Indice de Frente al enemigo de Enrique Flores Magón 1915 - 1916 El servil y el dignoBiblioteca Virtual Antorcha

FRENTE AL ENEMIGO

ENRIQUE FLORES MAGÓN

Recopilación de Chantal López y Omar Cortés

CONVERSACIÓN CALLEJERA
29 DE ENERO DE 1916



- ¡Qué hubo, Concha! -exclama Petra, abrazando gozosa a su amiga. - ¿Pos en qué abujero te habías metido que no te veía?

- Pos ahí tienes que se me alborotó el rabo por ir a ver a los zapatistas que ahí no más están en el Ajusco, y me les pegue a los compañeros Cenobio y Zenón, cuando jueron a juntárseles. - ¡Anda, indina! -reprocha Petra-, ¿ Y por qué no me digites par' ir me de cola con ustedes? ¿y qué tal les jue?

- Vengo encantada. Imagínate que les hablé de las ideas. Y eché tanto perico con los zapatistas y nos hicimos tan amigos que por un poquito y yo me quedo con ellos dealtiro. Agarraron las ideas como una esponja agarra l' agua; y ahí tienes que ora pos todos son compañeros de la idea; y tan güenos que hasta me dieron ganas de moquear y chillar cuando me vine p' aca. Pero qué queres; tenía que' venir a recoger a mis piojocitos que los dejé alojados con Jacinta; además, mi viejo estaba también solo y como está malanco, pos necesita de mi.

- ¿Conque luego se hicieron de las ideas?

- ¡Claro! Pos si no más les falta quien les hable d' ellas y ahí los tienes más listos que un cerillo pa´ dar fuego. Si los más de esos anarquistotas de l' Europa y otros países, en vez de hacerse rosca jalaran parejo y cumplieran con su deber viniendo a hacer la propaganda de pico, ¡újule! ¡Pos si que jalonzote no le daríamos! Pero no; en vez de eso no más se conforman con echar papas y servir d' estorbo.

- ¡Güeno! Como ellos son señores blancos y nosotros puros indios, pues se les ha de hacer cuesta arriba confesar que nosotros puedamos hacer algo güeno.

- ¡Se hacen chinche pa´ que los maten con chancla! Bien saben que no tienen razón, pero ... si la envidia juera tiña, ¡cuántos tiñosos habría!

- Pos a mi me ha ido de la pedrada, Concha. Pos como todavía no estoy muy águila par' eso de la propaganda, me han tapado el gallo y me he hecho bolas pa´ contestarles a unos inconscientes que me alegan que si no hay gobierno, pos todos se dedicarían a robar y a forzar mujeres.

- Y tú, ¿qué les has contestado? -pregunta Concha.

- Pos ahí es onde he tragado camote. Pa´ todos los que llaman delitos he tenido modo de contestar y aprebarles que la autorida hay que suprimirla porque no sirve mas que a los ricos, como Regeneración lo explica, menos par' eso.

- Pos si es muy sencillo. Mira: cuando todo sea de todos, como queremos los anarquistas, todos tendremos el mismo derecho a todo lo que necesitemos; al tomar esto o aquello, no haremos más que tomar lo nuestro; ¿onde pués, está lo que puedamos robar?

- ¡Ah, que la chicharra! Pos de veras ... ¡Ah, que yo tan panca!

- Si ora hay quien robe es porque hay que robar, mas mejor dicho que expropiar. Como los ricos tienen acaparado todo y los probes no tenemos más que la camisa que traimos sobre el pellejo, pos tenemos qu' entrarle al ríño o morirnos de hambre cuando los señores patrones no nos hacen la gracia de explotar nuestras juerzas.

- ¡Güeno, güeno! Eso ya m' entro en la pensadora. Ora, l' otro.

- L' otro es más peludo de tratarse si se ven las cosas con los ojos de ora que los hombres están acostumbrados a ver en las mujeres no más carne de placer y máquinas p' hacer muchachos; y ahí está el mal. Pero no será lo mesmo en una socieda de iguales. Cuando la socieda nueva esté ya en juerza, la mesma influencia del medio nos dispertará a nosotras y nos pondrá en nuestro lugar al lado del hombre como su compañera, y a la vez dispertará a los hombres y les harlá ver que nosotras servimos para otras muchas cosas y no no más pa´ dormir.

- Pero eso no quiere decir que no les den ganas de hacer diabluras con unas.

- Porque tú ves las cosas como pasan ahora, que l´ hombre inconsciente no está más que como los perros, pensando en eso. Pero eso pasa ahora precisamente por la privación que hay. En primer lugar, nos tienen desde chiquitos separados como gallos, cada quien en su estaca, a hombres y a mujeres; y eso, pos no sirve más que pa´ dispertar curiocida y deseos de probar aquello que le prohiben a uno.

- Como cuando ve uno tantas cosas güenas en los aparadores y quere empanzonarse con ellas y cuando las tiene cerca pos hasta el asco les hace.

- Precisamente; de ahí viene que los hombres anden tras de las mujeres con la lengua de juera y que a algunas de nosotras nos guste el mole, por más que, pos nos aguantemos, por aquello del qué dirán. Además, como ora es tan dificil pa´ los hombres poder tener mujer, por aquello de la miseria, pos resulta que más ganocitos andan. Pero cuando eso se vea con naturalida, cuando ya no haiga el ostáculo de la miseria, cuando ya todos puedan satisfacer sus deseos y encontrar sus compañeras con facilida, entonces ya no solamente no habrá quienes no más anden pensando en eso, sino que tampoco habrá quienes tampoco no más anden trasteando niñitas hasta de seis y ocho años, ni habrá tantos vicios contra la naturaleza como ahora, ni habrá tampoco quienes anden como los perros con la lengua arrastrando.

- ¿Y eso pasará cuando todos seamos iguales?

- Esa es la cosa. Siendo ya todos libres, hombres y mujeres, el hombre aprenderá también a respetarnos; y en vez de agarrarnos por la juerza, se darán sus mañas para lograrlo por la buena, por cariño. Solamente en medio de una socieda estúpida como la presente, el hombre se cree todavía con derecho a hacer lo que se le antoje con la mujer, como hacían los salvajes, que a la juerza se las llevaban.

- ¡Echen pa' lante! ¡Viejas comadretas! -interrumpe un esbirro carrancista, inflado con su autoridad de sainete. - N' ostruigan el paso.

- ¡Habráse visto piojo resucitado más majadero! -contesta Petra.

- ¡Cállese o me la llevo, vieja habladora! -amenaza el guardían del desorden burgués.

- Llévese a ...

La vista de una guapa chica que, por lo enlodado de las calles, pasa con las faldas recogidas hasta mostrar una pierna regordeta y bien formada, hace que el esbirro olvide a nuestras amigas y siga calle arriba trás el objeto de su atracción; a lo que Petra comenta:

- Ahí te va el perro con la lengua colgando a la vista del zancarrón.

- Pues de esos son los que creen que porque ya no haya autorida todo se va a volver libertinaje. Cree el león que todos son de su condición.

(De Regeneración, del 29 de enero de 1916, N° 223).