Índice de El expreso. Un intento de acercamiento a la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana (1936-1944) de Chantal López y Omar CortésPresentación de Chantal López y Omar CortésCapítulo siguienteBiblioteca Virtual Antorcha

El expreso

Un intento de acercamiento a la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana.

El desarrollo de la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana, cubre una etapa de la historia del anarquismo en México que va del año de 1936 a 1944.

Resultado de una de las primeras experimentaciones realizadas por los anarquistas residentes en territorio mexicano para conformar una organización específica de carácter regional, como respuesta a la dispersión generada en los medios libertarios con el decaimiento de la Confederación General del Trabajo, organismo que durante la segunda década del presente siglo habíase caracterizado como hábitat propio de los ácratas en México, la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana hubo de construirse apoyándose, sus animadores, en las esperanzadoras expectativas que en los medios libertarios del mundo entero generó la acción del anarquismo ibérico, concretamente en la región de Cataluña, durante la revolución española.

La favorable coyuntura que se presentó a raíz de la puesta en práctica del comunismo anárquico en tierras hispanas, trató de ser aprovechada por los anarquistas en México para consolidar un organismo específico.

Pero más que una organización en el sentido formal del término, la F.A.C. representó la continuación del viejo sueño libertario en su lucha por conformar espacios vivenciales de comunicación y discusión, tan raros y escasos en la historia del movimiento ácrata mexicano.

Emergida en una región mucho más sensibilizada por las corrientes del pensamiento conservador abiertamente contrarrevolucionario, la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana, deberá, desde su inicio, enfrentar la agresividad de un medio adverso a la tendencia anarquista comunista por ella proclamada.

Por desgracia, esa organización no logró aumentar su membresía, ni alcanzar los objetivos fijados al momento de su nacimiento.

La labor propagandística realizada a través de su vocero, Libertad, se vio menoscabada al no cumplir, los grupos e individuos, los compromisos asumidos en cuanto a la repartición del periódico orgánico entre la población de sus respectivas localidades, hecho que trajo como consecuencia que los paquetes de periódicos, oportunamente enviados por el Secretariado de la organización, terminarán, en la mayoría de los casos, arrumbados, sin siquiera ser abiertos por los destinatarios, en el rincón de alguna casa o taller. Ante esa realidad, Libertad, obviamente no logra cumplir su objetivo de difusión ideológica; y ante la generalizada falta de seriedad, por parte de la mayoría de su membresía, la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana, terminó convirtiéndose en un club de amigos en el que la voz cantante la llevaron unos cuantos individuos.

No debe considerarse extraño que esa Federación haya terminado como un club de amigos, porque a fin de cuentas ello nos comprueba los límites del voluntarismo. En efecto, el desarrollo de la F. A. C. nos muestra la importancia que guarda el anclarse en la realidad tomando de manera harto relativa todos los sueños y buenos deseos, por legítimos que nos parezcan. El suponer que crear una organización es sinónimo de juntar personas, hacer reuniones y, elaborando un medio artificial, formar un ambiente en el que supuestamente todos los involucrados toman los acuerdos o decisiones, cuando en la realidad son pocos quienes hacen y deshacen a nombre de los demás, no puede desembocar, y eso si todo marcha bien, mas que en la conformación de una agrupación de afines o club de amigos, lo que por supuesto es bastante positivo, pero no guarda relación alguna con fundar un organismo de carácter específico anarquista, tal y como pretendían, sus principales animadores, que sucediera con la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana.

En nuestra opinión es más que obvio que la F. A. C., además de no haber funcionado como organización específica, tampoco funcionó como federación, y ello debido a que por desgracia, en los medios libertarios el vocablo federación se utiliza como si fuera un sinónimo de la palabra partido, perdiendo con ello todo contenido y todo significado. Por supuesto que para poder entender lo que encierra la palabra federación es imprescindible contar con ciertos elementos mínimos, o sea con una preparación que permita a los individuos el acceder a la comprensión de lo que es y pretende ser una federación. Sin tal preparación, este vocablo se convierte en una palabra sin sentido, vacía de significado; la cual puede ser repetida una y otra vez sin tenerse la menor idea de lo que se busca expresar. Y con la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana eso fue exactamente lo que pasó.

Afirmamos que esa organización no funcionó como federación por la sencilla razón de que no existían ni las condiciones ni los elementos para ello. A lo más que pudo haber llegado fue a presentar un esbozo de grupo regional de afinidad, esto es, tan sólo pudo haberse acercado a la conformación de uno de los elementos requeridos para que efectivamente pudiese hablarse de una federación regional en el sentido formal.

Entendámonos, para que pueda existir una federación regional deben existir, previamente, federaciones locales y si éstas no existen es por algo. Resulta entonces más importante indagar las razones de ello, sin miedo, sin temores y, sobre todo, sin rigideces doctrinarias.

Tengamos muy en claro que el camino unitario federal no es ni una panacea ni tampoco el único válido; sino que tan sólo constituye una opción, la cual, dependiendo de un cúmulo de condiciones se puede o no usar. Pero en caso de que la realidad evidencié que el camino unitario federal no funciona en determinado lugar, región o país, no quiere decir que la ruta de la organización quede vedada, puesto que existen otras alternativas unitarias como los son las asociaciones, las alianzas, y las uniones, las cuales no necesariamente han de seguir el camino de la centralización, puesto que las mismas pueden ancaminarse, desde su inicio, por los senderos de la descentralización en su propio desarrollo.

De hecho, si leemos con atención el Documento Nº 2 en lo relativo a la estructura orgánica de la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana, bien se entenderá lo que hemos apuntado, puesto que no existe ningún elemento que corrobore que nos encontramos frente a un organismo de tipo federal. No se especifican las bases del pacto federal, ni tampoco se precisan los límites del poder federal frente a la autonomía e independencia de las unidades federadas. De igual manera quedan en el aire las ventajas que han de sacar los que opten por unirse a la Federación, porque es más que evidente que nadie se va a federar si no es que de ello va a sacar algún provecho o ventaja que le sitúe en una posición de mejoría. Tan sólo se fijaban condiciones para pertenecer a esa organización (identificarse como ácrata, residir en alguno de los seis Estados precisados y no pertenecer a alguna organización contraria al anarquismo, aparte, claro está, de aceptar plenamente los principios generales de esa organización), sin preocuparse por la opinión de quienes decidieran participar federándose, esto es, sin establecer los derechos de los federados.

Pensamos que en el caso de la F. A. C., no nos encontramos frente al nacimiento de una federación, sino más bien de una organización de anarquistas (grupos e individuos) que pretendía la unidad, y que mejor hubiera sido el que sus promotores la hubiesen llamado Asociación de Anarquistas del Centro de la República Mexicana, puesto que ello hubiese correspondido mucho más a la realidad, ya que, definitivamente, su contenido no era en manera alguna, ateniéndonos a lo especificado en el documento anteriormente citado, el de una federación.

Resulta también sorprendente constatar que, de los seis Estados que jurisdiccionalmente se precisan como territorio propio de esa organización, en tres de ellos, Querétaro, Jalisco y Zacatecas, no existía ningún grupo ni individuo afiliado, por lo que surge la interrogación de ¿por qué se incluyeron si en ellos no había membresía?

Todo indica que quienes fungían como promotores de ese organismo tenían muchos planes en su cabeza, tantos, que aún cuando no habían logrado cimentar sólidamente a la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana, de inmediato se enredaron en otro lío, abocándose casi de manera infantil, en una aventura aún más intrépida y, por supuesto, de mucho más difícil realización, tal y como fue el conjunto de labores encaminadas a la formación de un organismo anarquista que abarcara a toda la República Mexicana.

En efecto, aún no lográbase la cimentación correcta de la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana, cuando sus promotores decidieron, (véase el Documento Nº 6), dirigir sus fuerzas a la organización de un congreso de carácter nacional, y en pos de tal quimera llegaron al extremo de suspender el séptimo pleno ordinario de la F. A. C.

Si bien todo parece indicar que en un principio el eslabón más sólido de la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana se encontraba en el Estado de Guanajuato, único Estado de los seis señalados en el que había membresía en varias poblaciones, por motivos que no quedan claros y de los cuales no podemos hablar con precisión por carecer de documentación al respecto, el Centro o si se prefiere, el Secretariado de ese organismo se trasladó no al Estado, sino a la ciudad de San Luis Potosí, quedando el grupo Sacco y Vanzetti como el sostenedor de la F. A.C.

¿Por qué se desplazó el Centro de la organización, abandonando un Estado en el que existían seis grupos distribuidos en cinco ciudades, a otro en el que tan sólo existían dos grupos, uno, el Sacco y Vanzetti en la capital del Estado y, otro, el Cultural Social, en Río Verde? Sólo quienes participaron en ello podrían informarnos al respecto.

Con el traslado de la sede federal a la ciudad de San Luis Potosí, se finiquita una época y se inicia otra. En efecto, el vocero Libertad, después de haber sido suspendido a finales de 1939, al finalizar la celebración del sexto pleno realizado en la ciudad de San Francisco del Rincón, Gto. (véase el Documento Nº 5), volvería a aparecer en octubre de 1940 editado en la ciudad de San Luis Potosí.

Es en esta segunda época cuando el periódico se convierte en el medio de promoción para la organización de un congreso anarquista nacional, del cual se esperaban muchas cosas positivas.

En la editorial del primer número de la Segunda época de Libertad, sus editores expresaban que la reaparición del periódico obedecía, precisamente, a la necesidad de trabajar en pro de la realización de ese congreso (véase el Documento Nº 7).

También es en esta época, a través de las páginas del vocero de la F. A. C. cuando se levanta un poco el velo permitiendo al neófito enterarse de la historia de esa organización. Así, en el artículo Estimulando (véase el Documento Nº 8), se apunta que la F. A. C. fue el resultado del esfuerzo de algunas personas residentes en los Estados de Guanajuato, Aguascalientes y San Luis Potosí que iniciaron sus trabajos en 1936 y que en tal proceso hubieron de enfrentar criticas, las cuales, según el autor del artículo, fueron superadas, aunque por desgracia no se precisa en qué consistieron ni de qué manera se superaron.

Es durante esta Segunda época del periódico Libertad, cuando aparece otro organismo específico pero de carácter local. Nos referimos a la Federación de Grupos e Individualidades Anarquistas del Distrito Federal, organismo que se creo entre 1939 y 1940, y cuyo principal objetivo lo constituía la celebración del congreso anarquista nacional a que ya hemos hecho referencia (véase el Documento Nº 10), con la diferencia de que en este caso el objetivo que la F. G. I. A. perseguía era conformar un organismo nacional que, por la fuerza misma de las circunstancias, terminaría siendo lidereado por los militantes de la ciudad de México, ya que bien se conoce el enorme peso político que la capital de un país tiene respecto a las otras ciudades del mismo, cosa que en México se ha manifestado de manera clara y contundente a lo largo de toda su historia.

Así, poco a poco, la F. A. C. fue subordinándose a la F. G. I. A. terminando por quedar en una situación por demás desventajosa cuando el organismo local del Distrito Federal llevó a la práctica la edición del histórico periódico Regeneración como su vocero oficial (véase el Documento Nº 12). De más está el señalar que tal acción traería como consecuencia, tarde o temprano, la absorción de los demás periódicos editados en los medios libertarios mexicanos, incluyendo, por supuesto, a Libertad. Todo indica que quienes tomaron la decisión de nombrar al periódico de la organización local defeña, Regeneración, tenían serias lagunas de conocimiento sobre su historia, lagunas que se perciben cuando escribieron que Regeneración había sido fundado en 1906 por Ricardo Flores Magón y un puñado de compañeros que le ayudaron en la tarea de propagar las ideas de emancipación integral del género humano, cuando en realidad Regeneración había sido fundado en 1900, y para 1906 era ya el órgano de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, esto es, se encontraba muy lejos de ser, en ese año, una publicación de carácter personalista.

Aprisionada en compromisos que en nada la beneficiaban y debiendo dedicar buena parte del espacio de su vocero a objetivos ajenos, la F. A. C. comenzará a ser prácticamente sitiada y vilmente chantajeada con la alharaca del mentado congreso anarquista nacional, presentado tramposamente como un bálsamo capaz de resolver toda la problemática de los medios libertarios mexicanos. Por desgracia, la propia militancia de la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana, por razones que desconocemos, terminó haciéndose eco de los auténticos cantos de sirena expresados por personas que podían tener los mejores deseos del mundo, pero no por ello la razón. No olvidemos que bien se dice que de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, y en este caso el dicho popular cae como anillo al dedo. En efecto, la experiencia que la misma F. A. C. había generado, indicaba claramente que el asunto orgánico en los medios libertarios mexicanos debía de ser abordado desde ópticas harto lejanas al mero voluntarismo visceral, puesto que los militantes de la F. A. C. bien conocían los puertos a que conducía el vicio del voluntarismo. Pero si bien estaban conscientes de esa realidad, quizá en su subconsciente aún se agitaban desesperadamente no pocas sin razones, por medio de las cuales la gran mayoría de los individuos buscamos justificar nuestros fracasos creando fantasías, en derredor de un ambiente inexistente. Y todo indica que en el caso que aquí tratamos eso fue exactamente lo que ocurrió.

Para septiembre de 1941, la Comisión coordinadora pro Congreso Nacional expide una primera circular dirigida a los grupos e individualidades anarquistas de la República Mexicana (véase el Documento Nº 14); para octubre del mismo año emite su segunda circular (véase el Documento Nº 16), y, finalmente, el 30 de noviembre de ese año da a conocer la Convocatoria al 2º Congreso Anarquista de la Región Mexicana (Véase el Documento Nº 17).

Llama la atención en este proceso el que la Federación de Grupos e Individualidades Anarquistas del Distrito Federal convoque a la celebración de un 2º Congreso, ya que cuando nos preguntamos ¿cuál fue el primero?, no contamos con documentación que nos permita responder satisfactoriamente. Sin embargo, y como el asunto de la organización de los congresos no se desahogaba de manera transparente sino que más bien se encontraba envuelta en un velo de misterio y clandestinidad por medio del que se buscaba ocultar el número reducido de personas inmiscuidas en esas labores, quizá el primer congreso pudo haber sido una simple reunión de unos cuantos individuos en la que se tomo el acuerdo de convocar a un 2º Congreso.

Curiosamente, y no está de más el señalarlo, desde el mes de agosto de 1941, esto es, varios meses antes de que el cacareado congreso nacional anarquista se celebrase, existía la Federación Anarquista de México, (a este respecto véanse los dos últimos párrafos del Documento Nº 12), aunque se suponía que ese organismo aún no había sido creado. ¿No sería el primer Congreso la hipotética reunión oculta tras los velos del misterio y el secreto a la cual tan sólo acudieron los iniciados, para acordar la creación de la Federación Anarquista de México, y después convocar a un congreso que sirviese para hacer creer a la militancia libertaria radicada en México que ella misma había tomado la determinación de forjar ese organismo, y por ende comprometerla en algo a lo que era en sí ajena? Ciertamente nuestra interpretación puede considerarse bastante dura, sin embargo no la podemos descartar.

El susodicho congreso se celebró los días 27, 28 y 29 de diciembre de 1941 (véase el Documento Nº 21), pero precisamente el día anterior al inicio de sus sesiones acaeció en la capital de la República un lamentable hecho que terminaría haciendo añicos todos los esfuerzos que grupos e individuos habían realizado para que el congreso en cuestión se llevase a cabo. En efecto, unos anarquistas proclives a la tendencia violenta expropiadora, intentaron robar la nómina de los empleados de la Cervecería Modelo. Como suele suceder en estos casos, quienes son agredidos para ser despojados de sus pertenencias o bien de las pertenencias ajenas que custodian, tienden, si pueden, a oponer resistencia, y en el caso que aquí señalamos eso fue precisamente lo que ocurrió. Los guardias del camión que transportaba la nómina de la Cervecería Modelo repelieron la agresión haciendo uso de sus armas; y como también suele suceder que cuando se hace uso de explosivos y de pistolas, alguien resulte muerto o herido, este caso no constituyó ninguna excepción a la regla.

En su momento, este lamentable hecho atrajo poderosamente la atención de la prensa de la época, convirtiéndose en un suceso que acaparó las ocho columnas de los diarios de más circulación nacional (véase el Documento Nº 23), lo que por supuesto eclipso las labores del referido congreso, trayendo además como consecuencia que no pocos de los que a él asistieron terminaron detenidos acusados de complicidad en el intento de atraco que el grupo anarquista encabezado por Mariano Sánchez Añón había realizado. No obstante que este último terminaría muerto después de un enfrentamiento con la policía, supuestamente suicidándose según la versión que en ese entonces se difundió por medio de la prensa (véase el Documento Nº 24), las labores de investigación policiacas tendieron a la detención de los sospechosos de haber pertenecido al grupo o de haber de alguna manera colaborado con él. Enterada la policía de que el grupo de asaltantes era de tendencia anarquista, lógicamente, en los primeros sobre quienes recayeron las sospechas no fueron otros que los anarquistas residentes en la ciudad de México, siendo por lo mismo detenidos varios de ellos.

Este incidente traería como resultado que los acuerdos tomados no pudiesen concretarse en la práctica y que el Secretariado elegido no entrase, de hecho, en funciones, ya que todos sus integrantes terminaron siendo detenidos por la policía para llevar a cabo las respectivas averiguaciones previas (véase el Documento Nº 25).

Ni la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana, ni su órgano periodístico Libertad, saldrían bien librados de todo aquel lío, puesto que a raíz de la campaña antianarquista que la prensa mexicana orquesto tomando como pretexto el asalto al camión de la Cervecería Modelo, ello perjudico considerablemente a los reducidos grupos ácratas existentes en la República mexicana.

Libertad finiquita su 2ª época en los primeros meses del año de 1942, y no sería sino hasta agosto de 1943 que reaparecería nuevamente editada en la ciudad de San Luis Potosí.

En esa tercera época el periódico de la F. A. C. cumplirá el importantísimo papel de intentar mantener unidos los pocos lazos que la campaña antianarquista orquestada desde las columnas de los diarios mexicanos, no había logrado romper, entre las individualidades y los grupos residentes en diferentes lugares de la República, habida cuenta de que el vocero de la mal lograda Federación Anarquista de México supuestamente constituida en las sesiones del congreso nacional anarquista del 27, 28 y 29 de diciembre de 1941, el periódico Regeneración, además de aparecer de manera muy esporádica, no cumplía en modo alguno las supuestas funciones para las que había sido fundado. Así las cosas, el vocero Libertad y la F. A. C. buscarían cumplir las funciones que correspondían a la F. A. M. y a Regeneración (véase el Documento Nº 27).

Para 1944, la edición de Libertad se suspendería y la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana prácticamente se desintegraría consumidas sus energías por el titánico esfuerzo que sus promotores habían realizado, sin lograr, por desgracia, crear al menos un ambiente de concordia en el seno del movimiento libertario mexicano (véanse los Documentos Nº 29 y 30).

Con la expedición de una circular que convocaba a la celebración de su octavo pleno ordinario, la F. A. C. termina su labor, puesto que según parece, sus adherentes prefirieron encaminar sus esfuerzos a revitalizar a la Federación Anarquista de México.

Para intentar comprender esta situación, debemos presentar, aunque sea de manera escueta, el panorama social, político y económico en el que se desenvolvió la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana.

Si partimos del año de 1936, tal y como se señala en el Documento Nº 8, como fecha de constitución de la F. A. C., tendríamos entonces que nos encontraríamos bajo el régimen del General Lázaro Cárdenas del Río, quien había sido electo presidente de la República en 1934.

Para 1935, las tensiones del presidente de la República con el General Plutarco Elías Calles llegaron a su nivel más álgido, finiquitándose el desenlace de aquel enfrentamiento con la expulsión del país del General Plutarco Elías Calles, del líder sindical Luis N. Morones, del exgobernador del Estado de Chihuahua, ingeniero Luis León, y del exgobernador del Estado de Guanajuato, Melchor Ortega, en el año de 1936.

Todos los acontecimientos ligados al enfrentamiento entre los Generales Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas del Río causaron, en su momento, un enorme revuelo, y por supuesto que trajeron aparejadas profundas transformaciones en los diferentes planos de la organización estatal, generándose, paralelamente, muchos reacomodos. Nuevos personajes y organismos emergieron a la vida pública, y otros desaparecieron del panorama político. En el campo de las organizaciones obreras, no cabe duda que uno de los hechos más importantes de aquél año de 1936 lo fue la conformación, entre los días 26 y 29 de febrero, de la Confederación de Trabajadores de México (C. T. M.). Aunados a esta organización, dos personajes claves subirían a la palestra política. Nos referimos al licenciado Vicente Lombardo Toledano y al señor Fidel Velázquez Sánchez. De entre las organizaciones caídas en desgracia, en primerísimo lugar se encontraba la Confederación Regional Obrera Mexicana (C. R. O. M.) y su máximo líder, el señor Luis N. Morones. Otras organizaciones que en un pasado inmediato habían llegado a consolidar una fuerza respetable, como fue el caso de la Confederación General del Trabajo (C. G. T.), heroico organismo sindical constituido en el año de 1921 que destaco en decisivos momentos de las luchas obreras de la década de los años 20´s, iniciaron su desmoronamiento hundiéndose en el recuerdo de pasadas épocas de gloria.

También en el terreno político cabe destacar el surgimiento, por aquellos años, de dos organizaciones de carácter conservador cuya evidente misión era la de bloquear desde dos diferentes ángulos, cualquier intento de avance revolucionario que fuese promovido por el régimen del General Cárdenas. Nos referimos a la Unión Nacional Sinarquista ( U. N. S.), fundada en la ciudad de León, Guanajuato en 1937, cuyo objetivo no era otro que el frenar las reformas que el régimen de Cárdenas planteaba para el campo mexicano, aprovechando las condiciones particulares que privaban en el Bajío, para coptar al campesino y a los sectores agrarios emigrados a las ciudades y conformar un auténtico bloque contrarrevolucionario que impidiese la afectación territorial en los campos del centro de la República; y al Partido Acción Nacional (P. A. N.), fundado en el año de 1939 con el objetivo de coptar cuadros provenientes de las clases medias urbanas para enfrentar las reformas cardenistas.

Herederos del movimiento cristero y del Partido Católico Nacional, estas dos organizaciones, la U. N. S. y el P. A. N. observaron un sorprendente crecimiento desde el momento de su fundación.

En el terreno económico, sin duda el acto expropiatorio en contra de las compañías petroleras extranjeras, valiente y honestamente conducido por el General Lázaro Cárdenas del Río, consenso el panorama.

En el aspecto social, la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana nace en un medio de grandes movilizaciones, pero también de gran confusión. Un México convulsionado por rompimientos políticos en altísimos niveles de poder; por el decaimiento y surgimiento de organismos multitudinarios en el campo laboral; por la aparición de partidos y organismos opositores al régimen con amplísima presencia en determinadas regiones del país y, sobre todo, por la latente esperanza que palpitaba en el corazón de millones de mexicanos que anhelaban la concreción de un cúmulo de cambios que mejoraran las condiciones de su vida cotidiana.

En el campo internacional, sin duda, la guerra social iniciada en julio de 1936 en España, en la que trascendental labor realizaron las organizaciones ácratas españolas, la Confederación Nacional del Trabajo (C. N. T.), y la Federación Anarquista Ibérica (F. A. I.), constituyó el más importante, si no es que el determinante hecho que alentó a la formación de la F. A. C.

Tampoco debemos olvidar la rebelión militar en el Estado de San Luis Potosí encabezada por Saturnino Cedillo, el controvertido proceso electoral federal de 1940, en el que mucho se habló del triunfo del candidato del Partido de Reconstrucción y Unificación Nacional (PRUN), General Juan Andrew Almazán sobre el candidato del Partido de la Revolución Mexicana (P.R.M), General Manuel Ávila Camacho, y del fraude cometido para imponer a toda costa al General Ávila Camacho como presidente de la República. También, el estallido de la Segunda Guerra Mundial y sus secuencias para el desarrollo político, económico y social de México, no puede ser ignorado para intentar comprender el por qué no pudo desarrollarse la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana.

Hechos de la enorme trascendencia como los que hemos señalado, difícilmente presentan espacios para que minúsculas organizaciones puedan encontrar un medio favorable para su crecimiento.

Por desgracia, mediante la lectura del vocero Libertad, órgano de la F. A. C., no es posible compenetrarse de lo convulso de las situaciones nacional e internacional que privaba por aquellos años debido a que sus editores, por quien sabe qué motivos, fueron muy cautelosos, quizá, incluso, exageradamente, en lo que publicaban. Son pocas, poquísimas las notas, informaciones o artículos de fondo que abordan alguno de los aspectos del cúmulo de conflictos que en aquellos años todas las corrientes políticas, sociales o económicas forzosamente enfrentaban. A tal grado fue esto evitado que muchísimos de los artículos incluidos en el periódico Libertad pueden justamente ser considerados como atemporales, ya que incluso en estas fechas podrían ser reproducidos en un periódico o revista actual, dando la impresión de ser artículos o informaciones recién elaboradas.

Ahora bien, no obstante todas las críticas que pudiésemos verter sobre la labor desarrollada por la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana, nadie puede poner en duda que representó un intento honesto de parte de un sector de la militancia del movimiento libertario mexicano, que se extendió a lo largo de ocho años (1936 - 1944), enfrentando situaciones difíciles y, sobre todo, un panorama del todo adverso, ya que no debemos pasar por alto que la derrota del anarquismo en tierras hispanas ha de haber constituido una terrible y traumática experiencia para todas las personas identificadas con el ideario ácrata, y en particular para aquellas que desde algún grupo, organización, o incluso de manera individual bregaban, luchando en la medida de sus posibilidades, en pro de la realización de los presupuestos anarquistas en sus respectivos medios sociales. La militancia de la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana ha de haber resentido de manera profunda aquella derrota sintiendo que todo por lo que luchaban se desmoronaba ante sus propios ojos.

Tampoco hay que perder de vista que mucha de la militancia anarquista española que se había batido en los campos de batalla de la península ibérica luchando contra las negras fuerzas nacionalistas del fascismo, arribaron a México, uniéndose, muchos de ellos, a organizaciones y grupos pertenecientes o en contacto con la F. A. C., influenciando con su experiencia, pero también con la amargura que la derrota dejó en ellos, a los medios libertarios de México. Otro hecho que ha de haber impactado de manera negativa a los integrantes de la F. A. C. fueron los efectos que para el anarquismo mexicano trajo la acción realizada por los anarquistas expropiadores de tendencia violenta encabezados por Mariano Sánchez Añón, ya que la campaña antianarquista que la prensa diaria orquesto tomando como base la sin duda condenable acción, trajo nefastas consecuencias al interior del movimiento anarquista mexicano, al propagar desconfianza y rencor entre compañeros.

Finalmente, la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana hubo de presenciar la manera en que las fuerzas derechistas, amas y señoras por aquellos tiempos de buena parte de la zona de influencia de la F. A. C., lograron finiquitar la publicación del vocero Libertad, (véase el Documento Nº 33).

Chantal López y Omar Cortés


Índice de El expreso. Un intento de acercamiento a la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana (1936-1944) de Chantal López y Omar CortésPresentación de Chantal López y Omar CortésCapítulo siguienteBiblioteca Virtual Antorcha