2° ¿Es posible la alianza de los anarquistas con organizaciones y partidos políticos?
3° La participación de los anarquistas en el movimiento sindical.
4° La Comuna Social.
5° ¿Qué hacer desde el principio de la revolución?
6° ¿Hemos de ser partidarios o no de ir a la total realización de las ideas anarquistas donde sea posible?
7° Punto de vista anarquista sobre la enseñanza.
A) Preámbulo.
B) Federalismo escolar.
C) Construcción y coeducación o enseñanza preventiva.
8° Puntos de vista sobre propaganda anarquista.
9° ¿Cómo puede obtenerse la incorporación de la mujer en el movimiento anarquista?
10° Elección del nuevo Comité de Relaciones.
11° Nombramiento de la Redacción de Regeneración.
12° Mitin de clausura del Congreso.

SALUTACIÓN

Al iniciar sus tareal el Ier Congreso de la Federación Anarquista Mexicana envía un saludo fraternal emocionado a todas las víctimas del autoritarismo internacional y, en particular, a las individualidades, Grupos y Federaciones Anarquistas que en el mundo luchan como nosotros por la abolición de la explotación y dominio de un hombre por otro y contra las causas que provocan las discordias, los odios y las guerras entre los hombres y los pueblos: la autoridad y la propiedad privada.

A los compañeros caídos y perseguidos en defensa de la Libertad en todos los lugares del planeta Tierra, a los miles de ácratas que en España yacen en cárceles, a los que en el mismo país son condenados a muerte por defender el ideal anarquista, a nuestros campesinos y obreros industriales de los Estados mexicanos, los reunidos en este Congreso les afirmamos que, con los corazones y las mentes puestas en todos laboraremos con todas nuestras fuerzas por la anarquía.

Salud a todos, proletarios y anarquistas del mundo. Por la liberación de la humanidad de todas las esclavitudes.

EL CONGRESO

IMPORTANCIA DEL CONGRESO DE LA F.A.M.

La importancia de los temas dió lugar a debates en los que intervinieron todos los delegados. En el intercambio de ideas y de soluciones a los problemas económicos, sociales y pedagógicos no hubieron choques personales. Un elevado sentido de responsabilidad y de respeto mutuo presidio todas las discusiones. El campesino y el maestro, el obrero industrial y el publicista, todos los delegados, con alteza de miras discutieron y armonizaron criterios y conceptos buscando soluciones propias, teóricas y prácticas, para la vida social, desvinculadas de las opiniones estatales y religiosas, de toda influencia extraña a nuestro ideal.

He aquí el interés supremo de este Contgreso: aprovechar todas las experiencias de las luchas y de las revoluciones de los oprimidos contra sus opresores para dar solución adecuada a cada problema fundamental para la libertad del ser humano y de todos los seres humanos, de acuerdo con los principios y tácticas anarquistas.

Se dictaminó sobre cada tema. Salvo alguna pequeña corrección, en ningún dictamen fue preciso recurrir a la votación. No hubo votos minoritarios, mayoritarios ni particulares. Todos los dictámenes fueron aprobados por unanimidad.

Se acordó publicarlos en folleto (1). Por eso, no los damos a luz en la columnas de Tierra y Libertad ni damos cuenta de los debates que originaron que también aparecerán, resumidos, en aquel. Solamente publicamos la Declaración de principios y de concordia anarquista (2), que se hace en este Primer Congreso de la Federación Anarquista Mexicana. Además, las páginas de Tierra y Libertad serían insuficientes para dar cabida a todos los dictámenes.

No faltó comprensión ni inteligencia. Desde el campesino y el obrero asalariado al emancipado han tenido una visión clara de los problemas que se debaten en el mundo y un instinto agudísimo para señalar por qué somos enemigos del reformismo político y la colaboración de clases.

Un hecho queremos destacar: que la confianza mutua se ha establecido más fuertemente entre los ácratas de la F.A.M. y los delegados vuelven a sus lugares de origen bien dispuestos a intensificar la propaganda antiestatal y a fortalecer y a engrandecer el movimiento anarquista. No, no han terminado en México los revolucionarios generosos del templo moral de los Ricardo Flores Magón, Práxedis G. Guerrero y Librado Rivera.

Los resultados de este Congreso pronto los veremos. Tenemos confianza en nuestros compañeros: en los conocidos y en los que conocimos personalmente en el Congreso venidos de lejanas regiones. Su entusiasmo, su modestia y su gran amor a las ideas de libertad y bienestar que simboliza la anarquía nos enorgullece y estimula. Y nos sentimos contentos porque las militancia anarquista representada en el Congreso ha expresado, de modo categórico, su voluntad de luchar contra la Iglesia y el Estado, contra todos los regímenes de explotación y de dominación de un hombre por otro, contra todos los sitemas de gobierno.

Se acordó celebrar el Segundo Congreso de la F.A.M. el mes de junio de 1947. Para la preparación del mismo acordóse organizar una gira de propaganda en mayo de 1946.

El nuevo Secretariado de la F.A.M. quedó constituido como sigue:

Secretario de correspondencia, Efrén Castrejón;
Secretario de propaganda, Antonio Merino;
Tesorero, Marcos Joaquín;
Vocales: Tomás Aguirre y Hernández.

Por unanimidad se acordó que la edición de Regeneración quede a cargo del Secretariado.

FRATERNIZACIÓN

Un compañero ofreció una comida a los congresistas. Así, los delegados pudieron sentarse en la misma mesa antes de separarse para no verse, probablemente, hasta dentro de año y medio.

La fraternización duró unas horas. A las delegaciones se sumaron algunos compañeros y compañeras.

La corriente de simpatía hizo que algunos compañeros, espontáneamente, tomaran la palabra. Hablaron C. Gutiérrez, Esteban Leal, José Paéz Vargas, R. Aguirre, Marcos Alcón, Alonso Giménez y Ocaña, el cual glosó acuerdos tomados en el Congreso y puso de relieve que más, mucho más importante que los dictámenes, que todo lo escrito aprobado por todos sería lo que llevemos a la práctica, lo que cada militante ácrata haga en beneficio de las ideas y del movimiento anarquista en general.

Así pasó la tarde del sábado, 29 de diciembre de 1945.

MITIN DE CLAUSURA

El sábado, 29 de diciembre, a las 9 de la noche, en el Salón de Actos del Centro Ibero Mexicano, ubicado en Venustiano Carranza 50, se celebró el mitin de claurura del Ier Congreso de la F.A.M.

Abrió el acto Antonio Merino, que actuó de Presidente.

Esteban Leal. Manifiesta que el Congreso no ha sido sólo una manifestación de concordia anarquista, sino de ratificación de principios y tácticas antiestatales y antipolíticas. Los enemigos de la libertad verán, por los trabajos que vamos a emprender, que nuestro ideal es realizable y que tenemos el firme propósito de hacerlo triunfar porque es compuesto de bondad, de solidaridad y de justicia humana.

Tortosa. Pronuncia un vibrante discurso. Lamentamos no poder reproducirlo todo. Dice:

¿Queréis conquistar al campesino? Pues más que al hombre de la ciudad, amadlo todo, amad al sol, a la tierra, al que sufre; sufrid con él, poneros en contacto con el dolor, no pasad indiferentes ante ningún dolor, sufrid con todos su dolor, y veréis cómo, con ese gran amor se os acerca el campesino. Propagad el amor, sí, propagadlo intensamente, haced que él os posea completamente y los campesinos se os darán también totalmente, se entregarán por completo al ideal anarquista que es todo bondad y amor.

Liberto Callejas. La bella pieza oratoria de nuestro compañero la publicamos íntegra en cuarta página.

José Páez Vargas. Relata la leyenda de la hija del sol y del amante que se arranca el corazón para ofrecérselo y probarle su amor que no es correspondido. Y dice:

Como el joven de nuestra leyenda mexicana, yo, en esta noche, para mí inolvidable, pongo, con más firme amor que nunca, mi corazón al servicio de la anarquía.

Este joven maestro rural, todo entusiasmo y fogosidad revolucionaria, hace un canto vigoroso a la Revolución. Su larga peroración es toda una arenga plena de rebeldía, grito del campo deseoso de libertad y de justicia humana. Lamenta que en la ciudad hayan tantas formas de vivir sin trabajar mientras que en el campo hay campesinos que ni una sola tortilla pueden comer.

Acaba recitando una bella poesía de José Rubio, anarquista hispano que luchó codo con codo con los mexicanos contra la dictadura de Porfirio. Yendo de cárcel en cárcel, la compuso en una de ellas. Se titula A mi hermano el obrero mexicano. Es una suprema incitación e invitación a la rebelión del obrero y del campesino mexicano.

Agustín Souchy, exsecretario de la AIT. Excusa su no asistencia al Congreso de la F.A.M. por haber estado enfermo. Manifiesta que la AIT, que durante la guerra no pudo establecer relaciones normales con todos los países, ya ha empezado a actuar plenamente y espera que se inicie una nueva era de la la solidaridad entre los trabajadores del mundo. Constata que en México, desde el punto de vista social y económica, no ha habido revolución, que ésta no es más que política. Bajo este aspecto gósase de más libertades que en ningún otro país, pero económicamente hablando es más infelíz.

No se necesita dominar mucha teoría política social -dice- para emanciparse de la explotación y dominación del hombre por el hombre. Y refiere el caso de marxistas que con él fueron a visitar el campo aragonés, durante la revolución española, y que, extrañados por lo que veían, le dijeron: Cómo es posible que éstos campesinos socialicen la tierra sin haber empezado a conocer el Manifiesto de Carlos Marx. Por supuesto que conocían las teorías anarquistas, Souchy exalta la necesidad de la colaboración y de la solidaridad entre campesinos y ejido en el trabajo y en todas las manifestaciones de la vida.

Jaime R. Magriñá. Hace una brillante y serena exposición de los fines que perseguimos los anarquistas y de la conducta que éstos han de observar en el medio social. Nosotros -dice- no luchamos contra el hombre, contra ningún hombre; combatimos al Estado, a la instrucción gubernamental, a la instrucción religiosa, a todo los que instruye para que el hombre sea ignorante y esclavo, tirano y explotador. Queremos vivir en otro medio de libertad y de trabajo en el que los hombres podamos trabajar y obtener, con nuestro esfuerzo, lo suficiente para cubrir todas las necesidades. Rechazamos vivir bajo sistemas de gobierno que someten a los trabajadores al salario y los condenan a sufrir toda clase de privaciones.

Paz a los hombres y guerra a las instituciones autoritarias. Ganemos a los hombres uno a uno, pues es la unidad la que cuenta, es la unidad hombre la capaz de remover a todos sus semejantes. Hemos de lanzarnos a la conquista del hombre.

Manifiesta que el proletariado mexicano, desde que empezó la revolución, luchó simplemente -salvo las excepciones de anarquistas consecuentes- contra sus patronos y descuido la batalla contra el espíritu religioso. Se descuida la conquista del hombre. Y vemos con pena que un llamado revolucionario lleva colgado sobre el pecho el escapulario de la virgen de Guadalupe y en su hogar le eleva un altar. Claro que estos son los revolucionarios políticos.

Han dicho -continúa diciendo Magriñá- los oradores que vienen del campo que en éste se hayan muy solos. También en la capital nos sentimos solos o casi solos porque pocos son los que coinciden con nosotros, que piensan y sienten con nosotros.

Pero no hemos de desfallecer. En espera de la gran revolución que destruya los sistemas de autoridad, de gobierno y abra el curso a la libertad en el ue hayaran amplias expansiones todas las iniciativas nobles y buenas de los hombres, sin sujeciones de ninguna clase, tenemos el deber de hacer cada día algo de revolución en nosotros mismos conduciéndonos como anarquistas para conquistar hombres para la revolución liberadora que ansiamos.

Miguel G. Igualada. Expone que esta noche se ha demostrado que la anarquía es casi indefinible, aunque decimos que es no gobierno. De los dicho por Páez a los expuesto por Tortosa ha habido una amplia gama de matices. No obstante, desde el espíritu de rebelión a la manifestación de amor, todo es anarquista. En todos hay un afán de belleza, de superación, de hermandad que nos une. Todos, pues, podemos ir del brazo. ¡Qué importa si estos jóvenes ardorosos se lanzan como el rayo contra el viejo tronco autoritario para destruirlo y qué importa tampoco que haya anarquistas que se dediquen a la propaganda por el amor!

Cada uno como piense, sienta y sea capaz de accionar; cada uno como sepa y pueda; cada uno como quiera luche por la libertad y se defienda de la tiranía aunque sea haciendo retumbar el cañón. Que ahora a los viejos ya no nos asusta su estampido. Todos somos hermanos porque todos anhelamos vivir en libertad, en bondad y en belleza.

Lo cierto es que sin unidades humanas de positivo y real valor no podemos agrandar la libertad, conquistarla. La luz no vendrá; la luz hay que crearla, la hemos de crar los hombres; la luz la da el hombre ... por eso queremos hombres que vivan el ideal anarquista, que lo propaguen y lo practiquen, que se conduzcan como tales en el campo y en el taller, en la fábrica y en la calle, en el hogar y en todas partes. Escalemos así la región de la hombría. Entonces sí que se irán las sombras, entonces sí que huirá la noche; entonces sí que vendrá la luz.

No podemos reproducir el extenso y bello discurso de nuestro compañero M. Gimenez Igualada. Con gusto lo haríamos si contáramos con más espacio.

Jesús Palencia y Tomás Aguirre, delegados al Congreso, cantaron varias canciones revolucionarias; una con la letra del segundo que acompañaba con la guitarra. Fueron alternando con los oradores. Dieron -como dijo Aguirre- un ejemplo de ese aspecto de propaganda anarquista que más intensamente se desarrolla en el campo y prende en los sencillos y buenos corazones mexicanos que mal viven en la tierra que les vió nacer.

Se hizo una suscripción pro Regeneración, que dió por resultado recaudar ciento cincuenta y ocho pesos entre los asistentes al mítin de clausura.

A los militantes anarquistas que estuvieron presentes en el Ier Congreso de la Federación Anarquista Mexicana, a los que ellos representaron y a todos los anarquistas de los Estados mexicanos que invitamos a militar en bien de nuestros ideales, Tierra y Libertad les envía su más entusiasta saludo en ocasión de este Congreso, en el que depositamos grandes esperanzas. Frente a la reacción clerical y política que se mueve amenazadoramente contra las pocas libertades que disfrutamos hemos de estrechar más y más los lazos del anarquismo.

Notas

(1) Véase López, Chantal y Cortés, Omar, La casa sin puertas, actas y documentos del Primer Congreso de la Federación Anarquista de México en el año de 1945. Segunda edición cibernética, enero del 2003, Biblioteca Virtual Antorcha. Captura y diagramación, López, Chantal y Cortés, Omar.

(2) Véase, Declaración de principios de la Federación Anarquista de México, en, López, Chantal y Cortés, Omar, La casa sin puertas, Segunda edición cibernética, enero del 2003, Biblioteca Virtual Antorcha.

(De Tierra y Libertad, Año 3°, N° 37, México, D.F. 10 de enero de 1946).

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A TODOS LOS ANARQUISTAS
Federación Anarquista Mexicana

A los grupos e individualidades afectas:

Acaban de terminarse los trabajos del Comisio Nacional, y para poner en marcha los acuerdos tomados, pedimos a la militancia un poco de paciencia y colaboración para facilitarnos la tarea.

Como principio estamos editando los acuerdos y estudios aprobados, y en cuento al órgano de propaganda Regeneración, esperamos que aparezca el mes próximo, pues para esa fecha habremos salvado las dificultades en que se encuentra.

La organización de la F.A.M. en todos sus aspectos, es el imperativo de la hora y exhortamos cordialmente a la militancia para que adopte una conducta consecuente con esas necesidades si queremos el pronto resurgir de un movimiento vigoroso para bien de nuestra causa.

Correspondencia para la F.A.M. a E. Castrejón y giros para Regeneración y la F.A.M. a nombre de A. Confalonieri, ambos a al partado postal 9090, México, D.F.

Fraternalmente,
El Secretario

(De Tierra y Libertad, Año 3°, N° 37, México, D.F. 10 de enero de 1946).

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DISCURSO DE LIBERTO CALLEJAS
En el mítin de clausura de la F.A.M.

Compañeros mexicanos:

Habéis celebrado un Congreso. Os habéis reunido para laborar, fijar y enaltecer las ideas anarquistas. Sobre todo para fijarlas, es decir, para que salgan de la órbita teórica y entren de lleno en el terreno de la práctica.

El terreno de la práctica quiere decir el terreno del hombre, de la comunidad de los hombres. Cuando las ideas desembocan en este terreno es cuando son más eficaces y fructíferas.

La anarquía es una idea de multitudes que pugnan para sacudirse el yugo de la explotación y de la tiranía. Es una idea de libertad; y todos los hombres van hacia la libertad.

Es pues, necesario, que la anarquía salga a la luz pública y entre de lleno en todos los sectores de la sociedad.

Flores Magón creyó que las ideas debían irradiar más allá de la vida capitalina. que los parias de la tierra debían sentir su magnífico influjo. Por eso se convirtió en una especie de predicador laico y recorrió los llanos y las serranías de esta hermosa tierra. Durmió en los jacales miserables de los campesinos. Lloró la tristeza del indio arrodillado sobre la tierra. La melancolía de la mujer mexicana, en cuyas pupilas esplendorosas se refleja todo el dolor sufrido por la maldad de los conquistadores sin entrañas, toda la dureza del encomendero asesino, que con el látigo en alto azotaba las espaldas de los pobres indígenas, toda la trágica superstición de los frailes que amenazaban con la cólera divina.

Y, allí fue, al campo, a la llanura a decirles a los seres que la pueblan que tenían derecho a una vida más humana, más digna, más alta. Fue a decirles que eran hombres, y que como tales, tenían derecho a vivir bien, a instruirse, a educarse, a participar de las bellezas de la vida.

Flores Magón quería liberar al indio del temor de Dios y del temor al gachupín. Flores Magón hizo suya la máxima de Bakunin: Si Dios existiera habría que matarlo. Matar a Dios, desterrar a Dios del corazón de las multitudes es una de las obras que debe cultivar con más cariño el anarquista. Decirle al campesino que la tierra que trabaja es de todos y que sus frutos son de todos también, y que sus productos pueden cambiarse con vestidos, zapatos, muebles y otras cosas, es hacer obra anarquista. Decir a los explotados que tienen derecho sobre lo que producen, y que como seres productores deben vivir con arreglo a sus necesidades personales, es una obra anarquista; abrir la inteligencia del niño, haciéndole ver que la naturaleza es la que rige sus destinos y sus pasos por la senda de la vida, es hacer una obra altamente anarquista.

Hacerle comprender al trabajador que hay una legión de hombres, servidores de la fuerza y de la mentira, que viven a sus espaldas en palacios bien amueblados, que comen como príncipes, que alimentan a sus perros favoritos con carne y visten de seda a sus hijos, mientras que ellos viven en chozas antihigiénicas, mueren de anemia por falta de alimentación y sus hijos van descalzos, es hacer obra anarquista.

Así lo hizo Flores Magón, que no pensó en ser diputado, ni ministro, ni lacayo del Estado. Y así lo pagó. La burguesía y el capitalismo asesinaron a este compañero ejemplar. Sus ojos quedaron paralizados de tanto contemplar el panorama trágico de la injusticia social. Quería convertir su sueño en una realidad. Quería llevar la anarquía al campo de las ejecuciones prácticas. Hacerla comprender, darle vida, fundirla en el alma de los desposeídos, de los maltratados, de los crucificados.

Yo que conocía la lucha y la actividad de Flores Magón, de Librado Rivera, de Práxedis Guerrero, al llegar a México, propuse a unos amigos que siguiéramos la ruta de estos hermanos. Quería ir descalzo a la sierra, fundirme con los campesinos y predicar desde un montículo la buena nueva anarquista. Fue una ráfaga de optimismo y de ensoñación, una crisis de romanticismo con salpicaduras literarias del pensador mexicano y estrofas líricas de Amado Nervo. La realidad era otra. Aquí había un Estado con sus gendarmes, con su guardia rural ... Aquí había unos criteros y una legión de fariseos; y unos lideres y unos políticos, y unos generales que me hubieran impedido esto y me habrían expulsado como elemento indeseable. Aquí había lo mismo que hay en España: la guardia civil, los curas, y toda la serie de sostenedores del capitalismo. Y además, yo no era Flores Magón, el hombre de sacrificio, fuerte, magnífico, valiente y abnegado como nuestro Fermín Salvochea. Yo era una piltrafa arrojada de Europa, expulsada de España que venía a refugiarse aquí misericordiosamente.

No obstante, yo, hombre sin patria, porque mi patria es el mundo, he auscultado todo el dolor y toda la tragedia de este pueblo. Dolor y tragedia infinitas. Un pueblo atemorizado, ante la irrupción de Hernán Cortés por dioses falsos, más tarde, por otro dios falso también impuesto por los españoles aventureros que vinieron en plan de bandidos a robar, a violar mujeres y marcar con fuego candente la frente de los indios.

Y ahora, un pueblo engañado, martirizado por líderes políticos de toda casta. Un pueblo que no puede comer frijoles porque esto es un artículo de lujo. Un pueblo que permanece embrutecido por las ideas religiosas y patrióticas. Un pueblo que tiene banderas y cruces, pero que carece de pan y cultura.

Es así, pues, que la anarquía debe bajar de las nubes a la realidad. De los gabinetes de investigación filosófica a los campos cubiertos de sangre proletaria; de las universidades a los talleres y a las fábricas; de los ateneos, a las escuelas rurales.

En América hay campo abonado para nuestras ideas. América es un pueblo joven que viene sufriendo, como un morbo, como una llaga purulenta la imposición de régimenes casi todos de carácter militar. Las organizaciones obreras han fracasado porque ellas son un apéndice del Estado. No queda aquí más prueba que la constitución de una convivencia socialista libertaria.

Los pueblos que callan y sufren, característica de este pueblo mexicano, son los que más tarde se levantan furiosos y acaban con todo.

La reacción americana, el capitalismo americano sabe bien esto, y espera la revuelta que será sangrienta y terrible; y sobre todo en México. Porque aquí hay ardor y pasión. Porque aquí se ha sufrido mucho.

Bajo la mirada triste del indio se incuba un volcán, que al estallar envolverá en fuego a toda la tierra y volará, hecha pedazos, toda una etapa de ignominia y de terror autoritario.

Es así, pues, que este pequeño Congreso celebrado por vosotros marca una fecha de actuación futura, de vida futura.

Decía un compañero en una de las sesiones del Congreso al ser requerido para que viniera a ayudarnos, y fijara su residencia en la capital, que no se sentía capaz de sufrir los embates agitados de la vida ciudadana. Tenía razón: en la montaña, en el campo, la vida es quieta y apacible. La serenidad anida en los corazones. Han Ryner la practicaba y amaba la quietud campesina; y sabía que allí, los hombres eran más comprensibles. Nosotros también pensamos así. Pero, como Han Ryner permanecemos en la capital. Dejamos girones de nuestra vida y de nuestra sensibilidad en las fauces del monstruo de asfalto, de piedra y acero, que es la capital.

Porque aquí, compañeros del campo, también hay tiranía y explotación y miseria ... Hay fábricas donde el hombre muere poco a poco víctima de la voracidad capitalista; hay niños que duermen medio desnudos a la sombra de los cabarets de la burguesía y de las casas señoriales. Hay el lujo más insultante y la pobreza más inicua.

Vayan, pues, al campo los compañeros delegados. Allí pueden y deben hacer su obra. Hacerla cada día, cada minuto. Sin descansar.

Vayan allí, y bajo la sombra benéfica del árbol, y bajo el firmamento azul, a la manera de la escuela helénica, expliquen la anarquía.

Nosotros lo haremos aquí también, en medio de este infierno de pasiones, de mentiras y de odios.

Hay que llevar la anarquía al campo de las realizaciones. Ejercitarla y difundirla.

Nuestra idea es una idea humana, para la humanidad.

En bien de ella y para ella: ¡Salud hermanos mexicanos!

¡Viva la anarquía!

(De Tierra y Libertad, Año 3°, N° 37, México, D.F. 10 de enero de 1946).

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